𝟐𝟔 ☾

¿Mirio-kun?

Observaba a su mejor amigo mirar por la ventana de uno de su salón hubicado en uno de los pisos superiores de la Academia, en donde se encontraban las instalaciones de las clases del segundo año.

Oi Mirio.. —volvió a llamarlo la albina pero su amigo ni se movía, seguía con su cabeza un poco fuera de la ventana y con sus profundo ojos azules fijos en un punto.

Futōmeina suspiró extrañada por el comportamiento de su compañero así que decidió acercarse y sacarlo del transe en que se encontraba de una vez por todas.

¡Mirio! —habló esta vez en un tono más elevado y sujetándolo de un hombro, logrando que el rubio se sobresaltara un poco y volteara a verla—. ¿Estas bien?, te he estado llamando y no parecías oír nada.

El nombrado notó la preocupación de su mejor amiga y rápidamente se dispuso a negar con una cálida sonrisa.

Estoy bien, tan solo observaba algo —contestó con tranquilidad, antes de darle una ojeada al su salón de clase notando que tan sólo se encontraban ellos dos—. ¿Ehh, donde están los demás?.

Togata observó a su compañera suspirar divertida.

Es lo que trataba de decirte, la hora del almuerzo a llegado, Nejire y Tamaki han ido a la cafetería para guardarnos una mesa —explicó la de ojos similares a pequeñas lunas ante la mirada curiosa de su amigo—. Debemos ir rápido, ya han pasado varios minutos desde el inicio del tiempo libre.

El rubio abrió los ojos exaltado y agarrando de la mano de su compañera de clase comenzó a correr hacia la cafetería de Lunch-Rush. Pues no pensaba perderse el almuerzo, ni mucho menos morir de hambre  por haber espero al final del día para comer algo.

¡Vamos rápido Tsuki-chan! —dijo mientras salía por la puerta del salón con rapidez.

Pero antes de desaparecer por completo del salón, la albina observó por unos segundo hacia la ventana preguntándose.

¿Qué era lo que su amigo había observado por un largo tiempo?.

Mirio... ¿A don...dónde fue...Tsuki-chan?.

El nombrado tan solo dejó su comida por un minuto para observar a su mejor amigo, quien lo observaba con timidez y las mejillas ojos teñidas de carmín. El rubio había notado el extraño comportamiento del tímido estudiante, y como solía preguntar con frecuencia sobre su albina amiga o los efectos que producía en su persona al decir su nombre.

Dijo que esta vez comería con Kotaro-san y los demás, pues la habían invitado —respondió para luego volver a disgustar de su almuerzo que por suerte había conseguido.

El de cabellos oscuros agachó la mirada por unos minutos, hasta oír la voz de su curiosa amiga.

Ya la vi, esta con Uteki-san, Yikune-chan y otros compañeros más —habló Nejire señalando a su amiga con entusiasmo, pero fue detenida al ser regañada por el rubio, diciendo que era mal educación apuntar a las personas.

Amajiki entonces levantó la mirada y la posó en el otro grupo de estudiantes de segundo año de la clase 2-A, que se encontraban a unas cuantas mesas de ellos del lado izquierdo. Notó la cabellera albina con mechones grises de su amiga, cabellos que ahora, sobrepasaban su hombro por unos dos dedos.

La veía hablar con sus otros compañeros y reír por las ocurrencias de Kotaro, pero lo que más había notado era su constante comunicación con el joven de cabellos y ojos naranja.

Tamaki sin querer había puesto fuerza en sus palillos, que por suerte no se habían roto pero esa acción, sí había sido notada por su mejor amigo.

Fumei-chan y Uteki-san cada día pasan más tiempo juntos, ¿que será que sucede entre ellos?. ¿Estarán saliendo?. ¿O solo son buenos amigos?, ¿el cabello de Uteki-san es su color natural? —hablaba y hablaba la tierna muchacha de cabellos celeste cielo sin notar el agrio ambiente en su mesa.

