𝟐𝟎 - 𝑰 𝒅𝒐𝒏'𝒕 𝒘𝒂𝒏𝒏𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒔 𝒂 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈

IG: 13DepuisLeDebut13

𝕍𝔼𝕀ℕ𝕋𝔼


No quiero cerrar los ojos, no quiero caer dormido, porque te echaría de menos cariño, y no quiero perderme una sola cosa, porque incluso cuando sueño contigo, el sueño más dulce nunca evitaría que todavía te echara de menos, cariño, y no quiero perderme una sola cosa.

Me despido de Jaxon cuando después de las clases, que han sido un martirio, porque no todos habían olvidado el incidente de antes de las navidades, me deja frente a la cafetería donde Adam ya está esperándome. Se levanta de su sitio y viene hacia mí, dándome un abrazo de inmediato. Es reconfortante y huele demasiado bien.

―¡Feliz navidad!―Dice. Me da otro beso en la mejilla al tiempo que yo murmuro lo mismo. Después aparta mi silla para que me siente―. ¿Has desayunado? He pedido algunas cosas mientras esperaba.

―Sí, gracias. Estoy hambrienta―No es del todo cierto, pero no quiero ser descortés.

―Espero que no haya sido un problema el pedirte que vengas.

Niego con la cabeza y sonrío. Él sabe perfectamente que el que esté aquí es un problema, porque Seth no lo soporta. Aparte de sus celos innecesarios.

―Ummh...―Espero a que dejen nuestro pedido sobre la mesa antes de volver a hablar. Me humedezco los labios, sin perderme ni por un segundo el recorrido de la mirada de Adam en mí, en mi boca para ser más exactos―. Me gustaría decirte que no es un problema, pero definitivamente lo es. Vas a terminar con mi relación―Intento que suene como una broma, pero por un segundo me aterra.

Se ríe, rodando los ojos. Después me agarra la mano que está sobre la mesa y aprieta levemente.

―Bueno, no tengo la culpa de las inseguridades de tu novio, nena.

―Claro que si, no sé cuanto de esto es cierto y cuanto es para joder a Seth―Protesto, inclinándome para coger uno de los panecillos sobre la mesa.

Se encoje de hombros imitando mi acción, aunque él acaba con el pequeño pan en dos bocados.

―Un 70-30 más o menos―Murmura con diversión, dando un sorbo al café que tiene frente a él―. He estado pensándolo mucho, Alice, por eso estoy aquí. Por eso se lo he dicho a mi madre, a pesar de que sabes que no hablo mucho con ella, pero cree que debo estar presente para ti y el bebé. Joder, y tiene la razón―Suspira, haciendo una pausa aun más dramática―. No me gustaría que crea que su padre no lo quiso, ¿Sabes? Es una sensación opresora y rara. Y no puedo dejar de pensar...

Asiento, sin saber que más decir. Él ha tomado su decisión y no soy quien para hacer que cambie de opinión, sin embargo tengo que dejar un par de cosas claras antes de que vuelva a entrar en mi vida y la del bebé.

―Tengo unas cuantas reglas.

―¿Reglas?―Eleva una ceja y frunce los labios mientras asiente―. Bien. Dispara.

―Nada de drogas―Digo, levantando el dedo índice a la vez. Después levanto el dedo corazón antes de decir mi segunda norma―. Y nada de Sierra. No la quiero cerca de kiwi ni que sepa nada de ella o él. Son dos reglas sencillas y fácil de acatar.

―¿El gilipollas de tu novio tiene las mismas reglas? ¿Nada de Sierra?―Pregunta con cierta malicia―. ¿Tú también tienes esa norma? Porque si mal no recuerdo te encanta el éxtasis tanto como a mí.

―Vete a la mierda―Tiene esa sonrisa arrogante en los labios mientras me escucha. Le saco el dedo de medio, porque me está chinchando a propósito―. Y sí, tiene las mismas reglas que tú, con la diferencia de que él es mi novio y tú solo eres un gilipollas con el que follé por despecho―No le contesto lo otro, porque es obvio que no he tomado una sola gota de alcohol desde que me enteré y mucho menos he probado el éxtasis.

Aprieta con fuerza los labios y deja del mismo modo la taza contra el plato. Me encojo un poquito en mi sitio y sonrío cuando se giran a mirarnos. Kiwi se mueve en mi barriga y me patea ligeramente, lo cual me relaja y hace que me destense, porque solo me centro en su suave vaivén.

