𝟐𝟔 - 𝑾𝒆'𝒗𝒆 𝒈𝒐𝒕 𝒍𝒐𝒗𝒆
Ig: @13depuisledebut13
𝕍𝔼𝕀ℕ𝕋𝕀𝕊É𝕀𝕊
Ya hemos pasado por el dolor y la tristeza,
ya hemos pasado por la etapa de cambio.
Hemos terminado con los "hemos tenido días mejores", pero he visto el mañana, no veo nada de lluvia,
porque nuestro sol va a brillar de nuevo.
He estado pensando en ello,
no hay otra manera.
Tenemos algo que el mundo no puede explicar.
Era la única cosa que lo hace funcionar siempre.
Es porque tenemos amor.
La cara de Adam me rompió el corazón en mil pedazos. Tanto así, que durante un segundo quise decirle que no era cierto, que no importaba que dijese aquel papel y que nosotros íbamos a estar juntos de cualquier forma, pero luego de mirar la emoción silenciosa en el rostro de mi novio me hizo sentirme afortunada de tenerlo justo a mi lado, porque él será el mejor padre que mi hijo pueda tener.
-Estarás jodidamente contenta, ¿No? Tener vuestra maldita historia de amor es lo que deseabas-Suelta con brusquedad e ironía. Nos mira con tanta rabia que quiero llorar.
Traté de acercarme al alemán, pero mi cuerpo no fue capaz de reaccionar y mucho menos mi boca de dejarme formular alguna oración coherente. Solo atiné a abrir la boca, lo cual hizo que Adam se diera media vuelta y saliera hecho una furia del departamento. El portazo logró alterar a Toffee y despertar a Kiwi que se hallaba descansando en la otra habitación, rompió el silencio en un sonoro lloriqueo. Seth no dijo mucho, solo me besó en la sien antes de dirigirse a la habitación donde lloraba nuestro bebé.
En el momento, una pequeña parte de mí, quiso romper a llorar por la reciente pérdida. Esa misma parte, se había hecho ya a la idea de pasar aún más tiempo con él de la forma que sea. De alguna forma era raro que ya no vayamos a tenerlo rondando por aquí, con esa rara alegría y pésimo sentido del humor. Con sus malas palabras y ruidosas risas.
-Se ha ido-Susurré para mí misma, sin moverme aún de mi sitio en el salón de mi piso.
Estaba un poco aterrada de que se fuera, porque en todo este tiempo había estado completamente limpio. Nada de coca, nada de marihuana, nada de drogas a excepción de alguna cerveza casual, que bebía con Seth, o algún cigarro.
En este tiempo había llegado a conocerlo tanto y acostumbrarme a su presencia que ahora sería raro no verlo dando vueltas por todas partes.
En los días siguientes Seth y yo no hablamos de Adam, simplemente seguimos adelante, como si él nunca hubiera pertenecido a nuestras vidas. Nos concentrados en nuestra historia de amor, como él lo había llamado, y en el pequeño bebé de apenas una semana, el cual consume la gran parte de nuestro tiempo.
Los primeros días fueron muy distintos, porque nos despertábamos y éramos únicamente nosotros dos y el bebé, pero, a pesar de lo que creí, nos acostumbramos rápidamente. Establecimos una nueva rutina, Seth seguía levantándose temprano para pasear a Toffee, porque estaba convencido de que yo no podía y debía guardar reposo absoluto, mientras que yo le daba el pecho a kiwi hasta que volvía a quedarse dormido.
Suele levantarse un par de horas después de eso, solo para que recibir un relajante baño, entonces una vez completamente vestido, vuelve a quedarse completamente dormido hasta que vuelve a querer leche. Me encantaba poder producir tanta leche para mi bebé, de alguna forma, me sentía totalmente imprescindible.
Cuando Seth regresaba, con nuestra pequeña hija de cuatro patas, siempre traía algún bollo recién hecho. Nos sentábamos a desayunar, Seth su café, y yo algún zumo natural o leche de almendras. Una vez que la casa estaba completamente calidad nos turnábamos para ducharnos y no dejar a River ni un solo segundo solo, porque aún nos aterraba la dichosa muerte súbita de la cual habíamos leído al principio del embarazo.
-¿Está respirando, verdad?-Seth y yo nos acercamos hasta el pecho y nariz del bebé para ver si se movía o salía aire de ésta. Solo nos relajábamos cuando estábamos seguros de que así era.
-Ve a ducharte, amor-Dijo Seth mientras también se deshacía de su ropa, ya que yo no solía tardar más de cinco minutos en hacerlo-. Kiwi está dormido, creo que puedo hacerme cargo de él.
Asintiendo caminé al baño e hice mi rutina diaria de todos los días, pero en esta ocasión, sin lavarme el cabello, ya que lo había hecho por la noche. Dejé que el agua se calentara lo suficiente antes de meterme en la ducha.
Cuando salí me envolví en la toalla lo más rápido que pude antes de tener que enfrentarme al espejo. Estaba enamorada de mi bebé, pero no de la barriga de siete días posparto. Lo único que me gustaba eran lo grandes que se veían mis pechos, pero claro, solo por el hecho de estar llenos de leche.
Una vez terminé de lavarme los dientes, cepillarme el cabello y atarlo en una coleta, volví a la habitación.
-Te ves jodidamete caliente hoy.
Ruedo los ojos, tratando de no sonreír ante sus palabras. Seth, aunque yo no lo hubiese pronunciado en alto, era consciente de mis inseguridades, por lo que trataba a diario de reforzar mi autoestima.
-Claro, la barriga y las tetas enormes son maravillosas.
-Me encantan tus tetas enormes, Als.
Echa un rápido vistazo a kiwi durmiendo en el colecho antes de dirigirse a mí y besarme con fuerza. Agarra mi culo, amasándolo con sus grandes manos a la vez que presiona su erección contra mi barriga.
-Y me encanta esa barriguita donde estuvo nuestro bebé-Me cuesta estabilizar mi respiración y poder hablar, por lo que permanezco en silencio-. No lo has mencionado, pero debo decir que también tu culo se ve más grande y me muero por enterrar mi cara ahí.
