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Haewon decidió quedarse una semana más en lo de Bae. Aunque su amiga había insistido en que necesitaba distraerse, Haewon estaba más enfocada en darle vueltas a lo que había pasado la noche del cumpleaños. Ese extraño sueño con Lily, en el balcón, seguía invadiendo su mente. ¿Había sido realmente un sueño? Todo había parecido tan real, pero no lograba recordar con claridad si había pasado o si simplemente lo había imaginado bajo el efecto del alcohol.

—Voy a salir esta noche con algunos amigos —dijo Bae mientras revisaba su celular—. ¿Te animas?

Haewon no estaba del todo segura. Sentía un vacío extraño desde esa noche en la que soñó con Lily, pero aceptó la invitación de Bae de todos modos. No podía pasar toda la semana encerrada en la casa de su amiga, debía despejarse un poco.

Horas más tarde, ambas llegaron a un bar tranquilo, más acogedor que festivo. Las luces bajas y la música suave proporcionaban una atmósfera cómoda, ideal para desconectar de la realidad.

—Voy al baño, ¿quieres que te traiga algo cuando regrese?— le preguntó Bae, quien sonreía despreocupada, como siempre.

—No, gracias, iré a la barra a pedir algo— respondió Haewon, con un gesto ligero. Mientras Bae desaparecía entre la multitud, Haewon se dirigió hacia la barra.

El lugar estaba abarrotado de gente, todos charlando y riendo, inmersos en la música que retumbaba desde los altavoces. Haewon se apoyó en la barra y pidió una bebida. Necesitaba despejar la mente, alejarse de los pensamientos que la atormentaban desde su llegada a casa de Bae.

Cuando el camarero le entregó su bebida, tomó un sorbo largo y levantó la vista, observando a su alrededor. Entonces, lo vio. En la esquina opuesta de la barra, entre las luces parpadeantes y el bullicio, estaba Lily. Haewon sintió que el aire se le escapaba por un momento, pero lo que realmente la hizo fruncir el ceño fue lo que vio a continuación.

Lily no estaba sola. Un chico estaba junto a ella, demasiado cerca para el gusto de Haewon. Él hablaba animadamente, sonriendo y gesticulando con exageración, como si intentara impresionar. El chico claramente estaba coqueteando con Lily, y aunque ella no parecía rechazarlo, tampoco parecía completamente interesada. Haewon observó cómo Lily le seguía un poco el juego, aunque sus respuestas eran medidas y distantes.

Pero aun así, ver esa escena removió algo en su interior. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué le importaba tanto? Haewon desvió la mirada, sintiendo un nudo formarse en su estómago. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que se habían visto antes del cumpleaños de Bae. Y ahora, allí estaba Lily, aparentemente pasándola bien mientras Haewon luchaba con sus propios sentimientos.

Tomó otro trago, más largo esta vez, intentando ignorar el malestar que crecía en su pecho. No podía evitar mantener su vista en ellos, sus oídos comenzaban a agudizarse, tratando de captar lo que decían.

—Entonces, ¿vienes mucho por aquí?— preguntó el chico, inclinándose hacia Lily con una sonrisa demasiado confiada.

Lily lo miró, levantando una ceja mientras jugaba con la copa en su mano.

—A veces. Depende de con quién esté.—Su tono era indiferente, pero no cortante, como si estuviera midiendo hasta dónde dejaría que la conversación avanzara.

El chico sonrió aún más, dando un paso más cerca, invadiendo el espacio personal de Lily.

—Bueno, si estás con la compañía correcta, podríamos hacer que esta noche sea memorable, ¿no crees?—dijo la rubia.

Lily soltó una risa suave, casi mecánica, como si no le hubiera afectado en absoluto el comentario. “Eso suena como una promesa peligrosa. ¿Sueles hacer este tipo de ofertas a todas las chicas?”

—Solo a las que valen la pena— contestó él, guiñándole un ojo.

Haewon sintió cómo el calor le subía al rostro. ¿Qué estaba haciendo Lily? ¿Estaba disfrutando aquello? Sus manos apretaron la copa en la barra, intentando mantener la compostura.

Lily tomó un sorbo de su bebida, apartando por un momento la mirada del chico, y por un instante sus ojos se encontraron con los de Haewon. Fue un vistazo fugaz, pero suficiente para que el corazón de Haewon diera un vuelco. Sin embargo, Lily volvió a centrar su atención en el chico como si nada hubiera pasado.

El chico, ajeno al pequeño intercambio de miradas, prosiguió.

—Vamos, te invito a otra copa. A menos que tengas algo mejor que hacer.

—Podría ser.

Haewon no podía soportarlo más. Tomó un último trago de su bebida y giró hacia la pista de baile, tratando de escapar de esa situación. Pero el eco de la risa de Lily y la presencia del chico seguían retumbando en su cabeza.

Finalmente se alejó de la barra, intentando despejarse de la incomodidad que sentía al ver aquella escena. Caminó por el borde de la pista de baile, el ruido de la música pulsaba a su alrededor, pero su mente estaba completamente en otra parte.

“No debería importarme,” se repetía, aunque sabía que se estaba mintiendo a sí misma. Cada palabra que el chico había dicho y cada risa que Lily soltaba la atravesaban de una forma que no podía ignorar.

Al salir al exterior el frío viento la golpeó con fuerza. Se sentó al borde de la calle, y fue ahí cuando escuchó una voz familiar detrás de ella.

—Haewon.

Esa no era Bae.

Se giró rápidamente, su corazón acelerado, y allí estaba Lily, parada a unos pasos de distancia, con una expresión ligeramente curiosa. Había dejado atrás al chico, quien ahora estaba perdido en la multitud.

—¿Qué haces aquí sola?— preguntó Lily, inclinando ligeramente la cabeza.

