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El orgullo de poder ser uno de los mejores soldados dentro del palacio era algo que nadie podría arrebatarle. Raito era orgulloso y como un ave real le encantaba mostrar su plumaje, le gustaba que vieran sus capacidades y que lo tratarán como merecía.
Por eso cuando supo que serviría directamente al matrimonio imperial se dijo a sí mismo que haría lo correcto, que trabajaría por ellos y para ellos. Al final de cuentas eso es lo que hace un soldado, el código que el mismo se impuso no solo era un aprendizaje familiar si no propio, ¿de qué servía tener vida si esta misma no era útil para quienes le rodeaban?
Aún si no hubiera nacido en el seno de una familia guerrera habría vivido con honor. Tratando de ser útil para los demás y para sí mismo.
Esa era su mayor encomienda, servir a la emperatriz y al emperador seguir siendo uno de los orgullos de sus padres. Seguir llevando honor a su apellido y ancestros, tal y como su padre lo había hecho al menos esos fueron sus deseos hasta que el verdadero rostro de su padre fue descubierto. Creía que era el hombre más honorable que conocía, su sopresa fue grande cuando supo del intento de asesinato hacia su emperatriz.
Si le hubieran dado la orden de asesinarlo lo habría hecho sin dudarlo, al final de cuentas su alma y sus servicios le pertenecían ahora al matrimonio imperial, cualquiera que atentará sus vidas debía ser eliminado. ¿Pero, su padre? Aquel hombre que lo había criado con disciplina, honor y perseverancia, aún era difícil de asimilar que alguien así cayera en manos de la avaricia y el deseo de poder.
Viendo a la emperatriz caminando por las calles, sosteniendo una sombrilla lado a lado del emperador. No permitiría que les pasará nada, Gon no solo era su "amo" también era una especie de hermano mayor uno aún más cariñoso que Tomoki. En poco tiempo entendió porque el emperador lo cuidaba como lo hacía, y es que era debido al moreno que sus decisiones no se basaban solo por su deber si no también por los sentimientos que ya atesoraba dentro de su corazón.
Aunque su hogar no fue un infierno, si fue uno vacío. Su madre murió cuando el apenas podía guardar recuerdos de ella, su padre se casó con una de sus concubinas y dejo su cuidado a varias institutrices además recordaba con lamento como fue separado por muchos años de su hermano para que cada uno de ellos se perfeccionará en el área en que se iban a enfocar.
Jamás tuvo algo cálido, no hasta que llegó Gon, Killua, las doncellas y Takeshi. Eran como una familia por la que daría su vida.
No solo como un fiel sirviente, si no alguien que en verdad los apreciaba.
—Te veo muy pensativo—hablo su mayor a su lado—ambos estaban sobre dos hermosos caballos blancos—¿Todo bien, niño?
—Así es—sonrió—El aire es pesado.
—Lo sé—contestó mirando a los alrededores sintiendo el viento frio sobre su rostro—Muchas cosas se acercan.
Ambos se miraron sin decir ni una palabra más. La sensación era extraña, como si el mismo viento les advirtiera que cosas malas se acercaban, no sabía si era solo la paranoia de este día frío o en verdad su presentimiento no le fallaba.
Esperaba que fuera lo primero.
A metros de ellos Gon caminaba sobre la calle alado de su marido, veía con emoción las casas y los lugares que ya estaban reconstruidos habían incluso unos cuantos niños jugando a cierta distancia de ellos.
El moreno caminaba lado a lado de Killua, quien lo veía sonriente. Era la primera vez que salía del palacio.
—Lo cumpliste—dijo de repente, mirando un árbol que estaba empezando a quedarse sin hojas.
—¿Qué cumplí?—preguntó Killua, confundido.
—Cuando estaba enfermo me dijiste que te acompañaría siempre—le miro sonriendo—Sé que no es nada a comparación de los lugares a los que fuiste, pero, en verdad gracias.
Killua notó que la mayoría de señores no estaban cerca, por eso Gon se había dado el gusto de poder hablar con un poco más de libertad.