Gimo por sus palabras, sintiendo como la humedad empieza a acumularse en mi coño. Aprieto la camiseta de mi novio con mis manos, presionando la cabeza también en su pecho.
-Deja... Por favor, deja de decir esas cosas-Siento la garganta seca y la cabeza me da vueltas por la excitación.
-Me callaré solo porque necesito que esta puta erección desaparezca.
Vuelve a besarme una última vez, en esta ocasión un beso suave en mis hinchados labios, para después desaparecer en el baño. Escucho el agua correr, sintiendo ganas de dirigirme en su dirección, porque soy consciente de lo que está haciendo.
Hace un par de días habíamos enviado una foto de kiwi a nuestras familias. Nuestros teléfonos no dejaron de sonar en ningún momento, porque al parecer todos querían hacer una vídeollamada para ver el nuevo miembro.
Mi padre fue el único que no llamó, pero se presentó unos veinte minutos después en casa con regalos para el bebé. Lexie estaba eufórica también, nos ignoró a todos, hasta a Toffee, la cual es su favorita, para correr a la habitación y ver a kiwi. Volvió al salón de puntillas, tan sigilosa que casi no la sentimos, y entonces, soltó un gritillo que nos hizo sonreír a todos.
-¿Cuándo se despierte, puedo cogerlo?-Asiento de inmediato y tras una sonrisa, se vuelve a la habitación.
-No puedo creer que mi niña ya sea madre.
Papá tiene los ojos ligeramente brillosos y su tono de voz es muy distinto al habitual. Corro a sus brazos, abrazándolo con fuerza de inmediato. La calidez de sus brazos, junto a mis hormonas revolucionadas, me hace llorar en el acto. Por primera vez no echaba en falta tener a mamá, porque con el amor de papá era más que suficiente.
Me miraba y hablaba como siempre quise que Philip lo hiciera. Me abrazaba y mimaba como Lisa nunca lo hizo y festejó mis alegrías como si fueran las suyas.
-Bueno, bueno, ¿dónde está mi nieto?-Se seca con los pulgares los ojos y yo imito su acción.
-Está en la habitación. Ven.
Le llevé de la mano hasta nuestro dormitorio, el cual se encontraba casi en penumbras a excepción de una tenue luz que nos dejaba ver cada uno de los movimientos de River. A parte, de por supuesto, la cámara y el monitor para escucharle.
En voz baja le cuento como es kiwi, lo bien que se porta y la cantidad de veces que come al día. Le cuento que los primeros días estaba aterrada de tener que bañarlo y como Seth y yo pasamos horas observando como respira.
Me guardo para mí que paso horas captando su olor y todo lo que logra relajarme el simple hecho de tenerle en brazos.
-Es un niño precioso. Se parece a ti, sin duda-Dice papá sin dejar de mirarle con la voz llena de cierto orgullo-. Es todo un Gallagher.
-Debo darte la razón en esta ocasión, Derek-Murmura Seth desde la puerta. Tiene una sonrisa orgullosa en los labios y a mí me encanta como se ve-. Es un niño precioso, como su madre.
Ignoro el sonrojo en mis mejillas y los animalitos brincando en mi barriga. Amo demasiado a este chico. Amo lo mucho que ha cambiado con respecto a como empezamos. La forma de tratarme, de mirarme y de sus sonrisas cómplices.
"Te amo" articulo con mis labios solo para que él pueda verlo y saberlo.
Papá y yo pasamos un par de horas más hablando de kiwi, de cuando nos cambiaremos a la nueva casa y como nos organizaremos con el trabajo y mis clases, ya que le había contado que por el momento me negaba a que tuviésemos una niñera.
El simple hecho de imaginar a mi bebé en brazos de otra mujer me ponía terriblemente enferma, pero claro que eso no se lo dije a nadie.
Seth tenía la baja por paternidad todo el primer mes, aunque siendo su padre el dueño del bufete en el que trabaja, podría alargarla todo lo que quisiese. También George le había dado la opción de trabajar desde casa el tiempo que necesitase. En mi caso, quedando ya poco para las vacaciones, y tras escribirles un correo a los profesores habían acordado en que asistiese a algunas de las clase más importantes, hiciese todos los trabajos y me presentara a los exámenes finales, podría pasar al siguiente semestre sin problemas.
-Michael va a estar muy enfadado cuando se entere que lo he cogido antes que él-Soltó mi hermana con socarronería después de haberlo dejado otra vez en su cuna y Seth estuvo totalmente de acuerdo con ello.
Papá y Lexie se fueron varias horas y fotos después. En esta ocasión papá no se esforzó en tratar de justificar a mamá, lo cual agradecí, ya que ahora que soy madre puedo darme cuenta de que no entendía a Lisa, que nunca podría perdonar que nos haya dejado, porque después de tener a River en brazos desde el primer segundo, supe que no podría soltarlo nunca.
Los días que le siguieron recibimos más visitas. Más regalos y mucho más halagos para nuestro bebé. Seth y yo nos inflábamos como pavos reales cada vez que hacían alusión a lo bonito que es, porque realmente es un niño precioso.
Supongo que eso es lo que dicen todos los padres, pero mi bebé de verdad lo es.
Lo que resultó más gracioso es que cada familia le sacaba un parecido distinto. La madre de Seth dijo que es idéntico a él, mientras que Amber dijo que era idéntico a Allison, su sobrina, y Ashley no se cansó de decir que la nariz es sin duda de los Walls. Tía Sandy dijo que era mi viva imagen, que era como verme nacer otra vez, a excepción de la nariz, la cual era de Seth.
Sin embargo, cuando mis amigos vinieron no lograron encontrar semejanza con ninguno, aunque claro, ellos no nos conocían de bebés.
-Honestamente, prefiero que se parezca a Alice-Había dicho Mia-. No me lo tomes a mal, Walls, pero prefiero que mi sobrino sea como mi mejor amiga y no como tú.
Seth solo rodó los ojos y agradecí internamente la madurez de mi novio de no seguirle la corriente a Mia.
-No importa a quien se parezca, porque es un niño precioso-Dijo Anne, cortando de raíz la pequeña tensión-. Y sin duda el bebé favorito de tía Anne.
