✏ Capítulo 41 ✉

La noche acabó mal.

Tae Hyung fue al calabozo del hotel.

Bueno, solo era la oficina de seguridad, donde lo obligaron a llamar a sus padres para que fueran a recogerlo.

Y a mí me dejaron ir.

No quería marcharme, pero él no dejaba de decir:

— Koo, en serio, no pasa nada. Estoy bien. Vete —me estaba salvando otra vez.

Así que me fui, aunque seguramente debería haberme quedado.

No, no debería haberme quedado.

Tenía que irme antes de que Tae Hyung consiguiera gustarme más todavía.

Lo estaba sacrificando sobre el altar de la amistad, me dije.

SeokJin era más importante.

Me marché a casa y por fin fui capaz de terminar el resto de la letra de Abandonado.

Una canción que técnicamente no podía grabar porque no tenía guitarra.

Y aunque tomase alguna prestada, no podría usar esa canción.

Hablaba de él.

No estaba seguro de que fuese a parecerle bien el hecho de que yo ganara un concurso de canciones con un tema basado en su vida, dado que él prefería mantenerlo en privado.

Como si él fuese a querer que el mundo supiera lo de su padre ausente, si ya le resultaba bastante difícil escribir sobre ello desde el anonimato.

Al sentarme en la cama con mi cuaderno, me reí de mí mismo.

De la idea de que aquella canción pudiera ganar.

De que se hiciera mundialmente conocida porque la hubiese presentado a un concurso.

Las posibilidades eran escasas, tirando a ninguna.

Sin embargo, aun con esas expectativas, no podía hacerle eso a Tae Hyung.

Me gustaba demasiado...

[🥀]

Me pasé la mañana del lunes buscando a Tae Hyung con la mirada.

Quería verlo para cerciorarme de que todo había salido bien con el hotel y con su padrastro.

Como ya no me escribía cartas, solo podía contar con verlo en persona para comprobar cómo estaba, pero no lo vi ni una vez.

En clase de Química, esperé y recé por que hubiera una carta.

Ahora que habían terminado los finales, me escribiría y me diría que sentía haber dejado de hacerlo, pero que había estado demasiado ocupado estudiando, con cosas de clase o algo así.

Alguna excusa realmente buena que justificase por qué había parado de escribir.

Sin embargo, mientras mi mano buscaba una carta debajo de la mesa sin encontrarla, el corazón se me encogió aún más.

O bien había descubierto que era yo con quien se escribía y me estaba mandando una enorme indirecta sobre cómo se sentía al respecto, o bien estaba simplemente pasando página.

Tae Hyung siempre había tenido una capacidad de atención limitada.

No importaba.

Kim no importaba...

[🥀]

— ¿Qué quieres comer hoy? —preguntó Jin.

Tiré de la cremallera, que se me había quedado atascada en la parte de abajo de la chaqueta.

— No lo sé. Algo caliente. Tengo frío.

— Deberían poner un puesto de caldos. Estaría genial.

— ¿En Seúl?

— Vale. Deberían poner un puesto de caldos durante el mes de diciembre.

— Estoy de acuerdo.

Gruñí.

Mi cremallera se negaba a ceder.

Iba siguiendo a SeokJin a ciegas hacia donde fuera que me estuviera llevando, mirando de reojo sus zapatos mientras me peleaba con la cremallera.

— ¿Qué crees que querrá Mingyu?

— ¿Eh? —Levanté la vista y vi a Mingyu caminando directamente hacia nosotros con una mezcla de tristeza y enfado en la cara.

No estaba muy seguro de qué hacer al respecto.

Mingyu llevaba un montón de papeles en la mano derecha.

Tardé un momento en reconocerlas, pero supe que eran mis cartas antes de que llegara hasta mí.

Eran todas las cartas que le había escrito a Tae Hyung.

¿Cómo las había conseguido?

— Esto es increíble —gruñó Mingyu— Eres demasiado raro —me tiró las cartas a los brazos y algunas se cayeron al suelo— Yo no puedo ser así.

Jin me ayudó a recoger las que estaban por el suelo mientras Mingyu se alejaba con paso firme.

— ¿A qué ha venido eso? —preguntó SeokJin, sorprendido.

— Estas son mis cartas.

— ¿De dónde las ha sacado? ¿Se las habrá dado Tae?

Se me hizo un nudo en el estómago.

No tenía ni idea.

Abrí mi mochila y empecé a meter mis cartas junto con las de él que tenía ahí guardadas.

Me detuve, recogí tanto las mías como las suyas y se las di a Jin.

— ¿Puedes quedártelas? ¿Hacemos luego una fogata, al salir de clase?

Me sonrió con tristeza.

— Si es eso lo que quieres...

— Sí.

Abrió la mochila y las dejé caer todas en su interior.

Necesitaba sacar a Kim Tae Hyung de mi vida de una vez por todas.

[🥀]

Kim estaba de pie junto al minivan, hablando con mi madre a través de la ventanilla abierta mientras yo me acercaba.

Notaba que tenía la misma cara de enfado/tristeza que le había visto antes a Mingyu.

— Buenas, Koo —dijo Kim cuando abrí la puerta por el lateral.

— Buenas

Entré y la cerré.

Él parecía confuso.

— Bueno, encantado de hablar con usted, señora Jeon. SooBin, te veo el jueves.

— ¡Vale! —dijo mi hermano.

Luego Tae me miró a mí.

— ¿Se acabó la tregua?

— Sí.

Podía hacerlo.

Podía volver a ignorarlo, cuando lo que quería hacer en realidad era preguntarle si había tenido problemas con sus padres la noche del viernes, después del incidente en el hotel.

Si habían echado a su padrastro del club de golf.

Si él estaba bien.

Tae Hyung se apartó lentamente del coche y mi madre subió la ventanilla mientras arrancaba.

— No tengo ni idea de qué tienes en contra de ese chico, Koo —dijo mi madre— pero se tiene que acabar.

Asentí.

Se ha acabado.

[🥀]
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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆

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