𝟒 - 𝑯𝒂𝒃𝒊𝒕𝒔
CAPÍTULO DEDICADO A: najhudhadid
ℂ𝕌𝔸𝕋ℝ𝕆
Estando en mi juego, finjo,
en donde la diversión no tiene fin,
no puedo irme a casa sola otra vez,
necesito a alguien que adormezca el dolor.
Tú te has marchado y yo tengo que estar colocada todo el tiempo para mantenerte fuera de mi mente.
Gimo, llevándome inmediatamente las manos a la cabeza por el dolor en cuanto el sonido del timbre retumba por todo mi departamento. Ruedo sobre mí misma para quedar boca abajo, llevándome las mantas a la cabeza en un tonto intento de aislar el ruido.
Soy vagamente consciente de lo que hice anoche cuando veo a Leo a mi lado en tan solo sus bóxers negros. El también se queja por el intenso ruido retumbando por toda la habitación y al igual que yo se lleva las manos a la cabeza, gimiendo inmediatamente.
Anoche Mia terminó convenciéndome de salir a divertirnos, claro que su concepto de diversión es muy distinto al mío. El suyo consiste en alcohol y música demasiado fuerte. Matt fue el único de nosotros que no bebió por lo que se encargó de ser la niñera y nos llevó a cada uno a casa. Con mucho esfuerzo pude convencer a Leo de quedarse a dormir conmigo, después de haber sido rechazada estrepitosamente por el anterior nombrado, cuando intenté besarle en un momento de la noche tras haber sido golpeada momentáneamente por un pequeño ataque de depresión. Fue muy vergonzoso, cabe decirlo. Y hoy con la sobriedad cayendo en mí agradezco que Leo sea un buen chico y me haya rechazado.
El molesto timbre vuelve a resonar en mi cabeza, esta vez me veo obligada a abrir los ojos e intentar levantarme para ver quien está taladrándome la cabeza.
-Vamos, mueve el culo y ve a ver quien coño está llamando al timbre-Dice Leo, empujándome fuera de la cama.
-¡Demonios!-Me quejo en cuanto mi culo toca el suelo. Ni siquiera siento el dolor, porque las punzadas en mi cabeza son mucho más fuerte. Leo se asoma desde el borde de la cama simplemente para reírse de mí y la molestia poco duradera en mi trasero. Dämlich (tonto)
Aparto un poco el flequillo de mi cara mientras me pongo de pie. Camino a trompicones hasta la puerta, llevándome el telefonillo a la oreja. Bostezo antes de hablar.
-Dios, ¿quién eres?-Mi voz suena somnolienta y pastosa además de algo ronca. Aún puedo sentir el sabor de todo el alcohol que tomé anoche en mi boca cada vez que trago. Nuevamente me llevo las manos a la cabeza, aprovechando para quitarme el flequillo de la cara.
-Soul-Contesta un hombre desde el otro lado. Elevo las cejas sorprendida y me incorporo de mi postura de inmediato separándome de la pared para mirar la pantalla del telefonillo.-Adam, quiero decir.
-¿Qué quieres?-Pregunto sin despegar la mirada de la misma. Trago en seco por lo increíble que se con el traje que lleva puesto. Recordaba que era apuesto, pero con más años encima se ve arrebatadamente increíble.
-Hablar. El otro día no quisiste hacerlo, así que ahora tengo un hueco para que hablemos. Supongo que querrás explicaciones, ¿o me equivoco?
Resoplo. No quiero saber nada de lo que pasó hace años, lo único que me apetece es volver a la cama y no despertarme hasta el día siguiente. Pero por otra parte sí que quiero que me refresque la memoria sobre lo que pasó aquella noche y tal vez quitarme un peso de encima.
-Bueno, vale. Necesito un poco de tiempo-Entonces vuelvo a colocar el auricular en su sitio. Empiezo a caminar a mi habitación cuando el timbre vuelve a sonar. A regañadientes regresó al telefonillo-¿Qué?-Mi voz suena más dura de lo que pretendo y él se ríe un poco.
-¿Puedes abrirme? Hace un poco de calor aquí fuera-El sonríe mientras se da un poco de aire con las solapas de su americana.
