- ᴅɪᴇᴢ: ᴄᴏɴғᴇsɪᴏ́ɴ -
Humo abandonó sus labios nublando su vista momentáneamente, hasta que se perdió. Lo escuchó suspirar con pesadez; dejó caer sus brazos colgando por encima de su cabeza quedando al borde de la cama, sus costillas se marcaron por debajo de su piel pálida. No es la primera vez en la va terminar acostada con Heeseung en su propia cama y quizás, tampoco sea esta la última ocasión. Ambos tumbados boca arriba, cabeza con cabeza, ella aún sigue semidesnudo, pero poca importancia le da, en esta oscuridad, tendría que esforzarse para verla, y tampoco es como que sea la primera vez.
Gira su cabeza un poco, su cuello truena, Heeseung vuelve a suspirar cansado, vuelve a llevar el cigarro a sus labios esperando reacción en él. El humo vuelve a llenar la habitación, perdiéndose de nueva cuenta, cruza sus piernas, el viejo diario de su hermana esta sobre su abdomen, cubriendo su ombligo. La luz permanece apagada, solo la tenue luz del alumbrado que se cuela entre las cortinas. No es un ambiente silencioso, hay movimiento a pesar de la hora que es, escucha el motor de algún que otro auto arrancar, y muy a la lejanía, la sirena de una patrulla.
Alza su mirada viendo solo de unos mechones del negro cabello del joven, vuelve a colocar el cigarro en sus labios. Heeseung tiene los ojos cerrados y ambas palmas sobre su pecho, ha querido marcharse luego de la discusión que han tenido, pero de alguna forma terminó con ella en la cama, como si estuviera atado, como si una fuerza externa le impidiera el largarse, y la verdad, es que ha perdido la cuenta de todas las veces que ha intentado dejarlo de una vez para siempre, siendo que de alguna manera todo camino que tome, la termina por arrastrar a ella, como un imán, como si hubiera algo que los uniera, algo que los ata.
Byul se encuentra ansiosa, al fin conocerá la historia del chico de eterna juventud, o eso es lo que él ha dicho, baja su mano haciendo presión sobre el diario y luego lo golpetea con sus dedos impaciente, ¿Por cuánto lo ha esperado? Ha esperado demasiado por conocer su historia, se siente como toda una vida esa espera.
— ¿Y bien? —. Apresura.
— ¿Qué es lo que quieres saber de mi?
Ella aprieta el diario contra su cuerpo y su semblante cambia. Está noche ha estado llena de emociones, la furia e ira se ha ido, solo queda el miedo y ese profundo sentimiento de desasosiego, intriga. Ha esperado tanto, que creyó que incluso ese día jamás llegaría, tanta fue su espera, que incluso duda de realmente estar preparada. No es que se contradiga, pero ha es que ha sido una noche larga y turbulenta, ha pasado tanto que quizás lo mejor sea parar.
— Tengo miedo de haber estado en lo correcto todo este tiempo —. Termina por sincerarse.
No es un tonta, creció al cuidado de Heeseung prácticamente, fue su consuelo bajo esa lluvia, ha sido su soporte en cada momento en el que sola se sintió, así como también es la causa de muchas de sus noches en los que lloro hasta a quedarse dormida. Ella ha crecido, y él, ha permanecido exactamente igual. Es un monstruo en el cuerpo de joven apuesto, alguien que cuya existencia solo es para causar dolor y tristeza, es alguien que nadie desearía conocer, eso es Heeseung, es la misma desgracia.
— Entonces no hablaré y seguirá todo como hasta ahora —. Respondió.
— No he dicho eso —. Se apresuró a decir — Habla.
Byul dirigió su mirada en la mesa de noche, giro su cabeza, busca con la mirada hasta que da con la figura que mas asemeja a su pastillero. Las últimas noches las ha pasado despierta debido al insomnio, negándose a tomar sus pastillas. Sus pensamientos volvieron más ruidosos por la falta de descanso, aún así, su cabeza han parado su torbellino de pensamientos por un momento solo para que su mente quede en claro una única cosa: ¿Verdaderamente lo que sea que Heeseung le este por contar vale su salud mental?
