Reto: Juramento eterno de sal

https://youtu.be/VebVifKv3UM

REALIZADO POR bettymr1992

Tres chicas solas en Estoril, Portugal, el sitio en el que fue creado el famoso James Bond, casino, alcohol, música y mar. ¿Qué podía salir mal? Se suponía que serían 15 días con mis hermanas trillizas, celebrando nuestro cumpleaños 23.

Pero algo falló ese verano, no planee enamorarme, mucho menos de ella.

Recuerdo que solía hacerla reír de bebé cuando mis padres iban de visita a su casa. Me encantaba ver como sus grandes ojos marrones me miraban. La enseñé a montar en monopatín cuando ella tenía 6 casi 7 y yo 9; recuerdo que me llevé un regañón de mis padres cuando Vera se calló y se hizo un esguince en la muñeca. Esa tardé tomé a mi peluche favorito, uno de los mininos y se lo regalé, solo con tal de que me perdonara y verla nuevamente sonreír.

Meses después me mudé con mis padres a Londres, y solo la veía 1 vez al año o al menos así fue por un tiempo. A los 18 gané una beca para estudiar medicina en Stanford. Los recuerdos de aquella niña que ya eran difusos, quedaron ocultos en mi mente por el tiempo y la distancia.

El sol está tan brillante hoy, proyectando un tono brillante sobre el mar cristalino, haciendo parecer que sobre él están esparcidos cientos de diamantes. Seren y yo estamos bronceándonos mientras que en la barra Ayla coquetea con el camarero intentando que nuestros cocteles salgan gratis. Es nuestro primer día en Estoril, vacaciones que nos regaló papá para nuestro cumpleaños que no será hasta dentro de 5 días.

—Listo— dice Ayla, dejando las dos copas con un coctel multicolor acompañado de fruta y una sombrilla, sobre la mesa que separa las dos tumbonas. — Ya tengo su número y lo he invitado a que venga con nosotros esta noche al casino.

—¿Es en serio? — le cuestiona Seren retirándose ligeramente las lentes de sol dejando ver sus ojos verdes, esos que compartimos ella y yo. —Se supone que seríamos solo nosotras tres durante esta semana.

—Samos Seren, estamos rodeados de tíos esculpidos por los dioses portugueses, si es que existen, y bueno de tías también— dice señalándome, si soy gay, muy gay desde que tengo uso de razón— Y tú me sales con puritanismos, estoy segura de que si estuviera Pedri aquí ni caso nos harías a nosotras.

Es que mi hermana solo tiene ojos para el nuevo integrante de los merengues, pero no se atreve a confesarle su amor, es demasiado tímida la tía. Va babeando por los rincones del área de fisio nada más de pensarle.

—Ya Ayla, deja tranquila a Seren.

—La verdad es que no sé qué espera, — da un trago a su bebida— en cualquier momento una fan te lo levanta y ahí si que hay que aguantarla. Kira tú estás al otro lado del mundo, pero yo soy después soy la que me quedo con esta toda deprimida.

—Con respecto a eso...— dos pares de ojos se me quedan mirando, esta vez soy yo la que da un trago largo, dejando que el alcohol, con tonos dulces recorra mi garganta para infundirme valor— Creo que me voy a venir a España a hacer la especialidad.

—Perdón...— Seren por poco se atora, y escupe sobre Ayla todo el líquido almacenado en su boca.

Mis hermanas se miran horrorizadas y después rompen en una carcajada. Cuando se han recuperado retoman la conversación.

—¿Ya papá y mamá lo saben?

—Sí, hablamos de ello anoche antes de dormir. Hablaron de todas las oportunidades que me ofrecía estudiar con Benjamin Salomon, el mejor neurocirujano del mundo. —Mis hermanas me miraron como si me hubieran salido tres cabezas. —Pero la verdad chicas, es que extraño pasar los fines de semana en familia, irte a ver a los partidos Ayla —señalo a mi telliza que juega futbol en la selección femenina del Real Madrid. — Tener estos tiempos de nosotras, no solo días festivos o vacaciones, las travesuras de los gemelos, me he perdido ver crecer a Hana y— digo con nostalgia. Somos 6 hermanos, pero mi hermanita menor me viene a la cabeza, ya tiene 13 años y quiero pasar más tiempo con ella. —Además me ofrecieron una beca en el Centro de Neurociencias HM CINAC, en España, una de las instituciones líderes en esa rama.

—Joder, necesito dos o tres tragos para procesar esta nueva información.

— Pues en lo que ustedes lo procesan yo voy a darme un chapuzón.