Ella le habla con toda la ternura posible, poniendo voz chillona mientras que le besa las mejillas. River solo se dedica a mirarla y bostezar de vez en cuando, pareciendo de todo menos entretenido con esta situación.
Unos días después, ya más tranquilos y un poco más adaptados a nuestra nueva vida de padres, nos dedicamos a empacar nuestras ropas y la de River para mudarnos por fin a nuestra nueva casa. Nos deshicimos de algunas prendas que ya no usábamos, queriendo llevar solo lo necesario.
Los primeros días me dediqué a organizar lo mejor que pude la habitación de mi bebé. Quería que todo estuviera perfecto para él, que todo esté en su sitio y completamente impecable.
Había vuelto a lavar su ropita para poder organizarla en el vestidor, sin que tuviera una sola mota de polvo que pudiera afectarle en lo más mínimo. Seth solo se dedicó a mirarme en silencio, con una sonrisa en el rostro, mientras me echaba una mano doblando y colgando ropita en las perchas.
-No, amor, tienen que ir por colores-Había repetido yo en varias ocasiones cuando mi novio no colocaba las cosas como yo las quería-. Y eso no va doblado, va en percha.
El rodó los ojos por décima vez, pero no se quejó e hizo lo que le dije. Sonreí por dentro y después lo besé en los labios con fuerza, quitándole la diminuta ropita de las manos a la vez que me sentaba en su regazo.
-Deja de tentarme con esa jodida boca tuya y de ponerme ese dulce culo en la polla. Sabes que estoy deseando follarte.
Sus palabras lograron hacer que me humedeciera en el instante en que salieron de su boca. Volví a besarle, comenzando a moverme sobre él. Si bien el sexo estaba prohibido en los primeros cuarenta días, nadie había dicho nada sobre restregarnos sobre la ropa.
-Mierda, no hagas eso-Le salieron las palabras con tanta dificultad que me sentí demasiado triunfante. Enseguida su polla se puso dura, intentando traspasar nuestras ropas. Me incorporo un poco, de nuestra posición en el suelo contra la pared, para acomodar su polla contra mi coño, presionando mi clítoris. Entonces vuelvo a moverme.
-También tengo muchas ganas de que me folles, amor-Mis palabras salieron más ahogadas y entrecortadas de lo que pretendía. Seth me agarró por las caderas y comenzó a moverse con fuerza contra mi coño.
-He deseado por mucho tiempo hacer esto.
Al principio no entendí sus palabras hasta que me levantó la camiseta y el sujetador de lactancia, y empezó a chupar el pezón.
Veo sus labios humedecerse con la leche y juro que nunca antes me había puesto tan caliente. La forma en que me hace sentir esta vez es muy distinta de las otras, mis pechos están más grandes y sensibles que nunca y la forma en que chupa y muerde y se llena con mi leche me hace estallar en un ruidoso orgasmo que no logro contener.
Sus gemidos y orgasmo no se hacen esperar, manchando con su semen su pantalón. En cuanto baja de su orgasmo, suelta mi pezón, dejando que la leche escurra tanto de mi pecho como de su boca. Se limpia con el dorso de la mano lo que escurre en su barbilla.
-Esto ha sido jodidamente bueno, nena-Tras sus palabras golpeó con fuerza mi trasero, haciéndome gemir por la fricción de nuestras partes más íntimas.
Después de eso tardamos un buen rato en recuperarnos, porque hubo más besos y tonteo, así que tuvimos que darnos una ducha para volver a nuestra labor anterior. Esta vez me mantuve lejos de él, porque necesitaba que volviera a follarme, pero de verdad. Frotar nuestros cuerpos estaba bien, pero ansiaba tenerle dentro de mí, tomándome con fuerza y llenándome hasta lo más profundo.
-Creo que lo mejor es que te vayas a arreglar tu ropa-Le había dicho un rato después en el que no podía quitarle los ojos de encima, sumándose a eso él no dejaba de toquetearme cada vez que tenía la oportunidad.
Solo volví a nuestra habitación cuando vi que Seth había salido, tal vez me contoneé un poco cuando pasé por su lado como también disfruté de sus miradas lascivas y una nueva nalgada. Dios, deseaba esto con demasiada fuerza.
Eran alrededor de las 3 am cuando el timbre comenzó a sonar. Casi en el instante en que se produjo el ruido supimos que se trataba de él, de Adam, ya que no tenía que ser anunciado por los guardias de seguridad y podía entrar directamente.
-Quédate aquí.
Corrió escaleras abajo para que dejase de tocar el timbre. River se removió y lloriqueó ligeramente, pero no se despertó. Me aseguré de que siguiera durmiendo antes de salir de la habitación, no sin antes, coger el monitor del bebé.
-Sois unos hijos de puta-Fue lo primero que dijo en cuanto me vio entrar al salón. Se levantó del sofá, tambaleándose y sin saber muy bien hacia dónde ir.
-Iré a hacer café-Me limité a decir. Seth asintió, empujando de nuevo al borracho en el sofá. Le escuché murmurar unos cuantos insultos, pero no le tomé demasiada importancia, porque Adam había vuelto a nosotros.
Secretamente le echaba de menos.
Bostecé demasiadas veces hasta que estuvo el café listo, después lo serví en una taza de navidad, aunque ésta estaba demasiado lejos, y sin echarle azúcar me dirigí al salón. Adam estaba echado semi inconsciente en el sofá y Seth únicamente se dedicó a mirarlo desde el otro sofá con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
-¿Está dormido?-Pregunté a mi novio, quien solo se encogió de hombros como respuesta.
Me acuclillé en frente de Adam, sacudiéndole después para despertarlo. No sabía bien que debía hacer en casos como estos, pero lo único que quería es que se disculpara por haber desaparecido durante casi dos semanas sin escribir una sola vez y hacerme saber que se encontraba bien.
Adam abrió los ojos lentamente y me sonrió con chulería antes de inclinarse y tirar de mí hacia su cuerpo. Lo único que pude sentir después fueron sus labios contra los míos.
Por unos segundos empecé a creer que el latido desenfrenado de mi corazón podría romperme las costillas. Con la respiración atascada en los pulmones lo único que comenzó a preocuparme era la reacción de mi novio, el cual estaba, al parecer, demasiado tranquilo en el otro sofá.
