Capítulo 4
Kuroo y Bokuto seguían aplastándome esa mañana, cosa que, por extraño que parezca, me da más sueño aún. Y es que ellos pueden dormir en mi cuarto los fines de semana, gracias a que no tenemos clases esos dos días. Por lo mismo ya nos acoplamos a un mecanismo para dormir juntos en mi cama mediana.
Bokuto iba pegado a la pared, yo en medio y Kuroo en la orilla, así era en el inicio, al menos en el primer día, luego descubrimos que no dormimos muy bien por estar tan rígidos y ahí cambiamos todo.
Como solo había una almohada (maldita pobreza y mente de pez que tenenos para no recordar que ellos lleven las suyas) los tres debíamos meter nuestras cabezotas en la misma. La solución para eso fue que, como soy enana, utilizara la parte baja y ellos se acoplaran a la alta.
Luego se dio el problema de que, como mala maña, cada uno dormía abrazado a algo. Yo, al menos, dormía abrazada a una frazada. Bokuto y Kuroo siempre metían sus piernas largas en las sabanas enrolladas para abrazar lo restante. ¿Como solucionamos esto? Pues, cada uno se colocó en la posición usual en la que dormimos y nos hicimos con los brazos y piernas de los demás.
-¡Kuroo, Bokuto, ya es hora!- intento despertarlos.
Nadie responde, ni siquiera Kuroo que es de sueño ligero.
Levanto la cabeza como puedo para verlos, tengo que controlar mi derrame nasal para ese entonces. Sus rostros están demasiado cerca, a unos pocos centímetros de besarse.
Hazlo, Clearke, me impulso mentalmente.
Con una sonrisa maliciosa suelto el brazo de Kuroo, utilizando movimientos ninjas me deslizo entre brazos y piernas para unirlos y, cuando ya estoy fuera de ese enredo, puedo ver claramente lo que quería: parece como si esos dos durmieran juntos como pareja romántica.
Voy por mi celular, tomo unas diez fotos y dejo preparada la cámara antes del toque final. Me acerco de puntillas y acomodo con mucho cuidado las cabezas de esos dos hasta que sus labios se unen. Es entonces que mis gritos internos suben de tono, probablemente me quede sin espacio por la cantidad de fotos que estoy tomando.
Cuando finalmente estoy satisfecha, arreglo un poco la foto más linda y la coloco de fondo de pantalla. Solo entonces puedo irme a bañar, esperando que despierten dentro de un rato para encontrarse así.
Sin la menor interrupción regreso al cuarto luego de bañarme, me cambio en la paz del silencio y espero que nada rompa eso.
O eso hasta que el primer grito rompe mi paz. Bokuto se despertó.
-¡Clearke!- ahí está el segundo grito.
Kuroo también se había levantado.
-Que bien, hasta que se despiertan, vamos, rápido, rápido, a bañarse- pido con total calma.
Ellos ya están levantados, por lo que es más fácil para mi empujarlos hasta que entran ambos al baño.
-Tienen una hora por idiotas- les recuerdo, cerrando la puerta-, voy a buscar a Mika y Yuu.
Así es como yo salgo del cuarto para ir en su búsqueda, todo eso mientras observo el bonito fondo de pantalla. No tardo nada en encontrar a esos dos en el grupo de Yuu, están desayunando en la misma banca, la única diferencia es el rubio que les acompaña.
-¡Hola, chicos!- los saludo al llegar- ¿Puedo?
-¡Pasa, sientate!- pide Yuu-, ya eres parte del grupo.
-Gracias- me siento junto a Mika, él gira a verme con una expresión muy contenta.
-Izzy- me saluda.
-Mika- le guiño un ojo.
Kimizuki me observa intentando no reír, en sus brazos está Yoichi que parece muy contesto, Mitsuba y Shinoa observan con morbo (como el mio) a Yuu y Mika. Eso me recuerda...
-¡Oh! Hoy voy a salir con Kuroo y Bokuto ¿Estan libres?
-Tengo una cita con Yoichi- responde Kimizuki, me guiña un ojo al decirlo.
-Mitsu y yo vamos a arreglar algunas tareas- se excusa Shinoa, haciendo lo mismo que Kimizuki.
Yo comprendo. Ellos lo saben, Mika no es tan discreto como yo creía.
Sonrió triunfante, ellos me devuelven el gesto.
-Que problema- finjo-, será otro día ¿Ustedes si pueden?
-Yo siempre puedo- se ríe Yuu.
