04
YoonGi sabía racionalmente que los afrodisíacos estaban alterando los pensamientos de ambos, pero no podía contenerse, desde la primera vez que vio al humano lo había considerado hermoso y verlo derretirse entre sus brazos le causaba una clase euforia nueva. Su cuerpo estaba reaccionando al aroma, tacto y acercamiento, las escamas alrededor de su pene estaban comenzando a separarse para mostrarse. Siendo el único de su especie, nunca consideró la posibilidad de aparearse y ahora estaba demasiado nervioso, no podía creer que a alguien le gustara siendo una bestia.
JiMin pareció darse cuenta de sus inseguridades porque le dejó castos besos en todo su rostro, acariciando las escamas que estaban en sus hombros y su cabello blanco. Si, se sentía extremadamente cachondo, pero no por eso se acostaría con cualquiera, sabía que el cocodrilo lo había salvado y estuvo cuidándolo mientras dormía. Fue una casualidad que terminase a su lado nuevamente, conociendo una versión más humana a sus ojos y fuera tan terriblemente atrayente.
Había algo entre ellos que parecía estarlos uniendo, provocándolos para tomarse allí mismo, aunque YoonGi estaba entretenido acariciando la cintura y caderas del humano. A su vez, JiMin recostó su rostro en el pecho y escuchó los latidos acelerados, confirmando la misma emoción que él sentía por su mero tacto.
—Para empezar puedes quitarme la ropa.— recomendó JiMin, alzándose para susurrarle al oído.
YoonGi tembló levemente, sintió el escalofrío recorrerle la espina dorsal y deslizó sus garras suavemente por la tela para pasar su índice por los botones, arrancándolos con su paso. Se detuvo para admirar la piel perlada, mientras JiMin se retiraba la prenda lentamente, dejándola caer por los hombros.
Después, ambos se miraron, como si no pudiesen apartar sus ojos del otro y lentamente volvieron a inclinarse para besarse, aunque esta vez con algo más. Ambas bocas se abrieron, jadearon al unísono, la lengua de cada uno se entrelazó contra la otra y se probaron, disfrutando del calor que los consumía.
JiMin enredó su mano en el cabello blanco y atrajo a YoonGi para obtener más, sentía que estaba quedándose sin oxígeno, pero no parecía importar. Nada era tan relevante como mover sus labios, abriéndose en algunas ocasiones para respirar y al final apartarse, atrayendo al contrario hacia su mandíbula y cuello.
Sin perder el ritmo, YoonGi lo siguió y probó, mordiendo suavemente, marcando la piel sin dañarla, saboreando la salinidad del sudor y ahogándose (de ser posible) en el embriagador aroma de frutos tropicales y almizcle. Sus garras picaban por tocar, se dio el gusto, apretando el trasero, enganchando sus pulgares en las prendas para bajarlas al mismo tiempo que él se deslizaba hacia abajo.
—Mierda~.—gimió JiMin al verlo de rodillas, frente a su pene totalmente erecto y lleno de pre semen.
YoonGi aspiro y gruño —Delicioso.
Cualquier cosa que JiMin podría haber dicho se disolvió en abrir su boca para jadear porque YoonGi había decidido lamerlo para probarlo como si sus palabras no hubiesen sido suficiente.
—Por favor, chúpame mientras me preparo.— suplico JiMin, metiéndose dos dedos en la boca para remojarlos de saliva bajo la atenta mirada rosácea.
Con eso el propio pene de YoonGi salió de sus escamas y era un pene con forma de gancho, su glande tenía un remolino en la cabeza y era enorme en comparación, unos 65cm de largo. También era de un ancho asombroso, casi como el brazo de JiMin y se preguntó si era capaz de recibir algo así por el culo, realmente necesitaba comprobarlo de una maldita vez.
Como si la súplica fuese una orden, YoonGi obedeció, comenzó a chuparle el pene, hasta que se lo tragó por completo y se alejó arrastrando con delicadeza sus colmillos. JiMin estaba deshaciéndose en gemidos, sus dedos tanteando su entrada, un dedo había sido fácil de introducir, pero el segundo estaba dando lucha.
—¿Podría intentar ayudar?— preguntó YoonGi, rodeando los muslos de JiMin con sus garras.
—Claro.
Ante la respuesta, YoonGi alzó a JiMin y lo llevó cargando hasta sus hojas de palmera que simulaban una cama, lo bajo como si se tratase de un cristal precioso. Se abrió camino entre sus piernas, besando la parte interna hasta llegar a sus nalgas, las cuales separó con algo de fuerza para admirar la entrada del humano.
—No hagas eso, estoy sudado y sucio.— interrumpió JiMin avergonzado de ser visto tan metódicamente.
