Capítulo 03: Ven aquí
Advertencia: La siguiente lectura debo informarles que es para público adulto joven mayores de 21 años en adelante, contiene temas de sexo muy explícito y uso de parafilias en algunos capítulos de la historia, lenguaje vulgar y altisonante de género, frases que podría considerarse machistas y ofensivas para público femenil y masculino, relaciones con menor consensuadas y entre escenas Bondage, Sadomasoquismo y dominación, odaxelagnia, voyerismo, uso de juguetes sexuales y relación Omega-verse. Abra leves imágenes NSFW posiblemente en Ao3 y aquí en Wattpad las leves UwU.
Se prohíbe que los adolescentes lean los siguientes capítulos de esta historia. Fanfic de Gravity Falls únicamente de lectura erótica/dark romance y smut explícito.
PD: No Google las palabras o las acciones si es que no quiere llevarse sorpresas habrá un compendio al final del capítulo, les recuerdo que es un fanfic erótico oscuro, no romanticen algunas acciones de nuestros personajes en la vida real ¿Por algo es ficción?
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Capítulo 3: Ven aquí
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En la etapa de cada omega y alfa llega un momento determinado cuando su instinto se hace presente al comienzo de la pubertad. Es como la menstruación para el género binario, tanto como mujeres como hombres, solo que con una diferencia; que en vez de sangrar ellos maduran de su cuerpo y se preparan para el inicio de las relaciones ante la sociedad.
Las jóvenes que inician apenas su debut como su determinado género en la jerarquía; indican cómo se comportaran a partir de cuándo reciben su primer resultado con el médico y su tratamiento. Como actuaran sus glándulas cuando secreten sus feromonas a través de su cuello, en los brazos de su muñequera y el aroma de su sexo. Dando indicar ante todos su estado de ánimo y su nivel sexual al momento.
Algunos chicos debutan a los 11 años y otros son tardíos hasta los 14 años, es raro cuando un omega u alfa debute a los 10 años. La presentación de la persona como debut de maduración determina su género secundario. Y estos terminan de madurar cuando pasan de los veinte años y son vistos por los ojos de la sociedad.
Existen tres tipos de maduración en la sociedad; los Alfa α los que siempre se encuentran en la jerarquía superior de la sociedad. Son naturalmente carismáticos, inteligentes y destacados por su rol de liderazgo en la familia.
Los alfas suelen ser muy altos, más ancho en su físico y físicamente más fuerte que los demás géneros secundarios. Son agresivos por naturaleza, especialmente en su días más jóvenes o en presencia de otros alfas. Son competitivos, audaces y no dudan en demostrar su talento y dominio a los demás si la situación lo requiere. Y su aroma siempre será intenso en presencia de otros géneros.
Como todo género secundario un alfa posee glándulas aromáticas fuertes. El aroma que producen puede ser agresivo y opresivo que el de los otros géneros, y solo puede ser dominado por el aroma de un omega en celo. En una habitación llena de Beta y Omegas puede llegar a poner orden o dominarlos mostrando su intención, estado de ánimo con respecto a la situación.
Aunque un alfa es inmune a la llamada de otro alfa.
El pene de un alfa es diferente al de un beta masculino, en la base del pene reside lo que se le conoce el bulbo glandis, generalmente conocido como nudo. Su nudo se infla a través de las relaciones sexuales que tiene con una omega o un beta, siendo bloqueado por sus paredes vaginales y atrapando una mayor cantidad de espermatozoides liberados durante el clímax. Y su descarga puede durar hasta 10 o 20 minutos. Garantizando su posibilidad de reproducción con su pareja.
Los ciclos de un alfa en celo son todos los meses y pueden tener una duración de 3 a 10 días. Durante su periodo su feromona puede ser potente y muestran un comportamiento agresivo. Sin embargo pueden ignorar y controlar su rutina sin afectar la sociedad. Es raro que alguien debute como alfa de 50 personas, solo uno o dos puede ser alfa.
Los Beta β es el otro género secundario que hace su debut junto con los Delta. Se caracterizan por ser inteligentes, tener buenas habilidades y variar en la fuerza de su cuerpo. Son la estatura promedio de una persona. Son cooperativos y trabajadores en la sociedad. Y a diferencia de un alfa o delta pueden tener una feromona, no tan intensa como las de un omega o un alfa. Aunque en unas ocasiones existen betas que no aguardan aroma.
Son el género primario lo cual juegan un papel importante que los alfas y los omegas, ya que solo las betas femeninas pueden quedar embarazadas, mientras el masculino puede impregnar a una beta o una omega femenina. Con los omegas masculinos sus embarazos son nulos e imposibles.
La mayoría de la población debuta como beta, teniendo un control perfecto en su vida sin problemas de ciclos de celo o entrar en calor.
Los Omegas Ω son conocidos como las madre de la manada, son sumisas y cariñosas por naturaleza. Les gusta cuidar y cuidar a todos a su alrededor. Una omega tiene como característica física ser más débil que los demás géneros secundarios, aunque no hay que olvidar que son agiles y veloces. Algunos omegas carecen de la capacidad de protegerse, creando así una respuesta buscar escapar de los depredadores y pretendientes no deseados.
Los omegas son más suaves en apariencia, son delicados y de estatura baja que el promedio. Generalmente son atractivos y con una feromona tan atrayente para los géneros Alfa, Beta y Delta. Son necesitados de atención y son los únicos que pueden calmar a los Alfa y Delta. Existe el riesgo de desencadenar fácilmente un comportamiento agresivo si no aprenden bien el uso de su aroma.
Su aroma puede ser floral, dulce y muy atractivo para los otros géneros. Más no puede predominar en el alfa, al menos que este en celo. Son conocidos por ser muy fértiles, más en tiempo de celo donde pueden quedar embarazadas. Pero antes de que la omega joven comience su celo entran en pree calentamiento el cual puede durar semanas o más, preparando al omega para el calor que viene.
Durante ese periodo el aroma de los omegas jóvenes se hace más potente y cuando están cerca del calor o el estro. Preparan su nido el cual los hará sentirse seguros y protegidos, un pequeño espacio cubierto de prendas u objetos de sus seres queridos. Durante ese espacio los omegas mantienen limpio, preparan sus alimentos y bebidas ya que durante el calor que experimentaran se les hará imposible hacerlo.
Durante el precalentamiento una omega es consciente y coherente de sus decisiones, por si lo desea, puede invitar un alfa u un beta a su nido a compartir el calor.
Al término del precalentamiento la omega empezara a experimentar dolores en sus paredes vaginales, un aumento de temperatura corporal, emanación de lubricación en su zona genital al igual intensificando su aroma para atraer futuros pretendientes.
Durante el estro puede durar entre 3 y 10 días, las omegas se vuelven completamente incoherentes en la toma de decisiones y no desean más que ser criados e impregnados. Son muy vulnerables y cada decisión que tome la omega será desesperada. Por lo que se recomienda no buscarlo.
Después del calor el u la omega puede sentirse cansada/o, lento y buscara alimento comiendo grandes cantidades, para reanudar sus energías y equilibrar su cuerpo. Al igual que estará más cuerdo de sus decisiones para tomar sus supresores de celo o la pastilla de anticoncepción de emergencia.
El último genero secundario entre los debutantes, es el más raro entre la categoría y una amenaza en la sociedad.
Los del género Enigma Σ se considera los tres reyes del género secundario; Un Enigma es el Alfa de los Alfas y se cree que es un mito debido a su rareza. Son extremadamente peligrosos y pueden llevar a una sociedad a florecer o a ser condenada a la tragedia.
Se caracterizan por ser agresivos y más dominantes que un alfa normal, y son escondidos por su apariencia serena. No se inclinan ante nadie y no pueden ser sometidos. Pueden dominar a todos los géneros, incluido a los alfas mayores. Siempre ganaran todos los desafíos y peleas que se les ponga enfrente.
Son inteligentes, estratégicos y agiles, muy carismáticos el cual nadie puede resistir en especial en el último género. Tienen una fuerza superior. Poseen exactamente la característica de un alfa, con la excepción de que su feromona es demasiado intenso y penetrante. Aunque su aroma no puede ser anulado por un omega en celo. También pueden resistir al llamado de un omega en celo. Son muy olfativos cuando detectan a un omega maduro.
Un enigma puede impregnar a todos los géneros secundarios que tengan un sistema reproductor, incluido a las alfas femeninas.
La voz de un enigma no puede ser resistido por los otros géneros. Y solo nace uno por generación, actualmente no puede habitar dos enigmas del mismo sexo. Resistentes a los supresores, ocupan de receta médica para sus anticonceptivos.
*Se ha sabido que los enigmas solo pueden encontrar un destinatario como su mate, que pueda predominar su aroma y calmarlo. Mas hay que tener cuidado, ya que solo se impriman una vez al primer Alfa, Beta u Omega que deseen tener. Su ciclo de estro puede adaptarse o incluso alargarse, y solo pueden entrar en calor y excitarse cuando su destinatario este presente.
Cuando su destinatario es muy joven y aun no llega a la madurez o no este en calor, no podrá marcarla para evitar morir de depresión y evitar el rechazo.
Una prenda, un objeto o su aroma es suficiente para tenerlo calmado. Mientras busca una presa para saciar su apetito hasta que llegue su destinatario y esté listo para recibirlo.
Si el destinatario/a es joven antes de formar lazo, es necesario que este custodiada y cuidada por los alfas, para evitar la intensificación de las relaciones. Los enigmas entran en cualquier momento en calor y no dan respiro a su pareja.
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Mabel terminaba de leer una parte del libro antes de ser interrumpida por su hermano gemelo, quien ingreso a su habitación con algunos sándwiches de mermelada de fresa y crema de cacahuate. Tanto que le gustan, como su segunda opción cuando se acaba la crema de avellanas. Se sentó en su cama el castaño de rizos ondulados previamente húmedos por el reciente baño que tuvo.
El aroma de Dipper es una mezcla entre el jabón neutro y el fresno que aún se mantenía en su piel lechosa. Mabel siempre le ha gustado, el aroma amaderado y la hierba fresca durante un día soleado que desprende su gemelo. Aunque por regla de casa, todos deben tomar un baño, sin excepción y tomar sus supresores de acuerdo a su tiempo.
- - ¿Otra vez leyendo? Es el libro que te regalo Tambry – Pregunto viendo como su gemela aún se tocaba el cuello cubierto con su collar rosa pastel con hebilla de corazón. – Tranquila no fue una marca, no dejo... pertenencia, ni tampoco señal.
- - Estuvo casi cerca – Dijo con una voz melancólica. – Hace ya un año del incidente.
- - No fue tú culpa – Aclaro su gemelo evitando que su hermana entrara en depresión. – Evans no debió atacarte de esa manera, solo por un rechazo justo y honesto, tuvo la culpa de no tomar sus supresores y no aislarse en sus respectivos días.
- - La enfermera Miriam, me dijo que ese día estaba en precalentamiento – Tomando un sándwich del platón. – Debí tomarme los míos, en cuanto escuche a Sarah decirme que yo apestaba a dulcería, yo debí...
- - Mabel – Bajando el libro de su mano. – Tú no apestas a dulcería, ellas lo dicen porque no les gusta que una omega les robe la atención. Sabes que te toco con un salón con seis de ellas y varios betas. A excepción del idiota de Evans y el grupo de chicos alfas. Pero tú no apestas a dulcería. – Comiendo su sándwich con ira. – Al contrario les haces un favor, ellas huelen a abuela con su aroma de lavanda y cítricos.
- - Lo sé – Comiendo el sándwich mientras saboreaba lo dulce y salado del pan. – Hable de eso con las chicas, y ellas me han dicho que no prestara atención a los molestos comentarios del grupo.
- - Ves, ellas tienen razón – Embozando una sonrisa. – No te preocupes.
Dipper le dedico una sonrisa sincera antes de acariciar la cabeza de su hermana de forma efusiva.
- - Es una suerte que Pacifica y Grenda sean omegas al igual que tú. – Comento el castaño.
- - Gideon también lo es – Aclaro Mabel con una suave risita. – Lo envidio, tiene una piel suave y tan tersa como la de un bebé.
- - Cierto – Sonando extrañado. – Su aroma es muy delicado y me recuerda a la leche de moras y menta que tomamos en la cafetería.
- - Jeje, te digo un secreto – Viendo a su hermano prestarle atención. - Tal vez por eso a Candy le agrade – Comento la castaña.
- - ¡No inventes! – Dijo sorprendido con los ojos abiertos. – Ella me dijo que no era su tipo, cuando Lee pregunto cuál era de su agrado. Ella dijo que prefería un beta masculino.
- - Bobo, ella no quería que supieran que le gusta los omega, aparte de que Gideon ha sido su crush desde que lo conoció bien en el Raromagedón. – Tomando una almohada rosada y afelpada. – Si Gideon supiera que le gusta a Candy, iría menos a nuestras reuniones por temor a ser rechazado.
- - Rechazado ¿De qué o qué? – Colocando una mirada neutra y confusa. – Ellos se gustan, no habría rechazo.
- - Tonto Dip-dip, tú no sabes nada. Candy puede parecer segura de sí misma, una líder, pero aunque no lo creas espera que Gideon haga su movimiento como el papel de hombre. – Haciendo hincapié en la relación de sus amigos. – No puede declarase porque no es su estilo, a ella le gusta que la cortejen y le envíen flores y canciones.
- - Como toda una omega – Soltando una risa. – A veces pienso que ella debió tener ese rol.
- - Pero las cosas no son así – Aventando su almohada al castaño. – Una chica le gusta siempre ser invitada a salir e incluso que se le declare un chico lindo que le guste, y le diga que la ame.
- - Por cierto... ¿Y Pacifica? – Alzando una ceja de complicidad. – Algún avance hermanito.
- - ¿Q-Qué? No es lo que crees – Ruborizándose de sus mejillas. – Ella solo es...
- - Dipper, Dipper, Dipper... Tsk, Tsk, tsk... - Haciendo un sonido de represión a su gemelo. – Si te duermes en tus laureles, alguien más vendrá y se le declarara. Escuche por parte de Grenda y Candy que ella es muy popular en la secundaria y trae así. – Intentando tronar sus dedos, hasta que su hermano le ayudo.
- - ¿Cómo? – Viendo a su gemelo.
- - Dile a Bill que uso una vez mi cuerpo en la posesión, él podría enseñarte.
- - Eso jamás – Volviendo intentarlo pero no pudo tronar sus dedos, pero prefirió continuar. – A los alfas del grupo los trae así.
- - ¿Así? – Sonando preocupado.
- - Incluso un alfa muy lindo la invito en el baile de graduación.
- - ¡Eso sí que no! – Alzando su voz.
- - Cuidado con tu voz, tonto – Sintiendo sus oídos estremecerse por el tono autoritario. – Aun sigo sensible.
- - Perdón, solo... me deje llevar – Cruzándose de brazos.
- - Sé que no quieres que me meta en tus asuntos, yo me alejo – Viendo a su gemelo ladear su rostro. – Pero si quieres que Pacifica te tome enserio, debes dejar de no engañarla con tus sentimientos y dejar de hacerla esperar.
- - ¡Ya sé! Solo que no he podido – Refunfuño molesto. – El verano pasado no pude, porque ella estuvo ocupada con su madre y entro en su fase. Dijo nada de visitas y yo respete eso.
- - ¿Enserio?
- - Sí – Confirmo un poco molesto. – Aparte yo... yo antes de irme si le dije que este verano tendría respuesta.
- - ¡Por Dios!, Dipper ¿hablas enserio? – Sonando molesta mientras se levantaba de la cama y dejaba el libro junto a un separador para apartar su lectura. – La dejaste esperando ¡por seis meses!, no me sorprendería que estuviera enojada.
- - ¿Ella lo está? – Titubeo un poco en su pregunta, antes de ver a su gemela con el ceño fruncido y las manos en la cadera.
- - No lo sé, y no diré. – Golpeando los cachetes de su hermano. – Escúchame bien. Este verano ni se te ocurra dejarla esperando, llegaras le dirás "hola" y la invitaras a salir a la primera oportunidad.
- - Suena a un plan elaborado y meramente tuyo.
- - Dipper, entraremos a la preparatoria y no sabremos si regresaremos el siguiente verano.
- - Debes decirle lo que sientes o te arrepentirás cuando ella empiece a salir con un alfa mucho más guapo y alto que tú. – Señalándolo con el dedo.
- - ¿No soy alto? – Frunciendo el ceño.
- - No tanto como Nate, Robbie o...
- - Bill – Respondió el castaño lanzando un suspiro de molestia, aunque no noto cuando su gemela se congelo y se le sonrosaron las mejillas ante la mención del demonio de los sueños. Estaba concentrado en la razón que tenía su hermana, que tanto su reacción. – Que ellos sean unos cuantos centímetros más altos que yo, no significa que ande bajo del promedio.
- - Solo no hagas eso – Bajando la mirada la castaña antes de sentir su corazón latiendo dolorosamente al recordar como Wendy y Bill se llevaban tan bien. – No sabes cómo duele esperar la respuesta de un alfa.
Dipper noto que su hermana se deprimía un poco hablando del tema. Era cierto que sus padres nunca hablaron del tema de las parejas y sus relaciones, lo poco que sabían era por educación sexual básica de la escuela, y sus amigos, entre las idas al médico y la enfermería. Si hubieran sido simples Betas no estarían agobiándose con estos problemas.
Él tenía la suerte de que su tío abuelo Stanley le reforzara un poco sobre su confianza en su papel de Alfa junto con Ford, aparte de las enseñanzas de su padre era mejor tener la experiencia de un alfa mayor en el ámbito de la relación. Su papá siempre dirá que es raro ver en la familia Pines que dos gemelos masculinos lleven el género secundario de Alfa, uno más predominante que el otro.
- - Mabel – Llamo su nombre viendo que la gemela alzaba la mirada notando otra vez ese rastro de tristeza en sus ojos. – Tú... ¿tú te has enamorado?
La pregunta parecía muy ilógica y tonta para el par de gemelos, pero nada errónea, era cierto que la gemela Pines se había interesado en uno que otro alfa, cuando solo tenía doce años y empezaba sus hormonas a flor de piel. Pero todas esas relaciones eran vísperas fugaces de un día o dos, nada concreto o duradero como lo es él de su hermano. Lo de su gemelo era un enlace perfecto encontrar la persona con la que se imprimo.
La castaña sabía a qué se refería, él quería la respuesta directa y sincera. Su hermano se ha estado preocupando por ella desde cumplieron trece y ella confeso con una leve timidez y confusión temblorosa en su voz que había alguien que le gustaba. Pero su temor siempre había sido el rechazo de ese hombre.
Dipper seguirá haciendo la misma pregunta, solo para saber si su hermana aún sigue pensando en esa persona.
- - Sí... - Acercándose a su ventana a mirar el patio de su casa y ver como el cielo nocturno estaba despejado esta noche. – Pero... no creo que yo le guste – Mostrando una sonrisa disfrazada en melancolía. – Creo... creo que no soy nada, para él.
- - Entiendo – Comprendió que no debería seguir insistiendo. Tal vez hoy no obtendría el nombre del sujeto que hace suspirar de tristeza a su hermana cada noche. – Voy terminar de arreglar mi maleta, mañana debemos levantarnos temprano para poder irnos a la estación de autobuses.
- - ¡Sí! – Viendo a su hermano llevarse el platón con el resto a la mitad de los sándwiches que quedaron. - ¿Por qué no te llevas el auto de papá?
- - ¿Estás loca? – Dijo, viendo a su gemela fruncir la nariz por el comentario. – Mira, apenas saque la licencia de conducir provisional, aun no tengo los dieciséis años cumplidos y mira que es una suerte que nuestro padre haya convencido al árbitro de manejo y los inspectores de seguridad para dejarme a mí y a ti sacar la licencia de conducir.
- - Que no podamos llevarnos el auto, es porque no estamos aún autorizados completamente para manejar en carretera. – Aclaro el castaño. – Mientras sea la ciudad, todo estará bien
- - De acuerdo – Viendo a su hermano que volvía a respirar con tranquilidad. – ¡Pero cuando lleguemos a Gravity Falls, nos llevaras por malteadas a mí y a las chicas!
- - Buenas noches Mabel, ya duérmete – Apagando su luz y cerrando la puerta pesada de su habitación.
- - Algo me dice que no soltara el auto del tío Stan – Soltando una risa la menor, antes de tomar el libro y volver a su lectura. Encendió una luz de noche para continuar en la página que separo.
Su dedo señalo la palabra Lazo, como si la tinta quemara aparto rápidamente para enfocar el texto.
Los Lazos son la conexión que se establece entre una Omega y un Alfa. No existe lazo con un Alfa/Beta ni con un Beta/Beta o un Beta/Omega. Tampoco los Omega con Omega puede tener lazo. Existe la posibilidad de que un Alfa y otro Alfa sean marcados, pero solo llevaría a la creación de un Delta.
El lazo puede ser eterno, y se establece cuando un alfa muerde a un omega a un costado de su cuello durante la relación sexual o coito, así mismo dejando una marca en el cuello del omega que no desaparece jamás. Esto significa que el omega ha sido reclamado está unido incondicionalmente con su alfa.
La chica se pasó una mano por encima de su clavícula recordando lo filoso que eran los colmillos de un alfa. Aunque no estuviera apuntando a su cuello, él quería reclamarla y formar un lazo forzoso.
- - Las mordidas... se dan en el cuello – En su mente recordó como aquella noche antes de su cumpleaños número quince, había visto sin querer a Wendy a Bill tener relaciones en el sótano. Y como Bill gruñía y miraba con deseo, aunque por un momento vio como este la miro y besaba a su amiga con fuerza. – Él la habrá marcado...
- - No sé por qué... porque duele mi pecho – Recordando la sensación de sus manos tocarla y subirla con delicadeza, como él se apegaba a su cuerpo y se frotaba contra ella, se esforzaba por no lastimarla. Como si algo le impidiera continuar. – Solo... solo es mera atracción.
Mabel vio lo que continuaba del texto del libro, un pequeño apartado que explicaba más del lazo.
Los lazos no están sujetos a los sentimientos, un alfa puede marcar a una omega por instinto, y no necesariamente debe quererlo, ambos pueden odiarse, pero el lazo los mantendrá unidos. Existe la posibilidad de romperse, y eso se debe a cuando uno de los dos muere o el alfa decide romperlo.
El alfa rompe el lazo cuando reclama otro omega. Un alfa puede tener la cantidad de parejas que desee, sin embargo, no puede morder a varias personas al menos que rompa el lazo anterior. Si el omega no está de acuerdo no es relevante, aunque ellos son privados de su decisión por su condición de omega.
