𝟐𝟖 - 𝑳𝒂 𝒗𝒊𝒕𝒂 𝒄𝒉𝒆 𝒉𝒐 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒐
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𝕍𝔼𝕀ℕ𝕋𝕀𝕆ℂℍ𝕆
La vida que he escogido, la quería tanto.
Como a la mano de mi padre, que me hacía atravesar el camino.
Eres mi segundo corazón, eres el verano que me desnuda, eres mi segundo corazón,
una luz que puede entrar.
Siempre quedan ganas de ti. El único lugar por el que quiero estar.
Amo las ganas de ti.
Siempre hay ganas de ti.
El ruido de los recuerdos, como hojas sobre la calle, esta noche quiero encontrarte en casa, y miraré la puerta por la cual regresarás, y después nada, nada podrá causarme mal.
Eres mi segundo corazón.
El tiempo se fue volando. Demasiado rápido para decir verdad. Cuando me di cuenta ya estábamos celebrando el tercer mes de River, quién estaba creciendo sano y regordete. Las mejillas rosadas y los ojos cada vez más verdes, pero sin llegar a dejar atrás esa capa grisácea que los cubre.
Hace poco menos de un mes habían las acabado clases, por lo que, ahora tenía un montón de tiempo libre. Me pasaba los días cuidando de River, Toffee y mi jardín, todo lo que nuestro jardinero me permitía. También ocupaba un poco de mi tiempo, el que mi bebé me dejaba, en experimentar con los postres. Seth es el encargado de degustarlos todos, aunque no confiaba mucho en su criterio, porque es capaz de decir que sabe a gloria con tal de no herir mis sentimientos.
Tratamos de ocuparnos nosotros mismos de nuestra casa, pero el hecho de que sea tan grande y tener un bebé de tres meses lo hacía imposible, sumando a ello, que habíamos tenido toda nuestra vida gente que se ocupaba de ello, nos hizo buscar ayuda. Seth recurrió a Rose y ella estuvo más que encantada de ayudarle, ya que, según sus propias palabras "su vida estaba completamente aburrida y vacía", con sus hijos ya mayores. Dada su edad su trabajo sería únicamente el ocuparse de supervisar el trabajo del resto, cosa que no le gustó mucho. Ella misma se encargó de encontrarnos gente para la limpieza y un chef para la cocina.
Hasta el momento todo marchaba de maravilla.
Seth comenzó a trabajar la semana pasada. Iba por la mañana al bufete y el resto del trabajo lo hacía desde su despacho aquí en casa, parecía todo un profesional como los que salen en las películas. Me hacía sentir orgullosa y caliente como el mismísimo infierno verle llegar vestido con sus trajes elegantes, que se ceñían perfectamente a su musculoso cuerpo, y en su deportivo.
Solía llevarle un café o té a su despacho mientras trabajaba o fingía estar completamente concentrado en su ordenador, pretendiendo que no se percataba de mis insinuaciones sexuales, hasta que acababa lo que estaba haciendo y me follaba sin piedad, por haberle provocado, sobre su escritorio. Sin embargo, hoy tenía otros planes para él.
-Te ves tan caliente en este traje-Murmuro contra su oído. Él se estremece en su sitio, sin dejar la conversación que tiene a través del teléfono. Veo como los músculos de su mandíbula se aprietan y el movimiento de su nuez al tragar-. Y yo estoy tan cachonda—Digo, cogiendo su mano, la que no está usando para sostener el teléfono, y la llevo hasta mi coño—. Ya estoy chorreando, ¿Lo sientes?
Dejo caer su mano cuando intenta tocarme de más y me coloco detrás de él, deslizando mis manos por su pecho, aún vestido, hasta llegar a su entrepierna, donde ya está su polla completamente dura, y darle un ligero apretón. Desde atrás muerdo el lóbulo de su oreja mientras comienzo a desabrocharle el cinturón. Él trata de llevar otra vez su mano hasta mi coño, pero yo le doy una manotazo para que no me toque.
-Déjame tocarte-Murmura, en voz bajita y ronca, tapando el teléfono para que no le escuche la otra persona, y los dientes apretados-. No puedes estar con ese jodido bikini diminuto y no pretender que te coma o te toque siquiera.
-Hoy tengo ganas de otra cosa.
Libero al completo su polla y después camino hasta estar frente a él. Me pongo de rodillas y cojo su dura polla, estoy casi salivando, y goteando por la excitación. Me la meto en la boca sin más preámbulos, ganándome innumerables gemidos por su parte. Sus caderas se elevan, recibiendo el calor de mi boca con entusiasmo.
-Yo... Mierda, Smith... Te llamaré en otro momento-Murmura hacia la otra persona cuando está por llegar a su orgasmo, me agarra el cabello y presiona contra su polla hasta que se corre con fuerza en mi boca-. Tienes una boca maravillosa-Me halaga en cuanto recupera el aliento y acaricia mis labios, introduciendo con su pulgar lo poco que se ha escapado de su corrida.
En otros días vamos al gimnasio que tenemos en casa. Seth ha comenzado a entrenarme para volver, de forma saludable, a mi peso de antes del embarazo, aunque el dar el pecho también estaba haciendo un muy buen trabajo. Lo que comenzaba como un día de gimnasio productivo, acababa siempre con Seth follándome en el suelo o alguna de las máquinas. He perdido la cuenta de cuánta ropa me ha roto, porque a él le encantaba desgarrarla por la parte de la entrepierna y simplemente deslizarse dentro de mí.
Si, en definitiva, después de superar la cuarentena del parto, habíamos pasado los días follando. Esquivando a las personas que se ocupan de la casa, aunque, honestamente, dudo que no nos lleguen a escuchar. Luego de nuestros encuentros sexuales, trato de no cruzarme con nadie.
Cuando Seth no estaba en casa, River, Toffee y yo, pasábamos gran parte del tiempo en el jardín. Nos tumbábamos en el sol, el poco que había, mi bebé siempre bien tapado de éste, pero Toff y yo lo disfrutábamos mucho. A Toffee no le importaba mucho que el tiempo aún no sea la suficientemente bueno para la piscina, cada vez que salíamos, se lanzaba sin pensarlo. Luego se secaba un rato al sol antes de volver al agua.
Y cuando Seth volvía teníamos sexo salvaje. A parte de eso, habíamos comenzando a salir a dar paseos. Toffee estaba encantada con poder explorar y jugar en el parque de perros y kiwi acababa durmiendo durante todo el paseo.
-Ve a cambiarte, nena, me voy a dar un ducha y nos vemos en el gimnasio-Dice, dándome una fuerte palmada en el culo. Grito y gimo a partes iguales, no miro hacia atrás y mucho menos mi culo, pero sé que su mano estará completamente marcada, me escuece y la zona se siente caliente-. Aunque si quieres hacer ejercicio con ese diminuto bikini, no me opongo en lo absoluto.
