💕Nueve.

Yoongi cayó de culo en el piso.

Solo supo que estaba en un placentero sueño con su serie animada favorita de fondo cuando un estruendoso grito agudo rompió el momento.

Le pareció olfatear un tenue rastro de lo que sería la mezcla de muchos aromas dulces, pero luego recordó que Suzy y otros omegas más estaban formando parte de la nueva campaña, y que justamente ese día habían dado inicio con las sesiones fotográficas; así que sí, era de esperar que sus espacios estuvieran impregnados de esas fragancias.

Hizo una mueca ante su descubrimiento.

Enderezó su postura casi al mismo tiempo que NamJoon ingresaba a su oficina.

—Odio que entren sin tocar —gruñó Yoongi.

—¿Estás saliendo con Suzy? —preguntó el moreno, omitiendo el reclamo de su amigo.

—Toca para la próxima vez.

—Responde.

—¿Hay alguna razón en concreto que me obligue a hacerlo? —cuestionó el pelinegro.

—Sí, somos mejores amigos y tengo derecho a saberlo.

Yoongi acarició su cien en señal de fastidio; siempre trató de ser paciente y comprensible con todos los que le rodeaban, pero desde un inicio dejó claro la irritación que sentía cada vez que entran a su oficina sin antes anunciarse o tocar la maldita puerta.

El mar humor que en la mayoría de su tiempo le acompañaba no hacía más que acrecentar cuando eso pasaba, y en esos días de trabajo acumulado y reducción de sueño, el alfa contaba con la suficiente irritación como para mandar al carajo al entrometido de Kim NamJoon.

—No estoy saliendo con Suzy, ni con ninguna otra persona —aclaró con borde amargo—. Ya deberías saber que ningún omega me interesa.

—No es lo que escuché en los pasillos del edificio —comentó el menor, mirando sus uñas.

—Es lo que estás escuchando de mi boca y es lo que vale.

NamJoon asintió. Él conocía bien todos los rumores que diario llenaban el edificio y en todos ellos iba Yoongi involucrado, por ello no le sorprendió saber que Suzy terminaría en la lista falsa de las conquistas del empresario Min.

—¿Crees que Suzy esté alimentando esos rumores de ambos siendo pareja? —preguntó intrigado.

—No tengo idea —respondió hosco, alisando su camisa con la ayuda de sus manos—. Puedes irte.

NamJoon parpadeó un par de veces. —¿Irme?

—Lo que escuchaste —dijo el mayor, tomando su móvil y caminando hacia la puerta para abrirla y hacer una invitación silenciosa.

—Ah. Que amable, muchas gracias —refunfuñó el moreno, para luego salir de mala gana.

Yoongi quedó solo en su oficina, y no sabía por qué, pero a su mente llegó el vago recuerdo de la dulce esencia que lo envolvió el día que visitó el colegio donde realizó la donación.

Fue víctima de un estremecimiento involuntario. El lobo que formaba la parte vital de su alma también se estremeció, sólo que esa reacción iba acompañada de un ligero toque de anhelo que lo hizo suspirar.

Se sentía como si en realidad necesitara algo en su vida, como si estuviese incompleto, y como si todo lo que había logrado hasta ahora perdiera todo rastro de valor.

Ni de puta broma.

—Deja de pensar idioteces, Yoongi —se riñó, al mismo tiempo que decidía empujar ese único recuerdo al punto más olvidado de su mente.

Revisó su atuendo para comprobar que se encontraba completamente limpio, pasó las manos por su cabello negro y estiró un poco los músculos. La carga de trabajo era abismal, pero los resultados resultaban alentadores, y Yoongi amaba su trabajo, así que ningún sacrificio que involucrara a su pasión era merecedor de quejas.

Cuando estuvo listo, salió rumbo al estudio de fotografía. Era el primer día de trabajo del nuevo fotógrafo y él quería cerciorarse de que todo estuviese en orden. La campaña era sumamente importante, y cada detalle debía ser perfecto.

Más adelante investigaría al bribón que había interrumpido su momento, ahora su trabajo era la mayor prioridad.

Lo demás podía esperar.

El omega entró como vendaval al estudio de fotografía. Su corazón latía furioso y su cuerpo temblaba del miedo al saber que había visto algo que no debía.

<<Li piirti riji ¡Tonto, era la otra!>> Se regañaba en su mente, mientras que con su puño derecho golpeaba insistentemente en su cabeza.

Lo único que agradecía era el haber sido lo suficientemente cobarde como para huir rápidamente, aunque no haya podido cerrar la boca al haber gritado de aquella manera.

De solo recordarlo quería estrellar la maceta que tenía por cabeza en la pared más cercana.

<<¡Bien, Jimin! Tenías que meter la pata>>

—¡Cosita tierna!