En un lazo roto es muy común que ambos se suman en una profunda depresión. Esto se debe a que el lazo uno ambas partes tanto física y mentalmente. Al alejarse, se siente un gran vacío tan grande que les impide continuar con sus vidas. Muchos llegan a morir en esas condiciones. Al presentarse el diagnostico de depresión y síndrome del corazón roto.
*Los enigmas son propensos a sufrir una vez que marcan a su destinatario o mate, no pueden estar separados tanto tiempo. Aunque ellos superen uno o dos lazos rotos, nada podrá ayudarlos a sobreponerse. Es importante que ellos tengan claro sus decisiones antes de marcas a su pareja Omega, y esta les corresponda.
- - Entonces sufren más ellos – Soltando un asombro ante la descripción. – Dipper, Candy y Bill la tienen difícil. Suerte que no son enigmas.
- - Sí Dipper es correspondido por Pacifica, eso significaría que más adelante la mordería – Se cubrió la mitad de su rostro ante la emoción de que tal vez más adelante, tendría a la Northwest en su familia. – Aunque Candy... ¿Tendría que morder a Gideon? Eso sería difícil, ella quiere experimentar como nosotras jeje.
- En cambio Bill... - La imagen de la noche de verano se reproducía repetidas veces en su cabeza. – El mordería a Wendy en su cuello, ¿será brusco o gentil? Ellos... lo ocultan, tal vez por mis tíos.
Sacudió los pensamientos de su cabeza antes de continuar a su lectura en el libro, salteándose algunas imágenes de ¿Dónde morder? Los riesgos, curación de herida y mordidas repetitivas para Deltas con Omegas. Llego a un apartado de aromas, sus ojos se abrieron de la curiosidad, siempre quiso saber qué tipo de aroma tenía ella. Siempre se burlaban sus compañeras porque apestaba a una fábrica de dulces o por ser empalagosa. Incluso tomaba dosis de más.
Busco las categorías de aroma entre los géneros secundarios y terciarios.
Cada jerarquía posee un aroma distintivo y único que lo diferencia de los demás; ya sea un alfa, delta, beta, omega y gamma...
Esa palabra hizo que la castaña prestara atención a lo que era un gamma. Quizás se había salteado un capítulo del libro.
El aroma es lo que atrae a las demás jerarquías cuando se está buscando pareja. Es un aroma único y no puede haber otro igual en el mundo o que lo puedan compartir dos al mismo tiempo.
El olor es lo que expulsa el cuerpo cuando se presenta la sensación de miedo, cuando se está nervioso, feliz o cualquier otra emoción que refleje el sujeto. Generalmente son emociones expulsadas de cualquier jerarquía.
Los Alfas tienen un aroma sean hombres o mujeres siempre será fuerte. Un aroma que cuando llega se asienta en el ambiente. Usualmente tienen aroma como el chocolate puro, canela, aroma a tabaco, entre otras especies. Siempre será un aroma que imponga y llame la atención de las jerarquías.
Los Deltas la mezcla de los alfas, siempre tendrán un aroma de mezcla mala como el vinagre, acompañado por alcohol. Suelen ser muy solitarios por su aroma, por lo que difícilmente es encontrar alguien que tolere su aroma.
No todos los deltas tienen aroma a vinagre, uno tienen suerte de mantener su aroma de alfa y combinarlo con el cedro, la tierra mojada, el albahaca entre otros.
Los Beta siempre tendrán su aroma controlado, por ser casi humanos simples. Aun su aroma sería como la madera cortada, las manzanas verdes, frutos salvajes entre otros aromas que pueden confundir a un perfume suave. ¿Uno nunca sabe si usa perfume para tener su aroma? Lo salado es característico de ellos.
Ella soltó una risa al saber ahora que sus compañeras de clase no tenían un aroma propio, suponiendo que tenía razón su hermano gemelo, solo son celos.
Los omegas...
La adolescente cerró el libro por mero impulso del susto de la impresión, cuando tocaron a su puerta escuchando la voz de su madre. No es que no tuviera permitido leer sobre su educación sexual, pero el libro que tenía no era solo meramente informativo, también incluía un pequeño Kama Sutra y sobre algunos datos de estímulos sexuales como el uso apropiado de anticonceptivos. Un libro que Tambry le regalo en cuanto cumplió catorce años y que le agradecerá infinitamente por ayudarla a comprender su problema.
- - ¿Mabel ya te dormiste? – Tocando la puerta.
- - Ahm... a... ¡E-Estoy despierta aun! – Ocultando el libro con el separador, colocándolo debajo de su almohada.
La puerta se abrió revelando a su madre traer un nuevo empaque de supresores y compresas frías para el viaje.
- - Te compre esto – Mostrando los artículos. – Mañana será un día agitado en su viaje y no quisiera que tú y Dipper se desviaran por compras minuciosas.
- - Gracias mamá – Tomando los artículos para guardarlos a su maleta. - ¿Estos supresores son diferentes a...?
- - Son inhibidores y controladores de estrógenos, te ayudaran durante la etapa de estro – Dijo su madre de una forma tan natural y despreocupada. – Escuche por parte de la vecina que le funcionaron bien a su hija Clarice.
- - Aunque también un inductor sería bueno para adelantar tú... - Mostrando una pastilla roja sola. – No le digas nada a tú papá y a Dipper. Hablare con Stanford y Stanley para darte más privacidad y sea menos doloroso cuando finalice el verano y no se empalmen con el de Masón.
- - Pero... estoy bien, no es muy doloroso.
- - Me contaron que tuviste fiebres altas el año pasado, me gustaría que no llegaras cansada a casa y tuvieras que saltearte los primeros días de clase.
- - Cierto... - Recordando que apenas le dieron el justificante para poder sus clases normalmente al corriente con el resto del grupo. No le gustaría repetir eso en su primer día de preparatoria.
- - Solo cuando la tomes, procura tener todo listo.
- - Sí – Asintiendo. – Empaque mis medicamentos y compresas frías.
- - Y no olvides...
- - Ducharme con jabón neutro – Ambas repitieron la frase como si fuera una regla.
- - Tendré cuidado.
- - Muy bien – Besando su frente. – Buenas noches, querida. Sabes que te quiero.
La chica miro la pequeña pastilla encapsulada en una gelatina de color rojo carmín, una píldora común pensando como algo tan pequeño podría adelantar su celo. La guardo junto al pequeño pastillero de ositos y lo empaco junto a su pequeño amiguito escondido.
Volvió a buscar el libro antes de volver a leer en donde se quedó.
Los omegas tienen un aroma que siempre atraerán al Alfa, que es su pareja de ley. Los omegas tienen un aroma del gusto de un alfa o un delta y estos aromas suelen ser dulces, cosas que puedan atraer tranquilidad de su pareja como un ejemplo; las galletas, las rosas frescas, el café, almendra dulce, etc.
Pero existen una sub categoría de los omegas, estos son conocidos como Gamma.
Los gamma tiene un aroma diferente de los omegas y son la jerarquía que tiene más problema en su aroma. Su aroma puede ser muy dulce, extremadamente empalagoso y que realmente pocos alfas tolera por su sentido del olfato desarrollado. Un aroma muy común en estos omegas gamma puede ser el olor a fresas, chocolate amargo, vainilla, miel, flores frescas cortadas recién como la peonia, freesia, Lily, rosas salvajes, pastel recién horneado, entre otros.
- - Entonces si huelo a un maldito body o fábrica de dulces – Dándose un golpe leve con el libro. - ¿Una omega gamma? Mamá... lo sabrá.
Noto que venía otro apartado en libro de un aroma extra.
Los enigma su aroma es muy diferente de los alfas, aunque están ligados a la misma feromona, su intensidad se hace presente a la jerarquía que incluso podría llegar a confundir a un omega. Su aroma puede ser tanto como atrayente para un omega, como irritable para un alfa. En celo puede ser seductivo y maduro un aroma a; amaderado, cítrico, especies fuertes, tierra húmeda, tabaco, notas florales, musgo entre otros.
Todos estos aromas son la fuente que provoca que hipotálamo segregue hormonas que regulen la sensación de hambre, sed y la temperatura corporal, ciclos de sueño, homeostasis en el cuerpo, ayudando a mantener un equilibrio en la jerarquía.
Durante el celo todos buscan un compañero para satisfacer su apetito sexual y procrear. Dando prioridad a sus instintos. Los Gamma y los Delta su aroma es intenso y atrayente, más solo buscan la procreación y calmar sus deseos. En cuanto los enigmas pueden llegar a ser agresivos en el acto, y buscaran acoplarse durante el celo con su pareja, hasta estar sincronizados en sus ciclos de estro.
La castaña dejo la lectura encima de su escritorio antes de pensar un poco sobre lo que leyó, aun confundían en su mente si podría llegar a ser ese raro caso de ser un omega gamma. Los estudios son caros y pedirle a su madre que haga algo intenso de buscar su propio grupo de omega, implicaría que tenga la intención de emparejarla con un alfa que la tolere más adelante.
- - En que estoy pensando – Tapándose las sabanas hasta su cabeza. – Debería dormirme...
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PV Mabel
Las primeras semanas a la llegada al pueblo fueron recibidos por sus familiares y amigos. Todos estaban poniéndose al corriente de cómo nos había ido al final de nuestro año escolar. Mis tíos molestando a Dipper cuando lo vieron intentar actuar más maduro durante la cena, aunque esa misma actitud de chico serio y misterioso se desvanecía cuando mi tío Ford le mostraba las fotos de sus recientes investigaciones y viajes que tuvo con mi tío Stan.
Los chillidos de niña infantil aparecieron en mi hermano dejando caer su imagen de alfa maduro. En cambio... hace semanas que noto que Bill y Wendy no se llevan bien como fue el verano pasado. ¿Habrán discutido? ¿O era por mis tíos? Quizás su relación es muy prohibida para que el pueblo se entere y pueda aceptarlo.
No es que perdonen tan fácilmente al demonio que casi acaba con sus vidas.
- - Estrella fugaz – Sacando de sus pensamientos a la castaña. - ¿Terminaste de acomodarlo?
- - ¿Eh? – Parpadeando sus ojos de la sorpresa de tenerlo enfrente de ella, casi cubriéndola de su cuerpo. - ¿Cuándo llegaste...?
No tuvo tiempo de preguntarle antes de ver al demonio quitarse su clásico saco negro para dejarlo colgado en el perchero y dejarse su camisa amarilla de un color canario, mientras remangaba su camisa. La menor se ruborizo de tan solo mirar unos breves segundos su pecho marcado y parte de su espalda. Su cabello rubio crecido en una coleta semi larga y lacia que se ondeaba levemente al caminar.
- - Eres lenta pequeña mocosa – Quitándole la caja de globos de nieve. – Deja terminar esto... sabía que si Fez te dejaba esto, tardarías la eternidad.
- - Y-Yo puedo... - Apresurando a tomar un globo entre sus manos, pero sintió como el demonio se lo quitaba suavemente antes de mirar su rostro y dedicarle una mirada entre su orbe entrecerrado.
- - Estás tan distraída chico, que Fez quiere que cerremos pronto – Colocando la figura en el estante.
- - ¡Yo podría hacerlo! Solo es una caja – Hinchando levemente sus mejillas de un color rosado por la vergüenza.
- - No creo, porque llevo llamándote desde hace 15 segundos desde la puerta.
- - No te escuche – Viendo que estaban solos en la tienda de regalos y ya no quedaba nadie.
- - Cualquiera podría entrar y robar, mientras Corduroy guarda el dinero con el viejo. – Tomando otros 3 globos para hacerlos levitar y acomodarlos en el tercer estante, mientras que Mabel terminaba con el segundo lo más rápido que podía.
Su cabeza daba vueltas y sus mejillas se acaloraban mientras era regañada por la voz dura y profunda del demonio.
- - Ahora le dices a Wendy por su apellido – Denotando un poco de celos en su voz. – Deberías llamarla por su nombre. – Repitiendo el nombre de la pelirroja. – Wendy, Wendy... no Hielo ni su apellido, solo Wendy.
- - Mm... tal vez terminaríamos, si las subieras – Señalando el cuarto estante para sacar a la pequeña adolescente de su regañamiento.
- - ¡Oh! Déjame ir por el banco lo deje en la caja... ¡Woow! - Soltó una exclamación de sorpresa al ser levantada de improvisto y cargada entre los hombros del demonio, provocando que acomodara su falda repentinamente con sus manos y rezando que el demonio no hubiera visto su ropa interior. - ¡BILL! – Le grito al oído. – ¡Eres un tonto! ¿Qué pasaría si me caigo?
- - Tranquila pequeña mortal, te tengo sujeta – Sonriendo. – Te lo iré pasando pequeña – Mostrando un ameno gesto en sus labios que mostraban sus caninos de forma divertida.
- - ¿Qué pasaría si me caía? O ¿Si se hubiera levantado por completo mi falda y quedabas atrapado hasta chocar con el estante? – Le regaño todavía al demonio mientras este pasaba los globos de nieve en sus manos.
- - Bueno caerte no lo harías, te mantendría bien sujeta ya sea yo o mis sombras – Invocando una mano para saludarla.
- - Jeje, tienes razón – Devolviendo el saludo.
- - Y quedarme atrapado en tú falda y provocar un accidente... bueno me fugaría y te echaría la culpa – Recibiendo un golpe en su cabeza que tumbo su sombrero de copa flotante. - ¡Hey!
- - Tonto – Tomando el globo entre sus manos. – Eres capaz de hacerlo.
- - Mira el lado bueno, eres ahora más alta que Pino.
Ambos soltaron una risa recordando como Dipper estaba mortificado hace unos días por su estatura, más porque Grenda había llegado a visitar a su amiga y está casi le arre basaba unos cuantos centímetros al gemelo masculino en estatura, a pesar de ser una omega y permanecer con la estura promedio.
- - Eres malo Bill – Tomando el último globo de nieve entre sus manos para agitarlo y ver que no caía la nieve roja falsa en la cabaña del misterio, que recordaba al escenario apocalíptico del Raromagedón. – Esto no cae. Está bien pegado como el viejo poster de Varias veces que tengo en mi habitación.
- - Supongo que Stanley le gano lo tacaño – Tomando una en su mano y agitarla. – Que gran estafador. Por diez dólares es genial.
- - Tal vez por eso se refería de colocar el letrero de «no agitar» - Viendo el cartel anaranjado fosforescente.
- - El viejo Fez lo tenía todo planeado. – Soltando una risa. – Lo subestime cuando pensé que no podía ser más tacaño, cuando pidió las camisas con la tela que se destruiría en menos de dos semanas.
- - Sí, mi tío es mente de tiburón estafador – Terminando de acomodarla antes de quedarse un momento quieto en los hombros del demonio y tocar suavemente su cabeza sintiendo su cabello y escuchando al demonio gruñir levemente, antes de detenerse.
Él no se quedó atrás por tal acción de parte de la menor, su mano dio una caricia al tobillo de la chica frotando y sintiendo lo terso de su piel. Hasta escuchar un suave gemido en la chica, quien apretó su cabello y recargo su torso y parte de sus senos en su cabeza. Ambos no podían quedarse quietos, pero eso no impidió que hicieran inconscientemente las caricias.
- - ¿Quieres terminar de acomodar lo que falta arriba? – Tocando su pierna para llamar la atención de la pequeña castaña que le devolvía la sonrisa radiante de complicidad.
- - ¿Bill me dejaras estar aquí arriba? – Sonando un poco insegura por su temor a las alturas y su mala experiencia en la toma de agua del pueblo. Pero en este momento se encontraba lo suficientemente sostenida por el cuerpo del demonio. Podría agarrarse de su cabello si intentaba tirarla. - ¿Puedo estar... un poco más arriba?
- - Puedes... - Tocando sus muslos y sujetándolos.
- - Terminemos esto – Levitando las demás cajas que estaban destinadas acomodarse para los otros días.
- - ¡Sí! – Riendo contentamente mientras el demonio caminaba rápido y ella se sujetaba de su cabello.
Ella se encontraba tan emocionada estando entre sus hombros, que no se dio cuenta cuando su aroma se dispersó; reflejando lo contenta, lo emocionada y excitada al estar en contacto con el alfa masculino. Él simplemente de momentos le pasaba algunos artículos, aunque a veces evitaba entregárselos solo para verla luchar en intentar alcanzarlos. Escuchando la risa de la menor.
El demonio a veces se detenía y robaba una que otra caricia en la cara interna de sus muslos, provocando un gemido agradable en la menor. Mabel tuvo que sostenerse de un estante y esperar a que el demonio ya no siguiera tocándola, aunque Bill sabía que estaban en su límite, quería seguir tocando a la pequeña Pines.
Wendy había regresado de entregar la llave de la caja registradora y el dinero al señor Pines, cuando de repente entro a la tienda de regalos y vio que el par había desempacado algunas cajas y acomodaba los artículos aun no inventariaros. Mientras que Bill cargaba a Mabel en sus hombros y ella de momentos jugaba con él, tirando de su cabello y cubriendo su vista para luego ser reprendida por el demonio y detenerse ambos en un estante, donde la menor llevo su mano a sostenerse y el demonio la sujetaba de los muslos.
El aroma dulzón golpeo los sentidos de la omega pelirroja cuando se percató que la castaña liberaba inconscientemente su feromona.
- - ¡¿Qué están haciendo?! – Cruzándose de brazos y liberando un olor que denotaba molestia y enojo. – Eso se inventariaría hasta el viernes.
- - ¡Wendy! – Dijo Mabel asustada de su aura y sacándola de la caricia del demonio, dio un movimiento brusco antes de resbalar de los hombros de Bill, cayendo por detrás de su espalda.
Un choque de madera se escuchó cuando el demonio la sujeto lo más rápido cubriendo su pequeño cuerpo con él suyo. Mabel apenas había conseguido una magulladura en su piel y un golpe en su costado, pero nada grave. El demonio fue el que se llevó parte del golpe cuando chocó contra el estante de madera abriendo su piel y exponiendo la herida abierta.
- - ¡Bill! ¡Mabel! – Llamo la pelirroja asustada cuando noto que los dos habían tenido el accidente.
- - Bill... - La menor respondió sintiendo el agarre del demonio sujetarla contra su cuerpo, mientras este sangraba de la cabeza, goteando cerca de su rostro. - ¡Bill! Espera... suéltame, estas lastimado no me...
- - Quédate conmigo – Murmuro cerca del oído de la castaña. – Quiero quedarme así contigo – Abrazando con fuerza su cuerpo. – Quédate Mabel.
- - ¡Mabel! – Llamo Wendy preocupada tomándola de la cintura para retirarla del agarre del demonio, aunque le costó un poco al ver que este no la liberaba, antes de escucharla quejarse y terminarla de separar. - ¿Estas bien?
- - Me duele un poco el brazo y el costado – Señalando su suéter deshilachado por la rasgadura del estante. – Pero Bill...
- - Traeré a Ford – Dijo la pelirroja siendo retenida por un gruñido molesto del demonio.
- - No es necesario traer a Seis Dedos – Levantándose del suelo, mientras pasaba su mano para limpiar la sangre y mostrar cómo se regeneraba rápidamente de la abertura en la piel de su fontanela izquierda. - ¿Por qué interrumpes la diversión, Hielo?
Dirigió una mirada friolenta y seria de su orbe ambarino a la omega pelirroja. La castaña nunca había sentido un ambiente tan tenso y lleno de incomodidad desde que Stan y Ford habían discutido la primera vez en el laboratorio subterráneo de la cabaña. Odiaba ese ambiente.
- - Están haciendo las cosas muy adelantadas y Mabel solo tenía que acomodar ese estante. – Trato de mantenerse valiente en responderle al demonio, pero el ambiente se intensificaba volviéndolo con una pesadumbre que la menor no toleraría. – Bill deja a Mabel en paz y no la levantes sin su permiso, sabes que odia las alturas.
- - Y esperas a que ella termine, alcanzando los estantes de arriba – Soltando una sorna risa sarcástica. – Solo la ayudaba a terminar.
- - Entonces debiste dejarla abajo cuando terminaron – Cuestiono en la decisión del Cipher. – No puedes estarla molestando.
- - Conoce tu posición, Corduroy – Amenazo el demonio soltando un gruñido. – Estas dando muchas órdenes para ser una omega muy molesta.
- - Esto ha terminado en su accidente, la próxima vez puede ser peor y Mabel podría romperse una parte del cuerpo. – Sonando enfurecida, aunque a este punto a la chica le estaba ganando las lágrimas que amenazaban de salir en sus ojos verdes. - ¿Qué intentas...?
- - Te has vuelto muy observadora, tal vez la próxima no interrumpas en ciertos asuntos – Usando su voz en la pelirroja. – Mantente quieta en tus acciones, esto no es un asunto que te incumba.
- - ¡Ya basta! – Interrumpió la castaña a la pareja, antes de sentir la mirada de ambos.
Mabel se sentía abrumada por el olor y por el tono de voz que Bill usaba, no le gustaba esta situación. Debió suponer desde un principio en la primera advertencia de Wendy, cuando le dijo que estuviera alejada del demonio de los sueños.
- - Paren... solo paren – Sintiendo sus lágrimas picar en sus ojos.
Sin poder soportarlo se levantó alejándose del lugar y corriendo fuera de la cabaña, evitando escucharlos llamarla. Fue corriendo hasta llegar al prado del bosque. Se tuvo que sostener del roble de un cedro rojo, cuando su corazón golpeo con fuerza y apretaba su pecho. Odiaba las discusiones y ese ambiente la confundía.
¿Por qué Bill se molestaría con Wendy? ¿Y porque Wendy lo regañaría por ayudarla? Era normal que Wendy se preocupara por Bill cuando vio la sangre en su cabeza, pero se molestó su amiga cuando vio que no me soltaba.
Esa tarde-noche Mabel no volvió hasta que Dipper y Stan fueron por ella al bosque. Cuando regreso no encontró rastro de Wendy o Bill, incluso Soos antes de irse menciono que ellos se fueron hace una hora mencionando que Bill se encontraba lo bastante molesto para hablar.
La mañana siguiente todo volvía a ser como era antes, ellos se volvían hablar de la forma habitual con insultos leves y comentarios un poco sarcásticos y con un humor que apenas entenderían algunos que participaron en el Raromagedón.
- - No intentes distraerte, Estrella fugaz – Le dijo Bill antes de salir con Ford a un encargo.
- - Yo no me distraigo – Sacándole la lengua al demonio.
- - Mabel ¿hoy saldrás con las chicas? – Pregunto Wendy en un tono casi inconforme y poco habitual.
- - Sí – La menor noto que la pelirroja tenía un aruño en su cuello. – Tomare... un almuerzo rápido y me iré.
