𝟏𝟔 ☾

Por favor tomen asiento.

Los alumnos aspirantes a héroes de la Yūei voltearon la mirada a la puerta de donde provenía aquella voz.

¡Present Mic-sensei!exclamaron sorprendidos, no por su presencia, sino por la forma en que si dirigió a ellos.

Calmado y con una voz de nivel bajo, todo lo contrario a su común personalidad.

Así es, soy es héroe sonico sexy. Present Mic —dijo en voz normal y algo ronca pero sin dejar de hacer su pose, con los brazos en alto y haciendo el símbolo de "rock", con sus manos.

Sus estudiantes lo observaron con neutralidad, a pesar de hablar como alguien normal su actitud estusiasta no desaparecía.

¡Te habíamos dicho que no te presentaras hoy! —otra voz llegó desde la puerta, causando escalofrío a todos por el tono que había utilizado.

Kayama-san... —murmuró el rubio al ver a la sexy heroína frente a él de brazo cruzados.

Los estudiantes tan solo observaban la situación entretenidos.

Chicos, Present Mic será su profesor titular de este año. Además de el de inglés —explicó la docente de personalidad seductora—. No se encuentra en condiciones de hablar como comúnmente lo hace, pues sufre un dolor de garganta —dijo de forma burlona, mientras se despedía, luego de amenazar a Hizashi de que si su salud empeoraba y ella lo descubría, lo sacaría a patadas de la Academia.

Bien comencemos con la primera clase —habló luego de toser un poco—. ¡¿They are ready for first class?! —activo su Kosei pero luego guardo silencio al sentir un ardor en la garganta—. Dis...disculpen,..ahora abran su libro en la primera página.

Todos suspiraron al observar la materia de dicha clase, Inglés II, de nuevo.

La cafetería de Lunch-Rush se encontraba repleta de nuevos estudiantes de las distintas áreas que conformaban la U. A.

—¡Fumei-chan, por aquí!.

La nombrada volteó hacia donde la llamaban, pudiendo divisar la pequeña mano de su amiga, quien daba saltitos entre la alargada fila en donde se encontraba esperando su turno para pedir que comer.

Tsuki sonrió y saludo a su compañera, ella se encontraba a unas personas más atrás, pues había tardado en salir del aula. Notó que su rubio amigo también se encontraba junto a Nejire, pero no veía por ningún lado a su tímido compañero.

La fila se mueve, hazlo tú también Tsuki-itoko.

Cerró los ojos, soltando un suspiró de cansancio.

Nadie se ha movido —se limitó a decir, sin voltear a ver a su rubia prima, quien se cruzó de brazos.

Al menos mírame cuando me contestas, eres una irrespetuosa —se quejó elevando un poco la voz—. Aún no entiendo cómo el abuelo te soporta.

Las insesantes quejas de la muchacha con Kosei del sol tenían un motivo.

Resulta que durante las vacaciones, el hombre de la prestigiosa familia Kagayaku, había citado más de una vez a su nieta de ojos de luna. Y no aceptaba un no como respuesta.

Aunque la albina tan solo había asistido algunas veces.

Su abuelo trataba de hacerla volver a la familia y hacerla doblegar se sobre el trato del que habían hablado hace ya muchos meses.

Futōmeina volteó un como el rostro y miró a su familiar con calma, ignorando el gesto de desagrado que se había formado en el rostro de Taiyō.

No alces la voz, se vuelve aún más irritante oírte —dijo en voz baja sólo para que ella escuchara, causando asombro en la rubia.

Resulta que al parecer la actitud de su padre comenzaba a gustarle, hasta decidir no dejar que su familia la minimizara nunca más.

Como te atreves a... —iba a continuar pero sintió otra presencia cerca suyo, observando al frente de su prima, a una tres personas se encontraba el tímido estudiante, quien las observaba de reojo.