Adam movió sus labios sobre los míos con demasiada calma. El sabor del alcohol me hizo sentir embriagada contra sus brazos y demasiado ligera como para moverme. Solo me dejé llevar, pero no correspondí a su beso, demasiado sorprendida como para hacerlo.
Con el poco sentido común que me quedaba lo único que hice fue empujarme a mí misma fuera de su cuerpo, colocando mis manos en sus hombros.
-¿Qué narices te pasa?-Pregunté en el momento en que mi culo impactó contra el suelo, no sabía que había empleado tanta fuerza en alejarme hasta que lo sentí el dolor.
Adam se rio, elevando sus manos como si estuviera pidiendo paz. No me atreví a mirar a Seth, demasiado aterrada de su reacción. No quería que se enfadara y lo que sería el regreso de Adam a nuestras vidas, terminase en un desastre.
Deseaba esto desde hacía mucho tiempo, pero no sabía cómo reaccionar. Tal vez me había acobardado o simplemente no era el modo ni mucho menos el momento después de haber desaparecido durante dos semanas y no dar ningún tipo de señal de vida hasta ahora.
Que llegara borracho y simplemente hiciera lo que le placiese me hacía enfadar de muchas formas distintas, pero aun así no podía engañar a mi cuerpo y a ellos tampoco, los pezones duros y el flujo entre mis piernas decían todo lo contario a lo que yo quería mostrar.
-Bébete el café y vete de mi casa-Le dije a Adam el cual se rio bajito. Se inclinó a coger la taza e hizo lo que le dije. Casi me reí de su cara cuando probó el amargo sabor, pero no lo hice, porque tenía que mostrarme seria y enfadada-. Y tú-Señalé a Seth-. Haz que se vaya en cuanto acabe. Que vuelva mañana y hablaremos como la gente civilizada, si es que sabe lo que significa eso.
-Ok, ok, dulzura-Tarareó Adam. Después vacío el contenido de la taza de un sorbo.
Tras eso subí corriendo a mi habitación donde kiwi estaba descansando en el sitio que lo había dejado. Me metí en la cama a su lado casi con urgencia y él ni siquiera se inmutó. Olía tan bien que enseguida el enfado se evaporó de mi cuerpo.
Hijo de puta.
Estaba excitada y el cosquilleo entre mis piernas no me dejaba dormir, ansiaba que uno de mis más profundos deseos se hiciese realidad. Podía, de alguna forma, palpar con los dedos lo que sería tenerlos a ambos, pero a la vez se sentía tan irreal e imposible; tan lejano.
Cuando Seth volvió a la cama ya era demasiado tarde, solo pude acomodarme cerca de Kiwi y dejarle espacio suficiente a mi novio para que se acueste con nosotros. Rápidamente me envolvió con sus brazos y enterró su nariz en mi cuello, me besó un par de veces antes de hablar.
-El capullo de Adam no quería irse, tuve que convencerlo de que se vaya a la mierda.
Asiento somnolienta, acurrucándome más contra su cuerpo, pero sin despegarme demasiado de mi bebé al otro lado de la cama.
Al parecer que Seth volviera a la cama fue suficiente para que River se despertara, el ruidoso llanto no se hizo esperar, por lo que intenté ser rápida y alimentar a mi bebé.
-Hola, mi vida-Digo con calma, levantándome la camiseta. Para este momento él está gimoteando, siendo el niño más infeliz del mundo por lo mucho que tardo en darle de comer. El puchero en sus labios me rompe el corazón, pero él solo está siendo demasiado dramático-. Está bien, mi amor, está bien.
Se aferra con avidez al pezón, comenzando a succionar de inmediato. Y yo medio adormilada únicamente me dedico a mirarle entretenida. El escaso cabello rubio se le pega a la frente por el ligero sudor y tiene las mejillas enrojecidas, poco a poco comienza a cerrar los ojos, pero su pequeña manita nunca suelta el otro pezón.
-Eres un pequeño avaricioso, ¿eh?-Murmura Seth un poco divertido-. Quieres a mamá solo para ti.
Él hace un ruidito y manotea como si pudiese entender a su padre. Luego simplemente vuelve a cerrar los ojitos hasta que se queda completamente dormido.
Acaricio sus mejillas antes de quitarlo de mi pecho. Seth se levanta en silencio, yendo a buscar los pañales y demás productos necesarios para poder cambiarlo antes de que se levante haciendo un alboroto.
-Es tan tranquilo como tú-Dice mi novio, enrollando el pañal sucio para poder tirarlo a la basura. Toffee, en su sitio en la cama bufa por el movimiento en la cama, pero vuelve a dormirse de inmediato, al igual que nosotros en cuanto apagamos otra vez las luces.
Un par de horas después nos levantamos con los gritos de River, el cual parece estar muerto de hambre. Como siempre, yo me ocupo de su alimentación y Seth de Toffee. El paseo se hace más largo, ya que aquí parece haber más lugar donde pasear con tranquilidad y nuestra chica disfruta de poder correr libremente.
Cuando vuelven a casa kiwi ya está dormido otra vez y yo tengo el desayuno ya listo para ambos. Aun no habíamos encontrado a alguien que se ocupe de las tareas domésticas, así que, nos tocaba a nosotros hacer esas cosas. En mi departamento era mucho más fácil, porque era únicamente una planta, pero aquí es de lo más desagradable.
-Buenos días, amor-Después me besa con suavidad en los labios.
Desayunamos en silencio, solo con el sonido de nuestra serie de fondo. Kiwi duerme y Toffee aún está explorando enorme jardín que perece encantarle. Habíamos colocado una casita para Toffee, pero a ella parece no gustarle mucho, porque no pasa nada de tiempo ahí, prefiere tumbarse en el césped o aplastar algunas de las flores que habíamos plantado el primer día.
En algún momento le pediría a tía Sandy que me ayude con ello. Quería un jardín tan bonito como el de ella, con mis plantas, flores y algunas verduras y frutas creciendo día a día.
