𝟎𝟐 ☾
—¿Tu traje está totalmente hecho?
Aizawa se encontraba preparando su característico café de la mañana, mientras su alumna del cual tambien era tutor se encontraba en la sala de su departamento.
—Sí, me enviaron las especificaciones ayer —habló la menor con calma, su actitud común de timidez y alejamiento solo lo tenía en presencia de los demás, con el héroe se comportaba más abrietamente—. Han agregado las mejoras que me había sugerido.
—Eso es bueno, ya que la necesitaras hoy.
Ambos caminaban por las raramente tranquilas calles, pues el crimen se había desplazado y aumentado en todas partes, ya que el símbolo de paz no se encontraba por estos lugares. Pero aun así, todo era controlado por Eraserhead y los demás héroes.
Se dirigían a la Academia, luego de llegar cada uno se fue por su lado, Futōmeina al cambiarse los zapatos se dirigió a su salón, la clase 1-A. Al ingresar notó a varios compañeros charlando animadamente, se dirigió a su lugar el cual era en la fila del medio justo a lado de la ventana, dejó sus cosas y se recostó en su pupitre. Se encontraba mucho mejor que la vez pasada, ya no había llovido, ni se había nublado en las noches y sus energías estaban renobadas y al máximo.
—Futōmeina-san....
Giró al instante hacia su derecha y se encontró con unos ojos azules profundos, exaltada se alejó del dueño de aquellos orbes por la sorpresa.
—Lo... lo siento, no quise asustarte Futōmeina-san —se disculpó el rubio moviendo sus manos de forma constante.
Ella lo observó por un rato, lo reconoció al instante luego de haberse girado, lo que no comprendia era por qué le estaba hablando. Nunca nadie se había acercado a ella si no fuera por trabajo de grupos.
Togata Mirio se encontraba junto a su pupitre observadola curioso a su persona, se quedaron en silencio hasta que el aspirante a héroe habló.
—¿Cómo te encuentras? —dijo esta vez con su característica sonrisa deslumbrante mientras arrastraba una silla y se sentaba junto a ella.
Ella lo miró sin comprender su pregunta.
—Nos encontramos en la enfermería la vez pasada, luego del entrenamiento —explicó al notar su confusión—. Te había visto con muchas heridas.
—Estoy... estoy mejor —habló suave y bajamente sin mirarlo.
—Eso es bueno, estas preparada para lo de hoy. He escuchado que nos dejaran utilizar nuestros trajes —hablaba con entusiasmo observandola—. ¡Ahhh ya quiero utilizar mi traje!. ¿Tu no Futōmeina-chan?
Ella parpadeo varias veces observandolo, el honorífico "san" había cambiado de la nada a "chan", no le molestaba solo le sorprendió la confianza del muchacho hacia ella. Suspirando tranquilizando sus nervios, se dio valor a si misna para seguirle la conversación. Apreciaba que se haya tomado el tiempo para hablarle y no lo dejaría de lado.
—Si... lo estoy —se regañó por haber sido cortante, pero luego de ver la sonrisa del rubio agrandarse más se relajó y prosiguió—. Digo... si quiero usarlo de nuevo... ya.. ya que le han agregado.... mejoras a mi... traje.
Mirio la observó sorprendido, pues había dicho aunque sea con algo de dificultad una larga frase, se sintió feliz por ser él, el que pudo entablar con conversación con ella.
—¡Lo dices en serio!. ¿Que le has cambiado, o has agregado algo nuevo? —habló en tono alto ganando las miradas de algunos, pero aquello no le importó—. ¡Ahhh, que emoción, quiero ver tu traje Futōmeina-chan!.
Ella tan solo bajo a mirada al notar las miradas curiosas de sus compañeros, pero al ver que que al chico no le molestaba que lo observaran como alguien raro lo dejó de lado y sus labios se encurvaron en una diminuta sonrisa.
—Digo lo mismo.... Togata-kun...
Mirio se sorprendió y sus pómulos se sonrojaron un poco, no podía articular ninguna palabra luego de ser llamado de aquella forma y ver la pequeña sonrisa de la muchacha. No por haberse quedado encajado con ella, no. Sino que le parecía demasiado tierna y dulce, solo eso.
—Yo... —la joven bajo la cabeza al ver como el joven se había puesto arrepentida por haberlo llamado de esa forma— Lo... siento.
—¡No, no!. Yo... Tu no has hecho nada —dijo el sonriendo de nuevo y llevando su mano en su nuca—. Me ha sorprendido, pero me gusta. ¡Pues llamarme de esa forma Futōmeina-chan! —alzó su pulgar y sonrió con los ojos cerrados.
Ella lo observó y solo asintió ya más tranquila.
Pasaron el tiempo libre antes de clases hablando, bueno el rubio era el que daba el pie a los temas y la de pelo blanco respondía lo más que podía sin ser cortante.
Unos ojos negros y tímidos los observaban curiosos, reconoció a la muchacha que había visto en la enfermería. Pero aun no sabía ni siquiera su nombre, le parecía extraño que Mirio le hablara como si se conocieran desde hace tiempo. Pero luego recordó la personalidad positiva de su mejor amigo.
Le causaba algo de curiosidad la joven albina, pero lo dejaba de lado. Ya que en esos momentos el sol resplandeciente cubría toda su atención y dejaba a la pobre luna en las sombras.