La respuesta no es clara, aún si tuviese el tiempo para pensarlo, no se cree capaz de llegar a la respuesta correcta, a decir verdad no cree que exista, nunca puede saber que se trata de lo correcto cuando Heeseung está involucrado. Es decir, se ha enredado con el mismo chico del que su difunta hermana decía haberse enamorado, ha estado con él aún cuando ya intentado estar con otros chicos.
— Dime, ¿Pensaste alguna vez andar con dos hermanas? —. Habló sin pensarlo mucho — ¿Cómo hiciste que Eun-Yi saliera contigo?
— Eun-Yi nunca salió conmigo —. Se apresuró a decir, soltando un largo suspiro — Escucha, Eun-Yi y yo no tuvimos esa clase de relación. Es más complicado de explicar.
Byul volvió a tomar el diario, sacó su celular para alumbrar la página en la que ha puesto un separador.
— "Conocí a un chico que parece sacado de drama, es una farsa" —. Comienza a leer en voz alta — "Lee Heeseung fue transferido, se presentó como una persona que creció en Canadá, pero ya lo había visto en el interior del espejo".
Para de leer empezando a reír, deja caer con cuidado el diario sobre su rostro. Heeseung no entiende por que ha comenzado a reír, así que se levanta de la cama para verla, camina hasta donde está su rostro, evita ver su cuerpo expuesto, estira su brazo quitando el diario de su cara, a lo que queda sorprendido. Por las mejillas de Byul las lágrimas bajan, su nariz ha enrojecido, sus ojos parecen dos bolas de cristal aún llorando, no lo comprende, su risa le da escalofríos a lo que retrocede unos cuantos pasos.
— ¿Y bien? —. Pregunta una vez que deja de reír, estira su brazo hasta el rostro del joven para acunarlo — Solo estoy en espera de que me confirmes lo que ya sé.
Él se queda callado, ¿Qué es lo que acaba de decir? ¿Acaso sabe lo que es? Es ahora él quién espera explicaciones, claro, es demasiado obvio que él no es humano, pero haberse enterado de lo que es por cuenta propia solo le hacía desesperar. No ha reaccionado incrédula o violenta, lo ha aceptado e incluso se ve bastante calmada. Era así como anteriormente han reaccionado ante esa verdad, pero ella no, su rostro reflejo el desconcierto, provocando una sonrisa mucho amplia en Byul aún cuando las lágrimas aún siguen cayendo.
— ¿Te comió la lengua el ratón?
Se reincorporó en la cama, apoyada en uno de sus brazos, nota los huesos de su clavícula marcarse por debajo de su piel. Apenas cae en cuenta de la insana delgadez en ella, ¿esto también es culpa suya?
Byul suspiró de manera larga, limpió sus lágrimas con el dorso de su mano, se obligó a sonreír aún cuando nota la tristeza en su mirar. Parece resignada, pero no sabe a qué. Él vuelve a sentarse en una orilla de la cama, a lo que ella se mueve y queda su rostro a poco centímetros del de Heeseung; notó con la mirada de la chica va de sus ojos a sus labios; ambos permanecen estáticos, sus respiraciones se funden debido a la cercanía el uno con el otro, aún así, ninguno se atreve avanzar más. Solo esperan quietos, intercambiando miradas en espera de que alguno avance y rompa con la tensión.
Byul humedece sus labios, la respiración de ambos ha empezado a acelerarse aún cuando no han hecho nada. Pueden sentir como sus pieles arden, ambos están quemándose aún cuando solo estén frente a frente, la piel expuesta de Byul se eriza por un tacto fantasma. Ambos son conscientes de sus deseos, ambos saben que tocarse es arder en el mismo infierno, es por ello que esperan, ambos temen dar ese paso, terminando cuando Heeseung desvía la mirada a uno de los rincones de la habitación.
Se siente decepcionada, a lo que da un paso acabando con la distancia entre ambos, lo ha tomando del mentón besándolo de manera abrupta, beso el cuál él no corresponde en una clara señal de rechazo.
Él la aparta siendo cuidadoso. Su corazón se ha acelerado, la desea, pero no puede aceptarla, así que evita mirarla, lo que ocasiona molestia en ella, quién trata por volver a besarlo.
