05

En los próximos cinco días JiMin solo durmió, YoonGi cuido de él todo ese tiempo, sabía que la causa de su inconsciencia fue su veneno que lo adormeció y también debido a lo agotado que terminó de su encuentro.

La titanoboa estaba demasiado contenta con sus huevos y su pareja, por lo que pasaba más tiempo en su forma animal que humana. Le gustaba envolverlos en sus escamas para brindarles calor, sisearles melódicamente como si cantase para ellos y sin saber como comenzó una modificación en su saliva.

Por instinto la serpiente quería que JiMin fuera su igual, pero sabía que era un humano y la única manera que tenía para mantenerlo a su lado por mucho tiempo era convirtiéndolo en un híbrido.

YoonGi estaba al tanto de lo que le pasaba y lo que quería, pensaba igual, aunque se abstuvo de usar su veneno en su flor estando dormido. Quería esperar para hablarlo con él y dejarlo tomar una decisión, no estaba en sus manos obligarlo a transformarse.

Sin embargo, si JiMin permanecía como humano podría perderlo por diferentes cosas, ya fuera un suceso de muerte natural como con los años o una enfermedad y no quería eso. Pero Si JiMin se convirtiera en su igual no podría cambiar su forma totalmente como él, tendría que vivir con el hecho de que tomaría una imagen mitad y mitad.

YoonGi estaba emocionado con la idea y la titanoboa en su interior también, ambos deseaban ver la forma que su flor llegaría a tomar, de qué color serían sus escamas y ojos. Esperarían por JiMin y mientras tanto decidieron recolectar todos los minerales que pudieran, un montón de oro, plata y diamantes, que sabían les serviría para buscar un nuevo hábitat.

JiMin despertó cuando su pareja no estaba a su lado y se dio cuenta que abrazaba los huevos de manera inconsciente, sus crías estaban ahí, eran reales y sollozo. De alguna manera pensó que todo había sido un sueño, que nada pasó, quizás esto por la droga de YoonGi y ahora ver que todo era verdad lo hizo reaccionar.

Observó los cinco huevos blancos amarillentos y los acarició con cariño, perdido en las múltiples imágenes de serpientes y bebés, no sabía que resultaría salir de ellos, pero los amaría igual.

YoonGi entró a la mina en ese momento, volvió de su excavación en otro túnel y se quedó admirando la imagen, completamente enamorado de su flor. Se acercó a él por la espalda y lo atrapó en sus brazos para apegarlo a su pecho y dejarle un beso sobre sus rubios cabellos.

—¿Cómo te sientes?— pregunta un tanto preocupado por lo pálido de su piel.

—Estoy bien, solo con mucha hambre.— responde tranquilamente, dejándose hacer a los cariños del peliblanco.

—Llevas días dormido, es normal.— concuerda YoonGi poniéndose de pie para ir hacia las reservas que encontró en la carpa del campamento —Traje esto aquí para que no tuvieras que regresar, aunque quizás debamos ir a la ciudad para vender algunas cosas.— informa señalando la comida y la variedad de joyas.

—Eso...— balbucea JiMin sorprendido por los montones de minerales preciosos que yacen en un rincón —Debiste trabajar demasiado excavando.

—En realidad no es nada, mi serpiente suele hacer túneles en los alrededores y había visto estas joyas antes, solo que nunca las necesite y ahora que estás tú.— comienza a decir YoonGi sonrojándose furiosamente —Nuestros bebes y nosotros necesitaremos un lugar seguro como dijiste, así que esto servirá para buscar alguna isla desierta. Yo... estuve investigando y hay algunas en el pacifico que seguro podemos comprar con esto.— asegura, rascándose detrás de su oreja con nerviosismo.

JiMin cree que es lindo, que su comportamiento es demasiado bueno para su bien, su corazón se acelera como nunca dentro de su pecho y suspira. Está demasiado feliz, pequeñas lágrimas se deslizan por sus regordetas mejillas y las limpia con sus manitas no queriendo ser mal interpretado.