Le doy un beso rápido y corro hacia el dormitorio para cambiarme de ropa y ponerme unos leggins y un top. Me quedan tan apretados en las partes de las tetas que tomo una nota rápida de comprar una talla más grande. Entro al baño y me recojo el cabello en una coleta alta y me lavo los dientes, porque aunque me encanta chupársela a mi novio, no era necesario llevar su adn en los dientes todo el día.
Una vez lista bajo las escaleras y camino hasta el gimnasio, no sin antes echarle un vistazo a River que lleva unos quince minutos durmiendo su siesta, aún así me llevo el monitor para escuchar si se despierta. Todavía nos angustiaba que dejara de respirar, pero tratábamos de mantener la calma por momentos. Mi novio ya me espera allí, tiene el cabello húmedo de la ducha y solo lleva los calzoncillos. Me muerdo el labio con fuerza, porque, mierda, está demasiado bueno.
Y es completamente mío.
Lo que no esperaba en absoluto era encontrar también a Adam en el lugar. Inmediatamente me mojo ante el recuerdo de la vez pasada en que me comió con mi novio estando presente y como luego ambos se corrieron en mi cara. No había vuelto a suceder, pero todos los días rogaba porque pasara otra vez.
A lo mejor hoy es el día.
-Desnúdate despacio, amor, déjanos ver bien que vamos a follar, y ven aquí.
Hago lo que me dice, quitándome lentamente la ropa, mis tetas rebotan al ser liberadas y a ellos parece encantarles la vista. Se me erizan la piel y se me endurecen los pezones en cuando el aire frío me acaricia la piel. Dudo si quitarme el tanga o no, pero su asentimiento me dice que si. Estoy ahora completamente expuesta a estos chicos, a quienes sin dudarlo, les confiaría mi vida.
Camino apresurada hacia ellos, deteniéndome en medio de ambos. Sus caras son el claro reflejo del deseo, mirando mi cuerpo desnudo para ellos, imagino que de cierto modo he de verme como ellos. Adam acaricia mi pezón ya erecto y yo me oigo ronronear como una gata en celo. Seth es el primero en besarme, lentamente y metiéndome la lengua hasta el fondo.
-Ya estás tan mojada, Als-Su mano, la que no presiona mi nuca, ha descendido hasta mi coño, acariciándolo superficialmente.
Cuando me suelta es el turno de Adam. Es más brusco, me agarra del cabello y me muerde el labio inferior antes de soltarme. También hace uso de sus dedos, solo que, al igual que su beso, es más brusco y no pierde el tiempo con simples caricias.
Respiro agotada y agitada, con la excitación creciendo entre mis piernas, tanto que si no las tuviera apretadas, podría estar mojando el parqué.
-Siéntate en mi cara, amor, voy a comerte ese dulce coño tuyo mientras se la chupas a Adam, ¿qué te parece?
Seth se tumba en una de las esterillas donde hago yoga y yo, siendo tan obediente, me siento sobre él. Más bien, sobre su cara. Por un momento estoy avergonzada, porque mis muslos y culo están más grandes que antes, pero a él parece encantarle enterrar la cara entre ellos. Tal y como ha dicho Seth, Adam se coloca delante de mí, ya con la polla erecta. Comienzo repasando la base con la lengua, desde los testículos hasta la brillante cabeza, después de hacerlo varias veces, por fin la introduzco por completo en mi boca.
Gimo, no sé si por el estupendo trabajo que está haciendo mi novio o por lo bien que se siente tener la polla de Adam en mi boca. Las pronunciadas venas y la suave piel de su pene frotándose contra mi lengua me hacen gemir con fuerza.
Seth es implacable, follando mi coño y culo con su lengua y yo a estas alturas, me encuentro cabalgado la cara de mi novio, moviéndome al ritmo de su lengua y de las embestida de mi amigo. Adam, no se queda atrás, me folla la boca con su dura polla, sin ningún tipo de piedad. Se me llenan los ojos de lágrimas cuando se empuja hasta el fondo, permaneciendo ahí durante un largo tiempo. Me obligo a mí misma a luchar contra el reflejo nauseoso cuando llega al fondo. Se retira solo cuando mi cara se vuelve roja y casi no puedo respirar, me deja descansar unos segundos antes de volver a repetir la acción. Ahora mismo mi cara es un lío lleno de saliva, lágrimas y semen.
-He follado tantas veces mi mano imaginando que eras tú, dulzura.
Me corro con fuerza sobre la cara de mi novio, perdiendo todas las fuerzas que me sorprende aún poder seguir chupando la polla de Adam, aún así, me tengo que apoyar en el suelo, dejando que mi amigo alemán haga todo el trabajo, acelerando sus fuertes embestidas hasta que su polla se hincha y se corre en mi boca.
-Déjala bien limpia, dulzura-Asiento, haciendo lo que me dice. Uso la lengua para limpiarla por completo, hasta que está reluciente y sin ningún rastro de semen.
Seth me da unas palmaditas en los muslos para que me levante un poco. Hemos hecho esto tantas veces que sé que significa cada uno de los gestos que emplea en mí.
Se acuclilla a mi lado, ayudándome a incorporarme un poco. Me limpia la comisura de los labios con el pulgar antes de besarme con fuerza. Me acaricia el coño, frotándome con la palma abierta el clítoris hasta que estoy a punto de correrme una vez más. Se me atasca la respiración en la garganta, quedándome casi sin aire gracias a su beso, pero no me separo hasta que él lo hace.
-¿Recuerdas esa mierda de la palabra de seguridad?-Me dice con lentitud, esperando que capte cada una de sus palabras. Me sentía en una nube por lo que las oraciones eran un poco difusas y confusas-. Si estamos, en algún momento, siendo demasiado duros contigo, no dudes en usarla y pararemos toda esta mierda, ¿de acuerdo? No importa si estamos como una puta roca de duros, si quieres parar, porque es demasiado no dudes en usarla-Asiento varias veces, para que sepa que si estoy entendiendo y que no tengo ninguna intención de parar esto. Me gustaba cuando eran duros conmigo en el sexo, es algo que fui descubriendo a medida que follaba con cada uno de ellos-. Hoy vas a ser nuestra puta, amor, para poder follarte como nos plazca y hacer uso de tus agujeros a nuestro antojo.
El hecho de que tiraran de mi cabello o me dieran nalgadas me volvía loca. La falta de aire, cuando Seth me agarraba por el cuello, me ponía demasiado cachonda y me hacía correrme en cuestión de segundos. No me interesaba la delicadeza a la hora de follar.
Me ahogaba por completo en la lujuria y el deseo que sentía por aquellos hombres y, por un momento, olvidé que estábamos en el gimnasio de nuestra casa, con las personas encargadas del hogar una planta más arriba.
-Ponte a cuatro patas, dulzura, quiero follarte el coño mientras se la chupas a Walls.
