𝟎𝟑

Cayó al suelo al sentir su pequeño cuerpo arder desde adentro y temblar del cansancio, escupió su saliva al no poder tragarla por lo seca que se encontraba su garganta.

Su respiración era rápida, tratando de alcanzar el mayor oxígeno para que sus pulmones sigan funcionando.

Sus largos cabellos blanquecino como la nieve, ahora enredados y manchados de suciedad.

Escuchó sus pasos mientras se acercaba a ella y la volvía a sostener de su pequeño y débil brazo sin delicadeza alguna.

Sin dudas era una inservible —dijo su padre con enojo al ver que no había podido aguantar—. Eres igual a ella.

La pequeña no podía librarse de su agarre, se encontraba con la vista baja, observando una sombra frente a ella, oculta detrás de la puerta.

No...tienes derecho.. —murmuró la niña de tan solo siete años—. Tú eres...aun peor.

Mordió su lengua para no soltar un grito cuando su progenitor la estampó contra el suelo y la dejó allí, su vista fue a parar en unos cabellos blancos con mechones rogizos de corta longitud.

Puedo notar como su hermana mayor, Todoroki Fuyumi se encontraba frente a ella. Sin hacer nada.

Años atrás creía que sus hermanos mayores eran sus pilares, sus protectores. Pero descubrió que aquello no era más que iluciones.

Aki dejó salir un grito de dolor al sentir su hombro derecho arder.

Y sus ojos perdieron la última pizca de brillo.

Suspiró con cansancio a pesar de haber dormido más de ocho horas.

De nuevo había soñado con aquel momento de su infancia.

Se levantó y se dispuso a asearse y prepararse para su largo día, al entrar al baño, lavarse el rostro y los dientes, se detuvo unos minutos frente al espejo.

Sin dudas era su viva imagen.

Sin dudas era idéntica a su madre.

Dajando de lados aquellos pensamientos, dio un giro al costado dejando ver a través del espejo, su hombro derecho que estaba descubierto gracias a la sudadera de tono gris que vestía.

En ella se podría notar la mancha de una quemadura, su piel dispareja y cubierta de sicatrices. Pintada de un tono oscuro.

Luego de observarla por unos minutos la cubrió con sus largos mechones blanquecinos y siguió con lo suyo.

Dejando de lado todo pesado recuerdo, tal y como lo hacía cada día.

¿De nuevo soba fría?

El chico de cabello de dos tonalidades levantó la mirada de su plato, mientras en su boca aún se encontraban su desayuno a medio comer.

La heroína profesional suspiró divertida al ver a su hermano menor de nuevo en su departamento, desde la vez en que se había quedado a dormir, le había exigido una copia de su llave. El Todoroki no había dejado de aparecer cada día en su hogar. Aunque aquello no le molestaba en lo adsoluto.

Tan solo tenía el diminuto nerviosismo de que descubriera que además de él, a otro polisonte también le encanta escabullirse en su departamento.

Lo compre para una semana entera —fue lo único que dijo Shouto para seguir con su desayuno.

—No es saludable para ti, estás en media etapa de crecimiento —lo regaño mientras desordenaba sus bicolores cabellos y se ganaba una mirada neutra de parte suya—. Debes ingerir vitaminas.

El estudiante de primer año la observó con curiosidad a sus palabras.

Pero tu nunca has tomado leche, es más, cuando eramos niños huías en la hora de los desayunos —habló con suma tranquilidad causando que una vena sobresalga en la frente de su hermana mayor.

¡No debes hacer todo lo que yo hago! —dijo y le dio un golpe en su cabeza como regaño, hasta que después se tranquilizó y se dispuso a acompañerlo en el desayuno—. Por cierto, ¿a qué hora comienzas tus prácticas de héroe? —preguntó mientras se servía una taza de café.

El Todoroki menor la observó por unos minutos.

Luego del almuerzo, hasta las 18:00 p.m —contestó—. ¿Por qué lo preguntas?.

Aki tan sólo le sonrió con delicadeza ocultando su verdadero motivo.

Curiosidad —dijo mientras lo empujaba a la salida, pues ambos llegarían tarde a sus respectivos labores—. Debes irte, llegaras tarde.

—Pero...

