10 Lengua negra.

Mi cráneo se destroza por cada rincón de tu cerebro. (odio) Entiendo, no soy el hueso que quisiste, pero estamos a mano, yo quise un capa roja, y roja quedó mi piel al expulsar sangre.

Sabes?
No escupas piedras, hablando por tus pensamientos erróneos que obtuve la misma felicidad que tus inventos, que mi complejo de inferioridad estando años luz de opinar lo mismo, hijo de-Punta a punta, el frío del café, ya no hay pared, (golpes) ya no hay quién me afecte, quién me vea con piel rota por debajo de mis uñas arder. (dolor) Recordándome los colores drogados, adormeciéndome los ojos, asfixiando mis pulmones, nublándome la mente, golpeando con barrotes mis errores, mientras sale cloro por mis oídos, quemando mis pensamientos. (enciérrenme) Pero, está bien, pudriendo sus tajadas con agua y jabón, lavando la conciencia, ganarse la vida con desechos mal vividas, con mentiras y engaños, sin ningún sentido. Se siente perdido en épocas de mentes chatas, de mentes superficiales, sin profundidad en gargantas de cabezas cortadas. El retoño vil pasa con cara de que te espero a la salida (me golpea mi, yo), con una sonrisa fingida, con una mirada vacía; Cara torcida, enfermo de conciencia, tu vida es un pañuelo sucio, un pañuelo desechable, de lado a la prostituta que le brinda placer en cama de concreto recorrido. Su vida es un placer efímero, un momento de dicha, sin comodidad, sin cariño, sin nada (nada). Tal vez, sea un asesino en asunto del corazón, un misil de palabras ardientes, que queman sin piedad en saladas lágrimas. No puedo y no quiero brotes en mi vida, no quiero ilusiones figurativas que se desvanezcan como el humo en mi pipa. Mi billetera está gastada, madrugada con sueño, muerto en vida, por momentos de angustia e ira contenibles de radiación. Gracias, por nada: Gracias, por la indiferencia que hiere, gracias por haber metido la pata en la zanga equivocada, una y otra vez, sin remedio a la enfermedad placentera. “Papá, desde chico es adicto a las vaginas” Escusa barata de una película pirata, para justificar el abandono, tu olvido a números telefónico colgantes de torso. Después de sangre y moretones, no miento, estar solo me asusta, me aterra la soledad, y a la vez, la amo, tengo sexo con ella. Todos los espejos reflejan el rostro del animal que odio, la bestia que me ha destrozado físicamente y mentalmente (no conozco el perdón). Pero, tú, tu parte yace en el basurero donde pertenece, siendo hogar para ratas inmundas, donde se desecha lo que no sirve, lo que no tiene valor, lo que no tiene nombre. Hablo de cosas que no tengo palabras para nombrar. ¿Es eso un error? Pero que más da, que más importa. No es mi culpa, cerdo, que no puedas escalar por mi montaña colosal, que no puedas cruzar el abismo que me separa de tu mediocridad, de tu ignorancia. Te jode que me tome todo con una simple sonrisa (estallido), con una mirada distraída, con un suspiro de cuerdas y cuchillos sobre mis manos. El ingenio me resguarda, (me pierdo en la ira) me protege, permitiéndome ver más allá de tu estupidez humana. Estoy en mi órbita, creando mi propio universo paralelo, mi propio mundo sin inmundicias. Te explico, recibo motivación de mi propia sangre invernal, de mi círculo vicioso, de mi dolor y mi caparazón. Cortas las ideas buenas que aún quedan en mí, cortas la vida que intento reconstruir. Tengo tierra en la masa, le meto velocidad a mi existencia antes de sucumbir en la depresión, el accidente o enfermedad que me consuma. Entonces, ¿dime como sentirme en mi propio infierno? ¿Dime como vivir una vida “perfecta”? Si no tienes nada bueno que decir, si no tienes nada bueno que expresar, hombre, mejor calla.

Cósete la boca.


Otep

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