𝟎𝟐
El viento había madrugado para llevar a cabo su trabajo, meser las verdosas hojas de los árboles, al igual que él, el cielo con ayuda del sol se pintaba de tonos claros alejando a la noche y dando por iniciado al día.
Aquella fresca brisa mañanera danzo con movimiento suaves, hasta perderse en unos cortos mechones de atardecer.
Un suspiro hizo compañía al silencio viento, mientras se convertía en el único sonido que podía escucharse en aquella casi desolada calle.
—Me levante más temprano de lo normal —susurró el joven de orbes naranjas, mientras que, con pasos lentos se dirigía hacia la academia.
Para el primer día de clases de su tercer año.
Aunque haya dicho eso, la realidad era muy diferente.
El Atardecer no había podido descansar aquella noche luego de haberse despedido de su amiga. Es más, se había quedado en medio del ya oscuro cielo, oculto entre las estrellas. Recordando a la hermosa Luna, que ya se encontraba cubierta por la oscuridad de la Noche.
—.... —cerró sus cansados párpados y dejó que el aire limpiara sus pulmones, hiciera latir su corazón y despejara su mente.
Hasta que escuchando unos rápidos pasos detrás suyo, no evitó voltear y encontrarse con el cuerpo de se mejor amigo chocando contra el suyo.
—¡Uteki Kyōfū! —gritó con entusiasmo el chico de ojos y cabellos castaños, mientras abrazaba a su amigo con energía y le daba una alegre sonrisa.
—¡Kotaro Kei, déjame! —se quejó el pelinaranja mientras escuchaba la risa divertida de su amiga, siendo él también contagiado y comenzando a reír igual.
Quizás el Atardecer no se encontraba solo después de todo, sino qué, además de los Cielos Nublados que le hacía compañía durante su estadía allí en lo alto, ayudandolo a ser aún más único y maravilloso.
También tenía junto a él al Viento, uno lleno de frescura y libertad que lo guiaba siempre hacia nuevos cielos en donde mostrar sus colores.
—¿Cómo estás? —preguntó su amigo con una sonrisa, miéntras lo dejaba ir y seguía caminando junto a él.
Uteki en cambio solo lo observó por unos segundos pensando. Que Kotaro era como el viento.
Lleno de frescura y libertad.
Que podría hacerte respirar con pureza y olvidar tus problemas.
—Bien, ¿y tú? —respondió con una pequeña pero verdadera sonrisa, mientras decidía olvidar sus pesares por lo menos en ese momento
Y disfrutar del camino y la compañía de su buen amigo, durante su ida a la Yūei.
—¿Qué con esa extraña sonrisa? —habló el castaño con un gesto gracioso en su rostro mientras se cubría su cuerpo con exageración—. ¡Yo ya tengo novia, así que lo siento! —gritó dramático mientras empezaba a correr al ver la entrada de la academia.
Mientras oía los gritos de amenaza de su mejor amigo y reía por sus maldiciones a su pequeña broma.
—¡Idiota, Kotaro idiota, vuelve aquí!.
Quizás su cálido corazón aún no sanaba.
Pero, con el tiempo suficiente y rodeado de las personas correctas.
Poco a poco el atardecer podría recuperar sus verdaderos colores.
—¿Sora-san volvió?.
Ambos estudiantes se encontraban caminando por los pasillos con pasos calmados, pues tenían tiempo de sobra para llegar a su respectiva clase.
El pelinaranja solo se dedicó a asentir con la cabeza mientras una pequeña sonrisa había pintados sus labios y sus orbes semejantes al hermoso ocaso mostraban un inigualable brillo. Mientras lo cálidos momentos que había pasado junto a aquella muchacha de cabellos grisáceos y orbes violetas abarcaban su mente.
—Si, unos días antes del final de la vacaciones —explicó el joven de ojos naranjas mientras escuchaba a su amigo quejarse de porque no se había enterado antes.
Así ambos amigos siguieron su camino, hasta llegar al piso correspondiente de su curso.
Hasta que las voces de tonos elevados de un grupo de estudiantes de menor grado que iban caminando como si nada riendo y disfrutando de su conversación. Les llamó la atención.
—¿Han visto a las Sempais? —ambos estudiantes de la clase 3-A escucharon de paso sus palabras, creyendo que no eran importantes, hasta que escucharon las palabras que le seguían a aquella pregunta—. Mis favoritas son si dudas las del departamento de héroes.
Kotaro se detuvo al oír como aquellos jóvenes se encontraban hablando de sus compañeros de curso, no de una forma muy educada. Aquello lo hizo apretar sus manos formando puños y avanzó dispuesto a ir junto a ellos y ponerlos en su lugar.
—Kei... —pero la voz de su mejor amigo lo detuvo mientras también lo sujetaba del hombro, negando con la cabeza indicándole que no se dejará llevar.
El castaño frunció las cejas y decidió hacerle caso a su compañero, mientras ambos seguían avanzado hacia su clase detrás de los mismos chicos que no paraban de hablar sobre sus superiores femeninas, especialmente las de la especialidad de héroes.
