Capitulo 3

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Al dia siguiente

Al amanecer, el primer rayo de sol atravesó la ventana de la habitación de Brown, quien despertó sintiéndose extrañamente tranquilo. Había algo en el ambiente que le resultaba inusual, pero no podía identificarlo de inmediato. Se levantó, se vistió rápidamente y salió al patio de la base, buscando algo de aire fresco para comenzar su día. Sin embargo, al cruzar las puertas hacia el exterior, lo que vio hizo que su tranquilidad se desvaneciera por completo.

El lugar estaba en un estado caótico. Había zonas de la base que mostraban claras señales de un ataque reciente: muros destruidos, vehículos dañados y rastros de quemaduras en el suelo que indicaban explosiones. La actividad era frenética; soldados y cameramen corrían de un lado a otro, algunos reparando los daños, otros transportando equipo, mientras que un grupo cargaba camillas con heridos hacia la enfermería improvisada en el patio.

Brown frunció el ceño, tratando de procesar lo que estaba viendo. No era común que la base, un lugar fortificado y bien defendido, sufriera este tipo de daños. Intrigado y con una creciente sensación de inquietud, decidió acercarse a uno de los cameramen que parecía menos ocupado para obtener respuestas.

—¿Qué pasó aquí? —preguntó con curiosidad, pero también con un tono firme que dejaba en claro que esperaba una respuesta directa.

El cameraman, que estaba ajustando un rifle mientras revisaba su equipo, levantó la mirada hacia Brown, con el rostro cubierto de polvo y sudor. A pesar de su evidente cansancio, su voz fue clara al responder:

—Atacaron la base anoche —dijo sin rodeos, mientras señalaba hacia una de las zonas más afectadas, donde los escombros aún humeaban—. Fue un ataque sorpresa. Nos tomaron desprevenidos, pero logramos resistir. Por suerte, el Titancameraman ya está de vuelta en acción y nos ayudó a repeler el ataque.

Brown parpadeó, sorprendido ante esa última afirmación. Hacía tiempo que no escuchaba mencionar al Titancameraman, una figura legendaria entre los suyos, conocido por su inmenso poder y habilidades inigualables. Si él había tenido que intervenir, eso significaba que el ataque no había sido un simple intento de sabotaje; los enemigos eran claramente formidables.

Sin decir una palabra más, Brown asintió brevemente al cameraman y se alejó, sumido en sus pensamientos. Mientras caminaba por los pasillos de la base, ahora llenos de actividad y tensión, no podía evitar sentirse intrigado y, al mismo tiempo, un poco inquieto. Durante toda la noche había dormido profundamente, sin percibir absolutamente nada de lo que había ocurrido. Ese hecho lo molestaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

"¿Cómo no sentí nada? ¿Cómo pudo pasar algo así sin que me diera cuenta?", pensó, reprimiendo una mueca de frustración mientras sus ojos escaneaban los alrededores. Las preguntas rondaban su mente, pero no había respuestas claras. Sabía que en algún momento tendría que investigar más a fondo lo ocurrido, especialmente si esto estaba relacionado con la misión que acababa de aceptar.

Mientras avanzaba hacia su propia área dentro de la base, no pudo evitar notar la gravedad en los rostros de sus compañeros. Algunos estaban heridos, con vendas improvisadas en brazos o piernas, mientras que otros parecían estar en un estado de alerta constante, con las manos firmemente sujetando sus armas. Brown no era ajeno a las situaciones de crisis, pero algo en este ataque se sentía diferente. Había algo más grande detrás de esto, algo que aún no podía identificar.

Cuando finalmente llegó a su habitación, cerró la puerta tras de sí y se apoyó contra ella, dejando escapar un largo suspiro. Su tranquilidad inicial había sido reemplazada por una mezcla de curiosidad, preocupación y una pizca de incomodidad. Algo estaba cambiando, y Brown sabía que debía mantenerse alerta.

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Era un día aparentemente ordinario para Brown. Como parte de su rutina diaria, había salido a explorar un poco los alrededores de la base, despejando su mente y asegurándose de mantenerse alerta a cualquier cosa inusual. Sin embargo, ese día tendría un giro inesperado, uno que no podría haber previsto.

