𝟏𝟕 ☾
—Parcialmente nublado, con vientos fuertes. Una probabilidad de lluvia del 87% durante todo el día, ese es el pronóstico del día de hoy. Se recomienda quedarse en casa y aguardar a que el clima mejore...
Se alejó del televisor mientras sostenía su teléfono con el altavoz encendido.
—Ya lo has oído —murmuró la muchacha de cabellos ahora grises apacos—. Lloverá todo el día Mirio-kun.
Notó al rubio inflar las mejillas a través de la pantalla de su celular.
Se encontraba en una video llamada con su rubio amigo, quien la había despertado a las cinco de la mañana con la idea de entrenar por ser fin de semana. Ya habían pasado algunas semanas desde el inicio de las clases.
—¡Pero Tsuki-chan! —volvió a insistir Togata—. No a caído ninguna gota hasta ahora. Estoy totalmente seguro que la meteorología para hoy es equivocada —se acercó a la pantalla de su celular con un gesto de suplica—. ¡Por favor, entrenemos hoy todos juntos!.
Futōmeina suspiró rendida, hasta que le llegó un idea, estaba segura de que Hado no aceptaría salir con este clima. Y esperaba que Amajiki también se negara.
—Bien, pero debes convencer a los demás. Si ellos aceptan, yo también —dijo y notó los ojos azules del rubio brillar—. Ahora volveré a dormir...
Guardo silencio al ver la pantalla de su celular dividirse en cuatro partes, también notó a su rubio amigo con una sonrisa enorme.
Luego de unos minutos vio a sus dos otros amigos. Nejire aún medio dormida y Tamaki frotándose los ojos.
—¡Buenos días, Nejire, Tamaki! —habló Mirio con entusiasmo.
Los nombrados lo observaron con cara de amargura, era comprensible después de todo, a casi nadie le gustaba despertarse a las cinco de la mañana.
—Mirio-kun, ¿has perdido la cabeza? —preguntó Nejire aún con sueño—. ¿Por qué nos despiertas a esta hora?.
El rubio estudiante rió nervioso.
—Lo siento, lo siento. Es que quería comunicarles una idea que Tsuki y yo tenemos —habló notando como la albina que antes había dejado se teléfono aún lado, para preparar su desayuno, se hacía ver con un gesto de extrañez.
—¿Cuando fui parte de esto? —habló frunciendo el ceño, observando su celular a sus tres amigos.
—¡Tsuki-chan! —saludo Hado ya sin sueño—. Buenos días.
Futōmeina la saludo con la mano con una pequeña sonrisa.
—Buenos días Nejire-chan, Tamaki-kun —saludo a ambos.
El chico de orejas puntiagudas y tímida actitud ocultó su rostro con sus manos al oír la voz de su amiga. Pará después murmurar un pequeño "Buenos dias", como respuesta.
—¡Bien basta de espera, la idea es esta! —habló Togata de nuevo llamando la atención y demostrando su emoción.
—No puedo creer que los hayas convencido —suspiró Tsuki de brazos cruzados observando las nubes aglomerarse, estaba segura que en algún momento lloveria.
El rubio aspirante a héroes rió nervioso mientras observaba a sus dos otros amigos estirando para empezar el entrenamiento.
—¿Cómo lo has convencido? —preguntó la albina en susurró, pero no recibió respuesta, al último suspiró y se acercó a ellos.
Nejire y Tamaki se encontraban estirando, luego se les unió Mirio y Tsuki.
Luego de unos minutos, se tomaron el tiempo para decidir las secciones de entrenamiento.
—Entonces primero entrenaremos por separado, luego en parejas y por último en grupo —habló la muchacha de cabello celeste con estusiasmo.
Tsuki se encontraba concentrada, con los ojos cerrados y las manos unidas mientras una energía de tonos azulados la rodeaba.
Se encontraba concentrando su Kosei y mejorando su manejo. Tal y como lo había guiado su sensei en la clase anterior.
Más alejado se encontraban Nejire y Mirio algo cerca, la muchacha levitando gracias a su quirk, aunque debes en cuando se desconcentraba y bajaba de altura. Mientras que el rubio también mejoraba el manejo de su Kosei, activando la en tan sólo algunas partes de su cuerpo.
Algo más alejado se encontraba Tamaki, mejorando su manejo en combinación de elementos y sustancia que ha consumido. Estaba sentado maniobrando sus brazos, en una formando una coraza de almeja y en la otra una pata de gallina y así sucesivamente mientras iba cambiando de formas de sus brazos.
—¿Qué tal...te está yendo?.
El joven volteó del susto al oír aquella voz de forma repentina, se encontró con la pequeña Luna cerca suyo. Se encontraba algo cansada y con polvo en sus ropas.
—Yo...creo que bien —murmuró con timidez mientras desactivaba su kosei—. ¿Y a ti,...como te va?.
Notó como se sentaba junto a él, pero a una distancia prudente.
—Bien, aunque...me encuentro en una encrucijada se podría decir —dijo Tsuki pensativa mientras suspiraba.
