Single chapter.
Choi Beomgyu sabía que su celo estaba cerca, podía sentirlo en la forma en la que su percepción de las cosas se intensificaba y como su temperatura corporal comenzaba a subir. Al ser un omega adulto y soltero era más difícil encargarse de sí mismo cuando no tenía a un familiar cerca que pudiera auxiliarlo. Generalmente, los omegas sufrían un confinamiento para sobrellevar los días o buscaban a un compañero casual que los atendiera.
Pero Beomgyu no tenía a nadie, tampoco confiaba lo suficiente en alguien como para dejarle una tarea tan importante y delicada.
Entonces fue cuando supo sobre Bighit Company. Bighit Company era una empresa dedicada a todo aquello que producía un celo más agradable y soportable para los omegas, ofrecían diversos productos como supresores, spray para esconder el olor e incluso algunos juguetes sexuales. La empresa también contaba con un servicio especial del que no todo el mundo tenía conocimiento, un secreto que sólo ciertos afortunados sabían. Se trataba de un servicio para aquellos que no desean pasar un celo solos y no tienen con quién hacerlo.
Ese servicio era llamado "AS", la mecánica consistía en: ponerse en contacto a través de una recomendación de alguien que ya debía formar parte del servicio; después, era necesario dar rigurosamente datos sobre el celo y las especificaciones del mismo; al final, la empresa proporcionaba lo que más anhela un omega durante el celo... un alfa con quién pasarlo. Pero no era cualquier alfa, sino que era seleccionando de acuerdo a las características y necesidades del omega.
Así que, básicamente, era un servicio de acompañantes para el celo.
Beomgyu no se sentía orgulloso de eso, pero sí se sentía seguro. La empresa contaba con una estricta política de seguridad, aseguraban que ninguno de sus alfas era propenso a poner en peligro a un omega debido que ellos debían pasar por diversos exámenes de rasgos psicológicos y de personalidad que les indicaban que eran candidatos totalmente aceptables. Además, Beomgyu jamás habría tenido conocimiento de ello si no fuera por Hueningkai.
Hueningkai había sido un cliente de años antes de conocer a Choi Soobin, su pareja, y al ver todos los estragos por los que su mejor amigo tenía que pasar siempre durante su celo, decidió ayudarlo. Beomgyu lo amaba y odiaba al mismo tiempo, pudo haberle ahorrado muchos malos ratos en el pasado.
Su celo estaba por comenzar y envió el usual mensaje de confirmación que indicaba que requeriría del servicio una vez más. La respuesta fue casi inmediata diciendo que dentro de dos horas hasta el tiempo en que terminara su celo tendría a su habitual alfa para atenderle.
Un suspiro salió de sus labios, ya no temía por la llegada de su celo, incluso hasta lo esperaba. El chico que siempre lo atendía era una delicia, Taehyun era sumamente guapo y atento, además de excelente en la cama, lo ideal para dejarse llevar por unos días.
Beomgyu era un chico que se ocupaba durante todo el día en el trabajo y sus actividades diarias. De día trabajaba en una agencia de publicidad en el departamento creativo, y por las tardes enseñaba danza en una academia, los fines de semana solía frecuentar un bar en el que deleitaba a los presentes con su bella voz.
En definitiva, era un omega muy activo, pero en su celo era completamente diferente, no le apetecía nada más que dormir, comer y tener relaciones sexuales como loco, por eso necesitaba un alfa responsable que cumpliera con atender todas sus necesidades, aún si tenía que pagar por ello.
Preparó todo lo necesario, ya había comprado alimento de reserva, tenía supresores a la mano en caso de ser necesarios, había arreglado la habitación para que Taehyun se quedara (nunca la utilizaba porque siempre dormía con Beomgyu, pero igualmente la preparaba), también había comenzado a acomodar las cosas para que el alfa las encontrara rápidamente, aunque realmente no era problema, Taehyun conocía bien su casa.
El timbre de la puerta sonó y el lindo rubio se apresuró a abrir sólo para encontrarse a un chico desconocido. Un guapo chico desconocido.
—¿Choi Beomgyu? —preguntó.
—Eh... sí, ¿necesita algo?
El chico sonrió de lado.
—Soy Choi Yeonjun, su acompañante durante el celo.
Beomgyu se quedó en blanco. Hasta ese momento no había notado que el guapo hombre frente a él era un atractivo, fuerte e imponente alfa.
—¿Disculpa?