—Gracias, YoonGi.— agradece, poniéndose de pie con dificultad para ir hacia él y besar su pequeña nariz de botón.

YoonGi lo sostiene por la cintura y sonríe, lo mira fijamente a los ojos y sabe que debe hablarle sobre ser híbrido en este instante, no puede dejarlo para después. La titanoboa en su interior serpentea ansiosa y espera que los humanos lleguen a un acuerdo, deseando tener a JiMin como su pareja serpiente también.

—¿Sucede algo?— cuestiona el pelirrubio al ver su repentina seriedad.

—Tengo miedo de perderte y sé que es demasiado pronto para pensarlo, pero no quiero que envejezcas como los demás humanos, enfermes o algo parecido y termine nuevamente solo.— YoonGi tiembla de solo imaginarlo, han sido millones de años para encontrarlo y perderlo no es una opción.

JiMin no lo había pensado, no tuvo el tiempo de hacerlo y también comprende que su pareja se sienta así, pero no es algo que pueda manejar, él es humano.

—Lo lamento.

YoonGi niega —Puedo hacer algo, mi titanoboa puede transformarte en nuestro igual y eso evitara todo lo anterior.— comenta con rapidez, sintiéndose impaciente —Serias un híbrido, tu piel será como la mía, con algunas escamas de tu serpiente interior y tendrás varias habilidades, aunque no la transformación, eso no es algo que pueda darte.

JiMin sabe lo que eso conlleva, jamás sería visto como un humano nuevamente, no sería normal y por ello volver a la ciudad sería difícil. Tendría que dejar su familia, amigos y demás atrás, abandonar todo por una nueva vida.

Era algo que había hecho cuando aceptó su empleo en EE.UU, pero volver a hacerlo y dejar a un lado su anhelo de cambiar su sexo, de demostrar que es un chico como siempre dijo. Le parecía inaudito que todo su esfuerzo, sus estudios y progreso se perderían, no quería eso, se supone que él volvería con la frente en alto a la universidad y su hogar.

La mina se quedó en silencio durante varios minutos, los suficientes para que YoonGi esperara lo peor, sus pequeños ojos dorados se pusieron acuosos y luchó por mantenerse firme por si es rechazado.

—No tienes que forzarte.— dice con su voz en un hilo —Comprendo que sea inesperado, que tu tengas tus propios deseos y que no te agrade ser como yo.

—Creo...— murmura JiMin al escucharlo —Que me empeñe demasiado en demostrarle a los demás quien soy, pero ahora sé que no importa lo que el mundo piense de mi porque te tengo a ti y eso es lo más valioso al final del día.

YoonGi pierde el control, las lágrimas brotan como cascadas y no puede hablar, así que decide tomar a su flor por las mejillas y besarlo con todo el amor que siente.

—¿Me amas?— pregunta JiMin contra sus labios, embelesado por el dulce sabor a ámbar y las innumerables emociones revoloteando en su interior.

YoonGi asiente —Te amo, mi flor, gracias por quedarte.

—Yo también te amo, mi fósil, es poco el tiempo que hemos tenido juntos, pero mi corazón lo grita con demasiada fuerza, soy tuyo y tú eres mío.

Esa noche YoonGi y JiMin volvieron a fundirse en uno, demostrándose cuánto se amaban, lo correcto que se sentía y lo perfecto que encajaban; estaban destinados a estar juntos.

🦴

Días después ambos abandonaron la mina, se llevaron los huevos en una mochila para protegerlos y JiMin se encargó de cuidarla todo el tiempo. En la carretera alguien les dio un aventón y al llegar a la ciudad rentaron una camioneta para ir por las joyas y venderlas. Luego de eso pudieron comprar una isla como habían acordado, estaba entre Hawai y Estados Unidos, alejada del mundo y deshabitada.

