𝟐𝟑 ☾

La brisa fresca acariciaba las verdes hojas de los árboles al igual que las delgadas ramas de las mismas.

Las personas yendo de un lado a otro, dirigiéndose a él centro comercial, parques, y en algunos casos centros de trabajos.

Pues después de todo era un fin de semana muy agradable y en la que uno podía salir a disfrutar de cálido brillo del sol y la refrescante brisa del viento.

Derecha y luego....

Murmuraba en suaves susurró, mientras caminaba por las calles de la ciudad.

Tsuki se encontraba observando los lugares y tratando de recordar el camino correcto, pues desde hace nueve años que no había vuelto a ir a ese lugar.

El Centro Policial.

Bien tan solo una cuadra más —murmuró la albina mientras cerraba los ojos y secaba el sudor de su rostro, el calor había empezado a aumentar desde hace varias horas.

La estudiante de la Yūei tenía la intención de obtener los documentos del caso del fallecimiento de sus padres, aunque recordaba que antes no le habían permitido verlos.

Así que a pasos calmados se dirigió a aquel lugar.

Es por eso que deseo acceder a los domumentos Tsukauchi-san —murmuró la joven de cabellos albinos que cubrían sus ojos por estar con la cabeza baja.

El oficial, un hombre alto con cabello corto y negro y ojos negros algo rectangulares.

Comprendo...has hecho bien, acuzarlos sin pruebas no llevaría a nada. Además han pasado mucho años... —murmuró el detective con sus manos unidas sobre su escritorio, guardo silencio al notar como las manos de la estudiante de la U.A. se hacían puños al oirlo.

Suspiró comprendiendola pues el había sido uno de los disgustados al enterarse que el caso del accidente se había cerrado, aunque como había dicho ya había pasado muchos años y acceder a documentos de casos cerrados era algo complicado.

Tsuki lo había supuesto, estaba segura que ella no podría hacer nada así que decidió recurrir a uno de los viejos amigos de su padre. Aunque no lo conociera mucho, recordaba a su progenitor hablar siempre de sus amigos de muy buena manera.

Joven Futōmeina no puedo acceder a esos datos —habló el policía tras dar un largo suspiró, notando el animo de la luna bajar.

Ahora que haría, no podía exigir respuesta a su familia materna, no tenía pruebas y un pobre collar no serviría de nada.

Pero puedo hacer que veas a los hombres que culparon por el accidente de tus padre..

Futōmeina levantó la mirada al instante y sus pequeñas lunas brillaron de esperanza, el hombre tuvo la sensación de estar observando a su fallecido amigo. Aunque las tonalidades de su mirada fueran de colores grisáceos y blancos en vez de azules rey, notaba en ellos el mismo brillo de determinación que en las de su antiguo compañero Tamashī.

Dicimuló una sonrisa melancólica y decidió explicar sus palabras.

Pero no ahora, los criminales se encuentran en un centro de detención lejos de aquí —murmuró con calma en sus palabras—. Tardaría en conseguir la autorización para su traslado.

La albina oía la explicación del hombre aunque no haya conseguido respuestas, había podido avanzar un poco.

Así que te pediré que aguardez y sobre todo... —se puso serio y habló con aún más claridad—. Debes dedicarte a tu estudio y no dejarte llevar por esta situación.

Tsuki asintió comprendiendo y segura de que no se dejaría llevar por sus deseos de respuestas. Luego de lo dicho el oficial sonrió.

Llegaremos al fondo de esto, sin importar cuántos años hayan pasado —habló con seguridad.

La muchacha aspirante a héroe sonrió agradecida y luego ambos se despidieron prometiendo estar en contacto.

Tsuki estaba a punto de abrir la puerta para marcharse pero, está fue abierta primero desde afuera y una esquelética figura se hizo visible, de alargados cabellos dorados y dos pequeños puntos azules brillantes como ojos.

Ammm... —el hombre rubio iba a hablar pero también se quedó observando a la joven—. Lamento interrumpir, pensé que estabas libre Naomasa.

Sonrió nervioso por la intensa mirada de la albina, quien lo examinaba con la mirada.

Usted...es... —habló Tsuki haciendo sobresaltar al hombre, quien al ver la mirada brillante en ella lo hizo temer al ser descubierto—. ¿Un seguidor de All Might?.

Toshinori casi cayó por detrás al oírla y se apresuró en asentir dándole la razón a la albina, quien sonreía con admiración.

Así es.. —rió nervioso mientras llevaba una mano en su nuca y la observó curioso con una pequeña sonrisa—. ¿Y tú? ¿Eres fan de All Might?.

¡Lo soy! —respondió la joven olvidando sus problemas por un momento, hasta que vio la hora y se asustó pues iba tarde a su junta con sus amigos y no quería ver a Nejire enojada de nuevo—. Debo irme, fue un gusto conocerlo....

Yagi... —respondió el héroe con una sonrisa dulce.

Yagi-san, hasta luego Tsukauchi-san —se despidió, y así por fin se fue de aquella oficina y el centro policial.

Dejando al hombre rubio con curiosidad que después volteó a ver a su amigo.

¿Acaso es?...

El oficial sonrió al notar su curiosidad y asintió.

Es su hija...

Así pasaron los días y las semanas, todo seguía igual, al menos casi todo.

El día de hoy era caluroso y algo pesado, con el Sol sofocante iluminando el día con sus intensos rayos sin un pizca de nubes en el cielo.

La alumna de la Clase 2-A de la Yūei se encontraba subiendo su tren correspondiente para ir a la academia, durante el trayecto había notado a un menor observarla de reojo, con curiosidad le devolvió la mirada, notando en cómo el pobre se ponía a temblar y sus pecas desaparecían en un intenso sonrojo.

Aquel entudiante quizás de tercero de Secundaria tenía el cabello verdoso y abundante con unos ojos de igual color.

Tsuki decidió sonreír con amabilidad antes de bajar a su estación, perdiendo de vista al muchacho a quien casi le da un ataque al corazón a ver a un estudiante de su escuela soñada.

¡Buenos días mis amados alumnos! —el grito de Present Mic se escuchó en todo el lugar causando que la mayoría suspirase y otro desearan que tuviera gripe de nuevo—. Who is ready for today's class?.

Así todo el segundo año de la clase A fueron a Territorio Beta con sus uniformes de gimnasia.

¡Hoy, volveremos a entrenar en el combate cuerpo a cuerpo, o mejor dicho defensa personal! —explicó el docente de rubios cabellos con una sonrisa y pose extraña.

Mientras sus alumnos comenzaban a calentar para la cesión de combates al cual ya estaban acostumbrados.

¡Ahh!.

El grito de su profesor principal los hizo verlo asustados por lo repentino que fue, lo notaron nervioso y con aún más emoción de la común.

¡Casi lo olvidaba! —levantó ambos brazos—. Hay una cosa más del que deben enterarse —guardó silencio para según él dar una pausa dramática al momento.

Los alumnos de la clase 2-A suspiraron cansados por ello. Pero verdaderamente no se esperaban lo que estaba por venir.

Los exámenes de licencia provisional de héroe se acercan...—el héroe habló con una sonrisa en sus labios para luego apuntar a sus alumnos con seguridad a sus siguientes palabras.

Mientras los estudiantes olvidaban como respirar...

Y ustedes formarán parte de ella...

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