—Vamos acerquense —dijo Aizawa mientras se encontraba en medio del lugar en donde se realizaria las clases de los aspirantes a héroes en ese día. Él y Cementos serían los encargados de dicha clase.
Todos se encontraban con sus trajes puestos, algunos admirandolos y otros charlando sobre ellos.
Tsuki se encontraba parada algo apartada perdida en su mundo, observaba con detalle su traje. Estaba satisfecha, habían hecho un gran trabajo con ella. Consistía en un traje completo de color gris plateado medio opaco. La parte de arriba tenía los costados de color negro y una malla gris en frente, encima llevaba un top de mangas largas azul oscuro que luego caiga en una capa del mismo color hasta los tobillos, un cinturón negro sujetando dicha capa hasta la cintura luego dejándola libre como si fuera un saco algo elegante. Y por último unos guantes y una botas hasta un poco más abajo de las rodillas ambos de color negro.
Su traje también poseía un detalle secreto, bueno algo que la ayudaría con la utilización de su Kosei.
—Haremos una búsqueda y rescate, se harán grupos de dos y deberán buscar a los heridos que quedaron en grave estado luego de un ataque terrorista. El modo de como completar su misión la decifraran ustedes mismos —explicó el héroe Cementos—. Ahora hagan pareja con algún compañero.
Amajiki giró a ver a Togata con su característico gesto tímido.
—Mirio.... podemos —no pudo terminar ya que su amigo lo detuvo desordenando su cabello bajo la capucha de su capa.
—Lo siento Tamaki, será en otra ocasión. Puedes hacer equipo con Nejire verdad, es que ya he quedado con alguien —dijo apenado—. O si quieres puedo decirle a Kagayaku-san que sea tu compañera —dijo de forma divertida al ver a su amigo enrojecerse.
—N...no...esta bien... haré equipo con Nejire-san —dijo más nervioso ocultandose en su capa mientras escuchaba a su amigo reir—. ¿Con quién... harás equipo?
-Con Futōmeina-chan -dijo con entusiasmo luego de dejar de reír.
—¿Q.. quién? —lo observó curioso aun tamandonse el rostro con su capucha.
—Con Futōmeina, nuestra compañera —dijo Mirio esta vez también confundido—. ¿No la conoces?
El de pelo oscuro solo negó apenado y Mirio bajo la cabeza analizando la acción de su amigo, luego observó el lugar en busca de la albina y la vió apartada sin contacto con sus demás compañeros. Se encontraba observando el cielo totalmente despejado, observaba el sol de forma cansada y apagada.
Togata suspiró y su rostro de puso serió.
—Futōmeina es ella Tamaki —dijo enseñandole de forma decimula la muchacha—. Es nuestra compañera desde el primer día de clases.
El nombrado la observó y se sorprendió al notar de quien hablaba, sus mejillas se tiñeron en un delicado rosa al ver su traje. Admitia que le quedaba bien, y asintió confundido por no saber qué eran las raras emociones que sentía en ese momento. Pero al menos ya sabía su nombre.
Togata se despidió de el y se dirigió a la albina quien lo observó con curiosidad, todo aquello era captado ahora por el joven de cabello oscuro y tímida mirada.
—¡Futōmeina-chan, tu traje es genial! —dijo el rubio de sorpresa—. ¡Ya quiero comenzar!
Ella lo observó al principio nerviosa pero al reconocerlo se tranquilizó, y detalló el traje de su compañero.
Su disfraz de héroe consiste en una camisa blanca y ceñida, con el número "1,000,000" estampado en amarillo en su pecho con adornos a juego en su torso y hombreras. Dos líneas verdes actúan como un cinturón alrededor de su cintura, algunas similares en sus hombros, que se hunden bruscamente en el centro, formando dos V. Debajo de esto, usa pantalones holgados de color azul oscuro y botas blancas hasta la rodilla. Sobre sus hombros tiene una larga capa roja, que también luce guantes gruesos del mismo color, y completa su disfraz con una visera blanca que actúa como una máscara.
—¿Un millón? —soltó sin poder evitarlo al ver aquel número y luego bajo la cabeza apenada por su atrevimiento.
—Ahh eso, no puedo salvar a todos. ¡Pero si a un millón de personas! —dijo lo último con entusiasmo.
—Entiendo —susurró y lo observó curiosa.
—Se que no es algo fácil, ni mucho menos razonable... Pero —Mirio sonreía apenado.
—Pero.... si posible —habló ella mirándolo con seguridad, algo raro en ella—. Quiero decir... Si... si uno se esfuerza es... es posible.
Mirio la observó sorprendido y sonrió mucho más, de sorpresa desordeno su cabello en forma de cariño y río fuertemente ganando de nuevo la atención de todos.
—¡Jajaja, tienes razon Futōmeina-chan! —dijo alegremente.
Todos notaron el momento entre ambos, la mayoría observaba a la joven sin reconocerla.
Ella se tapaba el rostro con sus manos y susurraba diciendo que se detenga, Togata la observó y no pudo evitar recordar a su amigo.
—Futōmeina-chan hagamos equipo —dijo aun con la mano en su cabeza.
Ella lo observó y aceptó con una pequeña sonrisa.
Toda su vida solo había conocido una cara del sol, la cruel y despiadada que te quemaría completa sin detenerse.
Pero, ahora era diferente, había descubierto otra cara, esta vez una cálida y positiva que iluminaría tu oscuridad.
Futōmeina nunca imaginó encontrarse con ambas, en realidad nunca imagino que existieran.
Las dos caras de Sol.
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