𝟐𝟗 ☾
Sus hebras lisas eran como el tono del sol, brillantes y llenos de vida, que caían como una cascada de oro puro sobre sus hombros y llegaban hasta su cintura acariciandolas.
Haciendo contraste con aquellas dos piedras preciosas de oro que tenía como ojos, brillosos y cautivantes.
Cautivante como el sol.
Así era Kagayaku Taiyō.
Quién se encontraba frente a él, con las manos en su pecho y la mirada en el suelo.
—¡Me gustas Tamaki-kun! —confesó con una lluvia de emociones pintando esas palabras, mientras aquellos ojos dorados como el sol se quedaban en el joven al que había confesado sus sentimientos.
El nombrado no pudo evitar demostrar sorpresa, con su piel erizandose por completo.
Y un amargo sabor instalándose en su garganta.
Recordaba cuanto había imaginado ese momento, cuando aún se encontraba confundido con sus emociones, cuando aún estaba ilusionado con el sol.
Pero ahora, era diferente.
Había pasado tantas cosas, había sentido tantas emociones nuevas y únicas, y todo aquello tenían algo en común. Que todo había sido junto a aquella muchacha de cabellos blancos, de aquellos dos orbes lunares brillantes, como una Luna llena sin estrellas.
Se había dado cuenta que ella, era el núcleo de sus emociones y sus sentimientos.
Y también, la persona que en verdad quería.
—Ta...tamaki —la femenina voz de la rubia llegó hasta los oídos del joven, quien parpadeó perdido.
Amajiki desvió la mirada con nervios y temor, pues no sabía cómo actuar en aquella situación. Observó el suelo con su mente hecho un desastre.
—Yo... —tartamudeo mientras sus mejillas se encontraban rojas de nervios, y sentía la mirada de la estudiante a héroe en él.
—¡Se....se que tú también sientes lo mismo! —murmuró Taiyō sonrojada, mientras se acercaba y unía sus manos para luego sonreír con ilusión—. Siempre....actuabas nervioso junto a mi.... Es porque correspondes a mis emociones, ¿no es así? —preguntó mientras cazaba la mirada del chico de cabellos oscuros—. Es así...
«
—¿Es así Tamaki-kun...?
»
El joven levantó la mirada al instante al sentir aquella voz en su mente, encontrándose con la mirada ilusionada de la rubia, que pronto se convirtió en confusión al sentir como el aspirante a héroe se alejaba y desunía sus manos. Notando también su mirada incomoda y esquivante.
—¿Acaso no es así? –murmuró en un susurró la rubia esperando respuesta.
Mientras el joven aún oía aquella voz similar a la de la Luna, comenzando a creer que se volvía loco en ese momento.
Pero por más que intentaba no podía sacársela de la cabeza.
Pues después de todo....
—Yo....lo..lo siento —susurró arrepentido por no haberse dado cuenta de sus sentimientos desde hace tiempo, porque si lo hubiera hecho desde el principio, no le hubiera dado falsas ilusiones al brillante Sol—. No...puedo hacerlo...
La Luna ya había iluminado su corazón...
Kagayaku no podía salir de la sorpresa, se había equivocado.
—¿Por qué? —murmuró la rubia en susurro observando el suelo—. ¿Cuál es la razón de que.... —dijo nerviosa mientras volvía a observarlo, notando como desviaba la mirada y sus mejillas se teñian de carmín intenso.
Aquello la sorprendió, pues nunca lo había visto así, ni siquiera estando junto a ella.
—No hay una razón...mas bien... —susurró en tratamudeos el joven de orbes oscuros, pero seguro de sus siguientes palabras—. Hay....alguien más... Taiyō....
La nombrada dió un paso atrás sin querer escuchar las últimas palabras, mientras notaba como el muchacho bajaba la cabeza por unos minutos pero la volvía a elevar, demostrando en su mirada negra como la noche, un brillo especial, y sumamente intenso.
—A mi....me...me gusta Tsuki —murmuró Tamaki sin bajar la mirada y demostrar duda, mientras su pecho vibraba ante aquellas palabras que desde hace días habían estado trabadas en su garganta.