Dejo mis lentes sobre la toalla doblada y camino hasta adentrarme en el agua salada, dejándome cubrir por esta en su totalidad, mientras que el silencio de la profundidad me trae paz.

No sé al final por cuanto tiempo repito una y otra vez lo mismo, entro al agua y vuelvo a salir una vez que se me acaba el oxígeno. Cuando decido que ya es hora de salir, veo a lo lejos a mis hermanas Ayla está rodeada de chicos y Seren le hace señas con las manos a alguien. Busco a donde se dirige hasta que la veo, no sé qué fue lo que más me impresionó; el hecho que entre tantas personas mi hermana conociera alguien o la chica que saludaba en sí.

Es bastante joven, el pelo castaño y unos enormes ojos color marrón; esos ojos me resultan extrañamente familiares. Por Dios en el mundo hay millones de personas con los ojos de ese color. La chica voltea a verme, regalándome una sonrisa y juro por todo lo que existe que creo que he olvidado como se respira justo cuando me envuelve en un afectivo abrazo.

—Kira, que alegría verte— todo parece indicar que nos conocemos, pero yo sigo sin caer. Miro a mi hermana pidiendo auxilio hasta que leo en sus labios Ferrán Torres.

—¡Vera! — digo en alta voz, demasiado sorprendida. Doy un paso atrás para poder mirarla.

—¿Vas a quedarte ahí mirándome todo el día? — su voz acusadora me hizo ponerme nerviosa. De pronto una sonrisa iluminó su cara.

—Per...perdón—tartamudeo— es que son muchos años sin vernos.

—Ocho para ser más estacatos.

No sé por qué no me imaginé jamás a Vera así. Ni si quiera era que me la hubiera imaginado, siempre oía a mis padres hablar de su hermano y su buen desempeño con el equipo, pero nunca me atrevía a preguntar por ella.

—Así que te animaste a venir— dijo Ayla que se unía a nosotras.

—Creo que me perdí de algo — miro a mis hermanas en busca de una explicación.

—Invitamos a Vera a que se nos uniera en las vacaciones.

—Cuatro chicas solas en Portugal, es sinónimo de diversión.

Espero en el bar del hotel a que mis hermanas y Vera terminen de arreglarse; yo sabía exactamente que lucir, ir a un casino como el Estoril es sinónimo de elegancia, así que opté por un vestido sexy estilo sirena, sin mangas tirantes de espagueti, escote en frente y una uve profunda en la espalda, color rosa palo.

—¿Que hace una chica tan guapa sola? — voltee a mi derecha para ver a un moreno en smoking, solo comparable con Jesse Williams en actor de Anatomía de Grey.

—Lo mismo que puede hacer cualquiera en un bar — digo volviendo a centrar mi atención en mi Martini sucio.

—¿Qué te parece si te pago un trago y después subimos a mi habitación? — Me río carcajadas mientras atraigo la atención de algunos y Jesse me mira como si estuviera loca.

— Eres muy guapo Jesse— me mira extrañado, claro que ese no es su nombre, pero como me recuerda al actor decido llamarlo así — pero la única posibilidad de que suba contigo a tu habitación es que debajo de esos pantalones Hugo Boss tengas una vagina en vez de una verga, si no es el caso pierdes tu tiempo.

—Es una lástima, te la habría hecho pasar muy bien.

—De eso no tengo dudas. — se levantó de su asiento dejándome sola, durante al menos 10 minutos.

Vera se acercó despacio hasta donde yo estaba, luce totalmente despampánate en un vestido strapless con escote de corazón y una abertura sobre la pierna izquierda color cobalto oscuro. Me agarró de la nuca con suavidad, haciendo que me recorriera un escalofrío por mi espalda desnuda, me dio dos besos con lentitud y se aproximó a mi oreja para susurrarme:

—Luces hermosa, Kira.

Me pareció todo demasiado intenso, excesivamente íntimo, yo diría que hasta sexi, por lo que me aparté como si su contacto quemara. Ella me sonrió, y si no fuera porque tengo mi detector gay, no me cabría ninguna duda de que me estaba coqueteando.

— Me invitas un trago. — Me mira con una sonrisa divertida en su rostro.

—Por supuesto— le hago señas al camarero y sacudo la cabeza ante su actitud, parezco una novata en esto de citas, aunque lógicamente esto no es una cita.

«Ella es increíble, también es hermosa y preciosa y la quiero.» — conciencia ponte un freno.

Mi teléfono vibra, anunciando la entrada de un mensaje.

