𝟎𝟒

La noche se encontraba cubierta de penumbras, en donde la solitaria Luna lloraba lluvias de plata, que cubrían el cielo gris y lo iluminaban convirtiendose en estrellas, quienes temerosas esperan el momento en que la oscuridad las consumiera por completo.

Así como el cielo se encontraba pintado con pigmentos melancólicos, también lo estaba el joven héroe de largos cabellos oscuros igual que sus ojos.

Quien recostado en el marco de la puerta, oía los lamentos de la pequeña Luna. A quien cruelmente habían arrebatado a sus queridos padres.

El héroe Eraserhead era alguien conocido por su sería y fría personalidad, quien cumplía sus misiones con eficiencia y sin que los sentimientos lo perjudiquen.

Pero él supo que en ese momento, en donde asomándose un poco en la puerta.

Fue testigo de aquella escena, en donde aquellos bonitos ojos, similares de dos pequeñas lunas se encontraban empañadas de dolor y tristeza, acompañadas de gruesas lágrimas que dejaban a la vista. Su infantil y lastimado corazón.

Y aquella noche, en donde hasta las estrellas perdían su brillo y la oscuridad consumía todo lo que parecía vivo.

Fue el momento en que el héroe...

Prometió protegerla y nunca más verla sufrir.

Como todo dolor o toda herida, se dice que el tiempo es la mejor cura. Pero no la única que se necesita para poder sanar completamente.

—¿Podrías leerme una historia para dormir?.

La dulce y tímida voz de la niña de 9 años llamó la atención del héroe, quien viéndola tan solo pudo suspirar y aceptar su pequeña petición.

¿Qué historia quieres leer? —preguntó con calma Aizawa, mientras arrodillándose frente a su cama la observaba con atención.

Viendo como aquellos bonitos ojos de luna, que unos años atras los había visto sin brillo alguno.

Ahora, luego de mucho, mucho tiempo...

¡La de El Principito! —una pequeña sonrisa coloreó sus labios, mientras esperaba con emoción el comienzo de la bonita historia.

Volvían f a ser...

Tan cálidos como el hermoso ser que iluminaba aquella noche.

Entonces él dijo: " Cuando mires al cielo, por la noche, como yo habitaré en una de ellas, como yo reiré en una de ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú y solo tú tendrás estrellas que saben reír!"

Una dulce frase en un cálido murmuró. Así el héroe dió por terminado su lectura. Mientras veía como aquella pequeña Luna, descansaba entre la oscuridad de la noche y la luz de las estrellas.

A partir de ahora solo debes recordarmurmuró Shouta con calma, mientras con suaves caricias ocultaba sus dedos entre los albinos mechones de la pequeña.

Ahora su querida hija...

Que la Luna estará celosa de tí —el docente se despidió con un beso en la frente mientras, se dirigía a la puerta y le daba una última mirada.

Ahora...

Porque tu nunca más estarás sola...porque yo estaré siempre contigo.

Su pequeña Luna..

El tinte blanquecino de las paredes que formaban el alargado y melancólico pasillo comenzaban a sofocarla.

Aquel color blanco hacia pareja con las sillas celestes que utilizaban los familiares que esperaban noticias de sus parientes internados en las instalaciones del hospital.

Tsuki.. —la voz de la joven Noche sonaba preocupada mientras que sus oscuros orbes destelleban intranquilidad, al ver a su amada Luna en aquella situación.

En uno de esos asientos de espera se encontraba la joven Luna, con la vista puesta en la puerta de la habitación donde su padre se encontraba.

Tamaki la notó aún deprimida y la preocupación carcomio aún más su corazón, mientras buscaba una forma de animarla.

Debes estar cansada... —murmuró con una pizca de timidez, mientras que con delicadeza llevaba una mano al hombro de su novia y la acercaba a él para que descansará su cabeza en su hombro—. ¿Quieres ir a casa?. Yo...puedo esperar por ti —susurró lo último con calidez mientras que notaba que por fin la joven levantaba la mirada y lo observaba.

