𝟎𝟗: 𝓒𝓪𝓹𝓲́𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓸𝓬𝓱𝓸.
—No quiero ir... No quiero ir... —susurraba Rosslenne mientras veía que ropa ponerse. El fin de semana llegó más pronto de lo que esperaba.
Con ello, la visita tan esperada donde Tamayo. Conocería a su pareja, tal vez hablarían de la escuela y de sus notas...
Bajaron un poco debido al constante estrés que estaba pasando. ¿Y cómo culparla?
Era un dolor en el trasero tener tantas materias a la vez, además de que le resultaba difícil organizarse. Sumando de que Daki cuando la invitaba a salir normalmente se quedaban horas y horas afuera, pero esta vez tuvo que rechazarla.
Por supuesto empezó con sus quejas, berrinches mejor dicho. Una niña pequeña en un cuerpo adolescente.
Ahora de alguna manera tras cambiar de ambiente en el apartamento de los Shinazugawa sentía que podía hacerle frente a la situación. Sin perder ese miedo, claro.
No se manifestaría si no fuera porque la castaña quería cumplir con las expectativas de Tamayo, siendo su única sobrina en su cabeza no cabía otro pensamiento que no fuera en la de hacerle sentir orgullosa de sus logros pero a la vez también estaba lidiando con los suyos. Muy complicado.
Entre tanto pensarlo se colocó la ropa al revés.
Quizás hablarle a su mejor amiga la calmaría pero después de su charla al decirle su respuesta no volvió a escribirle, podía ser lo mejor. Daki siempre tomaba esa actitud para al final del día olvidarlo todo y actuar como si nada.
Hacerlo con Gyutaro traería más problemas. Los celos de la azabache serían tan monumentales que hasta dejaría de dirigirle la palabra durante semanas.
Su cerebro empezaba a tener un colapso.
Mejor esperar.
—¿Y mis llaves? No me digas que las perdí.
Aproximadamente quince minutos después salió del apartamento corriendo. La hora del encuentro se acercaba, tanto así que veía su reloj a cada rato con los nervios en su punto más crítico.
El lugar de encuentro se trataba de la propia casa de Tamayo donde estaba en una zona algo alejada del resto, le gustaba porque siempre estaba tranquilo. Con un silencio sereno donde podía escuchar a las personas conversar y algunos carros transitar la calle.
Al quedar al frente de la residencia se mantuvo quieta durante unos largos segundos. La valentía dentro de su ser desaparecía como espuma, tanto así que hasta consideraba dar una vuelta por los alrededores para despejar la mente.
Su intención no duró mucho. Ya que pronto una voz la llamó:
—¿Ross?
Literalmente se quedó con una pierna en el aire a punto de escapar.
Diablos...
—¡Ho-hola! ¡Ya estoy aquí!
Entraron sin comentar nada, la tía de Rosslenne tenía una bolsa de tela junto a un par de vegetales que sobresalían de este.
—Yushiro no ha regresado, estaba insistiendo en encargarse de la comida al saber que venías. ¿No tuviste problemas?
Hasta había olvidado el nombre del chico o quizás nunca lo supo, detalles.
—Sí, todo bien.
Volvieron a quedarse calladas. La castaña escuchó la bolsa junto a los alimentos ser colocados en la mesa.
—¿Me ayudas a dejar esto listo?
Al quedar las dos cerca del fregadero para limpiar, Tamayo observó a su sobrina.
—No te he visto desde hace semanas. Pero he escuchado que sigues con ese grupo de amigos de siempre.
Oh, no. El tema.
No le agradaba del todo que Rosslenne se juntara con Daki y Gyutaro. Nunca indagó en sus razones.
—Bueno... Son los únicos que tengo. —se sinceró. No llegó a verle si no se centró en continuar con su labor. El tomate poco a poco recuperaba el tono rojizo que lo caracterizaba.
Pudo sentir la mirada de Tamayo sobre ella pero al no recibir algún comentario trató de relajarse.
El sonido de la puerta les hizo girarse en su sitio.
—Ya regresé.
Pronto se encontró con un par de ojos de un color particular. No le prestó atención sino tiempo después que saludaba a la dueña de la casa y esta le dedicaba un par de palabras.
—Quiero que conozcas a mi sobrina, Rosslenne. Rosslenne, él es Yushiro.
Ambos se quedaron observando al otro. Lo primero que notó la joven era la estatura del chico, compartían la misma si no fuera por los tacones que usaba.
—Es un gusto. —sonrió.
—Igual.
Bien, no parecía ser la persona más agradable el planeta pero no notaba nada que le incomodara por los momentos.
Mantuvo la distancia al ver que tomaba las riendas de la situación con el tema de la comida, a veces se dirigían la palabra para acomodar las cosas en la mesa.
Compartieron minutos llenos de calma, Tamayo solía hacer uno que otra pregunta sobre la vida de Rosslenne mientras que Yushiro le miraba. Parecía tener un interés genuino.
Al momento de lavar los trastes no tuvo que hacer nada bajo la insistencia de su tía.
—Eres nuestra invitada, deja que nos encarguemos.
Cayó el final de la tarde.
—¿Qué tal si te quedas? Así podemos pasar más tiempo juntos y no tendrías que tomar el transporte público. Mañana temprano regresarías.
Rosslenne consideró la propuesta, no se quedaba en ningún lado que no fuera con Daki y Gyutaro desde hace bastante. Tal vez cambiar de ambiente sería lo ideal.
—¿Estás segura? No quisiera ser una molestia para ustedes. —a pesar de la sonrisa de la azabache negando lo que decía, Yushiro estaba a sus espalda con un gesto de pocos amigos.
—Para nada. Esta es tu casa también.
Empezó a sentirse mal. No era a menudo su visita ni mucho menos quedarse.
Tengo que ser más considerada con ella...
—Disculpa, de verdad prometo venir y no olvidarlo.
—No es una obligación.
—Lo sé, pero siempre has estado para mí... No es justo tampoco.
La castaña la abrazó dejando al peliverde con la boca abierta por completo. Tamayo no reaccionó sino segundos después que empezó a llorar.
Acarició su cabeza.
Aquel acto conmovió a la joven adulta, ya que eran limitados los familiares que tenía. Cuando se enteró que su hermana tenía una hija no podía creerlo, mucho menos cuando se lo ocultó durante tantos años.
Después de todo falleció, dejando una carta con su ex marido, donde contaba lo sucedido.
Espero en el próximo capítulo contar de la vida de la prota <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top