Esa misma tarde, Jungkook juró que Jimin no era el mejor en su trabajo una vez que su famoso plan se vio reducido a cenizas.

Destruido en cuestión de segundos, diría su hermana pequeña mientras sostenía entre sus manos a su amado peluche de mono.

A ella le encantaba ese programa tanto como para reírse de las desgracias de las personas que lo protagonizaban.

Algo macabro para una niña de ocho años, si se lo preguntan.

—¿Cómo que no funcionó mi plan?—le susurro el chico con la clara intención de no ser escuchado.

En aquella habitación comenzaba a hacer un calor asfixiante y estar al lado de todos esos ojos curiosos, le ponían los nervios de punta.

Jungkook y él eran amigos, no unos adolescentes hormonales que se besaban en la otra parte de la oficina de la dirección.

—¿Son novios?—un chico de cabellos oscuros le pregunto.

Okay, ahora sí estaba molesto.

—No lo somos —le contestó—¿Y sabes algo? Sería genial si te metes en tus asuntos sí no quieres amanecer convertido en rana.

—O en unas ricas anca de rana—dijo de acuerdo Jungkook. Luciendo más bonito de lo que realmente pensaba, con esa sonrisa encantadora.

El chico sin inmutarse realmente. Lo observó con verdadera curiosidad y un brillo especial en los ojos.

Ya lo habían amenazado demasiado en su vida y el famoso brujo Park Jimin no era rival ante su fuerza de voluntad tan grande para no salir corriendo aún si comenzaba a sentirse amenazado.

Después de esto, correría con Namjoon y le contaría todo con tal de evitar ser llamado “Jung es miedoso del instituto". Además de anunciarle a Taehyung que no tenía el por qué temer, el único terroncito de azúcar amenazante era Park, no su buen amigo Jeon Jungkook.

Con el que Taehyung tenía un gran flechazo desde que lo vio una vez llorando desconsolado en un pasillo del instituto. Hasta había buscado al culpable de que el muchacho bonito y de ojos de ciervo bebé, derramará sus preciosas lágrimas por nada.

Aunque nunca encontró al culpable.

—Soy Hoseok—se presentó en cambio.

Jimin y Jungkook se miraron y pensaron que aquella sonrisa tan radiante brillaba más que el sol de verano y que su futuro. Pero no sé dejaron intimidar y Jimin pensó inmediatamente un plan B.

Si el plan principal no funciona, lo mejor es entorpecer todo.

—Oh, vaya—sonrió—. En tal caso, el es Jungkook y yo soy Park Jimin. ¿De casualidad a Taehyung le interesa mi buen amigo? Es un excelente partido, con una belleza y talento incomparable.

Jungkook no sabía porque la vida se empeñaba en arruinar su vida y planes. Se supone que la mezcla rara de té que Jimin había creado, sería suficiente para que Taehyung fuera su enamorado, pero no, el director los descubrió antes de poner en marcha su plan perfecto de dos horas y ahora estaban en la dirección, con uno de los más fieles amigos de Taehyung.

El chico lo traía loco y al grado de cometer una locura desenfrenada, pero juraba que aquello podía irse por un jodido acantilado ahora.

Debía escoger mejor a sus amistades.

Y oh, también quería morir de la vergüenza.

Sus mejillas sonrojadas eran señal de eso.