Obedezco, porque si, deseaba esto con tanta fuerza que haría cualquier cosa que me pidan en este momento. Me pongo sobre la esterilla, para estar más cómoda, y me llevo la dura polla de mi novio a la boca. Saboreo de inmediato las gotitas de presemen en mi lengua, por lo que gimo ante la explosión de sabores que hay en mis labios. Seth me agarra de la coleta y entonces comienza a follarme la boca con dureza.
Adam me agarra por detrás, una de sus manos en mi cintura y la otra en el hombro. No tengo tiempo a pensarlo mucho cuando su polla me perfora por detrás. Grito, aunque no es audible por el pene de Seth abusando de mi boca.
Las lágrimas descienden de mis ojos sin control alguno. Se sentía todo tan bien, tan abrumador que mi mente está nublada por completo. Solo el placer permanece en mi cabeza. Aprovecho el momento en que Seth saca su pollar para agarrarla en mi mano y comenzar a masturbarlo, me llevo sus bolas a la boca y los chupo, porque a él le encanta. Me recompensa con un gemido y sus dedos masajeando mi cabeza antes de ejercer presión para mantener su polla en el fondo de mi garganta.
Adam me palmea el culo con fuerza, sin dejar de follarme del mismo modo, sin parar ni un segundo. Sus embites son tan fuertes que comienzo a perder el equilibrio, terminando con la mitad del cuerpo echada en la esterilla y el culo al aire.
-Se siente tan bien follarte, dulzura-Acompaña cada una de sus palabras con penetraciones profundas. Escucho y siento como escupe en mi culo y entonces su dedo empieza a abrirse paso en el mismo.
El orgasmo me atraviesa, y mi cabeza flota lejos de mí mientras cierro los ojos y saboreo la sensación de él dentro de mí y lo que me ha hecho. También siento su corrida en mi coño y luego se retira, cediéndole el lugar a Seth, quién tira de mi hasta que estoy sobre él, con mi espalda contra su pecho. Me besa y muerde el cuello, dejando cualquier rasgo de delicadeza olvidado. Profana mi cuerpo sin piedad alguna, follándome el culo con sus dedos ya lubricados por su propia saliva, antes de sustituirlos por su polla. Me recorre un escalofrío por lo bien que se siente.
Ambos gemimos, lo suyo es más como una gruñido gutural, enterrándose por completo en mí, y lo mío, parece más un lamento bajo. Estoy agotada ya, pero ellos parece que ni siquiera van por la mitad.
-¿Te acuerda que te dije que me follaría tu culo mientras Adam jodía tu coño?-Asiento, dejando escapar un "mmmh" bajo como única respuesta-. Espero que lo disfrutes tanto como nosotros, amor.
Me agarra por el cuello, apretando ligeramente mientras sigue follándome sin descanso. Adam se posiciona sobre mi cuerpo y entonces su polla se abre hueco en mi coño.
Vuelvo a gritar, pero esta vez por lo incómodo y doloroso que es tenerlos a ambos a la vez. Adam tarda un poco en romper la estrechez que hay por la polla de Seth, pero en cuanto lo hace, no se detiene y vuelve a arremeter una y otra vez. Lloriqueo un poco, con mis manos en su pelvis, tratado de evitar que siga follándome. La quemazón de ambos miembros luchando por abrirse paso en la estrechez de mi interior me hace querer salir corriendo.
-Esperad... Esperad-Murmuro tan bajo que no creo que me escuchen. Me remuevo sobre mi novio, pero parece más como si estuviera acompañando sus embestidas-. Duele. Mucho.
-Estás tan malditamente apretada que estoy a punto de correrme.
Podría usar mi palabra de seguridad, pero es tan doloroso como placentero. Adam escupe en su polla como lubricación antes de volver a retomar el ritmo. Observo con brillante fascinación, a través del enorme espejo que hace de pared, como sus pollas entran y salen de mi cuerpo con una sincronía increíble. Adam me agarra por la cintura mientras me folla sin piedad, mi cuerpo está arqueado hacia él, mis pezones erectos por la excitación, comienzan a desprender gotitas de leche que descienden por mi cuerpo, mezclándose con con el sudor y perdiéndose en las manos del Alemán.
Una de las manos de mi novio, la que no aprieta mi cuello, va hacia mi ya sensible clítoris, masajeando con destreza. Me cuesta respirar e incluso hablar por la fuerza que ejerce en mi cuello, más el bombeo constante de sus embestidas hacen que me corra. Tan fuerte que termino derrumbándome por completo sobre mi novio. Escucho su ligera risa y los gemidos de Adam como si estuviera en otro plano.
—Se... Se siente tan bien, chicos—Murmuro entre gemidos, uniéndome a sus profundas embestidas—. Me gusta mucho.
Ahora mismo me sentía como la primera vez que probé el éxtasis, no podía diferenciar la realidad gracias a la neblina de placer en mi mente. Llevaba tiempo anhelando esto, mi cuerpo había respondido en ese momento de forma tan natural, como si hubiéramos estado haciendo esto durante mucho tiempo.
Siguen follándome hasta que se corren con roncos gemidos. Pero en lugar de parar, lo único que hacen es cambiarme de posición, ahora estoy cara a cara con mi novio, que vuelve a besarme mientras hace uso de mi coño ya sensible, y Adam, retoma la tarea de abusar de mi culo.
Mis piernas se abren tanto como pueden. Mi espalda se arquea y tengo que morderme el labio inferior para evitar hacer un sonido.
El hambre tensa las facciones de Seth justo antes de que coloque una mano junto a mi hombro y comience a follarme como un hombre poseído. La fricción de su pene follándome me hace desmoronarme en segundos, mientras mis labios se separan y mis músculos se tensan, cubre mi boca con la suya en un beso desesperado y desordenado. El placer se apodera de mí y me convulso debajo de Adam, lo que hace que ambos me follen aún más duro, y pronto están sacudiéndose contra mi cuerpo mientras encuentran su liberación.
Siento los músculos entumecidos y mi voz ronca de tanto gemir y gritar, las lágrimas hace tiempo que ruedan por mis mejillas, sin poder detenerlas. Se siente tan bien que parece que estoy soñando. Mancillan sin piedad mi cuerpo, como si fuera de ellos o estuviera hecho únicamente para esto. Saben exactamente dónde tocar y como hacerlo para que me corra una y otra vez, sin dejarme un solo segundo de descanso.
-M-Más... Más fuerte, por favor-Ruego en un gemido bajo con la voz entrecortada y cansada.
Se turnan para follarme, en varias posiciones y cada uno de mis agujeros disponibles. Me besan, una mezcla de nuestros sabores en las bocas de los otros, me escupen y dejan sin aire hasta que me corro. Pellizcan mis pezones y hacen uso de sus lenguas para limpiar la leche que se derrama. Adam vuelve a follarme el coño con su lengua, limpiando mi corrida y las de ellos, sin ningún tipo de tapujo y yo me pongo aún más cachonda por la simple acción. Me muerde el clítoris y da algunas palmadas hasta que grito y me corro.