-Quítate la chaqueta-Murmuro, pero aún así presiono el botón para abrir la puerta del portal. Espero a que Adam esté al otro lado de la puerta y abrirla para poder irme a duchar.
Leo sale de la habitación solo en bóxers justo en el momento en que Adam está entrando. Adam varía su mirada de Leo a mí cuando ve sus fachas. Ellos se miran fijamente durante un corto periodo de tiempo, pero ninguno dice ni hace nada. Rápidamente me escabullo a la habitación para librarme de la incómoda situación.
⏩
Leo besa mi frente cuando se despide de mí.
-Si crees que las vacaciones familiares a los 25 años ya no son obligatorias, es que no conoces lo suficiente a mis padres-Él rueda los ojos divertido antes de besar mi mejilla y salir del portal.
Adam está esperándome apoyado en su coche viendo muy entretenido la escena y esperando a que le diga donde iremos.
-¿Quieres ir a comer?-Es lo único que se me ocurre decir mientras veo el coche de mi amigo desaparecer. Adam asiente sin más, caminando hasta el otro lado de su coche para abrirme la puerta. Que caballero. Dudo un poco antes de entrar, ya que si soy del todo sincera, no confío mucho en él porque no lo conozco. Sé que aquella noche hablamos de un montón de cosas, pero no consigo acordarme de nada.
⏩
Adam aparca en un restaurante que no conozco de nada. Antes de bajarnos él se quita la americana y la deja en el asiento trasero. Mientras caminamos a la entrada Adam dobla las mangas de su camisa hacia arriba, dejándome ver demasiados tatuajes en sus brazos.
La camarera nos entrega la carta cuando ya estamos sentados. Ella se queda mirando tanto tiempo a Adam y sin disimulo alguno que me veo totalmente obligada a rodar los ojos. Una vez la camarera de nombre Heather se va yo me escondo detrás de la carta, porque sé que él está demasiado dispuesto a hablar del tema. Hablar de lo sucedido ese día me resulta demasiado incómodo y no me siento nada preparada para hacerlo. Yo no me drogo y mucho menos me meto en la cama con desconocidos.
-¿Por qué estás tan nerviosa?-Él pregunta, haciéndome salir de mis pensamiento y ser consciente de mi pierna moviéndose sin descanso bajo la mesa. Al contrario de mí, Adam se ve muy cómodo e incluso algo divertido.
Aparto la carta de mi cara y la dejo sobre la mesa. Ruhig, Alice (Tranquila, Alice)
-Es que yo no soy así-Digo de inmediato, tomándonos a ambos por sorpresa. Mi acompañante frunce el ceño y espera pacientemente a que me explique. Carraspeo y tomo una larga inhalación antes de volver a hablar-. Me refiero a que yo no me drogo y mucho menos me meto en la cama con dos chicos totalmente desconocidos, no sé en que estaba pensando esa noche, Adam-Hablo con tanta rapidez y sin descanso que me quedo sin aire-. Ni siquiera puedo mirarte, porque estoy demasiado avergonzada.
Adam se ríe un poco, llevándose el dedo índice y pulgar al puente de la nariz a la vez que niega con la cabeza. Inmediatamente recuerdo a Seth en todas las veces que adoptó ese postura tan relajada y todos los momentos en que él se comportada del mismo modo en que lo está haciendo el castaño frente a mí. Por un momento me quedo embobada mirándole y él parece notarlo porque vuelve a reír. Vaya, es muy guapo y tiene una risa bonita y contagiosa, porque de inmediato estoy riendo y empiezo a relajarme un poco.
-Fui consciente de ello en cuanto a la mañana siguiente saliste corriendo de la habitación-Dice con simpleza-. En tu defensa puedo decir que el whisky y éxtasis cambian mucho a las personas, Alice-Explica con lentitud, llegando a mis manos encima de la mesa-. O tal vez eras tú misma, pero necesitabas un pequeño empujoncito.
Niego con la cabeza con rapidez antes de defenderme.
-Definitivamente no soy así.
