【treinta y siete】

ʟᴀ ᴀʀᴍᴏɴɪ́ᴀ ɴᴏ sᴇ ʟᴏɢʀᴀ sᴏʟᴏ ᴘᴏʀϙᴜᴇ sɪ́

          En el día libre del asesor de la funeraria, Charlotte hizo un gustoso té, Zhongli sacó la mesa y se plantaron en el jardín toda la mañana. El día, apenas nublado, les dejaba estar cómodos bajo ninguna sombra, rodeados de las flores que tanto cuidaba el castaño, conversando sobre cualquier trivialidad, solo ellos y su extraña relación.

         Parecía que hacía mucho tiempo no tenían un momento a solas.

         —Y, ¿cómo te sientes con Xiao? ¿Esta cuidando bien de tí? —Sin embargo, ese era un tema del que ninguno tenía escapatoria.

         —Bueno, él siempre está ahí —mencionó incómoda la muchacha.

         Apenas a una semana de la decisión del mayor, todavía no se acostumbraba a mirarlo sobre un árbol, o simplemente no tenerlo a la vista, pero siempre con la sensación de estar siendo vigilada. Sabía que para Xiao era terrible, pero dirigirle la palabra había sido muy difícil, tanto que se rindió al primer intento, puesto que Aether había obtenido el mismo resultado; parecía que el Guardián realmente estaba molesto por la discusión que tuvieron y no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer, ni siquiera con el viajero que tanto estimaba.

         —¿Te es un infortunio? —cuestionó inseguro el hombre.

         —No, no, no —interrumpió la joven—. Es solo que, creo que no necesito un guardián. Él es un venerado adeptus, supongo que tendrá cosas más importantes que hacer, como defender Liyue o cosas así —concluyó nerviosa.

         —Para mi eres importante, eso debería bastar —defendió el contrario llevándose la taza a los labios.

         Sus palabras tan dulces siempre hacían que a Charlotte se le achicara el corazón y sus mejillas se pusiesen tan rojas como tómate. Aún después de todo, no estaba acostumbrada al trato del Arconte.

        —Lo entiendo, pero... —Apenas pudo darle la cara por la vergüenza, no obstante, un segundo le llevó recordar algo importante, por ello se interrumpió—. Usted también es importante para mí, por ello necesito saber si se encuentra bien todo el tiempo, así que me haría un gran favor si es más comunicativo de vez en cuando.

         Zhongli dejó la taza sobre la mesa y después le observó con una nítida sonrisa. Que ella dijera eso provocaba felicidad en él, incluso si era producto de la contaminación.

         —Estoy bien, no debes preocuparte por mí. Aunque, si te permite estar tranquila, a veces me siento solo cuando estoy trabajando, también preocupado, pero son situaciones que no se pueden evitar —confesó tranquilo.

         —Eso quiere decir qué... mis sentimientos lo afectan. —No fue una pregunta, eso más bien sonó como un lamento, y más cuando el castaño asintió para confirmar su dato.

         —Así como a ti te afectan mis sentimientos, y podría ser el caso que sea incluso peor. Querida Charlotte, aún no sabes qué tanto puedo arruinarte. Definitivamente no estamos a mano —compartió. De pronto la conversación se volvió desoladora.

         ¿Arruinarle? Fue la única palabra que se quedó en la cabeza de la más joven. ¿Arruinarle en qué sentido? Definitivamente tenía sus dudas y no se quedaría con ellas, o al menos no por ese día.

         —¿En qué medida de lo posible esos sentimientos podrían "arruinarme"? —cuestionó. Le aterraba saber la respuesta, su curiosidad era más grande pese a que ya tenía una idea en mente por las anteriores experiencias, pero quería entender cuales eran los peores destinos que podía pisar en el futuro.

         —En toda medida, señorita Charlotte. —Tras su respuesta, se levantó y le miró con fijeza—. Puede morir de soledad, así como mi rechazo sería mortal; por no mencionar que su aspecto físico no podría ser controlado por ninguno de los dos si nuestra conexión se rompe. Sobre todo si nuestra relación unilateral de pronto llegase a ser un martirio para usted. ¿Tiene alguna otra pregunta?

         La mirada de la antes caballera se notaba muy nerviosa, y cuando Zhongli sonrió, un escalofrío le llenó el cuerpo.

         —¿Unilateral? —fue todo lo que pudo mencionar.