-Estoy libre- responde Mika, feliz.
-¿Y qué tal preparados? Porque Kuroo y Bokuto no tardan en venir.
-Sí- responden al mismo tiempo.
Genial, bailo mentalmente, Bokuto, Kuroo y yo les daremos su primera cita indirecta.
-Bien, voy a llamar a Kuroo entonces- saco mi teléfono y, cuando se desbloquea, el fondo queda a la vista de todos.
-¡Eso sí es lindo!- Mitsuba se inclina para observar mejor.
-Lo hice hoy temprano- alardeo.
-Me daría miedo tener que quedarme a dormir contigo- Kimizuki habla serio.
-No debe ser tan malo, ellos son sus mejores amigos, seguro están acostumbrados a sus bromas- Yoichi es tan adorablemente inocente.
-No- lo niego-, yo realmente shippeo el Bokuroo.
Sueltan una risa en conjunto.
-¿Ellos lo saben?- pregunta Shinoa.
-Sí, a veces suelen darme material para ser feliz.
En ese momento una llamada entra en mi teléfono. La foto de Kuroo sonriendo como psicópata llena mi pantalla. Yo solo contesto.
-Bro ¿Donde estas?- directo.
-En las mesas, Bro.
-¡Vamos en camino, Bro!- me contesta Bokuto.
Y cuelga.
No pasan más de diez minutos cuando ya los tengo tomandone de ambos brazos para llevarme.
-Adiós, chicos- nos despedimos del grupo.
Mika y Yuu nos siguen.
-Ustedes son muy raros- Yuu parece disfrutar eso.
-A mucha honra- le respondo.
En la salida un oficial nos deja pasar con unos papeles de identificación que debíamos regresar antes del toque de queda junto las llaves del auto.
-¿Quién va a manejar?- pregunta Yuu.
Los tres volteamos a ver a Mika.
-Nuestro amigo el responsable- contesta Kuroo, pasándole las llaves.
Mika gira los ojos pero no se niega. Yuu se sienta en el lado del copiloto mientras Kuroo, Bokuto y yo ocupamos los sillones de atrás.
-¡Vamos, vamos, rápido al centro comercial, MikaMika!- le cantamos a coro mientras él conduce.
Yuu esta fijando sus ojos en él, esas miradas profundas que das cuando sabes que vas sintiendo algo.
Así es como llegamos al estacionamiento.
-Si quieren van a dar una vuelta en lo que compramos- les digo a los chicos cuando estamos frente a la primer tienda-. Vamos a tardarnos.
-No importa- Mika parece temblar-, pero ¿No comerán nada antes?
Lo matamos con la mirada por poner la excusa más absurda.
-Ya comimos- respondo con rapidez-, ustedes vayan a comer- los empujo rápido a las gradas para subir.
-Los vemos luego- se despide Bokuto.
Esperamos hasta que ellos ya nos perdieron de vista para correr a las otras gradas y seguirlos con mucho sigilo.
-¡Luego la ropa! ¡Primero el MikaYuu!- Bokuto está demasiado emocionado.
Terminamos sentados en una mesa alejada de ambos que igual nos deja observarlos.
-Kuroo, bebé, ve por comida- pide Bokuto, acariciando su brazo.
Hoy están ardiendo.
-Voy, mi vida- Kuroo se ríe de lo dicho mientras yo tomo película en mi memoria.
-No te fíes, es un gato, seguro te trae un ratón muerto- me burlo yo.
-Cualquier cosa que él me de es bien recibida- el morbo está tan presente en esa oración que yo me parto de la risa en ese mismo lugar.
-No fue lo mismo que me dijiste la primera vez- ataca Kuroo.
-Yo voy por la comida- me levanto cuando siento que no lograré ser discreta con esos dos.
Hamburguesas, papas y unas aguas, no necesitamos nada más para calmar los estómagos en este momento. Llevo todo con mi equilibrio del diablo a la mesa donde me esperan dos graciosos animales.
-Coman, cerdos- ordeno y ellos cumplen.
Nos pasamos media hora comiendo y viendo a Mika y Yuu, parecen llevarse tan bien que no intervenimos en ni una sola ocasión. Cuando terminamos ellos continúan comiendo, comparten pequeños sorbos de sus bebidas. Se ven jodidamente adorables.
-Bueno, Izzy- Kuroo había regresado de ir a tirar la basura-, ya podemos ir por la ropa.
-Sí- Bokuto y yo nos levantamos para seguir a Kuroo hasta la primer tienda de ropa.