Con aquellos hermosos orbes pincelados con colores semejantes a los que pintaban la luna en una oscura noche.

Estoy bien Tamaki, gracias —respondió con calma mientras unía sus manos y entrelazaba sus dedos con confianza.

El nombrado no se sintió muy conforme con su respuesta, pero decidió aceptarlo y confiar en ella.

Mientras reunía toda su valentía.

Para depositar un tímido y dulce.

Yo... siempre estaré contigo —dijo en un susurro.

Beso en sus rosados y acaramelados labios.

¿Quién iba a decir que un beso pudiera ser así?. Capaz de alterar el paisaje pincelado dentro de uno, alejando los pensamientos, borrando el dolor. Embriagando por completo de amor y con caricias dulces que hacen saltar el corazón.

Un beso, dulce y cálido.

Que pigmento aquellos orbes de luna y las hizo brillar, siendo envidiadas por las estrellas que conformaban el firmamento que comenzaban a pintar el cielo que con el pasar de la horas se había comenzado a oscurecer poco a poco.

Mientras que la Noche consolaba a su amada Luna. Y la cubría con su oscuridad.

El pitido de la máquina conectada al hombre de largos cabellos oscuros era lo único que se oía en medio de aquella blanca y deprimente habitación.

Mientras sentada junto a la camilla donde el héroe descansaba, se encontraba su pequeña hija con orbes de luna puestos en el cuerpo cubierto de vendas de su padre.

Oía el sonido de la máquina acompañado del suave respirar del heroe herido.

Ahhh....no puedes hacerme esto —un suspiró y un débil susurró escapó de los delgados labios de Tsuki, mientras una de sus manos se encontraba entrelaza con la de su padre.

Ahora se encontraba sola en medio de la habitación a la que habían transladado a su padre luego de atenderlo y decirle que ya se encontraba fuera de peligro.

Tamaki había vuelto a su casa hace ya unas horas, aunque él no deseaba dejar sola a su novia. Futōmeina había insistido que fuera a descansar y que lo vería al día siguiente en la U.A. y que no se preocupara que ahora su padre ya no corría peligro.

Así había quedado ella sola acompañando a su padre durante esa oscura noche.

No deberías estar fuera de casa a estas horas...

Una voz ronca la hizo levantar la mirada, y la sensación de que su mano era levemente apretada la hizo levantarse de la silla con rapidez y acercarse a la camilla. En donde se encontró con su padre por fin despierto, pero aún con un aspecto cansado.

Deberias ir a casa..

Siguió escuchando al héroe hablar como si no se encontrará en aquella situación.

Tsuki no había hablado desde que vio a su padre consciente, en cambio, sus pequeños orbes de luna no soportaron y perdieron su brillo dejando caer pequeñas estrellas fugaces.

Que empañaban su mirada, mojando sus mejillas y recorriendo su rostro hasta desaparecer en medio de la oscuridad.

Tsuki... —Aizawa la llamó al no recibir respuesta, pero guardó silencio al oír aquellos sollozos, comprendiendo que aquel hermoso rostro era pintado de puros sentimientos oscuros.

¿Por qué haces esto? —una triste pregunta salió de sus labios, callando a su padre quien tan solo pudo observarla por medio de las vendas que cubrían su rostro.

La pequeña Luna no pudo soportarlo y derrumbándose dejó caer su cabeza en la camilla cerca de la mano de del mayor.

¿Sabes que tan preocupada estaba, el miedo que tenía? —siguió hablando, mientras sollozos interrumpían sus palabras y sus manos se aferraban a las de su padre con temblor.

Aizawa oír el sollozo de su hija, mientras su cabeza se llenaba de viejos recuerdos. Recuerdos de una niña llorando en una fría y solitaria habitación.

Luego de haber perdido a sus padres.

¡Ya perdí a Mamá y Papá! ¡No quiero volver a perder a nadie! —siguió desahogando se la pequeña albina, mientras que el mayor solo se disponía a escucharla—. ¡Ahora ya no estoy sola, tengo a Mirio y Nejire, tengo a Tamaki y también a ti!