—Taehyun tuvo un percance de último momento y me enviaron a reemplazarlo sólo por esta vez, debió haberle llegado un mensaje de aviso. La compañía lamenta el inconveniente y esperan que siga contratando sus servicios tan fielmente como hasta ahora lo ha hecho.
El rubio se ruborizó con lo último, por alguna razón le avergonzaba que alguien atractivo como él supiera que necesitaba pagar para que lo atendieran. Beomgyu revisó su celular y efectivamente le habían notificado la situación, lo que el alfa decía era cierto.
—Está bien, pasa —lo dejó entrar a su departamento.
Choi Yeonjun quedó sorprendido porque no se esperaba que un chico tan hermoso como él necesitara de esos servicios, no era que sus clientes no fueran agraciados o atractivos, sino que Choi Beomgyu parecía ser alguien que tendría al menos una docena de admiradores tras él buscando complacerlo, más con ese dulce olor a fresas. Ahora comprendía por qué Taehyun siempre se veía dispuesto a visitar a aquel cliente.
El departamento era grande y espacioso, ubicado en una buena zona de la ciudad, sin embargo, tenía algo que le hacía ser agradable y acogedor.
—Lindo lugar.
—Gracias, ¿gusta algo de tomar? —el alfa sonrió al detectar los nervios en el rubio.
— Deberíamos dejar de ser tan formales. Tutéame, Beomgyu, después de todo estaremos juntos durante los próximos cuatro días.
El omega asintió y decidió que debía relajarse, no era la primera vez que hacía esto y definitivamente no era un primerizo asustado. Podría manejar a un caliente alfa durante su celo, claro que lo haría.
Yeonjun platicó de diversos temas para aligerar el ambiente y trató de hacerlo reír, al parecer funcionaba porque el omega se veía más relajado junto a él.
La noche cayó y Beomgyu le explicó a grandes rasgos lo que su celo implicaba, le dejó una lista de cosas que debía hacer y recordar, así como números de emergencia en caso de necesitarlo. Su celo comenzaría al día siguiente y su lado animal tomaría el control.
Se fueron a dormir a sus respectivas habitaciones debido a que Beomgyu no le tenía la suficiente confianza como para invitarlo a dormir con él, ambos se encontraban inexplicablemente inquietos, preguntándose a qué se debía tal sentimiento.
[...]
Yeonjun se encontraba durmiendo agradablemente, la calidez que desprendía el otro cuerpo le resultaba perfecta para descansar a pesar del peso que ejercía sobre él. Aseguró el agarre en la pequeña cintura, y cuando escucho un ligero y dulce gruñido de satisfacción despertó completamente.
Se encontró con la imagen más bella del mundo, el pequeño rubio omega se encontraba dormido sobre él con sus labios entreabiertos y su mano izquierda cerrada en puño sobre su camisa. Debió de haberse movido en la noche cuando el celo llegó de lleno y buscó el calor de un alfa.
Le agradaba el pensamiento de que lo haya buscado porque lo necesitaba.
El omega sintió sus movimientos y poco a poco abrió sus pequeños ojos, parpadeando varias veces seguidas para acostumbrarse a la luz, cuando lo hizo alzó la mirada y Yeonjun pudo apreciar un brillo que jamás había visto en otra persona, lo miraba con adoración absoluta. Se preguntaba si así miraba a Taehyun y la sola idea le dejó un amargo sabor en la boca.
—Buenos días, Beomgyu. ¿Cómo amaneciste? —el omega no le contestó—. ¿Estás cómodo? –el rubio asintió tímidamente y su estómago gruñó—, ¿tienes hambre? —asintió de nuevo.
Yeonjun se dispuso a levantarse pero Beomgyu lloriqueó en seguida, lo calmó con tiernas caricias y dulces besos en su cabeza. Al final tuvo que cargarlo para llevarlo hasta la cocina y preparar lo que el omega le había anotado en la lista, este se veía sumamente feliz cuando le puso el plato en frente y con pucheros logró que el alfa le diera de comer mientras se sentaba en su regazo.
Después tocó la hora de asearlo, llenó la tina y desvistió al rubio quien no puso ninguna objeción. Lavó su cabello y su bello cuerpo cuidadosamente procurando no tocar de más aunque sus manos picaban por acariciarlo, decidió que esperaría hasta que Beomgyu lo buscara de esa forma, después de todo estaba ahí para cuidar de él en todos los aspectos, no para aprovecharse de un omega en celo. Lo secó y trató de cambiarlo, Beomgyu se resistió a ponerse pantalones o ropa interior, por lo que sólo traía una camisa larga que cubría su intimidad pero que mostraba sus largas y torneadas piernas.
