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Tercer paso: Las chicas necesitabamos un poco de diversión. Así que si quieres olvidar tu trago amargo por un rato, tendrás que ser una jugadora; a los chicos les encanta.
Me encontraba ahí, con unos de mis mejores vestidos y con un trago en mano que parecía contener una clase de bebida extraña.
Las chicas me habían convencido de salir después de unos muy largos meses en los que siquiera me había preocupado por mi aspecto y durante los últimos tres días se encargaron de teñir mi cabello, comprar nueva ropa para mí y hacer planes para futuros eventos a los que asistíamos todas juntas.
Me parecía algo muy dulce de su parte, apesar de algunas veces sentirme un poco extraña por las muestras de cariño que me demostraban muy a menudo. Sus abrazos largos, las palabras bonitas a mi oído, todas aquellas charlas de madrugada, sus caricias en mi cabello y todas las miradas intensas que de vez en cuando me mandaban, era algo que me daba una especie de escalofríos satisfactorios.
Pero era normal, después de todo eran mis amigas, ¿no?
Un chico del otro lado de la barra me sonrió con coquetería, por lo que sabía era uno de los amigos más allegados de Taehyung en un pasado. El chico siempre dió claras muestras de sentir algo más por mi persona y tal vez era momento de disfrutar un poco de la noche tan aburrida que estaba teniendo en aquel club nocturno.
Dejé de reír de inmediato (pues solía hacerlo siempre que estaba nerviosa) y con cautela tomé de aquel trago, mirándolo fijamente hasta que decidió que estando más cerca podría terminar con la tensión que se formó entre nosotros.
-Soy Namjoon-se presentó de repente.
Quise reír otra vez por su forma tan atropellada de decirlo y su aparentemente nerviosismo en la voz, pero sabía que lo arruinaría todo si me mostraba divertida.
Mostrarse sensual es lo que Lalisa puso como punto primordial para poder divertirme un poco. No la decepcionaría.
-Lo sé muy bien. Sería una tonta si no conociera al maravilloso, Kim Namjoon, dah.
No comprendí en que momento nuestros cuerpos se encontraban tan cerca como para poder observar el brillo especial que sus ojos tenían al mirarme ahí, por fin soltera y en busca de un poco de diversión, pero lo aproveché al máximo para tener cerca mi mano de su nuca y jalar de sus cabellos para obtener al fin contacto con sus bonitos labios; en un beso hambriento que calmó un poco de mi sed.
El ambiente siendo perfecto para comenzar el juego que este bello chico estaba dispuesto a jugar.
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