Mientras que, nuevamente su corazón...

Yo...tenia mucho miedo..

Temblaba de emoción...

No quiero perderte a ti también...

Y se derretía de cariño...

A ti no Oto-san...

Por aquella pequeña que se había convertido en su mundo entero.

Su hija...

¿Estas mejor?.

Preguntó Shouta mientras solo podía observar de forma borrosa a través de las vendas que cubrían su rostro la blanquecina cabellera de su hija, quien se encontraba recostada con la cabeza cerca de uno de sus manos, pero este no podía moverlas al tenerlas rotas. Estaba seguro que las tendrían que enyezar luego de supieran que ya se encontraba consciente.

Dejó sus pensamientos de lado al sentir a la albina levantarse y tallarse los ojos con una de sus manos mientras asentía con la cabeza a su pregunta.

Lo siento.. —susurró la menor ya más tranquila mientras desviaba la mirada a otro lugar.

Eraserhead solo podía mover sus ojos, mientras no dejaba de intentar ver a su hija.

Un suspiro salió de sus labios y cerró sus párpados mientras dejaba su rostro hacia arriba como si observara el techo de aquella habitación.

El que debería disculparme soy yo —habló luego de unos minutos llamando la atención de Tsuki—. Lo siento por no haber tenido cuidado y no haber pensado en como te sentirías si algo me sucedía.

La albina volteó a observar lo mientras lo escuchaba en silencio.

Pero no me arrepiento, ya que protegerlos era algo que haría sin pensarlo dos veces —siguió hablando al recordar que también sus alumnos habían estado en peligro.

Escuchó a la menor suspirar, comprendiendo que ella había entendido sus palabras y las había aceptado sin dudar. Después de todo se encontraba estudiando para ser un héroe como él.

No soy muy bueno con las palabras y lo sabes —se quejó el héroe malumorado, mientras oía la suave risa de su adorada hija,  logrando que el también sonriera y volviera a intentar mirarla.

Con todo el afecto que le tenía.

Pero quiero decirte que yo nunca pensé dejarte sola.

A su pequeña Luna.

Porque eres lo más valioso que tengo.

Su pequeña hija..

Porque eres mi hija...

Luego de que los sentimientos caóticos se calmaran y todo estuviera más tranquilo.

Padre e hija se encontraban hablando con naturalidad en medio de aquella habitación que ahora en vez de melancólica había sido coloreada de una suave y cómoda calidez familiar.

Hasta que una pregunta de parte del héroe Eraserhead destruyó por completo aquel cálido ambiente.

¿Qué es eso de también tienes a Amajiki? —soltó de repente el hombre, mientras solo podía voltear un poco la cabeza y ver a través de las vendas directamente a su hija quien sufrió de un pequeño sobresalto.

Tsuki tragó saliva con nervios al recordar las palabras que había dicho antes cuando se encontraba con sus sentimientos a flor de piel.

Yo... Tama... Tamaki-kun es alguien muy importante como Mirio y Nejire —habló con rapidez agradeciendo también haber mencionado a sus dos amigos—. Ellos tres son mis amigos..

Aizawa al oír a su hija responder su pregunta no pudo evitar fruncir las cejas por debajo de las vendas que cubrían su rostro. Mientras que por otro lado, la pequeña Luna agradecía no poder ver el terrorífico gesto que su padre podría estar teniendo en ese momento.

¿Es así? —habló el héroe en un tono serio lamentándose no poder observar con detalle los gestos de su hija, para averiguar si ocultaba algo o no.

Sí, Oto-san —respondió con rapidez la albina creyendo que su padre no había notado lo nerviosa que se encontraba.

Aunque sabía que estaba mal no decirle la verdad en ese momento, quería contarselo cuando se encontrara mejor y segura de que no colgaría a su pareja de un árbol.

