15. Encuentro

Estaba satisfecho, había tenido  un buen desahogo con el delicioso cuerpo de mi lindo muñeco en la oficina.

Sólo recordar como lo había inclinado sobre mi escritorio y me había masturbado sobre él me hacia sentir tan bien, por supuesto, una paja no era suficiente para calmar a mi monstruo por dentro.

Pero no tuve oportunidad de más ya que mi postre después de la cena se vio interrumpido por el insistente timbre de la puerta.

No  me sorprendía, sabía que estaba esperando visita sin embargo,  me rea molesta.

Una visita no tan deseada pero rotundamente necesaria si quería alejar al detective Jung de mi camino.

Pero no podía dejar de pensar en el rostro rojo y los ojitos llorosos de Jimin cuando le dije que debía irse a su habitación y no salir de ahí, de todos modos no podría salir, una vez se cerraba la puerta de su habitación no se podría abrir desde adentro.

Yo estaba totalmente distraído mientras mi visita charlaba sin parar en el sofá de la sala. No era culpa mía si mí obsesión se paseaba en mi cabeza de arriba para abajo,  sólo bastaba con cerrar mis ojos para revivir esos momentos tan calientes en mi mente.

Jimin… Ahh.

Tan hermoso.

Estaba tan perdido por él, por ese chiquillo rubio totalmente inocente de mis atrocidades.

Podía reproducir con facilidad sus jadeos desesperados por llenar sus pulmones de aire mientras yo vaciaba mi semilla entre sus dos bellas piernas, estaba deseoso por arrancar su camisa de su lindo cuerpo y hacerlo mío en aquel escritorio.

Lo habría tomado varias formas.

No había tenido la oportunidad de tenerlo totalmente desnudo y a mi disposición, sin prenda alguna que interfiriera en mi camino por recorrer toda su piel con mis manos, mis labios.

Casi casi podía sentir mi miembro despertar una vez mas mientras recordaba ese último encuentro.

      —¿Yoongi? ¡Yoongi!

Abrí mis ojos muy a mi pesar y lo mire a él.

      —¿Estas bien? Me parece que llevo horas hablando contigo pero tu mente está por otro lado. ¿Todo está en orden? Te ves tan… distraído aparte de  nervioso. Puedo  ayudarte si quieres.

Pase mi mano sobre mi cabello desordenándolo un poco más de lo que ya estaba y volví la mirada al techo.

     —¿Has venido analizarme? Tengo suficiente con eso, así que deja de hacerlo, haz lo que mejor sabes hacer —lo callé con mi voz anodina.

Jang Yi Jeong no se sorprendió en lo absoluto con mi manera de responderle, solamente se encogió de hombros y después se saco su camisa arrojándola sobre la alfombra.

Mis ojos volvían a estar cerrados cuando sentí el peso de su cuerpo sobre el mío así que me vi obligado a abrirlos llevándome la terrible decepción de ver a Jang besándome por el cuello así que volví a cerrarlos obligando a mi mente a imaginarme con el objeto de mi obsesión.

Mi Jimin, Ahh mi pequeño muñeco tan perfecto.

Bien, estamos de acuerdo con que el poder de la mente es tan grande, si… pero el poder de la mente de un psicópata es mayor, así que pude ver a la perfección su bonita silueta sin nada de  ropa sobre mí.

Así que desperté de mi ensoñación y mis manos tomaron vida propia, cuando me vine a dar cuenta tenía a Jimin sobre el sofá con mi cuerpo sobre el suyo.

Lo haría mío, así como sus ojos expectantes gritaban que lo hiciera.

Mi mente se perdió por completo, podía escuchar sus gemidos, sentir sus uñas enterrarse en mis hombros lo podía sentir disfrutar  de mi, de mis caderas empujándose duro en él, me llamaba sin parar.

     —Yoongi,  ¡Yoongi!

     —Mi muñeco...

Todo acabo así de rápido como empezó, tan pronto mi mente se despejo y volví a ver a Jang recordé que no era Jimin, mi pequeño estaba encerrado  arriba en su habitación de cristal.

Me vestí en total silencio y él también lo hizo, no había necesidad de interacciones entre nosotros, en otras palabras sabíamos cómo era nuestra relación.

      —¿Quién es ese muñeco al que llamas,  Yoongi? —Preguntó de pronto.

Levanté la vista hacia él mientras terminaba de arreglar las mangas de mi camisa.

      —Aún debemos hablar un par de cosas antes de que te vayas —respondí—. Ve a mi oficina y espérame ahí, iré a darme una ducha.

Me di la vuelta dejando a Jang ahí en la sala, no necesitaba preguntas innecesarias de su parte.

Subí de inmediato a mi habitación a asearme, deseaba con  desesperación ir a ver a mi pequeño, lo necesitaba.

Así que cuando acabé de ducharme —lo hice lo más rápido que pude—, me dirigí hasta la habitación de cristal pero todos mis movimientos los detuve al ver la luz en la habitación prohibida.

