💕Dieciséis.
—Nuestra línea de productos Dreams Night ofrece a nuestra población omega una exquisita relajación. En el momento culmine del día; cuando todo el estrés está acumulado, nuestros productos ofrecerán ese sueño reparador y de relajación que se encargará de mantener la belleza intacta. Nuestra campaña siempre ha favorecido la protección animal, es por eso que cada uno de los prototipos se hizo de manera in vitro, sin involucrar cualquier acto que englobe a alguna especie. Como verán, Min'Skin ha velado por la seguridad de todos; con el desarrollo en el colágeno y vitamina D que es un impulso de mantenimiento y rejuvenecimiento.
La imagen que se proyectaba en el blanco telón desapareció y las luces se encendieron. Yoongi permanecía con el rostro serio, a la espera de los comentarios de sus socios y patrocinadores.
—La explicación ha sido muy detallada. Me gusta el hecho de la integración de la capa de nutrientes que se encarguen de nutrir y cuidar la piel. Por mi parte voto a favor, y acepto el lanzamiento de la nueva línea.
El pelinegro sonrió tenue e hizo una pequeña reverencia al accionista japonés.
—¿Cuándo sería el lanzamiento? —preguntó otro de los hombres presentes en la sala de juntas.
—Si todo sale bien y no tenemos complicaciones, la campaña publicitaria sería la semana entrante, y la fiesta de inauguración dentro de un mes —respondió Yoongi.
—¿Y los preparativos? —volvió a preguntar el hombre.
—Ya están hechos —afirmó el pelinegro—. Los preparativos de la inauguración quedaron a cargo de la señorita Solar.
El contrario asintió, observando a la rubia presente en la habitación.
—Señorita Solar —llamó obteniendo la inmediata atención de la omega—. ¿Cómo van esos preparativos?
—A la espera de confirmación —respondió ella—. Las invitaciones están listas para enviarse y dar inicio a la campaña.
El alfa asintió. —Si es así, también doy mi voto a favor.
Una oleada de aplausos se escuchó por toda la sala; Yoongi no pudo evitar sonreír con orgullo al saber que el proyecto en el que tanto se había esforzado había sido aprobado por los demás accionistas.
Perfecto, un logro más para él.
—Doy por finalizada la reunión —anunció, para luego hacer una reverencia y salir de ahí en compañía de su secretaria.
Caminó por los pasillos de la empresa en compañía de la pelirroja; por donde viese había movimiento, absolutamente todos estaban en completo descontrol ante la noticia de la aceptación de un nuevo producto que no tenía nada que ver con la presentación oficial de la marca.
Porque Dreams Night significaba el inicio de una nueva era.
—Raina —llamó a su secretaria—. ¿Qué tengo para hoy?
La pelirroja observó la tablet en su mano y comunicó. —Reunión con el señor Jeon Jungkook a las diez; tiene un almuerzo con la señorita Suz...
—Omite eso —pidió el alfa y la beta asintió un tanto sorprendida.
—¡Oh! Su madre pidió que se le hiciera espacio en su agenda para que tomara la ¿merienda? —frunció el ceño, escuchando las maldiciones del pelinegro.
Ah, la idea de internar a su madre en un manicomio empezaba a resultarle atractiva.
Sacudió la cabeza.
—Quítalo de mi agenda —ordenó.
—Señor Min —habló bajito—. Me temo que no es posible, la señora fue bastante clara.
—Tengo treinta años —gruñó—. No soy ningún niño, y soy bastante capaz de tomar mis propias decisiones —frunció el ceño observando a la mujer—; tú eres mi secretaria, así que obedece si quieres continuar con tu trabajo.
Ella hizo una fina línea con sus labios. —Lo siento, señor —dijo—. Pero la señora Min amenazó con retirar la asociación si no se cumplía con lo que pedía.
Maldita la hora en la que decidió asociarse con su madre.
—Bien —accedió de mala gana—. ¿Para qué hora quedó la maldita merienda?
Raina observó su tablet. —En treinta minutos exactos.
—Esto es una estupidez —gruñó por lo bajo, mientras entraba a su oficina—. ¿Hay algo más para hoy?
—No, señor —hizo una pausa—. Los preparativos para la fiesta de inauguración empezarán a realizarse; cuando todo esté listo convocaré a una reunión con relaciones públicas.
Yoongi asintió. —Bien, puedes retirarte.
—Sí, señor —hizo una reverencia y salió del lugar, dejando al alfa solo.