El rubio detuvo su rabieta apenas escuchó el grito. Se sobresaltó cuando un cuerpo impactó de manera brusca sobre el suyo, sintiendo como sus mejillas eran tomadas por un par de manos para tironear de ellas, con chillidos agudos que le aturdían.

<<Lo que me faltaba... otro loco>> Suspiró, resignado a su mala suerte mientras era cruelmente amasado por aquel desconocido.

—¡Taehyung! —escuchó la voz de una mujer, sonaba irritada.

<<Oh... el loco así se llama>> resolvió en sus adentros, moviéndose inquietamente para liberarse del firme agarre.

El pelirrojo rió de ternura al corroborar la diferencia de tamaño que tenía con el rubiecito, él quería seguirlo abrazando, de manera extraña le resultaba agradable; pero las miradas del resto de los presentes lo reprendían por su impulsivo comportamiento, así que, a regañadientes lo fue soltando; claro que, ya estaba pensando que en la próxima oportunidad que se le presentase no lo soltaría por nada del mundo.

—Lo siento, cosita tierna —se disculpó, aunque Jimin sabía que no lo sentía en verdad—. Eres tan adorable que no pude evitarlo.

El rubio frunció el ceño. —¿Nos conocemos?

—No directamente —dijo cantarín, olvidándose por completo de la sesión—. Ayer estuviste en casa de mi hermano y fui yo quien te recibió —contó, Jimin hizo memoria y ahí supo de donde se le hacía familiar aquel grito.

Abrió sus ojitos en demasía. —¿Es hermano del señor Kim? —preguntó, sorprendido ya que ambos eran tan diferentes.

—Así es —sonrió orgulloso—. Soy Kim Taehyung, y tú eres una cosita tierna.

Jungkook, quien había permanecido en silencio durante todo ese tiempo no pudo evitar soltar una carcajada ante el intercambio tan tierno de ambos omegas. Se acercó con una pequeña sonrisa para tratar de calmar los nervios de su pequeño asistente, notando por el rabillo del ojo el bonito sonrojo que cubría el rostro del pelirrojo.

Jimin hizo una reverencia a su mayor. —Lamento la demora, Hyung —arrugó su naricita al recordar el motivo de su retraso—. Tuve un problemilla, pero ya está resuelto —eso esperaba.

—No te preocupes, Jimin —sonrió tranquilo—. Aun no empezamos con la sesión, así que llegas justo a tiempo —observó al otro omega y notó que nuevamente estaba a punto de tirársele encima al rubio, rió sin poder evitarlo—. Joven Kim —llamó, captando la inmediata atención del nombrado—. ¿Por qué no le ayuda a mi asistente a ponerse cómodo? Por lo que puedo ver, sigue nervioso y tenso.

Taehyung extendió una brillante sonrisa por todo su rostro. —Por supuesto —se giró bruscamente hacia el menor—. ¿Te gustan los chocolates?

—Mucho —respondió enérgico, sonrojándose furiosamente por el brinquito que dio.

El omega pelirrojo lo tomó de la manita y lo llevó a la mesa que estaba repleta de bocadillos.

—Justo aquí —aplaudió feliz, señalando las múltiples delicias—. Come todo lo que quieras, cosita tierna.

A Jimin se le hizo agua la boca cuando los deliciosos aromas llenaron sus fosas nasales. No hubo necesidad de una segunda invitación, ya que apenas tuvo la oportunidad tomó entre sus manos de las golosinas y las llevó a su boca para degustar de ellas, sintiéndose muy feliz y mimado; decidiendo que por ese momento sería bueno tratar de olvidar el pequeño incidente del que había sido víctima.

Porque después de todo, no había nada mejor que el chocolate para endulzar los sentimientos.

¿Qué demonios hacía la garrapata en su empresa?

Yoongi observaba con un profundo ceño fruncido al pequeño rubiecito que comía plácidamente de los bocadillos que había en el estudio, preguntándose muy seriamente si es que la vida lo odiaba tanto como para mandarle constantemente a aquel enano cachetón.

La pequeña criatura estaba sentada en una de las mesas donde hacían la exposición de las fotografías, moviendo sus pies enérgicamente en el aire mientras sus cachetes estaban inflados de tanta comida que se estaba metiendo; y la irritación de Yoongi no hizo más que aumentar cuando supo que el chiquillo lo estaba ignorando descaradamente.

<<Chico insolente>> gruñó en sus adentros cuando vio como la pequeña garrapata le rodaba los ojos y luego volvía a comer como si nada.

<<Esto es ridículo>> bufó, sintiendo una incomodidad al notar la inquietud que tenía su lobo.

Por lo general su lobo era tranquilo, pero en ese momento Yoongi podía sentirlo agitado y la sensación era demasiado evidente. Sin embargo, no pensaría en ello ahora, pues su concentración estaba en la presencia del rubio.