El joven Amajiki sintió sus mejillas rojas al ser descubierto por su sol, pero aún más al también notar la mirada curiosa de la luna.

Tanto fue para él, los nervios que volteó de forma brusca y oculto su rostro con sus manos, temblando con constancia.

Tsuki suspiró y volteó de nuevo, ignorando totalmente desde ese momento a la rubia.

Tardaste demaciado Tsuki-chan —se quejó Hado ya disfrutando de su almuerzo, al ver a su albina amiga sentarse frente a ella, al lado de Mirio.

La nombrada sonrió en forma de disculpa y se dispuso de disfrutar de su ramen.

¿De nuevo Ramen? —murmuró el rubio divertido mientras observaba a su mejor amiga, quien tenía los ojos brillantes al degustar aquella comida.

No puedes decir eso —frunció el ceño Futōmeina, mientras señalaba su comida como si fuera la cosa más hermosa del mundo—. Los Ramens hechos por el héroe Lunch-Rush, son los más deliciosos que he probado.

Togata tan solo pudo soltar una risa y negar con la cabeza mientras desordenaba los cabellos blanquesinos de la aspirantes a héroes.

Tu cabello a crecido Fumei-chan —habló Nejire con una sonrisa cálida al notar los mechones del cabello de su amiga, ya sobrepasar sus hombros.

La nombrada, dio una ojeada a su melana albina, notandolo.

Tienes razón, quizás debería cortarme... —fue interrumpida por su amiga de actitud infantil, quien comenzó a negar con las manos de manera constante—. ¿Mmm, dices que lo dije como esta?.

—¡Así es, esta hermoso de esa forma! —habló con entusiasmo—. ¿Verdad Mirio-kun?.

El rubio parpadeó un poco, y volviendo al oír la pregunta de su amiga de hebras celestes, asiento con una sonrisa. Pará luego tomar un mechón de los cabellos como la nieve de Futōmeina y observarlos con atención.

Nejire tienes razón Tsuki-chan, esta hermoso así como esta —le sonrió con dulzura.

Se ruborizó un poco, pues aún tenía una tímida actitud cuando se trataba de alagos hacia su persona..... O si se trataba de Amajiki.

Al pensar en él, volteó su mirada de forma inconsciente hacia donde se el chico se encontraba.

De nuevo están juntos —bufó Hado cruzada de brazos al verlos.

Tamaki y Taiyō se encontraba a unas cuantas mesas almorzando juntos.

Dejalos Nejire-chan —murmuró Togata divertido, por las reacciones de su amigo.

Hado gruñó y observó a su amiga albina, quien tan solo observaba su almuerzo. Luego suspiró. Sin comprender cómo ambos no se daban cuenta de los tan bonitos momentos que se creaban cuando los dos estaban juntos.

Momentos que al parecer nadie más que ella notaba.

Bien, escuchen todos. ¡Esta tarde se tratará de un tema emocionante! —habló Present Mic  en voz normal, pero sin dejar de lado el entusiasmo.

Mientras que los alumnos de la clase 2-A, se iban agrupando.

Se encontraban en el Centro de simulación de desastre y accidentes.

Es extraño oírlo hablar en voz baja —murmuró Mirio sin apartar la mirada del nuevo docente titular de ese año, y ganando la atención de su amiga albina, que al oírlo no pudo evitar sonreír.

Tienes razón, estoy segura...de que justo ahora se está conteniendo...por no elevar la voz —ambos voltearon a observarse por unos momentos para luego soltar una pequeña risa.

Tsuki luego volteó hacia un costado y a unas cuantas personas notó a Tamaki observándolos, curiosa y extrañada por la forma en que los veía. Tan solo sonrió y lo saludo con la mano, pues en todo el día no había podido hablar con él.

Sus ganas de hacerlo fueron de nuevo tapadas por el Sol, al verla engancharse del brazo del tímido chico de orejas puntiagudas. Quien solo desvío la mirada con nerviosismo.

