𝟐𝟒 ☾
El sonido del frenar del autobús se escuchó, al igual que sus puertas automáticas abriéndose.
Las voces y risas de los jóvenes que comenzaban a bajar también se empezó a oír.
Y de ese modo muchos más autobuses deteniéndose y más estudiantes agrupandose frente al enorme edificio.
—¡Es enorme!.
La voz masculina e imperativa del muchacho de ojos azules y cabellos rubios llegó a los oídos de la albina, quien observaba al rededor a los demás estudiantes de distintas instituciones.
—¡Mira esos chicos!. ¿En qué curso estarán?, esa chica tiene el cabello rosa, ¿será pintura?. ¡Que curiosidad! —dijo Nejire con una sonrisa caminando junto a sus demás compañeros, mientras sus ojos brillaban de emoción.
Tsuki rió por sus preguntas extrañas y siguió con su camino, hasta oír el murmuró del chico tímido de orejas puntiagudas.
—Hay...mucha gente.... —murmuró Tamaki agachando su cabeza tratando de ocultarse detrás de su mejor amigo, quien lo observaba con curiosidad.
La albina también volteó a verlo, ella estaba a unos pasos más adelantes que Mirio y él, se encontraba junto a Nejire, se quedó viéndolo, con ganas de ir hacia el y sujetar su mano y regalarle una sonrisa.
Pero no podía.
Pues desde aquel día en que rechazó su compañía, había permanecido distante a él.
El de cabellos alborotados levantó la cabeza al sentir en el una mirada, su mirada se topó con aquellas dos lunas que sin poder admitirlo había extrañado que lo observarán.
Los orbes de noche de Tamaki saltaron de brillo al ver a la pequeña Luna observarlo, con la esperanza de que pudiera acercarse. Pero aquel brillo se esfumó al verla apartar la mirada al instante en que la suya se había entrelazado con la de ella.
—¿Fumei-chan? —Nejire observó a su amiga con confusión pero ella solo negó con una sonrisa.
—Vamos —habló la albina mientras todos los estudiantes de la Yūei se dirigían al interior del edificio para el inicio del los exámenes de licencia provisional de héroe.
—¡Bienvenidos al examen de licencia provisional!. Hoy deberán pasar una número de pruebas en las cuales los calificarán si están aptos para obtener la lincencia provisional de héroe —habló el hombre antes de toser de forma ruidosa—. Esta es una etapa más que deberán superar en su largo camino para ser verdaderamente héroes.
La albina oía las palabras motivadoras que el hombre de hebras claras y desordenadas decía, mientras que, en aquel gran salón todos los jóvenes aspirantes a héroes sentían en su interior la emoción por comenzar aumentaba.
—Héroes son aquellos que protegen a los demás, aquellos que darán cara al peligro —habló mientras observaba a todos los presentes desde la tarima—. Y para serlo deben esforzarse y estar dispuestos a atravesar muchos obstáculos, que sus ambiciones sean el producto de sus fuerzas y progresos. Y conviertanse —levantó una mano apuntando a los estudiantes de distantes instituciones—. En los héroes que desean ser.
La mayoría de los presentes comenzaron a aplaudir con emoción a dichas palabras. Mientras casi ya no aguantaban las ganas de que todo comenzará.
—Ahora demos inicio a la primera fase del examen —dijo luego de una tos el hombre, y la enorme pantalla detrás de él se encendió.
Los chicos antes alegres con el pensamiento de que las pruebas serían en medio del campo con pruebas riesgosas y emocionantes, estuvieron a punto de caerse hacia atrás al descubrir de que trataba la primera fase.
«Prueba Escrita»
Esas palabras estaba escritas en grandes letras en aquella pantalla.
—La primera fase representará el 30% de la calificación obtenida al final del examen —aquello sólo fue un puñal más para los pobres aspirantes a héroes, quienes tenían un aura deprimente sobre ellos—. Esfuercense... —dijo con un tono perezoso dando por terminado la ceremonia del inicio de los exámenes.
