💕Cinco.

—Estás despedido.

Jimin deseaba con todas sus fuerzas haber escuchado mal, pero la mirada seria e intimidante del alfa frente a él quitaba todas sus esperanzas.

¿Despedido? Aquello le había tomado por sorpresa. ¿Cómo sucedió? ¿Qué había hecho mal? Siempre se esforzó dando lo máximo para que todas sus tareas fuesen realizadas de manera correcta, sentía que no era justo que lo despidieran, no sin una razón. Porque, aunque su trabajo no fuera su cosa favorita del mundo, era el único medio de sustento que tenía, y sin él, la estabilidad de su pequeño hogar se derrumbaría frente a sus ojos.

No podía permitirlo.

—¿P-por qué? —realmente detestó el temblor que acompañó a su voz.

El señor Jeon se mostró inflexible. —Siempre supe que sería una pérdida de tiempo contratar a alguien tan débil e inservible como tú —esas palabras le dolieron al omega quien solo podía apretar los puños en frustración mientras era obligado a escuchar en silencio—. Este trabajo es para alfas. Hombres fuertes que de verdad quieran ganarse el dinero, y no niñatos débiles que me hacen perder clientes y el tiempo. Eres un incompetente y es por eso que estás despedido.

Y con el primer sollozo que escapó de sus labios fue que el omega por fin explotó.

—¡No soy un débil! —gritó, sorprendiendo al mayor—. ¡Ya quisiera verlo a usted solo sin la ayuda de un omega y con la tarea de mantener una casa y cachorros estables! —limpió las lágrimas de manera brusca—. ¿Cree que yo quería esto? ¡¿Cree que yo quería perder a mi madre y hacerme cargo de dos pequeños?! —preguntó con dolor—. ¡Yo no pedí crecer, pero fui obligado a hacerlo! Ese... es un sacrifico que nunca va a entender —susurró, sorbiendo por la nariz de vez en cuando—. Lo que más me cabrea de todo esto es que tachen mis capacidades por el lugar que tengo en la jerarquía que la puta sociedad dispone —gruñó con molestia—. El fuerte ante el débil, el mayor siempre tiene la razón y el menor siempre se equivoca —rió sin gracia—. El rico siempre imponiéndose y burlándose del pobre... estoy harto de todo eso ¡Harto! —la mirada que el rubio le dio al viejo alfa le estremeció por completo—. Y sí, quizá tenga razón y sea débil físicamente en comparación con un estúpido alfa, pero ¿Sabe qué? —se acercó hasta el escritorio de manera amenazante—. Tengo más agallas que todos ustedes juntos al tomar una responsabilidad de la que la mayoría de los alfas huye.

El orgullo del mayor se vio herido y su lobo gruñía en completo desacuerdo por las palabras dichas por el menor.

—Vete —gruñó amenazante—. Tu paga te la llevará mi hijo a tu casa, así que vete porque ya no soporto seguir viendo tu cara.

—No se preocupe que me iré —aseguró Jimin—. Pero primero tiene que asegurarme que irá toda mi paga completa. Es lo mínimo que puede hacer después de todo lo que tuve que aguantar aquí.

Y el alfa sabía exactamente a qué se refería el menor.

No era tonto y tampoco estaba ciego. Jeon Dario era un hombre astuto y que no dejaba escapar detalles, es por eso que pudo notar de inmediato todo el acoso que el omega sufría día a día en el taller producido por todos sus trabajadores. Hubo más de una ocasión en la que estuvo a punto de intervenir cuando sus hombres pasaron la línea con el menor, pero luego se convencía que no era su asunto y que Jimin sabía que cosas así sucederían, permitiendo de esta manera que el chico fuese acosado e insultado sin mover ningún dedo para impedirlo.

Si era sincero, no podía quejarse del omega. Jimin a pesar de su naturaleza era un joven con determinación y que no sabía rendirse. Aprendió en tiempo récord todo el funcionamiento del taller, así como el cuidado de los autos, llegaba temprano y cumplía estrictamente con su horario de trabajo. A veces su lengua filosa le causaba uno que otro problema, pero siempre fue amable y cordial con sus clientes, así que la razón de su despido no había sido la que había dicho.

La verdadera razón fue miedo. El alfa Jeon no quería tener a un omega en un entorno de alfas porque sabía que las cosas nunca terminarían bien, al menos para alguien como Park Jimin.

Estaba seguro que aquel lugar no era apto para un omega como aquel chiquillo. No, Dario a pesar que no le conocía del todo podía ver en él un futuro prometedor y con mejores oportunidades, no quería que su energía y juventud se desperdiciaran entre tanta grasa y pesadas herramientas, tampoco que se viera obligado a soportar a cada alfa hormonal que intentara propasar los límites establecidos entre la relación de compañeros de trabajo.