Las flores en la calle comenzaban a florecer con la primavera que ya estaba aquí. El frío se había esfumado casi del todo, así que, ya no es necesario estar tan abrigados.
Y Adam llegó tan radiante como la misma primavera.
El tema de lo sucedido en la noche anterior no surgió hasta el momento en que estábamos lavando los platos.
-Seth... sobre lo de anoche. Nunca me imaginé que Adam haría algo así-Hablo con lentitud, sintiéndome culpable por haberlo disfrutado en lo más mínimo. Solo me atrevo a mirarle de reojo, viendo apenas como tensa la mandíbula.
Luego sus manos me envuelven las caderas con fuerza y empuja mi pecho contra la encimera, dejándome así con las piernas colgando y el culo presionando su erección. Ha agarrado mi cabello con fuerza, como sabe que me gusta.
-¿Te gustó, verdad?-No digo nada, pero me muerdo el labio. Él empuja sus caderas otra vez y yo me muerdo con más fuerza para no gemir-. ¿Te gustó como ese hijo de puta te besó? ¿Lo disfrutaste?
-No.
-¿No?-Repite, moliendo de nuevo sus caderas contra mí.
Tras ver mi negativa se separa, solo para poder bajar mis pantalones hasta los tobillos. Gimo, sorprendida por el aire frío golpeando las mejillas de mi culo, pero más aún por su boca comenzando a juguetear conmigo. Lame de arriba abajo, sin dejar ningún sitio intacto.
La cabeza me da tantas vueltas que me siento mareada. No soy muy consciente de que lo está haciendo, de lo que le estoy dejando hacerme, solo me centro en el placer que hace sentir.
-Chupa-Me ordena llevando su dedo índice a mi boca. Lo lamo con fuerza, dejándolo lo suficientemente lubricado.
Lo introduce con lentitud, solo que no en el sitio que me esperaba. Luego escupe en mi culo, donde ya está metido su dedo, esparciendo su saliva para introducir un segundo.
Aprieto las piernas y gimo, empujándome hacia sus dedos cada vez que él los saca. Tiene la respiración también agitada y gruñe. En un movimiento que no veo venir sus dedos abandonan mi culo, reemplazando el vacío por su dura polla.
-¡Joder, duele!-Grito, abriendo los ojos ante el familiar escozor y dolor. Sus dedos se van a mi clítoris, haciendo que el placer sea mil veces mayor que la molestia. Vuelvo a gemir.
-¿Te gusta esto?-Asiento frenética, sin encontrar las palabras para poder hablar-. Dejaré que Adam te folle-Murmura contra mi oído. La voz tan ronca, acompañando cada una de sus palabras con el golpeteo sin piedad de sus caderas contra mí. Ni siquiera tengo que verlo para saber que más tarde las mejillas de mi culo estarán enrojecidas-. Voy a dejar que tenga tu dulce coño mientras que yo sigo follándome tu culo. Tu boca y tus tetas-Su mano libre golpea con fuerza una de mis nalgas y yo vuelvo a gritar. Estoy a punto de correrme ante sus sucias palabras, las cuales calientan todo mi cuerpo y pone mis pezones duros. Las lágrimas comienzan a correrme por las mejillas con la segunda nalgada-. Dejaré que se corra sobre ti o dentro de ti-Entonces me corro con un fuerte grito que él se ve obligado a taparme la boca para no despertar a nuestro bebé-. Pero será con el único que te comparta, cariño, y no creo no ser capaz de volverme jodidamente loco mientras le veo follarte.
Después su semen me inunda, caliente y espeso, pero él no deja de moverse hasta que vuelvo a correrme. Cuando retira su polla ya blanda, él se acuclilla detrás de mí, viendo como su semen escurre de mi culo.
-No hay que desperdiciar ni una sola gota-Recoge el semen con su dedo y vuelve a introducirlo en mi culo.
◊
Días más tarde me veo obligada a volver a las clases, únicamente a un par de ellas para no perder el semestre.
Me levanto lo suficientemente temprano como para darle de comer a Kiwi y poder sacarme algo de leche. Es la primera vez que utilizo el extractor, así que, me toma un poco de tiempo extra saber usarlo y un poco más vaciarlo en los biberones. En los minutos libres aprovecho para tomarme un zumo y poder hacerme algo en el cabello.
Hace un año mi única preocupación era peinarme y maquillarme, que mi ropa se viera impecable para que mis compañeros de clase no pensaran que era una idiota sufriendo por el chico que le había puesto los cuernos. Dejaba que de vez en cuando algún chico ligase conmigo e intentaba ser recíproca con el coqueteo. Y ahora, un año más tarde, lo que más consumía mi tiempo era dejar los biberones de mi bebé llenos de leche, echarme un poco de corrector para no parecer que no he dormido en días y ropa cómoda que disimule mi barriga.
Ahora tenía mi propia casa, mi bebé y un novio que era el sueño de cuando era pequeña. Quería una familia y la tenía. Toffee es maravillosa, Kiwi el bebé más bonito y Seth... Dios, Seth. Nunca podría imaginar tener un chico como él conmigo. No solo por ser el sueño de muchas sino también por demostrarme a diario lo mucho que me ama. Aun, cada vez que le veía, me latía el corazón con fuerza y los animalitos en mi barriga danzaban.
Mi novio sigue en la cama con Kiwi, pero nuestra chica me sigue a todas partes esperando que la saque de paseo.
-Tendrás que esperar a papá, Toff-Ella me mira como si me entendiera, pero tras un suave ladrido corre hacia la entrada donde se encuentra su correa-. Tengo clases, mi amor, no puedo salir contigo.
Estoy cogiendo las llaves de mi coche cuando escucho los pasos apresurados de Seth en las escaleras. Viene con Kiwi en brazos que está despierto, pero entretenido con el chupete en la boca.
Le ha puesto un body blanco con orejitas de conejo que lo hacen ver adorable y en su brazo libre lleva el bolso de Kiwi.
-Dame un minuto y podemos irnos-Dice él. Se dirige a la cocina sin esperar una afirmación de mi parte y al cabo de unos minutos vuelve con uno de los biberones que había dejado listos.
-Estás en pijama-Comento con diversión, cruzándome de brazos frente a él.