         —Sí, unilateral. —Dio la media vuelta y comenzó a dar unos pasos lejos de la mesa mientras que Charlotte le miraba la espalda—. Sin embargo, estaremos bien, siempre que exista armonía entre nosotros —concluyó, muy quitado de la pena después de asustarle de esa manera.

         Charlie se mantuvo pensativa. Quería decir aquello que mientras ella creyera fielmente en él y lo amara como proclamó aquella mañana, ¿todo estaría bien? No obstante, si todos sus sentimientos por él eran consecuencia de la contaminación, ¿no quería decir también que estaban caminando en su hilo delgado?

         Si el hilo llegase a romperse...

        —Por ello, a veces el ignorante es el que vive más feliz.

          La dama tuvo que moverse hacia atrás en su misma silla, pues tras el comentario fue imposible que no levantase el rostro, entonces lo encontró muy cerca de ella. Zhongli miraba hacia abajo con las manos detrás de la espalda mientras sonreía con amabilidad, provocando que Charlotte se levantara de inmediato, aunque no quedaron muy lejos por la estorbosa silla que no le permitió retroceder.

          —¡No estaba pensando en nada castastrofico! —se defendió con las manos al frente. El mayor rio en consecuencia.

          —Lo estabas, puedo saberlo, es de eso mismo de lo que estamos hablando. —Le dejó en evidencia.

          Después de ver como se avergonzaba aun más, el castaño aprovechó para tomar una de sus manos y llevársela al pecho. Su tacto fue tranquilizador para la contraria que apenas levantó el rostro.

          —Mi adorada Charlotte, necesito que entiendas que tener armonía no significa que no existan preocupaciones en medio de nosotros, no significa que no debamos sentirnos abrumados por nuestros sentimientos contaminados; tener armonía significa que esas preocupaciones pueden compartirse, y que estos sentimientos puedan ser expresados apropiadamente, tal como en aquella mañana —explicó paciente—. Así que, tranquila.

          Tenerlo tan cerca, sentir su toque y escuchar su dulce voz hicieron que la joven se mareara. Ella misma se acercó de más hacia el castaño, pero cuando estuvo a punto de hacer algo que no debía, sacudió la cabeza. Sentía sus orbes pesados, y para comenzar sus manos se movieron solas, así que pronto se vio muy confundida.
El hombre frente a ella, tras su acción, solo suspiró, y como aún tenía su mano pegada al pecho, pudo ser consciente de como su corazón latía con fuerza.

          —Lo siento —dijo apenas. Sus manos hormiguearon y le hicieron separarse del mayor.

          —No es tu culpa —lamentó el otro, recordando que había pasado por alto algo muy importante, quizá a propósito—. Mis deseos son lo bastante fuertes y tú eres susceptible a ellos.

          La extranjera se tocó la frente y apretó los ojos. No creía que fuese posible ser manipulada sin una palabra de por medio, mas él seguía siendo un dios, uno muy importante para ese mundo y sus absurdas reglas.

         —Pero yo quería besarlo, ¿acaso mis deseos no valen? —confesó de repente. No vaciló, porque lo había pensando, y no solo en esa ocasión.

         Zhongli volvió a sonreír, ahora un tanto sorprendido.

         —Por supuesto que importan, aunque estoy asustado de hacerte sentir obligada. —Dicho su miedo, se acercó de nueva cuenta, ahora invadiendo totalmente su espacio personal y colocando sus manos en sus mejillas para levantarle el rostro—. Si deseas besarme, aquí estoy, pero debes hacerme saber cuales son los límites que no debo cruzar.

         Quien iba a decir que después de tantas discusiones en el trabajo y tantas peleas en los entrenamientos, los dos estaban ahí, en ese jardín unidos por sus labios. Claro que, ya se habían besado antes, mas no en condiciones normales, por eso era especial para los dos.
         Despacio, sin prisa, sin pensar en las consecuencias de la contaminación, así debía ser siempre.

         El sol no salió por la mañana siguiente, Charlotte tampoco pudo ser consciente de como Zhongli se marchaba a la funeraria, y por si fuese peor para ella, el extraño dolor en su cabeza le dejó tumbaba algunas horas en aquella cama hasta el atardecer, sin embargo, la presencia del Guardián Yaksha inundaba la habitación, como si supiese con exactitud que algo estaba mal, y por ese motivo había irrumpido en la habitación del mayor.