Futōmeina tan sólo suspiró y volvió a poner atención a la clase. Ya tendría oportunidad de hablar con él al final del día.

Los estudiantes se habían dividido en grupos de tres.

La clase trataba de rescatar a ciudadanos de los desantres y algún que otro accidente en que estuvieron presentes.

Un grupo actuaría de los heridos, y otro de los héroes.

La albina observó el interior del acantilado, si que era profundo. Allí abajo pudo divisar a sus tres amigos que habían tocado en el mismo equipo, ella en cambio fue puesta junto a dos estudiantes más, una muchacha de cabellos castaños y un joven de hebras negras.

¡Begin dear young people, Yeeaaahh! —gritó para después caer en el suelo tosiendo y uno que otro estudiantes corriera a ayudarlo.

El equipo de rescate se acercó al presipicio, oyendo los gritos de ayuda exagerados de Mirio. Tsuki de nuevo se acercó al acantilado con la intención de tranquilizarlos.

¡No se preocupen, iremos pronto! —elevó la voz mientras los otros dos la observaban—. ¿Hay algún inconsciente?.

El rubio amigo de Tsuki contestó de manera afirmativa, mientras volvía a los exagerados gritos de ayuda.

Debemos apurarnos hay una persona mal herida —dijo la albina acercándose a sus dos compañeros.

¿Como los rescataremos? —preguntó el joven estudiante a sus dos compañeras de equipo.

Tsuki se encontraba pensativa, en cómo podían unir sus Kosei para un buen trabajo, conocía las habilidades de sus dos compañeros. La muchacha controlaba el elemento tierra, pudiendo desmoldear la superficie que tocaba, mientras que el chico podía expulsar de sus brazos una sogas de metales resistentes.

Podríamos utilizar tu Kosei para descender —habló la chica.

Es buena idea —comentó Futōmeina ganando la atención de ambos—. Tus sogas de metal podrían sostener las camillas, y si tu utilizas tu quirk...para deformar el terreno ayudando a que...sus sogas tengan un lugar donde posarse, para...así poder subirnos.

—Es una buena idea, ambas bajaran —continuó el joven aspirante a héroe—. ¿Futōmeina-san podrás utilizar tu Kosei para ayudarme a alzarlos?.

La nombrada comprendió lo que quería decir, utilizar su energía lunar para ayudar al muchacho a estirar las sogas de metal y de esa forma subir a los heridos. Sería algo difícil, pues estando ella abajo el manejo de su Kosei debía extenderse hasta arriba.

Haré lo mejor que pueda.

Los otros dos sonrieron con confianza y se pusieron a trabajar.

¡Esta asegurada, subela con cuidado! —gritó la de cabellera castaña a su compañero de equipo.

Habían asegurado a Nejire en la camilla, quien se encontraba inconsciente, por un golpe en la cabeza .

Pronto seguirán ustedes, por favor aguanten —volvió a hablar la castaña, observando como su compañera albina estiraba las manos hacia arriba y un aura azul rodeaba sus brazos.

Tsuki se encontraba consentrada utilizando su Kosei, haciéndolo rodear las sogas de metal y estirando las hacía arriba, y de esa forma ayudar al muchacho.

¡Todo en orden, ha llegado a salvo! —notificó el chico mientras revisaba es estado de la inconsciente—. Hay va de nuevo la camilla.

Tsuki volteó a observar a los dos ciudadanos restantes, divisó a Togata parado, lo estudio por un momento, notando todo en orden. Pero al ver a Amajiki, lo vio en el suelo con un brazo presionado en su estómago y sus piernas extendidas al frente.

Futōmeina-san encargate del herido yo ayudaré al otro ciudadano —habló la otra muchacha del grupo.

La albina asintió y se acercó a Tamaki para quedar sentada de rodillas junto a él.

¿Se encuentra herido, en que parte está su lesión? —habló como una profesional demostrando preocupación, haciendo sonrojar al aspirante a héroe de tímida personalidad.