Palabras que dieron fin a su confusión de emociones y dieron inicio a nuevas sensaciones.
Un suspiró salió de sus labios en el momento en que esa escena llegó de nuevo a su mente, llevó una mano a sus desordenados cabellos y los revolvió aún más.
Nervioso por los sucesos del día anterior, la repentina declaración del Sol y el distanciamiento de la Luna.
—¡Tamaki!...
Dió un sobresalto al oír la voz de su mejor amigo, quien se encontraba frente a su pupitre observándolo con curiosidad y cierta preocupación.
—Mi..Mirio —murmuró ya en sí, mientras notaba como la mayoría de sus compañeros se dirigían al exterior para disfrutar del tiempo libre.
Y además, de su último día como alumnos del segundo año de la Clase 2-A.
Togata suspiró comprensivo, sabiendo el estado depresivo de su amigo desde el día anterior, en donde había sucedido el malentendido con Tsuki. Quería ayudarlo, hasta habían ideado un plan para lograr que ambos pudieran encontrarse y solucionar aquel malentendido.
Pero sucedió algo que no tuvieron en cuenta.
Y eso fue la práctica sorpresa que Present Mic les había preparado, junto a las otras clases del segundo año. Una práctica que consistía en entrenamientos separados, es decir, chicas por un lado y ellos por otro.
Al parecer la suerte no se encontraba de su lado
—Vayamos a almorzar —murmuró el rubio con una pequeña sonrisa mientras guiaba a su mejor amigo.
Amajiki siguió a su rubio amigo, con la esperanza de poder tener, aunque sea una diminuta oportunidad de poder hablar con su querida Luna.
El joven sentía la desesperación carcomer todo en su interior, mientras se daba cuenta de lo diferente que era ahora.
En cómo el conquilleo recorría su cuerpo en el momento de pensar en ella, en cómo su corazón latía alocadamente al oír su nombre, y en cómo su mente se nublaba al verla.
Porque esa era la situación, y el ya lo había había aceptado.
Aceptando que había quedado embelesado por la Luna.
Y había sido completamente Eclipsado.
—¡Hasta el próximo año!.
Los murmullos y risas de los estudiantes se escuchaban en la salida de la Yūei. Pues el último día de clases había llegado a su fin.
Dejando a los aspirantes a héroes con deseos y nervios al pensar en el siguiente año, que sería el último.
—¿Una reunion del consejo estudiantil? —habló Mirio pensativo, mientras observaba las afueras de la Academia algo desilusionado, como si esperara a alguien.
—Eso me dijo Tsuki-chan, que se quedaría a ayudar a Uteki-san ya que el vicepresidente faltó —explicó Nejire con seriedad mientras observaba a sus dos amigos, más al tímido muchacho de cabellos oscuros.
Togata también lo observó de reojo y suspiró.
—Lo intentaremos el día que viene —murmuró tratando de animarlo con una diminuta sonrisa.
Su amiga de cabellos celeste cielo asintió decidida mientras levantaba el puño al aire disiendo que esa vez no fallarian.
—De...de acuerdo —murmuró Tamaki algo vacilante mientras se despedía de sus amigos y se dirigía hacia su casa.
Mientras que desde atrás, los dos amigos lo observaban marcharse, preocupados por lo apagado que se encontraba el joven de orejas puntiagudas.
Luego de haber llegado a su casa y cambiarse, Amajiki se encontraba tumbado en su habitación, observando el techo.
—Tsuki-chan -—susurró, mientras lanzaba un suspiró agotador y tapaba su rostro con su brazo.
Se sentía nervioso y frustrado por no poder hablarle y sobre todo explicarle.
Las sensaciones que sufría eran casi indescriptibles, como aquella piedra en su garganta y en su corazón. Como el hielo que recorría su sangre, enfriando su cuerpo y su alma.
Como aquel cosquilleo en sus ojos.
Y sobre todo, aquel peso en su pecho, que no podía espacar de su pecho, por no poder expresar sus emociones.
Por no poder confesarse....
—Tsk... —chasqueó la lengua abatido mientras volvía a soltar un suspiró.