Él asiente tras sonreírme y tras darme la razón como a los tontos o niños pequeños, llama a la camarera. Cuando traen nuestras comidas ambos nos damos un momento para disfrutarla con tranquilidad antes de que me cuente una parte de mí espantoso pasado. Estoy segura de que no me va a gustar nada, tal vez lo que me relate me va a hacer sentir tan avergonzada que no podré volver a verlo en la vida.
-No fue tan malo como crees, así que relájate un poco.
Rápidamente levanto mi mirada del plato cuando él habla, es decir, tiene una voz que wow, sin embargo no es eso lo que me hace mirarle.
-Eso es lo que espero-Murmuro, rompiendo, en pequeños pedazos, la servilleta que está entre mis manos.
-¿Cuántos años tenías?-Cuestiona, tomando después un sorbo de su copa con vino.
Me muerdo el labio inferior mientras doy vueltas al anillo que hay mi pulgar. Sonrío un poco avergonzada antes de hablar.
-Ese día cumplía 15 años.
Él se atraganta con el vino y abre mucho los ojos, haciéndome reír un poco por su reacción.
-¿Estás de coña?-Él pregunta y yo niego lentamente con la cabeza-Creo que me siento como un poco pederasta o algo de eso.
-¿Un pederasta? Estás exagerando un poco-Le digo para que recupere la calma. Tal vez si hace me lo hubiera dicho hace 5 años le daría la razón, pero ahora me parece muy exagerado.
-Tal vez no sea para tanto, pero saber ahora la edad que tenías en ese entonces... incluso ahora sigues siendo como una niña o algo así. Es bastante raro.
-¿Cuántos años se supone que tienes? No es que seas mi abuelo.
-27.
-Oh-Es lo único que alcanzo a decir.
De nuevo estamos en silencio. Adam mirado su comida y yo a cualquier sitio menos a él. El castaño parece otra persona, no es como el chico que me dio alcohol y éxtasis, sino que se ve mucho más maduro.
-Fue Jace quien te convenció de subir a la habitación con nosotros. Os enrollasteis un par de veces, así que decidir unirme. Al principio no estaba muy convencido, pero entonces... tú... bueno, tú te empezaste a desvestir.
Entierro la cara entre mis manos cuando siento que se me calienta la cara por la vergüenza. Adam sigue hablando, pero es tanto el bochorno que decido dejar de escuchar parte de la historia. Quiero enterrarme mil metros bajo tierra.
-Jace y yo estábamos como una moto, pero de repente te quedaste dormida antes de hacer algo más allá de la masturbación.
-Oh, Dios mío, necesito que dejes de hablar ahora mismo-Me llevo las manos a la cabeza completamente aturdida por lo que él me está diciendo, pero Adam parece bastante divertido por mi reacción.
Un hombre se gira hacia nosotros en cuanto la palabra "masturbación" sale de los labios de Adam, él nos lanza una mirada de decepción y reproche y yo quiero desaparecer de inmediato de este lugar.
Creía que hablar con Seth de sexo era lo más vergonzoso del mundo, pero hablarlo con otras personas no tenía punto de comparación alguno.
Desesperadamente intento buscar otro tema de conversación, sin embargo, él no parece tan decidido a dejar de hablar de lo sucedido en la fiesta. A pesar de lo divertido que está avergonzándome decide seguirme el rollo. Adam empieza a contarme cosas sobre él con la única condición de que yo haga lo mismo después. Acepto a regañadientes.
Adam me cuenta que trabaja en la empresa de su padre de no sé qué cosa. También me cuenta que en sus ratos libres es modelo, lo cual no me extraña en lo más absoluto. También me dice el día de su cumpleaños y que ha venido a Londres por un par de meses, pero que tampoco tiene pensado volver a Alemania tan pronto. Él me cuenta que después de terminar casi casándose con una chica, en las Vegas, por estar tan drogado y borracho decidió dejar las drogas por completo, algo que me pareció muy divertido.
-Tu turno-Chasquea con la lengua.
Tarareo en respuesta mientras pienso algo no tan patético para contarle. Apoyo mi mejilla sobre la palma abierta a la vez que busco ideas repasando el lugar con la mirada.