— Para —. Suplicó.
La sentó en la cama y se dió la vuelta dándole la espalda. Byul se cruzó de brazos, es la primera vez que él la rechaza de esa forma, a pesar de desaparecer con frecuencia nunca fue rechazada de tal forma. A lo que se avergüenza.
Sus pequeños brazos rodean el cuello del chico con uniforme escolar mientras apoya su cabeza en uno de sus hombros, caminaron por un largo rato en soledad con el sonido del agua cayendo contra el plástico del paraguas, avanzaron por calles vacías y negocios cerrados, fue en uno de estos dónde notó la falta de reflejo del joven que acaba de conocer, en su lugar solo hay una luz llena de vida, cálida, tenue, pero lo suficientemente acogedora como para no preguntar. Se aferró aún más a su cuello cerrando los ojos ante el suave tarareo de una canción de cuna por parte del estudiante. Heeseung no dejó de cantar aún cuando la niña en sus brazos ha caído dormida.
— Aún cuando lo lea no lo creeré, a no ser que salga de tu boca —. Vuelve a presionarlo.
Acomodó su cabello tras sus orejas. Heeseung resignado volvió a ella, su cabello cubre sus ojos, aprieta sus puños. No camino de retorno, una vez que hablé, no habrá forma de regresar. El silencio se ve interrumpido por el sonido de sirenas que se van acercando.
— ¿Qué es lo que esperas escuchar? ¿Qué no puedo morir?
Ella sonrió con desgano mientras con un movimiento de cabeza niega. Se pone en pie frente a él, acomoda su cabello descubriendo sus ojos, su frente.
— Cuando era niña, escuché una leyenda urbana, una muy poco conocida. Y mira, era real.
Heeseung se sorprende, abre sus ojos más de la cuenca dejando escapar el aire. Byul ha agachado la cabeza mientras acaricia su hombro. ¿Entonces es por eso que...?
De ninguna forma, ella era una niña en aquel entonces, no puede serlo. La habitación se ilumina por una intensa luz roja que luego cambia a una azul. Escucha como los autos frenan fuera de la casa, las torretas iluminan el interior del cuarto, se escuchan las puertas de las patrullas abrirse. Una lágrima vuelve a bajar por el rostro de Byul iluminado por la luz roja de las torretas.
— Eun-Yi y yo sabíamos que papá era un cazafortunas —. Empezó a decir en un hilo de voz — ¿No es extraño que sea su segundo matrimonio?
La puerta principal de casa se abre de manera brusca, otra patrulla se detiene fuera de la casa, los oficiales ingresan. Escuchan los pasos de los oficiales subir por las escaleras rápidamente.
— ¿A dónde quiere llegar?
— Papá nunca fue bueno, ni con Eun-Yi, ni conmigo. ¿No te parece similar?
En cuanto dice eso, se escuchan la voz de un hombre que comienza a gritar cosas sin sentido, hasta que el nombre de Eun-Byul es lo único que se le puede entender, se escuchan un par de golpes y luego el sonido perteneciente a la sirena de una ambulancia que también se para frente a la casa.
Heeseung se queda helado, la joven desvía la mirada y otra lágrima baja por su rostro. No pasa mucho para que los oficiales comiencen a golpear la puerta de la habitación donde ambos están encerrados.
— El día que mi hermana desapareció para mí solo fue el encuentro entre ambos, Heeseung, yo ya meses antes te había visto en el interior de mi espejo —. Termina por confesar — Fui yo quien pidió el deseo, no Eun-Yi.
La puerta se abre por los oficiales, uno corre hasta a ella para empezar a revisar que este bien, ocasionando que termine por romper en llanto.
Heeseung solo observa todo desde el interior del espejo en donde ha corrido para ocultarse mientras trata de procesar lo que ella ha terminado por confesarle, no piensa de manera clara, ni siquiera hace por quitarse de la vista, aún así, los oficiales ignoran su sobrenatural presencia pues toda la atención sigue en la joven que resguardan. Los oficiales cubren a la chica con una manta sacándola fuera de la habitación y cierran la puerta ante su salida.
Hi
Que les pareció el capítulo de hoy?
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