04

"Nunca he deseado a nadie como tú y por ti, estoy listo para cambiar"

YoonGi se restregó contra JiMin, ladeo su rostro y volvió a besarlo, esta vez con más intensidad, moviendo sus labios lentamente mientras mezclaba su saliva con un poco de veneno. Esto era algo que hacía comúnmente, no era dañino ni mortal, el efecto que tenía era afrodisíaco y por eso lo estaba usando con su pareja, quería aparearse.

JiMin abrió más su boca, dejó que la lengua bífida entrara y utilizó la propia para saborearla, disfrutando como la forma doble se movía contra la suya. Sintió las manos del contrario colocarse en su cintura y se estremeció, se apartó de golpe.

—No soy... lo que crees que soy.— advierte junto a un suspiro.

YoonGi no comprende qué quiere decir, pero no es nadie para juzgar a su flor, es su pareja independientemente de todo lo demás y lo desea. No se aleja, desliza sus manos a la cadera y a su vientre, acariciando su estómago con devoción.

JiMin se sonroja porque su obesidad no es algo que lo haga sentir orgulloso, tampoco está seguro de su cuerpo y tiene miedo. Intenta detener al peliblanco para que no introduzca sus manos bajo su camisa, pero el tacto tan delicado lo convence de permitírselo.

—Confía en mí, no hay nada de ti que no quiera ver.— asegura YoonGi, sintiendo la piel aperlada y cálida contra la propia que es fría.

El contraste de temperaturas y colores de piel hace a ambos sonreír con complicidad, la forma en que son opuestos, pero a la vez encajando tan bien.

YoonGi empuja un poco a JiMin en su lecho y se sube encima de él, le retira la camisa gris de tirantes que lleva y se percata de las vendas que cubren su torso.

—Te dije que no era lo que imaginabas.— comentó el pelirrubio tímidamente.

—Eres mucho más.

JiMin se sonroja furiosamente, envuelve sus brazos en el peliblanco y une sus cuerpos, pero al hacerlo puede sentir algo duro contra sí. Para ser exactos siente dos cosas, no había notado eso porque estaba más ensimismado con el rostro de YoonGi y entonces recuerda que las serpientes tienen dos miembros.

—Tampoco soy lo que los demás consideran normal.— confiesa el contrario a su oído y ríe ligeramente, sin pena —Me gustas y creo que eso es lo más importante, pero yo ¿Te gusto?— pregunta, presionando más contra él.

JiMin puede sentir mucho mejor las dos erecciones contra su pelvis y su vagina siente espasmos, la humedad aumenta y el afrodisíaco hace de las suyas. La tentación es demasiado grande, no sabe dónde está su cordura y no quiere encontrarla, desea a la titanoboa.

—Me gustas.

YoonGi sisea su lengua, busca la unión del cuello y esparce un poco de su saliva, roza sus colmillitos contra la piel y los clava mientras se inunda del dulce aroma.

—Ah~ Yoon...— chilla JiMin aturdido por la repentina acción, su mirada se nubla de placer, siente un líquido entrando a su cuerpo y al instante el calor aumenta.

YoonGi se encarga de limpiar las marquitas que dejó y aprovecha para degustar todo el sudor que hay en el área, bajando lentamente a las clavículas. Sus manos toman las vendas y las aparta del camino, los pechos de JiMin saltan a su vista y le gusta la forma suave de su cuerpo.

No los toca, no aun, sigue recorriendo el camino, hasta llegar al inicio de los shorts y los muerde para bajarlos con ayuda de sus manos. JiMin está atento a todos sus movimientos y la imagen es tan sensual que no puede evitar gemir.

YoonGi ahora lo tiene desnudo y a su merced, le toma por los muslos, los acaricia y aprieta suavemente antes de separarlos. La pupila en sus ojos dorados se expande y la titanoboa huele la humedad como un manjar floral, un conjunto de jazmines, lilas, rosas y manzanilla que lo descontrola.

—Eres tan hermoso.— asegura el peliblanco, admirándolo como si fuese arte.

JiMin no sabe muy bien en qué momento sus manos apresaron el rostro YoonGi, pero lo hizo en cuanto vio que se acercaba a su intimidad, aunque eso no fue suficiente para detenerlo.

—N-no...— balbuceó el pelirrubio, echándose hacia atrás cuando la respiración del contrario está contra su vagina.