Esa mañana llegué a una conclusión: los chicos son más difíciles e indecisos que las chicas. Kuroo y Bokuto tuvieron que pasar por todas las tiendas y regresar a unas tres sin llevar absolutamente nada.
-¡No sé que comprar!- se queja Bokuto.
Yo me tiro al suelo.
-Son malditamente difíciles- ambos me levantan-. Yo elegiré su ropa.
Entramos a la tercera tienda, esa que parece tener más estilo, y tomo los dos primeros conjuntos que muestran los maniquíes cuando entramos. Busco sus tallas, los hago entrar con la ropa a los probadores.
-¡Ya estoy, Izz!- Bokuto sale al pasillo como una diva.
Lleva un vestido negro holgado con una chaqueta de lona. No está tan mal.
-Bien, los llevamos, apresurate y vemos los zapatos- doy el visto bueno.
Tres minutos después, cuando Bokuto y yo estamos viendo los zapatos, Kuroo sale. Dios mío.
-No lo sé, Izzy- es lo único que dice mientras se ve al espejo.
Él lleva un sombrero gris, una blusa del mismo color con un cuello medio alto, un abrigo negro encima y una falda corinta no tan corta.
-Bro- Bokuto habla antes que yo- con una peluca y pechos estarás listo.
-Y zapatos, Bokuto, no los olvides- agrego-, Kuroo, nos llevamos eso.
No necesita más, regresa al probador para traer todo doblado, listo para comprar.
-Pruebate esto- le pido a Kuroo, dandole unas botas cortas.
Bokuto y Kuroo modelan frente a mi con los zapatos.
-Bien- suspiro- suficiente.
En ese momento ambos se sientan en mis piernas, pasandome los brazos al cuello.
-¿Nos llevaras a casa esta noche?- preguntan en un susurro provocativo.
-Así deben hablarle a Smith mañana- los apruebo y ellos se quitan, riendo- eso sí, no vayan a irse con él, seguro les rompe la cueva.
-Más probable que sea al revés- se ríe Bokuto y yo no puedo no imaginarmelos a los dos intentando meter en la cueva de Smith sus trenes.
Un escalofrío me recorre.
-Que horror- me digo.
Ellos me llevan a la caja, pagamos la ropa y zapatos para luego ir por las pelucas. Eso sería lo más difícil.
A medio camino Mika y Yuu se unen.
-Bien- les digo- ayudenme a encontrar las pelucas.
Eso nos lleva una hora entera, el almacén es enorme y nosotros buscamos las más reales. La primera que encontramos es la Kuroo, luego encontramos una blanca por la cual tuvimos que pagar para que tiñeran unas partes y quedara como el cabello real de Bokuto.
Ya era tarde cuando regresamos al campus. Mika y Yuu se despidieron diciendo que irían a estudiar juntos para algun examen. Yo ya estaba medio muerta para ese momento cuando recordé lo más importante.
-Kuroo, Bokuto- los llamo.
-¿Uh?- medio responden.
-Vamos a mi cuarto.
Aunque suena mal, lo hicieron. Parecíamos zombies cuando llegamos, por lo que cada uno tomó una bebida energética junto con un poco de comida chatarra mientras yo pongo la cera a calentar.
Estando ya más vivos los obligo quedarse solo en boxers acostados en mi cama, termino por amarrarlos de brazos y pies antes de acercar la cera caliente, la paleta y las vendas.
-Los amo, chicos- les recuerdo antes de colocar un buen poco de cera en una parte de sus piernas junto a la venda.
Cuando tiro de la venda los pelos se desprenden de la misma forma que los gritos.
-¡Izbell Clearke!- gritan de dolor.
Mi risa comienza a retumbar por la habitación, es más fuerte que sus gritos cuando repito el proceso.
En el momento más intenso, justo en el medio, alguien toca la puerta.
-¡Está abierto!- respondo mientras continuo torturando a mis mejores amigos.
Oikawa se acerca para vernos con horror.
-¿Qué?- le pregunto-, mejor ayudame si quieres que termine rápido para ayudarte.
El chico lo hace en silencio y sé que su trauma va creciendo. Ni siquiera cede a las suplicas de piedad de Kuroo y Bokuto, que lloran con intensidad.
Tener mejores amigo es realmente divertido, más cuando los tengo que depilar con cera caliente para llevar a cabo un plan.
-¡Así lucirán sus piernas para Smith!
Plan No-Más-Piernas-Peludas:
Completado.
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