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Hello, friend.
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Años después...
Ya había pasado tiempo desde que Haewon se había mudado, y el lugar en el que ahora vivía era simplemente un sueño hecho realidad. No solo había alcanzado el éxito como modelo, sino que también había hecho nuevas amigas, y finalmente, se sentía verdaderamente feliz.
A pesar de la distancia, hablaba todos los días con Bae, lo que mantenía viva su conexión con su antigua vida. Los lujos y el éxito la rodeaban, dándole una sensación de satisfacción que nunca antes había experimentado.
Aquella tarde, después de una jornada ocupada, Haewon decidió hacer una videollamada con Karina, una de sus nuevas amigas. Charlaron durante un rato, riendo y compartiendo historias del día a día.
-Bueno, creo que es hora de descansar-dijo Haewon mientras estiraba los brazos-. Fue un día largo.
-Sí, tienes razón. Nos vemos mañana, Haewon-respondió Karina con una sonrisa antes de que Haewon cortara la llamada.
Justo cuando se disponía a relajarse, el timbre sonó inesperadamente. Con curiosidad, Haewon se levantó y fue hacia la puerta. Al abrirla, se encontró con una figura familiar que la dejó sin aliento: Bae Jinsol, su vieja amiga, estaba allí, sonriendo desde el otro lado del umbral.
-¿Bae?-murmuró Haewon, completamente sorprendida.
-Vine a verte, Haewonnie-dijo Bae con una sonrisa cálida mientras sostenía su maleta-. Viajé desde el otro lado del mundo solo para estar contigo.
Sin poder contener la emoción, Haewon la abrazó fuertemente, agradecida por tener a su amiga a su lado, incluso en esta nueva y distante etapa de su vida.
Haewon sostuvo a Bae en sus brazos durante lo que pareció una eternidad, sin querer soltarla. La calidez del abrazo de Bae era un recordatorio de todo lo que había dejado atrás, pero también de lo mucho que había ganado. Finalmente, se apartaron y Haewon la miró con ojos llenos de gratitud.
-No puedo creer que hayas venido hasta aquí...-dijo Haewon, con una mezcla de asombro y felicidad en su voz.
-Te lo prometí, ¿recuerdas?-respondió Bae, sonriendo con esa seguridad que siempre había caracterizado su amistad-. No iba a dejar que esta distancia se interpusiera entre nosotras.
Haewon se apartó un poco, invitando a Bae a entrar al departamento. Era espacioso, moderno, y estaba decorado con un gusto impecable que reflejaba el nuevo estatus de Haewon. Sin embargo, a pesar de todos los lujos, Bae solo tenía ojos para su amiga.
-Este lugar es increíble-comentó Bae mientras dejaba su maleta a un lado y echaba un vistazo a su alrededor-. Pero, ¿cómo estás, Haewon? ¿De verdad estás bien?
Haewon sonrió, aunque había una pequeña sombra en sus ojos.
-Estoy bien, Bae. Más que bien, en realidad. He logrado todo lo que siempre quise. Soy feliz aquí, tengo éxito, y he hecho amigas increíbles...
—Lo siento por no haber venido antes, Haewon. Quería hacerlo mucho antes, pero mi agenda no me lo permitía. Las cosas estuvieron tan ocupadas…
Haewon sonrió con comprensión, aunque sintió un pequeño nudo en el estómago al escuchar esas palabras.
—No tienes que disculparte, Bae. Sé lo ocupada que estás. Lo importante es que estás aquí ahora.
Mientras Bae se acomodaba, Haewon se dirigió a la cocina para preparar té. Cuando volvió con las tazas humeantes, se sentaron juntas en el sofá, como si el tiempo no hubiera pasado.
La conversación fluyó de manera natural, con Bae poniéndola al día sobre lo que había estado haciendo, sus proyectos y los todo lo que había enfrentado en los últimos meses. Haewon la escuchaba con atención, feliz de tener a su amiga allí.
—Al menos dime que despidieron a Kyujin— dijo Haewon, sonriente.
Bae rió.
—Lo hicieron el año pasado—respondió. Haewon se unió a ella y ambas reían recordando los años pasados.
Finalmente, cuando hubo una pausa en la conversación, Haewon respiró hondo y decidió abordar el tema que la había estado rondando.
—Bae...—empezó, con un tono más serio—, ¿y Lily?...
Bae la miró por un momento, su expresión se volvió más sombría, y dudó antes de responder. Finalmente, habló con suavidad.
—Haewon, Lily... se casó con alguien.
El mundo pareció detenerse para Haewon en ese momento. El aire en la habitación se volvió denso, como si una pared invisible se hubiera levantado entre ella y Bae. La taza de té en sus manos tembló ligeramente antes de que la dejara sobre la mesa con un suave tintineo.
-¿Se... casó? -La palabra salió en un susurro, como si al decirla en voz alta pudiera hacerla más real, más dolorosa.
Bae asintió con tristeza, viendo cómo Haewon intentaba asimilar la noticia.
