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Sorry...
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Haewon, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, finalmente se giró hacia Lily. La mirada enojada de Lily la atravesaba como dagas, haciéndola sentir aún más pequeña e impotente. Todo en su interior quería huir, evitar la confrontación, pero sabía que no tenía escapatoria. Se mordió el labio, intentando encontrar las palabras adecuadas para explicar su comportamiento, para justificar el silencio de los últimos días. Pero nada le venía a la mente, solo había un vacío abrumador que no podía llenar.

Lily, con los brazos cruzados, no apartaba la vista de ella, su expresión mezcla de rabia y dolor. Haewon podía ver cómo sus ojos, normalmente tan brillantes, ahora estaban opacados por la tristeza.

—¿Por qué, Haewon? —La voz de Lily se quebró apenas al pronunciar esas palabras—. ¿Por qué me ignoraste? ¿Por qué estás huyendo de mí?

Haewon sintió un nudo formarse en su garganta, incapaz de responder de inmediato. Miró a Lily, intentando mantener la compostura, pero el dolor en la mirada de su amiga era demasiado para soportar. Respiró hondo, buscando el valor para hablar.

—Yo... —comenzó Haewon, su voz apenas un susurro—. No quería lastimarte más...

Lily frunció el ceño, su expresión cambiando de ira a confusión.

—¿Lastimarme? —repitió Lily, su tono incrédulo—. ¿Qué demonios estás diciendo, Haewon? ¿Cómo crees que me siento ahora?

Haewon apartó la vista, sintiéndose atrapada en su propio laberinto emocional. Su silencio solo hacía que la tensión entre ambas creciera más y más. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, levantó la vista y la enfrentó de nuevo, sabiendo que no podía escapar más.

—Estoy huyendo porque tengo miedo, Lily —admitió Haewon con la voz temblorosa—. Tengo miedo de hacerte daño. Pero, sobre todo, tengo miedo de lo que va a pasar cuando me vaya...

Lily la miró, perpleja, mientras Haewon dejaba caer la verdad que había estado evitando durante todos esos días.

—¿Irte? —Lily repitió la palabra como si no la hubiera comprendido del todo, como si no pudiera asimilar su significado. Sus ojos, que antes estaban llenos de enojo, ahora mostraban una mezcla de shock y confusión—. ¿A qué te refieres con "irte", Haewon?

Haewon sintió cómo su estómago se hundía, como si la gravedad misma la estuviera arrastrando hacia el suelo. No quería tener esta conversación, no así, pero ya no podía retroceder. Tragó saliva, sintiendo que las palabras se atoraban en su garganta.

—Voy a mudarme... al otro lado del mundo, Lily —dijo Haewon finalmente, con un tono de voz que parecía tan lejano incluso para ella misma—. Me ofrecieron un contrato en el extranjero, y no puedo rechazarlo. Es... es una oportunidad única, pero eso significa que tendré que dejar todo atrás... incluyéndote a ti.

El rostro de Lily palideció, su respiración se volvió errática mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar. Durante unos largos segundos, no dijo nada, solo se quedó allí, mirándola como si Haewon hubiera dejado de ser real, como si la chica que tenía frente a ella fuera una desconocida.

—No... —murmuró Lily, dando un paso hacia atrás—. No puede ser...

El dolor en sus ojos era evidente, y Haewon sintió que su corazón se rompía un poco más con cada segundo que pasaba. Quería acercarse, quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, pero sabía que no sería verdad. No había forma de suavizar ese golpe.

—Lo siento, Lily —susurró Haewon, con la voz quebrada—. No quería que te enteraras así... no quería que esto terminara de esta manera.

Lily apretó los puños, su cuerpo temblando de emoción contenida.

—Entonces, ¿por eso me ignoraste? —su voz se alzó, llena de indignación—. ¿Por eso te alejaste? ¿Pensaste que si simplemente desaparecías, todo estaría bien? ¿Qué yo estaría bien?

Haewon negó con la cabeza, sintiéndose aún más culpable. No tenía respuestas, no tenía excusas que ofrecer. Solo podía quedarse allí, soportando el peso de sus propias decisiones.