—Te dije que lo haría—se acercó a el, mirando a lo lejos varios niños que jugaban en el suelo con la poca nieve que empezaba a caer—Aún falta mucho, además estamos de suerte. La capital hace varias cosas interesantes durante estos días—Gon le miro con emoción—Son 5 días llenos de bailes y oraciones a los Dioses, para pedir que el año se acabe bien.
—Por eso Tomoki pidió que los señores se quedarán—le miro entendiendo los planes de su maestro y amigo.
—Esos hombres fueron privilegiados, se escondieron y solo ayudaron a quienes les servían durante la guerra, si hubieran matado a más gente a ellos les hubiera importado menos—dijo con asco, Gon entendió que tipo de personas eran aunque desde un inicio con solo verlos, escucharlos supo que eran el tipo de personas que buscaban poder y favores que mejor si venían del mismísimo emperador.
—Tomoki, ¿piensa humanizarlos?, ¿qué tengan empatía por el pueblo?, ¿cierto?—le preguntó mirándolo, Killua asintio aunque su expresión le decía que no estaba convencido.
—Si, no es mala idea—dijo—Pero, gente como ellos jamás sentirían un poco de empatía por otras personas. Fueron criados así y crían a sus hijos de la misma forma.
—Tampoco creo que funcione—aceptó.
—No te preocupes tanto por eso, tienes tres días para disfrutar de todo lo que se hace—le sonrió el albino al ver la preocupación en sus ojos—No te arruines los días, el pueblo no sabe que asistiremos, o bueno los organizadores claro que lo saben esto para que se haga lo más real posible sin tanta cosa ostentosa—le explico haciendo que Gon asintiera levemente.
—Realmente si quiero—le dijo dejando que la emoción invadirera cada centímetro de su cuerpo.
—Así me gusta sonriente—toco sus mejillas frías notando que su rostro se coloreaba de un rojo más intenso que el que ya tenía consecuencia del frío. Desde hace tiempo había notado las diferentes reacciones que su amigo tenía sobre todo cuando lo tocaba o estaban muy cerca. De una extraña forma le gustaba crearlas, el hecho de que solo le ocurrieran con el hacía que se sintiera aún más satisfecho. Sonrió al notar la timidez que desprendía el moreno, fue cuando su mente le jugó una mal pasada y le hizo recordar aquella vez que lo encontró junto a Tomoki dentro de la biblioteca.
—¿Killua?—el moreno lo llamo curioso por su repentino cambio de humor, quitó con cuidado sus manos de la tersa piel—¿Todo bien?
—Si—sonrió algo más forzado ¿Tomoki también podía crear esas reacciones en Gon?—¿Por qué no seguimos? Los señores dijeron que irían al templo principal.
—Me parece bien—le respondió, caminando a su lado. Hizo que sus corceles personales se acercarán, el precioso caballo negro le pertenecía a Gon—¿Iremos a caballo?—preguntó acariciando con cariño la cabeza de su querido amigo.
—Irás—le dijo sosteniendo con una mano la cuerda, el chico asintio viendo a Killua y luego viendo a Kumiko que casi de inmediato llevaba el banco para que pudiera subir. Sin embargo, el moreno quiso aprovechar la situación.
—Súbame entonces, emperador—le miro con inocencia haciendo que el albino riera. Este era el Gon que le gustaba y que gracias a todo el tiempo que pasó encerrado poco a poco iba desapareciendo. Sin negarlo encerró sus manos alrededor de su pequeña cintura y sin mucho esfuerzo lo dejo sobre su caballo.
—Sigues estando baja de peso—dijo haciendo que Gon rodará los ojos. Dió una mirada rápida al lugar viendo que los ancianos estaban a unos cuantos metros entendiendo el cambio en las palabras de Killua.
—Estoy siguiendo todas las indicaciones que el médico dijo para que subiera de peso—se defendió tomando las riendas de su caballo.
—Se nota—quiso molestarlo, subiendo a su caballo de un reluciente color blanco con una melena de un color más café. Sin embargo, el señor Inoue se acercó con una sonrisa encantadora detrás de ellos su mujer e hija estaban dentro de un pequeño carruaje tirado por dos caballos de color crema.