¿Decirle que no importaban tales cosas? Quedó corto, YoonGi prefirió demostrárselo, comiéndole el culo con tanta devoción que a JiMin no le quedó de otra que deshacerse en deliciosos gemidos que parecían música para el cocodrilo. La cola de YoonGi se movía de lado a lado, pero siendo consciente de que sus garras lastimaría a su humano, la atrajo y la introdujo lentamente.
JiMin se escupió en la mano y ayudó a la preparación, la cola puntiaguda de YoonGi estaba haciéndolo mucho mejor que sus dedos, ya que iba engrosándose mientras más entraba. Pronto se sintió al borde, ni siquiera se había tocado desde que su cocodrilo se la había mamado, pero estaba tan cerca del orgasmo.
—V-voy a venir.— tartamudeo, llamando la atención de YoonGi.
—Lo siento, ya estás listo.— se disculpó, sacando su cola de golpe, provocando que el aire saliera de los pulmones de JiMin —¿Tengo tu permiso?
JiMin sentía las lágrimas deslizarse por sus mejillas por lo excitado que estaba, ese último movimiento de YoonGi lo hizo más consciente de que entrara algo mucho más grande a continuación. Aun sabiendo eso, no pudo encontrar la duda o negación, asintió, mirando la sonrisa completa de su cocodrilo albino y admiro el pene entre sus escamas.
—Necesito que lo digas con palabras, hermoso.— pidió YoonGi.
—Sí, joder, claro que sí, fóllame.— exclamó JiMin desesperado.
YoonGi le abrió las piernas, se acomodó y tomó la parte más ancha de su pene para colocar la punta con la ondulación del glande en la entrada de JiMin, empujó sutilmente. De alguna manera se sentía duro, pero la ondulación del glande era suave, lo suficiente para entrar sin problemas entre las apretadas paredes anales.
—YoonGi~.— gimió JiMin con los ojos bien abiertos, las lágrimas adornando sus bonitas mejillas redondas mientras sus labios se encontraban separados, adornado con un hilo de saliva.
—No lo meteré todo, solo la mitad.— trató de tranquilizarlo, pero su humano negó con la cabeza y pareció buscar las palabras.
—Métemelo todo, te quiero hasta el fondo.
El pene de YoonGi salto ante tal declaración, golpeando ligeramente la próstata y busco las manos de su humano para tomarlas, entrelazarlas con las suyas y hacer palanca. Pronto la parte ancha de su pene quedó a la mitad, pero la misma secreción ayudó a las paredes a ablandarse y abrirse para recibir más. Una vez que el ancho paso, quedó la última parte que era la base y se quedó allí, mirando como el vientre se abultaba al nivel del ombligo. Por su parte, podría correrse con solo eso, pero no lo hizo, queriendo dar todo el placer que le fuera posible, cosa que ya había empezado a suceder, pues había semen adornando el vientre y pecho de su humano.
Aturdido, JiMin se sentía lleno, llevó una mano a tocar y no podía creerlo, pero sus ojos se viraron al movimiento de la primera penetración. Al ritmo de YoonGi, el cual era lento, aunque duro, le daba un poco de mareos, lo suficiente para abrir la boca y sacar la lengua en busca de aire.
YoonGi aumentó la velocidad y vio una oportunidad, dirigió su cola hacia la boca abierta de JiMin para introducirla. Tal como pensó, eso hizo que su humano empezara a chupar, sorber y lamer. Estaba por venirse, pero no quería salirse, así que tomó las caderas estrechas entre sus garras.
JiMin aunque se encontraba perdido en una nube de placer, asintió, sin dejar de atender la cola escamosa, también quería sentir el semen llenarlo. YoonGi gruño, empujo unas cuantas veces más y se vino, provocando que la ondulación de su glande se abriera y soltara algunos huevos hacia adentro. Eran pequeños de 1cm x 7mm, pero la cantidad era absurda, uno tras otro, hasta que hubo treinta y ocho en el vientre inflamado.
La sensación fue tan abrumadora que JiMin tuvo un segundo orgasmo y cuando todo acabó, su pene lanzó un chorro de líquido transparente tan abundante que se sonrojó. YoonGi salió, dándole caricias al vientre y una última lamida al pene para limpiarlo, ayudándolo a recostarse de lado para abrazarlo.
—Eres tan perfecto, hecho especialmente para mí. Un ángel caído del cielo, cariño.
JiMin no tenía palabras, pero ahora era su cocodrilo y necesitaba ponerlo en su lugar rápidamente. —Tú eres un Dios y próximamente serás un padre, cariño.— rió.
...
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