«—Explica la siguiente frase:
"La Turbación del héroe, es el peor enemigo de los heridos" »
Tsuki suspiró al leer las preguntas impresas en aquellla hoja blanca, eran unas 25 preguntas, conceptos y razonamientos en total.
Levantó la mirada con curiosidad por cómo le estaba yendo a sus demás compañeros, a unas cuantas filas más al frente pudo divisar a Uteki contestando las preguntas con suma tranquilidad, y a unas sillas de él a su mejor amiga, que en vez de estar concentrada en su examen, se la pasaba mirando a todos lados con curiosidad.
También descubrió a Mirio en su misma fila a unas sillas de ella, el rubio la descubrió observándolo y le sonrió como siempre, con un brillo radiante en sus gestos.
La albina correspondió y se dedicó a terminar su examen.
Mientras que el tímido muchacho de ojos oscuros observaba a sus dos amigos desde unas filas más atrás, notando las miradas que se había estado dando entre la Luna y el Sol.
No notó el agarre de su mano en el bolígrafo intensificarse, ni mucho menos el revoltijo que se había formado en su pecho. Amajiki suspiró confuso consigo mismo y sus emociones.
Y con esas dudas en su cabeza se dedicó también a completar su hoja de examen.
—¡Estas diciendo que del décimo ejercicio su respuesta no era D! —el grito de un chico aspirante a héroe se escuchó por los pasillos, fuera del salón en donde se había llevado a cabo el examen.
Futōmeina levantó la mirada curiosa por el gracioso momento entre ambos desconocidos, que al parecer pertenecían a la Academia Seiai.
—De dónde sacaste la idea de que una mascara es beneficiosa para la salvación de personas —habló al parecer su compañero con gestos tranquilos, mientras lo acuzaba con la mirada—. Eso es tonto.
Tsuki escuchó el grito de reclamo del otro muchacho, mientras se alejaba de aquel lugar y buscaba a sus amigos para esperar la segunda fase del examen.
Caminó por unos minutos hasta que descubrió a Nejire a unos metros de ella, junto a sus dos amigos, la de cabellos celeste se encontraba llamándola con la mano moviendola de un lado a otro.
—¡Fumei-chan, por aqui!.
La nombrada sonrió por la tierna actitud de su compañera y se acercó a ellos, para ser abrazada por la de ojos azules.
—¿Qué tal te ha ido, Tsuki-chan? —preguntó Togata con una sonrisa mientras se separaba de la pared en la cual se encontraba recostado con anterioridad—. ¡Verdad que estuvo muy sencilla!.
—Algo —respondió con una sonrisa calmada.
Tamaki observaba a sus dos amigos conversar de una forma muy especial, sonreían y se entendían a la perfección. Hasta llegaba a pensar que las palabras de su mejor amigo no habían sido verdaderas.
Pero no podría ser de esa forma, pues Mirio nunca lo mentiría, él sólo veía a Futōmeina como un ser muy cercano nada más.
Pero por qué aquella cercanía lo abrumaba y más aún al recordar la aceptación de sus sentimientos hacia la rubia de ojos dorados.
—¿Tu que opinas Tamaki?.
La voz del joven de ojos azules y actitud entusiasta llegó a sus oídos haciéndolo sobresaltar, pues estaba muy sumergido en sus dudas y pesares.
—Yo... —observó a otro lado con nervios al no comprender de qué estaban hablando.
Nejire y Tsuki lo observaron con curiosidad pero su mejor amigo comprendía su actitud despistada y pensativa.
Togata oculto una sonrisa que se deseaba formar en sus labios al ver a su amigo, por fin entrando según él en razón.
—Tsuki-chan propuso vicitar la cafetería a donde solíamos ir en primer año, ¿tu que piensas, iras con nosotros? —volvió a hablar el rubio acercándose a su amigo y colocando su mano en su hombro—. ¡Vamos, será divertido!.
Tamaki observó a la albina, quien tenía la mirada en los distintos alumnos de las diferentes academias de Héroes, pero al sentir la mirada del muchacho de orejas puntiagudas, también volteó a verlo.