Entonces, ¿por qué Yamada llegó a casa un día gritando que había ocurrido un eclipse? —dijo de repente repitiendo la dramática forma en que el héroe rubio había gritado con su kosei. Mientras que al mismo tiempo recordaba cuanto le había costado en entender esa referencia.

Y así, esas esperanzas que había tenido en su interior, muy pronto fueron evaporadas luego de las palabras de su padre.

Pues si, su querido tío Hizashi había hecho su papel de tía chismosa y fue a contarle a su padre que su amada hija había conseguido novio.

Y en ese momento la pequeña Luna supo que no se salvaría sin importar que tan herido estuviera su padre.

Mientras que en otro lugar, en una habitación de tonos masculinos.

El pobre Amajiki se encontraba durmiendo y teniendo de repente una pesadilla.

Recuerda no mover tus brazos ni hacer ningún sobreesfuerzo, Recovery Girl-san dijo que debías tener cuidado...

Aizawa se encontraba parado frente a la enorme puerta de la clase 1-A, escuchando como su hija le recordaba con total seriedad las palabras de heroína juvenil Recovery Girl.

Estaré bien, no te preocupes y ve a tu salón, las clases están por comenzar —la interrumpió el héroe profesional mientras soltaba un suspiro algo irritado por no poder moverse con tanta facilidad.

Futōmeina suspiró rendida mientras recordaba lo terco que podía ser su padre, pues ella había intentado que se quedara en el hospital cumpliendo con el reposo que le habían dicho.

Pero no lo logró y ahora se encontraba junto a él luego de decidir acompañarlo hasta su salón de clases.

Sigo creyendo que debías quedarte a descansar... —murmuró algo preocupada pero un grito la interrumpio.

¡Chicos, las clases ya están por empezar! —una voz masculina se escuchó desde el salón de clases—. ¡Dejen de hablar y tomen sus asientos!.

Tsuki guardó silencio mientras sonreía algo divertida al notar la energía que al parecer tenía la clase 1-A.

¿Sabes quién será nuestro profesor de hoy?.

Escuchó como preguntaba está vez una voz femenina y así los estudiantes de primer año siguieron hablando entre ellos.

De acuerdo, me iré Oto-san —habló la albina volvió a observar a su padre quien también dejó su atención a ella—. Por favor cuídate.

El mayor solo asintió con la cabeza mientras sentía como su hija se despedía de el con un beso en la mejilla y se macharchaba.

Shouta la vio irse hasta desaparecer del pasillo.

Mientras que una sonrisa pintaba sus labios bajo las vendas.

¿Que haría sin ti pequeña?.

Y su corazón se suavizaba nuevamente...

Por aquella pequeña Luna...

Como la vez en que decidió...

No dejarla nunca más sola

¿No dormiste bien anoche Tamaki?.

Mientras en otro lugar, los tres amigos se encontraban en sus lugares esperando a la albina, mientras que tanto el rubio como la peliceleste observaban con curiosidad a su tímido amigo.

Quien intentaba no caer dormido en la mesada de su asiento.

No es nada...—respondió con una diminuta sonrisa, mientras volvía a dejar sus oscuros orbes en la entrada del salón esperando que su novia llegará—. Sólo tuve una pesadilla anoche.

A Nejire le parecía divertido las graciosas expresiones que su amigo ponía cada vez que se encontraba nervioso, es por eso que decidió gastarle una broma.

Pero quién hubiera pensado..

¿Acaso soñaste con Aizawa-sensei? —dijo con burla escuchando la risa divertida de Mirio detrás suyo, pero su sonrisa desapareció al notar como el pobre chico frente a ella perdía el color de su rostro y quedaba como si hubiera recordado algo que le causaba mucho temor.

Que la joven curiosa había acertado...

¿Tamaki, qué sucede? —la voz de la joven albina llamó la atención de sus amigos al ver como se acercaba a su pareja y lo observó con curiosidad al verlo de ese modo.

Y que aquella pesadilla que había atormentado al pobre Amajiki.

¿Era acaso, una mal presagio?

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