🎐 二 ⠘ ² 🎐

"Está casa abandonada
brilla
en su vida de montaña.
¿Cuántas noches ha pasado
aquí la luna?"
- Ono no Komachi -

La futura emperatriz estaba sentada en aquellas piedras con una sonrisa alegre, saludando a los pequeños niños que se acercaban y entregaban flores de sakura.

A su lado, Killua estaba parado con la mano en la katana que tenía en su cadera, una sonrisa tranquila era la que le regalaba a esos niños.

— Es muy linda, majestad —hablo uno de los niños que la miraba con una sonrisa.

Sayuri asintió con la cabeza, posando su mano en la mejilla del pequeño con una sonrisa amable.

El niño rió encantado y salió corriendo junto a su madre que los esperaba con una sonrisa maternal, haciendo una reverencia a ambas majestades.

El albino asintió, mientras que Sayuri movía sus manos de un lado a otro, cuando vieron que nadie estaba cerca el moreno pudo suspirar.

— ¡Aaaaah! —exclamo el chico estirando sus brazos.

— ¿Qué ocurre? —preguntó el albino.

— Estoy cansado, esposo mío le pido que me cargue —el chico estiró sus brazos al albino que entorno los ojos y movió la cabeza caminando hacia Kito quien se encontraba a unos cuantos metros.

Gon frunció el ceño e hizo un puchero.

Se levantó cómo pudo arrastrando el gran yukata azul con fastidio. Caminando hacia los dos hombres que hablaban seriamente.

— Mínimo me hubieras ayudado a levantarme, para ser mi esposo das mucho a que desear  —el chico lo miro con indignación.

— No caeré más en tus trampas, Gon, te conozco —el chico hablo comenzado a caminar.

— Odio que te sientas superior y que sabes todo de mi solo porque llevas aquí 4 meses —el chico camino a su lado refunfuñando

— ¿Será por qué todos los días estamos juntos a casi todas las horas?, dormimos juntos, Gon podría enumerarte todas las poses en las que duermes —el chico le dijo con una sonrisa orgullosa viendo como el moreno fruncía el ceño y rodaba los ojos.

— Cállate quieres, que yo también podría hacerlo —el chico odiaba los kimonos sobre todo los ostentosos, porque no podía caminar —. Pero de verdad me ayudarías si no se me cargaras sobre tu espalda.

Killua rodó los ojos, dejo de caminar haciendo que Kito también lo hiciera y Gon lo viera con una ceja alzada, el albino se acercó a la "futura emperatriz" y lo cargo en forma nupcial.

— La última vez que te cargue como dijiste, recibí tremendos regaños de tu sirviente y tú institutriz —argumentó el chico caminando con el delgado cuerpo del joven quien llevaba una sonrisa triunfadora.

— Me gusta tu sentido de supervivencia —el moreno dijo con burla viendo cómo el chico que lo cargaba lo ignoraba y seguía caminando.

Kito los miraba con diversión, eran como dos niños pequeños.

Pero, ¿cómo habían llegado a esto?

Sencillo, en estos 4 meses que Killua se la había pasado en este lugar simplemente se habían convertido en amigos. Unos amigos extraños que debían fingir estar enamorados y dormir en una misma habitación pero al final de cuentas amigos.

Pero no solo se la pasaban peleándose como niños chiquitos, si no, que también se la pasaban hablando de los miles escenarios que podrían vivir en su gobierno, ambos hablaban de sus lugares de origen, de la tradiciones, las costumbres de sus imperios y del como sería está nueva vida. Gon jugaba con el collar que llevaba Killua en su cuello mientras escuchaba la plática de ambos albinos.

— Perdón, pero me tengo que meter —el chico hablo haciendo que Killua bajará su mirada y Kito lo mirara.

— Diga majestad —hablo el hombre de cabellos largos sujetados en una coleta alta.

— Si lo que dice es correcto, entonces... ¿Cómo le haremos para desacernos de esos idiotas? —preguntó el moreno.

— No lo haremos, es mejor tener al enemigo de cerca que tenerlo lejos, por ello tienes que ser una linda esposa y estar —pero la voz divertida de Gon lo interrumpió.