Nejire-chan —la interrumpió Togata con una sonrisa divertida por la actitud de su amiga, sabía que no lo hacía apropósito pero mientras más hablaba de aquellos dos, más los pobres palillos de Tamaki sufrían las consecuencias—. ¿Qué no ibas a preguntar a Tsuki-chan si iría con nosotros al Cat Coffe esta tarde? —dijo como cambio de tema para que su amiga detuviera sus preguntas.

Hado al recordarlo se levantó al instante con un aura radiante a su alrededor.

¡Es cierto, iré a preguntárselo ahora! —entusiasta se despidió de sus amigos y corrió hacia la mesa en donde se encontraba su amiga.

En cuanto a ambos chicos, habían quedado en silencio por unos minutos, hasta que Mirio soltando un suspiró decidió hablar.

¿Cómo van las cosas con Kagayaku-san? —preguntó de repente, haciendo a su mejor amigo sobresaltarse.

Lo que sí sorprendió al rubio, fue que las mejillas de su compañero no se encontraba cubiertas de carmín como comúnmente se encontraban al oír el nombre de la rubia.

¿Ya le has expresado tus sentimientos? —preguntó con delicadeza para no causar ningún otro sobresalto en él.

Amajiki tan sólo negó con su cabeza con lentitud mientras sus cabellos oscuros cubrían sus tímidos orbes oscuros.

Togata volvió a suspirar y llevó su manos a sus cortos cabellos para desordenarlos un poco. No le gustaba que su amigo se encontrara tan confundido a cerca de sus emociones.

No sabes si lo que sientes es completamente verdadero, ¿no es así? —volvió a hablar con seguridad de sus palabras— ¿Es por Tsuki-chan?.

Y allí estaba..

El color carmín pincelando las mejillas del muchacho de nerviosa actitud.

Ahh, entonces estoy en lo cierto —murmuró divertido por los balbuceos que salían de los labios de su amigo al querer escusarse—. No diré nada, puedes estar tranquilo Tamaki.

Ayudó a tranquilizarlo mientras realizaba una seña de secreto y silencio.

El nombrado dejó caer su cabeza en la mesa mientras dejaba salir todo el aire que había retenido en sus pulmones, al oír a su mejor amigo hablarle de la pequeña Luna.

No diré nada, pero tampoco me gusta verte así Tamaki —dijo Mirio llamando de nuevo su atención, haciéndolo levantar tan solo un poco la vista para poder verlo, con su común mirar nervioso—. Recuerda lo que te dije, no eres el único que pude levantar la mirada y observar la Luna.

Aquello removió aún más el interior del joven de orejas puntiagudas, y apretujo su corazón. Sabía que su amigo no trataba de ser duro con él, tan solo era sincero. Ya se había dado cuenta, que existían otros que al parecer también disfrutaban del brillo tenue de la Luna y de su hermosa calidez.

Pero ¿que debía hacer?.

Aún no se encontraba seguro de lo que le sentía.

¿Acaso dejaría a su Sol, la chica que había observado desde el primer día de su estadía en la Yūei?.

No sabía aún las repuestas a esas preguntas.

O al menos.

Eso se decía a sí mismo.

¡Tu cabello es como el color del cielo Presidente!.

Aquella voz acompañado con una risa, llamó la atención de Amajiki, quien se encontraba pasando por los enormes arcos de la entrada de la Yūei. Volteó su mirada hacia la derecha, donde se encontró con cuatro estudiantes, dos jóvenes, uno de cabellera castaña y otro de tonos anaranjados.

Y dos muchachas, una de cabellos rubios de mechones cortos, y otro de hebras albinas.

Así que se iría con ellos.

¡Cállate Kotaro!.

Escuchó la voz del representante de su clase y luego las risas de las demás personas.

Y sus ojos no dejaron pasar el sonrojo de la mejillas de chico de ojos atardecer, que observaba a la pequeña Luna con timidez.

Al parecer Mirio tenía razón.

También existen otros que levantan la mirada.

Y posan su mirada en la Luna.

Nota de la Autora:
Al fin nuevo capítulo!.
Disculpen la tardanza y espero que lo disfruten.

También les dejo una imagen del personaje —que representa al tierno presidente de la clase—, editado con las facciones similares a como se vería el personaje.

Eso es todo que disfruten del capítulo!

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