✹ ━━━━━ 004 ❝ EL CONSEJO ❞
♱ ━━━━━━ 004, ❝ EL CONSEJO ❞
✹ fortaleza roja, 149 dc
Dos lunas llenas despues de lo sucedido.
El castillo de Desembarco del Rey parecía más sombrío que nunca, a pesar de los intentos de la corte por retomar el brillo habitual. Desde la muerte de Jaehaera, Saera se sentía culpable, tan culpable de no poder haberla hecho cambiar de opinión y no poder haber estado con ella, también Saera había notado que su tío, el rey Aegon III, seguía adelante con una calma inquietante, como si la tragedia no lo hubiera tocado en absoluto.
Durante esos dos meses, no habían intercambiado una sola palabra. Saera había sentido sus ojos sobre ella en múltiples ocasiones, pero nunca se había atrevido a acercarse. Había algo en él, algo frío, distante, que hacía difícil entenderlo. Pero por información de su hermano sabía que el rey Aegon hablaba no muy bien de la princesa Saera, llamándola "la princesa rebelde".
Esa mañana, Saera había decidido pasear por los jardines en busca de aire fresco. A lo lejos, vio a Aegon sentado bajo un árbol, revisando un pergamino. Su postura era rígida, su mirada centrada, pero parecía más un hombre en guardia que un rey en descanso.
Saera se detuvo, dudando. No sabía qué decirle después de tanto tiempo. Sin embargo, antes de que pudiera decidir si acercarse o no, Aegon levantó la vista y sus ojos se encontraron.
━━¿Vas a quedarte ahí todo el día? ━━ preguntó, su tono seco pero sin hostilidad.
Saera frunció el ceño, avanzando con pasos lentos. ━━ No sabía que querías hablar conmigo. ━━ respondió, sentándose a cierta distancia.
━━ No quiero. ━━dijo él, volviendo a mirar el pergamino. Pero tras un breve silencio, agregó ━━ Aunque supongo que deberíamos hablar.
━━ ¿De qué? ━━ Saera cruzó los brazos, su tono desafiante.
Aegon dejó el pergamino a un lado y la miró directamente. ━━ De lo que ocurrió. De lo que significa, para ti, para mí, y para esta corte. Eras su única amiga, la única que podía ir a visitarla, no aceptaba a nadie más que a ti.
Saera sintió una punzada en el pecho. Pensó que se refería a Jaehaera, pero la expresión de Aegon no mostraba dolor ni remordimiento. Más bien, parecía impaciente, como si fuera una conversación que había estado evitando por obligación.
━━ ¿Tienes algo que lamentar? ━━ preguntó ella, observándolo cuidadosamente.
Aegon dejó escapar una risa seca. ━━ Lamentar, no. Ella era la hija de Aegon II, el hombre que usurpó el trono de mi madre, que destruyó a nuestra familia. Nunca hubo amor entre nosotros, solo un acuerdo político. Su muerte es trágica, sí, pero no significa más para mí que otra sombra en este maldito castillo.
Las palabras de Aegon eran duras, pero no sorprendieron a Saera. Siempre había sabido que su matrimonio con Jaehaera era una farsa, una unión forzada por los errores del pasado. Aun así, algo en la frialdad de su tono la inquietaba.
━━Ella no eligió ser hija de Aegon II. ━━ dijo Saera, con un dejo de reproche.
━━ Igual que tú no elegiste nacer hijo de Rhaenyra. Todos somos prisioneros de nuestros linajes.
Aegon la miró, sus ojos oscureciéndose. ━━ ¿Y tú? ¿Te sientes prisionera de algo, Saera? ¿Del dragón que trajiste a esta ciudad, sabiendo lo que significa para mí? Lo que destruyó mi maldita vida!
La acusación la tomó por sorpresa, pero no retrocedió. ━━ Silverwing no es una amenaza. Es una parte de mí, como lo es para todos los Targaryen. Tú puedes intentar negar nuestra conexión con los dragones, pero sabes que estás luchando contra nuestra propia naturaleza. Silverwing es nuestra salvación.
Aegon apretó los dientes. ━━ Los dragones no son nuestra salvación, Saera. Son nuestra ruina. Mi madre murió por culpa de uno, y la Danza destruyó todo lo que éramos. Cada vez que los dragones se alzan, traen consigo muerte y fuego. ¿Es eso lo que quieres?