—Por cierto, recuerda que como hermana mayor, mi trabajo es avergonzarte —dijo llamando la atención del menor, pero aún así no dijo nada más mientras lo empujaba a la estación de trenes y lo metía el vagon.

Nesaan... —Shouto tratado de preguntar el por qué de su repentino cambio de actitud y sus palabras anteriores.

Asi que no te molestes cuando lo haga —lo interrumpió mientras las puertas se cerraban y el tren comenzaba su marcha.

Espero a que desapareciera de su vista para poder dirigirse a su agencia.

Dejó los últimos papeles de su última misión cumplida sobre su mesa.

Había terminando más de cuatro informes ella sola, pues su querido compañero alado no había hecho aparición en todo el día.

Observó su reloj, las 11:32 a.m, aún tenía tiempo para almorzar y luego dirigirse a la Yūei.

Pues días atrás había recibido una llamado del director Nezu, pidiendole que sí se encontraba de tiempo de sobra, se pasará por las instalaciones de la U.A. La albina aceptó sin problemas, pues aunque no lo admitiera extrañaba sus días de estudiante, sin tantas preocupaciones.

Sus pensamientos fueron borrados al setir algo pegarse a su cadera y dar suaves caricias, bufando al notar la alargada pluma rogiza la congeló al instante al igual que el piso.

Luego de unos segundos escuchó el estruendo de algo estampandose contra suelo, y un quejido de dolor acompañándolo.

¿Por qué no has llegado antes? —habló con voz fría sin voltear al verlo.

Escuchó su escandalosa y coqueta risa cerca suyo, para después sentir esta vez su cintura ser rodeada por un fuerte brazo que la hizo voltear. Al hacerlo se encontró con unos orbes dorados cuál oro, cerca de sus orbes de plata.

¿Preocupada por mi Copo de Nieve? —Hawks habló burlon sin soltarla—. O mejor aún, ¿preocupada de que esté con alguien más? —susurró lo último a centímetros de su rostro con una sonrisa socorrona en sus labios.

La albina tan solo quedó observandolo por unos minutos, hasta soltar su suspiró y alejarse a pasos calmados.

Cambio de parecer, me agrada que faltes, así no debo soportarte por muchas horas —agarró unos papales y su mochila en donde llevaba sus pertenecías y se encaminó hacia la salida—. Corrige el resto de los informes y luego entregalos a Poisonous Rose, ella los archivará.

Hawks tan sólo la observaba con un rostro de sufrimiento.

Pero...

—Iré a almorzar, nos vemos luego —y se fue dejándolo solo.

El rubio cenizo quizo ir tras ella pero sintió las piernas pegadas al suelo, bajando la mirada no tubo más remedio que suspirar. De nuevo lo había congelado.

De nuevo... —se quejó por ser tan despistado y no haberlo notado a tiempo.

Busco en la mesa algo con que liberarse y tan solo halló una secadora de pelo. ¿Qué hacía una allí?, se preguntaba el héroe N° 3. Pero sin más remedio la utilizó agradeciendo que se encontraba eschufado.

Está tardará....de nuevo...

Oía al adorable animalito parlotear con su suave voz, mientras daba giros en su silla.

Aki dio otro sorbo a su delicioso té mientras observaba a su antiguo director.

Todoroki-kun sin dudas es uno de los mejores de su clase —habló Nezu con una sonrisa—. Es casi tan excelente como tu Shiro-chan —la señaló con una de sus patitas.

La nombrada sonrió un poco y agradeció la atención que le dedicaban a su hermano menor.

¿Se encuentran en este momento en clases? —preguntó con curiosidad.

El director asintió dando un salto de su silla le pidió que lo siguiera, saliendo de su oficina y caminando por los pasillos.

Muchos alumnos volteaban a verla, pues la reconocían, algunos comenzaban a chismosear y estusiarmarse porque la joven heroína se encontraba en su Academia.

Aki a lo lejos divisó a un grupo conocido para ella, sus antiguos Kōhais, los cuatro estudiantes que desde el primer año había notado que eran muy buenos amigos, ahora se encontraban en su último año.

Notó al director Nezu detenerse frente a una enorme puerta.

Clase 1-A —leyó las enormes letras que estaban grabadas en ella.