Él sabe que aun lo quiero, al igual que yo soy consiente de todo lo que me quiere él, pero quiere picarme y yo obviamente no voy a quedarme callada mientras se comporta como un imbécil. Cuando es un capullo hace que quiera mandarlo a la mierda.

―Si no te callas...―Y entonces me mira con tanta intensidad, de esa forma que siempre me miraba antes de acabar follando en cualquier parte de su departamento o en el mío. Me mira de esa forma que hace que algo en mi vientre se tense. Respiro con fuerza―. Voy a cerrarte esa bonita boquita.

―No... No digas esas cosas. Sabes que estoy con Seth.

―Nos espera un largo camino juntos a los tres, ¿no? Seremos una bonita familia feliz.

Y justo en ese momento tomo la decisión de que tienen que llevarse bien. No puedo soportar discutir con Seth cada vez que vea a Adam ni tampoco es justo para él tener un día cada cierto tiempo un vistazo de como va su posible hijo, así que sin pensarlo más lo digo.

―Llévame a casa. Creo que tenemos que hablar. Los tres.

―Esto va a ser interesante.

Tras pagar la cuenta salimos de la cafetería. Vuelvo a ajustarme la chaqueta al cuerpo, porque de repente hace más frío que cuando llegué. Las botas se me hunden en la nieve mientras caminamos hacia el coche de Adam.

Suena "Let the sparks fly" y no puedo evitar cantar junto a Adam de camino a mi departamento. Me siento como en los viejos tiempos, esta es una de las canciones que solíamos escuchar a todo volumen en cualquier momento.

―Le gusta la canción―Murmuro por encima de la música. Me llevo ambas manos a la barriga, cogiendo una de Adam también para que pueda sentirlo.

Se tensa un poco al principio al sentir sus pataditas cada vez más fuertes. Luego aprieta un poco para sentirlo mejor y yo me derrito cuando lo veo sonreír con tanta calidez.

―Es malditamente fuerte, definitivamente parece mío―Fanfarronea y yo me río, rodando los ojos, porque una parte de mí casi lo dudaba.

Cuando la siguiente canción se reproduce se hace el silencio entre nosotros. "Apocalypse" es una de las canciones que Adam solía cantar casi todo el tiempo cuando estábamos juntos. Teniendo sexo o simplemente estando acostados. No puedo evitar irme a uno de esos momentos.

Mi cabeza apoyada en su duro abdomen. Sus manos enredadas en mi cabello a la vez que se inclina hacia mí y me besa con fuerza. Su boca aun tiene el sabor de las fresas y el tabaco. Tiro de él aun más a mis labios y dejo que recorra mi cuerpo libremente y con su lengua mi boca.

―When you're all alone, i will reach for you. When you're feeling low i will be there too―Susurra el último verso de "Apocalypse" antes de volver a de devorar mis labios. Se me llenan los ojos de lágrimas que nunca iba a derramar.

Tal vez me había dado el bajón luego de estar hasta arriba de éxtasis, tal vez sus palabras habían removido algo en mi interior.

―Te quiero, Adam.

Y mierda, claro que lo quiero. Es un capullo imbécil, pero es la única persona que ha conseguido sacarme momentáneamente a Seth de la cabeza y me hace reír y enfadarme como nadie más.

―¿Estás bien? Te has quedado ida―Su voz y el ligero apretón a mi pierna, me sacan por completo de mis recuerdos. Asiento brevemente aun con la cabeza en ese momento―. Ya hemos llegado.

Nos apeamos del coche casi a la vez y del mismo modo empezamos a caminar al interior del edificio hasta el ascensor. No estoy del todo segura de si Seth ya estará en casa o no, por lo que mis nervios comienzan a crecer, al igual que las dudas de creer que esto es una buena idea. Las veces que han estado en un mismo lugar nunca han acabado bien.

―Estás temblando, pastelito. Voy a comportarme.

La sorna en su voz y como me rodea con el brazo me hace saber que no piensa hacerlo. Le conozco lo suficiente como para saber que provocará a Seth todo lo que pueda. Y aun más conozco a mi novio como para ser consciente de que no dudará en usar los puños si la ocasión lo precisa. Y aunque no sea necesario .

―Lo siento, dulce Alice, pero has sido tú la de la idea de juntarnos. Así que, haz el favor de relajarte y disfrutar del momento.