Saera se puso de pie, su mirada ardiendo. ━━ Lo que quiero es que dejes de esconderte detrás de tu estupido miedo. Los dragones no mataron a tu madre, tío. La codicia y la traición lo hicieron. Si sigues culpándolos, nunca entenderás lo que realmente nos destruyó. Y siempre vas a ser un maldito miedoso qué se oculta detrás de su miedo!
Por un momento Aegon se acercó amenazantemente hacia su sobrina, haciendo que esta abriera los ojos ya que no esperaba verlo de esa forma al rey, tan enojado.
Hubo silencio entre ellos, roto solo por el susurro del viento. Aegon la miró como si intentara descifrar algo en ella, algo que no podía entender.
━━ Eres demasiado como él ━━murmuró finalmente, casi para sí mismo.
━━ ¿Como quién? ━━ preguntó Saera, frunciendo el ceño.
━━ Alguien que conocí ━━ respondió Aegon, mirandola directamente a los ojos. ━━ La misma terquedad, el mismo pensamiento tonto. Pero te advierto, Saera: el fuego no solo ilumina, también quema. Ten cuidado con lo que eliges defender. Y deja de ser una niña tonta, ya tienes demasiada atención, deja a ese maldito dragón o yo mismo me ocuparé de que muera, Saera.
Sin esperar una respuesta, Aegon se alejó, dejando a Saera sola en el jardín. Ella lo observó marcharse, sintiendo una mezcla de rabia y determinación.
No entiende nada, pensó, apretando los puños. Pero algún día lo hará.
Con un suspiro, se dirigió hacia el castillo. Sabía que la corte esperaba verla, pero necesitaba un momento para sí misma. Se suponía que debía ser copera, pero no tenía ganas de serlo.
Las horas pasaron lentamente en Desembarco del Rey tras el enfrentamiento entre Saera y Aegon III. Saera no volvió al jardín, ni se presentó ante la corte. En lugar de ello, se refugió en una de las antiguas torres del castillo, donde podía observar a Silverwing descansando en las colinas cercanas. Su conexión con el dragón era lo único que le daba fuerza en esos días.
Mientras tanto, en la sala del trono, la atmósfera era tensa. Aegon III escuchaba las peticiones de sus vasallos con el rostro impasible, pero cualquiera que lo conociera podía notar que estaba distraído. La discusión con Saera seguía rondando en su mente, aunque no por las razones que ella podría imaginar. Aegon no se arrepentía de sus palabras, pero sí sentía que había algo en su sobrina que no podía ignorar. Algo que le recordaba los días antes de la caída de su madre, los días en los que aún había esperanza.
Por la noche, cuando el castillo empezaba a calmarse, Saera decidió bajar al patio. Necesitaba aire, necesitaba claridad. Encontró a su hermano, Aemon, practicando con la espada bajo la tenue luz de las antorchas.
━━ ¿Sigues aquí? ━━ preguntó ella, acercándose.
Aemon bajó la espada, limpiando el sudor de su frente. ━━ ¿Y tú? Pensé que estarías planeando tu próximo desafío contra el rey.
Saera sonrió débilmente. ━━ No estoy de humor para desafíos... hoy.
Aemon dejó la espada a un lado y la miró con seriedad. ━━¿Qué pasó entre ustedes? Pareces más alterada de lo habitual.
Ella dudó por un momento, pero finalmente suspiró. ━━Hablamos de los dragones, ee que quiere matar a mi dragón o y que de paso me quieren exiliar, nada nuevo en esta familia feliz, ¿verdad?
Aemon asintió, pero no dijo nada. Sabía que cuando su hermana estaba así, era mejor dejarla hablar.
━━ ¿Sabes lo que me molesta más? ━━ continuó ella. ━━ Que él tiene miedo. No solo de los dragones, sino de lo que representan. Prefiere vivir en un mundo de cenizas, donde todo está controlado, que arriesgarse a algo más grande. ¿Y cómo espera que nuestra casa sobreviva con esa mentalidad?
Aemon la observó con cuidado. ━━ ¿Y tú? ¿Qué esperas lograr, Saera? ¿Demostrarle que está equivocado? ¿O simplemente quemar todo a tu paso para probar un punto?