En este momento me importaba una mierda si alguien nos escuchaba. Lo estoy disfrutando tanto que luego tendría tiempo de preocuparme por eso.
Adam vuelve a mi culo. A estas alturas simplemente me dejó hacer, me siento como una muñeca que ellos follan a su antojo hasta que se vacían en mi interior. Mi espalda choca con su pecho duro, me tira del cabello hasta que estoy mirándole. Me devora la boca, recorriéndola con su lengua, luego escupe.
-Estás tan jodidamente mojada y abierta por todas partes que podríamos follarte los dos el coño sin problemas.
Por un segundo me alarman sus sucias palabras, porque estoy segura de que dolería como el mismo infierno, no obstante, probablemente después del dolor, vendría un gran placer. Al fin y al cabo, ya había parido a un bebé.
-Sigue follando su culo, ya tendremos tiempo para eso, Soul, quiero probar una cosa-Dice mi novio. Se arrodilla delante de mí y en vez de follarme el coño, empieza a toquetear mi clítoris mientras Adam sigue con su dura tarea. El chapoteo de su polla y lo mojado de los dedos de Seth follándome el coño inunda el gimnasio. Mis gemidos hace rato que se han vuelto irregulares y roncos, el sudor nos cubre a los tres, a pesar de que el aire está encendido-. Vamos, amor, córrete para nosotros.
Y lo hago. Me corro en cuanto las palabras abandona sus labios, con la polla, y un dedo, de Adam en mi culo y tres dedos de mi novio en mi coño y su mano presionando mi clítoris, me corro, como nunca antes lo había hecho, a chorros. Literalmente a chorros. Por un momento creo que me he hecho pis, pero el asombro de ambos chicos y la carcajada orgullosa que les sigue, me hace saber que es lo que mi novio estaba buscando.
-Estás tan cachonda que te corres a chorros, amor.
-Eres una zorrita muy buena, ¿verdad, dulzura? Una zorrita a la que le encanta ser follada por dos pollas-Dice Adam, agarrándome del cabello para poder besarme. Es un beso más que desordenado, lo que permiten sus duras embestidas.
Esta vez hace uso de su polla para que me corra, lo cual, no tarda en suceder, porque efectivamente, si estoy muy cachonda y sensible por todas partes. Me corro con fuerza, del mismo modo que hace unos minutos, el líquido se acumula entre nosotros y ellos están maravillados.
Poco a poco, se me cierran los ojos, hasta que no siento más que sus profundas embestidas. Algunas palabras sucias sobre lo mucho que están disfrutando de mi cuerpo y no sé qué cosas más. No lucho mucho, porque estoy exhausta, y me dejo ir del todo.
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No sé que hora es cuando me despierto. Estoy en la cama y la habitación está a oscuras. Agradezco no estar desnuda, pero mucho más, el estar limpia. Ya no estoy cubierta de sudor y mucho menos siento el pegajoso semen en mi entrepierna.
Seth ya no está en la cama, pero escucho el ruido del agua corriendo.
Me escabullo, sin hacer ruido, hasta la cuna de River, el cual, se halla ya despierto. Siento las piernas como gelatina en cuanto toco el suelo, mis músculos protestan, como si hubiera hecho una cantidad ingente de ejercicio ayer. Mi bebé me recibe con una brillante sonrisa y algunos sonidos de bebé, le devuelvo la sonrisa totalmente contagiada por su felicidad. Lo cojo entre mis brazos y lleno su carita de besos, lo cual lo hace soltar lo más parecido a una carcajada acompañado de ruiditos raros.
-Hola, mi amor, ¿Has dormido bien? ¿Tienes hambre?-Patalea un poco en mis brazos y emite unos cuantos sonidos más, como si estuviera manteniendo una conversación conmigo. Me derrito por completo, sintiendo casi como el corazón me va a estallar de tanto amor.
En silencio me dirijo fuera del dormitorio y camino hasta el de River, donde está el cambiador y toda su ropita y pañales. Lo lavo bien y cambio su pañal y atuendo, usando uno que tiene aviones en color azul.
Volviendo a mi bebé ya limpito me dedico a hacer unos cuánto juegos con él antes de que comience a protestar por comida. Me saco el pecho de entre la ropa con una rapidez sorpréndete y me siento en la mecedora que hay junto a la ventana. River enseguida se engancha al pezón y comienza a succionar con avidez.
-Sin duda eres digno hijo de tu padre-Comento con diversión mientras acaricio entre sus cejas. Con la otra mano doy suaves palmaditas en su espalda a la vez que nos balanceo con parsimonia. El canto nunca ha sido lo mío, pero no dudo cada vez que debo cantarle una nana a River para que se duerma.
Cuando mi bebé ya está dormido lo dejo en la cuna que apenas a utilizado en estos dos meses. Bajo la persiana de su habitación lo suficiente para que no le moleste la luz antes de salir del lugar y dirigirme a mi dormitorio. Escucho ruidos en la planta baja, por lo que asumo que Rose ya está metiendo caña a todo el mundo para que comiencen a trabajar.
Entando al baño, me detengo unos segundo para ver la hora en el reloj, son apenas las 7:27 am, así que aún podría volver a la cama, sin embargo, opto por darme una ducha. Me deshago de la ropa frente al espejo, soltando casi un grito de horror al ver las marcas en mi cuerpo. Desde el cuello, donde se ve claramente como sus manos apretaron hasta dejarme casi sin oxígeno, pasando a mis pechos, caderas y los muslos, marcas de sus manos, chupetones y algunas de sus dientes.
Estoy horrorizada y a la vez excitada otra vez. Los recuerdos del día anterior me asaltan y las piernas vuelven a temblarme. Me siendo totalmente adolorida en cada parte de mi cuerpo, pero no rechazaría la oferte de volver a hacerlo.
La forma en que me tomaron y usaron a su voluntad me deja sin respiración otra vez, sintiendo como la humedad se acumula en mi coño con el mero recuerdo.
Querido Dios, tengo que dejar de pensar en eso.
Unos besos en el cuello me sacan de mi ensoñación. Los ojos grises conectando con los míos a través del espejo, vuelve a besarme en el cuello con suavidad, sin dejar de observarme.
-Te ves jodidamente sexy con todas esas marcas en ti. Tan apetecible que si no supiera que estás adolorida, te follaría contra el lavabo hasta que olvides tu puto nombre—Tiene la voz ronca y la mirada más posesiva que he visto nunca.
-No estoy...-Empiezo a decir, pero el me silencia negando con la cabeza.
-Tal vez nos excedimos un poco con tu cuerpo-Murmura, girándome un poco para que pueda verme desde atrás. Sus palmas están al total marcadas en mi culo. Jadeo, un poco más horrorizada, si cabe-. Tu coño tiene un jodido tono rosado de lo mucho que lo usamos, puedo verlo desde aquí que está pidiendo un descanso a gritos-Como no digo nada, pasa sus manos por mis nalgas magulladas y desde atrás se dirige a mi coño, el simple roce de sus dedos me hace sisear y cuando trata de meter un dedo, me quejo en voz baja-. Necesita un merecido descanso.