Hasta que el toqueteo en la puerta lo hizo abrir los ojos para después tallarselos
—¿Tamaki, ya volviste? —la voz de su madre se escuchó mientras se asomaba en la puerta semiabierta.
El nombrado observó a su madre con una pequeña sonrisa y asintiendo se levantó de su cama.
—¿Sucede algo? —volvió a preguntar su madre notando el cambio en su hijo, se adentro totalmente y observó a su hijo con atención—. ¿Sucedió algo en la Academia?.
Amajiki suspiró y sonrió aún más, enternecido por su adorada progenitora.
—No...todo fue bien —explicó mientras sentía como su madre se sentaba junto a él a los pies de su cama, por lo que volteó a verla con curiosidad por su acción.
Amajiki Akame se encontraba observándolo con una amorosa sonrisa y unos ojos melancólicos pero también dulces.
—Te pareces mucho a tu padre —murmuró la mujer, sorprendiendo aún más al joven—. Tan nervioso y demostrativo —dijo soltando una pequeña risa divertida al recordar a su amado esposo y lo muy parecido que era a su hijo—. Recuerdo que una vez también se veía así, como tu. Afligido y desesperado, como si no pudiera callar o guardar más algo y quiciera dejarlo salir, pero no sabía cómo.
Tamaki oía atentamente a su madre, pues sabia que los recuerdos de su padre eran escasos, tanto que casi llegaban a ser nada. Su progenitora solía hablarle sobre él, pero nunca lo había hecho con el mismo sentimiento que con que lo describía en ese momento.
—¿Y pudo lograrlo? —preguntó el aspirante a héroe como curiosidad, pero su pregunta fue contestada de otra manera.
—A lo que quiero llegar cariño, es que no importa que tan difícil sea la situación. Siempre debes intentarlo hasta lograr lo que desees —murmuró con una sonrisa mientras acariciaba el cabello de su hijo con cariño–. No debes deprimirte, si no lo conseguiste hoy...inténtalo de nuevo, después de todo... —besó su frente y se alejó saliendo de la habitación, no sin antes regalarle una hermosa sonrisa—. El día aún no termina...
Y se fue, dejando a su hijo con un extraño e intenso sentimiento, que no pudo dejar pasar.
La mujer ahora se encontraba en la cocina preparando la cena. Hasta que escuchó el paso apresurado de su hijo en la escaleras bajando con rapidez, diriguiendose hacia la entrada de la casa para salir corriendo quien sabe donde.
Akame sonrió enternecida para luego soltar un suspiró.
—¿Si tu padre lo logró? —susurró la mujer de cabellos oscuros con una dulce sonrisa mientras observaba el anillo en su dedo anular—. Pues sí, si lo hizo.
❝La Luna nos enseña.. ❞
El viento fresco había azotado el lugar, dando por llegado la fría noche, mientras que el Sol se despedía y daba paso a las estrellas y sobre todo a la Luna.
Pero aquello no era importante, pues para el joven Amajiki sólo importaba una cosa, que era llegar a tiempo. Había alcanzado el metro y luego de haberse bajado no paró de correr por las calles de camino a la U.A.
—Por favor —en su mente se repetía aquellas palabras, mientras el deseo cosquilleaba en su corazón, haciéndolo latir al limite.
Al doblar la última esquina se detuvo por unos minutos, con la respiración acelerada y su sangre recorriendo sus venas con rapidez. Se sujetó de una columna cerca de él, cerrando los ojos y tratando de controlar los latidos de su corazón.
Que se aceleraban no por la carrera que hacía tenido, sino por las emociones que se encontraba soportando. Avanzó con lentitud llegando a tener un vista lejana de la entrada de la academia, en donde pudo divisar a dos personas saliendo de la Yūei.
❝Que las cosas más bellas e interesantes... ❞
Suspiró aliviado, pues lo había logrado.
Reconocería aquella cabellera blanca como la pura nieve, que brillaba con la luz de la luna. Allí estaba ella, siendo acompañada por el joven de cabellos de atardecer.
Tamaki se detuvo por un momento, dudando si ir junto a ella.