YoonGi alza su mirada y esta vez sus ojos brillan, la titanoboa haciendo acto de presencia y sonríe con malicia.

—¿No?

JiMin jadea y miente, niega sin hablar, sus manitas siguen enterradas en los cabellos blancos del contrario, pero no usa fuerza para detenerlo. YoonGi toma eso como un indicio, le separa más las piernas y con su lengua bifurcada le da una lenta lamida al clítoris.

—Mgh~.— gimotea el pelirrubio, babeando un poco por el placer.

YoonGi juega un poco también con los labios y decide succionar el abundante lubricante natural que escurre de la vagina, lo cual enloquece a JiMin y quiere alejarse antes de volverse loco.

—Sabes tan bien.— halaga, sosteniéndolo fuertemente por los muslos para evitar que huya, se relame los labios y su barbilla sigue llena de humedad.

JiMin no respondió por el revoltijo de emociones, solo pudo llevar su pulgar para intentar limpiarlo un poco. Pero YoonGi retuvo su mano y recolectó todo para introducirlo por sí mismo en su boca.

—Seré bueno... luego puedo ser malo.— comenta el peliblanco traviesamente.

—Por favor.— suplica JiMin con sus piernas temblorosas por el deseo.

YoonGi no tiene que escuchar una segunda petición, se alza sobre su cuerpo para tomar sus pechos y abarcan muy bien sus manos, las amasa un poco. Luego acaricia sus cafecitos pezones con devoción, jugando con ellos para endurecerlos y cuando lo logra se acerca para llenarlos de mordiditas.

JiMin echa su cabeza hacia atrás disfrutando la sensación de dolor y placer, sus mejillas se humedecen por sus lágrimas y muerde su labio inferior. Siente que el contrario se aparta completamente, sentándose y aprovecha para mirarlo de abajo a arriba.

Mierda, cuando sintió las dos erecciones contra su pelvis, tuvo una idea más o menos del tamaño, pero estos penes eran más enormes, gordos y venosos.

YoonGi estaba satisfecho con su mirada perdida, orgulloso de lo que tenía para darle a su pareja y a sabiendas de que estaba lo suficientemente preparado para tomarlo, solo se apegó a él. Tomó sus dos miembros con ambas manos y dirigió los glandes a la entrada para introducirlos lentamente, no queriendo herir de alguna manera a su flor.

—!Yoon~!— grito JiMin, lloriqueando al sentirse lleno.

—Tranquilo, respira.— le pidió YoonGi, acercándose a sus pechitos para morderlos y entretenerlo del dolor. Sabía que se acostumbraría y lo recibiría bien porque su baba y el veneno lo ayudaría, así que solo debía mimarlo.

JiMin sintió sus paredes extenderse completamente, el calor arremolinando en su vientre como nunca antes y su cuerpo semi adormecido. Quería más, necesitaba sentir más y en cuanto se acostumbró decidió mover sus caderas.

YoonGi captó la señal y se movió contra él, enterrándose profundamente y dando inicio a múltiples penetraciones lentas y duras. No dejó de atender los pechos de su flor, también acarició sus lonjitas y mordió su vientre, anhelando rellenarlo de huevitos.

—M-más.— rogó JiMin sintiendo el orgasmo muy cerca.

—Eres tan bueno, recibiendo todo tan bien.— comentó YoonGi, moviéndose con más rudeza, la velocidad aumentando. —Estás hecho para mí.

—Ah~ !Sí!— exclamó JiMin sintiendo los dos penes erguirse y golpear su punto.

YoonGi lo toma por el rostro como ancla y lo besa, sus labios luchando, aferrándose y sus respiraciones erráticas. No tarda en llegar y debe asegurarse de mantener quieto a JiMin para que reciba sus bebés, así que lo inmoviliza.

Los huevos comienzan a salir junto al montón de esperma y YoonGi cierra sus ojos con fuerza, gruñe y lucha por conservar la cordura, no ceder al animal. JiMin no sabe qué sucede, su mente está nublada por una espesa nube de placer y solo siente como su vagina avienta chorros por el orgasmo.

YoonGi lo observa, deleitándose con la imagen erótica que es, su flor está con la mirada perdida en algún lugar y su rostro sonrojado, sudado y lleno de lágrimas. JiMin no respira adecuadamente y tiene la lengua fuera en un intento vago de obtener un poco de oxígeno, sus pomposos labios llenos de mordidas y el mentón de baba.

