✏ Capítulo 37 ✉
Seguramente lo estaba haciendo para tocarme las narices, para recordarme qué significaba, pero, fuera cual fuese la razón, Tae Hyung llevó la pulsera, cuentas y todo, a clase al día siguiente.
Y aunque el invierno por fin estaba azotando Seúl con las temperaturas más bajas que habíamos tenido en meses, llevaba una camiseta de media manga e iba sin chaqueta, lo cual hacía que la pulsera se viera mucho más.
Me quedé mirándolo en el aparcamiento del instituto.
Me sonrió, pero no con una sonrisa de verdad, sino con una desafiante.
Decidí aceptar el desafío.
— Bonita pulsera —dije, poniéndome a andar a su paso en lugar de intentar evitarlo, como hacía normalmente.
— Gracias —contestó— Me la dio una persona que sentía muchísimo haberme tratado mal.
— ¿Que lo sentía muchísimo? ¿Eso te dijo?
— Era lo que quería decir. Lo vi en sus ojos.
— ¿No estarías mirando tu propio reflejo? Eso te pega más.
Se pasó una mano por el pelo y se lo apartó de la frente, pero volvió a caérsele en cuanto la bajó.
— Cierto. Todos valoramos la belleza. Hace poco me dijo que era muy guapo.
— Ajá. Bueno, esperemos que desde entonces haya recobrado el sentido común.
— No, justo esta mañana se le ha notado al verme que me encuentra irresistible.
Me reí, intentando pensar alguna réplica.
Sin embargo, por alguna aterradora razón, no se me ocurrió ninguna.
¿Qué me estaba pasando?
Al pasar junto a un grupo de alumnos, estos lo llamaron para saludarlo y él les devolvió el saludo asintiendo.
Negué con la cabeza.
— Tú ganas esta ronda —vi a SeokJin más adelante y añadí:
— Yo ganaré la próxima —luego apreté el paso y lo dejé atrás.
Pasé al lado de Mingyu, que se estaba dirigiendo hacia Kim, y me dedicó una mirada llena de tanto odio que supe que debía de haberme visto hablando con él.
— ¡Buenos días, guapo! —le saludé sin saber muy bien qué mosca me había picado.
Él me ignoró.
Jin fue el primero en empezar con nuestro saludo diario.
— Plátanos bañados en chocolate.
— Siempre me das hambre. ¿Por qué siempre piensas en comida antes de irte a la cama?
— Oye, que no puedes responder al mío hasta que me digas el tuyo.
— Pulsera de hombre.
— ¿Eh?
— Ayer mi madre me obligó llevarle una a Kim Tae Hyung para disculparme por cómo me porté con él en Acción de Gracias.
Ya le había contado a SeokJin en un mensaje lo de la catástrofe con Mingyu durante la hora de castigo, pero aún no le había puesto al corriente sobre mi visita a la casa de Kim.
Jin me miró con la boca abierta.
— ¿Tu familia está conspirando contra ti? ¿Primero tu hermano lo invita a tu casa y ahora tu madre te obliga a ir a verlo?
— Lo sé. No deben de haber recibido la lista de enemigos que imprimí especialmente para ellos.
— ¿Es que hay más gente en esa lista?
— De momento, solo Kim Tae Hyung y Mingyu, pero está abierta de forma indefinida a nuevas incorporaciones.
Me callé un momento, pensando en las cosas de las que me había acusado Kim el día anterior.
— ¿Jinnie?
— Dime.
— ¿Me he portado mal contigo? Perdón por todas las veces que he tenido que cancelar los planes en el último minuto porque me salían obligaciones familiares.
Se puso las manos en las caderas.
— ¿Cómo? Venga ya, Kookie. No tienes que disculparte por eso. Sé que tienes una familia grande. A veces me frustra que se cancelen las cosas, pero nunca me enfado. Eres un hermano y un hijo genial. No soy tan egoísta como para enfadarme por eso.
Relajé los hombros, aliviado.
— ¿Te ha dicho Tae algo de eso? —me preguntó con aire de sospecha.