Cuando el alfa quedó solo se permitió cerrar los ojos con cansancio.
Todo era una mierda. Suzy no había parado de llamarle y enviarle miles de mensajes que quedaban ignorados, Yoongi no tenía idea de cómo hacerle entender que necesitaban un tiempo alejados. La relación de amistad que ambos tenían se había manchado hace mucho tiempo, y el alfa sabía que era necesario tomar ciertas medidas para evitar malos entendidos que dieran lugar a una catástrofe mayor.
Sabía que la omega lo quería de una forma completamente diferente, pero Yoongi no tenía nada para ofrecerle. Fue entonces, que en ese momento exacto recordó el dulce aroma que le había provocado diversas sensaciones y una especie de estremecimiento abrumador; le hacía sentir bien, incluso cuando muy en el fondo de su ser sabía que solo era un espejismo más que lo hacía escapar de su realidad. De su soledad.
"Tome su desayuno o lo lincho"
Una sonrisa involuntaria se formó en sus labios cuando aquella voz que mantenía un toque irritado invadió en su mente.
Park Jimin; la presencia del chiquillo lograba irritarle en niveles exuberantes y poco creíbles, era una garrapata insoportable que su madre llevó a su casa con el fin de torturarle de manera lenta y agonizante.
Sin planearlo recordó esa mañana en específico cuando el insolente chico no le dejó salir de su mansión si no terminaba su desayuno antes.
Así como también vigilaba cada movimiento que hacía, asegurándose que el alfa comiera a las horas adecuadas.
¡Incluso lo amenazó con una sartén!
Resopló indignado cuando a su mente llegó la sonrisa de triunfo del pequeño rubio; quizá había sido muy suave con él y por eso tenía tales confianzas. Es por eso que había llegado a la conclusión de que ignorarlo sería la mejor opción, dejarle que haga lo que quiera; pero que no se meta en sus asuntos.
Sí, parecía una buena idea.
No, no estaba funcionando.
Su mente no dejaba de pensar en él.
Y eso le molestaba.
Jimin observaba minuciosamente los alimentos que había preparado con antelación.
Había fruta picada con granola, una considerable porción de yogurt de fresas y dos sándwich de pollo; provocando que una sonrisa de satisfacción se pintara en las bonitas facciones del rubiecito.
Colocó todo de manera ordenada en la lonchera de color rojo, teniendo especial cuidado con el yogurt. Cuando estuvo seguro de que nada se derramaría salió de la mansión asegurándose de dejar todo cerrado y caminó a pasos rápidos hacia el amable chofer que le esperaba con una diminuta sonrisa.
—Buenos días —saludó el pequeño—. ¿Podría llevarme a la empresa Min, por favor?
El beta asintió, para luego abrirle una de las puertas traseras del lujoso auto.
—Gracias —dijo el rubiecito cuando entró al auto, esperando en silencio a que éste se pusiera en marcha.
El camino transcurrió en un cómodo silencio; el omega observaba de vez en cuando las transcurridas calles mientras sus manos jugaban con los tirantes de la lonchera que llevaba en el regazo. Un suspiro casi lastimero salió de sus rechonchos labios, frunciendo el ceño cuando recordó cómo había acabado su primera y última visita en aquella gran empresa.
Ahora sabía que debía tocar antes de entrar en la puerta roja, no quería desagradables sorpresas; como también sabía que debía mantener el mínimo contacto con las personas que trabajaban ahí.
Todos eran crueles.
O casi todos; porque su Hyung era muy bueno y cálido.
El rubiecito sonrió, moviendo sus pies de manera ansiosa. Él realmente esperaba poder ver a Jungkook, aunque fuese por algunos minutos.
—Llegamos —anunció el chofer sorprendiendo al menor, ¿Tan rápido?
El pequeño omega salió del auto y observó el enorme edificio que se imponía ante él, provocando que todo su cuerpo se sacudiera intimidado.
—Muchas gracias, eh... —rascó su cabeza sintiendo como el inminente sonrojo nacía.
—Jackson —habló el mayor con una sonrisa—. Mi nombre es Jackson.
El omega le sonrió de manera encantadora. —¡Soy Jimin! —exclamó con entusiasmo, para luego recordar que iba tarde—, y ya me voy —empezó a correr hacia el edificio—. ¡Muchas gracias por traerme, Jackson Hyung!