- - De acuerdo – Respondió fríamente. – La próxima no te quedes a solas con él.
Por un momento... por un momento pude sentir el rechazo de Wendy y su mirada de desprecio hacia mí. Nunca me había tocado percibir un olor a odio, provenir de una amiga.
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PV Bill
Desde que llego aquella chiquilla, no he podido calmar mis instintos ni un solo día. Cada pensamiento retorcido en mi cabeza, cada recuerdo que el demonio que llevaba en su sangre, lo convierte en ahora un enfermizo necesitado de su afecto; aquellas extremidades flacas y con los muslos levemente rellenos de suavidad y textura que podía acariciar una milésima de segundos en sus propias manos, moderadamente grandes y apetecibles con la piel tan prístina y blanca como la leche. Algo aterrador desde el principio, lo pequeña que era y como podía acabar sus malditos pensamientos pensando en su cuerpo.
"Es tan suave la curva de su nuca, tener las ganas de hundir sus propios dientes en su cuello"
Un pálpito en su corazón inexistente, tan jodidamente retorcido. Su rostro y esos hoyuelos y la sonrisa que mostraba sus pequeños voluminosos labios color fresa que la hacían ver tan coqueta e inocente.
Su nerviosismo es lindo cuando está cerca de la pequeña adolescente, casi quiere burlarse de ella, pero está envuelto en una picazón en la columna, un pequeño crujido en el aire que lo pone tenso, cuando percibe su aroma único.
Una necesidad de consolarla, tranquilizarla, arreglar las cosas de una manera que solo él puede hacerlo como su pareja. Si tuviera la oportunidad de tenerla en sus brazos.
Una necesidad de consolarla, tranquilizarla, calmarla como solo un alfa puede hacerlo con su omega. Su propia destinataria.
Es sabido que los gemelos Pines tienen una designación diferente desde el día en que nacieron, Dipper era un Delta sin darse cuenta. La vez que derroto a Ford en una expedición de caza y búsqueda de atrapar criaturas peligrosas, el chico había demostrado tener agallas y valor para enfrentarse a las criaturas salvajes de gran tamaño.
No es normal que un alfa quiera desafiar sus propios retos y demostrar cuanta inteligencia y astucia tiene para demostrarle a un alfa mayor y de gran experiencia, la forma de protegerse y cuidar de su hermana y sus amigas.
Aunque cuando se trataba de retos de fuerza, siempre perdía conmigo y aunque quisiera doblegarme con su voz. No funcionaria tan fácilmente, la represión y la orden se voltearía y lo harían sufrir. Él no se ha dado cuenta de mi categoría, prefiero mantenerlo oculto, no quisiera que Stanford me viera como amenaza.
En cambio la gemela mayor por nacimiento. Mabel Pines su pequeña omega, y dulce agente del caos que por su distracción ayudo acabar su reinado, mandándolo al castigo del destierro y ser odiado por todo habitante del pueblo. No sabe ella que es una omega peligrosa para los alfas, no se ha dado cuenta que es una gamma y que sus amigas tratan de consolarla intentando que lleve bien los rechazos de sus compañeros.
Su olor, enfermizo-dulce y lleno de calor-fiebre; miel ambarina, frutos rojos, peonias y freesias frescas de un campo de flores recién cortado, todo yacía debajo de toda esa ropa abrigadora que apenas cubría su cuerpo. Pegado a su sangre, su piel y huesos.
La razón por la que su pequeña omega no encuentra un destinatario, es porque es demasiado atrayente para que un alfa que apenas establezca contacto con ella, desee morderla y cogerla al primer toque. No todos los alfas se impriman y menos en el caso de la joven castaña. Su celo solo hace que intensifique su aroma y se vuelva demasiado seductivo y prohibido.
Stan no es estúpido, lo supo desde que ella cumplió trece años y tal vez él tuvo una mala experiencia con una omega de ese tipo. Cuando vagué por sus recuerdos pude ver que en sus años de juventud se topó con una omega gamma durante su viaje en carretera, la pago muy caro con la factura del motel y la necesidad de la chica por tener sexo. Ya que es característico de las omegas actuar sumisas y calmar a su compañero, entre despertar su alfa y esperar a que las preñen.
Por eso ahora las habitaciones cuentan con ropa vieja, almohadas extra, mantas en capas. Cerraduras de doble y triple control en las puertas.
Ford le avisado a Bill y a Soos del cambio de cerradura de la habitación donde se quedarían los gemelos, tenía que tener mucho cuidado por conforme van creciendo, van madurando y las fiebres podrían hacerlos perder la cordura.
El demonio ha pasado cada día desde muy temprano en la mañana para revisar que todo esté en orden, revisando nuevamente la cerradura y los artículos. Una llave y un pasador pesado sobre una puerta de aislamiento de sonido. Las paredes están re tapizadas para ocultar el cambio, siendo una habitación a prueba de insonorización del sonido, aislando acústicamente el sonido que intente salir del interior al exterior. Esto evitando que Mabel o Dipper pueda calmar los sonidos de su celo y sus fiebres, cuando llegue su estro.
Aunque a uno de los gemelos le llegaba primero que al otro. Siempre Dipper era el primero al principio del mes y Mabel era al final de cada tercer mes.
Bill ha estado caminando como una bestia al acecho desde que Mabel Pines está cerca. Su pequeña omega ya no llevaba tanta ropa abrigadora como al principio, ahora llevaba sus faldas y short sin problema alguno, seguía escondiéndose en suéter de lana tejida que marcaba un poco más la silueta de su cuerpo.
La sed y la necesidad de tenerla se hacían presente que sus colmillos rozaban sus labios. Odiaba la necesidad de afecto y debía ser cuidadoso para que Wendy no se percatara. La última vez que quedo a solas con la pequeña, fue cuando lavaba la loza de los platos después de la cena. Él bebía una copa de vino en la mesa de la cocina mientras escuchaba en la sala a Stan y a Dipper reírse de un programa de televisión.
Mabel estaba contándole sobre la película que vio en el cine con sus amigas Candy, Grenda y Pacifica. Contándole las escenas divertidas. Pero a este punto de la conversación; el alcohol había hundido sus sentidos y había tomado más de tres botellas de vino rojo de cosecha antigua.
Cuando la adolescente terminaba de lavar el último plato y dejarlo escurriendo, no se percató de que el alfa rubio se encontraba detrás de ella, aprisionando su salida con ambas manos a los lados de la tarja del lavabo.
- - Bill... - Sintió un roce en su trasero por el contacto de la pelvis masculina del demonio.
En ningún momento se percató de cuando aparecieron las sombras debajo de ella y la sujetaron de la cintura y piernas manteniéndola a una altura considerable para sentir como el bulto endurecido de los pantalones de gabardina del demonio, se frotaba sutilmente contra las redondas y firmes mejillas de su trasero.
- - Manos sujetas aquí – Señalando la tarja a la menor. – Quieta, Mabel.
Hablo con una voz profunda y aterciopelada cerca del oído de la menor, la menor estaba lo suficientemente enrojecida del rostro para responder, su cuerpo se estremeció ante su cercanía.
Una mano la sujeto de la cintura y la otra subió su falda para apegar su entrepierna tener contacto con su braga de algodón lila, que recubría su trasero y parte de su vagina previamente humedecida.
El demonio la atrajo apegándola demasiado a su cuerpo y empujando la otra parte de su cuerpo femenino al apoyo de la tarja. Un movimiento de restriego con su pelvis a su trasero parte de su sexo hicieron que la menor soltara un quejido y un suspiro de sus labios temblorosos.
El roce iba a un ritmo lento y moderado en su presión, pasando su bulto por un trazo de su sexo hasta llegar al nacimiento de sus nalgas. La menor temblaba del estremecimiento y el tacto caliente del movimiento en su cuerpo, sintiendo el roce de la tela contra sus labios vaginales y su pequeño clítoris que se estimulaba a la fricción de la tela estirada.
Sus manos apretaron formando un puño en la tarja y removiéndose levemente en el agarre de sus piernas, era demasiado contacto que la abrumaba el placer y el calor. De repente llevo a su mano detener el roce tocando la pelvis masculina del demonio y escuchándolo gruñir cerca de su rostro.
- - Dije quieta, Mabel – Tomando su mano para guiarla en una caricia sobre su bulto y presenciara una idea de su tamaño. – Permíteme tener un capricho, al igual que tú.
Volvió a colocar su mano en la tarja antes de envolver sus muñecas y sentir la mano del rubio volver acariciar sus muslos y continuar con el vaivén de su restregamiento contra su redondo trasero.
El alfa estaba perdido en la sensación del cuerpo de su pequeña omega, su mano bajo su braga hasta sus pantorrillas, con cuidado trazando un dedo contra la piel suave de sus muslos inferiores, escuchando a la menor gemir despacio y suspirar un poco más rápido. Dos dedos acariciaron lo terso de sus labios inferiores sintiendo la viscosidad y la humedad que generaba la gemela Pines.
- - ¿Excitada? – Frotando dos dedos contra sus pliegues femeninos. – Estas goteando, chico.
Su pantalón empezaba a humedecerse cuando noto el rastro de su lubricación gotear y resbalar por los muslos de la menor, en un mero impulso la atrapo sujetando su cuerpo e inclinando a la menor hasta quedar flexionada contra la tarja del lavabo. Comenzó a empujar y embestir en seco sobre su sexo. Frotando su erección revestida contra la vagina descubierta y húmeda de la chica.
Mabel comenzó a gemir siendo acallada por la mano del demonio y escuchando al mismo jadear con fuerza y respirar cerca de su rostro. La presión y la fricción en su clítoris la estimularon a la castaña, sintiendo su cuerpo temblar y mandar un escalofrió por su columna. Su vagina palpitaba y su lubricación emanaba como una fuente sin control cayendo en el piso de la cocina. Hilos acuosos y transparentes de semen femenino. Estaba cerca, muy cerca de su orgasmo... hasta que escucho a su tío llamarla.
- - ¡Mabel!
- - ¡T-Tío Stan! – Hablo con una voz levemente ronca la menor y aun temblorosa de las piernas. - ¡Puedo explicarlo!
- - Niña, estas dormida otra vez. – Viendo que la chica estaba completamente alterada de sus sentidos percibiendo un olor a sorpresa, miedo y esto último excitación. – Mabel, vete a dormir ya acabaste de limpiar y recuerda tomar tu medicina.
La menor volteo rápidamente a los lados, encontrándose sola en la cocina. Suponiendo que todo fue producto de su imaginación.
- - Lo... lo siento tío Stan – Volteando a los lados en busca del demonio, pero no había ni botellas de vino y ni una copa sobre la mesa. – Me iré a dormir... - Paso una mano por su falda percatándose de que se encontraba descubierta de abajo y que sus muslos se sentían frescos por su vulva descubierta.
Bill había regresado a la habitación designada por Stanford. Sintió la necesidad de hacer lo mismo de hace un momento allá arriba; sintiéndose expuesto y débil en sus necesidades mundanas que tendría un mortal común, arrancado de su propia moderación y autocontrol. Se encerró en su dormitorio y pasó un maldito fin de semana aislado, tomando supresores en grandes cantidades que ni funcionarían con él. Solo cogiéndose su miembro en el puño de su mano hasta sentirlo en carne viva, libre de su confinamiento y expuesta su órgano masculino, mordiéndose el antebrazo o destrozando la almohada en la penumbra de la oscuridad de su dormitorio. Solo una maldita mocosa de quince años lo puede tener así. Cada aroma que desprende de la castaña, es un perfume embriagante para sus sentidos. Cada sonido que produce. Su sentido se hizo más sensible y tactito, ya casi no podía permanecer en la misma habitación con ella presente.
Sudando feromonas y apretando los caninos recién afilados para permanecer en silencio. Enojado y dolorido y violento con necesidad de tenerla, tocarla y probar su esencia.
"Mabel, Mabel, Mabel"
Tensa la mano y aprieta la mandíbula para calmar el dolor en el estómago, la picazón de las punzadas en la pelvis a lo largo de la columna... la longitud medio dura de su pene erecto que se presenta en sus pantalones abiertos. Llevo los dos días enteros masturbándose con la braga de la gemela Pines. Había rastro de abundante semen, sangre residual cuando sus afiladas garras rozaron repetidamente el bulbo de su nudo y parte de su glande.
Bill jadeaba y no paraba de pronunciar el nombre de aquella omega, un poco más y se la llevaría a cogérsela lejos de los Pines. No sabría cuánto duraría antes de que su límite de control se fuera al carajo. Hasta este punto el dolor y la magulladura en su miembro le importaba poco, solo ocupaba acabar su agonía.
Cuando un chorro de semen cayó por última vez sobre el piso, pudo entender que una simple masturbación no lo calmaría. Su mirada se hizo oscura y rugió en la profunda oscuridad.
"Ella debe ser mía"
Mientras Mabel era un caos de confusión sin saber qué diablos le había sucedido a Bill para frotarse contra ella en la cocina. No quiso comentar este incidente con su gemelo. No veía necesario tocar el tema, sabía que su gemelo le preguntaría al demonio, y en este momento la adolescente era un lío de sentimientos.
Cuando el fin de semana pasó y volvieron a lo rutinario, la omega adolescente solo vio al demonio mirarla fijamente a un lado de Wendy y Soos. No le quitaba la mirada por un segundo, pudo jurar que su ojo estaba más brillante que la última vez, y su pupila más oscura y afilada como la de un lobo acechando a su presa.
El demonio iba acercarse a la menor hasta que sus amigas Candy y Grenda entraron por la puerta saludando a la castaña, hoy saldrían de compras y pasearían un rato por el centro comercial. Por un momento agradeció que Bill no se acercara. Su rostro era un lío rojizo y no sabría que decir después de lo que ocurrió.
Paso enseguida de sus amigos antes de que Bill mencionara sobre su collar.
- - No olvides el collar, Estrella fugaz – Señalando con una garra afilada su cuello. – Salir en este tiempo no es adecuado.
- - ¡Mabel! – Le regaño Grenda. – El collar o tendrás a los alfas encima de ti.
- - E-Es cierto – Dijo sorprendida de no traerlo. – Busco en los bolsillos de su short antes de encontrar su collar rosa con hebilla de corazón. – Gracias... por recordarme...
- - Recoge tu cabello – Quitándole el collar de las manos, antes de verla alzar su melena castaña. Aspirando su fragancia femenina. – No te atrevas a quitártelo, no quiero que otro mire algo que no está marcado aun. – Abrochando el collar alrededor de su blanquecino cuello. – Temprano o iré por ti, Mabel.
Mabel miro por un momento a Bill antes de alejarse de su toque. Por un momento pudo percibir que el demonio no quería que saliera o iría a su caza, su mirada decía que tenía intenciones de buscarla.
«Llega temprano y te salvaras, llega tarde y enfréntate a la bestia»
La menor solo atino a tragar saliva nerviosamente antes de irse con sus amigas. Ese día recuerda haber llegado a las seis, por suerte cuando llego el demonio estaba algo ocupado ayudando a Dipper arreglar un problema con una investigación que tenía con Ford. No tocaron el tema haciendo que nada esto sucedió. Pretendieron que todo fuera como antes y seguir con su misma relación de amistad.
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- - Nos vamos por dos semanas – Dijo en alfa mayor con unos lentes de sol y su mejor atuendo. – Procuren no incendiar nada, en especial tú, Cipher.
Fue lo último que dijo Stan apurado de salir de la cabaña con maletas en mano. Mientras Ford salía al igual que Stan con una vestimenta descente.
- - Y yo soy el culpable – Frunciendo el ceño. – Me creen capaz de quemar la cabaña.
- - ¡Sí! – Dijeron todos recordando sus crímenes anteriores.
- - Lo siento amigo, pero eres capaz de hacerlo – Menciono Soos. – Pierdes la paciencia con los clientes.
- - No es mi culpa que cada mortal que entre solo mire y pregunte por un precio que ya tiene a la vista. – Señalando el letrero.
- - Es verano, están distraídos – Respondiendo Soos a su rencor.
- - Por eso tenemos una noticia nada agradable – Soltando un resoplido Stan. – Esto me costara un ojo de la cara.
- - Mientras estemos afuera, no abran el negocio. No me gustaría que tanto turista alfa u omega estuviera rondando por aquí y causando problemas – Dijo Ford – Chicos nada de salidas hasta tarde, Bill tienes permitido salir pero no más de los límites del pueblo o los minotauros querrán tu cabeza. Veo que muchas criaturas andan buscando la manera de ir por ti.
- - Siguen molestos porque hubo un genocidio de su especie.
- - Hablo enserio, nada de ir a los límites del bosque – Especifico. – Y si sales por encargo llévate el disfraz.
- - Un cubre bocas y una gorra y lentes oscuros, perfecto así pareceré que robare una tienda de comestibles. – Invocando un arma de fuego.
- - Nada de armas, punzocortantes ni objetos que lastimen - Regañándolo.
- - No menciono el uso de mis poderes – Susurro cerca de los demás, empezando a reír.
- - Hablo enserio.
- - Pregunta – Alzo la mano la pelirroja. - ¿Podemos pedir pizza y hacer fiesta?
- - No Wendy – Apuntando con el dedo a la omega pelirroja. – Por eso les di dos semanas de descanso a ti y Soos.
- - Una cosa más... - Detuvo al grupo antes de irse. – Inventario tienda, re etiquetado y cierre de cuentas.
- - ¡Oh es enserio! – Cruzándose de brazos.
- - Llegara la mercancía para la tarde, cuando menos lo esperen terminaran antes de las ocho de la noche, ya podrán descansar bien sus dos semanas.
- - Okey Stan, vámonos.
- - Sí.
Ambos gemelos mayores se subieron antes de despedirse y empezar arrancar el vehículo. Ford quien miraba por el retrovisor como los demás entraban a la cabaña, noto como Bill y los gemelos se llevaban bien, lo bastante para notar como sujeto a Mabel de la cadera y daba giros haciéndola reír.
- - No sé si sea correcto irnos – Comento el mayor.
- - ¿Bromeas? – Dijo Stan soltando un refunfuño. – No podemos quedarnos, entraremos en celo y si no hacemos algo alteraremos a los chicos.
- - Lo sé – Viendo como acababan de entrar todos. – Solo que... me gustaría estar al cuidado de ellos. Es su último verano de relajación antes de quedarse sumidos a la entrada de la preparatoria.
- - Tranquilo, solo son dos semanas.
- - Bueno, tienes razón ¿Qué podría pasar? – Soltando una risa despreocupada. – Dijiste que ya tenías el hotel y conocías unas omegas.
- - De eso no te preocupes, solo déjate llevar por el viaje hermano – Colocándose los lentes.
- - Jeje, hace rato que no hacia esto – Comento Ford.
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Viernes por la tarde-noche el par de gemelos estaba cenando en la sala, con el televisor encendido mientras veían jugaban en la consola de videojuegos. Dipper le gustaba tener una partida de "Dark Soul" un videojuego que prácticamente lo terminaba atormentando si no acaba muerto en las misiones. Cosa que Mabel le exasperaba ver como su gemelo daba vueltas y era atacado por criaturas.
- - ¿Podríamos ver una película? – Sugirió la chica.
- - Después de esta partida.
- - Mm... o sea nunca – Soltando una risa, antes de ver la hora.
El castaño dio un bocado de su espagueti saboreando la salsa boloñesa y las especias, quedando absorto del videojuego. En cambio la adolescente no podía cenar a gusto a pesar de la hora, era ya casi cerca de las ocho, estaba un poco preocupada la castaña porque el demonio no salía de la oficina. Sabía que él podría acabar con tan solo el chasquido de sus dedos y después regresar con ellos.
- - Bill ya tardo – Le comento a su gemelo.
- - Él vendrá después, sabes que odia que lo molesten cuando se trata de las cuentas de Stan – Dando otro bocado. – Quedo delicioso esto.
- - Gracias – Dando un pequeño bocado a su cena, mientras trataba de sacudirse los pensamientos preocupantes de hace unos minutos.
- - ¿Quieres que vea? – Pregunto Dipper notando las mejillas enrojecidas de su gemela.
- - Y-Yo... bueno...
- - ¡Ni loco!, apareció el dragón no puedo abandonar la partida. Así que no puedo ir a buscar al dorito genocida – Soltando una risa el castaño. – Déjalo luego llegara.
- - Solo le diré que esta la cena – Dejando su plato en el sillón. – Vigila que Pato no se lo coma.
- - De acuerdo.
- - Hablo enserio Dipper – Frunciendo el ceño.
- - Lo vigilare – Haciendo un ademan con su mano para que se fuera.
Mabel sonrió y camino fuera de la estancia para seguir su viaje hasta la oficina que se encontraba pasando la entrada a la tienda de regalos hasta ver la puerta que decía «solo empleados», el cual noto una pequeña luz tenue y unos sonidos que se escuchaban a través de la puerta de madera entreabierta.
PV Mabel
Se escucha unos sonidos de cansancio y dolor, nunca había olfateado un aroma tan suave como las rosas y las frambuesas a pesar de ser un poco débil. Escuche la voz de Wendy llamar a Bill en un tono como necesitado, nunca la había escuchado de esa manera.
La menor miro por la apertura de la puerta viendo a su amiga sentada en el escritorio con el demonio casi encima de ella dando leves mordiscos y besos por su cuello. Nunca había visto a Bill en esa faceta, le dio un poco de miedo ya que su aroma era fuerte y penetrante, más el tono que usaba con su amiga parecía un tono molesto e irritado, casi como una represión o regaño.
Wendy estaba con los pantalones abajo y sus bragas hechas un lado, y con las piernas extendidas dejando visible como el demonio trabajaba con su mano en masturbarla de su sexo. Todo parecía una escena muy acalorada y excitante, aunque el corazón de la menor apretaba un poco de su pecho.
¿Por qué? ¿Por qué me duele verlos? Yo sabía que ellos estaban... sé que Bill gusta de Wendy, lo sé. Los vi aquella noche del verano pasado.
Pero... ¿Por qué no puedo aceptarlo? No quiero... no quiero el rechazo.
No quiero que él...
De repente vio como el demonio giraba un poco su cabeza y levantaba la mirada, la veía fijamente haciendo notar su presencia en esa habitación, antes de escucharlo decirle a Wendy que se callara y guardara silencio, algo que la omega mayor no hizo caso a su orden y continúo disfrutando de su contacto.
La pequeña adolescente pudo ver el único orbe dorado contraerse hasta tener una pupila elíptica y mirarla fijamente entrecerrando la mirada, una señal hizo con su dedo el demonio de los sueños indicándole que viniera. Mientras atraía a la omega pelirroja a su cuerpo en signo de posesión y encajaba sus garras en la melena rojiza dando algunos besos descuidados sobre la curvatura de su cuello pecoso y levemente rosado por la sangre acumulada de su sonrojo.