—Nos dimos el lujo de ya haber dado un pequeño paseo—sonrió—He de decir que la capital se ve llena de vida.
—Lo está, con el término de la guerra han estado mejor—contesto Killua retomando su papel de emperador frío. A Gon le encantaba verlo de esa forma. Se le hacía tan atractivo aunque le diera vergüenza admitirlo.
—Estoy sorprendido por el gran avance que ha tenido la capital en infraestructura—alago—El poder cayó en las mejores manos posibles.
Gon sabía que esto eran solo palabras vacías, llenas de frivolidad que carecían de verdadera lealtad o sopresa.
—Y seguirá avanzando, no solo con la capital si no con todos lugares de nuestro país—dijo Killua haciendo que el caballo avanzará, Gon también hizo que el suyo se moviera alado de Killua—Dijo que quería ir al templo principal de la región, preparese para el camino.
—Muchas gracias mi emperador—le sonrió alejándose para juntarse al pequeño carruaje.
La joven Reiko miraba con atención a la pareja imperial, sobre todo el comportamiento que tenía el emperador con su emperatriz. Su madre que también miraba dió una sonrisa satisfecha.
—Hija debes conseguir una buena impresión en el emperador durante estos días—dijo sosteniendo su mirada al frente, la muchacha de cabellos cafés asintio dándole una sonrisa inocente.
—Lo haré madre.
—No olvides que tu mayor amenaza es esa mujer—siguio hablando—Sin embargo, una vez que obtengas un lugar en el palacio podrás deshacerte de ella.
—Se cuidadosa y gracial—escucho ahora a su padre quien iba lado a lado de su carruaje.
—Haré mi mayor esfuerzo—contesto elegante, dando una última mirada a la mujer que sonreía levemente ante algún comentario del guapo emperador.
Cuando supo que tenía la oportunidad de poder conocer al gran emperador del que todos hablaban entendió cuál sería su mayor ambición. Desde pequeña fue criada con la más exquisita educación en muchas áreas, aprendió a ser bonita y callada para poder asegurar tener bastantes propuestas de cortejo y así poder escoger la que mejor le convendría.
En un principio pensó que su padre tomaría la decisión de con quién casarla, sin embargo, cuando supo que su preciosa hija podía aspirar a algo mas grande dejo que ella misma escogiera esa poderosa decisión por lo que estaba bastante agradecida por ello, tampoco quería ser casada con un hombre mucho mayor que ella o alguien que la tratara mal. Había dejado que el tiempo pasara para que pudiera escoger de la mejor forma, cuando la oportunidad de poder tener al emperador dentro de sus manos se presentó no podía permitir dejarla escapar, mucho menos cuando lo vio por primera vez y al ver cómo trato a su emperatriz fue solo la gota que derramó el vaso para hacerse a la idea de conseguir ser su concubina.
Emperatriz no podría serlo, por ahora. Pero entrar al concubinato era algo necesario, sin pretextos.
Sabía que muchos emperadores y nobles habían tenido sus propios harem, incluso durante la guerra supo de varios hombres que tenían a su cónyuge junto a varias concubinas, pensaba que el emperador no sería diferente.
Incluso aquella princesa que había entrado a la cena la noche anterior tenía pinta de estar dentro. Aunque, entendía que las concubinas tenían rangos dentro de... Si esa rubia estaba en el entonces sería una con gran poder, para estar en una cena tan importante debía serlo.
Aún tenía mucho que recorrer y planear, se aseguraría de ser la emperatriz, y hacer lo que su madre hizo con su padre. No permitir más el harem, ni concubinas. No había heredero sería más sencillo de esa forma, no se preocupaba mucho por entrarle por los ojos al atractivo emperador, era muy bonita, joven, fértil, segura e inteligente.
El problema sería dejarlo entretenido, que por más que pruebe otros sabores el suyo sea el importante, su favorito.
