III
❝ 𝐒 𝒂 𝒃 𝒂 𝒏 𝒂 𝒔 𝒅 𝒆 𝒔 𝒆 𝒅 𝒂 ❞
☾
Al finalizar el día Sandy había vuelto a su habitación, como era ya costumbre de el abrió la ventana, pero algo se estaba atorando al tratar de abrirla.
Atrofiado y confuso; decidido a investigar que es lo que pasaba con la ventana se topó con un sobre.
—Oh.—Sorprendido tomó el sobre.
Tuvo mucho cuidado de no estropearlo al intentar sacarlo de ahí, con lo paciente que era salió a la perfección, lo sostuvo con sus manos.Lo miro de atrás hacia adelante.
No había remitente, solo sabía que el era el destinatario al saber que estaba ahí en su ventana.
¿Y si era la ventana equivocada?
No quería abrirlo después de que aquella pregunta resonará sobre su cabeza más de dos veces.Pero todos sabemos que la curiosidad mató al gato.
Sosegado y a la vez adormecido sacó el contenido del sobre y lo desarrugo un poco, desconcertado sin saber el porque la carta estaba toda hecha trizas (Semi literal).
Leyó atento cada cosa que estaba escrita en aquel papel significativo.Sus ojos se abrían cada vez más y más por el transfondo de la carta.
El momento exacto para la enorme sinestésia que presentaba, escuchaba con los ojos y veía con los oídos.Explicación simple.
Un verso podía ser escuchado con los ojos por un sentimiento,sus estrofas.Plasmado como algo inmortal.
El ver con sus oidos era que escuchaba todo lo de su alrededor y sabía lo que era sin ver.
La manía del camaleón se hizo presente, ya era usanza.Mantuvo su distancia firme de la ventana en aquel árbol directo.
Conllevó su mirada a aquella carta, curioso solo la miro y la miro, hasta que Sandy se dió media vuelta y la carta fue revelada.
Un enorme escalofrío le recorrió por la espina dorsal que bajó hasta sus rodillas y las hizo titubear por el nerviosismo al ver la carta; SU propia carta.
Escrito con sus sentimientos y de lo más profundo de su pobre corazón.
La noche tranquila.En estos momentos, ningún ruido se escucho, estaba perdido en la nada.
Mientras que arriba,el blanco algodón surcaba los cielos.
Y abajo..,el tambor de su pecho delataba sus nervios.
Presintió que su declaración no sería correspondida.
—Ay..—Un lamento salió de su blanda y titubeante boca.
En fin,Leon se intentaba consolar a sí mismo.
Algunos cuerpos son como flores, otros como puñales.
Otros como cintas de agua pero todos, temprano o tarde...
Serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden.
Como recién mencionado, el somnoliento veía através del rabillo del ojo y volteó cabizbajo y cachazudo.
Alzó la mirada sin ninguna pena o remordimiento.
Atónito;el camaleón.
Perdido en la piscina de sus ojos, llena de amor desde su perspectiva.Iba a hablar o decir algo.Pero ni siquiera sabía como funcionaba la química ó cómo formular una palabra si lo seguía mirando así.
Hasta que uno de los dos rompió la tensión.
—Hola.—Saludo suave.
El pánico se adueño de todo su cuerpo y lo único que pudo responder Leon fue un simple "Ay".
Ocasionando que Sandy diera una risilla adormilada.
❝—Es lindo verte de nuevo...- Pensó Leon.
Sandy se acercó al balcón con carta en mano y se recargo en el barandal, con una ligera sonrisa.
¿Pero qué palabras se pueden decir?
—¿Es tuya...— Hizó una pausa.—La carta?—
El ajeno asintió con la cabeza,hizo sus propios criterios desde que se encontro con aquella envoltura de paleta que mantenía guardada en su habitación.
Una decoración.
—Gracias...— Un arduo sonrojo apareció sobre el Arenoso.
La respiración se le acababa,sentía que iba a desmayarse, morirse o algo por el estilo al no tener mucha distancia; la cercanía lo carcomia de adentro hacia afuera.
Indalo, tomando fuerza para invitarlo a pasar.
Debía ser cordial.
Pero... ¿Cómo se lo pedía sin que fuera algo ajeno? Estaba todo en silencio, una onomatopeya.Solo se oía el tictac de un reloj.
—¿No quieres pasar?— Las rodillas le titiritearon y sus manos apretaron más el papel del nerviosismo.
Está era una oportunidad única, no la dejaría pasar.Sería un tonto si decia que no.
Tanto anhelar para rechazar,eso no es pensar racional.
En un abrir y cerrar de ojos el de capucha verde yacía en la habitación del otro.
Era astuto.
❝—Se supone que seamos amigos, pero se siente como algo más...- Dijo para sí Sandy.
Leon llevó sus manos sin pena hacia las mejillas enardecidas de él,eran más suaves.
Eran perfectas y enrojecidas por la pena.
Simplemente era 𝒮 𝒶 𝓃 𝒹 𝓎 .
—Ah.— Suspiro apenado el egipcio.
—Perdóname por sentir tan fuerte, pero siento ángeles en mi cabeza.— Espetó Leon ante más caricias que le brindaba al contrario.
Apretó sútil y cuidadoso las mejillas de él,atrayendolas paulatinamente hacia el.
☾
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