El pitido que indica que ya hemos llegado a mi planta me hiela aun más la sangre y solo quiero salir corriendo para no enfrentarme a la situación. La fría mano de Adam en mi espalda me empuja con suavidad hacia mi departamento. Me saco las llaves del bolsillo delantero de mi mochila y abro la puerta.

Toffee ladra y sale en mi encuentro, saltando sobre sus cortas patitas para que la coja. Está cada día más grande y fuerte y sus ladridos retumban por todo el departamento. Me agacho lo suficiente para poder cogerla en mis brazos y besarle la cabeza.

―Hola, amorcito.

Dejo que me dé unos cuantos lengüetazos antes de dejarla en el suelo nuevamente. Corre por todas partes buscando sus juguetes. Es tan bonita que quiero llorar y deseo que esté con nosotros toda la vida.

―¿Cómo se llama?―Pregunta Adam, que sigue justo a mi lado, sin inmutarse un solo centímetro, como si fuera la primera vez que está en mi departamento.

―Toffee.

―¡Por qué no me extraña!―Se ríe a la vez que se quita la chaqueta y deja en el perchero detrás de nosotros. Hago lo mismo, metiendo las llaves en el bolsillo.

―¿Quieres beber algo?―Me dirijo a la cocina esperando su respuesta. Toffee me sigue con la pelota en la boca. Se sienta al lado de su bandeja esperando a que le dé de comer, lo cual hago tras recoger su plato de agua y comida, del suelo.

Dejo que Adam se entretenga con su móvil mientras tanto. Seth no tardará mucho en llegar y mis nervios aumentan segundo a segundo. Me quedo con Toff mientras come, evitando todo lo posible al chico que está en el sofá.

―¡Eh! ¿Te acuerdas que follamos aquí?―Me grita desde su sitio. Me atraganto con mi propia saliva, ganándome una risa por su parte. Quiere ponerme más nerviosa―. También en esa mesa―Señala la mesa del comedor, la cual nunca usamos para comer.

―¡Cállate ya, Adam!―Chillo mientras camino hacia donde está y me siento lo más lejos que puedo―. Estás siendo un imbécil.

―Solo quiero relajar el ambiente―Se encoje de hombros y sonríe con fingida dulzura―. ¿Qué está haciendo el mocoso?

―Está tranquilo. Tal vez durmiendo o lo que sea que hagan los bebés en la barriga.

―¿Está todo el día durmiendo?―Se inclina hacia mí y acerca la mano―. ¿Puedo?―Asiento, levantándome el jersey y la camiseta para que pueda sentirlo mejor. Tiene la mano fría y me eriza la piel de todo el cuerpo.

―Sobre todo cuando estoy despierta suele dormir. Por la noche se activa por completo―Digo sonriendo―. En ese sentido es como tú o Seth.

―Creo recordar que la que se pasaba horas durmiendo eras tú―Contraataca con una sonrisa juguetona también, dando golpecitos con el índice en la zona descubierta.

―¿Interrumpo algo?―La gélida y distante voz de Seth nos sobresalta a ambos. Adam todavía tiene su mano en mi barriga, la cual no mueve de ahí, al contrario, y ambos estamos sonriendo aun. Estábamos, más bien.

―La verdad es que sí―Responde Adam de inmediato, girándose hacia él, con su mano aun tocándome―. Has interrumpido este momento tan entrañable digno de una familia―Habla con socarronería queriendo provocar a Seth.

Toffee hace el mismo ritual que conmigo, saltando de un lado a otro para que mi novio le haga caso. Al igual que yo la coge en sus brazos y besa su peluda cabeza, dejándola en el suelo a los pocos segundos.

Se ve impecable en su traje negro. Pero tiene la mandíbula tan apretada y se ve terriblemente enfadado. Me levanto, acomodando de nuevo mi ropa y voy hacia él.

―No es lo que parece―Y tal como salen las palabras de mi boca me siento patética diciéndolo. Siempre he creído que es la frase más estúpida que existe.

―¿No es lo que parece, amor?―Hay tanto sarcasmo goteando de su voz. Tira suavemente de mi cabello, enredando sus dedos, para acercarme más a él. Hago un mueca, porque me hace un poco de daño, pero no digo nada―. Este hijo de puta está en nuestra casa, con sus manos en ti... Y se te ocurre decir "que no es lo que parece".