Hombres, tan tontos pero de misma forma tan tercos y ambiciosos. Enamorarlo sería otra opción, así como hizo su madre aunque nada le garantizaba que no buscaría placer en otros brazos, pero jurar eterno amor sería su mayor logro y podría jugar tanto como quisiera si tuviera esa carta en su poder.
En el peor de los casos solo sería una concubina o incluso un consorte principal pero, aún así tendría poder y riquezas. Solo tenía que realizar la parte más fácil de su plan.
Seducir al emperador. Sonrió con gracia mirando al cielo, abrazando el frío que se colocaba por sus telas y eso sería tan divertido.
Una vez arriba, en el gran monte el precioso templo era visto con ojos maravillados. Los tres líderes miraban con emoción lo bien construido que estaba el templo, lo mucho que se había implementado y la hermosa estatua que estaba dentro tallada con finas técnicas, la estatua del guardián Suzaku¹ se levantaba de forma imponente y preciosa.
Una de las mayores atracciones de la capital eran los mismos templos que se encontraban en los cuatro puntos cardinales de Kioto, sin embargo, fueron abandonados y descuidados durante la guerra, pocos venían a darles mantenimiento por lo que ahora verlos en su plenitud, viendo las ofrendas que dejaban era un deleite.
—Es precioso—dijo Gon al ver la estatua del ave, Tomoki quien estaba a unos pasos detrás de el sonrió, asintiendo por completo.
—Lo es, majestad—el moreno lo volteo a ver para sonreírle. Killua estaba con los señores explicando que cada uno de los templos había sido reconstruido, de igual forma hablo un poco de la pequeña fiesta que el mismo pueblo hacía durante estos días.
—Estoy bastante emocionada por el festival—dijo con una sonrisa, imaginando la inspiración que tendría al poder ver y disfrutar de estas ceremonias que tanto le gustaban.
—Serán días agradables—concordó con una sonrisa amable, a Gon le agradaban las sonrisas del concejal, eran unas que no denotan una felicidad extrema, tampoco eran falsas y frías solo por etiqueta. Eran amables, estaban ahí como una expresión tan propia y normal del hombre que no verla en su rostro sería raro—Estoy seguro que el emperador estará muy feliz de compartir ese preciado tiempo con usted—la sonrisa amable paso a una pícara con un tinte divertido pero que no se podría apreciar del todo, Gon rodó los ojos, este hombre tomaba cada vez más libertades con el que aunque no le molestaba si le ponían nervioso, porque le hacía sobrepensar todo—Podrían tomarlo como una cita.
—No empieces Tomoki—dijo sin dejar su postura elegante pero con sus mejillas calientes que de forma periódica empezaban a tornarse rojas, de nuevo—No digas tonterías, esto es trabajo.
—Se pueden dar el lujo de desaparecer un rato—le sonrió aún más, dejando que la sutil diversión se esfumará y que ahora sea una expresión de completa complicidad acompañada de picardía—Yo podría ser su cómplice.
La idea era tentadora, mucho de hecho. Pero, ¿qué haría? ¿Tratar de seducir a Killua? ¿Con que exactamente? Era estúpido. Pero el tonto de Tomoki siempre lo molestaba diciéndole cosas que hacían que se ilusionará de más, que pensara que tenía una oportunidad.
—Ya veremos—fue lo único que dijo con una sonrisa forzada, aún sonrojado por el solo pensamiento de tener una cita, ahora que lo pensaba gracias a que fue un matrimonio forzado no hubo un cortejo previo, no hubieron citas y aunque obvio ahora no importaba, imaginarse ese juego previo antes de dar el si era... Extraño, ¿Killua sería del tipo romántico? La sola idea de haber pasado por toda esa etapa le hacía sentir tan tímido.
Como una de las protagonistas de los libros que le encantaba leer, esas que relataban sus sentimientos ante las palabras dulces o el trato único que sus parejas tenían con ellas.
Se sentía así, lastima que era todo solo un producto de su imaginación. Ya estaba casado y el como un tonto se había enamorado.
