Línea tras, línea tras, línea tras.

Encerrado en mi poesía
en la matrices bidimensionales de la realidad
de vuelta tirado en la fantaseada escapatoria
como una bolsa llena de rocas flotando hacía el cielo tapado
estoy, pero en modo despertador
parado a un lado del poste de la paranoia
esperando el bus del nunca jamás

Asteria
empiezan las batallas en mi cabeza
la normalidad y simpleza
de una mente trastornada con tinte derramada
y no aguanto las salivas amargas
agridulce
bajando por mi garganta por las mañanas

Picazones
me rasco las venas
mis líneas teñidas de rojo encarnado
usando maneras sutiles de la fuerza bruta
contra mi propio ser aplastado y simulado
montando pensamientos en ideas pasadas
en el suelo de algún rincón observante
analizando más de una vez cortarme las venas

Dicen
“dios, ayuda al que madruga”
tu neblina divina
de tus pastores con voces pastosas
inyectan el insumo
que la densidad de tus mañana
traspasa mi vida sin palabras estalladas

Bailo
cuando despierta mi locura
me tocan el hombro para sacarme
del trance de no querer ver tu cara sonriente
amarga
vacía

No sé cómo sentirme

Dicen
la venganza nunca es buena
que mata el alma y la envenena
¿estás opinando?
entumecido mantengo mi rabia e ira
mostrándote sonrisas con el odio arriba
enseñándote cómo ser una buena persona
para que sacudas tus manos e intentes repasar el pasado
enfermo
olvidado
con una vida comprada
viviéndola barata

Las malas lenguas
también dicen que tiene sabor a
dulce de leche

Necesito un cambio urgente
por argumentar pensamientos desalmados
intenté contactarme con mi yo interno
pero me dejo en visto
como aquella obstinada mirada
ligera
como pluma
elevándome
en los huecos del techo
con sombras de la luna

Me pierdo en la escritura
jugando con el espejo
al que se ríe primero
pierde

Sybyr