―Seth...

No puedo continuar, porque él estrella su boca contra la mía. Nuestros dientes chocan y sus manos se vuelven mucho más posesivas en mi cuerpo. Me relajo completamente contra él, siendo sostenida únicamente por sus brazos. Deja un par de besos más antes de separarse, no obstante, sus ojos no están en mí sino en Adam, quien sigue mirándonos.

―¿Qué hace este gilipollas aquí, cariño?―Me tiene la barbilla agarrada con ambos dedos y mi cabeza sigue dando vueltas por nuestro beso, pero no solo por eso. El hecho de que Adam haya estado como espectador ha hecho que me cosquillee cada parte del cuerpo.

Tardo un rato en reaccionar y calmar un poco mis locas hormonas. En el pasado su tono engañosamente tranquilo me habrían hecho temblar por el miedo, pero ahora... Ahora ese tono junto a su peligrosa mirada, me excitan demasiado. Respiro hondo unos segundos antes de hablar.

―Sé que esto es raro e incómodo de narices para todos, pero creo que es lo que debemos hacer. Manejar esta situación como personas adultas y maduras, por el bien de nuestra relación―Digo, agarrando la mano de Seth, luego extiendo la otra hacia Adam, quien dubitativo se acerca y la agarra. Trato de ignorar la electricidad que me recorre por todo el cuerpo al sentirlos a ambos a la vez. Al sentir la proximidad de sus cuerpos. Lucho con las ganas de inhalar el perfume de ambos, porque sería demasiado raro―. Y por el bebé que es de alguno de los dos.

Se miran fijamente por lo que parece una eternidad, asintiendo de inmediato los dos. Entonces dirigen sus miradas a mí, que derrite cada parte de mi ser y las calienta a partes iguales, siendo Seth el primero en hablar.

―Hablaremos―Dice, acariciando mi mejilla con extrema suavidad, como si fuera porcelana―. Pero hablaremos solo nosotros, amor. Tú quedas fuera.

―¿Qué...?―Es lo único que alcanzo a decir antes de que Adam me interrumpa.

―Esta conversación no te incumbe a ti, dulce Alice―Y sonríe, arrogante y estúpido como siempre. Repite el mismo gesto cariñoso que Seth, acariciando mi mejilla con el dorso de su mano.

Me esfuerzo lo máximo posible en no cerrar los ojos y acurrucarme contra ellos, más que nada porque la situación comenzaba a enfadarme. Por raro que fuera que ambos estén en la misma línea, estoy segura de que están haciendo esto a propósito.

Si se trataba de enamoramiento Seth es el único al que amo y del cual estoy completamente enamorada, y aunque quiero a Adam, es mayor lo canchonda que me ponen estando juntos que cualquier otra cosa. Culpo a las hormonas del calor que se acumula entre mis piernas.

―¿Estáis de coña?―Niegan con la cabeza, como si se pusieran de acuerdo únicamente con una mirada. Me hierve la sangre de la rabia que comienza a acumularse en mi interior―. De repente sois amigos y os ponéis de acuerdo para excluirme de una conversación que obviamente si me concierne, porque la que está jodidamente embarazada de alguno de los dos soy yo―Digo entredientes, quitando sus manos de mí de un manotazo.

Ambos tensan la mandíbula a la vez y aprietan los puños. La mención de que cualquiera de ellos puede ser el padre o que ambos han estado entre mis piernas, les hace hervir la sangre tanto como a mí su comportamiento absurdo. Y por primera vez me doy cuenta de que se parecen más de lo que nunca creí, más de lo que estoy segura jamás aceptaran cualquiera de los dos. Chicos problemáticos. Mi tipo favorito al parecer.

Ninguno parece querer hablar hasta que me vaya, por lo que con mi orgullo pisoteado por ser excluida salgo de entremedias de ambos y me dirijo hacia la puerta. Cojo mi chaqueta, asegurándome de tener mi móvil y las llaves del coche y casa, y con torpeza, por lo rápido que quiero salir de ahí, me la coloco. Después hago lo mismo con el collar de Toffee y se lo pongo.

―Que os den a los dos―Casi grito antes de salir―. Pero si os matáis, dejad todo limpio―Y entonces salgo dando un portazo.