—Tan hermoso.

JiMin le sonríe semiconsciente de lo que ha dicho y luego de unos instantes fija su mirada en su estómago, se siente lleno y no entiende por qué. La respuesta está en la cantidad de huevitos que hay en su interior, no puede creerlo.

—Voy a salir, es probable que algunos salgan.— informa YoonGi, acariciándole el vientre con adoración pura.

—Pero...— murmura JiMin, sin saber por qué siente que no está bien, que no debe salir de él —¿No les pasara nada malo?— duda preocupado por sus crías.

Sus bebés.

YoonGi sonríe al verlo actuar así, la titanoboa en su interior no puede evitar estar orgullosa de su pareja y ahora que serán padres lo adora muchísimo más.

—Estarán bien, puedes sacarlos todos si quieres, solo debemos enterrarlos y mantenerlos calientitos.

JiMin pucherea no está muy de acuerdo con esa idea, se siente bien tenerlos dentro y quiere protegerlos dentro de él. YoonGi le da un casto beso en sus trompitas y sale de su interior, apenas lo hace el abundante semen sale y algunos huevitos.

—Eso...— balbucea el pelirrubio entrecerrando sus ojos y retorciéndose.

JiMin siente como salen de uno en uno y su vagina se contrae en todos ellos, los espasmos de su reciente orgasmo lo tienen demasiado sensible. No puede manejarlo, nuevamente se viene y expulsa todos los huevos bajo la atenta mirada de YoonGi.

—Está bien, lo hiciste bien, mi flor.— le intenta calmar, acariciándole el vientre para que no se sienta tan vacío —Después puedo poner más dentro.

JiMin intenta sentarse para ver a sus bebés también y YoonGi le ayuda sosteniéndolo por la cintura, ambos miran con amor los cinco huevos, que miden más o menos de la mitad de su palma.

—¿Realmente no les pasará nada?— pregunta el pelirrubio tocando uno.

YoonGi niega —Estarán bien, nos reproducimos parecido a las serpientes, pero los bebés crecen en sus huevos y no dentro de la mamá.— dice abrazándolo.

—Son bonitos— comenta JiMin, acariciando a todos y cada uno.

—Se parecen a ti.

—Son huevos...

—Shhh...— sisea YoonGi —Dije que serán hermosos como tú y lo verás.

JiMin se queda en la última palabra, para ver a sus bebés debe quedarse y estaba aquí para otra cosa, pero terminó uniéndose al dinosaurio que debía descubrir. No podía dejar a YoonGi y sus hijos, aunque ahora tampoco había nada que llevarle a la universidad y no sabía si enviarían a alguien para buscarlos.

—No sé si sea seguro quedarnos aquí.— señala JiMin, temblando ligeramente.

—Llevo millones de años viviendo aquí, pero si crees que nuestro hogar debe ser en otro lugar podemos ir, lo que mi flor quiera.

JiMin lo mira y se fija en sus llamativos ojos dorados, pasa sus manitas por las diversas escamas y se pregunta cómo podría llevarlo con él. No podían ir a una ciudad, debían buscar otra mina o algún hábitat seguro para ellos y sus bebés.

YoonGi parece comprender su preocupación y se pone de pie para mostrarle que puede retraer esas características de su parte animal, la titanoboa retrocediendo completamente en su interior.

—Puedo ser humano.

JiMin ahora no puede ver las escamas y sus ojos se vuelven parecidos a los suyos, pero manteniendo el color dorado único. Está tan maravillado que cuando YoonGi vuelve a su lado le revisa los dientes solo para notar que los colmillos también se han ido.

—Aunque la titanoboa querrá salir en algún momento.

JiMin asiente —Iremos a un sitio donde vivamos todos y no haya un estándar de lo que es o no normal.

—Te quiero, mi flor y donde nosotros estemos juntos, ese será nuestro hogar.

—También te quiero, mi fósil.— corresponde JiMin riéndose y sonriendo extensamente, sus ojitos formando dos líneas.

YoonGi suspira enamoradizo, besa cada una, luego le llena el rostro de más besos y finalmente lame sus labios, definitivamente adora a su pareja.

"Realmente no tienes ningún complejo, haces que todo sea tan intenso y me atraes tanto que estoy obsesionado"

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top