—Estare a sus órdenes—susurro por último el joven concejal divertido, Gon solo se hizo aún más pequeño en su lugar, llevando su mirada al frente dónde estaba Killua hablando con los señores feudales. Sin embargo al buscar el rostro del albino, lo vio mirando al lugar donde el estaba. Su corazón palpitó al notar que el emperador seguía hablando sin quitarle la mirada de encima y por el contrario, le dió una sonrisa para luego ahora sí pasar su vista a los hombres que asentían.
Estaba seguro que ahora, todo el tiempo que pasaba con Killua si rostro estaba al cien porciento rojo, todo el tiempo. ¿Killua se habrá dado cuenta de eso?
Esto del amor era tan complejo que en verdad quería pasar de nuevo a leer romances trágicos siendo el una presencia que estaba ahí solo para entretenerse con aquellas historias y no ser el protagonista de una de ellas.
Se tocó el puente de su nariz agotado.
—Esta noche la gente dará sus oraciones y se lanzarán linternas al cielo con la imagen del guardián Genbu² también se dará gracias a la Diosa Inari³, por las buenas cosechas—se escucho dentro del templo, las familias asintieron aceptando—Al final habrán algunas obras de teatro y se regalaran dibujos de zorros.
—Una maravilla—dijo la esposa de Inoue—No sabía que la capital fuera tan tradicional.
—Es una grata sorpresa—le contesto la señora Ōmori—Sera encantador verlo.
—Así es—Gon vio como el concejal se acercó alado de Killua, quien con esa sonrisa tan extraña que tenía se dirigió a las familias—Por eso mismo esperamos salir pronto, para ya irnos al lugar donde se celebrará.
—Den sus oraciones al guardián si así lo requieren, en pocos minutos bajaremos—dijo el emperador, las familias asintieron e hicándose bajo el gran mural y la estatua cerraron los ojos y oraron, prendiendo tambien un par de palitos de incienso.
Gon salió del templo bajo las escaleras hasta llegar al patio que estaba lleno de flores, veía al cielo ya se estaba oscureciendo, era la primera vez que pasaba tantas horas fuera del castillo.
—¿Quiere su capa, mi emperatriz?—se acercó Kumiko con la tela sobre sus manos—Ya hace frío.
—Si por favor—contestó, la castaña se la colocó con eficiencia. Estaba volteado dándole la espalda al templo, Kumiko era quien tenía la vista por completo a la entrada del mismo.
—Majestad debería voltear con tranquilidad—sugirió su amiga sin perder el porte y alejándose con la cabeza baja, haciendo lo que pidió volteo de la forma menos obvia. Observando a Killua hablar con la hija del señor Inoue, el comportamiento del emperador era el normal lleno de etiqueta, pero, no era estúpido podía ver qué la muchacha estaba en un plan bastante... ¿Coqueto? Uno que quería parecer inocente.
Era valiente para atreverse a coquetearle a un hombre casado, quiso ir acercarse de la forma más sutil e interrumpir su plática. Pero, no lo hizo su tía le habría dicho que no se rebajará. Y eso haría, Killua asintio un par de veces para luego alejarse de ella y caminar directamente a el.
Pensó que tal vez estaba alucinando, tal vez la muchacha solo pregunto por las ceremonias o por cualquier otra cosa y el estuvo viendo cosas donde no las habían. A su mente llegó la palabra concubinato, haciéndolo temblar. Killua no lo haría se alentó a sí mismo.
No lo haría, ¿cierto?
—Es hora de irnos, emperatriz—le hablo el albino, Gon asintio—El lugar no esta muy lejos de aquí, será en un campo cercano.
—Estoy emocionada—se limito a decir algo abrumado por sus pensamientos.
—Entonces vamos—lo guió a su querido caballo, lo monto viendo que Killua hacía lo mismo con el suyo, busco con la mirada a la muchacha de cabellos color chocolate, la encontró observando a Killua. No estaba loco, esa niña tenía otros planes, estaba seguro.
Bajaron del templo en silencio cada uno absorto en sus propios pensamientos, no fue hasta que llegaron al gran campo que era iluminado por los faroles y las velas, había mucha gente que les sonreía con emoción y respeto. Siempre sería abrumador ver al pueblo tan feliz por ellos, ver a sus ojos y notar esa lealtad ciega que tenían en ellos.