¿Le permitiría explicárselo?. Y luego de hacerlo que, ¿se confesaria?.
Aquellas preguntas eran las que, en forma de dagas perforaban en su mente, taladrando y dejando dudas en todo su ser.
Como los momentos en donde la mente y el corazón discuten, para ver quién tiene razón, y la incertidumbre consume el alma, mientras la toma de decisión se vuelve la más complicada acción.
❝ Siempre...❞
Ese momento era uno de ellos.
Pero como ese tipo de momentos, las emociones siempre están presentes para guiar a uno. Así como para darle el coraje de intentarlo una vez más, con un suave empujón para que de el primer paso.
Y diga la primera palabra.
—¡Tsuki!...
Para que conseguir lo que su corazón anhela.
❝Son la más difíciles de alcanzar❞
—¡Tsuki!...
Su cuerpo no pudo evitar sentir un cosquilleo al oír su nombre y sobre todo de aquella voz.
La albina volteó hacia el lado derecho, se encontraba sola pues el presidente había sido llevado por una alumna de ojos violetas, diciendo que había otro tema que sólo los presidentes debían hablar.
Así que se encontraba ella sola, frente a él, quien se había acercado.
Hasta quedar frente a frente.
Como si fueran la Luna y la Noche.
—Tsuki —volvió a pronunciar el muchacho mientras tragaba nervioso, pero aún así eliminaba la distancia hasta quedar a tan solo unos centímetros de ella.
La nombrada lo observó sin comprender el porque de su presencia en ese lugar, según recordaba el y sus dos amigos se habían marchado a sus casa unas horas atrás.
—Tamaki-kun, ¿que sucedió? —habló curiosa mientras también se acercaba a él, al verlo temblar un poco.
—Yo debo....explicarte... —susurró el joven a punto de sufrir un ataque de nervios.
Aquello fue suficiente para que la pequeña Luna comprendiera, y de nuevo las palabras que había oído el día anterior llegaban a su cabeza como demonios tratando de dañarla.
Suspiró y se alejó del aspirante a héroe.
—No quiero hablar de eso Tamaki, en verdad....en verdad no quiero saberlo —susurró lo último cerrando sus ojos exhausta.
Quizás Futōmeina si era una persona fuerte, inteligente y talentosa. Pero como todo lo bueno.
También tiene un límite.
—¡Espera...! —murmuró Tamaki con temor, pues no podía perder aquella oportunidad, por lo cual al verla voltearse para irse, se apresuró y la sujetó de la mano, haciendola voltearse.
Y...
—No...
Quedar frente a él.
—-No voy a volver a dejarte ir...
❝La Luna... ❞
El silencio de la noche los abrazaba y el frío los acariciaba. Pero lo que no podían hacer, era interrumpirlos.
—Yo...nunca fui bueno...haciendo amigos —susurró el joven mientras de forma silenciosa entrelazaba sus manos, sintiendo aquel cosquilleo que desde hace mucho había anhelado volver a sentir—. Hasta que conocí a Mirio, él....en el momento en que me habló era brillante, deslumbrante. Casi como el mismo sol...
Su voz sonaba suave mientras la brisa nocturna acariciaba sus hebras oscuras como la noche misma.
—Eso me motivo a seguir mi sueño, y quizás algún día ser.... —bajo la mirada—. Como él..
Tsuki observaba atentamente al joven frente a ella.
—Tamaki... —murmuró intentando hablar pero él la volvió a interrumpir.
—Kagayaku-san....era —susurró con algo de nerviosismo en sus palabras—. De igual forma, brillante....y cálida como el sol. Y yo...
La albina notó su actitud nerviosa intensificarse. Por lo que se acercó aún más colocando su mano libre en su hombro.
—Tamaki, no tienes que explicarmelo —murmuró con suavidad y una dulce sonrisa.
Pero Amajiki se había decidido en no dar marcha atrás, ya no dudaría más.
—Ella....ella era todo lo que soñé ser desde pequeño,.. —suspiró y reforzó el agarre de sus manos—. Kagayaku es resplandeciente, alguien de energía notable y personalidad atrayente. Como el sol en el día.... Muy...muy reconfortante.