La pregunta la dejó en silencio. Miró hacia el cielo, donde las estrellas brillaban débilmente sobre el castillo. ━━ No quiero quemar nada, Aemon. ━━ dijo finalmente. ━━ Quiero construir algo. Algo que dure. Algo que haga que todo esto valga la pena.
Antes de que su hermano pudiera responder, ambos escucharon pasos acercándose. Una figura emergió de las sombras: Aegon III.
━━ ¿Construir algo? ━━ dijo el rey, con un tono que no dejaba claro si estaba burlándose o interesado. ━━ ¿Y qué es lo que crees que puedes construir, Saera?
Ella se giró para enfrentarlo, levantando el mentón con orgullo. ━━ Un legado. Uno que no esté definido por el miedo.
Aegon la miró fijamente durante un largo momento antes de suspirar. ━━ Tu ambición es peligrosa, sobrina. Lo sabes, ¿verdad?
━━ ¿Y el miedo que tú tienes no lo es? ━━ replicó ella.
El rey no respondió de inmediato. En cambio, caminó hasta estar más cerca de ellos. ━━ Hay una reunión del consejo mañana. ━━ dijo finalmente, cambiando de tema. ━━ Quiero que estés allí. Si tienes tanto que decir, hazlo frente a todos.
Saera lo miró sorprendida. ━━¿Estás pidiéndome que participe en el consejo?
━━ Te estoy dando la oportunidad de demostrar que no solo hablas, sino que también puedes aportar algo más que palabras. ━━ respondió él, antes de girarse y marcharse.━━ Y no solo eso, tal vez te pida que seas copera, así dejas de causar problemas.
Cuando desapareció en la oscuridad, Aemon se volvió hacia su hermana con una ceja levantada. ━━ ¿Eso fue... una invitación o una advertencia?
Saera sonrió, aunque había un brillo peligroso en sus ojos. ━━ Un desafío, Aemon. Y no pienso perderlo.
━━ Serás copera del rey?
━━ Prefiero que Silverwing me queme viva o me coma antes de ser copera del rey, o de algún idiota de ahí. ━━ dijo la princesa mirando a su hermano mayor, el cual suspiro y nego ante la actitud de su hermana menor.━━
Esa noche, mientras el castillo dormía, Saera se preparó para la reunión con una determinación renovada. Sabía que no sería fácil convencer al consejo, ni siquiera a su propio tío. Pero no iba a retroceder. No ahora. Porque, aunque no lo dijera en voz alta, sabía que Jaehaera tenía razón: el mundo no cambiaría por sí solo. Tendría que forjarlo con sus propias manos, sin importar el costo.
En el salón del consejo, las discusiones habían comenzado antes de la llegada de Saera. Los hombres sentados alrededor de la mesa estaban inquietos, conscientes de la tensión que se respiraba en el castillo desde la llegada de Silverwing y su jinete. El rey Aegon III permanecía sentado en su lugar, con el semblante neutral, mientras Viserys, la Mano del Rey, mantenía una postura tensa, aunque no dijo nada al principio.
Fue Tyland Lannister quien rompió el silencio. ━━ Debemos ser honestos en este consejo. La princesa Saera es... peculiar. Su llegada con Silverwing ha generado comentarios entre los cortesanos y el pueblo. ¿Qué mensaje enviamos al resto del reino si permitimos que una princesa, montada en un dragón, actúe sin control?
Lord Royce, un hombre mayor y de voz grave. ━━ No solo actúa sin control. Está desafiando directamente las decisiones del rey. Los dragones fueron rechazados por una razón. ¿Por qué esta niña debería ser una excepción?
Tyland soltó un resoplido. ━━ Ella no es una niña. Es tal y como su abuelo era: rebelde. Y si ustedes creen que dejará de serlo, están equivocados. Jamás conocieron a Daemon Targaryen. Tal vez la princesa no sea exactamente como él... pero...