-Sí, hace un par de meses. No quise decírtelo por teléfono porque pensé que sería mejor que lo supieras en persona.
Haewon asintió lentamente, su mente nublada por una mezcla de emociones. Recordaba las últimas veces que vio a Lily, los momentos que compartieron, las palabras que nunca se dijeron. Un vacío se expandía en su pecho, y un sentimiento de arrepentimiento comenzó a inundarla.
-Ella... ¿es feliz? -preguntó Haewon, con la voz quebrada.
Bae le dio una mirada comprensiva, sabiendo lo difícil que debía ser para su amiga.
-Parece que sí. Al menos, eso es lo que todos dicen.
Haewon no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. Aunque lo había sabido en el fondo, escuchar que Lily había seguido adelante, que había encontrado la felicidad en otra persona, la golpeaba con una fuerza que no había anticipado.
-Debería alegrarme por ella -murmuró Haewon, mientras se llevaba una mano a la frente, cerrando los ojos para intentar controlar las lágrimas-. Pero no puedo evitar pensar en lo que podría haber sido, Bae.
Bae se acercó, tomando la mano de Haewon en un gesto reconfortante.
-No tienes que esconder lo que sientes, Haewon. Es normal que te duela. Pero también es importante que no te castigues por lo que pasó. Tomaste las decisiones que creíste correctas en ese momento.
Haewon apretó la mano de Bae, agradeciendo su apoyo.
-Gracias, Bae -dijo con voz temblorosa-. Me alegra que estés aquí.
Bae le sonrió, un gesto cálido y reconfortante.
-Siempre estaré aquí para ti, Haewon. No importa lo que pase.
Haewon asintió, sintiendo que las lágrimas finalmente caían. No eran solo de tristeza, sino también de alivio. Sabía que Bae tenía razón, que no podía seguir viviendo en el pasado, pero necesitaba tiempo para aceptar la realidad, para sanar.
Y aunque el dolor estaba ahí, en ese momento, lo único que podía hacer era permitirse sentirlo, sabiendo que tenía a una amiga que la acompañaría en cada paso del camino.
Haewon tenía tanto en su nueva vida que, en algún momento, Lily se había desvanecido en el fondo de su mente. El bullicio de las sesiones de fotos, los desfiles de moda, las noches con amigos y la emoción de estar en un nuevo lugar habían llenado cada rincón de su vida, dejándola sin espacio para pensar en lo que había dejado atrás.
Había días en que ni siquiera recordaba su rostro, ni su voz, ni el color de sus ojos. Como si el pasado fuera un sueño lejano, algo que ocurrió en otra vida, a otra persona. Pero ahora, sentada frente a Bae, con la taza de té enfriándose en sus manos, todo volvió de golpe.
Era extraño cómo el tiempo y la distancia podían hacer que todo pareciera tan insignificante, hasta que una sola palabra, una noticia inesperada, podía derrumbar esa fachada de despreocupación en un instante. Lily se había casado. La chica que una vez ocupó cada pensamiento, que había sido el centro de su universo, ahora pertenecía a otro.
La culpa la golpeó con fuerza. ¿Cómo pudo olvidar tan fácilmente? ¿Cómo pudo seguir adelante sin mirar atrás, sin pensar en lo que había dejado sin resolver?
Pero a pesar del torbellino de emociones, Haewon sabía que no podía cambiar lo que había pasado. Había elegido este camino, había construido esta nueva vida, y ahora tenía que enfrentarse a las consecuencias de esas decisiones.
Haewon se quedó en silencio, el peso de la revelación cayendo sobre ella como una losa. Las palabras de Bae resonaban en su cabeza, cada vez más fuerte, hasta que se convirtieron en un eco ensordecedor.
"Haewon, Lily... Se casó con un chico."
Ella dejó la taza de té sobre la mesa, sus manos temblando ligeramente. No había forma de procesar todo lo que estaba sintiendo. La felicidad que había sentido por su éxito y sus nuevas amistades parecía repentinamente vacía.
—No puedo creerlo…— murmuró finalmente, más para sí misma que para Bae. Los recuerdos de Lily comenzaron a fluir de nuevo, inundando su mente con imágenes que había intentado enterrar.
Bae observaba a Haewon, con una expresión de tristeza en sus ojos. Sabía que Haewon no había querido olvidarse de Lily, pero la vida, con todas sus vueltas, había llevado a su amiga por un camino diferente. Era inevitable que las cosas cambiaran, pero eso no hacía que fuera más fácil de aceptar.
—Lo siento, Haewon. No quería decírtelo así, pero… pensé que merecías saberlo— dijo Bae, su voz suave pero llena de sinceridad.
Haewon asintió lentamente, sin apartar la vista de su taza de té.—Gracias por decírmelo, Bae. Supongo que… era algo que tenía que escuchar—dijo.
Sabía que Lily tenía derecho a seguir adelante con su vida, igual que ella lo había hecho. Pero la realidad de saber que Lily había encontrado a alguien más, alguien que no era ella, le dolía de una manera que no había anticipado.
Había abierto una herida que estaba sanando.
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