JiMin no envió información a la universidad, solo llamó para decir que se retiraba de la expedición sin alguna explicación sobre los demás. Teniendo todo listo para marcharse, viajaron hacia su nuevo hogar en un barco que compraron.

Estuvieron en el mar un tiempo, disfrutando de ellos como si fuesen casados y esa su luna de miel, para ese tiempo ya tenían un mes juntos.

La titanoboa estaba actuando más pegajosa con su pareja, mucho más protectora, siempre al tanto de su sueño, de su alimentación y cuidado. Había detectado vida en el interior de su destinado y trataba de mantenerlo bien para que su embarazo fuera llevadero. YoonGi lo supo más tarde, cuando JiMin tuvo síntomas como el vómito y estaba un tanto hormonal, con cambios de humor.

Los dos estaban muy felices al enterarse y acordaron que era tiempo de establecerse en la isla junto con todos sus bebés, debían construir un nuevo nido. YoonGi estaba emocionado al respecto, ahora debía hacer algo mucho más grande para sus hijos, los cuales fueran humanos, serpientes o ambos nacieran.

JiMin recibió las mordidas del veneno de la titanoboa durante varios meses, hasta que una mañana por fin despertó con sus ojos grises en un tono plateado. Tambien tenia varias escamas de color amarillo y blanco que contrastaban con su aperlada piel, colmillos y lengua bifurcada.

YoonGi y su titanoboa interior estaban muy enamorados de la nueva imagen de su pareja, era muy hermoso y lo prominente de su vientre lo hacía brillar.

Esa misma tarde los huevos y la fuente se rompieron, JiMin llevó su parto mientras veía como los cascarones se abrían y YoonGi cuidaba tanto ambos nacimientos como a su flor.

JiMin tenía mucho miedo, el dolor era extremo y estaba preocupado de que algo saliera mal, pero YoonGi se encargó de alentarlo y mantenerlo centrado.

De los huevos salieron cinco serpientes blancas, eran tan pequeñas que cabían en una sola mano de YoonGi y pronto ellas se subieron al vientre de JiMin buscando su calor y para presenciar el nacimiento de sus hermanos.

—Tranquilo mi amor, todo está bien, ya casi acabas.— alienta YoonGi, acariciándole los muslos, observando cómo se asoman dos cabecitas.

JiMin puja una última vez, su cuerpo lleno de sudor y dolor se retrae, respira profundamente y suelta lentamente. Sus hijos, las pequeñas serpientes blancas se acercan a su rostro y limpian sus lágrimas, además de darle pequeños besos en consolación y él los toma en sus brazos.

Mientras tanto YoonGi se asegura de que los gemelos están bien, los limpia y observa las escamas en su piel, ellos también resultaron híbridos como JiMin. Finalizando se acerca a su flor para mostrarselos y ambos sostienen a sus pequeños, aunque pronto los bebés abren sus ojos y lloran hambrientos.

—Dámelos.— pide JiMin sonriendo débilmente, agotado, pero no tanto para dejar a sus bebés y pareja.

YoonGi asiente y los coloca en cada uno de sus lados, los gemelos se prenden a sus pechos para alimentarse y las pequeñas serpientes se envuelven en los cuerpos de sus hermanitos.

—¿Tienes nombres en mente?— pregunta el peliblanco, acercándose para besar su frente, mejillas y labios.

JiMin niega —Quiero que tu se los des.— señala tranquilamente, recordando cuando tenía dos meses y el peliblanco no paraba de decir diversos nombres.

—Estos dos pequeños serán SeokJin y JungKook.— señala YoonGi a los gemelos y luego mira a las pequeñas serpientes —Estos cinco son tres niños y dos niñas, asi que seran NamJoon, HoSeok, TaeHyung, Nayeon y Sana.

JiMin sonríe extensamente y besa a cada uno de sus bebés, YoonGi imita su acción y se quedan juntos mirando su familia.




Los bebés Min:

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top