¿Qué rayos?

Maldito Jang… se había vuelto a meter a esa habitación sin mi permiso.

A zancadas largas me acerqué hasta la habitación y me quede parado al ver la escena que adentro se desarrollaba.

La cabeza de Jimin… en el piso.

Parpadee para borrar esa visión de mi mente y entonces comprendí.

La cabeza de Minnie estaba a un lado de mi Droide, era como si le hubiesen decapitado.

Mis ojos pasaron de Minnie hacia… ¿Jimin? 

¿Cómo diablos había salido de la habitación de cristal? 

Él estaba parado frente a Minnie decapitado y me miraba fijamente con sus ojos temerosos y luego señaló con un dedo  a Jang, quién tenía uno de los cuchillos de cocina en su mano y estaba parado detrás del droide.

     —¿Qué mierda está pasando aquí?

Mi voz salió de alguna manera tan gélida que ambos se congelaron en su sitio, Jimin de inmediato bajo su cabeza y sus hombros a modo de sumisión y Jang me reto con la mirada.

      —Vaya Yoongi, creo que descubrí a tu muñeco —declaró toscamente con media sonrisa en sus labios—. Le mostraba al dulce Jimin, lo que le puede pasar si no escapa de tus garras pronto.

Jang soltó una risita insoportable.

     —Jimin —exclamé, mis ojos fríos taladraron al chico rubio quien tembló de pies a cabeza  ante la mención de su nombre.

No sabía lo que había pasado a ciencia cierta, no sabía si Jimin se había escapado sólo o si Jang lo había sacado de su habitación.

Jang Yi Jeong conocía a la perfección mi casa, cada rincón de ella,  él me había presentado con el arquitecto polaco, Jang sabía lo que yo deseaba para esa construcción, porque él tanto como yo éramos unos sádicos enfermos, Jang era adicto al sexo, padecía de hipersexualidad, nada lo complacía ni satisfacía. Por eso acudía a mi cuando se aburría de sus propios Droides que yo había fabricado especialmente para él.

     —¿S-si Y-yoongi? —pronunció con la voz apagada y temblorosa.

Esta vez no me había llamado señor.

     —Vuelve a la habitación y no te desvíes, te estaré vigilando.

Asintió rápidamente con su cabeza, sus bellos rizos se movieron de un lado al otro y después salió corriendo de la habitación.

Cuando la puerta se cerró me agaché a levantar la cabeza de Minnie, un corte perfecto había hecho que mi buen droide perdiera su cabeza, le di un beso sobre sus labios de silicona y después la hice a un lado. Después lo arreglaría.

Mis ojos ahora se posaron sobre Jang.

     —¿Qué pretendes?

Él solamente se encogió de hombros como si el asunto fuera cualquier cosa.

     —Es lindo —repuso mirando todas las exquisitas pinturas de Jimin en las paredes—. Es el chico que busca desesperadamente la policía ¿Verdad?

De todos modos él ya lo había visto, de nada servía mentirle y hacerme el desentendido.

     —Es por eso que te hice venir, necesito tu ayuda.

Jang sonrió acercándose a mí, rodeó mi cuello con sus brazos y dejó un beso sobre mis labios.

     —Lo que sea para mi psicópata favorito —respondió.

Alejé sus manos de mí y acomodé mi camisa para después comenzar a salir de mi habitación.

     —Si  sabías que fue él quien  decapito a su otro yo, no es así?

     —¿Por qué Jimin haría eso? —respondí con fastidio.

Jang solo soltó una risotada, como lo detestaba pero él era el único que conocía de mi enfermedad.




Había podido abrir  la puerta, Yoongi podía tener toda la tecnología del mundo pero se olvidaba que yo era un nerd que había leído todos los libros habidos y por haber.

No había sido fácil en absoluto, había probado tantas veces, hasta me corté uno de mis dedos,  pero fue gracias a que estaba tan ocupado en la sala que no se dió cuenta de nada, lo vi desde arriba  cuando pasaba hacia el corredor, con ese chico.

Quería bajar pero ellos estaban ahí así que espere, podía escuchar lo que hacían a la perfección, tuve que tapar mis oídos porque ciertamente el sonido me era tan molesto, me asqueaba.

Me hacía estremecer.

Tuve que esconderme cuando lo escuche subir las escaleras y entonces recordé…la habitación secreta.

No sé como logré entrar a ella pero lo hice, me sorprendí al ver que estaba frente a Minnie.

Lo odiaba.

Odiaba a ese droide con todo mí ser.

Pasé mis dedos entre el cabello de Minnie, era tan suave como el mío.

     —Así que tú eres el lindo muñeco —Solté un respingo cuando el chico me hablo, al parecer él me había descubierto en la habitación prohibida.

Después Yoongi también nos descubrió.

No sé porque ese tipo había mentido, cuando él vio claramente como yo había arrancado la cabeza de Minie.

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