Le sorprendía que aún no lo había sacado de su empresa, supuso que era para no interrumpir con la sesión de fotos que se estaba llevando a cabo.

Realmente él habría querido concentrarse en Suzy y Taehyung, ambos omegas lucían espectaculares con el maquillaje representativo de la marca, logrando que la campaña brillara con fuerza en esa primera sesión.

Yoongi en verdad quería tener sus ojos puestos solo en ellos, pero éstos siempre iban a parar a cierto rubio sentado a su izquierda con las mejillas llenas de chocolate, causándole más irritación ya que el alfa no quería darle ni el mínimo de su atención.

Y, sin embargo ahí estaba, observándole profundamente e ignorando todo lo que sucedía a su alrededor.

Por otro lado, Jimin se sentía inquieto. La mirada de aquel anciano no le gustaba para nada, y sentía que en cualquier momento le saltaría encima y lo echaría a patadas del estudio.

El omega mordía con rabia contenida la deliciosa torta de chocolate, mientras pensaba en los graves crímenes que seguramente cometió en su vida pasada, ya que aquella era la única explicación que tenía para aquel castigo de estarse encontrando con tan irritante alfa.

Además que le habían mentido al decirle que no lo vería seguido. ¡Ja! De sólo recordarlo se enojaba mucho más.

Mientras tanto, su mente maldecía un poco a su suerte, aunque Jimin también admitió parte de la culpa, debió tocar antes de entrar o en su defecto prestar mejor atención la próxima vez que pidiera ayuda. Tuvo suerte al encontrarse con el tipo dormido en su oficina, de lo contrario no estuviera ahí, presenciando el trabajo de su hyung y comiendo tortas de chocolate.

—¡Hemos terminado por hoy! —anunció Jungkook, sintiéndose muy satisfecho con su trabajo.

Suzy y Taehyung sonrieron aliviados. El pelirrojo corrió a tomar de los pocos bocadillos que había dejado Jimin, mientras que la omega se dirigía hacia donde estaba Yoongi.

—¿Y? —preguntó ella, enrollando sus manos alrededor del brazo del alfa— ¿Qué te pareció la primera sesión?

Yoongi no respondió; sus ojos seguían fijos en el pequeño rubio que reía abiertamente con el fotógrafo.

Lindo. La palabra se formó por las emociones creadas por su lobo. Yoongi sintió pánico.

La omega hizo un puchero al verse ignorada por el mayor. —Oppa, ¿Me estás escuchando?

—La verdad no —dijo Yoongi con sinceridad, zafándose del sofocante agarre.

Caminó los pocos pasos que lo separaban de Jeon y la pequeña garrapata; carraspeó con un leve tono de incomodidad, ganándose la inmediata atención de ambos.

Jungkook al reconocerlo borró su sonrisa para volver al semblante profesional. —Señor Min —le saludó con una reverencia—. Es un placer tenerlo por aquí.

—¿Hubo buenos resultados? —preguntó el mayor, tratando de ignorar al pequeño cuerpo que se escondía detrás del fotógrafo.

—Sí señor —asintió—. De hecho, pensaba pasar por su oficina antes para mostrarle las muestras iniciales.

—No era necesario —dijo Yoongi—. Además, no hubiese podido atenderlo; estaba un poco ocupado.

La risa que se dejó escuchar detrás del alfa menor capturó la atención de ambos. Jimin tenía sus manitas sobre su boca, tratando de retener su diversión y de no ser descubierto.

—¿Qué te divierte tanto? —le preguntó Yoongi con el ceño fruncido.

El omega se sobresaltó, salió de su pequeño escondite y sonrió de manera automática.

—¿Disculpe? —se hizo el desentendido.

—¿Algo divertido para recordar? —volvió a preguntar.

—Sí, supongo que es divertido ver un senil durmiendo y lleno de baba —refunfuñó el rubiecito por lo bajo, aun así, fue claramente escuchado.

—¿Dijiste algo? —interrogó el mayor con la molestia cubriendo cada facción de su rostro.

Jimin se mordió la lengua para no decir todo lo que su cabeza tenía preparado; el toque delicado que Jungkook tenía en su brazo le recordaba que había cosas más importantes que poner a aquel alfa engreído en su lugar.

Sonrió tensamente, sus ojitos eran dagas filosas que tenían como único objetivo asesinar al pelinegro tonto que tan mal le caía.

—Nada, anciano.

Después de todo, había cosas que no podía cambiar.
















Que alguien me recuerde que esta historia se actualiza semanal por favor :)

Bueno, prometo dar todo de mi para volver a las actualizaciones semanales. Tengo muchas ideas pensadas y no pienso dejarlas ir.

¿Les gusta la historia? Agradecería si me dieran sus opiniones o recomendaciones.

L@s amo mucho, familia Yoon~

Nos leeremos en mis demás historias.

💕YOONGLH.

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