Por su parte se limita a encogerse de hombros. Coge las llaves que tenía en las manos y camina hacia la puerta, yo los sigo sin chistar.
-Volveré después a casa y llevaré de paseo a River y Toffee. Hace buen tiempo y kiwi aún no conoce el mundo más que nuestra habitación y el baño.
Iba a echar de menos a mi bebé, pero, por otro lado, era liberador no tener que estar pendiente veinticuatro horas de una persona que depende al cien por ciento de ti.
Al principio la idea de ser madre me había aterrorizado de una forma increíble, sin embargo, ahora me enloquecía la idea de separarme de él. Aun así, tener un tiempo para mí misma, aunque sea en clase, me permitía respirar con calma.
◊
Parte del descanso me la pasé enseñándole fotos de River a Jaxon, lo que me permitió darme cuenta de que todos teníamos una voz única cuando de bebés se trataba. Lo había comprobado con mis amigos y ahora con Jaxon.
-Estás hablando con una foto, Jaxon.
Él rueda los ojos y empuja ligeramente mi hombro con el suyo.
-Hasta ahí llego, Gallagher, pero debo decir que Walls y tú sabéis hacer bebés preciosos.
Una nueva oleada de orgullo me invade, por lo que solo me limito a asentir con rapidez.
No conseguimos seguir conversando más, porque de inmediato el dr. Waller irrumpe en la clase. Comienza a hablar nada más dejar sus cosas sobre el escritorio y yo me siento terriblemente aburrida. Trato por todos los medios posibles de centrarme en lo que está diciendo, pero el goteo constante de la leche de mis pezones me distrae casi al completo. River a esta hora vuelve a estar pegado a mis pechos, por lo que se han llenado nuevamente.
Me remuevo incómoda en mi sitio todo lo que dura la clase y parte de la siguiente. Casi no tengo tiempo de revisar mi móvil y comienzo a inquietarme, porque Seth no ha respondido mis mensajes.
En cambio recibo mensajes de Tía Sandy, pero los de ella solo son sobre el abono para las plantas y lo mucho que necesitan ser mimadas las flores para crecer. Lexy ha descargado whatsapp hace poco y no para de enviarme fotos y vídeos de su día a día y me encanta formar parte de ello de alguna forma. A cambio yo suelo enviarle fotos de River y Toffee, y de la poca repostería a la que me he aficionado en mis horas libres.
De Alice (9:12 am)
Este fin de semana puedes venir a casa y vemos alguna película, Lex. Podemos pedir pizzas o lo que te apetezca.
De Alice (9:13 am)
Michael también vendrá.
Michael llevaba días pidiéndole a Ashley que le dejara pasar un día en casa para conocer al bebé, pero ella no había cedido, porque sería una carga para nosotros. Sin embargo, Seth y yo lo habíamos hablado y nos parecía una buena idea pasar el fin de semana con ellos. Michael y Lexy son los niños más maduros que conozco, así que sí, no iban a dar muchos problemas y dentro de lo que cabe, kiwi suele portarse muy bien.
La pequeña Allyson era otra historia, aun se levantaba en las noches y necesitaba estar pegada a su madre, por lo que no era una opción para nosotros.
De Lexy (9:30 am)
Tengo que pedirle permiso a mamá, pero papá seguro me dejará ir 😃
De Lexy (9:31 am)
Estoy en clase de arte 🎨
Adjunta una foto de su dibujo y yo sonrío echándole un rápido vistazo a la pantalla cuando suena. Le encanta la clase de arte y la profesora Andrews es su favorita, sobre todo porque les deja poner música mientras trabajan.
Después de responder a mi hermana vuelvo a enviarle un mensaje a Seth para saber como van las cosas, pero él no responde. La falta de comunicación, más mis pechos goteando por lo llenos que están, me pone terriblemente sensible. Por supuesto que mis hormonas tratando de volver a la normalidad tampoco ayudan en nada.
Respiro hondo, concentrándome una vez más en la voz del profesor y no en mi cabeza. No en mi novio en casa y mi bebé.
Todo está bien, me digo una y otra vez.
Todo es tan maravilloso que en ocasiones me aterra que sea un sueño. Me aterra despertarme y darme cuenta que no estoy con Seth y que kiwi es solo producto de mi imaginación y que sigo en Alemania con mi turbada vida.
Rápidamente le escribo un mensaje a John, haciéndole saber que ya estoy lista para retomar nuestras sesiones. Su afirmación con la hora de la cita me hace respirar un poco más tranquila.
De Seth (10:34 am)
El pequeñajo nos ha dejado dormir unas cuantas horas más antes de hacer de las suyas.
Adjunta una foto de su camiseta mojada y no es necesario que diga nada más para saber que kiwi le ha hecho pis encima.
Sonrío, aún en el chat cuando veo que está escribiendo otra vez.
De Seth (10:36 am)
Está tomando un biberón, pero parece extrañarte. Desde luego esta mierda no es nada comparada con tus tetas.
Lucho por no sonrojarme en medio de toda esta gente, porque sé por dónde van sus palabras, quiere tentarme de alguna forma y siempre consigue hacer que me excite sin importar donde quiera que esté.
Lo de hace días aún ronda mi cabeza, como él se aferró a mis pechos y masturbó hasta que me corrí en sus dedos. Luego estaban sus palabras de ayer, diciéndome que dejaría que Adam me follara, no quería pensar en como sería tenerlos a ambos para mí, por una sola vez aunque sea.
La sola idea me hace apretar mis piernas y contener un gemido por el roce en mi clítoris.
Concéntrate, Alice.
Me obligo una vez más a prestar atención, solo que esta vez empiezo a tomar nota de lo que dice el Dr. Marcus para no descentrarme en lo más mínimo.
Un par de clases después estamos saliendo del aula. Jaxon necesitaba hablar con uno de los profesores, por lo que estoy caminando sola hacia el estacionamiento, donde Seth dijo que me recogería.
Lo que desde luego no esperaba era encontrarle rodeado de chicas. Tenso la mandíbula, porque todas están tan cerca de él, pero eso no es lo peor, lo que me hace hervir la sangre es que ellas estén tocando a mi bebé.