- - ¿Demasiado mojada, Corduroy? – Mostrando sus caninos y afilados dientes a la pequeña castaña que estaba de espectadora.
Me vio, él me vio... yo debería irme y no verlos. Debo irme no es propio que vea a Wendy hacer esto con Bill.
Iba retirarse la menor hasta que sintió dos sombras emerger del piso como si fuera una mancha densa de alquitrán, obligándola adentrar en la habitación con sumo cuidado y sujetarla de las piernas separándolas. Wendy no la escucho porque gemía demasiado fuerte para notar el sonido de la puerta medio abrir y cerrar detrás de la adolescente. Otras dos sombra más aprisionaron sus manos como una cadena bajo sus pies manteniéndola inmóvil de moverse. Iba protestar pero una sombra cubrió su boca silenciando cualquier rastro de su voz, la puerta se cerró un poco más dejando a la vista a la pareja y su espectadora, antes de escuchar al demonio de los sueños en sus pensamientos.
"No te vas a ir, Estrella fugaz"
La chica estaba con la mirada perpleja y abierta de sus ojos avellanados de la sorpresa de escuchar al demonio darle una orden, estaba sumamente ansiosa y con miedo de ser descubierta por la pelirroja. Bill solo sonreía maliciosamente teniendo a la pequeña omega frente a él, continuaba estimulando el órgano genital de su amiga enfrente de ella, antes de resonar la lubricación húmeda de la pelirroja en la habitación convirtiéndolo en un sonido tan estimulante para la menor. En esa habitación predominaban los gemidos de la omega pelirroja, no paraban de producirse tras el frotamiento contra su mano.
Me detuvo, él me atrapo y no me dejara ir... si Wendy me ve, ella no entendería porque estoy ahí.
- - Bill... Bill... ¡Por favor! – Aferrándose al cuello del rubio y soltando un sonido lastimero de su voz. – Por favor...
Mabel intento cerrar los ojos intentando no ver, pero de repente sintió algo subir por su pierna y acariciar sus muslos. Vio abajo entre sus piernas una pequeña mano de sombra, tocar su muslo con lentitud y subir entre medio de sus piernas antes de dar una caricia sobre la tela de su braga y frotar contra ella.
La castaña le dirigió la mirada a Bill quien este sonreía y aferraba una mano a la cadera de su amiga Wendy.
Bill... Bill no ¿Qué hace? Sí Wendy me escucha, no podré mirarla más. No debería estar aquí.
"Vas a sentir lo mismo que ella"
Fue lo que escucho la chica antes de sentir como esa mano acariciaba por encima de la tela de su braga, un poco acelerado el movimiento, pero suficiente para mantenerla silenciada entre sus gemidos ahogados.
PV Bill
Dos podemos jugar el mismo juego, Estrella fugaz.
El demonio alfa sonrió para sus adentros sabiendo que la gemela Pines no tardaría en llegar a la oficina, para su mala suerte fue Wendy quién interrumpió primero el encuentro. No se esperaba que la omega pelirroja llegara descaradamente a pedir placer. No tuvo más opción que detener la huida de la adolescente, esta vez no habría mal interpretación a lo que él quería en sus deseos. Le haría saber a la gemela Pines que es a ella a quién esperaba.
Si tan solo hubieras llegado unos minutos antes, sin tan solo no te hubieras detenido a titubear en venir a la oficina cuando acabaste la cena y te quedaras conversando con Hielo.
Maldita pequeña tentación fuiste astuta en impregnar a la ropa de Wendy con tú aroma, en cuanto dejaste que te abrazara y te tocara, fue como una trampa. Sabes muy bien que ya no tengo control desde esta mañana, cuando me dejaste que te tocara, te abrazara y estuviste pegada a mí como una adorable infante que se divertía en hacerme sufrir, lejos de la atracción sexual y me coqueteaste con tus caricias en mis manos.
- - Grr... - Soltó un gruñido gutural sabiendo que la castaña gemía ante las caricias que recibía por sus sombras. Notando su rostro rojizo y con las lágrimas, era bastante obvio que la menor disfrutaba ser masturbada por la mano hecho de sombra rosando su entrepierna y tirando de su braga a un lado para dar caricias a sus pliegues humedecidos.
- - Por favor, no tan fuerte... por favor – Escuchando la protesta tan irónica de la pelirroja.
Es lo bastante estúpida para decirme eso, ella vino a buscar placer por su propia cuenta. Yo quería... tener a Mabel Pines aquí en esta habitación.
Cerró su orbe un breve momento imaginándose a la dulce castaña bajo su cuerpo, él quiere tira de ella de vuelta al escritorio con él, expulsando un profundo suspiro mientras ella se acurruca contra su costado, su pierna deslizándose sobre su estómago para engancharse a su cadera, su nariz enterrada en su níveo cuello rosado por el rubor de su sangre caliente, la mitad del cuerpo sobre el de él mientras frota su mejilla contra la del rubio. La piel fresca y dulce de la menor dejando escapar un sonido herido en su garganta cuando rogara ser criada en esa habitación.
Ella estaría ardiendo entre sus piernas, su vagina presionando contra su cadera, solo la ropa interior que la haría a un lado, su piel desnuda contra su ropa como lo que hicieron en la cocina. No está... no está mojada aun, ni tan resbaladiza para recibirlo, pero su calor es suficiente para hacer que su pene palpite y sus manos se muevan hacia ella antes de contenerse y comenzar a frotarse contra su sexo.
Bill se relamió sus labios antes de abrir su orbe y ver a la pequeña Pines con las mejillas rojas como una rosa carmesí. Tan excitante la escena, su adorable nínfula estaba temblando tras la caricia. Lo bueno de ser demonio, es que a través de sus sombras puede sentir la piel de la pequeña omega y la sensación rica y dulce de su humedad descendiendo entre los dedos.
Su mancha de humedad es miel y luz del sol, fresas frescas y dulces esto, es jodidamente dorado como la menor de los Pines empieza a empaparse de tan solo escuchar a su amiga ser masturbada.
Es tibio el calor ardiente que puedo saborear por mis sombras.
Incluso ahora. Incluso goteando bajo la mano de sombra es pegajoso, perdido por la fiebre del calor que emana la pequeña Pines, puede encontrarme a sí mismo en su olor. Su corazón late y mi pene es doloroso, cada maldito puto impulso de alfa, ansían enterrarme dentro de ella. Para abrir la boca y hundir los dientes en su cuello, sus muslos internos, sus pequeñas senos de mierda que me tientan a tocarla y apretarlas hasta grabarme su sensación.
Márcala, cogerla completamente en mí pene, anudándola hasta que esté tan jodidamente llena de semen, incluso el tamaño y el nudo no puede evitar que se escape de mí. Hasta que duela. Hasta que ella llore. Hasta que consuma su calor y el hambre de celo en sus huesos, y ella y yo nos hartemos de tener sexo.
Hasta que ella sea mía en todas las jodidas formas en las que pueda reclamarla. Le hare saber a Mabel Pines que es a quien deseo más que nada en este maldito multiverso.
Escucho a Wendy decirle que pronto llegaría al orgasmo, pero el demonio solo prestaba atención a su pequeña espectadora que no paraba de gemir callada mientras era masturbada de su pequeño sexo con su mano. Mabel estaba respirando con fuerza y con lágrimas en los ojos. No quería que su linda y preciada tentación se quedara frustrada sin tener un orgasmo propio, pero la pelirroja no paraba de protestar y decir que se correría.
- - Córrete y vete – Gruño molesto sabiendo que la omega pelirroja arruino que la gemela Pines pudiera terminar y llegar a su propio orgasmo, dejándola sumamente triste. Chasqueo los dedos eliminando la mano y viendo la menor pudiendo respirar y mirarlo con lágrimas en los ojos.
Bill tuvo que aumentar el ritmo de su mano para evitar que la pelirroja no escuchara a la gemela ser liberada y cayendo secamente al suelo, mientras miraba con un temor en sus ojos al demonio. Cuando el alfa sujeto de la melena a la pelirroja para evitar que volteara, la miro con desprecio sabiendo que la gemela Pines se levantaría y huiría emanando un olor a miedo. Solo por un momento la miro salir de la oficina antes de escuchar sus pasos alejarse del pasillo haciendo resonar sus zapatos. Mientras que la mujer le reclamaba, antes de decirle que limpiara y se fuera.
La respuesta que obtuvo fue una bofetada y un insulto que remarcaba que el demonio no tenía un deseo en ella.
- - ¿Hay alguien más? – Pregunto la omega pelirroja, dándose cuenta que lo que sucedió hace un momento no pudo ser imaginación suya. Aunque su pregunta no fue si pregunto si había alguien en la habitación o si amaba alguien.
Claro que hay alguien, y estuvo aquí hace un momento y estará muy molesta cuando vaya con ella a verla.
Cuando vio a la pelirroja salir enfurecida como los mil demonios, supo que no tendría que volver a verla. El acuerdo era solo satisfacer necesidades, en ningún momento marcaría a la pelirroja como pareja.
- - ¡Mierda! – Protesto el demonio golpeando el escritorio en un puño, recordando que la castaña estaría molesta y enfurecida por su comportamiento.- No esperaba que Estrella fugaz estuviera presente.
Acomodo todo y limpio el desastre que hizo Wendy, en cuanto salió de la habitación encontró a Dipper Pines en el pasillo mirando a las escaleras del ático, podía denotar que el gemelo masculino estaba preocupado por su hermana.
- - Mabel dijo que la cena está ahí, quiso que la dejáramos sola.
- - La cena... vaya que Estrella fugaz es considerada de guardar un plato para mí. – Dijo Bill soltando una risa y yendo a la cocina a ver un plato de espagueti servido.
- - Hace rato vimos a Wendy salir enfurecida – Dijo Dipper haciendo una breve conversación al demonio. - ¿Qué sucedió?
- - Hielo tuvo una decisión errónea – Respondió. – No tomo bien el rechazo que debía escuchar.
Dipper se sorprendió de escuchar eso, aunque se le hacía imposible pensar que Bill rechazara a Wendy siendo una omega atractiva y acorde a su edad. Sí él antes cuando tenía doce años era su crush de la infancia, sabiendo que la chica nunca lo vio como una pareja ideal. Y por mera suerte no se imprimo en ella.
Podría ser que el demonio tuviera sus razones para rechazar a su amiga. Aunque el castaño se preguntaba porque su hermana estaba con lágrimas en los ojos en el pasillo.
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Mabel se encontraba en la habitación del ático intentando calmar sus feromonas y la sensación de dolor en su pecho. Estaba molesta, irritada y con un maldito calor que hacía doler su vientre. El demonio la había retenido en aquella habitación, utilizo sus sombras para sujetarla y tocarla.
La joven adolescente estaba pasando por la dolorosa etapa de pre calentamiento, tardaría un buen rato en entrar en celo y cuando lo hiciera, primero sería Dipper antes que ella y él estarían muy ocupados con la habitación. En estos momentos no sabía si tomar supresores o simplemente esperar a que llegase.
Ella se sentó en su cama buscando en su maletín sus medicamentos antes de ver la píldora roja. Su madre se la dio para adelantar su celo y evitar todo este problema. Pero a estas alturas tomarla significaría que debería haber preparado su nido, y solo había conseguido apenas dos prendas y llenado la mitad del frigo bar con bebidas y alguna que otra fruta.
Dipper no lo sabría, solo diré que quiero pasar unos días en el cuarto de descanso.
Decidida no lo pensó dos veces antes de tomar un cambio de ropa y su pijama, bajando las escaleras y llevándose consigo la pastilla. Se encerraría y no saldría hasta que estuviera calmada. Entre los escalones se encontró a su gemelo quien subía apenas con algo de preocupación en su semblante.
- - Mabel sobre tú privacidad... - Sonando nervioso en su voz.
- - Descuida hermanito, en realidad voy estar unos días en el cuarto de descanso.
- - ¿Tan pronto? O eso es... bueno creo, pero ¿no es demasiado pronto? T-Tuviste el, el... ya sabes – Dijo el castaño preocupado y a la vez tartamudeando mientras tropezaba torpemente antes de llegar con su hermana. – Espera pero Wendy... ella acaba de irse y...
- - Le llamare cuando ella este bien, posiblemente ocupe espacio – Menciono. – Tranquilo llevo mi medicamento, y no es el primero que tengo. – Sonriendo nerviosamente. – Estaré bien, Dip-Dip.
- - De acuerdo – Sonando aliviado de ver la bolsita plástica de arcoíris con los supresores, los antiinflamatorios y antipiréticos, que usa su hermana para estas situaciones. – No puedo acercarme, pero si ocupas algo. – Señalando su celular. – Lo dejare en la puerta.
- - ¡Sí! – Asintiendo con las mejillas rojas, sabiendo que es vergonzoso aun entre gemelos hablar del asunto del celo.
Mabel tan pronto camino a la habitación para evitar otro inconveniente se encerró tirando de los pestillos y cerrando con llave. Busco del frigo bar una botella de agua y saco la pequeña píldora roja, dudando un poco la adolescente entre aceptar la decisión de tomarla. Todavía podía sentir ese aroma masculino de alfa que desprendía el demonio y en parte su gemelo.
Se dio un golpe en su cabeza antes de tragarse sus sentimientos y no pensar más en ello. Tomándola dio un gran trago a la botella, bebiendo el agua para lavar el sabor amargo del medicamento. Nunca lo ha tomado, pero esperada que la píldora pudiera calmar su celo, según como su madre le dijo.
Su celular tintineo de su maleta revisando un mensaje de su hermano, el cual decía; mañana saldría temprano, pero no podría acompañarlo. Haciendo hincapié que era una reunión de chicos.
La castaña soltó una risita antes de virar los ojos y escribir su repuesta: "Diviértete en tú reunión muy masculina de hombres, por cierto no olvides llevar flores".
Era obvio que su hermano gemelo no le diría que iría a una cita con su amiga Pacifica Northwest, cuando ella es la primera en mandarle mensajes preguntando que ponerse.
Una llamada tuvo de ella justamente a las once y media de la noche cuando se preparaba para dormir, para ese momento Mabel se sentía muy caliente de sus mejillas y su cuerpo soltaba un escalofrío. Mas no pudo ignorar el pequeño llamado de emergencia de su amiga.
- - Paz... - Hablo la adolescente arrastrando sus palabras. – Ya te dije que el vestido lila se ve bien.
- - No lo sé Mabel ¿Y si no le gusta? – Pregunto con un chillido de duda en su voz. – No quiero escuchar a Dipper decir; te ves bonita solamente.
- - ¿Ah no? – Embozando una sonrisa divertida. – Quieres que te diga bellísima.
- - ¡Sí! – Grito a través del auricular del celular. - ¡Eso quiero!
- - Mmm... aun tienes ese vestido color ¿Verde agua?
- - Sí, ¿Por qué preguntas?
- - Sabes que a Dipper, le gusta ese color. Aparte hace que resalte tus piernas – Menciono. – Sí te lo pones, mi hermano lo tendrás en tus pies y no parara de vigilarte y protegerte.
- - Mabel...
- - ¿Mm...? – Esperando la respuesta de su amiga que tardo un solo minuto.
- - ¡Eres una maldita genio! – Dijo Pacifica emocionada. – Ya, ya, ya lo tengo. El maquillaje y el vestido y los zapatos blancos de tacón. ¡Gracias Mabel! Te debo una grande, me has dado una idea.
- - Solo cuando me invites a la pedida de mano, quiero ser la jefa de las damas de honor.
No escucho más sonido de su amiga sabiendo que en este momento podría estar más roja que un tomate, aparte por el chillido de la emoción.
- - Lo tomare como un sí – Colgando su celular antes de recostarse y soltar un suspiro largo de sus labios.
Aun sentía ese maldito calor y su cuerpo no paraba de ser sensible, se quitó la ropa para colocarse su pijama; un camisón de color rosa suave bordado que llegaba hasta por tres dedos encima de su rodilla. No había podido quitarse sus calcetas cuando sintió de repente como su corazón latía con fuerza.
Su piel estaba caliente y rosada de su pecho y cuello, hasta este punto ya no tenía control de su aroma y su sexo se sentía un cumulo de lubricación descendiendo de sus pliegues empapando hasta dejar mojada su braga blanca de algodón con bordado. Un suspiro soltó cuando intento moverse fuera del sofá y buscar en su maletín una manta, y el pequeño dildo que la sacaría de esa maldita necesidad de calmar su calor.
Ella regreso al sofá con una botellita lubricante a base de agua y su dildo de 5 pulgadas, no era muy grande pero lo suficiente para sentir esa sensación de llenado en su intimidad. Una toalla en mano, no quería ensuciar la tela del mueble. Solo lo ha usado dos veces cuando ha entrado fuerte en celo, más nunca se atreve a moverlo o meterlo mucho, para eso era terrible de usarlo sin saber si podría meterlo o no.
Un dildo con nudo a media base color crema con la punta redonda color rojo como un honguito, no fue una buena elección cuando Wendy se lo trajo y no le explico el orificio en medio, y para ¿qué era las botellitas color blanco? ¿Y la pequeña válvula que estaba dentro que función tenia? Solo la palabra semen artificial es lo que tenía escrito.
Mabel quiso ir despacio y usar el dildo primero, no quería saber para qué necesitaría semen artificial. Su cuerpo hasta este punto estaba necesitando un estimuló para calmar la sensación de vació. Pero también le llamaba la atención el semen artificial para celo. Quiso llamar a su amiga Wendy, si es que no estuviera dormida o molesta, porque cuando la vio salir de la oficina estaba con lágrimas en los ojos y una mirada de odio.
Pero en este momento la pequeña adolescente ya estaba sufriendo el celo adelantado. Escucho un pitido y otro, hasta que volteo a ver la hora del reloj viendo con vergüenza en sus mejillas que era la una de la madrugada, rápidamente colgó y se regañó por ser tan tonta.
- - Es muy seguro que está dormida – Menciono en un tono regañado. – Tonta como se me ocurre.
Sin pensarlo dos veces bajo su braga, que hasta este punto era un lío viscoso de lubricación y fluido transparente empapando sus muslos. Acomodo la toalla extendiéndola y se recostó en el sofá y con las pocas prendas que había podido conseguir de los alfas, tomo inconscientemente un abrigo oscuro el cual le gustaba mucho y la hacía sentirse protegida. Luego lo limpiaría y lo plancharía para regresarlo al perchero junto a la demás ropa.
Abrió sus piernas blancas y alzo su camisón un poco para ver su pubis lampiño aun y parte de sus muslos manchados por el fluido femenino de su excitación. Paso la punta del dildo frotando sobre sus labios vaginales lentamente, disfrutando de la sensación deliciosa y quemante en su sexo. Restregando el glande falso de goma contra su clítoris lubricado, viendo como su bolita rosada y brillante estaba hinchada palpitando en cada momento, le gustaba moverlo un poco dando círculos encima y sintiendo el pene de silicón frotar lentamente sobre sus pliegues hasta llegar completamente a la hendidura que daba entrada a su vagina y pasar rozando su trasero.
- - También... Mmh aquí... - Menciono sonrojada de sus mejillas, tocando el anillo levemente lubricado con fluido. – Ahmm.... – Un gemido soltó cuando toco con sus dedos la entrada de su ano con delicadeza. – No... no me atrevería aun...
Ha jugado mucho con su trasero en casa cuando empezó a utilizar los plug anales, siendo al principio una recomendación de sus compañeras del salón, diciéndole que coger por detrás calmaría más pronto su celo. No lo ha intentado la castaña, pero estuvo experimentando el traer uno en la semana, uno en forma de rosa con el bulbo pequeño, dilatando lo más posible que podía aguantar y quitarlo cuando sentía su anillo dilatado y muy caliente. En conclusión solo hizo que aumentara los deseos de ser cogida y no calmara mucho su celo.
Ella introdujo un dedo sintiendo lo levemente dilatado de su ano y cubierto de su secreción lubricante. Demasiado caliente y apretado que apretaba la punta de la yema de su dedo del medio. Llevo su pequeño juguete a frotar contra la entrada de su hendidura y empujar un poco solo entrando la punta y sacándolo inmediatamente, soltando un leve suspiro largo y doloroso. Siempre era el mismo problema; excitada y lubricada, pero nunca capaz de meterlo por la sensación de dolor en su canal vaginal.
- - Vamos... por favor – Suplico la gemela intentando calmar el miedo. – Por favor... quiero sentirlo... solo un poco más...
Siempre que estaba a punto de meterlo solo quedaba a la mitad y con eso se estimulaba, una estimulación que duraría varios minutos incluso la hora hasta conseguir un placer más o menos satisfactorio.
Mabel le daba miedo que sucedería si metía el dildo completamente ¿Dejaría de ser virgen? ¿Sangraría? O se atoraría el juguete en su vagina, al tener una base de testículos falsos muy pequeña, que tendría que ir a parar vergonzosamente al hospital a sacarlo.
Ella cerró los ojos intentando estimularse y calmar el calor que crecía en su cuerpo, fue mala idea tomarse la píldora ya que esta potenció su celo adelantado. Su mente iba poco a poco nublándose. Pero hasta este punto sus piernas temblaban y se estiraban en busca de una sensación de intentar meter el dildo sin miedo y auto penetrarse, nuevamente intento metiendo la punta a su vagina solo la mitad y soltando un gemido tembloroso cuando lo saco inmediatamente y decidió únicamente frotarse contra el juguete.
Sin darse cuenta que alguien ya había entrado a la habitación viendo su único intento de auto penetrarse.
- - No puedo... - Soltando un gimoteo en medio de un sollozo triste. – No puedo...es demasiado grande.
- - Jeje, debes estar bromeando, Estrella fugaz – Viendo a la menor abrir los ojos en grande e intentar cubrirse su parte íntima bajando el camisón rosado. – Esa cosa no es grande.
- - ¿C-Como...entraste? – Le reclamo nerviosa y molesta.
- - Por la puerta – Dijo el demonio soltando una risa y caminando hacía la menor con un pequeño gruñido de frustración, de tan solo verla tan atractiva con esa vestimenta mostrando su cuerpo lechoso. – O quien sabe por dónde.
- - Este lugar es... privado – Frunciendo el ceño.
Bill no había aguantado más de esperar en que momento la pequeña Pines abriera la puerta y se descuidara, para invitarlo a su nido, para que dejara pasar al demonio hambriento de celo. Hasta este punto el alfa mayor estaba demasiado excitado por el aroma dulce y delicioso que emanaba la menor, lo supo antes de que se encerrada en la condenada habitación que hizo Ford para los gemelos.