Mi corazón se acelera a tanta velocidad, golpeando contra mis costillas con dureza. La respiración se me vuelve irregular y creo que me empieza a faltar el aire. Seth acaba de llegar al restaurante junto a Amber y su mirada enfadada está posada sobre mí. ¿Está enfadado conmigo?
-Tenemos que irnos ya, Adam-Digo poniéndome de pie y sacando dinero de uno de mis bolsillo. Adam rueda los ojos y saca también su dinero.
-Invito yo-Me apetece contradecirle y un montón de cosas sobre qué no es necesario que pague por mí, aún así acepto y le meto prisa para irnos rápido. Mi ex novio aún está de pie en la puerta y tiene la mandíbula tensa y los puños igual. Y sigue muy enfadado. Inmediatamente sé que esto va a acabar muy mal.
-¿Qué pasa, Alice?-Niego con la cabeza y camino hacia la salida con Adam detrás de mí.
-¡¿Piensas ignorarme ahora?!-Me grita, aún así su mirada está puesta sobre Adam-¡¿Quién es este hijo de puta?!-Él viene hacia nosotros, deshaciéndose del agarre de su hermana. Seth está furioso y Adam, por su lado, ni siquiera se inmuta porque el chico de ojos grises esté gritándole y lo haya insultado.
-El hijo de puta se llama Adam-Éste se burla y Seth parece estar aún más enfadado, listo para comenzar una pelea en cualquier momento-¿Tú quién cojones eres, gilipollas?
Me sorprende bastante que Adam le devuelva el insulto y mucho más porque él no parece nada intimidado por la mirada de Seth. Entonces ocurre lo que me esperaba, el último nombrado le da un puñetazo a Adam y éste sin parecer nada sorprendido o aturdido por el golpe se lo devuelve, empezando así una pelea fuera del restaurante.
-¡Muy bien, Seth!¡Rómpele la cara!-Amber grita alentando a su hermano a que siga pegándole a Adam. Seth se gira hacia ella riéndose por el jaleo que está haciendo para animarlo; momento que aprovecha el alemán para devolverle varios golpes-¡Cuidado, Seth!
La gente que estaba dentro del restaurante empieza a salir para ver el espectáculo. Algunos divertidos con la situación y otros bastante molestos porque han arruinado un momento ameno. Los dueños mucho más enfadados amenazan con llamar a la policía si no se detienen. Por favor que llamen a la policía para que ellos dejen de hacer el ridículo.
-¡Seth! ¡Adam!-Grito, esperando que alguno de los dos me haga caso-¡Parad!
-¡Vamos, Seth!¡Demuéstrale que con los Walls no se juega!-Amber grita otra vez. Ella está súper divertida con la situación, sentada cómodamente sobre el capó de un coche con una cerveza en su mano.
Los Walls estaban locos, sin duda.
Cansada de la situación decido darme media vuelta e irme del lugar. ¡Dios! ¿Yo soy la única madura en esta situación? Inmediatamente ellos dejan de pegarse y me miran, gritando al unísono:
-¡Se va!
⏩
Me despierto por el sol que entra por la ventana. Me giro dándole la espalda, pero ya no puedo dormir. Miro la hora en el reloj y es demasiado temprano, aún así Derek y Lisa no están en casa. Hace poco descubrí que mamá no es una mantenida sino que trabaja.
Lo primero que veo nada más levantarme de la cama hace que se me ponga la piel de gallina y se me instale una enorme sonrisa en la cara. Pintado en el espejo, con un pintalabios rojo, escrito está un "Te amo, nena ❤️" junto a un corazón chuchurrío. En el suelo hay un perro de peluche en color negro y en la mesilla de noche una carta. Cuando termino de asimilar todo corro a la ventana, Seth está sentado dentro de su Escalade con más gafas de sol puestas y un cigarrillo entre sus labios. Después de dedicarme una sonrisa preciosa y soltar el humo desaparece de mi vista con rapidez. Sin poder evitarlo estoy sonriendo como una quinceañera enamorada.
¿En serio ha hecho esto? Claro que lo ha hecho. El precioso chico de ojos grises se ha colado en mi habitación para darme una sorpresa y que lo perdone. A pesar de todo y aunque no quiero admitirlo, le amo con todas mis fuerzas.
