𝟏𝟎: 𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓷𝓾𝓮𝓿𝓮.
—¡Despierta, floja! —la voz de Yushiro junto al sonido de una olla le hizo saltar prácticamente de la cama.
—¡Ya estoy! —se quejó para sentarse. Se había quedado dormida tarde al hablar por mensaje con Daki prácticamente hasta que el sueño las dominó.
Su teléfono quedo sin batería así que lo dejó cargar en el colchón mientras terminaba de arreglarlo.
Estaba algo perdida de estar en otro lugar ajeno. Al llegar al baño logró reaccionar por el agua fría contra su rostro.
—El desayuno está listo. —logró escuchar la voz de Tamayo.
No tenía idea de qué hora era. Pero agradeció por la comida para tomar asiento, la mirada de su tía reflejaba cariño haciendo que sonriera un poco. Yushiro por su parte estaba con su típico gesto serio pero con amabilidad le acercó los platos con el alimento a la castaña.
—Gracias.
—Puedes comer lo que quieras, hay suficiente. —comentó la azabache.
Y es que ella se encontraba mayormente ocupada por su labor como directora. En ningún momento le preguntó.
—¿Cómo ha estado el trabajo?
—Oh, bastante bien. Mucho por hacer. Por ahora tenemos planeado hacer varias actividades con el colegio Kimetsu.
Rosslenne por poco escupe su jugo.
—¿De-de verdad...?
—Claro, hablé con el director y está más que dispuesto.
Prácticamente la oji miel se tragó su desayuno.
—¡Tengo que irme! —anunció levantándose. —¡Muchas gracias por todo!
—¡Oye! —Yushiro intentó detenerla al ver como dejaba su plato sucio pero Tamayo negó con la cabeza.
—Se ve tan hermosa por la mañana. —se calmó el peliverde.
De regreso a su apartamento pudo encender el celular para comunicarse con su mejor amiga.
—Tengo chisme.
—Uy, cuenta. ¿Cómo te fue?
—Todo fue mejor de lo que esperaba pero mi tía me dijo que pronto harán actividades con el colegio Kimetsu.
—¡¿En serio?! Dame de tu suerte. Es una gran oportunidad para que te encuentres con Senjuro.
Comenzaron a confabular.
—Pero debes prometerme que mantendrás esto en secreto. Nadie se puede enterar, te conozco muy bien.
—Tranquila, no diré nada.
Y no lo hizo. A las pocas semanas empezaron los rumores en el colegio como pan caliente.
—¡Daki, te dije que no lo comentaras! —la zarandeó al escuchar a todo el mundo hablar del tema.
—¡Lo siento, se me escapó cuando Gyutaro me preguntó de qué tanto hablaba contigo!
—¡Gyutaro! —volteó a verlo.
—Es que un amigo de un amigo se enteró porque la voz de Daki se escucha a tres millas de distancia.
—¡Eso no es cierto!
—Aquí no te puedo defender, amiga. Es verdad.
Daki empezó a chillar.
—¡Vienen los bomberos! —alguien gritó.
Mierda, la próxima vez mantendría la boca cerrada. Casi que olvidaba por completo que ella solía ser bastante chismosa.
No fue tanto el daño ya que al pasar los días casi que nadie le prestaba atención a lo ocurrido.
Las personas se olvidaban bastante rápido de las cosas, sobre todo de los rumores.
Rosslenne y Senjuro de vez en cuando intercambiaban mensajes. Comentaban como les iba en las clases y mandaban fotos de su entorno. La última vez le compartió una de un parque donde se veía que estaba sentado en un banco.
Trató de reconocer el lugar pero no fue posible.
—¿Quién te tiene en las nubes? —Gyutaro se sentó al lado suyo.
—Ustedes se ponen de acuerdo. Siempre me están molestando.
—Si una amistad no es para eso creo que no tendría sentido. —sonrió.
Compartieron un silencio ameno. A la castaña le gustaba jugar con el cabello contrario de vez en cuando.
—¿Extrañas a tu noviecito?
—Ni siquiera somos amigos, no te adelantes ni te atrases. —hizo un puchero.
—Ve con calma. Después de todo el tiempo va muy deprisa.
—¿Quieres decir que me apresure o que vaya lento?
—Tonta.
No había hablado con Gyutaro desde hace semanas. Más que todo porque él mismo tenía a su círculo social donde constantemente salían a hacer de las suyas.
Extrañaba en ocasiones que compartieran los tres juntos.
—Vamos a comprar algo antes de que se acabe el descanso.
Caminaron por el patio por unos minutos disfrutando de su merienda.
A veces veía como algunas personas saludaban a su compañero, miraba a otra parte o se alejaba unos pasos para no importunar.
—Tienes muchos amigos. —comentó Rosslenne al alejarse de un chico.
—Algo así.
—¿Bromeas? Casi que toda la escuela te conoce.
—Ah, eso. —rascó su mejilla con insistencia. —Estoy en una pandilla que trata con la mayoría de los estudiantes.
Rosslenne se sorprendió. No hablaba a menudo de lo que hacía mientras estaba ausente.
—Lo supuse. Siempre te vas con el mismo grupo.
—Sí... Pero no es buena idea que te juntes con nosotros.
—¿Por qué?
—Es difícil de explicar.
Se quedó con la curiosidad. No buscaba presionar a Gyutaro para que le respondiera en ese momento, le hacía feliz que fuera honesto con ella.
Regresaron al ver que se acercaba la hora de la siguiente clase.
Daki parecía estar discutiendo en el pasillo, Rosslenne se mantuvo a unos pasos con la intención de ayudarla pero Tamayo le llamó:
—A mi oficina, ahora. —aquello le causó escalofríos.
—¿Qué habrá pasado ahora? —empezaron a murmurar a sus espaldas.
—Los demás a sus clases.
Hicieron caso al intervenir uno de los profesores.
—A mi hermanita siempre le ha gustado llamar la atención pero como veo ahora, parece no ser el caso. Esas chicas han estado molestándola bastante los últimos días. —el comentario de Gyutaro le hizo preocuparse.
Esperaba que Tamayo no siguiera pensando que Daki era una busca problemas. No tenía una buena imagen de ella ni de su hermano por esa misma razón.
La conocía perfectamente, nunca pelearía en público sino fuera necesario.
Empezó a morderse las uñas.
Gyutaro acarició su cabeza al ver su gesto.
—Tranquila. Ya nos contara.
Asintió con la cabeza para ver como el docente entraba para dictar el tema nuevo de esa tarde.
Disculpen si escribí algo inentendible, estuve luchando con el sueño mientras completaba el capítulo y no es como hubiera dormido mal ni nada JAJAJ. Son las siete de la noche AAAH
Un poco de relleno para ir a lo importante <3
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