- - Mabel Pines – Pronuncio su nombre con un tono profundo y aterciopelado que hizo que la misma omega menor se le erizada los vellos de su cuerpo, provocando que la chica se acomodara en una posición sentada con las rodillas flexionadas y las piernas levemente separadas.
- - Bill... - Pudo detectar un aroma muy intenso y masculino desprender del alfa mayor, un aroma agradable a madera de cedro rojo, tierra mojada después de un lluvia cálida y especies, entre el conocido aroma a tabaco cuando fumaba un cigarrillo. Le gustaba mucho. – E-Espera ¡No! No te acerques...
El demonio vio a la gemela con las mejillas rojas y la mirada agachada mostrando una aflicción de tristeza en su rostro.
- - No, no me toques y no te acerques – Recordando hace un momento lo de Wendy cuando estaba en la oficina. – Tú ya tienes a alguien.
- - ¿Así? – Pregunto inquietante por el cuestionamiento de la gemela. - ¿Tengo alguien? ¿Quién sería?
- - ¡Wendy! – Grito, tirando una almohada con furia. – Wendy es tú...
- - ¿Mí qué? – Viendo a la gemela levantarse y enfrentarlo.
- - ¡Tú destinataria! ¡Los vi! ¡Los vi! – Protesto la menor con pequeñas lágrimas en los ojos golpeando su pecho e intentando empujarlo lejos. – Apestas al aroma de ella. ¡Así que déjame en paz! – No pudo evitar guardarse el sentimiento y gritar el nombre de su amiga con tantos celos de ella. – No me gusta... no me gusta su aroma en ti. ¡Lo odio!, ¡lo odio!... ¡Vete! ¡Déjame!
- - No sabía que Hielo era mi destinataria – Soltando una risa el demonio al ver a la jovencita poner una expresión de enojo por el comentario. – Porque... es una estupidez lo que dices, Pines.
Mabel furiosa corrió y busco en su maletín, sus pastillas supresoras y sus analgésicos aventándolas a la cabeza al demonio, todo lo que pudo tener en la bolsa; jabón, crema y lociones que golpearon su cabeza y cuerpo.
- - ¡Eres un tonto! ¡Un idiota! ¡Tomate unas y lárgate! – Sonando furiosa con el rostro enrojecido. – No sabes que duele... duele mucho. – Su voz sonaba herida algo rasposo que hizo que el demonio sintiera esa sensación de raspado en sus entrañas. – Solo vete, Bill.
"No, piensa más, sin respirar con dificultad, oliéndolo su aroma."
Su barbilla se tambalea, su mandíbula se aprieta y hay un destello de ira, tristeza y odio en su rostro cuando ella gira su brazo hacia atrás y le arroja algo más, sus pastillas especiales para su celo, se da cuenta, cuando la tapa se abre y se esparcen por el suelo. La botella lo golpeó huecamente antes de rodar, estaba casi vacía, solo unas cuantas píldoras rosas y blancas esparcidas por la madera dura de la cabaña.
No son píldoras normales que tomaría una omega común, estas eran especiales para la pequeña Pines. Tal como lo supuso, ella no es una omega que tomaría un celo común. Su pequeña castaña era especial.
- - Esa es tú respuesta a tú deducción y la forma de que me aleje – Dirigiéndole una mirada oscura de su orbe. – Más vale que sea la correcta, Pines.
Pateando el frasco y quebrando las píldoras con su zapato, mientras iba caminando hacia ella.
- - No... no te acerques – Dijo la menor a cohibida en su lugar y con su cuerpo temblando ante la presencia del alfa mayor. – Detente, Bill... te odio.
Está enojado consigo mismo porque el olor de ella es una mezcla entre ira, miedo, excitación y odio. Sus pequeños muslos resbaladizos que aun goteaban cual miel sobre su piel blanquecina, roban más su atención que cualquier otra cosa.
Ella no quiere escuchar y no quiere saber qué sucedió y lo que lo obligo a hacer eso con Wendy. Ella no sabe el acuerdo, ella no sabe que es... la dueña de sus malditos deseos y fantasías oscuras, que invaden sus pensamientos cada día, cada mes, cada año. Ella no lo sabe aún... que le perteneció desde un principio.
- - ¡Apestas a ella! – Sonando dolida la menor. - ¡No me toques! – Soltando un sollozo de sus labios rosados, llevo sus manos a intentar parar las lágrimas que salían de sus ojos. – Tú eres de... Wendy, siempre fuiste de ella.
- - ¡Joder Mabel! – Rugió el demonio tomándola del brazo con suma fuerza. Enojándose por tal declaración que le hacía hervir de enojo. - ¡Ya basta!
El gruñido que brota de él, es un gruñido áspero provocando que la menor temblara de miedo por el alzamiento de su voz, él se lanza, tirando de ella hacia arriba y poniéndola de pie evitando que toque unos centímetros del suelo, respirando con dificultad en su oído y cuello, inhalando tanto de ella como puede mientras trata de impedir y forzar el impulso de empujarla. Tirarla al suelo y anudarla, para morderla y tenerla.
Ella lucha contra él, maldiciendo y gimiendo en forma de protesta por el dolor en su muñeca. El aroma del rubio la agobia cuando su feromona de alfa intenta poner orden.
- - Suéltame, suéltame, hueles como si fueras un alfa idiota mentiroso – Se quejó la menor perdiendo la fuerza en patearlo y aflojar en su agarre. – Por favor... por favor.
- - ¡No te soltare! – Apretando con fuerza su muñeca.
El demonio pudo notar que en este punto la menor rompe un sollozo más agudo y un lloriqueo que acalla, cuando el dolor en su piel es quemante y la sangre emana sobre las garras del rubio. Bill se da cuenta que la castaña hace un último intento de alejarse y su rostro cae en señal de rendición. Su dulce aroma solo es melancolía y tristeza. Da un paso, se encorva hacia adelante y agarra su cabello con una mano, los dientes apretados, respirando a través del impulso en su pecho, su otro brazo donde la tenía sujeta del brazo la suelta y es envuelta rápidamente con fuerza alrededor de su cintura, atrayéndola manteniéndola contra su pecho.
- - Estrella fugaz... - Soltando un respiro hondo el demonio, cuando escucha a la chica llorar en su abrazo.
Toma aire contra su nuca, esperando calmarse el rubio ante el arranque desesperado de perder a la única omega que tiene un enlace fuerte. Su orbe dorado se cierra cuando siente el alivio del olor de ella, ella en sus brazos, intentando calmarlo por última vez, su feromona fluye a través de él. Su aroma a peonia y frutos rojos, la miel dulce de la mañana y las fresas frescas.... No puede permitir que la gemela Pines siga con el rechazo y rompa ese enlace que queda en ellos.
- - Tienes que dejar de pelear conmigo – Cuando ella forcejea y gime, él mete la cara en su cuello, sus dientes afilados rozan justo contra su piel prístina y delicada, la voz rodando de la pequeña la escucha soltar un suspiro que puede asimilarse como ansiedad y angustia. – Mabel, tienes que parar.
- - Pero... Wendy, ella es... ella – Sintiendo sus ojos picar por las lágrimas que no paraban de rodar se sus mejillas rosadas. – Por favor... Bill, no quiero escucharlo...
- - No es mi destinataria, ella jamás lo será – Colocando un beso delicado sobre la piel de su cuello en señal de promesa. – Pequeña Estrella fugaz, aún hay mucho que debes de saber del cortejo verdadero de un alfa.
- - Bill... - Sintiendo el abrazo fuerte del demonio levantarla con fuerza, manteniéndola ahora unos centímetros más fuera del suelo. - ¿Por qué... me duele? Me duele cuando... solo te veo parado a unos metros, o solo... cuando pienso que estas con ella. Me duele cuando la tocas... me duele cuando no puedo verte.
- - Lo que sientes... es separación – Acariciando suavemente su cabello sedoso y achocolatado sobre su mano. – Mabel... lo que sientes, es lo que siento cuando te vas y me dejas aquí sin tú presencia.
- - ¿Eh? – Dando una mirada llena de sorpresa en sus ojos avellanados. – Tú...
- - Veo que has estado jugando mucho conmigo, pequeña omega impertinente – Limpiando las lágrimas de las mejillas rosadas de la joven castaña. – No sabes lo que me haces cuando no estás aquí y cuando te veo con otro alfa cerca, el como duele aquí algo que no debería de existir. – Señalando su pecho del lado izquierdo. – Mabel, yo no veo a Corduroy, como te veo a ti.
- - ¿Y cómo me ves? – Pregunto, sintiendo su corazón martillar fuertemente en su pecho.
Hay un gemido agudo y punzante en su garganta, sus delicadas manos empujan su pecho con una última protesta débil y retorcida antes de detenerse en el agarre de su camisa suave de lino, admirando el amarillo canario que resalta el cuerpo marcado del demonio. Ella respirando con dificultad, imposiblemente tensa contra él, como un animal atrapado en una trampa que sabrá su destino.
- - ¿Quieres saberlo? – Viendo a la menor asentir con nerviosismo.
- - No huiras de mí, esta vez voy a tenerte – Le declaro como sentencia a la chica que estaba a punto de conocer su lado oculto, que estuvo reteniendo por estos dos años y medio. – Hay cosas que he querido hacer contigo, pequeña. – Viendo la expresión de la chica sorprenderse y sonrojarse de sus mejillas. – Deseos oscuros que me reprimí y tuve cuidado de no mostrar, hasta que estuvieras lista.
- - ¿Deseos oscuros? – Pregunto con inocencia, mostrando sus mejillas húmedas por las lágrimas y el sonrojo que se formó en el puente de su nariz abotonada. - ¿Son malos?
- - Sí, tanto para que te custodien y te cuiden tres alfas. – Menciono con una voz cantarina. – Seis dedos estuvo vigilándome, para no quedarme a solas contigo – Dijo el demonio en tono serio. – Pensó que Pino te cuidaría, y que no habría problemas si él se iba. – Soltando una risa oscura de su voz profunda. – Pero olvido, que su pequeña protegida entraría pronto en pre calentamiento.
- - Yo... - Sintiendo sus mejillas enrojecer. – Aun no era mí...
- - ¿Piensas que es la píldora? – Viendo a la chica sorprenderse. – Mabel... - Susurrando en el oído. – Antes de tomarte la píldora... ya habías entrado sin darte cuenta, pequeña mortal.
- - Tú entraste en celo cuando te tenía en mis brazos está tarde – Sintiendo a la adolescente temblar de excitación ante su voz. – No te diste cuenta cuando me coqueteaste, cuando jugaste conmigo y me mantuviste duro por un buen rato. – Menciono con una voz seductora. – ¿Oh acaso no te diste cuenta de la erección?, mientras meneabas ese traserito contra mi regazo.
- - No – Mintió la adolescente cerrando sus ojos de la vergüenza. Si se había dado cuenta de la erección que tuvo el demonio, por eso fue la excusa de ir a preparar la cena. – Yo no sabía.
- - Mentirosa – Atrayendo sus muslos subiéndola hasta la mitad de su torso, viendo como tímidamente la menor enredaba sus piernas alrededor.
Parpadea levemente y respira profundamente el demonio sabiendo que no hay punto de retorno, presionando su boca contra el punto de su pulso de la arteria carótida de su cuello, sintiendo la pequeña presión de sus pies clavándose en sus músculos serratos de su espalda, atrapándolo alrededor de sus esbeltas piernas de señorita, tratando de encontrar apoyo fuera de simplemente sostenerse contra su pecho con un brazo mientras su mano toca su pectoral y la otra mano es estirada aferrándose a su camisa de lino amarillo sobre su hombro.
- - Bill... ¿cómo me ves? – Pregunto la menor nuevamente ante la nueva insinuación, aunque en este punto el demonio estaba oculto en su cuello. – Quiero saberlo.
Su pequeña nínfula seductora lo atrae a un abrazo dulce y calmante, sabiendo la respuesta que le daría. Sabe que puede llegar a ser poco expresivo en decir sus sentimientos o aceptar el hecho que está sufriendo de afecto, es un demonio de los sueños, pero puede saber por su cercanía y aroma, que él se encuentra en un estado de calma antes de la tormenta.
Él puede oler y sentir el momento en que ella siente su pene presionando pesada y calientemente contra su pubis calva apenas cubierto por su camisón rosa de dormir.
Mabel se queda quieta y toma aire, y luego gime el nombre del demonio en su garganta y retuerce su entrepierna en su regazo. Él gruñe y la abraza con más fuerza, la mandíbula le duele mientras aprieta los dientes para mantener la boca cerrada y evitar morderla demasiado pronto. Primero quiere sentir a su pequeña omega emanar ese calor de su cuerpo.
- - Te necesito, Bill – Jadea y se retuerce en sus brazos buscando consuelo en aquel alfa alto y de cuerpo fuerte, los dedos de los pies cubiertos por la calceta alta se clavan en su dorso tratando de aferrarse, ante su temor de caer. – Lo necesito, por favor, por favor. Bill... yo... - Se rompe en un sollozo la menor cuando la fiebre y el calor es insoportable, su cuerpo ya no tiene retorno atrapada en el aroma cautivante del alfa mayor. - Te necesito.
Él gime en su cuello, cerrando su orbe con fuerza buscando el apoyo al empotar su apego a la cercanía de la gemela Pines. Cuerpo frágil y de figura esbelta, perfecta para su vista, una pequeña lolita de deseos prohibidos. Su cuerpo desea con fuerzas a la omega que abraza y calma sus sentidos de necesidad y afecto, de su toque. La lleva a empotrarla contra la pared de madera robusta, levemente envejecida por el tiempo de la cabaña reconstruida, apega más su cuerpo a la pequeña silueta petite de su amada omega dejando que lo sienta y sepa a lo que se enfrentara.
- - Por favor, Bill... - Le llama con una voz melifluo, erizando la piel del demonio rubio. Quien este busca con su mano levantar su camisón rosa llevándolo lentamente encima de su ombligo y viendo su adorable vientre blanquecino, para acomodarla cerca de su pelvis y frotar encima de su entrepierna robándole un gemido agudo de sus labios rosados y voluminosos. – Ah~... - Gime en un sobre salto y se retuerce en sus brazos, girando sus caderas hacia delante para sentir más de él, su corazón latía con fuerza, su calor iba en aumento, el maldito olor de ella ya no tenía control.
- - Bill – Le llamo obteniendo solo un momento la atención del demonio, un beso febril ataco sus labios sintiendo los movimientos de sus labios rozar los suyos y estremecerla. Se separaron un momento del beso sintiendo la necesidad de tocarse más.
- – Se suponía que ibas a estar conmigo – Menciono Bill en medio de un rugido y deseo entre sus labios reclamándole a la menor, antes de empujar nuevamente contra su sexo descubierto remarcando la sensación de fricción en su genital. – Estaba esperándote en esa maldita oficina, solo a ti. No ha esa puta omega pelirroja que se ha entrometido... en nuestro encuentro.
- - T-Tú... ah, ah... estabas haciéndolo con ella... ¡Ahh! – Gimió cuando sintió que el demonio restregaba su bulto sobre su genital. – Estabas...
- - Estrella fugaz... - Soltó un gruñido el demonio antes de reír suavemente en su oído. – Cuando ella te abrazo... tú aroma quedo impregnado en esa mujer. ¿Cuántas veces dejaste que te tocara? No sabes lo que sucede...
Dando una mirada a la castaña que estaba confundida en su mirada inocente y levemente ladeando la cabeza en señal de no entender. El demonio sujeto sus muslos dando una caricia, atrayéndola y friccionando su bulto contra la vagina goteante de la menor, sintiendo lo empapado de la tela de sus pantalones.
- - Ella solo contenía la bestia hambrienta – Mirando a la menor con deseo y lujuria en su orbe. – Pero siempre pensé en como jodidamente iba tenerte, cuando escapabas de mis brazos.
- - ¿T-Tenerme? – Soltando un suspiro jadeante de sus labios. – Ah, ah... ahmm...
- - Quiero que Estrella fugaz... - Inclinándose cerca de su cuello y dejando un rastro de besos que descendían a su escote y lamía su piel fresca y tibia. – Este conmigo, que sienta y me deje adorar a mi agente del caos.
- - Bill... - Viendo al rubio lamer su escote hasta el punto de tirar del escote de su camisón y ver sus senos redondos. – No...no mires... no son...
- - Que importa, son bellos – Colocando un suave beso sobre sus mamas y chupando con cuidado su piel, dejando pequeñas marcas leves y rojizas.
Su lengua paso encima de su aureola varias veces de forma redonda como un reloj, hasta atrapar el pezón rosado dando un leve mordisco provocando un gemido en la menor. Esto hizo reír un poco al mayor al ver como su chica se sonrojaba tímidamente al contacto mientras continuaban frotándose se sus sexos.
- - ¿Te gusta? – Raspando su colmillo sobre la punta de su pezón rosado, antes de verla asentir lentamente.
Nuevamente atrapo su seno contra su boca y abarco pezón y aureola, lamiendo dentro y succionando con una fuerza modera su mama. La pequeña llevo una mano sobre su cabeza dando una caricia cafuné sobre su cabello guiando sus dedos a la coleta del demonio. Unos minutos deliciosos de estímulos que jamás pensó la adolescente disfrutar, el demonio soltaba un seno dejándolo rojizo y húmedo para dirigirse al segundo.
Su pelvis empujando y frotándose contra sus pliegues, era el maldito paraíso para la pequeña. Nunca había conseguido rastro de placer cuando se tocaba, pero tener al alfa frotándose y lamiendo sus senos fue un estímulo muy dulce y excitante que encontró la pequeña.
Sin querer la chica sintió como su vagina se humedecía más y segregaba más lubricación femenina. El demonio se detuvo abruptamente jadeando levemente y soltando la tela del escote de su pijama antes de cubrir sus senos. Mabel vio con confusión por verlo detenerse más cuando la bajo y la atrapo contra la pared, escuchando una voz ronca y un feroz gruñido de sus dientes.
- - Aquí no... - Dijo el demonio.
- - ¿Aquí no? – Pregunto, sintiendo la mano del demonio de los sueño sujetarla y guiarla caminando unos cuantos pasos. Pero ella no quería separarse y mucho menos ir a un lugar fuera de la habitación. – No puedo salir...
- - Haces las cosas complicadas Pines – Viendo a la chica de brazos cruzados.
- - Mi tío Ford me tiene prohibido salir durante mi tiempo.
- - Lo sé – Soltando una risa. – Sera mejor aquí, solo diré que dolerá y quería llevarte a un lugar cómodo
- - ¿Qué dijiste? – Saliendo de su conversación sin entender a que se refería "lugar cómodo".
- - Esta vez no escaparas, Mabel – Gruño el demonio antes de tomarla atrayéndola. Viendo como la menor se quejaba antes de tomarla cargándola de modo nupcial y llevándola hasta el sofá.
- - ¿Q-Qué haces? – Poniendo su rostro más colorado de sus mejillas.
Bill sabe que la chiquilla solo busca una forma de evitar el acto, con sus preguntas. Sus rodillas tocan contra lo acolchado del sofá, incluso con el acolchado de todas las prendas que pudo encontrar la menor y la manta rosada, se da cuenta cuando se inclina hacia adelante y Mabel se retuerce debajo de él, jadeando y retorciéndose para mirarlo mientras él la deja entrar en el nido de mantas, prendas de ropa y las almohadas pequeñas.
- - Ahora se, donde estaba esto – Viendo el abrigo oscuro que estaba junto a las demás prendas.
- - I-Iba... devolverlo – Sintiendo un dedo sobre sus labios para silenciarla.
- - No me gusta que tengas las prendas de otros – Dando una caricia sutil en sus labios rosados contra su pulgar. – Debes aprender a solo tener una sola prenda, y es la de tú alfa. – Diciéndolo cerca de su rostro. – Entendido.
- - S-Sí... - Asintiendo obedientemente al demonio. Viendo como el mayor se acerca lo suficiente a la chica con la intención de besarla, más la deja esperando del beso, cuando se desvía cerca de su mentón dejando un beso suave sobre su piel.
Su boca está en su cuello antes de que pueda detenerse, lamiendo una franja caliente en su pulso que la deja jadeando a la chica de la emoción y a él casi gruñendo de la impaciencia. Su piel bajo la lengua es tentadora a saborear su esencia y morderla. Él enreda sus dedos en la manta rosada, su restricción es un tendón que es fácil de romper con tan solo aspirar el embriagador aroma de la chica, cuando sabe que debe ir despacio, una atadura tensa entre el animal y el semi humano, entre el alfa y el demonio que es.
Bill ve el dildo con nudo falso aun lado, una idea cruza y suelta una risa cuando lo toma y se lo muestra a la pequeña, quien ella no evita sonrojarse furiosamente de la vergüenza.
- - ¿Nunca lo has metido? – Alzando una ceja.
- - Duele... si lo llego a introducir. – Ruborizándose de la vergüenza.
- - Duele porque es silicón de goma – Menciono el demonio. – No es tan agradable cuando lo compras baratamente.
- - Wendy me lo consiguió – Intentando quitárselo, mas este no se lo permitió.
- - Y ella quiso lastimarte, podría haberte traído uno de mejor calidad. – Despreciando el juguete que usaba la omega para estimularse. – Es un diseño poco atractivo y convencional para ti.
- - ¡Lo tiro! – dijo furiosa queriendo quitárselo al demonio, pero el rubio la puso en su lugar empujándola a recostarse en el sofá.
- - Que sea un juguete inservible, no significa que no tenga un cometido. – Dando una lamida al dildo. – Estas muy mojada y solo hay que lubricarlo un poco más.
Mabel mira con atención como ese dildo de nudo que hace un momento parecía duro de la goma y el silicón, es lubricado con la saliva del demonio. Aunque Bill no se queda atrás cuando vio que la chica solo estaba viendo lo que hacía, le acerco el dildo a sus labios presionando suavemente.
- - Abre tú boca y lubrícalo – Ordeno dando una mirada exigente y seria a la menor. – Quiero que lo hagas y no te detengas hasta que yo te diga.
- - Sí...
La pequeña omega no sabe que la obligo a llevar y seguir su indicación, solo abrió sus labios rosados y lamio el dildo, saboreando un poco la saliva del demonio. Él fue empujando el dildo contra sus labios hasta meterlo a la mitad y sacarlo un poco para que repitiera el proceso, sintiendo la delicada mano de la castaña sujetar la suya. Fue penetrando su boca con lentitud disfrutando de la vista.
Mabel miraba el juguete mientras entraba y salía de su boca, escuchando ese sonido húmedo y la fricción de sus labios moverse y rozar la goma. Tomo el dildo sujetándolo del cuerpo y chupándolo para después lamerlo y humectarlo con su saliva.