—No quería lastimarte más, Lily... pero todo lo que hice fue empeorarlo. —admitió con lágrimas en los ojos—. No sé cómo arreglar esto.

Lily miró a Haewon como si la respuesta le hubiera dolido más que la confesión inicial. Sus labios temblaban, y las lágrimas que había intentado contener empezaron a caer por sus mejillas.

—Siempre haces esto, Haewon. Siempre decides por las dos. —Lily dio un paso hacia adelante, señalando con un dedo acusador—. Siempre te guardas todo para ti y crees que al ignorarme, al alejarte, estás protegiéndome. Pero no lo estás, me estás dejando en la oscuridad, me estás haciendo sentir... insignificante.

Haewon quería protestar, quería explicarse, pero las palabras de Lily la golpearon con fuerza, dejándola sin aliento. Sabía que Lily tenía razón, y eso solo la hacía sentir peor. Durante tanto tiempo había creído que alejarse era lo correcto, que así ambas saldrían menos lastimadas, pero ahora se daba cuenta de que solo había causado más dolor.

—¡Dilo! —gritó Lily, con la voz quebrada por el dolor—. Dime que no significo nada para ti, que es más fácil irte y seguir adelante que enfrentar lo que realmente sientes. ¡Dime que no te importa!

—¡No puedo hacerlo, porque no es cierto! —Haewon respondió con igual intensidad, sus ojos ahora llenos de lágrimas—. ¡Te amo, Lily! Te amo más de lo que jamás imaginé, y no sé cómo dejarte ir.

La confesión dejó a Lily sin palabras. Por un momento, la habitación quedó en silencio, solo interrumpido por sus respiraciones agitadas. Haewon podía ver la lucha interna de Lily reflejada en sus ojos. Sabía que no había manera de reparar todo el daño que había causado, pero aun así, no podía evitar intentarlo.

—Si me quedo... —Haewon comenzó a decir, con la voz temblorosa—. Si me quedo, estaré renunciando a la oportunidad de mi vida. Pero si me voy... estaré renunciando a ti. No sé cómo elegir entre esas dos cosas, Lily. No sé qué hacer.

Lily cerró los ojos, dejando que las lágrimas fluyeran libremente, y luego volvió a abrirlos para mirar a Haewon. Había tanto dolor y amor en su mirada que Haewon sintió que se rompía en mil pedazos.

Haewon se quedó paralizada cuando vio la intensidad en la mirada de Lily, una mezcla de enojo y dolor que la atravesó como una flecha. No podía responder, no podía moverse, sentía como si todo su cuerpo hubiera dejado de funcionar correctamente.

Antes de que Haewon pudiera seguir, la puerta detrás de ella se abrió de repente. Apoyada contra ella, Haewon perdió el equilibrio y cayó hacia atrás, tropezando mientras intentaba estabilizarse. La sensación de vergüenza la invadió al darse cuenta de lo patético que debía parecer, pero el miedo y la culpa que la habían estado consumiendo estos días eran más fuertes.

Se levantó apresuradamente, sus ojos buscando los de Lily, pero el enojo en la mirada de esta última era como una barrera impenetrable. Haewon sabía que no tenía las fuerzas para seguir enfrentando esa conversación, no en ese momento.

Sin decir nada más, giró sobre sus talones y corrió en dirección opuesta, alejándose de la habitación, de Lily, y de la cruda realidad que se desplegaba ante ella. Cada paso que daba era un recordatorio de lo que estaba dejando atrás, de lo que había arruinado, pero en ese momento, lo único que sabía era que no podía soportar ver a Lily tan dolida. No podía quedarse. No ahora.

El dolor en su pecho la obligaba a seguir adelante, aunque no supiera exactamente a dónde se dirigía. Solo sabía que no podía volver, no después de todo lo que había dicho, no después de ver la furia en los ojos de Lily. Mientras corría, las lágrimas comenzaron a caer, ahogando cualquier intento de pensamiento coherente. Lo único que quedaba era el vacío, un abismo oscuro que se abría a cada paso que daba lejos de lo que más amaba.

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