Se quedaron por unos minutos observándose fijamente, dejando de lado las miradas curiosas y sonrisas cómplices de sus otros dos amigos, que de forma silenciosa para no arruinar el momento habían chocado lentamente sus manos, en forma de victoria.
—Será divertido, Tamaki-kun —decidió hablar Tsuki otorgándole una bonita y diminuta sonrisa que hizo teñir las mejillas del nombrado.
—Como los viejos tiempos —pensó el joven, con las esperanzas de que todo volviera a ser como el primer año, donde su relación con la albina era sin dudas única y cálida, no como la de estas últimas semanas.
Quería volver a esos tiempo como de lugar, pues extrañaba las miradas tímidas, las sonrisas tiernas.
Y sobre todo.
La calidez de sus manos unidas
Amajiki estuvo por contestar pero una voz en los altavoces de los pasillos lo interrumpió, llamando no sólo la atención de los cuatro amigos, sino que también la de todos los estudiantes.
—Por favor los estudiantes del examen, dirigirse al ala oeste fuera del edificio. Dentro de unos minutos se dará inicio a la segunda y última fase del examen..
Los cuatro amigos se observaron y se dirigieron a dicho lugar, con curiosidad de que se trataba el examen final.
Los gritos de los ciudadanos y también los ruidos de los edificios desmoronandose llegó a los oídos de los futuros héroes.
—Esto... —murmuró un joven con gesto desconcertante al caos que ocurría frente a ellos.
Edificios cayendo, el suelo temblando y los gritos de las personas en peligro.
El examen de la segunda fase, si que era sumamente realista.
—El último examen acaba de empezar, ejercicios de rescate... —de nuevo sonó aquella voz por medio de los parlantes.
Los ejercicios de rescate eran simulaciones donde actores certificados, interpretaban a ciudadanos que acaban de ser víctimas de algún ataque de villanos o algún desastre natural.
—El examen inicia.... Ahora.
El grupo de la Clase 2-A no perdió tiempo y empezó a movilizarse, siendo observados por los demás estudiantes de distantes Academias.
—Los de Kosei curativo agrupense y aguarden a los heridos, tres de tipo defensa manténganse con ellos —habló el presidente de la clase con seriedad frente a todos sus compañeros, con su Kosei activo teniendo la posibilidad de observar a una gran distancia, descubriendo las zonas donde se encontraban los heridos—. Un grupo vaya al lado Sur de la ciudad, otro al Este. Son las partes con mayores víctimas.
Todos hicieron casos a sus palabras y comenzaron a separarse.
—¡Oigan, que creen que hacen! —habló un chico de otra institución, con gestos de nervios en sus acciones—. No pueden ir como si nada.
—¡Es cierto!.
Unos cuantos aspirantes a héroes le dieron la razón. Pero fueron silenciados por el chico de cabellos naranjas.
—No es momento de dudar —habló con calma mientras los observaba—. Mientras más tardemos, más personas se encuentraran en peligro.
Algunos se observaron entre sí dudosos.
—Es por eso que hay que tener seguridad y actuar, de eso trata ser un héroe —volvio a hablar mientras algunos grupos también comenzaban a movilizarse—. De ayudar y dar la sensación que todo estará bien.
La mayoría aceptaron sus palabras con un grito y los demás presidentes de las distintas clases empezaron a agrupar a sus compañeros, así fue creciendo la zona de curación mientras que los demás buscaban a los heridos.
Dos alumnos de la Clase 2-A se acercaron a su presidente
—Me preguntó, ¿qué pensaría Futōmeina-san si lo hubiera escuchado?. De seguro la hubiera impresionado —habló un chico de cabellos castaños.
Y así, toda la seguridad del pobre muchacho de cabellos de tonos atardecer se fue por la borda, Uteki sintió su cabeza echar humo y sus mejillas explotar en un tono carmesí.
—¡Uteki-san, oí Uteki-san! —lo sostuvo el otro muchacho preocupado, mientras lo sacudía de un lado a otro—. ¡Kotaro idiota! —regaño a su otro compañero que no paraba de reír.