El demonio cuando soltó el juguete sus manos se dirigieron a tocar su cadera y dar una caricia alrededor tentando su vientre suave y blando. Una caricia y descendió dando una lamida sobre su piel tersa, escuchando un gemido atrapado en la chica.
Él se deleitaba visualmente al ver a su pequeña omega lamer y chupar, humedeciendo el juguete sexual hasta olvidarse el punto de que "solo era lubricar". Ella está sonrojada, con los ojos húmedos, las pupilas hinchadas mientras lo mira, respirando con dificultad. Cuando siente que esto es un estímulo para abrir el apetito y la tensión sexual entre ellos.
Bill de tan solo ver a la adolescente practicar una felación con el dildo, sus pantalones dolían y aumentaban las ganas de quitarle el dildo y darle el de él. Pero debía ser paciente con la chica, no quería lastimarla todo en un día.
- - Supongo que está listo. – Sujetando la base del juguete para retirarlo.
Lo suficiente para que quede húmedo y fácil de tocar su genital, el demonio alza nuevamente su camisón y separa sus muslos con delicadeza, cuando le ordena abrirlas.
- - Abre las piernas, Mabel – Dando una lamida al juguete y probando la deliciosa saliva dulce de su amada.
Ella temerosa abre las piernas sintiendo la caricia del demonio tocar sus muslos con el resto de su lubricación goteando. Es un lío de fluido y excitación, el aroma de su sexo es atrayente como un imán para el demonio, la toca suavemente de sus pliegues sintiendo el calor de sus labios vaginales, dando una caricia a su perla rosada y brillante.
Le enseña el juguete antes de acercarlo a su sexo y empujar la punta sobre la hendidura, aunque ella lo para un momento tomando su mano.
- - No... - Dando una mirada llena de miedo. – No quiero hacerlo con...
- - ¿No te atrae? – Frotando el juguete entre sus pliegues. – Sabes que no podrás soportarlo, la fiebre aumentara y estarás sufriendo.
- - No quiero un juguete sea... - Bajando la mirada un poco. – El primero...
- - Jajaja – Soltó una carcajada el demonio. – Tranquila solo es un juguete.
- - Ves, por eso no te digo nada, tú no lo entenderías.
- - Un dildo no será tú primera pareja, solo es para estimular y evitar que duela. – Explico del demonio.
- - Bill... ¿Y si lo haces...tú? – Viendo al demonio abrir su ojo lleno de sorpresa.
- - Jajaja, por el infierno – Dijo el demonio cubriendo su boca con su propia mano para calmar su risa.
- - Lo sabía solo juegas conmigo – Hinchando sus mejillas y tratando de empujarlo fuera del sofá, pero la mano del rubio la detuvo y la empujo de regreso a recostarla. Antes de darle una mirada llena de deseo intenso.
- - Y yo que planeaba prepararte primero con esto – Tirando el juguete aun lado. – Veo que tengo una omega muy ansiosa y exigente.
- - Vas... hacerlo... - Sintiendo su corazón latir con fuerza.
- - Solo quiero que sepas... que yo no seré suave, no me detendré – Su voz mostraba un tono serio. – Aunque supliques, Pines.
Su mano busco el cinturón de su pantalón y fue deslizando el cinto contra la hebilla de plata, para deslizar la correa fuera y abrir el botón, y tomar el zipper de la cremallera bajando mientras abría la tela y dejaba descubierto la trusa oscura de su ropa interior. Estiro el elástico liberando su miembro eréctil que se asomaba desde hace rato por encima, dejándolo libre y erguido como la punta de un lápiz.
- - Joder... - Dando un toque a su miembro erecto, dando una caricia desde la cabeza de su glande hasta la base de su escroto. – Estrella fugaz, no sabes qué pides.
- - Eso... eso no va caber – Sonando asustada la menor. – No es del tamaño de eso.
- - Claro que no – Soltando una risa. – Hay diferentes tamaños, pequeña curiosa.
- - Podemos usar el juguete – Deseando usar el dildo.
- - Pero alguien no quiso el juguete – Sonando excitado y liberando su feromona que la obligo a escucharla gemir por la necesidad de tenerlo. – Si tan solo hubieras dejado penetrarte primero con eso.
- - Bill... - Dando una mirada entrecerrada al demonio. – Ah... ah... yo... lo necesito. – Sus manos tocaron su camisa y fue desabotonando los botones, mientras intentaba calmar el calor.
Era difícil recostarse en el sofá, poner espacio entre ellos, pero él agacha la cabeza e inhala a lo largo de su mandíbula antes de acercarse dejarse quitar la camisa. Mabel lo sigue un momento por la mirada, alcanzando su camisa una vez más, con sus dedos temblorosos luchando con contra los botones, un sonido de frustración arañando la parte posterior de su garganta cuando no puedo desabrocharlo lo suficientemente rápido antes de llegar a su abdomen.
Ella titubea antes de seguir cuando toca lo marcado de su abdomen hasta llegar al cinturón de adonis que marcaba el vello púbico rubio del nacimiento de su miembro, apenas visible.
- - ¿Qué hago? – Pregunto inocentemente la menor al no saber cómo empezar. Es su primera vez, su primera relación y tenía miedo de arruinarlo. – Y-Yo... lo quito.
- - Estrella... – Rozando sus labios con un dedo anular. – Primero desabotona y después... debes quitar la camisa una vez desabotonada.
Él la hace callar, sus manos se cierran sobre las de ella para tomar el control y colocarlas en su abdomen, se quita la camisa frente a la pequeña omega y disfruta de la forma en que sus ojos se mueven sobre su pecho a pesar. Su rostro es un lío de colores entre roseado y verada en tonos carmín, sus labios se entreabren haciendo un adorable gesto de sorpresa y excitación.
El demonio ve su conjunto aquel camisón de pijama tan inocente y tentador, con el tiempo le indicara que conjunto usar la próxima vez que entre en celo. Quiere tenerla lista para ese momento, por lo pronto solo será la pequeña experiencia de tener la primera relación.
- - Quiero quitarlo – Tomando el camisón rosa de la menor y tirando un poco hacia él. – Nada encima, solo te quiero a ti y a tu cuerpo listo.
En un abrir y cerrar de ojos, Mabel es despojada del camisón rosa por encima de la cabeza, siendo arrebatado y tirándolo junto a la camisa del demonio que se juntó al suelo de madera. Dejándola desnuda excepto por el algodón de sus calcetas altas, el cual dio una caricia atrevida pasando una afilada garra sobre la tela.
- - Hermosa – Quedo embelesado el demonio sintiendo sus mejillas sonrojarse al ver al chica casi completamente desnuda a excepción de los calcetines, que la dejaba verse coqueta ante su mirada.
Su nudo late. Ella lo alcanza dando una caricia a su pecho, intenta inclinarse pero él la empuja de nuevo hacia lo acolchado del sofá, disfrutando el pequeño y lindo volumen de su pecho y la pequeña sacudida de sus senos cuando golpea la almohada detrás.
Ella gime por él, retorciéndose contra la manta rosada y la almohada como un gatito quien busca cariño; cuando ella mete los dedos bajo el dobladillo de la ropa interior del rubio para quitárselo junto al pantalón, él la detiene y le agarra con fuerza las muñecas.
- - Tranquila pequeña, – Sonriendo de sus colmillos. – Déjame mirarte un poco más preciosa. – Colocando un beso suave en sus labios.
- - Miras muy atento – Musito contra sus labios.
- - Es porque tengo a la dueña de mis tentaciones – Soltando una risa suave y frotando su frente contra la de la menor. – Mabel... dime que me lo entregaras... dime que quieras que sea yo. – Emitiendo una voz aterciopelada y profunda. – Solo entiende... una vez que me des esto, no me detendré... aunque protestes.
La pequeña sabe que es un permiso el que pide, todo alfa lo pide antes de continuar. Le sorprendió lo cortes que podía ser el demonio en esta situación, otro alfa y lo hubiera hecho sin su consentimiento. Le hubiera valido el consentimiento antes de que la violara y la marcara sin razón alguna.
Mabel tomo el rostro de Bill entre sus manos dando una caricia en su pómulo sonrosado, se acercó besando tiernamente su ojo parchado como un gesto de cariño, antes de susurrarle cerca de su rostro.
- - Quiero... quiero que seas mi primera vez – Menciono la adolescente dando un corto beso en sus labios antes de verlo cambiar su mirada, por un penetrante color dorado en su orbe notando su pupila contraerse.
- - Tal como esperaba de mi Estrella fugaz – Sonando convencido de su consentimiento.
Él la observa de forma que puede deleitarse eróticamente; el desorden de su cabello ondulado y el color castaño achocolatado que tanto le gustaba, el rubor en sus mejillas como una amapola, el brillo del sudor en sus sienes que se adhieren a su flequillo, su cuello por el calor de hace un momento, el pequeño temblor de sus senos redondos y levemente voluminosos, pequeños pezones alzados y rosados como un pétalo de rosa. Un pequeño estómago tembloroso y plano que invita ser llenado de su vientre suave. La curva de sus caderas como un reloj de arena, que conducen al trazo lampiño del pubis de su sexo rosado, empapado por sus jugos y su lubricación, como su vagina secreta esa miel y el brillo en la parte interna de sus muslos.
Joder, la forma en que huele su pequeña omega. Dulce y prohibida tentación.
Está consumiendo, abrasando, el espesor de la excitación alrededor de ellos en cada inhalación; la cosa más dulce que jamás haya olido. Como un pesado zumbido de calor deslizándose por la parte posterior de su mente, un latido de hambre, instinto y necesidad. La necesidad de aparearse y tenerla, solo para él y nadie más.
Él recordará esto, piensa verla así, todos los días por el resto de su maldita existencia. A través de cada rutina, cada noche, cada vez que pone una mano en su pene. Esto será lo que él vea cuando sienta la necesidad de celo y anhelar su toque. Cuando ella empiece a rogar por el toque de su celo y pida por su alfa.
Bill se inclina y juguetea con su mano tocando la curvatura de su muslo, descendiendo y depositando un beso suave sobre su piel caliente y tersa de la menor, escuchando su suspiro y una risa nerviosa. Su lengua da una lamida antes de clavar sus colmillos y escuchar un quejido en ella. Solo unas gotas de sangre salen al pincharse su piel. Lame con cuidado el resto saboreando lo caliente y dulce que es.
Sus dedos se hunden en el vasto externo de su muslo izquierdo mientras sus garras dan una caricia sobre su piel lechosa, remarcando finas líneas rojizas.
- - ¿Qué deseas, pequeña? – Sonando con una voz tan profunda y dominante que eriza la piel de la castaña.
- - Necesito... necesito que... me toques – Escuchando tímidamente su voz. Ella lo alcanza y tira de él atrayéndolo cerca de su rostro, y ambos gimen ante la primera presión real de piel contra piel. Ambos están ardiendo, los corazones latiendo a la par, pesados y duros bajo sus pechos. – Bill...
- - No hay marcha, y como te dije – Susurrando cerca de su rostro. – No huiras.
Él besa su mejilla y mandíbula descendiendo, apoyándose sobre ella con su antebrazo mientras ella emite un pequeño sonido entrecortado y frota su mejilla para sentir su mentón, su mano agarrando la de él y empujándola sobre su estómago.
Él acaricia su piel por impulso. Incluso si ella quisiera detenerlo, no está seguro de poder hacerlo, no con el primer toque real. No con solo verla lo hermosa que es, la extensión de su pequeña mano nívea cubriéndola tan fácilmente, su piel contrastada de lo oscurecido recordándole que es un demonio y no es de su dimensión, tragando el pequeño y tenso temblor de su vientre, cuando toco su tierno pubis bajo la longitud de sus dedos y el calor de su palma. Que se derramo cuando dio una caricia contra sus labios.
Mabel suspira, un alivio de cuerpo completo, un placer que hace que le duela el pene al demonio cuando la escucha. Sintiendo que el cuerpo de la menor se relajada, cuando empieza acariciar su sexo frotando contra sus labios y adentrando dos dedos contra su pequeña abertura.
Los dedos de sus pies se curvan contra las calcetas, las piernas se deslizan sobre la manta mientras él se pone de lado acomodándose, estirándose a su lado para apreciar a su omega en todos sus gestos de placer.
- - Mmh... mmm... ahh – Ella voltea a ver al demonio que toma su rostro con delicadeza y besa sus labios recibiéndola, un beso caliente y apasionado crece entre ellos.
La mano del demonio aumenta el ritmo de su caricia dentro retrayendo y empujando la abertura vaginal, casi provocando que la menor diera un brinco e intentara retroceder, cuando froto su sexo contra sus dedos casi hundiéndolos al canal vaginal de la chica. Apretado y húmedo de sus paredes.
Entre el beso, se volvía impaciente ya que la adolescente gemía entre sus labios y soltaba uno que otro jadeo y respiración entre cortada, el cual el demonio aprovecho para profundizar y adentrar su lengua a su cavidad, y jugar con su lengüita entre caricias sobre la de él, chupando la lengua de la adolescente, permitiéndole a la gemela sentir sus colmillos afilados.
Él deja que tome aliento rompiendo el beso, y le muerde la mandíbula sin llegar a romper la piel, solo marcas rojizas disfrutando el tono de su gemido mientras arrastra su mano saliendo de su sexo y lo mueve hacia arriba sobre su estómago y ella presiona la suya sobre la parte posterior de él, tratando de forzarla hacia abajo entre sus piernas.
- - Bill...
Él suelta una carcajada en su mandíbula, mordiendo el calor de su mejilla. Cuando ve que su pequeña omega disfruta de ser masturbada por él.
- - Relájate, chico. – Usa ese apodo como cuando lo hacía en su castillo. – No pensaba detenerme.
Ella resopla, petulante y molesta por el apodo, su mano permanece en la de él mientras él acaricia sus costillas y su torso, su pulgar se desliza a lo largo de la pequeña curva de la parte inferior de su pecho tocando sus senos.
Sus pezones son rosados, duros y perfectos, y él quiere morderlos, apretarlos entre los dientes hasta que estén rojos e hinchados, pero el demonio roza la pequeña curva, solo para sentirlo, para dejar que ella lo sienta un poco más. Aún hay mucho tiempo para devorarlos.
Se toma su tiempo para tocarla, bebiendo la vista de ella, de sus manos sobre ella, grabándolo todo en su mente a medida que ella se vuelve más y más necesitada. Mabel está tratando con todas sus fuerzas de relajarse, de ser buena para él, pero... pero ella se queja. Y se retuerce, sus piernas se estiran en una patada necesitada cuando Bill la tiene sujeta entre la tensión sexual.
- - Bill... por favor.... – Su celo pide atención. Le muerde la mandíbula, presiona sus labios calientes justo al lado de los suyos, pequeños besos que son tan familiares como nuevos para el demonio. Un ruido de frustración en su garganta cuando él gira la cabeza lo suficiente para mantener sus labios alejados de los de ella; su pie se clava en su espalda, duro e irritado mientras empuja hacia arriba, persiguiendo el giro de su cabeza cuando ella gime, apenas sintiendo lo endurecido de su miembro. – Ahh~
- - Estrella fugaz... - Se acomoda entre sus piernas abriéndolas más y atrayéndola mientras coloca sus manos a los lados. Otro empujón contra su sexo y la menor suelta un gemido más dulce que el anterior. – Mierda... - Así continúa solo frotando la longitud de su pene contra los pliegues humedecidos de la chica. Restregando su peso y frotando de la punta de su glande hasta la base de sus testículos. – Lo sientes...
- - S-Sí... - Sintiendo sus mejillas sonrojarse fuertemente y emitir gemidos dulces y ansiosos. – Es... es grande...
- - Y pronto se unirá contigo.
- - ¿Duele? – Viendo al demonio asentir y rugir desde su garganta.
- - Pasara el dolor, pequeña – Dijo viendo a la chica a cohibirse entre el sofá y su cuerpo. – No prometo ser demasiado suave, voy a cogerte duro.
Él toma su mejilla e inclina su cabeza, ignorando el gemido en su garganta, absorbiendo el golpe de cuerpo completo que ella da cuando gime contra su molienda, más pronunciada y fuerte, le muerde la mejilla hasta el cuello, no tan fuerte solo para que sienta sus colmillos y luego succiona el punto de su pulso, duro y lleno de ira y deseo y hambre.
Sabe a sol su piel, calor y miel. Como la sal y el hambre que tiene de consumir a su pequeña omega. Como suyo.
Su mano se desliza sobre su garganta, baja por su pecho, entre sus senos, curvándose hacia abajo por su costado, sobre la dulce curva de su cadera para rozar la nalga, tirando de ella hacia él un poco más. Un segundo egoísta para sentir su piel contra la de él otra vez mientras aprieta la piel delgada y caliente de su cuello en donde dejara una marca. Un pequeño reclamo, un reclamo insuficiente que solo despierta el hambre y la ira hacia sí mismo aún más profundamente.
El demonio no aguantara un segundo más, su pequeña le llama y ha estado rogando lo suficiente ante su juego de provocación. La punta de su pene segrega unas gotas de su pree semen lubricando la vulva de la menor.
- - ¡Bill! - Es duro y lleno de frustración la voz de la menor; le arranca una ola de cariño tan fuerte que casi lo ahoga al alfa.
Él resopla en su cuello, un gruñido animal, su mano regresa a su sexo teniendo cuidado de no lastimarla, su pulgar acariciando su clítoris agonizante y descendiendo a lo largo de la curva de la parte interna del muslo, a lo largo del ardiente y húmedo empapado de su vagina.
El gemido de Mabel sale de ella, convirtiéndose en un quejido, su columna vertebral se arquea mientras se mueve un poco más alto. El demonio succiona otra marca en su cuello y la deja retorcerse, presionando su mano contra su sexo, sus dedos, su palma húmeda, desesperada por lograr que él mismo frote su pequeña vagina.
Su cabeza cae hacia atrás, él lame su cuello, arrastrando otro moretón mordaz sobre su piel, hacia su clavícula. Él toma bocanadas de ella, el cambio de su calor, lleno de frustración. La omega menor esta chispeante por el borde de placer mientras ella se frota contra su mano y el miembro eréctil que roza su genital. Una cosa que él alfa sabe, que su flujo es almibarado y líquido.
- - Bill... Ahn, ah, ah... - Viendo el orbe dorado del demonio cambiar en una pupila elíptica. Tal como lo vio en el verano pasado. – Por favor...
- - Pequeña... - Gruñe con impaciencia, sus dedos penetran su canal vaginal sintiendo el cálido calor de sus paredes, no dio tiempo de introducir uno por uno. Notando que cabían perfectamente tres dedos comenzando un vaivén entre moderado de la velocidad en que friccionaba su sexo.
- - Ah, ah, ah, ah... me... gusta... - Dando una caricia al pecho del demonio, notando su pectoral con el tatuaje de algunos símbolos en dorado. – Bill.
- - Te gusta... - Repitiendo las mismas palabras, aumentando el frote contra sus paredes antes de meter un cuarto, escucho a la menor gemir con fuerza. – A mí también me gusta que mi pequeña, Estrella fugaz grite y gima por su alfa.
- - ¡Ahm! – La joven se retorció del abrumador placer de su mano antes de comenzar a ser masturbada con tal rapidez rozando la carne de su vagina, friccionando sus paredes internas y tocando el famoso punto G que la patalear e hizo sollozar entre jadeos.- P-Por favor.... Por favor...
- - Es delicioso... toda lista – Gruñendo al sentir como las paredes de su vagina atrapaban sus dedos volviendo difícil masturbarla. – Voy a joderte...
Su pene hasta ese punto no aguantaría con solo rozar sus muslos y rodillas contra su vulva, el engrosamiento de su miembro estaba por encima de su excitación.
Él la hace callar nuevamente en un gemido ahogado, cuando aprieta la palma de su mano contra ella, presionándola con fuerza, empujando dentro y frotando sus paredes contra la pared de su vejiga y cerca de su útero, patalea cuando está cerca del primer orgasmo en su corta vida, ella solloza de alivio cuando se corre fuertemente y libera un squirt líquido húmedo y abundante que moja el sofá y su pelvis. La mano de ella vuela para agarrar el hombro del alfa, un impulso tirante como si quisiera que él rodara sobre ella y estuviera abrazándola.
- - Mi turno – Sacando su mano y lamiendo el rico flujo de su néctar, degustando cual dulce y afrodisiacamente es.
Abriendo más sus pequeñas piernas, sus rodillas temblando contra su torso, arqueando su columna para perseguir su piel mientras él frota sus caderas contra ella. Muele el peso de su pene contra el pequeño calor resbaladizo de su vagina chorreante.
Es solo destello de dolor, el pequeño jadeo de él, cuando siente su pene frotar contra sus pliegues hacen querer cogerla con brusquedad. La hebilla de su cinturón frota y pellizca la parte interna de sus muslos y la parte inferior del vientre de la chica, lo que lo detiene.
Ropa, la ropa aun sobra sobre ellos.
- - B-Bill... - Viendo al demonio bajar más lo pantalones y patearlos junto a la ropa.
El demonio la aprisiona contra su cuerpo, escuchando a la chica Pines gemir por el repentino toque de sus genitales frotarse. Gruñe y resopla contra el cuello de la menor. Él succiona una marca dura en su cuello, lo suficientemente fuerte como para que ella gimotee y se estremezca por el dolor; no es un moretón suave, no es algo amable, profundamente preocupado, raspado por sus dientes hasta que hay sangre floreciendo debajo de la superficie de su piel.
La necesidad de marcarla es muy grande, tanto que raspa sus colmillos en su carótida.
Él se echa hacia atrás, respirando con dificultad, la coleta de su cabello cayendo frente mientras la mira, trazando la vista de ella, inhalando su olor... mientras enrosca una mano en su cabello color chocolate y hunde la otra entre sus piernas.
- - Mía... - Menciona receloso. – Eres solo mía y de nadie más.
Ella es caliente y pegajosa y tan pequeña cuando él frota la punta de su glande sobre su clítoris. Está hinchado y dulce y él aprieta los dientes, obligando a retroceder el zumbido a lo largo de su columna, el puro instinto alfa de hundir su pene en ella; viendo su boca abrirse en un jadeo, sus párpados revolotear, su columna vertebral arqueada, sus pequeños senos temblando mientras la sensación parpadea a través de ella.
Él muerde su mejilla y besa con la última gota de paciencia que quedaba, su voz es más grave y retumbante que se vuelve sonora por las paredes de la habitación.
- - Mabel... solo lo harás conmigo – Sentenció a la menor a una condena de enlace con él. – Solo yo podre darte placer, y llenarte.