Seth está apoyado contra el coche y lleva a River en la mochila de porteo. Nuestro bebé parece dormir plácidamente ajeno a todos los ojos sobre él.
-No puedo creer que por fin alguien te haya atrapado, Walls-Murmura una de las chicas, haciendo un tonto puchero después de hablar-. Nunca pensé que fueras del tipo familiar.
-Esta faceta de padre te hace ver tan sexy-Dice otra de ellas, con voz suave y batiendo sus pestañas.
-No se te ocurra poner tus jodidas manos sobre mi hijo-Dice con fuerza, agarrando su muñeca cuando ella trata de tocar a kiwi.
Quiero vomitar a medida que distingo algunas de las frases que dicen. Lo único que hace que no vacíe mi estómago en el estacionamiento, es lo que acaba de hacer. Su mirada cae en mi de repente h la suelta como si quemara, me sonríe como siempre lo hace, dejando atrás por completo la mirada hostil que le había dado a la pelirroja frente a él.
Los animalitos en mi estómago se sacuden emocionados como siempre. Pero en esta ocasión intento mantenerme seria hasta que llego a él. Me molesta siquiera que haya dejado que estén cerca de él. Nunca me había sentido tan celosa como en este preciso momento.
No hay que ser adivina para saber que a más de una de estas chicas se las ha follado. Ellas siguen mirándolo como si quisieran que él vuelva a hacerlo contra el capó del coche.
Una parte de mí quiere romper a llorar aquí mismo, pero la otra, la otra está tan enfadada que lo único que hago es abrirme paso hacia él, tomando su mano extendida. Me pongo de puntillas y beso sus labios, a pesar de que es lo último que quiero hacer, pero es la única forma en que puedo hacerles saber que es mío. Tanto él como el bebé en sus brazos.
-Hola, cariño-Dice él, sujetándome cerca de él. Aprovecho para darle un rápido vistazo a mi bebé en brazos de Seth y un suave beso en la frente.
-Buenas tardes, chicas, siento interrumpir este reencuentro, pero tenemos que irnos a casa-Suelto con la voz más dulce que puedo conseguir en este momento. Sonrío, como si por dentro no estuviera ardiendo de los celos de reconocer algunas de las caras de estas chicas.
La decepción las golpea, puedo verlo con claridad, y por un segundo me veo en sus expresiones. También yo estuve de ese lado, viendo a Seth irse con una y con otra, sin importarle si estaba lastimando a la otra persona, a la que había estado antes de la chica que sería su nueva conquista.
Recuerdos del pasado me abruman mientras vamos de camino a nuestra casa. Se instala ese conocido malestar en mi estómago y me duele brevemente el corazón.
-¿Qué está mal, nena?-Pregunta, agarrando mi mano, la cual alejo de inmediato sin siquiera pensarlo.
-Solo sigue conduciendo, por favor, quiero llegar a casa.
Mi voz suena baja y ni siquiera sé que está mal de repente. Seth acepta mi falta de respuesta y hace lo dicho, volviendo a retomar el camino hasta nuestra casa.
Dejo que Seth se ocupe de kiwi cuando llegamos a casa, me negaba a coger a mi bebé después de haber estado en contacto con más gente en todo el día sin antes haberme duchado y puesto ropa limpia, entonces tendría todo el tiempo del mundo para achucharle.
Corro casi a la ducha, ignorando las palabras de Seth y a la pobre Toffee que me sigue escaleras arriba. Me paso un buen rato mimando a mi chica antes de meterme en la ducha.
Cuando salgo kiwi ya está en el colecho y Seth me espera sentado en el sofá que tenemos en la habitación.
-¿Podemos hablar de lo que te ha molestado?
Lo único que quiero es darme media vuelta y no tocar este tema que me hace sentir tan ridícula, ¿Cómo se supone que debo decirle que sigo siendo una idiota insegura? Que haber visto como April se lo comía con la mirada no me ha traído tantos recuerdos dolorosos del pasado.
Fue después de las navidades que pasamos juntos. Creía que entre los dos todo había mejorado, pero entonces él se folló Hillary. Estaba tan enfadada en ese momento que lo abofeteé y él se había enfurecido tanto que tras irse de casa de mis abuelos corrió a follarse a más chicas.
-¿Te gusta Walls acaso?-Me había preguntado Anne un rato después con cierta burla. Habíamos visto como Seth y April de iban en su coche después de las clases y yo me había quedado como una tonta mirando hasta que el coche desapareció de nuestra vista.
-Claro que no-Dije con amargura. Parpadeé las lágrimas contenidas y traté de sonreír-. Solo pensaba en como las chicas siguen yendo detrás de él sabiendo que solo tendrán un rato de sexo y nada más.
-Oh, cielo. No creo que realmente ninguna de ellas se quieran casar con él, solo quieren eso-Había dicho Anne para después tirar de mi brazo en dirección a nuestra residencia-. Vamos, te invito a cenar.
Lo que menos me apetecía en ese momento era cenar. Solo quería volver a mi cama y regodearme en lo estúpida que había sido al contarle sobre los cortes en mis brazos. Pensé que eso nos iba a unir un poco, que él me conociera un poquito más que al resto, haría la diferencia. No había sido así en lo absoluto.
April llegó al día siguiente contándole a todas sus amigas como había sido tener sexo con Seth y yo quise vomitar cuando los rumores llegaron a mí.
Tal vez lo días siguientes vomité un poco.
El lloriqueo de kiwi me trae de golpe al presente, moviéndome con rapidez hacia él. Solo unos golpecitos en la espalda son suficientes para que vuelva a dormirse.
-Als, por favor, por favor, habla conmigo. Solo de esa forma puedo solucionar lo que te ha molestado.
-Es una tontería, ni siquiera sé porqué estoy enfadada-Aclaro con rapidez a la vez que cojo la ropa que había dejado sobre la cama-. ¿P-Puedes darte la vuelta, por favor?
Sí, estaba siendo ridícula. Dios, Seth había estado presente muestra kiwi se abría paso por mi vagina hasta este mundo, pero de repente me sentía demasiado tímida y avergonzada con mi cuerpo como para que él me viera. Las lágrimas pican en mis ojos y me siento tan patética cuando se me escapan sin ningún control.