Ahí se quedaron, el de cabello negro tratando de reiniciar al pobre muchacho de mechones naranjas, mientras regañaba a su compañero, quien no paraba de reír.
—¡Ahora Mirio-kun! —habló Tsuki mientras hacía levitar los escombros con su Kosei y los lanzaba a una zona sin peligro, y seguían reduciendo el dejando un vía libre entre los pedazo de pared que estaba sobre los heridos. A causa de un de desmoronamiento de la superficie.
El nombrado asintió y sumergiéndose en la tierra logró llegar sin problema a los ciudadanos que se encontraba presos bajos aquellos escombros.
—¡Tengan cuidado, saldrán uno a la vez, conserven la calma! —habló el rubio con una sonrisa pacífica que tranquilizó los gritos de las personas.
Sostuvo a una persona en sus brazos y en cuchillas se acercó al hueco por donde entraba la luz del sol, gracias a las acciones de Nejire y Tsuki que se encontraba sacando los derrumbes con cuidado.
—¡Tamaki, hazlo! —habló en tono fuerte para que su mejor amigo lo escuchara.
El aspirante a héroe de cabellos oscuros se asomó al profundo hoyo y asistió poniendo en marcha el plan. Activo su Kosei y transformó uno de sus brazos en unos gruesos y largados tentáculos que llegaron hasta Mirio y rodearon con seguridad al herido, utilizandolo como una soga, lo sacó a la superficie con lentitud.
Todos se encontraban trabajando en equipo, distribuidos en distintos labores que cumplían con seguridad y hacían sentir a los actores de ciudadanos heridos, encantados por tan buen manejo de situaciones de los estudiantes.
Pero la segunda fase del examen aún ni siquiera iniciaba.
—¡Chicos, necesitamos ayuda! —gritó un compañero de aula a los cuatro amigos, mientras venía corriendo junto a otros heridos—. ¡Villanos están atacando el lado oeste de la ciudad! —exclamó con preocupación mientras ayudaba a un herido.
La de ojos de luna ayudó al último ciudadano salir del hueco, gracias al Kosei de Amajiki, quien también volteó a verlos al igual que sus otros dos amigos.
—Los heridos, llevenlos a la zona de curación —habló Futōmeina con seriedad a sus compañeros quienes asistieron y comenzaron a ayudar a los demás heridos, pero eran demaciados.
—Debemos....dividirnos —murmuró con timidez el de cabellos alborotados observando a sus amigos, iba a volver a hablar pero Nejire lo interrumpió.
—Tsuki y yo llevaremos a los heridos, ustedes vayan a ayudar a los demás —habló con calma mientras ayudaba a una mujer, viendo como su amiga asentía y ayudaba a dos niños.
—Pero... —el de ojos azulados trató de cuestionarlas pero la mirada de la pequeña Luna lo hizo aceptar sin más dudas.
—Iremos al asegurar la zona de curación —habló Tsuki con una sonrisa tranquila, observando a sus dos amigos—. Cuídense.
Así los cuatro amigos se dividieron, no sin antes de que él muchacho de ojos de noche y la joven de ojos de luna cruzarán miradas por última vez.
Los estudiantes con Kosei de curación o tratamiento de heridas iban de un lado a otro, atendiendo a nuevos heridos que eran traídos por los demás aspirantes. Se coordinaban de muy buena forma.
—¿Tiene la mirada borroza?. Esto lo ayudará y eliminará el mareo.
Futōmeina suspiró al terminar de ayudar a algunos ciudadanos, pues su Kosei de energía lunar podía se utilizada como disminuidor del dolor, pero tan sólo para eso.
Observó el lugar hacia donde se llevaba acabo una enfrentamiento de héroes y villanos, Hado había ido volando para ayudar a sus compañeros. Ella hubiera ido también de dicha forma, pero no podía, pues debía consumir la energía que había absorbido de la luna noche atras lo menos posible.