—¡Es una alegría tener al emperador y a nuestra emperatriz aquí!—gritaron varios de ellos con genuina felicidad.
Un sacerdote hizo el favor se seguir con la ceremonia, se le dió las gracias a Genbu por la llegada exitosa del invierno además por ser el guardián de la parte norte de la capital. Por protegerlos y darles longevidad.
Se les dió a cada una de las personas unas preciosas lámparas de papel que estaban grabadas con la imagen del guardián Genbu, era un dibujo exquisito, definitivamente Gon le daría sus felicitaciones al artista. El matrimonio estaba lado a lado sentados en uno de los tronos que habían llevado especialmente para ellos; ambos tenían en sus manos dos lámparas, listas para lanzarlas al cielo.
Unos segundos después Gon vio como las lámparas comenzaron a flotar iluminando el cielo como pequeñas luciérnagas. La miel dentro de los ojos del moreno brilló con emoción, viendo encantando imaginando las posibilidades de poder plasmar este hermoso momento en una de sus pinturas. La gente miraba también con éxtasis el cielo iluminado no solo por su agradecimiento a los dioses si no también por su esperanza de que la paz reinará por muchos años más.
Los niños señalaban encantados al cielo, Gon podía observar sus ojos iluminados por la luz de esas linternas. Era precioso, cerro sus ojos pidiendo por toda la gente del país, agradeciendo que por ahora las cosas iban bien, prometió seguir como ahora mejorando para ser un buen monarca y seguir ayudando a Killua con todo lo que pudiera.
—Emperador, emperatriz lancen sus lámparas. Por favor—pidio el sacerdote con amabilidad sonriendo al ver que ambos se levantaban y también lanzaban sus linternas las personas se regocijaron de felicidad, luego los invitados también aventaron las suyas.
La ceremonia era alegre y aunque los organizadores le prometieran al emperador que no habrían muchas cosas aparatosas aún así todos hicieron sus mejores interpretaciones en canto, música, baile y actuación.
Las muchachas que cantaban lo hacían con elegancia, a Gon le encantaban los bailes. Eran un arte que en verdad le gustaba ver.
La gente estaba bastante feliz, incluso los invitados se veían satisfechos. El trono que les llevaron solo era alto por unos metros, habían pocas escaleras que llevaban a los asientos del matrimonio.
Debajo estaban los soldados supervisando que nada malo pasará además de tener a un lado a los invitados que miraban a la gente disfrutar de la ceremonia.
—Creo que estaré un poco impaciente por ver las pinturas que harás—le dijo a Gon de repente haciendo que el moreno lo mirara.
—Tengo muchas escenas que me encantará pintar—afirmó, pasaron unos segundos de silencio, hasta que continúo con la plática—¿Así será mañana, también?
—¿Cómo?—preguntó curioso.
—Tranquilo y feliz. La gente, está muy emocionada—dijo pasando su mirada al pueblo que reía—A veces pensaba que nuestro matrimonio no significaba nada para ellos, ahora veo que no es así.
—Ya no hay guerra, pueden salir cuando quieran, hacer sus ceremonias como antes de que todo estallara. No tienen miedo—completó el hilo de pensamientos que sabía estaba teniendo el moreno—Yo también espero que siga así.
—Con paz—susurró dándole una gran sonrisa—En verdad estoy feliz, gracias Killua.
—Ya te lo dije, es lo mínimo que puedo hacer—le sonrió también, aunque ahora las sensaciones eran raras, había sudor en sus manos y su corazón latía con más fuerza que lo habitual, ¿qué le pasaba?
—¿Mínimo? Haz hecho mucho por mi. En un inicio creí que casarme contigo sería una maldición—se sincero, sin preocuparse que los invitados, soldados o la gente escucharán porque no lo harían. El sonido de la música era bastante fuerte igual que el bullicio además los invitados se estaban paseando por el campo probando la comida que había en varios puestos.