— Callada pero con un ojo sobre ellos, hasta que por fin el palacio principal este terminado —hablo viéndose con Killua que sonrió orgulloso.

— Así es —respondió.

— ¡Hacemos un gran trabajo en equipo!, dime qué Kito será tu mano derecha en el palacio —el albino de cabellos largos sonrió realmente agradecido con sus palabras.

— Siempre lo ha sido, claro que lo será ahora —el chico de ojos azules lo miro con orgullo.

— Awww que lindos —cuando el chico había dicho aquellas palabras las puertas del palacio ya estaban abiertas.

Kumiko miro de mala forma como es que el principe Killua traía en brazos a Gon, pero sabía que el moreno era un chiquillo berrinchudo que seguramente obligó a su pobre prometido a que lo cargará de esa forma.

El Kimono se iba a arrugar, por eso odiaba tanto que lo cargará así.

— Majestades —hablo la joven con una sonrisa y una reverencia, Killua dejo a Gon en el suelo quien fue directamente con la chica de cabellos castaños envolviendo su brazo con el contrario.

— Kumiko -chan —canturreo el joven con alegría —. ¿Me ayudarías a quitar está horrible prenda?

— Por supuesto que no Majestad —la mujer le sonrió con burla al ver el rostro contrario —. Tiene que ir con la señorita Aneko.

— Uy —el albino sonrió con burla —. Es un buen día para morir.

El moreno le señalo con el ceño fruncido: — Oh ya verás tu —el chico le rodó los ojos para después ver a la chica que lo miraba —. Bien, entonces acompañame.

Pero antes de que caminarán el chico miro de nuevo a Killua volvió a rodar los ojos y le hizo un además para que se acercará, en un principio el albino no quería pero al ver la expresión de Gon no pudo negarse a hacerlo.

— Deberías cuidar más de tu imagen Killua Ashikaga —el chico acomodo las ropas que obviamente el había desordenado para después meter el collar entre estás.

Kito y Kumiko veían aquella interacción con ternura, porque quien viera de lejos podría ver a una pareja felizmente comprometida y además heterosexual; nadie debía porque enterarse que esa interacción estaba lejos de ser por amor, y que ambos se veían como amigos.

— Bien está bien, tendré más cuidado. Deja de regañarme —el albino lo miro con una sonrisita.

— Bien, puedes irte —el chico miro orgulloso su trabajo. Y como ya era costumbre, Killua asintió alejándose junto al hombre de cabellos claros.

— Vámonos Kumiko -chan —el chico hablo mientras caminaba a lado de su mejor amiga y sirvienta más cercana.

— Es bueno que casa vez tu relación con Killua -sama sea mejor —hablo la joven con una sonrisa.

— Bueno, al final de cuenta iba a suceder, en un inicio ambos estábamos reacios, pero ahora es como si fueramos amigos desde siempre, a pesar de que ya sabes está afuera mucho tiempo —el chico hablaba mientras caminaba y veía las hojas de los árboles moverse.

— Lo sé, ¿cuándo se irá? —preguntó la mujer.

— Mañana y regresará en dos meses aproximadamente  —el chico hablo y la mujer asintió, llegando a aquella parte del palacio donde su institutriz lo esperaba.

— Vendré cuando las cuatro varitas de incienso hayan terminado¹ —la chica dijo haciendo que el joven asintiera, se quedó ahí por unos segundos inhaló profundamente para después exhalar. Se dió ánimos a si mimo hizo correr la puerta encontradose a aquella mujer que siempre le había dado miedo.

Aquella mujer elegante que se encontraba con los brazos cruzados atrás de su espalda, mirando la pintura que estaba puesta colgada en aquella puerta, el kimono morado caía sobre su cuerpo, siendo apretado en la parte del torso y algo suelto de la parte de la cintura hacia abajo, adornado por tejidos de pequeñas flores rosas y rojas en la parte inferior de la falda.

Su peinado era un chongo algo elaborado con varias horquillas en ese cabello negro como el carbón.