¿Y si al omega le llegaba su celo en pleno ambiente laboral? El mayor no quería ni imaginar las terribles consecuencias que traería. Es por eso que después de extensos días de profundos pensamientos fue que llegó a esa decisión.

Eso y también el haber hablado con su hijo para que éste le ayudara con un trabajo más seguro y menos agotador.

El mayor revolvió sus cabellos antes de encarar al rubio.

—No te preocupes Jimin, te pagaré hasta el último centavo —suspiró ante el ceño fruncido del rubiecito.

El mencionado trató de destensar su rostro. No quería seguir formando un escándalo y luchar por algo que ya no tenía. Ahora lo único que le quedaba era pensar como conseguir trabajo en el mínimo tiempo posible, no podía permitirse quedarse sin dinero y fallarle a sus pequeños.

Del solo imaginar las caritas de angustia y decepción de sus hermanos le hacía doler el corazón. Les había prometido que no les faltaría nada y que cumplirían sus sueños sin importar que, y Jimin era alguien que cumplía con cada una de sus promesas, sin importar el peso de éstas.

Suspiró derrotado. —Entonces, me retiro.

Una última reverencia y abandonó la oficina en silencio. A lo lejos podía escuchar las risas y burlas de sus ex compañeros de trabajo, pero no le importaron. No tenía la suficiente energía de responderles, tan solo quería llegar a casa y ahogarse en su propia miseria y soledad.

Cuando iba por las calles la realidad le golpeó nuevamente haciéndole reír sin gracia. Era solo un mocoso que no sabía nada de la vida, y que sin embargo había perdido todo de la misma. ¿Cómo llegó siquiera a creer que podría tomar el rol de un adulto competente? En momentos como ese es que Jimin admiraba aun más a su madre, al recordar como aquella valiente mujer enfrentó al mundo sola por sus tres cachorros con una sonrisa en el rostro.

Jimin se sentía derrotado. Jamás podría igualar a su madre.

Los minutos pasaron de manera lenta y agonizante, los pensamientos consumían cada vez más al omega y su cuerpo empezaba a pesar debido al cansancio tanto físico como emocional. No supo cuanto tiempo más pasó caminando, hasta que se encontró con el complejo de apartamentos donde vivía.

Y al entrar, una robusta omega le esperaba con una sonrisa perfectamente ensayada.

¿Acaso ese día podía ir peor? Al parecer sí.

—Jimin, querido —saludó la mujer con falsedad—. Solo venía a recordarte que el pago de la renta es en dos días, por favor se puntual como lo era tu madre.

El menor sonrió con nerviosismo. —Por supuesto, señora Chan.

—Eso espero —respondió la mujer con malicia en sus ojos—. Sería una lástima echarte a la calle a ti y tus hermanos.

El omega sintió como su lobito aulló con temor, con solo la idea de sus hermanos durmiendo en la calle.

—N-no se p-preocupe... l-le p-pagaré —no le importó el verse frágil, en aquel momento no podía fingir estar bien.

La mujer sonrió con arrogancia. El miedo en el chiquillo le decía que no tenía el dinero para pagarle y eso solo le llenó de satisfacción. Siempre quiso echarlos a la calle, pero hasta el momento nunca tuvo una razón de peso para hacerlo sin tener que enfrentarse a las consecuencias, ya que la madre del omega siempre era puntual con su pago. Pero ahora que esos cachorros estaban solos, ella estaba segura que solo era cuestión de tiempo para que por fin se derrumbaran y al fin poder deshacerse de ellos.

Solo era cuestión de tiempo.

—Entonces no tenemos de que preocuparnos —sonrió en grande, mientras caminaba hacia la salida—. Te veré en dos días querido, y espero que tengas mi dinero contigo —sonrió una vez más para irse, sin importarle en lo absoluto la profunda angustia que había dejado en el pequeño omega.

—Diosa... —sollozó—. ¿Qué haré?

Los fuertes golpes en la puerta no le dejaban ver la película tranquilo. Jimin se había refugiado en la oscuridad de su habitación, pero pronto descubrió que era demasiado deprimente y no quería que su olor delatase su estado de ánimo. Así que, con un poco de suerte logró salir a la sala y poner una película al azar, con el pasar del tiempo le fue tomando el gusto, y hubiese seguido así, pero los golpes incesantes en su puerta no le dejaban en paz.

Y se preguntarán ¿Por qué Jimin no abre la puerta? Esa pregunta tenía una respuesta sencilla.

No quería verla.