Por lo cual solo le quedó correr hacia dicho lugar, luego de asegurarse de que todo estuviera en orden en la zona de heridos, que también se encontraba siendo resguardada por un grupo de jóvenes con Kosei de defensa.
Había corrido por varios minutos, esquivando escombros o saltando sobre ellos, hasta que escucho los estruendos de distintos de Kosei chocando entre sí, divisó a un abasto grupo de villanos que atacaban con agresividad a los estudiantes.
—Demonios...
Tsuki se detuvo al oír a alguien hablar, reconocía aquella voz y luego el grito que vino detrás suyo.
—¡Taiyō-chan! —gritó Tamaki al ver a la rubia ser rodeada por dos criminales, y notar que sus campos de protección no funcionaban.
La albina suspiró y sin decir nada se dirigió hacia su prima, notando como los villanos estaban a punto de atacarla.
—Tu manejo de Kosei es débil —habló un hombre de Kosei de fuego mientras se disponía a atacar a la estudiantes, quien cerró los ojos.
Pero no sintió nada, así que los volvió a abrir y notó un resistente campo de energía lunar rodearla, protegiendola del fuego. A fuera de dicha protección notó la blanca cabellera de su prima sacudirse al haber derrivado a unos de los villanos.
La vio agacharse y esquivar un ataque de su contrario, mientras que lo hacía caer con una patada en sus piernas y lo apresaba con unas finas cintas de energía.
—No es momento de dudar —la escuchó hablar mientras deshacía el campo de energía lunar.
El Sol frunció la cejas y trató de ponerla en su lugar. Y defenderse
—¡No necesitaba tu ayuda! —exclamó con rabia ante tan vergonzosa situación.
Futōmeina suspiró y volteó a verla con cansancio, dio unos pasos hacia ella y quedó frente suyo observándola con seriedad.
—Si no necesitas mi ayuda, entonces esfuérzate más —habló con tranquilidad mientras veía a su prima de parte materna desviar la mirada arrepentida de su fracaso.
Aquello la hizo volver a suspirar, la había notado así desde su enfrentamiento en los juegos deportivos, desde que la había preguntado sobre el collar de su madre que para su muy disgusto no podía exigirsela, debía seguir las palabras del oficial de policía, no realizar actos guiados por el enojo.
Y sobre todo no podía hacerla sentir como ella la hacía sentir hace un año, alguien débil y invisible.
Pues Tsuki no era como su prima.
Volteó y dio unos cuantos pasos, notó a varios metros a Tamaki correr hacia ellas.
—Tienes al sol en lo alto, utiliza su energía. Concentrala en la palma de tu manos y dale forma en tu mente —habló llamando la atención de su prima, quien la observaba con algo de sorpresa por su ayuda— De esa forma podrás realizar un buena protección.
No espero respuesta y se alejó antes de que él muchacho llegara al lugar, decidiendo no precenciar ningun tipo de encuentro entre ambos.
Mirio utilizaba su Kosei de forma constante, para defenderse de los ataques de los villanos.
Dio un golpe a uno sacándolo del combate, pero uno más apareció de sorpresa frente suyo, logrando desconcentrarlo y hacerlo retroceder. Y utilizar demaciadas veces su particularidad ya lo había cansado.
—Estas acorralado —habló el hombre al rubio, quien había sido acorralado entre unos escombros.
El aspirante a héroe estaba por hablar, pero una tenue luz azulada que se reglejaba en unos vidrios rotos detrás del villano llamó su atención.
Comprendiendo no pudo evitar sonreír y levantar las manos como si se rindiera.
—Tienes razón —habló con calma desconcertando al hombre quien lo apuntaba con unas extrañas pelota explosivas, las cuales provenían de su Kosei—. Pero eso no quiere decir que no pueda liberarme.
Al finalizar aquella oración utilizó su Kosei tan solo en su abdomen. El hombre no pudo reaccionar pues quedó estático al ver una fina y ondeante cinta de energía azulada atravesar al estudiante y llegar hasta él, que se encontraba a tan solo unos pasos y rodearlo.