— Llegaste temprano —hablo la mujer, haciendo que Gon cerrará la puerta con delicadeza.

— Así es Aneko -san —hablo el joven con algo de nervios.

— ¿Estudiaste? —preguntó la mujer volteando por fin, dejando ver ese rostro severo pero de rasgos finos, cejas pobladas, labios rojos y pequeños, con ojos color café oscuro, el maquillaje resaltaba las hermosas y duras facciones de su... Tía.

Siempre que la veía recordaba a su madre o como a él le gustaba que le llamase.

— Por supuesto, leí todos los libros de poesía y también comencé con los libros de política que me entrego padre y también los que usted me dió, estudie mucho —el chico hablo.

— Bien —la mujer contesto fría, lo miro de arriba a abajo —. Eres igual a ella.

El chico se hizo pequeño en su lugar, no le gustaba como lo miraba.

— Sayuri, eres igual a tu madre —eso había dolido —. Incluso en tu personalidad eres tan parecida, tan callada, tan obediente... Tan sumisa.

El chico la miraba con tristeza, enojo, vergüenza. ¿Por qué tenía que ser asi?

— Pero también tan inteligente, tan listo y tan manipulador —la mujer camino hasta quedar frente a él, la luz entraba un poco pero quién alumbraba era esa vela que se encontraba en la mesa, junto a la varita de incienso que aún se quemaba —. Gon, ¿estás conciente del poder que llevarás en tus hombros?

— Lo sé —respondió.

— Serás emperatriz de todo un país, la primera emperatriz, la primer mujer que llevará ese título —hablo con burla —. Lastima que no eres una verdadera, sería todo más fácil.

— Lo sé —lo sabía, sabía que sería más fácil, que no debería haber nacido así, ni siquiera él lo pidio.

— Pero, es lo que tenemos y es con lo que tengo que trabajar. Gon estarás en mundo horrible, dónde seguramente esos viejos concejales busquen un harem para tu marido —la mujer hablo —. Si no es que ya lo tiene.

— Eso es imposible —el chico salto a defender al albino, pero la mirada fría y dura de su tía lo hizo callar.

— No confío, ni en él, ni en esa princesa —hablo caminando atrás de la mesa baja, para luego sentarse en el zabuton². Gon camino hacia adelante para sentarse también aún confundido con las palabras de su tía.

— ¿Princesa? —

— Retz  Akiyama —fue cuando Gon supo de quién hablaba, a él realmente no le importaba aquella mujer pues nunca hubo un acercamiento grande más que cuando se presentaron, hace dos meses había partido a Kioto porque la necesitaban ahí.

— Oh, pero... ¿por qué? —preguntó curioso.

— Gon, has demostrado ser bastante inteligente, pero no puedo creer que no hayas pensando en esto que es algo tan fácil —no sabía si sentirse alagado u ofendido, aún así dejo que la mujer siguiera mientras servía las tazas de té con elegancia —. Solo, debes tener cuidado, el hecho de que esos concejales hayan aceptado no significa que te lo dejen fácil, encontraran la manera de siempre hacer que te eches para atrás o en el peor de los casos buscarán tu muerte.

Gon se puso pálido al escuchar aquellas palabras. Él no quería morir.

— Pero, ¿por qué no confía en la princesa? —preguntó tomando el yunomi³ con grabados hechos a mano.

— Sencillo, tu futuro marido está enamorado de ella —la mujer hablo dando un sorbo al recipiente, el moreno se quedo pasmado.

— ¿Cómo sabe eso? —preguntó con desconfianza.

— Solo un ciego no podría darse cuenta de ello —la mujer siguió bebiendo —. ¿Acaso no sabias?

— La verdad no —dijo el chico bebiendo.

— Por ello no me da confianza. Recuerda que cuando una mujer quiere algo, atravesará una montaña —la mujer hablo con una ceja alzada haciendo que el chico la mirada aún más confundido.

— Entiendo el dicho, solo no entiendo que tiene que ver con esto —el chico hablo y la mujer delante de él entorno los ojos.