Ya una vez en la calle está todo empapado, porque al parecer ha comenzado a llover de un momento a otro, derritiendo parte de la nieve y endureciendo el resto. Dejo que Toffee haga sus necesidades antes de volver al interior del edificio y caminar hacia la puerta del garaje donde dejé mi coche esta mañana, ya que Seth me llevó a clases.

En el asiento trasero de mi Range Rover LWB, donde ya está colocado el arnés de seguridad para Toffee, la ato nada más entrar. En el otro lado también está puesta la sillita de coche para kiwi, al igual que en el de Seth supongo. Sonrío, inspeccionándola todo lo que puedo. Es completamente igual que en la web.

Una parte de mí está tan ilusionada que quise que nada más llegar las pusiéramos en nuestros respectivos vehículos y al parecer mi novio lo ha hecho mientras yo estaba en clase. Pero la otra está tan aterrada que me tiemblan un poco las manos.

Aunque Seth dice que no me preocupe porque seré una buena madre, no puedo evitar sentir miedo de hacerlo mal. Lisa fue una madre horrible y mi otro modelo a seguir es mi tía Sandy y ella es una borracha. Una feliz, pero borracha al fin y al cabo.

Dejo que mi música se reproduzca en aleatorio y mientras "Daddy issues" suena arranco de camino a ningún sitio en específico. Paro frente a Starbucks antes de volver a mi piso. Pienso en ir donde Mia y Terrence, pero no tengo ningún tipo de ganas. Solo quiero volver a mi casa, a mi cama y saber qué narices han hablado.

→←

Un par de días después estamos esperando en la consulta de mi ginecóloga. He entrado ya en el sexto mes de embarazo y tengo mi consulta mensual para ver que tal va kiwi.

Seth y yo estamos sentados en la sala de espera a que sea nuestra hora y esperando a Adam, por raro que parezca han llegado a un acuerdo durante lo que quede de embarazo y puedan hacerse ambos una prueba de paternidad. Me parece buena idea y realmente esperaba que funcionara. Sin embargo estuvieron casi tres horas hablando, de lo cual ninguno de los dos ha querido contarme nada.

Echo un rápido vistazo a mi novio, que tiene su mano entrelazada con la mía, mientras que descansa su cabeza contra la pared, con los ojos cerrados. Me da tiempo a analizar su rostro, como muchas otras veces hago, Todavía no me acostumbro a lo guapo que es y que es únicamente mío.

―¿Te gusta lo que ves?―Me pregunta con burla. He estado tan atontada mirándolo que ni si quiera me he dado cuenta de cuando ha abierto los ojos.

―Me encanta lo que veo. Me enamoro a cada segundo de lo que veo―Contesto de inmediato, rebosante de sinceridad, apretando suavemente una de sus mejillas―. Menos ese feo moratón en tu pómulo.

Hace una mueca por el dolor cuando lo toco con mi dedo, aun así con la mano hace un movimiento para restarle importancia. Todavía no he visto a Adam, pero estoy segura de que no estará mucho mejor. Ese mismo día cuando llegué a casa con hamburguesas, porque tuve mucho tiempo libre; mi amigo ya se había ido.

En el momento casi no lo noté, pero cuando estuvimos en la cama pude ver los moretones comenzar a aparecer y el ligero dolor en sus costillas. Seth no quiso darme más detalles y Adam mucho menos. No estaba enfadada, no mucho al menos. Pero me cabreaba mucho que sean unos idiotas que solucionan todo a golpes. Quería partirles la cara yo misma por ser imbéciles.

―Bueno, tú estás preciosa como siempre―Con un suave movimiento me acerca un poco más a él y me besa en los labios―. Y tu barriguita me encanta.

Hago un puchero involuntario, porque aunque a él parecía gustarle mucho, yo ya no podía más con ella. Quiero a mi bebé, pero tengo muchas más ganas de tenerlo en brazos y deshacerme de la incómoda barriga.

Me lamento un poco más apoyándome en su pecho. Él pasa su brazo por por encima de mis hombros y me apega mucho más, besando mi cabeza.

―Oh, vamos, nena... Estás preciosa―Usa un tono divertido y lleno de ternura mientras lo dice. Se ríe un poco y vuelve a darme un beso.

―¿Cuándo esté mucho más gorda seguirás pensándolo?―Solo levanto la cabeza para decirlo y mirarle brevemente, después vuelvo a bajarla para apoyarme en su pecho.