El tierno animalito dio unos suaves golpeteos, del otro lado se escuchó un gruñido que la Todoroki reconocería en cualquier lugar.

Al abrir la puerta Aizawa se fue envuelto por unos delgados brazos, el héroe profesional divisó una cabellera albina que reconoció.

Tsk aún no has madurado mocosa —gruñó mientras correspondía de forma diminuta el abrazo para luego alejarse—. ¿Qué haces aquí?.

Los alumnos de Aizawa no podía estirar más sus cuellos para saber con quién su profesor se encontraba hablando.

La joven Todoroki está aquí para una orientación  a su clase Aizawa-san —habló Nezu que luego se alejó dejando todo en manos del pelinegro.

A regañadientes el docente la dejó entrar.

Algunos estudiantes lanzaron un alarido al ver a la heroína, pues la reconocieron. Otros en cambio observaban con curiosidad y a otros ni les importaba.

Bien, presten atención. Ella es Todoroki Aki, heroína profesional —habló Eraserhead mientras abría su bolsa de dormir amarilla—. Sean educados y respetuosos con ella. Ahora están a bajo su cargo —dijo por último para luego dejarse caer al suelo y dormir.

La albina lo observó con rabia al notar que su antiguo docente y compañero no había cambiado.

De acuerdo... —susurró observado a los estudiantes con incomodidad—. Como ya saben, soy Todoroki Aki, pero pueden llamarme por mi nombre de héroe —habló con calma, tratando de suavizar el ambiente—. Estoy aquí para responder cualquier pregunta que tengan y ayudarles en lo que pueda —la mayoría sintió sus mejilla arder al ver la sonrisa de la joven heroína.

Pero tragaron en seco al sentir la helada mirada de Todoroki en sus espaldas.

S...Shiro-san.

La nombrada volteó hacia donde provenía la tímida voz, y te encontró con unos tiernos ojos verdosos y unas irresistibles pecas.

¿Si, Midoriya-kun?.

Deku casi siente su alma salir de su cuerpo al descubrir que una de sus heroínas favoritas sabía su nombre.

Yo...bueno... —su cuerpo temblaba un poco—. ¿Podría hablarnos sobre su Kosei?.

Aki tan sólo asintió de forma calmada, aunque no le gustase mucho hablar sobre su particularidad, pues le solía traer no muy bonitos recuerdos.

Mi Kosei tiene como nombre Winter, pues me permite utilizar todo lo referente a la estación de invierno —habló, pero notó que algunos estudiantes no comprendía del todo—. Significa que puedo, crear hielo, nieve y escarcha —explicaba mientras lo demostraba —. Y controlar la temperatura helada —dijo por último y en el salón la temperatura bajó drásticamente, haciendo temblar a algunos—. Y de eso principalmente trata mi Kosei.

Algunos estudiantes gritaron estusiasmados por tan poderoso Kosei.

Y así pasó el resto de la tarde, contestando preguntas referidas a su trabajo como héroe, sobre su pensamiento como heroína. Hasta una pregunta hecha por una uva parlante, sobre qué tipos de interiores utilizaba.

Aunque aquella pregunta tuvo una respuesta doble y helada, pues el pobre enano había sido congelado dos veces, por ambos Todorokis.

Entró a su despacho mientras suspiraba del cansancio.

Jamás pensó que entretener a unos adolescentes por más de dos horas sería agotador, ahora se apiadaba del pobre Aizawa.

Dejó sus cosas aún lado y se disponía a dejarse caer en su sofá pero se encontró con un hombre de cabellos rubios y alas carmesí dormido en ella, con una secadora de cabello en sus manos.

Había olvidado que lo había dejado congelado allí, soltando una pequeña risa lo cubrió con una manta y luego lo empujó para dejar un espacio.

Agradecía que el sofá fuera algo grande. Se dejó caer al lado suyo también cubriéndose con aquella manda, hasta sentir como una de las alas la rodeaba por arriba y se pegaba a su cuerpo.

Llegas tarde... —escucho el murmuró silencioso y adormilado de héroe profesional.

Fue una larga tarde —fue lo único que dijo para después dejarse caer en el sueño que tanto esperaba.

Al igual que Takami, quien  acercandola más a él, se dispuso a acompañarla su descanso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top