El Lord Comandante de la Guardia Real, un hombre alto y de rostro severo, lo interrumpió. ━━ Tal vez sea peor. ━━ Todos voltearon hacia él. Su voz resonó en la sala, cargada de seriedad. ━━ Antes de ser Lord Comandante, fui un capa dorada bajo el mando del príncipe Daemon. Lo vi en acción, lo vi ser llamado el Príncipe Canalla. Y, sin embargo, Daemon estaba rodeado de dragones, de otros Targaryen con otros dragones. Él no era el único con fuego y sangre a su lado, pero aun asi fue uno de los mejores en lucha, el y su dragon era como ir a los siete infiernos en simples segundos. Saera... ella es la única con un dragón que sobrevivió la Danza, un dragón que conoce la batalla. Si creen que eso no nos pone en peligro, están siendo ingenuos.
El silencio cayó sobre la sala. Todos miraron al rey, esperando su reacción. Aegon III, sin embargo, no mostró emoción alguna. Simplemente apoyó los codos sobre la mesa y entrelazó las manos frente a él.
Viserys, finalmente, habló, su voz cansada pero firme. ━━ Saera es mi hija. Y aunque entiendo sus preocupaciones, no es correcto compararla con mi padre Daemon. Él... él fue muchas cosas, pero Saera aún tiene oportunidad de demostrar quién es realmente. No la juzguemos tan rápido.
El Lord Comandante lo miró fijamente. ━━ Con el debido respeto, mi señor Mano, la historia no espera a ser juzgada. Ella ya ha mostrado lo que es capaz de hacer.
Saera, oculta tras las grandes puertas del consejo, escuchaba cada palabra. Una media sonrisa se formó en su rostro. No se sentía ofendida; al contrario, se sentía halagada. ¿Rebelde como Daemon? ¿Peligrosa porque era la única con un dragón? Pensaban que era un problema. Pero según ella, no entendían nada. No haría nada malo... al menos no todavía.
Cuando el silencio se prolongó dentro de la sala, decidió que era hora de hacer su entrada.
La princesa empujó las puertas y entró con un porte digno, con la misma confianza que su abuelo alguna vez habría mostrado.
━━ Perdón por el retraso, es que le di de comer un domador a mi dragón.━━ dijo con una sonrisa casi burlona. ━━ Espero no haber interrumpido algo importante.
Las miradas se volvieron hacia ella, algunas sorprendidas, otras claramente molestas. Aegon III la observó sin parpadear, mientras Viserys bajaba la cabeza, masajeando sus sienes con frustración.
━━ Princesa Saera. ━━ dijo Tyland Lannister con una voz afilada. ━━ Nos preguntábamos si ibas a honrarnos con tu presencia. Por supuesto, llegas en el momento perfecto para... defender tu posición, si es que tienes algo que decir.
Saera se sentó sin prisa en el lugar que le habían reservado, su sonrisa aún presente. ━━ Oh, tengo mucho que decir. Pero, antes de empezar, me gustaría agradecerles. Es bueno saber que mi presencia aquí genera tanto... debate. ¿Quién iba a pensar que yo causaría tanto revuelo?
La tensión en la sala aumentó, pero Saera no pareció notarlo. Estaba lista para enfrentar a cada uno de ellos, porque en el fondo sabía que ya habían mostrado su debilidad: su miedo.
El salón del consejo estaba cargado de tensión. Después de las últimas palabras de Saera, un silencio pesado se apoderó del lugar. Los miembros del consejo intercambiaban miradas furtivas, claramente preocupados por la actitud desafiante de la princesa. Sin embargo, Saera no parecía afectada en lo más mínimo. En lugar de acobardarse, se mantenía erguida, mirando fijamente a su tío, el rey Aegon III.
━━ Silverwing no es el problema. ━━ dijo Saera, su voz clara y fuerte, desafiando la calma de la sala. ━━ El problema es que el reino está estancado, atrapado en sus propios miedos y dudas. Y mientras esto siga así, nos hundiremos todos. Un reino gobernado por el miedo no puede perdurar.
La mirada de Aegon se endureció, pero no dijo nada. Saera continuó, sin detenerse, mirando directamente a él.
━━ Mi padre siempre me dijo que dejara los dragones atrás. ━━ habló en alto valyrio la princesa. Esta lo miraba desafiantemente a su tio. ━━
Luego, se giró brevemente hacia Viserys, antes de regresar su mirada al rey.
━━ Y tú, tú no eres mi padre, tío.