―Aunque peses cincuenta kilos más, amor. Seguirás siendo perfecta para mí, porque no estoy contigo solo por tu cuerpo, Als―Me levanta la cabeza con su índice apoyado en la barbilla para que lo mire―. ¿Todavía no te has dado cuenta?

Si, debo reconocer que se me llenan los ojos de lágrimas un poco y quiero dejarlas salir y lloriquear en su pecho como muchas otras veces. En el pasado no me di cuenta de si realmente él en verdad estaba enamorado, pero ahora si que no tenía dudas del amor que siente por mí, el cual es mutuo.

―Lo sé, supongo, pero... No puedo evitar sentirme un poco insegura por todo el cambio que ha sufrido mi cuerpo...

―Bueno, ahora tienes un culazo y las tetas más grandes―Bromea pinchándome suavemente la mejilla. Me río también de eso, porque yo había sido la primera en notar lo mucho que me había crecido el culo y se lo había prácticamente gritado.

―Que escena tan bonita. Dejad que os tome una foto―La irónica voz de Adam me hace rodar los ojos. Después el sonido del flash y la reluciente luz me golpea los ojos―. Sois la pareja perfecta.

―Vete a la mierda―Responde Seth, yo prefiero ignorar su tono burlón.

―Vale, no empecéis, por favor. Aquí no, al menos―Digo, poniéndome de pie cuando aparece la recepcionista diciendo que podemos pasar ya.

Seth se levanta también y se posiciona delante de mí, justo al lado de Adam. Entonces no puedo evitar la pequeña risa que me asalta cuando les veo que van vestidos casi igual: vaqueros, botas y chaqueta negra de cuero. Ellos parecen darse cuenta, por lo que se miran con mala cara, lo cual me hace reír mucho más.

―Oh, mis gemelos favoritos―Lo digo entre risas a la vez que pellizco suavemente la mejilla de cada uno.

El corte del labio de Adam no me pasa desapercibido, ni mucho menos la herida que se ve en el puente de su nariz. No digo nada, pero es lo único que consigue calmar un poco mi risa, porque aunque ellos nunca lo aceptaría, se parecen mucho más de lo que creen.

―Buenos días―Nos saluda la doctora cuando ya estamos dentro. Estrecha nuestras manos―. A ti no te conozco―Le dice a Adam.

Oh.

―Soy el otro padre―Dice con simpleza sin soltar la mano de la doctora. Ella gira su cabeza a mí de inmediato, pero no está juzgándome, supongo que solo está sorprendida.

―¿Me tumbo aquí entonces?―Interrumpo el momento a la vez que me tumbo en la camilla cuando ella asiente. Como las veces anteriores me dejo la barriga al aire y espero el líquido frío.

Comienza a pasar el aparatito por mi vientre y de inmediato el sonido del corazón del bebé resuena en toda la habitación. La sorpresa en la cara de Adam se me hace lo más tierno del universo, porque fue la misma reacción que tuvimos Seth y yo la primera vez que lo escuchamos.

―¿Aun sigues sin querer saber el sexo?―Me pregunta y yo asiento―. ¿Y el otro padre quiere saberlo?

No puedo quitarle la mirada de encima a Adam, porque está tan shockeado mirando la pantalla que es adorable. Seth me sujeta la mano y desvía su mirada de mí a la pantalla. El alemán únicamente asiente a la pregunta de la doctora.

―No mires ahora, mamá―Me dice con dulzura. Entonces lo hago, sintiendo como otra vez mueve el aparatito por toda la zona buscando, supongo, el ángulo adecuado para poder mostrarlo.

―Joder―Es lo único que dice, sonriendo. Se lleva las manos a la cara y se las frota―. Madre mía.

―¿Has empezado las clases de preparación al parto?

―Empezaré la semana que viene―Respondo, pero lo cierto es que aun no había averiguado nada de las clases, ni siquiera sabía que debía hacerlo ya.

Asiente.

―El bebé está bien. Tiene el tamaño adecuado para los seis meses, a partir de ahora comenzará a crecer dependiendo de la genética de sus progenitores―Intenta mirarnos a los tres, no excluyendo a ninguno de la conversación―. De momento la fecha del parto sigue siendo la misma.

―Bien... He pesando y he estado investigando sobre el parto en casa, en el agua.

Las sonrisas de ambos chicos se esfuman al instante, en cambio la doctora asiente y sonríe, hablando después.