El muchacho de hebras oscuras la observó con atención, esperando a que prosiguiera.
—En la última clase, Present Mic-sensei me sugirió que rompiera el molde —explicó volteando a verlo—. Aun no he podido comprenderlo del todo, creo que se refiere a la energía que utilizo o a la forma, no lo se —murmuró lo último luego de un suspiró.
Tamaki se quedó observandola, notando su frustración. Así que decidió ayudarla, por lo que se puso a pensar.
—Quizás.... —murmuró en tono bajo, pero aún así Futōmeina pudo oirlo—. Quizás se....se podría tratar de la parte...es decir —tragó saliva con nerviosismo y prosiguió—. Quiero decir, que seguro se refería a...que cambiaras la parte...con la que utilizas tu Kosei.
Tsuki se quedó observándolo por un buen rato, causando que el chico se pusiera aún más nervioso y quiciera huir a una pared segura.
Pero luego de verla sonreír y sus ojos centellar, todo nerviosismo se fue.
—¡Esa...es una gran idea! —habló con una sonrisa dulce la de cabello ahora gris—. Podría...liberer mi Kosei en todo el cuerpo, hasta las piernas...como lo hace Nejire.. —murmuró con felicidad, para luego levantarse y dirigirse hacia su amiga curiosa.
Amajiki tan solo soltó un largo suspiró que había aguantado, y dejó escapar la diminuta sonrisa que había escondido. Estaba apuntó de seguir con su entrenamiento cuando algo lo heló por completo.
Sus mejillas explotaron al sentir el contacto de unos suaves labios sobre ellos.
—A..a....a.h..... T...ts..tsuki —no podía formular ninguna palabra, pues su ataque de nervios estaba al tope, tan solo pudo voltear a verla, mientras su cuerpo temblaba sin parar.
La nombrada también se encontraba con las mejillas sonrojadas y la actitud tímida, pero pudo regalarle una sonrisa.
—Gracias...Tamaki-kun —murmuró para luego alejarse definitivamente, antes de causarle la muerte al pobre muchacho.
El nombrado sujetó su mejilla en donde la albina lo había besado, sus manos o mejor dicho su cuerpo entero no dejaba de temblar. Estaba tan metido en sus revueltos pensamientos que no notó a su rubio amigo acercarse.
—¡Oye Tamaki, estrenemos juntos! —habló Mirio con un brazo en alto, pero calló al ver a su mejor amigo caer al suelo como si se hubiera desmayado—. ¡Tamaki. Hoi Tamaki! —el rubio se encontraba moviendolo de forma contante pero no obtenía resultado.
Pues el pobre muchacho había perdido la conciencia.
En una parte más lejana la situación no era muy diferente.
—¡Lo besaste!.
La voz de Hado se oía por todos lados con suma claridad, hasta ser silenciada por la albina, quien no paraba de temblar.
—Solo...solo fue...un beso en la...mejilla —dice tratando de controlar su taramudeo—. No...lo..malinterpretes...
Pero la joven de cabellos celeste cielo ignoraba todo lo que decía. Y se disponía a saltar y lanzar victoreos, mientras era perseguida por su tímida compañera que trataba de detenerla.
Togata Mirio ya hubiera muerto si las miradas mataran.
Pues la punzante mirada de sus dos amigas lo hacían temblar.
Se encontraban corriendo por las calles, sin saber dónde refujiarse. Pues la tan advertida lluvia había llegado y los había alcanzado en medio entrenamiento.
Ahora los cuatro amigos se encontraban empapados y escapando de aquella tormenta.
Tamaki había vuelto a la vida hace rato, pero aún se encontraba nervioso por el anterior suceso.
Mirio y Nejire había encontrado un lugar donde resfuerdarse y corrieron hacia allí. Habían llegado ambos junto a Tamaki.
Soltaron un suspiró aliviados de ya no seguir mojandose.
—¿Dónde está Tsuki? —preguntó Hado buscándola con la mirada en aquel lugar, pero no la encontró así que volvió a observar afuera donde la lluvia se encontraba intensa.
Allí la halló caminando de forma lenta y algo desequilibrada.
—¡Tsuki! —exclamó con preocupación la muchacha, comprendiendo que se encontraba sin energía lunar.
Los dos chicos voltearon a observarla también preocupándose.
Amajiki estaba a punto de salir a su ayuda, pero su rubio amigo fue más rápido. Mirio corrió sin importarle volver a mojarse hacia su amiga. La cargó en sus brazos y volvió hacia sus amigos de nuevo.
Al llegar se acercó a sus amigos aún con ella en brazos.
—Está temblando —dijo alarmado abrazándola para darle calor.
El chico de orejas puntiagudas observaba todo a una distancia prudente, con la garganta seca sin saber la causa. Notaba la preocupación reflejada en su mejor amigo, y aquello le causaba algo extraño en su interior.
Y aquel cálido sentimiento que se había instalado en él por aquel beso en la mejilla.
Fue agapada por la fría lluvia.
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