— Si Killua está enamorado de ella y algo te llegará a pasar a ti, ¿no crees que ella sería la perfecta persona para poner en tu lugar? —su voz salió severa, como siempre había sido esa mujer.

Cómo siempre lo trataba.

Con dureza y disciplina.

Pero aún así sentía que se preocupaba por él.

Era... tan extraña y a la vez la única figura materna que ha tenido desde que su madre falleció.

— Lo creo, ¿pero eso no haría una nueva guerra?, si algo llegase a pasarme; se supone que es el trato, dos personas de ambos imperios gobernarían para que la paz en ambos imperios llegué —el chico escucho los pájaros cantar afuera de aquella casa.

— Claro, pero, si algo te llegase a pasar créeme que lo pasarán como algo accidental y podrían tener el control inmediato de las cosas. Los hombres cuando se trata de poder recurriran a lo que sea. Al igual que en el amor —tan sabía pero a la vez tan cruel.

— Tía, ¿que me aconseja hacer? —la pregunta fue con temor.

— No confiar ni en ella, ni en Killua. Tienes a muy pocas personas de tu lado Gon y creeme, ellos no lo están. No ahora hasta que se demuestre lo contrario —dos varitas de incienso habían terminado.

— ¿Cuándo sé que puedo confiar en Killua? —preguntó, porque tenía miedo a fallar, tenía miedo a perder.

— No lo sé —respondió —. La confianza es tan subjetiva, que solo tú sabrás cuando la tiene.

— Pero... —el chico entro en pánico.

— Gon, a partir de ahora debes confiar en ti, en ti inteligencia y en tu sexto sentido. A veces estarás totalmente solo para decidir las cosas no puedes depender de mi o de tu padre. No cuando te vayas de aquí —la mujer se levantó, encendió una vela aromática que poco a poco dejo su olor por la habitación.

— Yo lo sé, pero tengo miedo —se sincero esperando una risa burlona. Se sorprendió cuando nunca llegó.

— Yo también, no solo de ti, tengo miedo de nuestro imperio, de nuestra gente, de tu padre —cerro sus ojos y apretó los puños con fuerza —. Por ello debes ser valiente, te enseñe desde pequeño a como ser una mujer, ponlo en práctica porque para ellos eres peor que una de nosotras.

Gon la miraba.

— Se una mujer cuando sea necesario, se Gon cuando debas serlo —

— Sumisa y callada —susurro Gon.

— Así es, como todas debemos de ser, como a ellos les gusta —al voltear le dió una sonrisa burlona.

Porque el más sabía que ella no era sumisa y callada.

Sabía que las mujeres no eran más que de adorno en este mundo de hombres, sabía que personas como él eran monstruos. Y sabía que muy pocas mujeres tenían el lujo que su tía tenía.

Porque ella pudo estudiar, ella pudo aprender leer. Cosas que mujeres con rangos menores no podían hacer, ella tenía voz en el concejo a pesar de que muchas veces no la escuchaban, pero ella era la mano derecha de su padre.

Se mostraba sumisa, callaba cuando se lo pedían, con una sonrisa bajaba la cabeza. Pero, sabía que en una habitación cerrada hablaba con su padre de las mil cosas que debía hacer, hablaba de política, economía y de todo lo que una mujer no debía hablar.

Por eso la respetaba y por eso de alguna forma aceptaba sus insultos.

— Bien, quiero hablarte de un libro Gon —la mujer se acercó a una estantería sacando unos rollos que le mostró al moreno.

Los minutos pasaron, hasta que la cuarta varita de incienso termino. Se despidió de su tía quien solo asintió.

Al salir y como prometió, Kumiko estaba ahí con una sonrisa; para después acompañarlo y quitar el ostentoso kimono junto al peinado que llevaba. Dejando ver a un chico de piel morena, con el cabello largo hasta la cintura, con aquella marca en su cintura. Un hombre que guardaba un gran secreto.

— ¿Paso algo allá dentro? —preguntó la mujer con preocupación, esa mujer era demasiado cruel con él.

— Fue una plática muy... Extraña, esa mujer tiene el don de hacerme explotar la cabeza —contexto sobando el puente de su nariz.