―Si todo sigue como hasta ahora, me parece una buena idea. Te recomendaré una buena matrona, si lo deseas―Ella dice y yo asiento―. Ya puedes limpiarte y levantarte, cariño.

Con ayuda de Seth, que me pasa unas cuantas servilletas por la barriga para retirar el líquido, y luego me ayuda a bajar de la camilla, camino otra vez hacia el escritorio de la doctora.

Hablamos un rato más sobre el parto en casa, ella me explica más de los beneficios que tiene, pero también de los posibles riesgos. Los riesgos es algo que obviamente he sopesado mucho, pero los beneficios son mayores.

―Nos vemos en la próxima cita.

Tras eso nos despedimos y salimos de la consulta. Ninguno de los chicos dice nada, así que me dedico a caminar también en silencio hacia el coche. Cuando ya estamos en el garaje y ya estoy bastante exasperada de su silencio, decido romper yo el hielo.

―¿Podéis hablar y quitar esas caras?

―Creo que hablo por los dos―Comienza a decir Adam, girándose hacia mí con brusquedad―. Creo que hablo por los dos cuando digo que es una completa gilipollez el querer parir en casa.

―¿Una gilipollez? ¿Por qué?―Bueno ahora si estoy un poco enfadada. Me cruzo de brazos y espero a que responda cualquiera de los dos.

―Amor, me jode decirlo, pero Adam tiene razón. Es arriesgado... ¿Qué pasa si el bebé viene de culo o se le enrolla el cordón en el cuello? Los médicos sabrán actuar rápido, pero estando en casa...

Respiro hondo, porque en parte entiendo que puedan estar preocupados por eso, pero no es una decisión que vaya a discutir.

―Pueden pasar un millón de cosas malas, pero también puede que no ocurra nada, ¿Lo entendéis no?

―No somos estúpidos, pero estás siendo caprichosa e inconsciente―Responde Adam y yo lo miro mal.

―¿Y si te pasa algo a ti? ¿Has pensado en eso siquiera?―Seth parece un poco atormentado y yo quiero abrazarlo por lo mortificado que comienza a sentirse.

―No va a pasar nada, ya habéis escuchado a la doctora. Si no estuviera de acuerdo me lo hubiera dicho.

Algunas personas que pasan por el garaje se nos quedan mirando, incluso una señora mayor dentro de su coche se detiene, mirándome con cierta preocupación.

―¿Está todo bien, querida?―Su mirada viaja entre los tres, pero se detiene más en mí, en mi barriga.

No entiendo su preocupación hasta que me detengo en la situación: Una chica que no supera el metro setenta, acorralada por dos chicos que miden más de un metro ochenta. Cerca de un coche, no se ve nada bien. Los aparto un poco a ambos para que la señora pueda ver que estoy bien.

―Oh, está todo bien, solo... Bueno, un intercambio de ideas. Gracias―Sonrío y hablo tratando se sonar convincente para que la pobre señora no se preocupe más.

Ella asiente y no muy convencida vuelve a arrancar para irse.

―Volvamos a casa y hablemos esto, ¿Vale?―Rodeo el coche de Seth hasta estar en el lado del copiloto―. Abre la puerta y vámonos.

Cuando el pitido que desbloquea las puerta suena, me subo de inmeadito. Pongo la música "Look after you" es la primera de muchas más canciones que nos acompañan de camino a casa.

―Sé que eres lo suficientemente fuerte y valiente para hacer esto, nena, pero la idea de que algo salga mal―Le tiembla un poco la voz mientras habla. Se me encoge el corazón, pero realmente quiero hacerlo de esta forma―. Me mata la idea de perderte o perder al bebé.

Cojo su mano y la entrelazo con la mía, apretándola con suavidad. Trato de algún modo hacerle entender que todo estará bien y a pesar de que él asiente, sé que no está para nada convencido .

¡Hola, hola! ¿Qué tal estáis? Espero que muy bien.

Primero que nada me quería disculpar por tardar tanto en actualizar, así que a partir de ahora trataré de tardar lo menos posible.

Como siempre os quiero agradecer por seguir leyendo mi historia, en serio, no sabéis lo importante que es para mí.

No os olvidéis de votar y comentar si es que os ha gustado el capítulo.

Los errores serán corregidos en la edición.

Un beso enorme en la distancia bc covid 😘

Nos leemos en el próximo capítulo ️✍️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top