—Hado-senpai está cada vez más hermosa —escuchó a uno de los estudiantes de segundo año decir con una sonrisa entusiasta, mientras algunos de sus amigos le daban la razón.
Uteki sintió el cuerpo de su amigo temblar un poco al parecer del enojo hacia esos menores, extrañado volvió a decirle que se tranquilizara. Aunque el también no sé encontraba muy a gusto con las palabras de aquellos chicos.
Pero sabía que no podía permitir ningún problema en el primer día de clases, menos aún si se trataba de su mejor amigo.
—Realmente están bien buenas —susurró uno de ellos con una sonrisa pícara en sus labios.
Aquellos fue la palabra que terminó con la paciencia de ambos.
Kyōfū dejo a su mejor amigo libre, quien sin dudarlo empezó a caminar hacia los estudiantes de menor año. Hasta quedar junto a ellos.
—Sin dudas, es muy interesante de lo están hablando... —habló el castaño con un calmado y preocupante tono de voz, mientras rodeaba por los hombros de forma "amistosa" al joven que había nombrado a Nejire, sorprendiendo al resto del grupo—. Así que vamos, sigue hablando.
El kōhai de cabellos negros tembló al ver la sonrisa del aspirante a héroe, quien en vez de soltarlo reforzó su agarre de su hombro impidiendo que el menor pudiera liberarse.
—Nosotros...solo hablábamos de el inicio de clases —respondió en tartamudeo uno de los demás chicos de segundo mientras daba un paso hacías atrás junto a los demás.
Queriendo escapar luego de ser pillados por sus superiores y peor aún, por los compañeros de las muchacha de las cuales se encontraban hablando.
Pero antes de siquiera poder tener posibilidades de huir, el chico que había hablado sintió de repente que chocaba contra alguien. Volteó con rapidez encontrándose con unos vibrantes orbes de atardecer los cuales brillaban con intensidad.
Uteki se había acercado luego de oír las palabras de su amigo, queriendo ayudarle aunque sea un poco a pesar de que su personalidad tímida no fuera de la más intimidante.
Al menos era lo que el joven Atardecer creía.
—¿Realmente es así? —preguntó está vez el pelinaranja con la mirada puesta en los estudiantes quienes temblaron al verse acorralados.
Pero lo que no sabía, era que en aquel momento lo último que mostraba su mirada era su común timidez.
Pues sus orbes de ocaso, brillaban al tener su kosei activado sin querer. Siendo estos aún más brillantes y al parecer intimidantes para los menores que no tenían ni idea de que trataba su kosei.
Los estudiantes de segundo se asustaron aún más al ver como aquellos dos estudiantes se encontraban acorralando los. Aún más con el intemidante brillo que tenía ambas miradas, una naranja y otra marrón.
Kotaro al ver el susto que pasaron los jóvenes al ver el Konsei activo de su mejor amigo no dudó en activar el suyo, agradeciendo que ambos tuvieran un Kosei de carácter ocular.
—Así que, ¿responderán nuestras preguntas? —habló de nuevo el castaño con una tétrica sonrisa en sus labios.
Dando a entender...
—O les tendré que obligar a hacerlo...
Que aquellos pobres estudiantes no tendrían escapatoria.
—¡No vuelvan a hacer algo como eso!...
El regañó del docente y héroe profesional Snipe se escuchaba por los pasillos. Mientras arrastraba al joven Kotaro a quien había detenido al verlo correr a unos estudiantes de segundo.
—Lo sentimos Snipe-sensei —se disculpó el pelinaranja con timidez al oír los regaños de su nuevo maestro titular.
Así Uteki camino detrás el héroe mientras observaba a su mejor amigo gruñir en voz baja por no haber puesto a aquellos kōhais en su lugar.
—Ambos vayan a sus lugares... —habló el docente luego de ingresar a su salón mientras dejaba a Kei libre.
Así ambos bajo las miradas curiosas de sus compañeros ingresaron al aula, y al parecer a pesar de haber salido de su casa tan temprano.
El atardecer fue uno de los últimos en ingresar a su clase.
—Oye... —escuchó a su compañero castaño llamarlo en susurró, al ya estar sentados en sus respectivos lugares, que por suerte quedaban uno al lado del otro.
Uteki volteó a verlo con curiosidad, mientras notaba como el castaño sonreía de forma divertida.
Aquello hizo sonreír al pelinaranja mientras negaba con la cabeza, sin dudas su amigo era un caso perdido pues al parecer no se arrepentía de nada.
Así transcurrió las horas de la primera clases, mientras cada respetivo curso iniciaba su año escolar.
Y en caso de aquellos dos amigos.
Daban inicio a su último año en la U.A.
Mientras que sin notarlo, aquel hermoso Atardecer comenzaba a recuperar sus colores.
Después de todo, el dolor puede ir desapareciendo poco a poco.
Cerca de las personas y amistades correctas.
Nota de la Autora:
Al fin pude publicarlo!!.
Mil disculpa por la tardanza y espero que disfruten del capítulo.
Gracias por leer!!.
Pdta: como nunca lo había mostrado, en el multimedia se encuentra la verdadera apariencia de Kotaro Kei! :)
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