— A todos en realidad —hablo la chica guardando las telas en su lugar.

— Es solo que no puedo no desconfiar en sus palabras. Podrá odiarme pero, esa mujer no dañaría a su pueblo —el chico había dicho recostandose en su cama —. Confiaré de nuevo en sus palabras.

— Tu sabes que esa mujer no me cae para nada bien. Pero, todos sabemos el poder que tiene y lo muy buena que es observando a la gente, lo que sea que te haya dicho fue por algo —todos sabían de la aquella mujer, y por lo tanto todos le tenían respeto. Sobre todo las mujeres, pero eso no quitaba su actitud asquerosa hacia Gon.

— ¿Sabes algo de la princesa Retz? —la pregunta la saco sus pensamientos.

— Muy poco, solo que es la hija de la segunda familia importante en el norte, la hija mayor y que además fue la candidata en matrimonio de Killua -sama —eso lo sorprendió, ¿por qué no lo sabía?

— ¿Cómo sabías de eso? —preguntó.

— Oh bueno, tal vez a Kito se le salio ese pequeño detalle —rió divertida.

— Mi tía dijo que tenía que cuidarme de esa mujer, de hecho me dijo que tenía que cuidarme de un posible harem —el chico estaba en una posición de estrella en toda la cama.

— Oh —la castaña miro con sorpresa, aunque... claro que podía pasar —. Ya veo porque estás así.

— Solo tengo que cuidarme de todos y no confiar ciegamente en Killua, eso fue lo que me dijo. ¿Cómo tengo que seguir con este matrimonio? —la pregunta iba dirigida más a él que a ella.

— Yo creo que el tiempo nos lo dirá, por ahora debes confiar en lo que el destino te está diciendo y sobre todo tienes que tener un equilibrio con Killua —la chica se levantó del suelo en el que había estado sentada —. Lo que sea que hagas estará bien, yo confío en ti.

Eso le hizo sacar un leve sonrisa.

— Me tengo que ir Gon, ten linda noche y despide a Killua -sama por mi, descansa —fueron las últimas palabras que salieron de los labios de la joven.

Gon se quedó ahí, mirando las sombras que se reflejaban en la pared, estaba tan... Asustado.

Confiar o no hacerlo.

Ahora estaba la princesa en toda esta ecuación.

Seguir lo que su tía le dijo, lo que incluso Killua le sugirió.

Sumisa y callada.

Sumiso y callado.

¿Cuál era la maldita diferencia entre Gon y Sayuri?

Porque a veces tenía la respuesta, y muchas otras no la tenía.

Escucho la puerta correr para después cerrarse dejando ver a un albino con una rostro cansado.

— Kumiko dijo que adiós —fue lo único que dijo, escuchando como el ojiazul se quitaba sus prendas.

— Gracias —se escucho. Gon se comenzó a arroparse en aquella cama que obviamente no compartía con Killua.

— ¿Cuándo crees regresar? —preguntó.

— Cuando arregle las cosas en Kyoto además de cosas pequeñas, recuerda que la siguiente ves tendrás que acompañarme —hablo el chico, acostándose en la cama que había hecho hace 2 meses para descansar en la habitación de Gon.

— Lo sé —fue lo que salió de los labios de Gon —. Descansa Killua.

La vela de apagó con el soplo de Killua cayendo en la oscuridad.

Definitivamente para Gon, esto era lo peor. Y aunque era fuerte, temía no poder hacer las cosas bien.

Ahora tenía dos problemas.

Dos más a su gran lista.

1. El tiempo antes se media con varitas de incienso por lo que investigue cada varita se acaba en 30 minutos por lo que dos varitas representaban una hora.

2. Zabuton: Es la esterilla o colchoneta que se coloca debajo, para fortalecer la posición y aislarte del suelo, ganando comodidad y estabilidad.

3. Yunomi: Es un un tazón para tomar el té, siendo más alto que ancho, con un pie recortado. A diferencia de la taza de té más formal (chawan), que se utiliza durante la ceremonia japonesa del té, el yunomi se hace para el consumo diario de té (o informal).

Holaaaaa ❤️

¿Cómo están?