Aegon levantó una ceja, pero Saera no se detuvo. La tensión era palpable en la sala, y aunque muchos de los presentes no comprendían lo que estaba diciendo, el tono de su voz y la energía en sus palabras eran imposibles de ignorar.
━━ El reino necesita un rey, no una sombra. ━━ continuó. ━━ Y tú, tío, no eres solo un rey, eres el símbolo de un reino entero. ¿Cuándo fue la última vez que caminaste entre tu gente? ¿Que conociste sus preocupaciones? ¿Qué hiciste más allá de sentarte en este salón, rodeado de tus consejeros? El reino te necesita, pero no desde tu trono. Te necesita en las calles, entre ellos, con ellos.
Aegon no respondió de inmediato, pero la tensión aumentaba. Finalmente, él se levantó de su asiento y se acercó a ella, caminando lentamente hacia su sobrina. Cuando estuvo a su altura, se inclinó ligeramente hacia ella, su voz bajo pero clara.
━━ Vas demasiado lejos, Saera.
Saera no retrocedió, ni siquiera un milímetro. ━━ No es suficiente, tío. ━━ respondió en alto valyrio, su tono desafiante. ━━ La gente te nesecita. ¿De qué sirve un reino si no tienes la fuerza para gobernarlo, si solo lo observas desde lejos, encerrado entre paredes de mármol?
La sonrisa de Aegon se desvaneció al escuchar la determinación en su voz. De inmediato, las palabras salieron de su boca, también en alto valyrio.
━━ Es mi reino, y soy yo quien decide.
Pero Saera, lejos de sentirse amedrentada, sonrió ligeramente. ━━ Entonces actúa como un rey, no como un hombre temeroso de su propia ambición. ━━ dijo en un susurro.
Con una mirada fija en él, Saera dio media vuelta y, sin esperar respuesta, se retiró del salón. La sala quedó en completo silencio, los murmullos se apagaron y todos los ojos seguían a la princesa, cuya determinación había marcado una línea clara entre ella y el rey.
El consejo quedó en suspenso, pero Saera ya no estaba allí para escuchar sus palabras.
Saera salió del salón del consejo sin mirar atrás. El eco de sus pasos resonaba en los pasillos del castillo, pero en su mente solo retumbaban las palabras que había pronunciado. Sabía que había desafiado a su tío, al rey, de una manera que no había hecho antes, pero también sabía que sus palabras, aunque duras, eran necesarias. El reino ya no podía seguir siendo prisionero de los miedos del pasado, y alguien tenía que decírselo a Aegon. Él, por encima de todos, debía ser el primero en entenderlo.
Al salir al aire fresco del patio, se dirigió directamente hacia los jardines del castillo. Aunque su rostro seguía reflejando la misma actitud desafiante de antes, por dentro sentía una mezcla de emociones que no podía ordenar del todo. Su mirada se posó en el horizonte mientras pensaba en todo lo que había dicho y en lo que vendría después.
El viento movía sus cabellos, que aún llevaban rastros del viaje en dragón. Saera sabía que su presencia allí, sola en los jardines, no pasaría desapercibida, pero no le importaba. No esa vez. No cuando sentía que todo lo que hacía era por algo mucho más grande que las expectativas de la corte o de su familia.
A medida que caminaba, una figura apareció en la esquina del jardín: Aegon III. La tensión entre ambos era palpable, pero él no se acercó inmediatamente. Se quedó allí, observándola desde la distancia, como si estuviera esperando a que fuera ella quien hablara.
━━ ¿Qué quieres ahora, tío? ━━ dijo Saera, sin girarse, pero sabiendo que él estaba allí.
Aegon no respondió de inmediato, pero Saera podía ver en sus ojos que la situación estaba lejos de resolverse. Finalmente, él habló, su voz grave y lenta.
━━ Sabes lo que estás haciendo, Saera. ━━ habló aquel hombre con su voz varonil y en tono de susurro, en alto valyrio, mientras miraba los ojos violetas de su sobrina.━━
Saera lo miró finalmente, una sonrisa irónica en sus labios. ━━ Sé perfectamente lo que hago. Y tú también lo sabes, tío. Estás gobernando un reino de sombras, mientras el mundo se está moviendo a su alrededor. ¿Qué estás esperando? ¿Una guerra? ¿Una rebelión? Yo no soy como tú, no me quedaré aquí viendo pasar los días.