         —Ignorar que la verdad es una condena, es peor que vivirla. ¿Armonía? ¿Armonía, dices? No se le llama de esa manera cuando el individuo es obligado a permanecer en silencio, sobre todo cuando se le ha impuesto un castigo que no debería cargar sobre los hombros. La fina línea es más fina de lo que crees, caerás pronto, cuando menos lo esperes.  —Había escuchado entre sueños, y más dormida que despierta, juró haber visto a la entidad del lago, aunque al final, no estaba segura de todo lo que este le había confiado.

         Mas, ¿qué le aseguraba que no era un mal presagio? Aún cuando le pesaba el cuerpo y las sábanas parecían estar hechas con un material incómodo que raspaban su cuerpo con cada movimiento.

         Dolía.

          —Charlotte, Charlotte... —El llamado provocó que abriera sus orbes, dándose cuenta apenas que no estaba despierta como pensaba.

         —¿Xiao? —pronunció cuando reconoció al dueño de esa voz, pero incluso sin necesidad de mirarlo o escucharlo, sabía que estaba ahí.

          —Si tu sueño termina por acabarte, no habré cumplido mi misión —avisó el muchacho, volviendo hacia la ventana en donde usualmente solía recargarse.

         —Uh —se quejó ella al intentar levantarse—. Hoy no me siento bien. Tal vez no debería levantarme.

         Se talló los ojos con pereza cuando comprendió la situación. Xiao le estaba dirigiendo la palabra, lo que dejaba dos opciones viables en medio de todo: o era que se le había pasado el enojo, o que realmente había estado en peligro mientras dormía.

          —Lo que no deberías hacer es conversar con él —advirtió de pronto, viéndose sereno.

           Charlie se levantó de un salto de la cama y terminó en una mala posición, pero solo al escucharle la sorpresa aumentó. Saber que no era la única, que alguien más podía sentirlo... Nunca pensó que le haría sentirse menos preocupada de su situación tan irremediable.

           —¿Lo conoces? —cuestionó impresionada; si hubiese podido, tal vez hubiese tomado los hombros del muchacho y los habría sacudido.

          —No. —Contrario a lo que esperaba, esa fue su respuesta, mas, al mirarle, Xiao levantó los hombros y se dio a la tarea de explicar—. Puedo escuchar su voz cuando estoy cerca de ti, incluso cuando estás despierta o en compañía de los demás; tal vez no lo hayas notado, pero siempre está ahí.

         Un escalofrío recorrió el cuerpo de la menor al escuchar la realidad. Sin embargo, después de afrontarlo no le pareció descabellado, puesto que a veces, cuando estaba despierta ella también le escuchaba murmurar. No habría de olvidar como le atormentó antes, cuando solo decía:

          —Si te vas, prefiero verte perecer...

          —No es, exactamente, alguien que desea ayudarte —añadió de pronto el Yaksha.

           —¿C-cómo lo sabes? —Tenía miedo de conocer la respuesta, no obstante, el muchacho solo negó, diciendo sin palabras que no estaba seguro, solo que lo sabía.

           Aunque, dejando aquello de lado, cuando la dama volvió a sentarse sobre la cama, apenas se miró los pies descalazos cuando recordó a Aether y su terrible conflicto.

           —¿Por qué estás siendo tan amable? Me despertaste porque sabías que estaba sufriendo y ahora me das consejos. —Su tono de voz fue tímido, esperando el momento en que el otro le volteara el rostro por ir más allá.

           Parpadeó un par de veces antes de suspirar, luego la observó sentada sobre el colchón. Charlotte seguía siendo mitad humana-mitad dragón, lo cual no le era extraño sabiendo que el Guardián había vivido mucho tiempo, y que por ende habiase visto ya cosas similares.

           —Eres corrupción para Rex Lapis, lo matarás, esa es la realidad. —Sus brillantes orbes se afilaron con una ardiente sed de sangre—. Pero eso no pasará mientras esté aquí, antes bien, debo cumplir mi misión de mantenerte a salvo, y si eso significa que tengo que matarte primero para salvarte, lo haré.

           Asustada, la extranjera estuvo a punto de llevar su conversación a una discusión sobre sus alcances, pero antes de que eso pasara, Xiao miró hacia afuera, sus orbes concentrados se enfocaron en dirección a la ciudad, y de pronto, el cielo se volvió oscuro por culpa de una imprevista tormenta.

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