Gimoteo un poco, pero acepto de inmediato.
-No podrás volver a usar uno de esos ridículamente diminutos bikinis hasta que desaparezcan todas las marcas.
Ordena y yo hago un puchero, asintiendo. El clima estaba siendo demasiado bueno, por lo que me dedicaba a aprovechar las pocas horas de sol echada sobre una de las tumbonas al lado de la piscina.
-Seguramente nos han escuchado, ¿Verdad?-Él se ríe en voz baja, con su pecho desnudo vibrando bajo la palma de mi mano-. Oh, Dios, cómo se supone que voy a seguir viendo a toda esta gente... Que vergüenza.
-Trabajan para nosotros, nena-Tira de uno de los mechones de mi cabello para acercar nuestras bocas-. Y estamos en nuestra jodida casa, podemos hacer lo que nos dé la gana.
Asiento, aún sintiendo la vergüenza hormigueando bajo mi piel, el calor subiendo a mis mejillas, que asumo y deben verse como un par de tomates. Él es un sinvergüenza, pero yo... Bueno, no creo que pueda seguir mirando a toda esta gente a los ojos sin pensar en qué habrán pensado ellos de nuestros gemido. No me atrevo a preguntar si ellos, Seth y Adam, limpiaron el gimnasio o dejaron todo para que lo haga nuestro servicio.
-Necesitas afeitarte-Murmuro, pasando mis dedos sobre su barba incipiente. Las puntitas de su vello pinchándome en las yemas-. Aunque me encanta como te sientes entre mis piernas.
Me agarra de la cintura y como si no pesara nada, me sube al lavamanos. Abre mis piernas y se posiciona entre ellas, con solo su toalla de por medio. Se inclina, y por un momento creo que va a besarme, pero solo lo hace para coger la maquinilla de afeitar que está cerca.
-Hazlo por mí-Dice dejándola en mi mano. Tarareo en respuesta, cogiendo el bote de espuma que me extiende para echarlo por su cara, luego comienzo a pasar la cuchilla con mucho cuidado de no cortarle. Con mi dedo en su barbilla, levanto un poco su cabeza para tener acceso a su cuello. En ningún momento sus manos abandonan mi cuerpo, sujetándome por la cintura mientras pongo toda mi concentración en su afeitado.
-Ya está, creo que lo he hecho bien-Después beso sus labios. Él me responde con intensidad, como si estuviera hambriento por mí. Cuando nos separamos, estoy sin aire y la piel de gallina.
-Te deseo tanto-Susurra contra mis labios antes de apartarse y descender hasta estar sobre sus rodillas. Entonces su cabeza desaparece entre mis piernas, comenzando a devorarme con rapidez, su lengua golpeando mi clítoris ya sensible del día anterior. Echo mi cabeza hacia atrás, golpeando el cristal a mi espalda antes de arquearme por completo y correrme en su boca-. Mierda, sabes tan jodidamente bien, nena. Nunca tendré suficiente de ti... De tu coño.
Me ayuda a bajar del lavamanos, sujetándome todavía, porque aún tengo las piernas temblorosas y estoy descendiendo de la nube de placer a la que me ha elevado con mi orgasmo. Me arrastra hasta la ducha, donde él se corre en mi estómago, con la ayuda de mi mano. Él se encarga de lavarme por todas partes y yo hago lo mismo, pasando mis manos por su ancha espalda y sus fuertes abdominales, su culo y piernas.
Momentos más tarde, ya totalmente limpios, nos vestimos, Seth con uno de sus elegantes trajes y yo con una camiseta que deja al aire mi ombligo, pero que cubre parte de mi cuello y unos pantalones largos que alcanza a tapar las marcas en mi cintura.
Desayunamos en la isla de la cocina, alimentándonos el uno al otro en ciertos momentos, compartiendo risas y por parte de él, comentarios sobre el trabajo. Rose tiene una sonrisa brillante mientras nos mira y se le saltan las lágrimas cuando habla de mi novio.
-Aun no me creo que mi pequeño esté tan feliz-Dice, pellizcando sus mejillas antes de que él pueda hacer su camino hasta el garaje donde está su coche-. Y además, que tengas un hijo. Siempre supe que esta chica era la indicada.
Oh. En mi fuero interno también estoy lloriqueando por sus palabras.
-Tú siempre lo sabes todo-Mi novio la besa en la mejilla y abraza contra su costado. Luego camina hacia mí y me besa con fuerza en los labios a la vez que me coge entre sus fuertes brazos-. Ya quiero volver a casa y aún no me he ido.
-Te voy a extrañar tanto hoy-Hago un puchero, agarrándole por las solapas de su americana, negándome a soltarle. Agradezco que Rose se ha ido a sus actividades y no pueda vernos.
-Yo también te voy a extrañar, nena.
Me palmea el culo y después se sube a su coche y se va. Me da un vuelco el corazón mientras veo como su coche va desapareciendo por el camino de entrada.
Había oído eso de que las parejas también necesitan un poco de espacio y tener horas sin el otro, pero no había forma en el mundo que entre Seth y yo eso fuera real. Ambos queríamos estar el máximo tiempo posible con el otro, incluso estando dormidos, buscábamos estar enredados.
Mientras él estaba trabajando, en los momentos que no estaba haciendo nada, me llamaba y hacíamos FaceTime, lo mismo cuando conducía de camino a casa. Entonces él llegaba y nos fundiamos en un beso hasta que nos sentíamos un poco saciados.
Sin mucho que hacer, me dirigí al cuarto de mi bebé, lo cogí en brazos y caminé con él, tratando de no despertarlo, hasta mi habitación. Volví a dejarlo en su lugar habitual y encendí la televisión para ver algo en Netflix.
No tardé mucho en quedarme dormida.
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Me desperté varias veces para hacerme cargo de River, luego volvía a dormirme. Estaba agotada y sin ganas de hacer nada, la serie seguía reproduciéndose en la televisión y mi móvil no dejaba de vibrar sobre la mesita de noche.
Me levanté al segundo tono, un poco enfadada con la otra persona al lado de la línea.
-¿Adam? ¿Qué narices...? Kiwi está dormido—Protesto con enfado, pero sin levantar la voz.
-Lo siento, lo siento, dulzura-Se disculpa con rapidez, pero dado su tono, estoy segura de que no lo siente en lo más mínimo-. ¿Cómo está tu cuerpo después de lo de ayer?
Su pregunta me hace enrojecer hasta las orejas. No tenía sentido luego de lo que habíamos hecho, pero su pregunta tan directa me había puesto tímida de repente. Me aclaro la garganta, tratando de sonar como si no ocurriera nada.
-Bien... Bueno, ya te imaginarás.
Escucho su risita desde el otro lado, casi viendo como le salen las arruguitas en los costados de los ojos. Que guapo es.