Suspiro y resoplo, cada vez más nerviosa antes de empezar a leer la carta.
Hola, cariño, realmente no sé como se supone que deba empezar una carta, pero he sentido la gran necesidad de hacerlo. Tal vez sea un mierda, porque sabes que hablar de mis sentimientos siempre es muy difícil. Así que allá voy:
Mientras leo, me lo imagino con el labio inferior entre los dientes y casi puedo verlo tomar una gran y profunda inhalación para poder expresarse.
No sé que decirte, Als, pero quiero que sepas que te amo y estoy muy arrepentido de lo que pasó; si ahora pudiese volver a atrás, te juro que nunca lo haría. Sé que soy un capullo, impulsivo y extremadamente posesivo y que no paro de cargarla cada vez que estoy cerca, pero como ya te dije una vez; no puedo evitar la enorme cantidad de sentimiento que me invaden cuando se trata de ti. Eres lo más importante que tengo, nena, y no quiero perderte. Lo único que te pido, aunque sé que no lo merezco, es que me des una oportunidad y yo no volveré a echarlo a perder nunca más.
Te amo, Als. Hoy y siempre ♥️
PD: Derek tendría que contratar un nuevo seguro de alarmas, el que tiene es una mierda.
Por un breve segundo quiero correr hacia él y besarle por todas partes y decirle que le daría siempre un millón de oportunidades, pero entonces la realidad de porque no estamos juntos me zarandea y me hace cuestionarme si alguna vez sería capaz de confiar en él a pesar de la inmensidad de sentimientos que tengo guardados en lo más profundo de mí.
Empezaba a creer que tanto las relaciones como el amor, eran dos cosas demasiado complicadas y que definitivamente no eran para todos.
⏭
Después de mi shock, por el pequeño y bonito detalle de Seth, me dedico a leer un libro en la sala de estar de la casa de mis padres. Lisa sentada frente a mí, y junto a Derek, sostenía otro libro entre sus delicadas manos y una copa de vino sobre la mesa. Derek por su parte leía el periódico y Lexy amenizaba el ambiente tocando el piano.
-¿Más?-Me pregunta, señalando mi copa vacía a un lado. Asiento lentamente y ella se pone en pie para rellenarla y después hacer lo mismo con la suya y la de Derek.
Desde que había vuelto y pasaba más tiempo aquí, esto se había vuelto una bonita y amena costumbre. Lexy era la única que variaba su pasatiempo, ya que a veces leía como nosotros o simplemente repasaba sus lecciones de piano o idiomas.
El tono de llamada de mi móvil es lo único que vuelve a distraerme de mi libro, por lo que rápidamente me levanto y contesto una vez ya he salido de la estancia.
-¡Hey, chica! ¿Qué estás haciendo?-Chilla Mia al otro lado de la línea. Mientras escucho a mi amiga camino con rapidez hacia el jardín. Cuando ya estoy allí me siento en uno de los balancines qué hay, meciendo los pies-Verás, tengo un super plan para hoy, ¿recuerdas del chico del que te hablé hace unos meses?-Ella no espera a que responda, aun así asiento con la cabeza a pesar de que no puede verme-Bueno, pues va a dar hoy una fiesta en su casa por su cumpleaños y estamos invitadas.
-No me conoce-Es lo único que respondo, cruzando las piernas.
-Te recojo a las 23:00. Ponte guapa, cielo-Y sin más cuelga.
Ruedo los ojos para después mirar la hora en mi móvil, dándome cuenta de que faltan unas cuantas horas, así que vuelvo a la sala. Cuando llego Lexy ya ha dejado de tocar y al parecer están planeando ir a cenar fuera o pedir comida rápida, ya que Abigail hoy tiene el día libre.
Tras un largo debate en el que cada uno quería algo distinto, optamos por ello, pedir comida distinta. Lexy y yo nos decidimos por pizza y alitas de pollo picante y Lisa y Derek por sushi.