-Mierda, no. Claro que no puedo darme la jodida vuelta, eres mi jodida novia-Escupe con dureza, sin llegar a levantar la voz-. Eres la madre de mi hijo, Alice, claro que no puedo dejar de mirarte ni un puto segundo.
-Seth, por favor-Mi voz sale más rota de lo que pretendo, por lo que él no tarda ni medio segundo en caminar hacia mí y abrazarme por la espalda. Sí, puede ser que en este momento me permito llorar libremente en sus brazos.
Más tarde me encargaría de echarle la culpa a las hormonas por lo tonta que estaba siendo, pero en este momento, en este momento me dejo abrazar por mi chico.
-¿Por qué estás llorando, mi amor? ¿Qué he hecho para que esta jodida tristeza se cierna sobre ti?-El tono tan suave que está usando solo hace que llore más.
El Seth de antes me habría dicho que soy una cría llorona y lo hubiera arreglado llevándome a la cama, dándome un orgasmo para hacerme callar. Diciéndome después que esta es la única forma en que quería verme rota y llorando.
-Veros a ti y a April...-Murmuro bajito, porque siquiera decirlo en alto me molesta, mencionarlos en una misma frase hace que mi corazón se apriete con fiereza.
-¿Quién cojones es April, Als?
Me río sin humor, porque realmente él no se preocupaba por como se llamaban, solo las restregaba en mi cara, se aseguraba de que los viera, para después desecharlas e ir a la siguiente.
-La chica que quiso tocar a River-Murmuro con enojo.
-No lo permití, nena, lo viste-Dice con rapidez, el pánico brillando en su voz-. Nunca dejaría que nadie que no te agrade se acerque a él.
-¿Y a ti?-Me mira con curiosidad, sin entender mi pregunta-. ¿A ti te agrada? Después de todo tenéis un pasado juntos.
-¿A qué viene esta mierda, Als? No pensé que a estas alturas aún tuvieras dudas de lo que siento por ti.
-Solo responde.
-Eres mi novia, Alice, no puedo creer que me hagas esta pregunta, ella no era la única ahí...
-Eso nunca ha sido un impedimento-Atajo con rapidez, sin dejar que termine de hablar. Me mira con incredulidad, por lo que retiro mi mirada de sus ojos para no ceder ante su mirada perdida de cachorro-. Quiero decir, no sería la primera vez que no te importa que sea tu novia.
-Me disculpé por eso un millón de veces, Alice. En ese entonces no estaba River, y si, la cagué al besar a Sierra. Ambos hemos crecido desde entonces y en el fondo sabes que jamás volvería a hacerte daño, ni con April ni con ninguna otra-Está enfadado por la forma en que suelta las palabras, me acobardo un poco cuando mis ojos vuelven a él, pero rápidamente intento recuperar el valor que se instaló en mi sistema de repente. Resopla con pesadez, volviendo a la calidez con la que siempre suele mirarme-. Te amo tanto que en ocasiones duele, Alice. Te amo tanto que solo pensar en hacerte daño se siente como si estuvieran clavándome un cuchillo constantemente. Fui un hijo de puta en ese entonces, no medí el daño que podía hacerte.
»Solo quería que te alejaras de mí, cuando en realidad era yo quien no podía ni quería estar lejos de ti. Te buscaba en todos lados y me sentía malditamente enfermo cuando te veía hablando con cualquier chico, entonces sentía que debía hacerte pagar por eso. Era un gilipollas, mi amor, nunca más volvería a hacerte daño. Así que no, no siento nada por April, no siento nada por nadie que no seas tú. Eres mía, Alice, y yo soy tan jodidamente tuyo que tendrás que dejarme si en algún momento no quieres estar conmigo, porque yo jamás pensaría en dejarte ir.
»Estoy tan malditamente obsesionado contigo que a estas alturas no puedo imaginarme un vida sin ti.
Lloriqueo un poco, asintiendo a sus palabras antes de arrojarme a sus brazos. Una parte de mí lo sabe, pero otra, mucho más pequeña, sigue siendo esa Alice adolescente insegura, que en ocasiones se hace tan grande que se come todo lo bueno, reemplazándolo por escenarios horribles.
-Lo siento, lo siento, lo siento-repito lloriqueando en su pecho-. Estoy siendo tan ridícula, lo siento.
El besa mi cabeza con suavidad, acunándome en sus brazos.
-Está bien, amor, esto es culpa mía. A partir de ahora me aseguraré a diario de hacerte saber cuan importante eres para mí, hacerte saber que no existe nadie más en el mundo para mí que no seas tú, mi dulce chica de ojos verdes. Eres tú con quién sueño todas las jodidas noches y por quién soy inmensamente feliz.
-Te amo, Seth. Te amo tanto.
-Voy a hacerte olvidar ese pasado, amor, trabajaré para que reemplaces los malos recuerdos por nuevos. Por esos que solo te hagan ser feliz y no tengas que llorar por lo hijo de puta que fui. Estoy seguro de que tus hormonas locas están haciendo lo suyo para tenerte en esta situación, nena, sé cuan insegura están haciéndote sentir por tu cuerpo posparto, pero para mí sigues siendo la chica más preciosa. Te amo, Alice, y amo cada una de tus versiones.
»Así que, por favor, vuelve a mí, nena. No te cierres otra vez, habla conmigo de lo que te haga sentir triste, dime lo que te molesta e intentaré solucionarlo. Y sobre todo, nunca más intentes ocultar tu cuerpo de mí.
Asiento, sorbiendo mis mocos, y limpiando furiosamente las lágrimas de mis ojos para poder verle con claridad. Definitivamente es el chico del cual me enamoré locamente. El chico con el que ahora tengo una familia y en el que confío ciegamente que nunca más volvería a herirme.
¡Holi, holi! Primero que nada, perdón por tanto retraso. He estado muy, pero que muy liada, en serio, aunque no es excusa para ausentarme tanto.
Hoy os traigo este capítulo que espero que os guste y disfrutéis un ratito leyéndolo.
Sí seguís aquí, en serio, mil gracias, no sabéis lo importante que es para mí.
Un besazo ❤️
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