¿Les gustó?

Volvemos al pasado, tengo que decir que se me hace más fácil escribir del pasado que del presente ufff.

¿Qué piensan de Aneko?, sinceramente me gusta el personaje, pero quiero saber sus opiniones.

Y....

Cómo está historia es una de las que más se lee, vengo a pedir su ayuda para que escojan el siguiente fic :3.

Necesito que voten, por favor. Si no quieren poner algo largo solo pongan un puntito en la que más les llamé la atención. Please 🙏 😔.

Ahora sí que vengaaan.

Crimson Lotus •

Sasunaru

Summary:

Porque tenía una misión que cumplir. Un sueño que anhelaba vivir y una promesa que jamás imagino querer cumplir.

Sasuke los odiaba,

Odiaba a los desgraciados que habían asesinado a su familia, entonces, ¿por qué no podía odiar con la misma intensidad a aquel demonio rubio?

Nota de la autora: Este fic me re tienta de verdad que lo amo y lo que ya tengo pensado es ufff amo.  Y sería mi primer fanfic de otra ship. Que miedo.

Para que se den una idea de este fanfic es un au de demonios. Solo diré eso.

Outlaws of love •

Killugon

Summary:

Tal vez había sido el destino, o una casualidad. Pero haberse encontrado fue la bendición de ambos.

Porque un chico que jamás tuvo un hogar la encontró en una sonrisa que brillaba más que el sol, en unos ojos avellana que decían más cosas de las que sus labios pronunciaban.

Encontró la familia y el amor que dudaba merecer.

Porque el chico de sonrisa bonita, comenzaba a descubrir quién era, porque el chico de la sonrisa bonita estaba peleando consigo mismo.

Y aún así con miles de problemas encima ambos sabían que eran:

Fugitivos del amor, o así era como les llamaban.

Nota: Este fic le tengo mucho cariño, y encontraran temas algo fuertes, suicidio, homofobia, el encontrarse consigo mismos, rivalidad, traumas.

Tiene algunos temas fuertes que obviamente no romantizare. Me gusta mucho.

• El omega y el extraño ramo de rosas negras •

Killugon

Omegaverse

Summary:

Gon está desaparecido.

Killua busca a su esposo.

Una mujer misteriosa llega a la mansión Zoldyck.

La pequeña Alluka Freecss, ha dejado de hablar.

Y rosas negras han aparecido en la puerta de su casa.

¿Qué pasó el sábado 17 de abril?

Nota: Este sería mi segunda historia con el tema... Misterio, me encanta esta historia de verdad que tengo hecho me ha gustado mucho.

No puedo decir nada más que el resumen lo siento xd.

• Please kiss me all night •

Gonkillu

Summary:

Necesitaba sus besos, sus caricias, lo necesitaba besándolo toda la noche.

¿Los problemas?

1. Era hombre.

2. Eran actores.

3. Su programa era un maldito bromance.

O donde Killua cae perdidamente por su coprotagonista.

Nota: Porque lo prometido es deuda, los que leen los one-shot del Killugon saben que tengo una mini historia gonkillu llamada secret love song, está es la parte más alargada y con más drama que esa pequeño au de actores.

• Aquel que perdí un 24 de diciembre •

Sasunaru

Summary:

Aquella noche volvía a abrir aquella caja donde las fotos del amor de su vida se encontraban.

Esa noche, junto a la luna, las estrellas y una joven curiosa, la historia se volvía a escribir.

Aquella que jamás olvidaría, aquella que aún dolía, porque en otra vida él debió ser su chico.

— Todo comenzó un 15 de febrero de 1975 —

Nota: Sip, un amorío en los años 70s', con homofobia y mucho drama.

Amo porque quería hacer algo así desde hace mucho tiempo.

Ahora sí. Escojan, queda de más decir que solo pueden votar por Ian historia. De verdad me ayudarían mucho haciéndolo, deja esto durante una semana :'), y veré qué escogieron.

Si no quieren poner nada largo solo dejen un puntito. Please 🙏😔

Ahora sí.

Bye bye lxs quiero mucho ❤️.




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