-Si, ya imagino como debe de verse tu coño en este momento.
Me sonrojo aún más, presionando mis sienes con los dedos.
-Bueno, ¿Qué querías? Imagino que no sólo has llamado para saber cómo está mi... Coño-Murmuro más bajo, como si cualquiera pudiera escuchar lo que estoy diciendo y pudiera juzgarme.
-De hecho, sí. Quiero saber cómo está tu coño y tu dulce culo. Nos enterramos tan jodidamente duro dentro de ti que imagino que debes estar malditamente adolorida-Lo suelta con tanta naturalidad que incluso llego a preguntarme porqué narices estoy avergonzada de tener esta conversación con él.
-Eh... Bueno, si. Un poco. Por no hablar de todas las marcas que habéis dejado por todo mi cuerpo.
-No pude controlarme, dulzura, quise volver a follarte por tanto tiempo que no pude detenerme una vez que te toqué... Quería más, mucho más.
-Adam, yo... Me encantó lo de ayer, fue maravilloso, pero no creo que se deba repetir. Quiero decir, desearía que si, pero Seth y yo estamos juntos, y tú... No quiero que te...
-Mierda, ya. Lo sé, ¿Crees que no sé que sois la puta parejita feliz?-Suelta una risa irónica, carente de humor-. Lo veo todos los días cuando Seth me lo restriega por la cara.
Sus palabras provocan punzadas en mi corazón, sintiéndome mal de inmediato por hacerle daño al elegir a Seth. Tal vez el habernos acercado durante el embarazo había sido una mala idea, porque ahora lo que él obtenía era cierto dolor cada vez que nos veía juntos y mucho más cuando kiwi estaba de por medio.
No sé qué decir, por lo que termino quedándome callada. Nada de lo que pudiera decir le haría sentir mejor o lo que sea que quisiera.
-Mierda, joder... Nena, ignora toda esta mierda. Lo de ayer fue tan bueno que hoy estoy tal vez un poco sentimental-Suelta otra risita, pero es totalmente falsa. Me duele el corazón una vez más, porque lo que menos quiero es hacerle daño-. Estoy bien con lo que hicimos y me encanta que seas feliz, dulzura.
Después se despide, colgando sin esperar que diga nada más.
✧
Luego de la llamada con Adam tuve aún menos energía para hacer nada, hasta que unas horas después Anne me había llamado para invitarme a comer. Esperaba que Marcelo, nuestro chef, no se enfadara por dejarle con la comida hecha, pero necesitaba despejarme un poco.
Como no podía usar nada que dejara ver los estragos del día anterior, tuve que optar una vez más por algo que tapara todas esas zonas magulladas. No quería tener que dar explicaciones o, peor aún, someterme a todas las preguntas curiosas de mis amigas.
Ni siquiera había tenido el coraje para contarles a mis amigas que Seth se follaba mi culo más veces de las que puedo recordar. Cuando se tocaba el tema siempre me quedaba callada, así que contarles que habíamos hecho un trío era demasiado descabellado. Más vergonzoso que cualquier cosa.
Por su lado, ellas eran mucho más abiertas a hablar de sus experiencias sexuales. Odiaba cuando era el turno de Mia, porque realmente, no estaba muy interesada en saber que tan bueno es mi hermano en la cama, supongo que a ella le pasaba lo mismo cuando Anne hablaba de Leo.
Al principio Anne había tratado de hablar de ello lo menos posible, creí que era por Mia, hasta que me confesó que el que Leo y yo tuviéramos un pasado la había puesto terriblemente incómoda. Mi amigo y yo tuvimos que aclararle que entre nosotros solo quedaba un inmenso cariño mutuo y que apenas recordábamos ese día.
Ahora éramos una especie de grupo. Mia y Dylan, Leo junto a Anne, Seth, kiwi y yo, Terrence, mi mejor amigo y al que creía del todo inocente, se había vuelto un mierdecilla que iba de coño en coño sin preocuparse mucho en el nombre de cualquiera de ellas, la mayoría de nuestros encuentros se basaba en T con resaca, Tyler solía venir solo también. En más de una ocasión traté de unir a Adam, pero él se negó rotundamente.
De Alice (12:56 pm)
Saldré con los chicos. Te echaré de menos cuando vea a mis amigas con sus novios :(
De Seth (12:57 pm)
Estoy a punto de entrar a una aburrida reunión de mierda, preferiría estar contigo ahora mismo. Tus amigos pueden irse a la mierda, pero pásatelo bien hasta que vuelva a casa.
Sonrío al teléfono, como una adolescente enamorada, antes de enviarle un último mensaje.
De Seth (13:00 pm)
¿Recuerdas aquello que te regalé y aún no hemos usado? Me encantaría que te lo metieras para ir a esa reunión con tus amigos. Me escabulliré de aquí lo más rápido posible.
Me tiemblan todo el cuerpo de solo pensar lo que quiere que haga, pero no discuto y mucho menos me niego. Voy hacia nuestro vestidor y abro el cajón en el que teníamos algunos juguetes para disfrutar en pareja. Saco el diminuto aparatito, apenas más grande del tamaño de una bala, pero que parece más que potente. Si bien no íbamos a follar hasta que mi cuerpo dejara de estar sensible, podríamos divertirnos de este modo.
Elevo una pierna en la taza del baño, ruborizándome ante mi reflejo en el espejo que se extiende a lo largo de toda la pared. Me he levantado la falda y apartado mi tanga para poder introducirlo con cuidado, gimo cuando mis dedos rozan mi clítoris y el otro se introduce junto con el juguete, dejando únicamente la cuerdita fuera como si de un tampax se tratara. Después vuelvo a colocar mi ropa interior y la falda.
Le envío una foto rápida a Seth, intentando ser sexy, antes de volver a la habitación para arreglar el bolso de kiwi para poder salir y después nos dirigimos hasta mi coche para irnos. Colocándolo en su sillita y asegurándome de que el chupete está enganchado a su ropita y puesto en su boca, conduzco hasta donde me encontraría con mis amigos. Solíamos reunirnos una vez por semana y ninguno podía faltar.
Los primeros en llegar han sido Mia y Dylan, que están sumidos en su propio mundo sin quitarse las manos de encima y casi sin separar sus bocas. Carraspeo para que sepan que he llegado. Mi hermano se levanta de inmediato y me saluda con un rápido abrazo antes de quitarme a kiwi de los brazos.
-Hola, hombretón-Dice él, poniendo a River contra su cuello, a la vez que da suaves palmaditas en su espalda.
Mia también me saluda, pero una vez más su atención va dirigida al bebé. Pasa lo mismo con el resto de mis amigos, a excepción de Terrence que tarda un rato en darse cuenta de que kiwi no está en el cochecito sino en brazos de Anne. Mi bebé está más que encantado de ser el centro de atención, regalándoles risitas juguetonas a cada uno de ellos en cuanto pasa de brazos.