Aegon pareció reflexionar por un momento antes de responder, sus ojos fijos en ella con una intensidad que Saera no había visto antes.
━━ Yo no soy el que te está frenando. ━━ dijo este acercándose lentamente a esta.━━
Saera se adelantó un paso, la tensión creciente entre ambos. ━━ Entonces, ¿por qué no actúas? ¿Por qué no dejas de esconderte en tu castillo, rodeado de consejeros que temen más a las palabras que a las acciones? ¿Por qué no actúas como el rey que supuestamente eres?
Aegon la miró fijamente, y por un momento, todo el ruido del mundo parecía desvanecerse a su alrededor. Finalmente, dio un paso hacia ella, más cerca de lo que ella esperaba.
━━ Es tu reino también, princesa. ━━ La respuesta de Aegon no fue un consuelo, ni una solución. Era solo una afirmación. Y Saera, con su actitud desafiante, solo asintió levemente.━━
━━ Sí, lo es. Y por eso, estoy aquí, para asegurarme de que el reino no se quede atrás mientras los reyes se pierden en sus propios miedos. ━━ dijo con firmeza aquella princesa, mirandolo de forma desafiante al rey, a su tío. ━━
Aegon la observó en silencio, su rostro inexpresivo, pero sus ojos reflejaron algo que Saera no había visto en mucho tiempo: duda. La duda que solo surge cuando alguien, incluso un rey, comienza a cuestionarse a sí mismo.
━━ Solo recuerda una cosa. ━━ continuó Aegon, su tono un poco más suave, aunque aún cargado de autoridad. ━━ No todos los dragones son una bendición.
Saera se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras. Luego, en un susurro, casi imperceptible, respondió ━━ No todos los dragones tienen que ser una maldición, querido tío.
Con eso, Saera se quedó quieta, mirando a Aegon sin dar un paso atrás. No quería alejarse, ni de él, ni tampoco de la conversación. Él, al parecer, tampoco tenía intención de marcharse. La tensión seguía palpable entre los dos, pero a medida que el silencio llenaba el espacio entre ellos, algo cambió. Aegon se acercó un poco más, su voz baja, solo para que ella pudiera escuchar.
━━ Si quieres que conozca el pueblo, enséñamelo. ━━ respondió este en alto valyrio, aun mirandola directamente a los ojos. ━━
Saera lo miró fijamente, procesando las palabras de su tío. Un destello de sorpresa cruzó su rostro, pero rápidamente se disipó, dejando espacio solo para su tono desafiante.
━━ Yo no conozco demasiado el pueblo. ━━ dijo, cruzando los brazos con una mezcla de frustración y determinación. ━━ Siempre estoy encerrada, sintiéndome detenida por alguien. Y ese alguien, normalmente eres tú o tus consejeros, observando cada uno de mis pasos.
Su voz se había elevado levemente, pero no de rabia. Era más bien una expresión de cansancio. La sensación de estar atrapada había sido demasiado tiempo parte de su vida.
Aegon, escuchándola en silencio, dejó que las palabras calaran hondo, pero no se detuvo. Su rostro permaneció impasible, como siempre, aunque había algo en su mirada que indicaba que comenzaba a comprender algo más.
━━ Bien, conozcamos el pueblo juntos, sobrina. ━━ dijo éste, sus cejas un poco elevadas y un tono de voz que Saera no podía descubrir de que se suponía que era.━━
El ofrecimiento de Aegon, aunque inesperado, no fue algo que Saera dejara escapar. La miró con cierta sorpresa, pero en sus ojos había una chispa de intriga.
Sin más Aegon miró a su sobrina sin más y se retiró dejandola sola.
Saera quedo con mil preguntas en la cabeza, aunque una parte de ella sentía que era mentira aquella propuesta, por un parte se preguntaba, el por que su tío le mentiría con tal cosa.
NOTA DE AUTORA, abru
Holis bbs, como están? Espero que muy muy bien, bueno perdón por no haber actualizado antes es que estaba concentrada en escribir que no subía los capítulos. Espero que les guste este nuevo cap, los quiero mucho gracias por el amorcito!
Quería pedirles que voten y comenten, se los agradecería de corazón 💖✨️
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