Ella vio al demonio frente hambriento de deseo, afecto y su alfa, su propio alfa. Como respuesta ella tomo su rostro y lo atrajo besando sus labios, algo torpe y pero intentando transmitir sus sentimientos. Él la guía besando sus labios de forma acalorada y apasionada, jugando sus lenguas nuevamente y profundizando ese rastro de cariño en la menor.
Cuando rompen el beso, ella lo atrae y cerca de su rostro y susurra cerca de su oído.
- - Soy... tuya – Lame su cuello con ternura antes de encajar sus colmillos sobre su alfa, robándole un ronco gemido de sorpresa al rubio.
"Sello su sentencia de lujuria"
Afilado y duro. Pequeños dientes blancos hundiéndose sobre su clavícula, justo en la curva de su garganta y cerca de la manzana de adán. Un ruido en su cuello cuando rompe la piel y muerde más fuerte, saboreando la sangre espesa y oscura del demonio.
Ella no sabe lo que hizo, acaba de reclamarlo, acaba de verlo como su propio destinatario. Bill sonríe contento sabiendo en el maldito trato que hizo la menor, le acaba de dar el total consentimiento y su lazo.
Lo atraviesa, un dolor demasiado placentero que el demonio acaba extasiado y excitado, calor y necesidad; él la levanta sobre sus muslos atrayéndola y Mabel gime con fuerza, cuando empieza a frotar contra su sexo de forma ruda. La menor no desaprovecha y le lame la garganta, saboreando y engullendo su sangre, la marca del mordisco que lo atraviesa, quema a lo largo de su columna y se asienta en un zumbido almibarado sobre su mente.
Bill jadea y mira a la chica debajo gimoteando, cuando no puede más con su instinto de alfa. No sabe que se ha metido con el diablo.
- - Eres mío... - Menciono contenta la castaña de hacer una travesura inocente, que le costara un pecado que no olvidara y que debió pensarla dos veces antes de morderlo.
- - Oh, claro que soy tuyo – Su voz es tan profunda y oscura, que suena tan perverso en su tono. Que la pequeña Pines no sabe que ha despertado a la verdadera bestia que tenía el demonio controlado.
Él lame la sangre restante de sus labios y la besa con fervor y hambriento, mientras su pene busca los pliegues de la menor y se hunde con brusquedad clavándose en ella, empujando contra sus labios y su cavidad, sintiendo la membrana de su himen rasgar y sus paredes estrechas apretar su pene contra fricción del cuerpo. Robándole un grito de dolor al ser penetrada por primera vez de forma rápida. Apenas un beso, ella jadea y sus labios se deslizan ardientemente sobre los de él mientras intenta retorcerse sobre su miembro que se hunde completamente al fondo tocando muy cerca de su cérvix hasta besarlo.
Él la sostiene allí, su mano magullando su trasero firme y redondo, apretándolo en un agarre fuerte no permitiéndole retroceder, mirándola con su único orbe, su garganta ardiendo, su sangre quemando, dejando que su vagina gotee sobre él, su semen femenino cayendo en la tela del sofá y las leves pequeñas gotas de sangre que broto cuando entro bruscamente a su agujero, resbalan sobre sus testículos.
Mabel estaba tirando de él, buscando consuelo en un abrazo para aminorar el dolor en su sexo. Solo la punta de él rozando muy fondo y sus garras clavarse en su piel.
Ella está empapada y dulce, el calor de sus paredes vaginales es un deleite apretando su pene, puede que no la haya dejado ir de poco a poco, pero él le da un breve momento a que su pequeña apertura se acostumbre, su miembro era demasiado grande para que lo tomara. Once pulgadas ¿está bien tomarlo todo? Escucharla sollozando de dolor, la fiebre en ella, su respiración fuerte y pausada. Por más que pida tomar todo de su cuerpo, ella esta abrumada por el dolor y la excitación.
- - D-Duele... ¡ahg! – Exclamo la chica soltando un gimoteo doloroso y su lloriqueo.
- - Lo siento, pero no me detendré – Gruño el demonio al estimularse siendo atrapado por el aroma y sus feromonas que liberaba la chica, se relamió disfrutando lo apretado y húmedo.
- - Bill... por favor... espera – Apretando su hombro e intentando retenerlo. – B-Bill... Ah, ah... ¡AHG! ¡AHH! – Es besada para amortiguar sus gritos, cuando empieza a tirar de ella.
Bill la sujeta de sus muslos y tira saliendo escuchando el gemido ahogado entre el beso, pero nuevamente empuja fuerte escuchando su gemido de dolor. Esto continua cuando el demonio comienza a crear un vaivén que empieza con golpes en su genitales, fuertes y lentos, tan profundos que escucha el chapoteo lascivo de su vulva abrirse y cerrar contra su pene. Entre la sensación hambrienta de las embestidas suelta sus labios cuando comienza a jadear del mismo placer.
En este momento no escucha y no puede detenerse, tira de ella lejos y la vuelve atraer cuando comienza a cambiar el ritmo de las embestidas siendo más profundas y dando golpes certeros y rápidos contra su pubis blandita y suave.
Ha tomado la posición de misionero sujetando su cadera y parte de la corva de sus delgadas pantorrillas y muslos rellenitos. Su pelvis golpeando y embistiendo sin piedad hasta clavarse en su carne anteriormente virginal, sus testículos restregando contra su trasero y la cabeza de su pene estimularse contra la abertura de su cérvix siendo succionado en repetidas ocasiones.
Mabel ya no tenía control en sus gritos y lloriqueos cuando las penetraciones son duras y estimulan muy dentro de su canal vaginal. Escuchar al demonio rugir salvajemente y jadear, mostrando sus caninos y colmillos. Ella se encorvo cuando se estremeció en el engrosamiento del miembro del rubio, tocando su pared y elevándose hasta formar un bulto en su vientre que golpeaba repetidas veces en su útero.
Sus labios vaginales emanando fluidos cristalinos mezclados con su sangre y el semen femenino. Su vulva rozar demasiado contra la pelvis masculina del alfa.
- - ¡AH! ¡AH! ¡AH! – Mabel gime y llora contra las penetraciones sintiendo su vagina sobre estimularse y el dolor en sus paredes arder cuando siente el calor invadirla. Ruega que vaya lento, pero el demonio cambia la posición y la sujeta retrayendo sus rodillas y abrazando su cuerpo mientras ruge roncamente y la embiste con golpes fuertes contra su sexo, escuchando el traqueteo del sofá. - ¡BILL! ¡BILL! ¡BILL!
- - No... debiste... morderme... - Lamiendo su cuello y mordisqueando su clavícula hasta dejar chupones rojizos. Él se inclina hacia adelante, la hunde en la manta y trabaja su miembro dentro de ella disfrutando de lo apretada y estrecha que se encontraba. - ¡Mabel! – Siente como ella en un intento desesperado por evitar las fuertes embestidas, lo toma abrazándolo de los costados de su espalda y encaja sus uñas arañando y rasgando su piel hasta el musculo serrato. Mientras su vagina se aferra a él con dificultad. Cada centímetro es demasiado apretado y demasiado caliente y no puede pensar en eso, no puede pensar en los ruidos que hace la omega menor, la forma en que su olor dulce lo embriaga y su vagina resbaladiza lo cubren y empapa su pene con cada estocada hasta descender en sus sacos. - ¡Joder! ¡Ahn! ¡Ah! ¡Ah!
Bill la sujeta con fuerza evitando separarse y recibir los aruños y los golpes de los talones de la chica. Sexo rudo y placentero, algo que no conseguiría con ninguna otra omega. Los senos de la adolescente restregando contra su pectoral y gimiendo como una música de lamento dulce.
De repente sintió una caricia sobre las heridas y como ella dejaba de llorar para ser reemplazo por el suave gimoteo y los jadeos fuertes. La temperatura de su cuerpo ardió y su aroma lo sobre estimulo, contrayendo su pene e hinchando sus testículos. Era más resbaladiza y sus fluidos emanaban como un hilo acuoso.
- - Aah, ah, ahmm...Más... más – La menor poco a poco olvida la sensación de dolor intenso, siendo llenada por el pene del alfa y disfrutando ahora de la fricción de su cuerpo, sus mejillas calientes y el ardiente placer del rozar lo atraen. – Más... Bill quiero más.
Él cede, cuando su amada nínfula pide más de su toque. Cambia el ritmo de las embestidas encajando las garras en el respaldo del sofá y sujetando la delgada cadera de la gemela Pines. Sus pieles chocan y hay gritos y gemidos son más fuertes en la habitación, sus aromas se combinan y el calor de sus cuerpos aumentan dejándolos aperlados por el sudor. Las caderas de la chica meneándose al ritmo de sus embestidas. El sonido de sus respiraciones aceleradas y el crujir del sofá de descanso.
El demonio jadea entrecortadamente y ruge cuando el abrumador instinto busca márcala con necesidad de llegar al éxtasis de sus embestidas. La mira a ella. La forma en que se ve, con los ojos avellanados, húmedos y cristalinos, sus mejillas de un color rojo intenso como la granada, tan sonrojada. Su torso viendo ese par de senos dar brincos bruscos con los pezones erectos, rozando su pecho. Mentalmente se repetía... "habrá tiempo para disfrutarlos".
Busca su cuello lamiendo la zona donde prometió marcarla, sus colmillos que estaban retraídos salen y tocando la punta de la barrera de su piel. Una vez marcada... nadie la separaría de él, ni el mismísimo Ford o su progenitor.
"Ella es mía, mi destinataria, mi pareja eterna"
Dio una mordida fuerte escuchando su grito volverse algo melodioso y exquisito en su voz, no hay dolor en su voz, solo un placer cegador y la sangre dulce y caliente emanar de su cuello. Bill esta extasiado por el deleitoso sabor afrodisiaco de su sangre, lame todo rastro que fluye por la curvatura de su delgado y níveo cuello, y jadea de gusto por su sabor grato y exquisito, porque por fin la ha reclamado como suya a la gemela Pines.
Trabaja dentro de ella embistiéndola con señal de querer dejarla lo suficientemente llena, disfrutando su tierna carne y sus paredes contraerse, Mabel se corre en otro orgasmo atrapando su pene, mientras ella gimotea y trata de continuar en mover sus caderas. Pero la menor está muy estimulada que empieza a temblar de su cuerpo. El demonio se percata cuando ella intenta seguir su ritmo, levanta su cadera un poco empujando su miembro contra ella obteniendo un grito atrapado entre sus labios rojizos.
Es dolorosamente lento, brutalmente lento, pero no quiere detenerse, la sujeta tan fuerte que sus caderas empujan con violencia, escuchando el chapoteo y el roce de sus genitales. Sus testículos golpeando su trasero redondo hasta rebotar y cuando finalmente llega a encontrar ese punto erógeno que la hizo chillar de placer. Se da cuenta de cómo su miembro sobre sale de su vientre, el roce ha provocado que la castaña pataleara levemente sus piernas. Finalmente se hunde él libera una carga seminal dentro sintiendo su pene bombear, y ella finalmente se estira completamente, finalmente se llena de él.
- - AAAH... AHH... - Mabel es atraída al fuerte agarre del demonio sintiendo su semen desbordar de sus pliegues femeninos de señorita.
Bill masturba su clítoris hinchado escuchando a la menor gimotear y jadear, el demonio no quiere separarse aun cuando la escucha gemir y sonrojarse completamente de su rostro. Su mirada avellana es todo un poema tras esos ojos cristalinos y cubiertos de lágrimas. Están inocentes, puros y hermosos esos ojos que describen la mirada de la omega menor en un rastro de cariño, para él.
- - Quiero más – Susurra cerca de su rostro dando besos suaves en sus mejillas enrojecidas y perladas por el sudor. – Mabel, me gustas... dame más pequeña.
- - B-Bill... - Su voz en rastro semi cansado y ronco, escucha como el pene masculino sale y se frota en su entrepierna cayendo las gotas de semen en sus muslos. – Mmnh... ah, ah... - Siente sus dedos acariciar su vulva enrojecida por la fricción y su perla hinchada.
- - De lado, pequeña – Dando esa mirada penetrante a la omega. – Abre tus piernas.
La toma recostada de lado y la acomoda atrayéndola su espalda contra su pecho, sujetándola de la pierna izquierda hasta levantarla de una esquina en su antebrazo. La menor se sorprende de ver el miembro eréctil del demonio, aun no puede creer que siga duro, no hay dolor cuando la penetra profundamente y siente este latiendo dentro de ella. El alfa la besa febrilmente entre su cuello, empujando sus caderas contra ella, abrazando su cuerpo de la cintura a comenzando a embestirla con rapidez robándole varios jadeos a la omega.
Ella puede sentir su miembro hincharse y rozar sus paredes estimulando el piso pélvico y sus paredes aun contraídas por el orgasmo anterior. Su mano presionando contra su vientre y los empujones que estimulaban su pared siendo un roce delicioso y estimulante. La castaña tiro de la manta y gimoteo de tanto placer, sus besos que no paraban de tocarla de su sensible cuello, y pasaban por su nuca, su vagina que no paraba de expulsar el fluido espeso y el líquido cristalino que descendía en chorros como punto de presión entre el pene y la vulva.
- - Bill... Bill... B-Bill... me estoy haciendo... ¡me estoy haciendo! ¡Por favor! – Jadeando con fuerza, estaba tan avergonzada pensando que se habría orinado en el acto de su relación. Mas solo escucho reír al demonio.
- - Tranquila... preciosa, solo estas disfrutando algo delicioso – Atrayendo su rostro pudo ver esa inocencia que aún conservaba la gemela Pines, ese rastro de lágrimas que seguían descendiendo. – Tranquila y déjalo... luego te diré preciosa. – Musito frente al rostro de la chica, quien apenas asintió para calmarse y dejar que todo cediera, recibiendo otro beso del él, probando su sangre que hace poco consumió.
Justo cuando pensó que iba a bajar el ritmo, pudo sentir algo crecer y atorarse en su canal. La castaña soltó un sollozo sus manos rasgaron su pecho cuando la recostó al sofá, el demonio supo que ella intentaría alejarse, pero no lo permitiría, si se aleja será doloroso. Hasta el demonio rió de la ironía del asunto, no se había anudado con nadie aun cuando estuvo con el signo de hielo jamás tuvo, solo ella respondía a su nudo y se acoplaba perfectamente a su miembro, el embistió con rudeza contra su nudo dando golpes fuertes hasta hundirse y sentir su trasero rozar sus testículos.
La mantuvo atrapada entre su cuerpo y el sofá evitando que escapara y sujetándola.
- - Bill... es demasiado, demasiado grande – La menor sollozo notando que podía ver un sobrante aun de la longitud del miembro del rubio. - ¿P-Por qué? – La pequeña Pines era ignorante de lo que sucedía en ese momento. – Uh, uh, ah, ah, ah, ah....
- - Me he... anudado – Dijo el demonio jadeando. – Mabel... carajo, eres la única con la que me puedo anudar.
- - Bill... mi cuerpo... mi cuerpo arde... – Atrayendo al rubio del cuello, raspo sus colmillos en la marca que le dejo, antes de susurrarle en modo de arrogación con tono de ronroneo en su voz. – Córrete, lo necesito... lo necesito... Bill, quiero... quiero todo.
El demonio disfruta de este afecto y consentimiento, Mabel Pines ya no piensa por la fiebre y el placer, no le negara nada a su pequeña omega. La embiste allí en ese sofá como un acto salvaje ante sus instintos, mientras sus dientes sacan sangre buscando la marca que le hizo, está listo para morderla nuevamente clavando sus colmillos, ella gime dentro. La marca del mordisco es muy visible en un latido sordo enterrado en el latido de su corazón. Mabel se queda inerte contra él, nada más que una cosa dulce y temblorosa debajo de él, sus mejillas ardiendo fuertemente, las pestañas agrupadas, los labios calientes sobre la marca del mordisco mientras engulle la sangre de la menor.
Su piel blanca se cubre de carmesí nuevamente, solloza en su cuello, cada vez que su pene toca muy fondo de su útero, rozando el cervix repetidas veces. Cada vez que su pene empuja su cuello uterino y roza su pared que se cierra y lo atrapa, cada vez que ella puede retorcerse contra su nudo solo por un segundo antes de que él se retire de nuevo y frote dentro.
Es lento y empalagoso y ella se corre por tercera vez de la misma manera, orgasmos lentos, su vagina se aferra a él, ella toma ahora sus trece pulgadas chocando su pelvis contra su pubis, palpitando alrededor de él, dentro de ella es un lío cuando un squirt cae por segunda vez y moja su abdomen, cada uno siente que se mete en la siguiente ola de orgasmo, solo por la forma en que su vagina tiembla alrededor de él; su fiebre rodando más caliente de una manera diferente, tranquila, suave, como si supiera que está siendo alimentada y preñada.
- - Bill... e-estoy l-llegando... estoy llegando... - Mabel gimotea ahogada entre el placer y su voz cansada, un ultimó gemido agudo emite cuando siente al demonio moverse alrededor y empujar dentro de ella. – ¡Ahhh!
Palpitando dentro de ella, él se inclina para besarla quedando a su altura, para deslizar sus manos sobre sus muslos y su cuerpo evitando separarse de ella, mientras su vagina se contrae con intensidad y se tensa, ordeñando su pene sintiendo el líquido espeso y caliente salir y llenarla, ella vuelve a correrse por cuarta vez en otro orgasmo sensible entre las estocadas del rubio. Justo cuando él desliza sus manos sobre las de ella, estirándolas hacia arriba y sobre su cabeza, dejando que ella enrolle sus dedos alrededor de su palma, un agarre más fácil para sus manos, mientras se separa de nuevo de sus labios.
Puede ver a su preciada omega dedicarle la mirada más tierna y dulce que le puede dar.
Un pequeño jadeo en su boca, un pequeño escalofrío de placer y alivio, frotando su mejilla contra la de él sintiendo el parche de cuero ocular del demonio rozar, mientras suspira. El cabello del alfa es un lío de mechones rubios y dorados alborotados al igual que el de la adolescente. Apenas la luz de la habitación los ilumina de sus cuerpos viendo el calor y el sudor aperlado entre ellos.
El demonio la atrae sujetándola y evitando separarse hasta terminar de correrse y deshinchar su nudo, un borde pegajoso de semen brota de los pliegues de la castaña, escuchando un quejido y el sollozo.
- - ¿Q-Qué fue eso? – Pregunto la castaña cansada y con la voz ronca, sin saber lo que acaba pasar lo último, solo sintiendo como el líquido se acumulaba y salía por los bordes de sus labios. – Me siento... llena.
- - Eso es grandioso, pequeña. – Se mece frotando suavemente con la omega, sujetando su rostro para acallarla besándola y dando caricias en su cuerpo. – Quédate a mi lado.
El demonio es demasiado egoísta para salir de ella, cuando ella termina agotada y dormida sobre su pecho. Prefiere tenerla un rato en sus brazos recostados en el sofá y acurrucados con la manta envolviéndolos.
Apenas ha calmado el celo de su pequeña y adorable omega. Esto es lo que llama el demonio el día 0 de su ciclo.
ஜ▲ஜ
La menor soltó un suspiro súbdito y despertó de su sueño algo cansada y adolorida por lo de anoche, estaba recostada contra el respaldo del sofá con una manta cubriéndola y la almohada sobre su espalda. Todo parecía indicar que nada ha pasado y puede que sea solo un sueño erótico que tuvo durante el celo.
Ella se removió un poco a gusto sobre su lugar, pero dejo de serlo cuando sintió una sensación húmeda y caliente rozar contra sus pliegues femeninos, robándole un gemido ronco de sus labios y la sensación de sujeción en sus piernas. Intento cerrar los muslos pero algo le impidió hacerlo.
- - ¡Aww!... ah, ah, ah – Mabel se aferró a su manta e intento calmar sus gemidos. Su cuerpo se quedó quieto y respirando sobre su pecho con sus manos echas un puño.
La adolescente tenía las mejillas rojas y sus gemidos trataba de amortiguarlos con la manta, no sabía qué hora era, pero de seguro no quería averiguar si la habitación era lo suficiente silenciosa para amortiguar sus gritos.
Húmedo y rugoso rozando sus labios vaginales y trazando una subida y una bajada contra su hendidura. A veces de momento sentía que rozaba contra su clítoris y de momentos daba una lamida profunda en su entrada robándole otro suspiro alto y la necesidad de empuje.
- - Ahmm... ah... ah... ahh... ohh – Mabel estaba tan sumida en el toque su vulva, que se relajó bastante sintiendo la lubricación de sus pliegues dar esa humedad y el roce más resbaladizo y suave. Su vagina palpitaba y apenas soltó un ronroneo de sus labios, antes de sentir algo empujar encima de la manta y descubrir una cabeza rubia y desordenada. - ¿Q-Qué...?
- - Ah ya despertaste, pequeña~ – Canturreo el demonio recostándose entre los senos de la castaña, masajeando cariñosamente sus mamas redondas. – Hace un momento que desperté. Tenía algo de hambre, pero no me conformaría solo con la leche de tú pecho.
- - ¿Leche?... – Sonrojándose hasta las orejas. – Yo no tengo leche.
- - Cierto, aun no – Mostrando una sonrisa maliciosa el demonio antes de robar un beso de sus labios.
La adolescente no supo porque aquel beso sabía tan rico, que no quería que terminara, sujeto el rostro del demonio atrayéndola y besando con impaciencia sus labios. El cual él no negó y término atrapándola contra el respaldo y su cuerpo, mientras comía sus labios en el hambriento beso que agarraba fuerza y profundizaba sus movimientos. Saboreando su boca y rozando su lengua con la suya.
Entre respiraciones agitadas y un ataque de dominio entre sus bocas, la menor soltó un gemido ahogado cuando supo que necesitaba algo de aire.
Un jadeo los obligo a detenerse cuando noto que su pequeña, ocupaba oxígeno y emanaban un aliento caliente en sus hinchados labios rojizos.
- - Aun habrá de esto – Dando una caricia al rostro dócil y suave de su pómulo. Dando otro pequeño beso casto.
- - ¿Q-Qué... hacías...? – Pregunto señalando debajo de la manta.
- - ¿Abajo? – Viendo a la chica asentir con un rubor escarlata en sus mejillas. – No pude aguantar las ganas de comerte.
- - ¡¿Comerme?! – Sonando asustada al verlo reír al demonio.
- - Es una alegoría de comer tú dulce néctar – Proporcionando una sutil caricia a los labios de su sexo hinchado. – Tú cuerpo responde muy bien a mis caricias, incluso dormida parece disfrutarlo.
- - Umm... ahh – Se retorció un poco abriendo sus muslos, sintiendo su dedos rozar sus pliegues y sus garras rasgar un poco su carne. – Ah... ah... e-estabas... comiéndome.