Ingresó a pasos agigantados en el lugar; ignoró las curiosas miradas que se fijaban en su persona y tomó el ascensor marcando el número indicado.
A medida que iba avanzando nuevas personas iban ingresando en el pequeño espacio; Jimin sintió una leve tensión en su cuerpo cuando nuevamente curiosas miradas se posaron en él; sin embargo, no hubo comentario alguno que le hiciera sentirse incómodo.
Salió del ascensor y caminó por el lujoso pasillo; sus pasos eran lentos y un tanto vacilantes, no pudiendo evitar que la mueca llena de nervios naciera en su rostro cuando nuevamente la puerta roja estuvo en su campo de visión.
Un delicado carraspeo le sacó de sus miserables pensamientos; dobló a la derecha encontrándose con una sonriente pelirroja.
—Usted debe de ser Jimin —dijo ella y el rubiecito mostró sorpresa.
Se acercó rápidamente. —¿Cómo lo sabe?
—El señor Min lo espera —reveló con una risita, aquel joven le parecía adorable.
—¿Cómo lo sabe? —volvió a preguntar.
Ella hizo una leve mueca, mientras su mirada viajaba a algún punto del pasillo; Jimin siguió el rumbo de aquella mirada, y cuando encontró lo que veía la muchacha, jadeó de indignación.
Garrapata de cabellera amarilla
Pasar aquí.
—Y decía que su madre era una loca —refunfuñó el omega, mirando con molestia el rótulo que estaba justamente en la parte superior de la gran puerta roja.
Ese alfa zoquete sí que era molesto.
Le sonrió con cordialidad a la apenada secretaria y caminó con toda la dignidad posible. Frente en alto y mirada orgullosa, imitando a la perfección a un pavo real.
Entró a la pulcra oficina, encontrando al alfa sentado en su cómodo sillón de cuero italiano mientras jugaba con cosas al azar que estaban esparcidas en el gran escritorio de caoba.
—Siete minutos tarde —anunció el alfa, su mirada seguía fija en el gato de acero que había comprado en alguno de sus muchos viajes.
Jimin no dijo nada; cerró la puerta tras de sí y empezó a sacar los alimentos de la lonchera.
Yoongi le observó con el ceño fruncido. —Siete putos minutos tarde —volvió a decir.
—Me vale madres.
El alfa parpadeó, sorprendido. Observó en silencio la mueca que había en el rostro de la garrapata y de pronto recordó aquella cabellera rubia que había salido disparada de su oficina.
—Así que eras tú —comentó, con la arruga entre su frente mucho más marcada que antes.
—Debería de ser más claro —aconsejó Jimin, sirviendo la comida frente al mayor.
—Aquel día en mi oficina. Fuiste tú quien interrumpió mi descanso —acusó.
—No fue mi intención hacerlo.
—Fue una completa falta de educación, pero no me sorprende viniendo de ti —murmuró el alfa, con sus ojos puestos en el menor.
Jimin le observó con ojitos entrecerrados.
—Es un grosero.
—Y tú un mocoso imprudente.
—Tengo veintidós —dijo indignado.
El alfa fingió sorpresa. —Vaya, pensé que tendrías algunos doce —se burló.
—Mi edad, a diferencia de la suya no es muy marcada —comentó como si nada, Yoongi frunció el ceño—. ¿Qué tal van esos sesenta?
—La falta de respeto abunda —murmuró Yoongi tomando de mala gana la fruta picada.
—Pienso lo mismo —sonrió Jimin.
Ambos se observaron en silencio; sus miradas entrecerradas con un toque de reto en ellas. El alfa masticaba con devoción cada alimento servido, mientras que el omega se entretenía en cualquier punto que encontrara interesante en aquel elegante y monótono lugar.
Las peleas habían aumentado su gradiente de ebullición; ambos eran una pequeña bomba de tiempo que explotaba en contra del otro, con la irritación alcanzando niveles inimaginables que jamás podrían ser creídos en su totalidad.
Porque si Jimin decía no; Yoongi decía sí.
Si el alfa no quería, el omega quería.
Tan diferentes que nadie podría imaginar jamás aquel tenue sentimiento que se estaba formando muy dentro de ellos.
El amor es de muchos tipos y colores, y quizás el sentimiento que nacía era una nueva forma para representarlo.
Uno muy bonito y escandaloso; con un alfa presuntuoso y un omega irrespetuoso.
Sí, algo raro, pero con un toque hermoso.
Este sí me gustó. ☺️
💕YOONGLH.
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