Dejó su mirada en la albina, perdiéndose en las pequeñas lunas de su mirada.
—Pero el Sol...no puede compararse con la Luna...
❝Es el reflejo de tu corazón...❞
Tsuki sintió sus mejilla calientes al oírlo, mientras su corazón palpitaba con rapidez. Y sentía sus manos ser acariciadas y ser cubiertas por el cosquilleo que además recorría todo su cuerpo hasta instalarse en su corazón.
—Pues ella, es brillante, calidad y también bonita —murmuro sin tartamuedos, mientras una sonrisa tímida pintaba sus labios—. Es cautivante, con tan sólo su tenue brillo. Y es única, con la calidez que emana.
Reforzó el agarre de sus manos con miedo a que se alejara.
—Y yo —susurró mientras sus mejillas se teñian de carmín, todo bajo la atenta mirada de Futōmeina.
❝Y la luz de la luna❞
Tamaki suspiró y en sus labios se dibujó una encantadora y delicada sonrisa. Mientras las emociones se abrían paso desde el centro de su corazón y salían libres en su máximo explendor.
El joven llevó su mano libre a la de ella y también las entrelazó, con la misma delicadeza y cariño.
❝Es el brillo de mi amor...❞
—Fui eclipsado por ella...
¿Conocen el sentimiento de flotar en la nada?.
O ¿qué el cuerpo no pesara nada?.
Pues así se sentía él, como si se hubiera sacado una piedra del pecho y su sangre se hubiera descongelado. Conviertendose en lava ardiente que recorría su cuerpo y aceleraba sus latidos.
Lo había hecho, se había confesado
Pero...
¿Qué significaba el silencio que recibió a cambio?...
Además, el cosquilleo en una de sus manos había desaparecido, luego de haber sido soltada por Tsuki.
—Di algo.... —pensaba con desesperación mientras no se animaba a abrir sus ojos que los había cerrado en el momento de confesar sus sentimientos.
—Por favor....
—No te alejes...
❝ Cuando ames... ❞
Se dice que las acciones valen más que mil palabras y más que mil acciones vale más un rose..
Y la union de dos corazones en el momento de entonces...
Y ese rose fue especial, pues era lo que ambos labios deseaban realizar.
❝Ama como lo hace la Luna...❞
Un pequeño rose, una diminuta sensacion. Y un sentimiento nuevo abarcó su corazón.
Convirtiéndose en un beso lleno de emoción. Que con la calidez de las caricias su dulzor fue aún mayor.
Pero los minutos fueron cortos, y la unión igual. Y ambos labios se tuvieron que separar
❝Quién no roba la noche.. ❞
Con la respiración perdida y la piel erizada, ambos quedaron con más deseos de que perdurará.
Pero como en todo beso robado, el tiempo es diminuto, y tan solo queda la dulzura, que endulza la noche y elimina el frío. Dejando el calor que a ambos había poseído.
Que fue acompañado con una frase que aumentó aún más la dulzura de la noche.
—También me gustas Tamaki...
❝Sino que revela los encantos de su oscuridad.❞
Y la convirtió en una dulzura nocturna...
Nota de la Autora:
Oh por Dios!.
Tres semanas escribiendo un capítulo, leyendo narraciones, buscando frases y sinónimos.
No se que decir la verdad, estoy procesando lo que yo misma escribí jaja.
De lo que sí quiero hablar es de dos cosas. La primera es que en verdad hemos llegado a los 10k de votos!!.
Es que no puedo creerlo aun, nunca lo había imaginado ni en mis más locos sueños. De verdad, muchas gracias por hacer esto posible.
Muchas gracias por seguir esta historia.
También quería mostrar un nuevo dibujo, hecho por Suneater26, muchas gracias por dibujar a Tsuki!.
Lo ame!.
Ahora la segunda cosa es que.....ya nos acercamos al final, —si luego de muchos capítulos—. Antes que nada no se alarmen por favor, explicaré todo en el siguiente capítulo —sin nada más que decir—.
Quiero comentar que este....
Es el penúltimo capítulo de este libro ^^...
Eso es todo gracias por leer!
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