Caminando por uno de los pasillos principales, algo llamó su atención. Allí, a unos pocos metros frente a él, estaba Tvwoman. La reconoció al instante, pero no pudo evitar que una chispa de curiosidad lo invadiera. Era la primera vez que se cruzaban de manera tan casual, sin misiones o tensiones de por medio.

Brown, con su característica compostura, frenó levemente su paso mientras sus ojos, cargados de experiencia y precisión, se enfocaban directamente en los de ella. Su mirada era lenta, calculadora, casi como si intentara leer algo en lo profundo de su ser. Tvwoman, por su parte, notó de inmediato esa atención inesperada, y aunque su rostro mantenía la neutralidad, sus pensamientos eran un torbellino de confusión.

Sin embargo, Brown no se detuvo mucho tiempo en su escrutinio visual. Después de un momento, dejó que su mirada bajara, observando el resto de su entorno con la misma calma estudiada. A simple vista, podría haber parecido que estaba analizando el área como parte de un hábito profesional, pero había algo en su expresión que dejaba entrever una intención diferente, más sutil.

Entonces, para sorpresa de Tvwoman, Brown comenzó a caminar hacia ella. Sus pasos eran firmes pero tranquilos, denotando una seguridad absoluta en cada movimiento. Sin embargo, lo que ocurrió a continuación la descolocó aún más. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, parecía que iba a hablarle, pero en lugar de hacerlo, simplemente pasó a su lado sin emitir una sola palabra.

Tvwoman lo observó mientras él avanzaba con indiferencia aparente, y fue en ese momento cuando notó algo curioso: un ligero rastro de su perfume alcanzó sus sentidos. No era un aroma pesado ni invasivo, sino uno suave y agradable que, contra todo pronóstico, le pareció reconfortante.

Brown, por su parte, parecía completamente ajeno al efecto que había causado. Continuó caminando hasta llegar a la cafetería cercana, donde compró algo rápidamente, un café negro y un pequeño bocadillo. Parecía que su objetivo no tenía nada que ver con Tvwoman, al menos a simple vista.

Pero justo cuando regresaba por el mismo camino, volvió a pasar junto a ella, quien todavía estaba allí, inmóvil, procesando la inesperada interacción. Fue entonces cuando Brown hizo algo que rompió por completo la aparente frialdad de su comportamiento.

Al pasar a su lado nuevamente, se inclinó ligeramente hacia ella, lo justo para que sus palabras no fueran escuchadas por nadie más. Con un tono bajo, casi como si estuviera compartiendo un secreto, susurró:

—Hueles bastante bien.

Su voz era calmada, pero había un matiz de intención en ella que hizo que las palabras resonaran en la mente de Tvwoman más de lo que hubiera querido admitir. Antes de que ella pudiera reaccionar o siquiera procesar lo que acababa de escuchar, Brown ya se había alejado, caminando con la misma tranquilidad que lo había caracterizado desde el principio.

Tvwoman se quedó completamente paralizada, su mirada fija en el lugar por donde Brown acababa de desaparecer. Sus pensamientos eran un caos absoluto, y, aunque no lo admitiera en voz alta, una ligera sensación de calor comenzó a teñir sus mejillas. No era común que alguien la sorprendiera de esa manera, y mucho menos con un comentario tan inesperado.

Sin quererlo, su piel se erizó, un reflejo de esa mezcla de sorpresa, desconcierto y una pizca de algo que no podía identificar. Por primera vez en mucho tiempo, Tvwoman sintió que alguien había logrado desarmarla con tan solo unas pocas palabras. ¿Qué significaba eso? ¿Era una casualidad, o había algo más detrás de la actitud de Brown?

Mientras trataba de calmar su mente, no podía evitar llevarse una mano al cuello, como si intentara confirmar que el aroma de su perfume seguía allí. Una pequeña sonrisa, casi imperceptible, se formó en sus labios antes de que la ocultara rápidamente, volviendo a su expresión neutral. Brown, en su estilo único, había dejado su marca, aunque fuera de una manera sutil.

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Después de regresar a su habitación, Brown cerró la puerta detrás de él con un movimiento firme, dejando caer su mirada sobre la pequeña mesa donde había dejado lo que compró en la cafetería. Sin perder tiempo, tomó asiento y comenzó a comer, aunque su mente estaba lejos de disfrutar la comida. Cada bocado que daba parecía automático, como si fuera un mero trámite para mantener su cuerpo funcionando.

