- ᴏɴᴄᴇ: sᴇɴsᴀᴄɪᴏ́ɴ -
— ¿Vas a querer mi ayuda? —. Insiste.
Heeseung no responde, permanece sentado en el sofá, sostiene con una de sus manos un vaso con soda de la parte superior, sus manos tiemblan, incluso ha llegado a derramar la soda. Su mente está en otro lado que no ha escuchado nada de lo que su amigo le ha estado diciendo, solo puede repetir una y otra vez lo sucedido con Byul. La noche anterior lo desestabilizó que no ha logrado si quiera pegar el ojo en ni un solo momento. Han pasado tantas cosas que no puede tragar. Ha sido como un constante bombardeo, no ha logrado ordenarse en todas estas horas, solo su cabeza da y da más vueltas repitiendo la misma escena una y otra vez, escuchando su voz repitiendo lo mismo en busca de alguna pista, algo que le digo que no lo sabe. Hasta ayer el mantuvo el control sobre Byul, sobre qué y qué no sabía, o eso creyó, ¿Cómo es que podía saber más de lo que él le permitió?
Su pie golpea el piso de manera constante, la soda salpica cada tanto. Entonces, después de un largo rato en silencio, parece ser que ha dado con lo que debía ver. Byul lo ha besado, ella siempre tuvo el control de la situación, siempre fue ella en dar el primer paso en todo, siempre fue ella, incluso era ella la que lo hacía volver sin siquiera hacer un llamado como tal, ella sabe que ha planeado soltarla cómo es debido y ahora ha provocado un escenario en dónde sea más necesaria su presencia. Byul siempre ha tenido conocimiento de lo que es él, pero ¿Cómo es que se ha enterado?
— Si se entera Sunoo...
— ¡¿Quieres dejar de decir lo obvio?! ¡Sé bien que podría pasar si Sunoo se entera! ¡Cállate y déjame pensar! ¿Quieres? —. Terminó por explotar tomando por sorpresa al otro chico — Fui un descuidado, debí tomar su vida hace mucho tiempo.
— ¿Y si lo sabes, por qué no lo has hecho?
Heeseung volvió a suspirar poniéndose de pie. Hay una razón a ello, un secreto que ha estado guardando y que juró llevarse hasta el fin de los tiempos con él. No lo puede decir, no lo comprendería, ni él, ni Sunoo, ni nadie. simplemente es algo que no puede contarse y debe callar o al menos volver a intentar a ocultarlo, hacer que olviden este incidente y seguir como si nada.
— Renuncia a ella —. Habla Jay en vista de que él no parece querer seguir con la conversación — Sabes que es lo mejor.
— ¿Según quién? —. Alza la voz — No eres quien para decirme que es lo mejor, no eres uno de nosotros.
Jay rodó los ojos yéndose. No servía de nada hablar con él, más cuando ni siquiera esta dispuesto a abrirse con él, es un caso perdido, no lo ayudara. Heeseung vuelve a dejarse caer en el sillón cubriendo su rostro con uno de sus antebrazos, pensando en cuál debería ser su siguiente movimiento, si alejarse o seguir con ella. Un sollozo escapa de sus labios, se muerde para no hacerlo, no esta solo, no quiere ser escuchado, mucho menos visto. Escucha a bajar a alguien por las escaleras, se mantiene quieto esperando que quién sea quién haya bajado ignore su presencia y pase de largo, pero como lo esperaba.
Nada ha estado saliendo como él quisiera, escucha como se acercan a él, se descubre un poco el rostro solo para encontrarse con Sunghoon que lo mira sin expresión una, esta de pie junto a él, parece incluso que lo mira con desprecio, Heeseung no se mueve y vuelve a cubrirse haciéndose el indiferente. Primero Jay y ahora él, ¿Quién mas va a venir a cuestionarlo?
— ¿Qué quieres? —. Pregunta al ver que no solo esta ahí parado.
— Sunoo te estuvo buscando a noche —. Responde sin cambiar esa expresión de aburrimiento en su rostro — Se ha dado cuenta de su escabullidas. Iré al cementerio —. Cambia el tema — ¿Quieres acompañarme?
— No —. Responde cortante, hasta que parece recordar algo — ¿Cómo renunciaste a ella?
Sunghoon alza los hombros haciendo como si no entendiera de que habla, se cruza de brazos.
— Lo he olvidado.
— ¿Pretendes que me crea eso? —. Replica Heeseung.
Esta por seguir hablando cuando escucha a otra persona bajar, ambos voltean notando que se trata de Sunoo que viene con su atención fija en el celular, no se ha dado cuenta de ellos, hasta que llega abajo, guarda el celular en el bolsillo de su pantalón.
— Iré contigo al cementerio —. Cambia de parecer.
Sunghoon solo sonrió de lado, acomoda su cabello dirigiéndose a la puerta, Heeseung va tras suyo con ambas manos metidas en los bolsillos de su chaqueta, Sunno no parece darles importancia vuelve su atención a su celular yendo a otro lado de la casa. Ambos salen cerrando la puerta tras sus espaldas, Heeseung se adelanta caminando con la cabeza gacha, Sunghoon echa una mirada a la casa, la casa 1001, una casa al borde del derrumbe, y luego corre un poco para alcanzar a su compañero poniéndose a la par con él.