Sabía de quien se trataba. Después de todo, el olor fuerte de rosas y canela le llegó desde mucho antes que el primer golpe se escuchara, haciendo al omega rodar los ojos con irritación ¿Qué nunca se rendía? No era la primera vez que le buscaba, y tampoco era la primera vez que Jimin le rechazaba, quizá debía ser un poco más claro esta vez.

Bufando y maldiciendo por lo bajo el pequeño omega se levantó del sofá dirigiéndose a la puerta con paso perezoso. A medida que caminaba el inquietante olor se condensaba más haciéndole arrugar la nariz en disgusto. Respiró profundo un par de veces y finalmente abrió la puerta.

Del otro lado, una hermosa omega pelirroja y perfectamente maquillada le esperaba con una sonrisa depredadora.

Jimin volvió a bufar.

—¿Qué se te ofrece, Rose?

La chica no dejaba de sonreír. Observaba al rubio de pies a cabeza con aires de satisfacción. A Jimin no le gustaba para nada la manera en la que era observado, sin un toque de delicadeza o discreción.

—Querido Jimin —la melosa voz le provocó náuseas—. Me he enterado que te has quedado sin trabajo, y por eso vine a decirte que mi oferta sigue en pie.

El omega boqueó como pez fuera del agua, ¿Cómo se había enterado tan rápido de su situación? Definitivamente las noticias volaban en su vecindario. Bufó una vez más.

Sonrió a medias, totalmente incómodo con la situación. —Me temo que volveré a rechazarla.

La sonrisa en la omega vaciló, y Jimin pudo captar a la perfección la tensión que se iba apoderando poco a poco en el delicado rostro.

—Vamos Jimin, es un trabajo en el que ganarás el triple y no te esforzarás como lo vienes haciendo hasta ahora —dijo con sedosidad—. Además, eres perfecto y tendrás un gran éxito —nuevamente lo recorrió de pies a cabeza, el omega quería cerrarle la puerta en la cara—. ¿Qué dices? ¿Aceptas?

¿Qué si aceptaba? ¡Por supuesto que no! Él prefería morir en miles de trabajos a prostituirse cada noche como la omega lo hacía. Pero ya no veía forma de dejarle claro que él no estaba interesado en hacer aquellas cosas.

—Además —la voz de la mujer lo sacó de sus pensamientos—. Sé que necesitas dinero urgente —el menor se tensó, ella sonrió victoriosa—. ¿No querías que tus hermanos tuvieran solo lo mejor? —golpe bajo—. Esta es tu oportunidad, tendrás todo el dinero que desees sin hacer esfuerzo alguno, tus hermanos estarán felices y no tendrás que preocuparte por nada —todo aquello se escuchaba tan fácil—. Los primeros días serán los incómodos, después de un tiempo le tomarás el gusto —añadió con coquetería—. Piénsalo bien, es una gran oportunidad que no se la doy a cualquiera.

—Entonces ¿Por qué me la das a mí? —se animó a preguntar el rubio.

—Eres un omega hermoso —respondió segura—. Eres joven e inexperto y a mis clientes les encantan así, con un toque inocente —ahí estaba esa sonrisa que tanto detestaba el menor—. Además, puedo asegurar que eres virgen —el rubio se ruborizó—. Así que podemos conseguir un buen precio para ti. Los alfas pueden llegar a pagar cifras ridículas en dinero por un omega virgen.

Y por primera vez Jimin consideró aquella idea.

Sabía que se requería de mucho valor y determinación para hacerlo, y que su madre seguramente se sentiría decepcionada de él, pero ¿Qué podía hacer? Todas las puertas que tocó le fueron cerradas sin piedad, y tenía mayores preocupaciones que conservar su pureza ¿De qué le servía aquello? Se sentía solo y ahogado y sabía que aquella decisión debía tomarla por su cuenta, pensando en lo que era mejor para sus pequeños.

Es por eso que con un aura de tristeza y resignación observó a la pelirroja sonriente, sintiendo como un profundo terror crecía cuando la decisión que había tomado golpeaba en lo profundo de su mente. Respira, tómalo con calma, es por tus hermanos se repetía entre cada respiración que tomaba, tratando de alguna manera tranquilizarse para poder decirle a la omega que había aceptado su propuesta.

Perdón mami...

—E-está bie...

—Ni siquiera lo pienses.

Ambos omegas se sobresaltaron cuando escucharon esas palabras en compañía de bajos gruñidos. Jimin observó a su costado, y sus ojos se encontraron con unos orbes oscuros que le veían con severidad, el omega se sintió pequeñito por la intensidad de aquella mirada, pero de alguna manera extraña también se sintió protegido. Observó un poco más y sus ojitos se abrieron en grande cuando por fin pudo reconocer al alfa que había evitado que tomara la peor decisión de su vida.