Mientras hacemos algo de tiempo para comer Lexy y yo subimos a mi habitación para ver una película. Esta vez no elegimos nada de dibujos sino una de terror, porque ambas somos fanáticas de ese género.
Casi una hora después estamos a punto de estallar por todo lo que hemos comido. Lexy tiene las manos sobre su pequeña barriga y se queja en voz baja por lo llena que está, aún así ella no deja de dar cortos sorbos a su vaso con Coca-Cola.
-¿Estás bien?-Le pregunto, pausando la película para poder mirarla y que ella también despegue la vista de la pantalla.
Lexy únicamente sonríe, revelando la ausencia de algún diente y los pequeños hoyuelos en sus mejillas. Tiene la nariz respingona un poco mancha y también la comisura de los labios, el largo pelo y oscuro que antes estaba atado en una perfecta y alta coleta, ahora está algo deshecha.
-Claro que si, Ali, ¿podemos ver alguna otra película antes de que te vayas?
Sonrío y asiento lentamente, volviendo a reanudar la película. Por un momento estoy tentada a llamar a Mia y decirle que no puedo ir con ella, pero al siguiente segundo descarto la idea.
⏭
Termino de ponerme el diminuto e incómodo vestido negro, que Mia ha elegido para mí, y los insufribles tacones del mismo color. Una vez me aseguro de no haberme despeinado en lo más mínimo y de tener el maquillaje intacto cojo mi móvil, que está sobre la mesilla de noche, para avisarle a Mia de que estoy lista y pase a recogerme.
La respuesta de mi, ahora rubia amiga, no tarda en llegar. Unos diez minutos después recibo otro mensaje diciéndome que ya está esperándome en la calle, así que sin hacerla esperar más emprendo mi camino hacia la salida.
-¡Hey, cariño!-Grita enérgicamente Mia desde el asiento trasero del taxi. Ella ya tiene una cerveza en la mano y en cuanto me siento junto a ella me extiende una.
-¿No es demasiado pronto para empezar a beber?-Mia rueda los ojos y niega con la cabeza, esta vez la abre entes de entregármela de nuevo.
-Bebe, Alice, porque aún tenemos que buscar a T.
Tiempo después, posterior a recoger a nuestro amigo, el taxi nos deja frente a la enorme casa donde será la fiesta. Hay un montón de coches ya al rededor de ésta y mucha gente tanto fuera como dentro. Nos abrimos paso al interior a base de pequeños empujones, que a la gente no parece importarle, hasta llegar a la barra donde un barman está sirviendo bebidas a todo el que se lo pide.
-Tres chupitos de vodka, por favor-Pide amablemente mi amiga, elevándose sobre las puntas de sus pies para que el barman la vea bien. Una vez cada uno tiene el suyo y tras brindar por una noche inolvidable nos lo bebemos de un trago, para después pedir otra ronda.
No sé cuantos chupitos y cuantos vasos rojos desechables después empiezo a sentirme mareada y poco desorientada. He bailado con muchas chicas y chicos que ni siquiera logro recordar sus caras y nombres. Hace un buen rato que no veo a ninguno de mis amigos, pero no le doy importancia.
Hoovela está sonando a todo volumen en la gran pista de baile y todas las personas a mi alrededor saltan y bailan al ritmo de la canción. Sin pensarlo mucho me uno a ellos.
Chad, un chico bastante guapo y a quien recuerdo del equipo de lacross de Terrence se une a mí, bailando bastante pegado a mi cuerpo en cuanto la Hoovela ha dejado de sonar y ha empezado una un poco más relajada. Siguiendo el ritmo de la canción me pego a su cuerpo y contoneo como puedo, por los empujones de la gente.
Ambos nos reímos cuando nuestros pasos de baile son un desastre. Y entonces la música ha vuelto a cambiar, esta vez Melody es la responsable de enloquecer a la gente, porque ahora han vuelto a gritar y saltar al ritmo de la música.
-Alice, ¿cierto?-Chad está gritando sobre la música, aún así no lo entiendo sino hasta qué pega su boca a mi oreja. Únicamente asiento-Te he visto con Terrence, ¿quieres que vayamos a otro sitio? Para poder hablar-Aclara, cuando lo miro con los ojos totalmente abiertos.