— Lo siento, lo siento, lo siento —. Repetía una y otra vez mientras sus manos se movía nerviosamente.
Hasta que ella, aún en la completa desdicha tomó una de las manos de su pequeño hermano, intentando sonreírle para calmarlo, ocasionando esto que solo se lamentara más por la incompetencia al no poder cuidarla, solo lo había roto aún más. Acaba de matar a un hombre, acaba de asesinar a un hombre y aún así no siente culpa, no siente nada por aquel repugnante ser que acaba de privarle de su vida.
Terminó por abrazar a su hermana, atrayéndola contra su pecho, aferrándose fuertemente a ella, para volver a romperse a llorar, las palabras no salían, de ninguno de ellos, solo eran sollozos, solo era llanto, ni siquiera le importó teñirla de la sangre en sus manos, no importaba nada, ni siquiera las palabras y es que ¿qué se dirían? Volvía a desear ser únicamente ellos dos en aquella aldea en donde eran felices, solo quería regresar en el tiempo para ahora sí poder protegerla. Solo volver, y quedarse ahí eternamente.
Unos brazos jalaron de ellos con brusquedad hasta apartarlos, había llegando de mas militares que no dudaron en someter a Heeseung con gran brutalidad, mientras que ella volvía a hacer su esfuerzo por gritar por su pequeño hermano quién fue azotado por una vara en su espalda rasgando de su camisa. Aun sometido podía ver como su hermana semidesnuda tiraba de los soldados por los que era golpeado brutalmente, tratando de ayudarlo, hasta que el de mayor rango la tomó del cuello y luego la arrojó fuera de su campo de visión.
Él intento levantarse, bramando el nombre de su hermana, pero el pie en su cuello lo mantenía inmovilizado, mientras era una y otra vez azotado con aquella vara, apretando los dientes ante cada impacto. Hasta que terminaron por cansarse, fue levantado, su espalda bañada en sangre, goteaba mientras era arrastrado aun con vida a saber donde, de vez en cuando recibía una patada solo por diversión por parte de la milicia japonesa.
Para cuando volvió a ser consciente de si mismo, fue cuando siento un bulto encima suyo que le asfixiaba, y luego otro cuerpo más cayó sobre él, y otro más siendo imposible que pudiera si quiera mover un dedo, era una tarde lluviosa, recuerda como las gotas se colaba por entre los cuerpos encima suyo, una combinación de sangre, lodo y agua cayendo en su rostro golpeado. Y luego, finalmente cedió.
No se daría por vencido, no era su promesa, pero aún así buscaría a su hermana, debía encontrarla, tenía que hacerlo, pero incluso para él fue tarde, encontrado de su cuerpo colgado en uno de los árboles cerca a uno de los campamentos militares. Estaba conmocionado, no podía creer, así que intentó bajar el cuerpo, para darle un entierro digno, era lo que mínimamente merecía.
— Por favor, máteme — . Escuchó la voz rota llena de suplica de un chica de no más de catorce años a sus espaldas.
Se giró solo para verla, al igual que como recordaba con su hermana, su hanbok ensangrentado del área de su muslos. Tenía una mirada perdida, llena de rasguños por todo su rostro y brazos, apenas podía caminar.
— Por favor, máteme, no puedo volver así —. Volvió a decir — Estoy sucia, y solo deshonraré a mi familia, por favor, se lo suplico.
Estiró su brazo agarrando a la niña para abrazarla con fuerza, envolviendo su cuerpo con sus fríos brazos, empezó a llorar, escuchando como la niña no paraba de repetir que la matara, pero simplemente no podía hacerlo, siguió llorando, no sabía si era por ella, por su hermana o por él mismo, simplemente lloró hasta el ya no quedó más.
Al amanecer, la niña seguía entre sus brazos, dormía, y al igual que él, parecía que había llorando en algún momento de la noche, la despertó con dulzura y la hizo subir a su espalda, dejando que sus brazos llenos de rasguños y cortes rodearan su cuello. Caminaron por entre el bosque, y cruzaron uno de los montes.
— Buscaré un lugar lindo en el que puedas descansar, al menos en tu lecho de muerte —. No fue capaz de terminar la frase.
Y la niña solo besó su mejilla susurrando un apenas audible "Gracias" volviendo a abrazar su cuello mientras atraviesan un campo de trigo.
Despertó en mitad de la noche sintiendo húmeda su mejilla, ha llorado en sueños, se reincorporó en su cama recordado lo que soñaba, las sabanas están enredadas en sus piernas, se ha estado moviendo mucho, suspiró apartando el cabello de su frente. Hacía tanto que no recordaba su origen, era algo que buscaba evitar, pero volvía a salir, teniendo las emociones a flor de piel.
Se estiró sobre su cama, esa niña, por alguna razón Byul le recordaba a su primera víctima, la primera chica a la que le concedió su deseo y era por esta misma sensación por la que aún no quería renunciar a ella.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top