Para luego ser arrastrado hacia el rubio quien no dudo y de un puñetazo lo noqueo, haciendo que caiga al suelo.
—¡POWEEERR! —gritó con estusiamo haciendo una pose extraña.
Luego volteó con energía hacia atrás para observar a su amiga, quien negaba con la cabeza divertida, corrió hacia ella y la envolvió en sus brazos mientras reía.
—¡Somos los mejores, nuestro trabajo en equipo es el mejor! —rió mientras la dejaba libre y la observaba con un brillo en los ojos—. Pero falta algo.
Murmuró con una sonrisa sospechosa, mientras su mejor amiga lo observaba con curiosidad.
Tamaki caminaba con lentitud y cuidado, mientras ayudaba a la rubia de ojos dorados avanzar, pues una de sus piernas había sufrido un esguince. Así que decidió llevarla para que fuera atendida por los de Kosei curativo.
Ya había pasado unos diez minutos desde que la última fase había terminado, los estudiantes habían podido contra los villanos y los heridos se encontraban a salvo y atendidos.
Ahora se dirigía hacia el grupo de estudiantes de la Yūei, que se empezaba a reunir en medio del campo de combate, y buscaba a sus amigos con la mirada. Pero sobre todo se encontraba buscando cierta cabellera albina de mechones grises, que había visto por última vez cuando Kagayaku se encontraba acorralada.
Recordó como se había preocupado al ver a la rubia en aprietos, pero su desesperación surgió al ver una muy conocida cabellera albina dirigirse hacia dicho lugar. Por lo cual se había dirigido hacia ambas con rapidez. Pero al llegar tan solo había encontrado a la rubia sentada en el suelo.
—No voy a hacerlo..
Una voz que reconocería donde fuera lo hizo salir de sus recuerdos, con rapidez dirigió su mirada hacia un costado.
—¡Debes hacerlo!...
Encontrándose con su mejor amigo y la Luna, muy cerca, Mirio con ambas manos en sus hombros y la albina observándolo con calma mientras negaba algo que no llegó a oír.
Sintió su corazón dar un vuelco por tal escena, pero de igual modo se acercó a ellos.
—¡Vamos Tsuki, es necesario! —habló Togata con una sonrisa bonita y sus ojos brillando, lo cual ocasionó que la albina no pudiera volver a negarse
—Tsk... —chasqueo la lengua con vergüenza, sintiendo sus mejillas teñirse de carmín, pero de igual modo siguió los movimientos de su mejor amigo.
Extendió una mano al frente y colocó su cuerpo de costado en una extraña e incomoda pose.
—¡POWEEERR!...
Gritaron ambos, el muchacho con entusiasmos y su amiga con vergüenza por tal acción.
El rubio salto alegre y abrazó a su amiga de nuevo.
—¡Será nuestro grito de batalla! —comentó divertido, produciendo una risa en su amiga.
Amajiki se había detenido a unos pasos de ambos al verlos abrazarse, se quedó observandolos sin saber que hacer.
—¿Tamaki-kun? —Nejire había llegado detrás de él y lo observaba con curiosidad—. ¿Sucede algo?.
El nombrado negó con la cabeza, bajando la mirada y ocultando el sonrojo diminuto de sus mejillas, que se formó al pensar en las emociones que le causaba ver a la Luna y el Sol juntos.
—No...no es nada —murmuró para después ver a sus otros dos amigos acercarse a ellos con una sonrisa en sus labios.
No podía comprender ni siquiera sus pensamientos y emociones. Pero lo que sí había comprendido era que sus esperanzas de que todo volverá a ser como antes.
Habían desaparecido.
Habia pasado un día desde el examen de licencia provisional de héroe.
La mayoría de la Clase 2-A había aprobado las pruebas con éxito, y ahora se encontraban frente a un nuevo reto.
—Díganme Students.
Habló Present Mic que por poco no se encontraba lanzando gritos de lo orgulloso que se encontraba de su clase, estaba frente a los jóvenes sentados en sus respectivos lugares.
—¿Están listos para sus futuras pasantias?.
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