—Solo… vine a tomar un poco de aire— respondió Haewon, tratando de sonar indiferente—. No me gustan las fiestas.

Lily dio un paso más cerca hasta finalmente sentarse.

—Deberías divertirte más.— dijo, mirando hacia al frente como si fuera nada.

—Para tí es fácil decirlo, coqueteas con cualquier chico que encuentres— Oh bufó molesta. Posó su mirada en el lado contrario con brusquedad.

Lily parpadeó, sorprendida por el comentario, pero luego soltó una pequeña risa.

—Estando aquí afuera no harás amigos, ni mucho menos conseguir un chico— dijo con una sonrisa.

—¿De qué hablas? No me interesa conseguir-...

—No te gusta bailar, ni las fiestas, no eres divertida.— siguió la rubia. Haewon se enfureció al escuchar eso y recordar años pasados, pero se esfumó el pensamiento en su mente.

—Claro, mira quién habla. Tenemos diferentes conceptos de "ser divertido", yo no coqueteo con cada chico que veo— volvió a recalcar Haewon con enojo.

—Ay, no te pongas celosa.

—¡No estoy celosa!— exclamó Haewon— para empezar ni siquiera sé qué hago aquí. No quería venir, no quería ver-...

—¿Por qué estás tan molesta? ¿Por qué no te relajas?— la interrumpió Lily. Haewon rodeó los ojos.

—¿Por qué eres tan pesada?— Haewon le siguió el juego.

—¿Por qué no dejas de enfadarte?— se acercó más.

—¿Por qué no dejas de molestar?— imitó su misma acción.

—¿Por qué no dejas de, eh... Mirarme?— dijo Lily, dejando a Haewon confusa.

—¿Por qué no dejas de hablarme?

El aire a su alrededor pareció densificarse en un segundo. Haewon apenas había terminado de formular la pregunta cuando, sin previo aviso, Lily la interrumpió con un beso largo y profundo. No hubo espacio para dudas o titubeos. Lily la sostuvo por la nuca, acercándola aún más, y sus labios se encontraron en una explosión de emociones reprimidas, de palabras no dichas, de sentimientos largamente contenidos.

Haewon se quedó inmóvil al principio, sorprendida por la intensidad del momento, pero luego su cuerpo cedió. Cerró los ojos, sintiendo cómo todo lo que había querido y negado durante tanto tiempo se volcaba en ese beso. El sabor dulce de Lily, la forma en que sus labios encajaban a la perfección, el roce de su piel contra la suya. Era como si todo a su alrededor dejara de existir: la música, las voces, el bullicio de la fiesta.

Haewon sintió cómo Lily la empujaba con fuerza, haciéndola caer al suelo. El impacto no fue duro, pero la sorpresa la dejó sin aliento.

—Al final, sí estabas celosa.

Haewon rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír también. Con un movimiento rápido, la atrapó del cuello y la besó esta vez ella, tomando la iniciativa, sin dejar que Lily tuviera el control completo. El beso fue aún más apasionado que antes, las manos de ambas se enredaban, explorando, sintiendo, dejando que las emociones las dominaran.

De repente, un grito rompió el momento.

—¡Lily!—se escuchó en la distancia.

Ambas se separaron abruptamente.

Con rapidez, Lily empujó a Haewon hacia el suelo, ocultándola tras unos arbustos. Haewon cayó de espaldas, soltando un leve quejido, pero antes de que pudiera reaccionar y quejarse, Lily se inclinó hacia ella, cubriéndole la boca con la mano.

—Cállate— susurró, sin dejar de observar hacia donde venía el sonido.

Los pasos se acercaban, y de pronto, Bae apareció entre las sombras. Miraba a su alrededor, claramente buscando algo... o a alguien.

—¿Has visto a Haewon? —preguntó, dirigiéndose directamente a Lily, quien intentaba no mostrar ninguna emoción.

Lily, manteniendo una expresión tranquila, negó lentamente.

—No tengo idea —respondió, encogiéndose de hombros con indiferencia.

Bae frunció el ceño, algo desconfiada.

—Bueno, gracias supongo...—dijo no tan convenvida— por cierto, un chico te está buscando. Está bastante insistente —explicó—. Creo que deberías ir.

Lily asintió sin mucho interés.

—Claro, lo haré.

Bae dudó por un momento, luego se dio la vuelta y regresó al interior del lugar, pero no sin antes echar una última mirada desconfiada hacia Lily.

Cuando estuvo segura de que Bae se había ido, Lily suspiró con alivio y retiró su mano de la boca de Haewon.

—¿Un chico? —preguntó Haewon, mirando a Lily, sabiendo que era probable que sea el mismo de la barra.

Lily evitó el contacto visual por un segundo antes de responder.

—Sí... parece que alguien no puede aceptar un no como respuesta.

Haewon la miró intensamente.

—¿Te vas?

Lily asintió lentamente.

—Sí, debo irme.

Haewon se quedó en silencio, viendo cómo Lily se alejaba lentamente y volvía a entrar al lugar.

Cuando Lily se fue, Haewon soltó un largo suspiro y se dejó caer completamente sobre el suelo, relajando los músculos que había mantenido tensos durante los últimos minutos. Miró hacia el cielo, tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón. Por suerte, la oscuridad de la noche había ocultado el evidente rubor que cubría sus mejillas.

Era una locura pensar que después de tantos años sin apenas cruzar palabras, todo había escalado hasta aquel beso apasionado. "De no hablar en años a simplemente besarse...", pensó, riéndose un poco para sí misma. Todo había sido tan repentino y caótico, pero una parte de ella no podía negar lo que había sentido.

Haewon se quedó un rato más tumbada en el suelo, tratando de procesar lo que acababa de suceder.

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