Tengo fracturadas....un brazo y una pierna.. —murmuró en voz baja, observando el suelo.

Comprendo... —habló haciendo que el joven la observará y notará su sonrisa calida—. No se preocupe...lo sacaré de aquí.

Luego de eso se alejó a recibir la camilla y llevarla hasta él.

Muevase con cuidado por favor —dijo consentrada mientras colocaba su brazo no herido sobre sus hombros para que la utilizará de soporte.

Con cuidado lo recostó en la camilla.

Tamaki observaba a la Luna con atención, apreciando como realizaba todo con sumo cuidado y atención. Como si fuera un héroe de verdad. Sonrió sin poder evitarlo.

Gracias...Eclipse-san —murmuró sin borrar su sonrisa al entrelazar su mirada con la de ella.

Futōmeina sintió su corazón dar un vuelco al oír su nombre de heroína, sonrió un poco sin aportar la mirada.

No se preocupe, es un gusto ayudar —dijo en su papel de heroína y avisando a su compañero que subiera la camilla y ella lo ayudara con su Kosei.

Mientras que arriba el chico de las sogas de metal, estiraba de ellas con fuerza.

Esto es sencillo, igual que las clases del primer año —comentó con una sonrisa aliviada.

Pues todos creían que el segundo año era aún más complicado y esforzante que el primero.

Pero al parecer estaban equivocado.

O al menos eso creían.

Con que sencillo ehh. —habló el héroe sónico con una tétrica sonrisa—. Recuerden jóvenes alumnos, las catástrofes naturales son las situaciones más difíciles que un héroe pueda enfrentar. Pues no puede saber, ni anticipar nada de lo que sucederá —explicó observando a los dos equipos que se encontraban en el campo—. Es por eso que siempre uno debe estar atento a cualquier suceso.

El muchacho del equipo de Tsuki dejó de estirar la soga al sentir un temblor en sus pies.

¿Qué sucede? —guardó silencio al sentir otro fuerte temblor, lo que lo hizo desestabilizar y soltar la soga por unos momentos.

Futōmeina quién se encontraba sujetando la soga con su Kosei sintió un estirón, observó arriba, viendo a Tamaki descender aún en la camilla. Asustada reforzó su agarre en la cuerda y la detuvo antes de que llegara al suelo. Corrió hacia él, al verlo sentado aún en la camilla.

¡Tamaki! —exclamó preocupada al ver las piedras temblar y desprenderse de sus lugares.

¡Futōmeina-san! —gritó su compañera al verla correr hacia donde las piedra estaban cayendo, preocupada utilizó su Kosei de elemento tierra, destruyendo algunas piedra y reduciendo su tamaño—. ¡Es tu turno Futōmeina! —dijo mientra protegía a Mirio con una cúpula de roca.

La nombrada sonrió agradecida y llegando hasta Tamaki quien la observó atento. Sin aguardar más junto sus manos de manera rápida y creo una esfera de energía lunar.

Moon Protection —murmuró y aquella esfera se expandió en todo el lugar protegiendo a todos de las piedras que cayeron sobre aquella esfera y nunca tocaron al suelo.

Su compañero se asomó con rapidez y suspiró aliviado de que todos se encuentran bien.

¡Sayuma idiota! —murmuró la castaña a su compañero quien tan solo tembló de miedo—. Debes estar más alerta.

—¡No fue mi culpa, el suelo comenzó a desmoronarse por sí solo! —se defendió.

Futōmeina suspiró aún manteniendo su Kosei activo y sosteniendo aquellas piedras en el aire. Bajo la mirada observando a Amajiki.

¿Te...encuentras bien? —preguntó con preocupación.

El sólo asintió con timidez sin apartar la mirada, correspondiendo una sonrisa que la Luna le había regalo demostrando su alivio.