—Creí lo mismo—dijo, aunque su mente procesaba la palabra matrimonio era verdad que ya antes había tenido esa plática interna, eran esposos incluso cuando Gon estuvo enfermo el significado aún no tenía el peso que por alguna razón le encontraba ahora.
—Ahora creo que fuiste la mejor opción, me alegro de ser tu... ¿esposa?—miro a los invitados que se veían bastante entretenidos.
—¿Cómo sabes que fui la mejor opción? Pudo haber alguien más que te haya tratado mejor—sus palabras hicieron reír al moreno, su risa.
—Créeme Killua, no hay nadie que pudiera tan siquiera quererme como un amigo fuera de la gente que me conoció desde niño—la sonrisa triste le hizo sentir dolor, no era así. No debía ser así—Por eso estoy alegre, tu sabes que pocas veces salía de mi hogar y aunque aquí sigo actuando un papel... Soy un poco más libre.
La sonrisa de Gon siempre fue linda, era agraciada, divertida y llena de vida. Ahora tenía un tinte diferente, sus ojos brillaban de otra forma y su voz también era más suave.
Sus mismos sentimientos eran extraños, como si las palabras de Gon calmaran la maraña de dudas que su cabeza había tenido horas antes. Pero, ¿por qué?, ¿Por qué sus pensamientos iban más allá de una simple relación amistosa?
—Soy tu esposo—contestó de repente, Gon se sonrojo por completo. Pensarlo y decirlo eran dos cosas muy diferentes, incluso el rostro pálido de Killua también se coloreo un poco de rojo, el moreno se dió cuenta que incluso el color pintaba la punta de sus orejas—Darte las libertades que deseas es mi deber.
—Ves de esto te hablo, otro hombre se hubiera deshecho de mi en cuanto tuviera la oportunidad—dijo con un tono algo divertido, aunque para Killua fue todo menos eso.
—Creo que—el moreno puso atención a sus palabras—No puedo imaginar compartir mi vida con otra persona que no sea tú.
Los sentimientos en Killua florecieron, eran extraños incluso decir esa pequeña frase era mucho que aún no asimilaba, pero, que era tan real. No sabía de qué se trataba, pero estaba seguro que compartir su vida con Gon jamás sería un error incluso ahora no podía imaginarse estar aquí con alguien más, ver los ojos de alguien más, dormir con alguien más, llamar emperatriz a alguien más.
Debía ser Gon y solo el. Pero, ¿por qué?
...•...
1 Suzaku (朱雀): Es la palabra japonesa que se utiliza para designar a uno de los cuatro monstruos divinos de la mitología japonesa, representativos de los puntos cardinales. Simboliza el sur y se representa como un ave fénix. Su elemento es el fuego. En china se le conoce como el ave bermellón y también representa el verano.
2 Genbu (玄武): Es el dios que simboliza el norte y su elemento es tierra. Se representa como una tortuga con una serpiente. En china se le conoce como tortuga negra y además representa el invierno.
3 Inari (稲荷): Es la deidad japonesa de la fertilidad, el arroz, la agricultura, los zorros, la industria y el éxito en general. Suele representarse como una deidad masculina, femenina o andrógina, y en ocasiones se representa como un conjunto de 3 o 5 deidades.
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Holaaa<3
Más vale tarde que nunca JAJAJAJAJ. La verdad es que este capítulo me encantó help, pero fue muy difícil tratar de subirlo. Odio Wattpad no me dejaba hacerlo y por un momento creí haber perdido la mitad de lo que escribí.
Sinceramente estaba a punto de ponerme a llorar de la frustración.
Ya vamos de camino al drama ajajjaja no solo el drama en el Killugon si no en general al drama se todo esta parte de la historia. Estoy re emocionada.
¿Les está gustando? Es que yo de verdad estoy muy orgullosa de como está saliendo esto. Igual con todo lo que he estado investigando de Japón en general, aunque esta historia obviamente tiene muchos errores históricos me gusta como va quedando.
Nos leemos este finde de semana, les recomiendo mucho leer el capítulo con la canción de fondo sobre todo el final.
Bye bye les quiero mucho. ♥️
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