Chad despeja el camino con la mano en la que tiene su vaso con alcohol, ya que la otra está entrelazada con la mía para ir a un sitio un poco más tranquilo.
Tras un par de minutos de empujones y risas llegamos al jardín trasero, donde también hay muchísima gente, pero la música ya no se escucha tan fuerte y se puede hablar mejor.
-¿Eres novia de Terrence?-Pregunta tras darle un sorbo a su bebida, la cual hemos repuesto en nuestro camino hasta aquí. Chad incluso ha traído una de las botellas que había en la cocina para ir llenando nuestros vasos.
Sonrío, rodando lo ojos antes de negar con la cabeza, imitando su acción. Evidentemente él no me recuerda del todo, porque hace un par de semanas, en otra fiesta, habíamos coincidido y Terrence nos había presentado e incluso habíamos intercambiado unas cuantas palabras y risas.
Chad tiene el cabello negro y unos ojos verde oliva, las mejillas sonrosadas por el calor y un par de pequeños lunares en su mejilla izquierda. Es más alto que mi mejor amigo y algo más robusto, con los hombros anchos y caderas estrechas. Tiene unos cuantos tatuajes en los brazos y manos e incluso en lo que se logra ver de sus piernas.
-Somos amigos.
-¿No tienes novio entonces?
Me hace un poco de gracia que sea tan directo y a la vez sus mejillas vayan cogiendo algo de color.
Me bebo todo el contenido de mi vaso antes de responder, a pesar de ya haber negado con la cabeza.
-Hace tiempo que no salgo con alguien y estoy bien así.
Casi puedo ver a mi subconsciente riéndose de mí mientras bebe con tranquilidad el contenido de su copa.
-¿Qué pasó? Si puede saberse, claro.
Rellena nuestros vasos mientras espera mi respuesta, ma cual tarda bastante en llegar. Busco las palabras para decirle que me puso los cuernos y me hizo sentir totalmente patética.
-Me puso los cuernos-Respondo, dando un largo trago a mi vaso. Él me mira con un poco de lástima mezclado con incredulidad-. Quedó con su novia el día de mi cumpleaños y se enrollaron.
-¿Por qué?
Chad parece que no puede creérselo. Tiene la atónita mirada clavada en mí, en mi expresión y movimientos de manos, las cuales están apretando con fuerza el vaso de plástico.
-Porque él es el jodido Seth Walls-Repito con algo de burla, rodando los ojos, algo que le había escuchado decir varias veces. Esa era su excusa para todo; ser Seth Walls.
Entonces abre un poco su boca, asintiendo, como si el entendimiento o algo parecido hubiese cruzado por su cabeza.
-¡Tú eres la chica que se fue con él cuando le estaba dando una paliza a Josh!-Dice con algo de emoción, por lo que asiento lentamente, bebiendo de mi vaso-Nunca lo había visto detenerse por nadie, ¿sabes? Es un hijo de puta.
Me río, burlándome. Claro que Seth es un hijo de puta, ¿quién narices no sabía eso?
Nos quedamos en silencio un momento, bebiendo únicamente de nuestros vasos, viendo a los chicos y chicas tirarse a la piscina.
-¿Qué hay de ti?-Pregunto un rato después.
-Mi novia está estudiando en otro continente, así que no nos vemos muchos, solo por videollamada.
Oh.
-¿Te apetece volver dentro?
Cada vez noto mis palabras más arrastradas y mis movimientos más torpes cuando intento ponerme de pie, los tacones ahora me parecen unos zancos que me dificultan levantarme. Chad se ríe de mí, así que se levanta primero para ayudarme. Una vez estoy de pie, después de haber luchado internamente con mis piernas y tacones para que no se me vea nada, me hundo en el césped, haciéndome perder el equilibrio y cayendo milagrosamente a los brazos de mi nuevo amigo. Nuestras narices chocan, casi pareciendo que nos vamos a dar un beso. Nos volvemos a reír, con nuestras mejillas pegadas.
Y de pronto una fuerza mayor me separa de golpe del pelinegro.
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Próximo capítulo el sábado ✍️
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