Asentí.
Él puso los ojos en blanco.
— Puf. No dejes que Tae ponga palabras en mi boca. Nunca.
— Vale. Te quiero.
— Y yo a ti.
[🥀]
La lista de personas a las que había dicho que no iba a volver a escribir a Tae Hyung seguía creciendo cada día:
SeokJin, yo mismo y ahora Mingyu.
De hecho, después de mis últimas interacciones con él, ese era mi plan.
Aquello tenía que acabar.
Entre que él pensaba que quien escribía las cartas era Mingyu, que siempre estábamos molestos el uno con el otro, lo de mi posible relación con Yoongi y la reacción de Jin al pensar que existía la más mínima posibilidad de que a mí me gustara Kim...
Sabía que se tenía que terminar.
Me senté en clase de Química.
No quería dejar la carta sin leer debajo de la mesa para que la encontrara otra persona.
Especialmente Mingyu.
Ahora que sabía lo de las cartas, me preocupaba que pudiera interceptarlas.
No creía que ni él ni Eun Woo se hubieran dado cuenta de dónde las escondíamos, solo de que siempre tenía una.
El profesor levantó un montón de folios.
— Voy a repartirles esto y les voy a dar toda la hora para hacerlo solos o por parejas.
La clase estalló en conversaciones y cambios de asiento inmediatamente.
Me alegré de que nos hubiera dado la opción de trabajar solos.
Me quedé en mi sitio y vi que Eun Woo se levantaba y se iba con Mingyu.
En medio de todo aquel alboroto, con un movimiento rápido saqué la carta de debajo de la mesa.
Me obligué a dejarla sin abrir; solo me la metí en la mochila.
Sería más fácil leerla en casa.
Además, como no iba a responder, no importaba cuándo o dónde la leyera.
No obstante, a los diez minutos me di cuenta de que no iba a dar palo al agua hasta que la hubiera leído.
Tapándome con el libro de Química, la leí mientras el resto de la clase estudiaba.
Me has preguntado si hay algo específico que espero que mi padre diga o haga. Es una buena pregunta. No le he pedido nada en la carta que le he escrito (en la que no he incluido la letra de ninguna canción). Supongo que espero que lo deje todo, que se suba a un avión y que venga a verme. Sin embargo, en el mundo real en el que vivimos, solo quiero que descuelgue el teléfono y reconozca mi existencia. Que reconozca que ha cometido errores. Supongo que solo quiero que se disculpe. Bueno, y que se comprometa a esforzarse más. Soy su hijo. Dime que no es mucho pedir. Sé que solo se acuerda de mí cuando mi madre le recuerda que es mi cumpleaños. Creo que mi madre se ha cansado poco a poco de esa tarea. No la culpo. Hacía muchas cartas que no me quejaba tanto. Me merecía un desahogo, ¿no? Siempre tengo la sensación de que debo compensar todas estas cosas tan pesadas con algo ligero, pero hoy no estoy de humor. Lo siento.
Dejé la carta sobre la mesa.
¿Por qué tenía que romperme el corazón así?
La irritación que sentía por lo de antes se desvaneció.
Me alegré de haberla leído, porque necesitaba responder inmediatamente.
Coloqué mis fichas de repaso sobre la hoja en blanco en la que iba a escribir la carta.
Le estuve lanzando ojeadas al libro todo el rato mientras escribía para que cualquiera que me mirase pensara que estaba copiando algo de ahí.
No estaba seguro de poder engañar a Mingyu, pero me dio igual.
No te disculpes. Me has hecho reír mucho. No eres mi fuente gratuita de entretenimiento ni nada por el estilo. Puedes quejarte todo lo que quieras. Te mereces al menos cien desahogos. Y claro que eso no es mucho pedir de tu padre. Es tu padre. Si al final decide subirse a un avión y volar hasta aquí, ¿puedo pegarle? Tengo muchas ganas de pegarle. Aunque igual no le viene bien a sus relación, así que puedo aguantarme.
No sé qué decir, excepto que lo siento.
[🥀]
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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆
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