-Yo también quiero uno-Murmura Anne, haciendo un puchero hacia Leo. Mi amigo suelta una carcajada, pero ella parece estar hablando bastante en serio.
-Es muy bonito-Comento, limpiándome la boca con una servilleta. Me remuevo en mi silla, sintiendo el peso del juguete tirando hacia abajo-. Pero no he vuelto a dormir cuatro horas seguidas desde que nació. Y ni hablar de todos los cambios en el cuerpo...
—Tienes el culo y las tetas más grandes, no puedes quejarte de eso—Dice Terrence, dando después un trago a su bebida. Si, con el tiempo se había vuelto un poco imbécil, ya no quedando casi nada del dulce Terrence que era antes.
—Eso es un punto a favor, ¿No?
Lo medito un poco, asintiendo.
—Sí, supongo que sí... Pero el estar chorreando leche todo el día no sé que tan sexy puede ser.
Mentía, claro que mentía. A Seth le encantaba ver como la leche escurría de mis pezones cada vez que follábamos. Incluso cuando no lo hacíamos.
Sin verlo venir, nos sumergimos de lleno en la maternidad. Anne parecía estar muy segura de querer ser madre, pero para Leo es otra historia completamente diferente. Llevaban más de un año de relación, pero solo unos meses viviendo juntos, les quedaba mucho camino por delante como para tomar esta decisión.
Obviamente no lo iba a decir, yo era la menos indicada para dar consejos sobre relaciones y maternidad, ya que me costó demasiado tomar la decisión de tener a kiwi.
Los berridos de kiwi cortan por completo la conversación y como si de repente mi bebé fuera una bomba, Anne lo coloca en mis brazos antes de que explote por completo. De forma mecánica lo coloco en su posición favorita y después llevo el biberón a su boca. Kiwi no es muy fanático del biberón, pero estando en la calle era por lo que la mayoría de veces optaba.
Mi bebé se calma de inmediato y como todas las veces anteriores se centra únicamente en comer, ignorando por completo todo el mundo a sus espaldas.
Mis amigos vuelven a su conversación, pero yo ya no puedo centrarme, no con mi bebé en brazos casi a punto de volver a cerrar sus ojitos. Tras varios minutos ya se encuentra dormido por completo, así que vuelvo a dejarlo en el cochecito a mi lado. Se les cae la baba viéndole dormir y yo me siento como toda una madre orgullosa.
Seguimos saltando de un tema a otro, desde las vacaciones hasta el trabajo, la pequeña cachorrita que han adoptado Mia y Dylan, y como es la convivencia en pareja de Leo y Anne. Terrence nos cuenta un poco sobre la última chica con la que ha estado y Tyler se mantiene en silencio escuchando lo que dicen todos.
Nunca dejaba de sorprenderme como Mia y Dylan pasaron de odiarse a convertirse en padres de un perrito. Como tampoco el hecho de que nuestro dulce Terrence ahora sea un follador sin medida. Y que mis hermanos hayan sentado la cabeza de una vez por todas.
Estoy terminando de masticar un trozo de carne cuando lo siento. La vibración entre mis piernas es demasiado leve, pero está ahí. Agradezco el ruido del resto de comensales y las risas de mis amigos, porque de ese modo, no pueden escuchar el zumbido que viene de mi coño.
Aprieto las piernas cuando la velocidad aumenta un poco. Busco con la mirada, lo más discreta que puedo, donde está mi novio que ha decidido torturarme. Sin embargo, no es necesario que lo haga durante mucho tiempo, ya que casi de inmediato siento sus brazos a mí al rededor. Luego un beso en mi mejilla.
—¿Se siente bien?—Murmura en mi oído, mordiendo después el lóbulo de mi oreja—. Estás preciosa, amor—Esto último lo dice más alto para oídos de todos—. Buenas tardes a todos.
Se sienta a mi lado, no sin antes inclinarse sobre el cochecito y coger a kiwi. Nuestro bebé se remueve un poco entre sus brazos y después se estira completamente para seguir durmiendo. Son tan adorables que no tardo más de un segundo en sacar mi móvil y hacerles una foto mientras que él reparte suaves besos sobre la cabecita de River.
Seth aprovecha mi ensimismamiento para volver a aumentar la velocidad, sin dejar de prestar toda su atención a nuestro bebé. Me retuerzo en mi asiento, mordiéndome el labio inferior para evitar gemir. Mi interior se siente adolorido, pero es mayor el placer que está causándome.
Él, como si no estuviera torturándome, se sumerge en una conversación sobre boxeo con Leo y Tyler, cambiando de velocidades una y otra vez, arrojándome cada vez al borde. Cuando estoy a punto de correrme, él cambia la velocidad, logrando que me relaje y frustre aún más por el orgasmo negado. Lo hace tantas veces que estoy a punto de lloriquear delante de mis amigos y rogarle que me deje correr de una maldita vez.
Me veo obligada a apretar los dedos de los pies y manos debajo de la mesa para que nadie pueda verme. Mordiendo mi labio en cada ocasión para evitar gritar. Mi novio no se inmuta, pero puedo ver su erección a través de sus pantalones de traje. Quiero acercar mi mano y acariciarlo hasta que esté chorreando para que vea lo que se siente.
—¿Entonces que piensas, Alice?—Terrence pregunta, trayéndome de vuelta al momento. Tiene una sonrisa divertida, burlándose de mí como si supiera que está pasando debajo de mi ropa. Elevo mis cejas, en una pregunta silenciosa, él me responde con otro elevamiento de las suyas y una sonrisa socarrona—. Las vacaciones.
—¿Vacaciones?—Pregunto con la voz contenida. A estas alturas debo verme como un auténtico desastre, siento el calor en mis mejillas y una ligera capa de sudor cubrirme la frente y el espacio entre mis pechos. Sin mencionar lo empapada que estoy en mi tanga.
—Llevamos un buen rato discutiendo sobre las vacaciones, cariño—Seth alarga su brazo libre, el que no sostiene a River, y lo pasa por encima de mis hombros.
—Oh—Todos los ojos se posan en mí, esperando que diga algo más, pero lo cierto es que no puedo. No he escuchado absolutamente nada, por lo que me encojo de hombros antes de murmurar—. Sí, está bien supongo.
Terrence deja escapar una risita satírica y yo lo único que quiero hacer es darle una patada en la espinilla para que cierre la boca y no provoque que el resto se dé cuenta. Claro, si es que no lo han hecho ya. Si bien esta situación no me mataba delante de mis amigos, el que mis hermanos se dieran cuenta, si lo hacía.
Que vergüenza.
—Mykonos entonces—Finaliza Leo, obteniendo un asentimiento por parte de todos. Me uno a ellos un segundo después.
Honestamente, no había escuchado nada. Y por otro lado, también me daba igual el destino de ida.
Unos minutos más tarde, con la cuenta pagada por mi novio, nos despedimos para cada uno volver a sus actividades o lo que sea que hagan. Seth se ocupa del cochecito y de River hasta que llegamos a nuestro coche.