Jeon Jungkook.

La pelirroja frunció el ceño con molestia. Había estado tan cerca de poder conseguir aquel omega y todo se había ido por la borda, se giró para reclamar a aquel hombre, pero apenas sus ojos hicieron contacto sintió un profundo temor invadirle. La oscura mirada del alfa le ordenaba que permaneciera en silencio si no quería problemas.

El alfa castaño caminó los pocos pasos que le faltaban para llegar a la puerta del apartamento del omega. Su aroma delataba lo enfadado que estaba, y su mirada corroboraba el amargo sentimiento.

—Vete de aquí antes de que se termine mi paciencia—ordenó el recién llegado sin siquiera voltearla a ver.

La omega rió con un tinte de nerviosismo. —No digas estupideces, no hay razón para que te haga caso.

Fue ahí cuando Jungkook la observó, sus ojos ardiendo en llamas de molestia e indignación.

—Chantajeaste a un chico vulnerable, instándolo a hacer algo que no quiere, mi paciencia se está agotando y lo mejor que puedes hacer es largarte antes que se me ocurra llamar a la policía para denunciar tu negocio y así te eduquen.

Rose, con el temor invadiendo su sistema se fue sin decir nada. Su libertad valía más que cualquier omega trabajando para ella, además por la mirada que le otorgó el alfa sabía que no estaba jugando.

Ya habría otra oportunidad.

El pequeño rubiecito jugaba con sus manitas en gesto nervioso. No se sentía capaz de mirar al alfa a los ojos. Sentía toda su cara arder en vergüenza de tan solo imaginar que su Hyung había escuchado aquella conversación.

El castaño dejó de fruncir el ceño cuando fue consciente del nerviosismo del omega. Suspiró profundo y relajó su aroma, sonriendo levemente cuando notó como la tensión en el pequeño desaparecía de a poco.

—Minie —llamó con delicadeza, tomando en su mano el mentón del omega—. Mírame.

Los preciosos ojos azules impactaron con los oscuros del alfa. El mayor pudo detectar el miedo y la vergüenza que el rubio estaba sintiendo, así que le regaló una preciosa sonrisa para tratar de tranquilizarlo. No pensaba juzgarlo, Jungkook sabía que la vida de Jimin era difícil, es por eso que después de hablar con su padre había tomado la decisión de ayudar al omega. Quería ser un medio de consuelo y salvación para el pequeño y sus hermanos.

—Esto... —susurró el omega con timidez—. N-no es lo q-que parece Jungkook H-hyung... y-yo no iba a h-hacerlo... b-bueno s-si, p-pero n-no... —cerró la boca cuando fue consciente de que nada coherente salía de ella.

El alfa rió bajito. —Tranquilo, no me debes ninguna explicación.

El sonrojo del omega fue tan grande que llegó a cubrir hasta sus orejas. Jimin se encontraba avergonzado por cada palabra que el alfa soltaba. En esas estaba hasta que recordó como el padre de su Hyung lo había despedido aquella mañana haciéndole fruncir el ceño inmediatamente.

—Tu padre me despidió —comentó ceñudo.

El alfa rascó su cuello apenado. —Lamento eso —sacó un sobre del bolsillo de su pantalón y se lo entregó al menor—. Me pidió que te entregara esto.

Jimin revisó el sobre y pudo respirar tranquilo cuando verificó que su paga estaba completa. Es más, había un par de wons extras, causándole extrañeza ya que su ex jefe no era exactamente una persona caritativa.

—Gracias Hyung —murmuró con la vista fija en los billetes—. Pero aun así debo conseguir trabajo. Este dinero me alcanza para el pago del alquiler, pero no para la comida y las necesidades de mis hermanos.

—No te preocupes por eso Jimin, por eso estoy aquí —dijo el alfa con una pequeña sonrisa.

El omega detuvo todos sus movimientos y le observó con extrañeza. —¿De qué estás hablando? —preguntó confundido ante la gran sonrisa del castaño.

¿Debería desconfiar ahora de las sonrisas? Últimamente le daban mala espina.

—Tengo el trabajo perfecto para ti.











1/?

Lo prometido es deuda y aquí tienen el primer capítulo de la maratón.
Aún sigo en exámenes pero daré mi mayor esfuerzo para traerles los capítulos sin descuidar mis estudios.
Muchas Gracias por todo el cariño que le dan a esta historia, realmente me hace feliz. ♥️

Como pudieron ver las edades de los personajes fueron modificadas. En esta historia Jungkook es mayor que Jimin (en realidad todos excepto Hobi)

Los amo mucho familia Yoon~💕


💕YOONGLH.

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