- - Shh... no he terminado - Empujando su cuerpo al respaldo, empezando a colocar besos de su pecho hasta descender de su abdomen hasta su vientre dando un leve mordisco, que robo una risita en la pequeña adolescente. – Ábrelas más.
- - Sí... - Respondió sonrojada.
Mabel no pudo resistirse al impulso del placer que le brindara su alfa, hasta este punto su cuerpo ya no reaccionaba. Ella solo pudo permitirse ver lo que haría, viendo la lengua húmeda y azulada del demonio salir. La punta de su lengua rozo sus pliegues trazando un camino largo hasta frotar su pequeño clítoris hinchado, continuo lamiendo todo el contorno de sus labios y por encima de ellos, deleitando y saboreando el sabor de su lubricación y el resto de su semen.
Sus pies los arrastro contra el cojín del sofá, cuando las lamidas fueron un poco más rápidas lubricando con la saliva de él y su lubricación, rozando muy dentro de su sexo. Él la sujeto de los muslos para hundir su cabeza en su entrepierna y solo admirar al rostro de la chica a través del orbe ambarino que la veía con intensidad y depravación. Mabel no sabía lo que experimentada ante su mirada, era una mezcla entre deseo, excitación y un hambre de lujuria. Su instinto solo la hacía rogar más por el toque de su alfa, gimiendo y jadeando, cuando la lengua de Bill solo lamía moderadamente rápida antes de atrapar su clítoris entre sus labios.
Fue entonces que la menor pasó de los gemidos a los chillidos y jadeos altos, antes de frotar sus pies y cerrar sus ojos. El demonio rodo su lengua sobre su perla y froto con intensidad escuchando a la menor gemir con fuerza y entre chillidos que terminaban en risas nerviosas. El roce de sus colmillos en la pubis y sus labios y su lengua presionar contra su clítoris, mientras succionaba el demonio.
La menor sentía las lágrimas en sus ojos, cuando la succión pasó a ser algo fuerte. Sus mejillas se calentaban con intensidad y sus manos dejaron la manta soltándola, para ir a parar al cabello del rubio tirando de sus mechones y rogando que no parara.
- - Bill... Bill... no pares, no pares... no pares – Soltando gimoteos la menor, entre un chillido cuando sintió al demonio vio lo excitada que estaba la omega. Contento de conseguir lo que se propuso hace un momento de comenzar a estimularla, solto su clítoris en un suave chasquido de su lengua y lamió el contorno de sus labios dando mordidas suaves, su lengua paso por encima de su uretra en repetidas ocasiones antes de introducir sus cuatro dedos para empujarlos y embestir contra su entrada. - ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Bill!
Bill lamio con insistencia la uretra de la menor escuchándola gimotear, su lengua acariciaba la intimidad rosada de la chica provocando esos temblores que la hacían disfrutar del roce. Sus labios colocaron besos encima de su pubis lisa antes de soltar un mordisco y lamer lo terso de sus labios, nuevamente dio una lamida encima y atrapo su perla, comenzando succionar contra su clítoris, entre sus dedos sentía como se humedecía mojando sus falanges y tijereando su entrada abriendo esa abertura rosada.
Sus dedos empujaban rozando sus garras contra sus paredes. Mabel sollozo entre los gemidos y sus piernas se arrastraron contra la resistencia de su mano derecha. Miro a Bill un momento como el demonio disfrutaba de hacerla sufrir de placer, mientras que ella apretaba su cabello intentando calmar sus empujes y la succión de su boca.
El demonio salivaba ante la succión y las lamidas que daba a su clítoris, disfrutando de sus jugos y su pequeña vagina lubricarse, el aroma delicioso de su sexo llamarlo. Una lamida larga por su hendidura saboreando su semen femenino.
Dio unas cuantas lamidas en esa zona antes de retirar sus dedos y empujar su gruesa y larga lengua hasta al fondo de su canal, dando lengüetazos profundos y empujones que rozaban sus paredes sensibles, mientras degustaba del orgasmo que la menor producía al correrse. Su agarre se aflojo liberando la tensión en su cabello. Bill acomodo sus piernas encima de sus hombros viendo como la menor se acomodaba a su agarre cuando se estremeció de su cuerpo. Dulce como la miel, su aroma que lo incitaba a tomarla y aparearse.
- - Mabel – Llamo a la menor que estaba echa bolita entre la manta y la almohada con el rostro sonrojado. – Te gusta
- - Mmm... - Asintiendo con vergüenza al ver al rubio lamer su intimidad. – Ahm... ahn...
El demonio dio una mordida un poco más fuerte en su monte de venus pinchando y brotando la sangre de la herida, la menor apretó su cabello emitiendo un gemido más fuerte cuando sintió al alfa dar lamidas profundas en su sexo, la sangre y saliva emanaba de su boca.
Mabel soltó su cabello para llevar sus manos a cubrirse el rostro, su pecho elevándose y sus suaves jadeos ir tan deprisa con cada caricia que el alfa mayor, le proporcionaba en su intimidad. Claramente podía escuchar el chapoteo chocar con la húmeda lengua del alfa. Se sentía derretir la castaña, su cabeza se echó para atrás cuando sus piernas se estiraron y un líquido cristalino broto cayendo de la boca del rubio.
El demonio noto que su pequeña nínfula había llegado a otro orgasmo, lamio con cuidado y lentamente revisando el rubor en sus labios blanquecinos. Había demasiadas mordidas en sus labios y su sexo estaba enrojecido por las caricias previas y el sexo que tuvieron anoche.
¿Por qué no? Ella ya le pertenecía, la había marcado y podría tenerla. Paro de lamerla y beso suavemente su sexo, colocando alrededor y dando caricias a sus muslos. Dirigió una mirada en la adolescente agotada y relajada. Se acercó al rostro de la omega viendo sus ojos entrecerrados por el placer de hace un momento. Sexo oral, el primero que recibió ella al notar que estaba lo suficiente temblorosa para saber lo que sigue.
- - ¿Q-Qué fue eso? – Pregunto Mabel con el corazón latiendo con rapidez en su pecho y respirando aceleradamente.
- - Lamerte tú dulce vagina, oh pequeña Estrella fugaz – Soltando una risa. - Es un rico cunninlingus lo que te hice – Sonando divertido por la expresión adorable que puso la menor al no saber qué era eso. – Luego te enseñare como devolverme ese placer, querida.
Mabel no sabía que rayos se refería a todo eso, solo sabía lo básico del sexo y lo que le enseñaron en su escuela y sus padres.
Sus piernas bajaron a los lados para recibir de cerca al alfa mayor, quien este se acomodó atrapando su cuerpo e impidiendo que escapara.
Los labios del demonio se posaron en los suyos tomando un beso suyo, el cual ella no negó y disfruto mientras acariciaba su cuerpo. Sintiendo las manos del rubio amasar sobre sus senos y frotar los pulgares contra sus pezones rosados tirando suavemente de ellos, era la primera vez que experimentaba caricias sobre su cuerpo. Nunca se había tocado, excepto para lavarse y humectar las lociones, era la primera vez que alguien la tocaba.
- - Bill... - Sentía nuevamente el calor y la fiebre apoderarse en su cuerpo, su sexo estaba demasiado resbaladizo y secretando su lubricación. – Alfa... por favor...
Ella gime y sacude la cabeza, temblando debajo de él a través de su beso, su mano agarrando su muñeca, empujándola más abajo para retenerla y guiarlo al punto exasperante que sentía. Él la acaricia con la yema de los dedos, sintiendo el apretón de su vagina cuando adentran sus dedos y empieza a frotar dentro haciendo un movimiento de adelante y hacia atrás, el tirón activo y necesitado de algo dentro de ella, la obliga a menear sus caderas contra su mano siendo cogida por sus dedos.
- - Bill... quiero... - Sonando avergonzada de pedirle que la tome. – Lo necesito... por favor.
El primer deslizamiento lento, fácil, jodidamente fácil, de sus cuatros dedos, el del medio dentro roza contra la pared uretral de ella y la deja gimiendo en espera viendo a la chica intentar impulsarse para auto penetrarse.
- - Ah, ah, ah... - Sujetándose de su cuello. – Duele... duele...
Mabel termina arqueándose, temblando, jadeando por él alfa mientras sus piernas se estiran en un revoloteo de una patada antes de empujarse hacia arriba una pulgada y ser atrapado por el brazo del demonio, sus caderas rodando sobre su mano. Un impulso desesperado. Mientras ella trata de trabajarlo más profundo colocándose en horcajas encima de su regazo y sujetándose de su hombro.
- - Bill... por favor, por favor, tómame – Sollozo la menor con el calor invadirla y su vagina gotear su lubricación cristalina emanar.
Todo lo que puede sentir es el calor de ella. La apretada y sedosa carne de sus paredes vaginales, jodidamente imposible de que su vagina se retiene alrededor de sus dedos, la forma en que se retuerce. Y él sabe, mientras los músculos de ella trabajan y tira de sus dedos, que nunca ha habido, nunca habrá, una vista más dulce y hermosa que esta. Tan excitante y erótica de ver a su amada castaña necesitada.
Su adorable Mabel Pines buscando la necesidad de ser cogida y preñada.
- - Buena chica, ¿quieres que te coja? – Tarareo el demonio, esperando que su apretada vagina disminuya antes de deslizar sus dedos hacia afuera y luego hacia adentro, creando un pequeño juego para cogerla. Midiendo ¿Qué tan resbaladiza es?, ¿Qué tan pequeño puede cerrar su agujero? Antes de meter su pene dentro de ella.
Justo cuando la castaña no podría aguantar en este pequeño juego de masturbación, comenzó a empujarse hacia delante tomando más y jadeando cerca del cuello del demonio.
- - Te necesito, alfa – Palabras correctas y justas. – Por favor, Bill.
Inhalando su apetitoso aroma floral a peonia y la deliciosa fruta de una fresa, la forma en que jadea y se retuerce, empujándolos hacia atrás con un pequeño y lindo gruñido. Es suficiente para que Bill deje de jugar con su vagina y la atraiga a su regazo, soltándola de su muñeca y penetrando su cavidad caliente y lubricada.
- - Muévete – Ordeno algo ronco, tomando su trasero y guiando a la menor a tomar su erección alzada y dolorosa. – Muévete, Estrella fugaz. Dime que tanto deseas que te coja.
- - ¡S-Sí! – La chica no lo pensó un solo segundo cuando se le dio la oportunidad de acabar el calor que la quemaba, montando su pene lo más profundo y dando brincos como podía hacia enfrente.
El demonio cerró su orbe mientras recargaba su cabeza contra el hombro de la chica y jadeaba mostrando sus colmillos, de repente se sintió más sensible del cuerpo de su miembro, las paredes vaginales de la pequeña gemela Pines se aferraban a su pene, lubricando y estimulando el punto de su frenillo y glande.
- - Mierda... - Aun no podía creer que su pene se amoldaba perfectamente dentro de ella, tomando su longitud y el grosor de esté. Escuchándola gemir cariñosamente de su voz y sollozar suavemente, le gustaba que ella también disfrutara de la sensación. Su pene duro y erecto rozaban perfectamente contra su canal vaginal, aunque no era muy profundo como anoche. – Más... quiero más, quiero más...
- - B-Bill... - Fue levantada contra el rubio, viendo como la cargaba mientras la penetraba de sus caderas. Se tuvo que aferrar a sus hombros con fuerza pensando que caería, más solo gimió con fuerza cuando la embistió inclinadamente con intensidad. - ¡AHH! ¡OHH!
- - ¡Grrr! – Sujeto su frágil cuerpo como una muñeca, aumentando la intensidad y penetrándola profundamente, sus senos rebotando y su suave melena ondeándose.
La gemela pensó que la partiría en dos cuando sus piernas se estiraron en un estremecimiento y se corría nuevamente derramando su fluido al piso de madera. Bill la enderezo y busco el apoyo en la pared empotrándola y embistiéndola con intensidad.
Sus genitales rozando y siendo un lío pegajoso y húmedo mientras chocan con intensidad en su piel, sus testículos se hincharon y se tensaron rozando los muslos y el trasero de la adolescente. La observa tomar su miembro, la observa hacer ese gesto tan sexy cuando sus labios forman en modo entre abierto una "o", sus labios hinchados de los besos. Ella nuevamente se corre escuchándola chillar y jadear, pero eso no evitara que acabe.
Busca sus senos apretándola con una mano y tirando de su tierno pezón rosado, se inclina y lame su seno probando su piel. El hambre y el deseo, sí Ford se entera lo ejecuta. Pero a este punto no le importa, tiene a la gemela Pines.
Su nudo vuelve a formarse anudándola y escuchando a la menor gemir e intentar de buscar el consuelo en arañar su pecho. Hasta este punto el demonio ya no le importa, solo sabe, que cada vez que ella lo rasguña o muerde, solo lo estimulara y disfrutara del doloroso placer.
Su vagina lo tiene bien atrapado impidiendo moverse y no ir tan rápido, lo delicioso y placentero cuando sus paredes se contraen y exprimen sus orgasmos. Mabel está demasiado ronca de su voz, sus sollozos son la última exquisitez que puede escuchar, cuando lanza su último grito.
- - ¡AAAH! – Su sonido fue apagándose cuando es llenada por la sensación caliente del semen depositarse en su matriz. – Uff... ummm...
- - Ah, ah, ah... - Cae de rodillas con la adolescente en sus brazos y atrayéndola en un abrazo protector. – Joder... mocosa.
Menciona el terrible apodo que le gustaba decirle cuando lo hacía enfurecer o enojarse, pero en este momento solo sonaba como algo cariñoso. La menor lo abraza y alza la mirada, es recibida por un beso tierno y la sensación de su vientre llenarse nuevamente sintiendo el caliente semen de su alfa.
- - B... B-ill... - Sonando su voz muy seca, imposibilitando hablar.
- - ¿S-Sedienta? – Dijo el demonio jadeando antes de besar su rostro febril por el calor y viendo a su amada asentir lentamente.
Chasqueo el demonio invocando una botella de vino dulce y afrutado, algo que Mabel no aprobó como para saciar su sed. Pero al ver al rubio sirviendo una copa y acercarla a sus labios, estaba indecisa entre beber o esperar a que el demonio se separara de ella.
- - Toma un trago – Esperando a que la chica bebiera, pero ella negaba con la cabeza. – Una copa no te hará daño. – Acercándose a su oído. – Calmara el dolor de abajo, estas adolorida.
Mabel vacilo un poco antes de que le permitiera el rubio darle de la copa de cristal y beber el líquido medio amargoso y dulce. Algo que la sorprendió, ya que le gusto un poco el sabor y bebió completamente el contenido de la copa con total avidez.
- - Sabe delicioso – Sonando más clara su voz.
- - Me alegro de que te gustara – Juntando su frente con la suya en un acto de afecto cariñoso, que encontró agradable la menor.
- - Bill... ¿Qué hora es? – Viendo que la ventana mostraba un cielo nublado veteado entre los cálidos rayos del sol del verano.
- - Cerca... de las seis y media. – Usando un tono sereno mientras acariciaba el cabello de la chica con tranquilidad.
- - ¿Seis? – Haciendo vagamente las cuentas. – Solo... ¿solo dormimos tres horas?
- - Sí – Sirviéndose una copa y bebiéndola lentamente, saboreando las notas de uvas oscuras, moras, frambuesa y fresas silvestres. – Desperté... a las cinco, pero... tu aroma era tan atrayente. Ayer no pude aprovechar en tocar y saborear tú cuerpo.
- - Y por eso me lamiste... ¿abajo? – Frunciendo el ceño.
- - Derramaste la semilla, y estabas emanando ese delicioso néctar. – Relamiéndose los labios. - y no quería desperdiciar.
Mabel se removió un poco contra su cuerpo pero sus músculos estaban adoloridos, como si hubiera hecho bastante ejercicio. El alfa pudo notar que su rostro estaba levemente ruborizado, podrá a ver calmada su fiebre, pero la gemela Pines podría tener aun las secuelas del calor.
La sujeto entre sus brazos y cargo con ella tomando el bote de acetaminofén y naproxeno tirado en el suelo, la llevo hasta el sofá para que pudieran recostarse un poco más.
- - Mabel – Dio una leve caricia en la cabeza de la castaña. – Necesito que tomes esto.
Le acerco las pastillas y otra copa de vino, el cual negó.
- - Mi madre no me permite beber alcohol, y el tío Ford una vez me dijo que es malo tomar con alcohol el medicamento. – Hinchando levemente sus mejillas.
- - Cierto – Soltando una risa el demonio por el reproche de la omega menor.
- - Creo que me lo tomare – Quitándole las pastillas para tomarlas y bebiendo la copa.
- - ¡Oye! – La pequeña sintió una presión en sus labios sintiendo la boca del demonio sobre la suya.
Sintió algo descender por su garganta y el líquido sobrante caer en sus labios, se separaron viéndose un momento antes de continuar con su sesión de besos lentos y caricias.
El demonio claramente tenía un problema serio con el apego de la menor, no podía permitir que le quitaran a su destinataria. Cuando Mabel quedo dormitando en sus brazos, supo que el fin de semana no la soltaría.
ஜ▲ஜ
Dipper estaba terminándose de alistarse para su cita con Pacifica, aunque estaba preocupado por su hermana desde ayer. Sabía que había empezado su calor, más no estaba seguro de que ella estuviera soportando fiebres o lo peor adolorida.
Había leído en libros sobre el celo de las omegas y lo difícil que pueden sobrellevarlo, casi la mayoría sufría si no se daba su correcta alimentación o supresores.
El castaño tomo sus cosas; cartera, celular y sus llaves. Tal vez pediría un rato prestado el auto de tío Stan sin que se enteraran, prometiendo llenar el tanque de gasolina y dejarlo en su lugar. Cuando bajo por las escaleras para ir a ver a su gemela se encontró a Bill llamándole desde el marco de la puerta con un cigarrillo en mano y a media vestimenta, sin su abrigo o su típico sobrero de copa. Solo zapatos de vestir, pantalón y camisa blanca.
- - Pino, ¿A dónde crees que vas? – Viendo al chico nervioso.
- - Y-Yo iba... a ver – Sabiendo que no debían acercarse. – Mabel no se encuentra bien, y Wendy siempre viene a ayudarla.
- - Hablando de eso... ella vino y dejo sus medicamentos y una cosa de goma. – Sonando burlesco.
- - Oh por Dios... de seguro no entro ahí. – Menciono con las mejillas rojas. - ¿Ella está bien? ¿Están dentro?
- - Se fue hace un rato – Comento. – No me acercaría si fuera tú.
- - ¿Qué harás? – Pregunto Dipper, viendo al demonio colocarse la gorra y el cubre bocas.
- - Iré por cigarrillos, bebida y... tal vez me recueste en el abismo de la locura. – Viendo al alfa castaño colocar una mala cara. - ¿Qué?
- - Solo no dejes sola a mi hermana, es capaz de irse.
- - Tranquilo, ella no saldrá. – Dijo. - No se levantara en un buen rato – Murmuro lo último.
- - Bien, saldré un momento – Tomando su chaqueta del perchero. – Oh, es bueno encontrarla, la estaba buscando desde hace dos semanas.
- - Deberías llevártela, dicen que estará fresco – Comento el demonio, sabiendo muy bien que hoy no es un excelente clima.
- - ¿Fresco? – Soltando una risa el chico. – El calor afecto tú cerebro, dorito. Estamos a 40°C, francamente ni nublado se ve.
- - Bueno debo irme – Dijo el chico asegurándose de llevar todo. – Los chicos me esperan.
- - En la noche descenderá. – Menciono Bill. – Procura usar condón, Pino.
Dipper se puso rojo del rostro ante lo que dijo el demonio de los sueños, es claramente que sabe sus planes antes de hacerle una señal con su dedo para que se callara.
- - Shh... Mabel no deber saber.
- - Claro que no lo hará, si no te vas.
- - De acuerdo – Dijo Dipper antes de abrir la puerta de la cabaña y ver al demonio. – Oye Bill... me llevare el carro de...
- - Siempre y cuando lo dejes en su lugar y el tanque lleno, Fez es muy intuitivo.
- - Oh, qué bien – Soltando un suspiro de alivio. – Sí te vas por el otro lado del pueblo, no te reconocerán.
- - Entendido.
En cuanto el castaño se fue de la cabaña asegurándose de que el gemelo estuviera lo suficientemente lejos, se quitó la gorra y el cubre bocas. Tuvo que dejar de suprimir su feromona y retirarse la camisa mostrando las heridas frescas y viendo la marca que la castaña le dejo.
- - Mierda... - Soltó un jadeo el rubio sintiendo ese punto de presión en su cuello y el calor en su cuerpo. – Por poco...
La puerta de la habitación se abrió revelándose ante la pequeña adolescente que salía un poco aletargada en sus pasos y con su camisa amarilla puesta que le llegaba tres dedos arriba del muslo. Su cabello estaba apelmazado por estar todo el tiempo acostada entre la manta y la almohada.
- - Bill... ¿Dónde está Dipper? – Pregunto la castaña preguntando por su gemelo, ya un poco sin la fiebre y el celo calmado. – Tengo ganas de desayunar un poco...
Aunque en este momento el demonio no le permitió avanzar más cuando la tomo de la cintura y la cargo sobre su costado evitando que se escapara.
- - Espera... ¿Qué haces? – Dijo la pequeña omega sonrojada.
- - A darnos un baño primero – Comento viendo a la chica soltar un pataleo.
- - Pero... ¿Y el desayuno?
- - En un momento te hare el rico desayuno que quieres – Menciono el demonio. – Es hora de otra lección.
Apenas el celo de Bill también daba comienzo y una tormenta amenazaba sobre el pueblo.
Glosario de palabras y otras especificaciones
Empotar: Sentir alguien atracción sexual por otra persona.
Alegato: Exposición razonada, generalmente extensa, en defensa de alguien o algo.
Petulante: Que se muestra convencido de sus buenas cualidades y desprecia la opinión de otras personas.
Dildo de nudo: Objeto sexual en forma de pene con bulbo en medio de su cuerpo, asemejándose al nudo de los animales durante el celo.
Lubricante de Agua: Líquido que se usa para lubricar dicho dildo o plug anales, compatibles con los fluidos masculinos y femeninos. Evita que haya infección o cambio en el pH vaginal, tanto en la flora anal.
Plug anal: objeto de estimulación rectal y dilatativa. Por lo general lo usan para dilatar el ano o como estímulo durante la relación sexual.
Nota: El siguiente capítulo que se publicara también hay smut, por si prefieren salteárselo e irse al epilogo después de esta historia.
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