Me tiemblan las piernas y me siento chorrear, cada paso provocando una nueva fricción que me empuja más al borde.
—Pon las piernas contra la guantera. Quiero ver como te corres—Demanda, con la voz gruesa y ronca. Hago lo que me dice, quitándome el tanga, el cual lleva a su nariz antes de guardárselo en el bolsillo. La simple acción hace que una nueva descarga de placer me recorra. Por un momento creo que va a tocarme, pero solo mueve su mano para cambiar de marcha—. Separa más las piernas.
Vuelvo a obedecer. Aguantando casi silenciosamente las ganas de gritar y acabar de correrme, pero él no me lo concede hasta que llevamos medio camino hecho hasta casa. La negación del orgasmo es lo más doloroso y placentero que he logrado experimentar a la vez, estar tan cerca y perderlo, duele como el infierno, pero una vez que puedes correrte se siente como estar en el mismo cielo.
Finalmente aumenta la vibración, dejando, esta vez, que me corra. Me tapo la boca con la mano para no hacer ruido mientras lo hago, me ceden las piernas, cayendo con brusquedad contra el suelo del coche. Me siento tan débil que me cuesta siquiera mantener los ojos abierto, lo cual no evita que una sonrisa perezosa se extienda por mis labios mientras le miro. Él también está mirándome y la adoración que veo en sus ojos me llena el corazón hasta el punto que siento que va a explotarme.
—Eres preciosa, nena.
—Te amo—Respondo en cambio, cogiendo su mano para llevarla a mis labios. Beso el anillo, que coincide con el mío, antes de llevarla hasta mi mejilla—. Te amo muchísimo.
Sus ojos chisporrotean una cantidad inmensa de emociones ante mis palabras. Y hace lo mismo que yo, besa mi anillo y luego se lleva mi mano a su mejilla. Acaricio la zona brevemente, sintiendo como se me inundan los ojos, porque, honestamente, le amo tanto que duele.
Cuando kiwi nació, Seth me regaló el anillo que llevo, como una prueba de amor y agradecimiento por el bebé que le había dado. Una prueba de nuestro compromiso de por vida. Cuando pude salir, me aseguré de comprar uno exactamente igual para él, con mi nombre grabado en el interior, para que sepa que soy suya. Que era suya en el momento en que nuestros ojos se encontraron oor primera vez, y, que pase lo que pase, siempre seré suya.
Cuando llegamos a casa, con un River lloriqueando porque tiene su pañal sucio, dejo que Seth se ocupe de su ducha mientras yo hago lo mismo y tras vestirme con ropa limpia, busco su ropita para después del baño. Solía dejar que mi novio se ocupe de los baños de nuestro bebé, aún un poco insegura después de nuestra primera clase de preparación a la maternidad/paternidad, en la que el muñeco se me ahogó.
Seth todavía se ríe de mí por eso y más cuando le convenzo de que él se ocupe de la ducha de nuestro bebé. Se le da tan bien y kiwi de divierte tanto que no puedo nunca evitar quedarme observando esos momentos.
Nunca creí que podría tener una familia tan maravillosa. Unos amigos que me quieren y quiero con tanta fuerza. Un bebé por el cual daría mi vida y mi dulce perrita con la que necesito pasar cada segundo de mi día. Y un novio. Dios, un novio por el cual sentía que respiraba y vivía.
Mi pecho se hinchó, dolía como mil contracciones, y todo se apoderó de mí al mismo tiempo. Su olor, su calor, su cabello y su cuerpo. Mis pulmones se hundieron, y no sabía por qué, pero se sentía tan increíblemente bien. Envolví mis brazos alrededor de él como una banda de acero, casi sintiendo alivio por sostenerle en mis brazos, como si hubiera pasado toda una eternidad desde la última vez que lo hice.
Todavía está con su camisa, con las manos remangadas para no mojarlas, y pantalones de traje, la americana ha quedado por algún lado del dormitorio. Me devuelve el abrazo y al mismo tiempo que junta nuestros labios.
—Yo también te amo, amor—Me besa la nariz antes de alejarse—. Voy a darme una ducha, he tenido un día de mierda. Y sólo quiero volver a tus brazos.
Asiento, sin indagar mucho más. Le veo alejarse hasta el baño y entonces, cojo a kiwi que está sobre la cama envuelto en su toalla y corro hacia su dormitorio donde he dejado su ropita.
Hace un buen rato que kiwi ha comido y tras una larga lucha he conseguido que se quede dormido. Con tres meses se está volviendo mucho más gruñón y en algunas ocasiones se niega a dormir después de comer y expulsar los gases, el balanceo en la mecedora parece relajarlo, pero él no da su brazo a torcer y cerrar los ojos del todo, haciendo algún que otro ruido extraño. Sonrío, acariciando el puente de su naricita de botón y sus redondas mejillas. Responde a mis caricias con más gruñidos de protesta por obligarle a dormir.
Unas cuentas protestas más y manotazos al aire son suficientes para que sus ojos por fin se cierren en un sueño más que profundo. Es tan precioso que me opongo a levantarme y dejarlo en su cuna para que descanse. Me deleito casi sin querer en los sonidos que escapan de sus labios, y con la fuerza con que late su pequeño corazón contra la plana de mi mano, y en la preciosa imagen que tengo ante mí hasta que escucho la voz de Seth.
Levanto la mirada de mi bebé para ver a mi novio, al amor de mi vida, apoyado en el marco de la puerta, tiene los brazos cruzados sobre el pecho y mi misma mirada embobada, solo que él no está viendo únicamente a kiwi, nos está mirando a ambos. Suspira, echando todo el aire de golpe.
—Mierda, Als—Dice tras varios segundos y un largo suspiro. Está jugueteando con el anillo en su dedo sin quitarnos la vista de encima—. Gracias, nena.
Frunzo el ceño y sonrió con extrañeza ante sus palabras. No dejo de balancearnos para que kiwi no se despierte, y en voz muy baja, pregunto.
—¿Por qué, amor?
—Por esto—Dice, señalando al bebé en mis brazos y a la habitación con decoración infantil—. Gracias por darme algo que ni siquiera sabía que necesitaba. Por darme esta familia y la infinita felicidad de veros a diario. Gracias por haberme dado una segunda oportunidad, nena.
Más tarde en la noche, ya en la cama, con nuestros bebés cercas y uno en los brazos del otro, no tardamos en dormirnos.
Esa noche sueño vuelvo a soñar con Seth esperándome junto al altar.
Holi, holi. ¿Qué tal estáis? Espero que muy bien, como también espero que disfrutéis del capítulo.
Ya queda poco y nada para acabar esta historia, me siento un poco sentimental la verdad, pero con ganas de empezar un nuevo proyecto.
Gracias por todo vuestro apoyo durante este tiempo.
Un besazo y muchas gracias ❤️
No os olvidéis de votar y comentar.
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