"Debe ser por la danza", pensó Yeonjun al notar lo bonitas que eran.
Pasó la tarde sin más complicaciones hasta que Beomgyu comenzó a lloriquear y revolverse incómodo en la cama. Yeonjun estaba preparando la cena mientras el omega dormía, cuando escuchó su llanto no dudó en correr hacía el lugar donde estaba el omega. Casi se atraganta ante la vista.
Beomgyu se encontraba con las mejillas sonrosadas, los ojos entrecerrados y mordía sus labios desesperado, sus manos se perdían bajo la camisa donde se encontraba acariciando su miembro y su entrada, la cuál ya despedía lubricante natural. Era simplemente caliente.
Cuando notó la presencia del alfa, su llanto se volvió más necesitado. Desesperado por sentir aquellas manos en su cuerpo desprendió feromonas que casi volvieron loco de deseo a Yeonjun. El alfa se acercó a él, quitando su ropa para quedar completamente desnudo, no quería que nada le estorbara en lo que estaba por hacer. Llego junto a Beomgyu y besó sensualmente sus labios.
—¿Necesitas ayuda? ¿necesitas que tu alfa te atienda? —Beomgyu asintió frenéticamente, Yeonjun reemplazo sus manos y comenzó a acariciar en un vaivén el miembro hinchado del omega—. ¿Te gusta?
Beomgyu chilló de placer, retorciéndose por los toques del alfa, estaba hecho un desastre.
Yeonjun retiró la camisa de Beomgyu para tenerlo glorioso, desnudo y mojado para él. Lo besó recorriendo desde sus labios pasando por la garganta hasta llegar a aquél lugar entre el hombro y el cuello donde desprendía tan exquisito aroma. Continuó estimulando su pene con una mano y con la otra tomó su pezón izquierdo, enviando corrientes eléctricas por todo el cuerpo del rubio.
Dejó sus labios para tomar el otro botón en su boca, Beomgyu soltó un fuerte jadeo y enterró sus dedos en la sábana bajo él, no sabiendo que hacer ante la oleada de sensaciones que eso le provocaba. Entonces, un grito más fuerte salió de su garganta, Yeonjun había introducido un dedo en él. Lentamente movió el dedo mientras volvía a besar aquellos dulces labios, los jadeos se perdían en su boca. Se tomó su tiempo para introducir un segundo y tercer dedo, dándole oportunidad de acostumbrarse a la invasión sin lastimarlo, era lo que menos quería. Beomgyu comenzó empujar contra sus dedos y esa fue la señal que el alfa necesitaba.
Se separó del rubio, quien lloriqueó de inmediato ante la pérdida.
—Un momento, bonito, no quiero lastimarte —lo tranquilizó con un corto beso antes de bajarse de la cama para sacar un condón, del pantalón tirado en el suelo, y colocarlo en su gran y duro miembro.
Regresó con el rubio, tomó una almohada y la puso en la espalda baja del omega, buscando una posición más cómoda para él. Se alineó contra su entrada y se introdujo lentamente, besaba la cara de Beomgyu y acariciaba su cintura para distraerlo de la incómoda invasión. Esperó un momento a que se acostumbrara.
—A-alfa~ —gimió necesitado, buscando que el hombre sobre él comenzara a moverse.
Yeonjun gruñó ante la excitación que le provocó que lo llamara de esa forma, comenzó a embestir profunda y lentamente al principio, con el tiempo aumentó el ritmo y su agarre en las caderas del contrario se intensificó.
Beomgyu lo atrajo para besarlo, la acción de inclinarse provocó que entrara más profundo y que tocara ese punto especial en él. Su próstata estaba siendo constantemente tocada por el duro y grueso miembro de Yeonjun, la sensación era tan abrumadora que enterró sus uñas en la espalda y hombros del alfa, no sabía que más hacer ante lo que estaba sintiendo. Yeon pasó a su cuello donde mordió y chupó hasta dejar marcas rojizas en la blanquecina piel. Beomgyu paseó sus manos por la espalda brazos y torso de su amante, incapaz de quedarse quieto.
—Alfa, alfa, agh, alfa~
Beomgyu seguía llamándolo así, Yeonjun se encendía tanto que sintió que estaba por llegar, el omega también estaba al borde del límite, tomó su miembro entre sus manos y bombeó para hacer más placentero el orgasmo. No tardó en suceder, unas cuantas sacudidas y el omega se vino en hilos blancos y espesos que aterrizaron en su vientre. Yeonjun continúo embistiendolo hasta que su caliente semilla se derramó en el condón y su nudo se apretó fuertemente contra el interior de Beomgyu. Se desplomó sobre el omega que gustoso lo rodeó con los brazos para dejarlo descansar en su pecho.