Akayaki-san, ¿podrías hacer algo con aquella rocas?. Mi Kosei no aguantara por mucho tiempo —volvió a hablar Tsuki esta vez a su compañera, quien estaba con Mirio.

Desde luego Futōmeina —sonrió y colocando sus manos en la superficie del suelo modificó las piedras y las redujo en tamaño—. Ya está —levanto su pulgar.

La albina agradeció y deshizo  su técnica, y de nuevo el equipo de Héroes se dispuso a seguir con su trabajo.

¡Estoy agotada! —se quejo Hado estirando los brazos y dejando caer su cabeza en su pupitre, sin ganas de levantarse para ir a su hogar.

—Este día fue algo intenso —murmuró su mejor amiga con un suspiró de cansancio, mientras la observaba desde su pupitre.

En este año, los cuatro habían quedado uno al lado del otro. Nejire en la penúltima columna hacia las ventanas y Futōmeina en la última. Ambas en la misma fila y sus dos amigos detrás de ella, Togata detrás de la curiosa y positiva estudiante y Amajiki detrás de la joven de ojos de luna.

Luego de aquello todos salieron de la Yūei dirigiéndose a la estación de trenes que debían tomar.

Nunca imagine que Present Mic-sensei fuera tan impulsivo —dijo el rubio con una mano en su cuello, mientras movía su cuerpo haciéndolo sonar—. Me duele el cuerpo.

Tsuki sonrió de forma diminuta al recordar a su nuevo docente titular reír de las catástrofes que cada equipo debía atravesar, luego parpadeó un poco al sentir un peso extra en su hombro.

¿Y tu Tamaki, te encuentras bien? —habló de nuevo Mirio volteando hacia su albina amiga y su mejor amigo, notando aquella escena.

Nejire levantó la mirada y los observó con sus orbes de zafiro brillando, como si hubiera recuperado las energías al instante al apreciar aquella escena.

Esta dormido —murmuró Togata con una diminuta sonrisa.

Los cuatro se encontraban ya sentados en su tren correspondiente, uno al lado.

Tamaki y Tsuki se habían sentado uno al lado del otro, por lo cual el joven de orejas puntiagudas al caer en un sueño profundo, dejó caer su cabeza en el hombro de su amiga.

Apesar de haber estado todo el día con aquel molesto Sol —susurró Nejire solo para que su amiga la escuche—. Siempre vuelve a los brazos de su amada Luna —dijo guiñandole el ojo de forma divertida, haciéndola sonrojar.

Futōmeina observó sobre su hombro, el tranquilo rostro de Tamaki, sintiendo el tenue suspiró que el muchacho dejaba salir de sus labios en cada respiro.

Suspiró y lo cubrió mejor con la bufanda que el joven llevaba al rededor de su cuello. Luego volteó y ocultó su rostro con su propia bufanda, con intensión de ocultar su sonrojo.

Todo bajo la atenta mirada de sus dos compañeros de clases.

La Luna estaba en lo alto dando por anunciada la noche, el tren aún seguía en movimiento.

Un movimiento de aquel transporte lo hizo abrir los ojos, parpadeando varias veces, pudo apreciar que aún seguía en el tren. Sintió un peso sobre su cabeza, sin moverla se encontró recostado en el hombro de su amiga y ella con la cabeza levemente recostada sobre la de él.

Sintió sus mejillas de nuevo teñirse, pero no se movió, se quedó observándola con detalle. Ignorando que sus dos amigos ya había bajado a sus correspondientes paradas. Sonrió un poco y dejó recostar su cabeza de nuevo sobre el cómodo hombro de la Luna.

Aún quedaba unas cuantas paradas para que llegarán a la suya, agradecía internamente que ambos vayan a la misma estación.

Y así terminó su primer día, como la Clase 2-A.

Nota de la Autora:
Hola!.
Nuevo capítulo que lo disfruten!.
Damos inicio al segundo año de nuestros protagonistas!!.

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