Esperamos que disfrutes de la compañía, la chica se moría por verte. Disfruta.

Leo y releo el mensaje, mis hermanas me han preparado una cita a ciegas y justo con Vera.

—Todo bien — dice tomando mi mano, es difícil ignorar el calor que sube por mi brazo y hace que la sangre de mi corazón bombee doblemente. Vaya. Nunca antes había experimentado eso. Los ojos de Vara se abren mucho y sus bonitos labios se separan en un jadeo.

—Así que querías verme — inclino mi cabeza con curiosidad.

—Más bien, me gustaría conocerte Kira.

—Pero ya nos conocemos— digo, asintiendo lentamente mientras la sonrisa con la que he estado luchando se apodera de toda mi cara.

—¿En serio lo crees?— definitivamente gracias a una encerrona de mis hermanas mis vacaciones han mejorado mucho. — ¿Qué te parece si salimos de aquí?

—Me fascina la idea.

Dos meses después de esa noche estaba parada fuera de su universidad dispuesta a arriesgarlo todo por ella. Fue la mayor locura que he hecho en mi vida, pero 3 años después de eso aún no me arrepiento.

Siento mil maripositas revoloteando en mi estómago. Llevo un lindo vestido champagne de magas largas, muy parecido al que mi madre utilizó en su boda con papá, adornado con diamantes.

Estamos aquí, en el lugar donde comenzó nuestra historia, frente a un altar, mientras mi linda prometida luce un sencillo vestido de un solo hombro igualmente adornado con diamantes.

Solo deseamos unir nuestras vidas para siempre. Los ojos me sollozan, amo a Vera Torres como nunca pensé hacerlo.

— Te amo Kira Asensio— dice mientras coloca la alianza en mi dedo corazón rebosante de alegría.

Mi madre y Rebeca, la madre de Vera, sonríen e intentan no sollozar, hasta que una lágrima rebelde cae por sus mejillas.

Hoy vamos a realizar un juramento de sal, aunque no soy religiosa se habla que en los tiempos de Abraham se utilizaba para sellar pactos. Cada parte llevaba su poco de sal y se mezclaba, una vez mezclada no se podía separar, esto lo volvía un juramento eterno.

—Kira y Vera se unen hoy para el resto de sus vidas— dije la oficiante de la ceremonia, mientras yo no puedo dejar de ver a la mujer que está a unos minutos de ser mi esposa. —. Ambas sales se mesclan hoy para no separarse nunca como vuestra vida en común. Cada grano de estas sales es el símbolo de lo que son y de las experiencias que a lo largo de sus vidas las han convertido en los seres maravillosos que son. Seres únicos que hoy deciden juntarse para caminar de la mano y construir un nuevo mundo juntas. Invito a todos los presentes aquí a ser testigos de esta unión.

Justo es ese momento la canción de Álvaro de Luna suena de fondo, es una letra que escuché por recomendación de mi cuñado Pedri, al fin él y Seren se declararon sus sentimientos. Resultó ser que la canción parecía estar escrita para nosotras.

Me paso las noches en vela

Escribo tu nombre en mi cabeza

Desnudo las horas que quedan

Dibujo tu cuerpo en una servilleta.

—La sal de color azul te representa a ti Vera y la verde a ti Kira así que tomen sus recipientes y viértanlos en este reloj de arena, como símbolo de la vida que comienzan hoy... Estos granos de sal que se están mesclando para no separarse jamás, así es a partir de este momento, compartirán y vivirán cada grano de tiempo de su existencia, desde el amor, el respeto y la lealtad. Valoren esta unión y lleven este recipiente a su hogar como símbolo de su compromiso.

— Vera te miro y me doy cuenta que jamás pensé que podría ser posible amar con tanta intensidad a alguien— Yo solo podía mirar embelesada a la castaña de ojos marrones—, encontré el amor y la calma que tanto necesitaba en quien menos lo esparba. Te amo porque eres más de lo que pensé tener.

—Kira Cuando estoy cerca de ti no necesito nada más, no necesito escuchar otra voz o ver otros ojos que no sean los tuyos. —Me muerdo el labio inferior para evitar llorar. — Eres la persona que me hace feliz, la que he elegido para pasar el resto de mi vida. Te amo con locura, y eso nunca cambiará.

Y volverán las ganas de bailar

Aquellas noches locas recorriendo Portugal

No dejaré que vuelvas a extrañar

Los besos que nos dimos prometiendo no olvidar

Me perderé en tu boca una vez más

Fundiendo nuestros cuerpos como el sol al despertar

Juramento eterno de Sal.

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