El silencio de la habitación solo hacía que sus pensamientos se volvieran más ruidosos. Cuando terminó de comer, dejó el envase vacío sobre la mesa y, con un suspiro cargado de frustración, se apoyó en el respaldo de la silla, mirando al techo como si este pudiera ofrecerle alguna respuesta.

—Estos desgraciados no dudarán en abandonarme si termino herido... —murmuró con amargura, sus palabras cargadas de resentimiento y un toque de desesperanza.

Sabía perfectamente cómo funcionaban las cosas en este tipo de misiones. Los camaradas no eran más que herramientas para el éxito colectivo, y si alguna de esas herramientas se rompía, simplemente la dejaban atrás. Era una realidad cruel, pero una que había aprendido a aceptar desde hacía mucho tiempo. Sin embargo, aceptar no significaba resignarse.

La misión de desinfección contra el titán de la facción Speaker estaba programada para dentro de dos días, y aunque tenía tiempo para prepararse, cada segundo que pasaba parecía un recordatorio de los riesgos que lo esperaban. Brown apoyó los codos sobre la mesa, cruzando las manos frente a su rostro mientras su mente comenzaba a trabajar en un posible plan de contingencia.

Se imaginó el peor de los escenarios: herido gravemente en medio del campo de batalla, sin nadie dispuesto a ayudarlo, dejado a su suerte mientras el resto de la unidad se retiraba. Ese pensamiento le provocaba una sensación de vacío en el estómago, una mezcla de rabia y desconfianza que no podía ignorar.

—Tengo que idear algo... —se dijo a sí mismo, su voz un susurro firme mientras comenzaba a pensar en sus opciones.

Sin embargo, cada posibilidad que consideraba parecía tener un defecto fatal. Intentar negociar con algún compañero para asegurarse una retirada en caso de emergencia era arriesgado; no podía confiar en nadie lo suficiente como para revelar sus dudas. Preparar suministros adicionales para una posible retirada también era complicado, ya que los recursos eran limitados y todo estaba estrictamente monitoreado.

Se levantó de la silla y comenzó a caminar por la habitación, sus pasos resonando suavemente sobre el suelo mientras su mente trabajaba frenéticamente en busca de una solución. Las sombras de la noche se filtraban por las ventanas, creando un ambiente casi claustrofóbico que reflejaba el estado de su mente.

—¿Y si simplemente voy con todo? —murmuró, deteniéndose frente al pequeño espejo que colgaba en la pared.

Esa idea, aunque peligrosa, era la más simple y directa. Si lograba enfrentar al titán con toda su fuerza desde el principio, podría minimizar los riesgos de quedar vulnerable. Sin embargo, esa estrategia también significaba poner su vida en la línea sin garantías de éxito.

El reflejo en el espejo le devolvió una mirada cargada de determinación y cansancio. Sabía que el tiempo estaba en su contra y que, le gustara o no, pronto tendría que tomar una decisión.

Brown volvió a sentarse en la cama, su mirada fija en el suelo mientras evaluaba los recursos y herramientas que tenía disponibles. Quizá era momento de dejar de depender de la infraestructura limitada que le ofrecía la base. Tal vez podría reunir algunos suministros por su cuenta, algo que no llamara la atención, pero que pudiera marcar la diferencia si la situación se complicaba.

—Necesito un plan sólido... pero el tiempo no está de mi lado. —Murmuró mientras consultaba la hora en su reloj.

Dos días podían parecer un periodo razonable para prepararse, pero en una misión de esta magnitud, incluso ese tiempo se sentía escaso. Brown sabía que cada minuto que perdiera en dudas sería un minuto desperdiciado.

Decidió que, al día siguiente, aprovecharía la oportunidad para explorar la base y recolectar cualquier información o recurso adicional que pudiera serle útil. Además, buscaría un lugar estratégico desde el cual pudiese observar la misión en caso de que las cosas se torcieran. La improvisación sería una opción, pero no la mejor.

Se recostó finalmente en la cama, dejando que sus pensamientos se calmaran mientras cerraba los ojos. Aunque la tensión estaba presente, una extraña sensación de calma lo invadió. Sabía que había enfrentado peores escenarios en el pasado y que, de una forma u otra, encontraría la manera de salir adelante.

Mañana comenzaría su preparación, y cada decisión que tomara lo acercaría un paso más al éxito o a su inevitable caída.


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