Adormilados se quedaron así hasta que el nudo redujo su hinchazón y Yeon pudo salir del omega, Beomgyu se quejó ante la sensación de vacío y lloriqueó como si quisiera que volviera a llenarlo. Yeonjun le sonrió y besó su puchero antes de levantarse para ir a tirar el condón, previamente amarrado, al baño y tomar una toalla húmeda para limpiarse y limpiar al rubio. Una vez terminó, regresó con Beomgyu quien no dudó en acurrucarse colocando su nariz en la base del nacimiento del cuello del alfa, aspirando su fuerte olor a madera, la respiración del omega le hacía leves cosquillas al alfa.
"Qué agradable sería estar siempre así", pensó Yeonjun antes de dormirse.
[...]
Sentía una sensación placentera, casi como si estuviera en el paraíso y un ángel con el rostro de cierto omega rubio le invitara a realizar cosas prohibidas. Definitivamente era un sueño jodidamente estupendo.
La sensación era cada vez más fuerte, tanto que un profundo gemido proveniente desde su garganta lo hizo despertar.
Tardó un momento en darse cuenta de que tenía al bello omega sentado a horcajadas sobre su pene, frotándose duramente contra él mientras se sostenía con sus manos sobre su pecho.
Yeonjun no podía creerlo.
—B-beomgyu... ¿qué haces?
El rubio, que hasta ese momento tenía los ojos cerrados y los labios entreabiertos por el placer, lo miró con deseo y comenzó a dar pequeños saltitos sobre él. La acción lo dejó sin aliento y provocó que su ya medio duro miembro despertara por completo.
—E-espera —soltó entre jadeos, sin embargo, el omega hacía oídos sordos.
Continuaba simulando embestidas sobre su cuerpo, hasta que sintió las manos de Yeonjun sostener sus caderas en el aire para que se detuviera, impidiendole bajar.
Una sonrisa traviesa se dibujo en los labios del omega quien se inclinó para dar un casto beso al alfa, e inmediatamente se enderezo para tomar el pene de Yeonjun y alinearlo con su entrada chorreante de lubricante natural.
—No, Beomgyu, d-detente. Te lastimar-... —no pudo continuar porque Beomgyu había introducido el miembro completo de un sólo sentón.
Ambos jadearon fuertemente, el pequeño dejó salir pequeñas lágrimas de dolor y satisfacción por sentirse llenado nuevamente. Cuando se sintió listo, comenzó a mecerse adelante y hacía atras, haciendo movimientos sensuales que volvían loco a Yeonjun. Después el alfa ayudó a Beomgyu a moverse de arriba hacia abajo aumentando progresivamente el ritmo.
Ambos estaban cerca del clímax, Yeonjun podía sentirlo y la expresión de Beomgyu lo decía todo. Al momento de sentir su nudo comenzar a crecer puso a Beomgyu debajo suyo en un ágil movimiento que le permitió salir del pequeño. El omega frustrado trató de volver a introducirse pero el alfa no lo dejó.
Calló sus protestas con un beso y presionó ambas erecciones, los dos gimieron de placer y comenzaron a crear una fricción deliciosa que los acercaba nuevamente al límite. Beomgyu disfrutaba pero igualmente se sentía vacío por lo que tomó la mano del mayor y la guió hacia su entrada, el alfa comprendió y metió de golpe cuatro dedos que tocaron directamente su próstata haciéndolo correrse y Yeonjun lo siguió momentos después.
"Eso estuvo demasiado cerca", pensó Choi. Beomgyu no le había dado tiempo ni de ponerse un condón.
Después de descansar un rato más acurrucados, Yeonjun procedió a bañarse y bañar a Beomgyu, cosa que se vio demorada debido a unas manos traviesas bajo la ducha. Tomaron el almuerzo que el rubio especificó en la lista y se la pasaron viendo televisión el resto de la tarde.
Para la hora de dormir, el omega se había trepado sobre el alfa en un intento por convencerlo de tener sexo nuevamente, pedido al que el más alto no pudo negarse.
[...]
Habían pasado los días, esa era la última noche con el omega y Yeonjun no podía sentirse más triste. La idea de separarse de Beomgyu se le hacía imposible, jamás se había sentido de esa manera con alguien más y dudaba que algún día lo hicera. Le dolía pensar que posiblemente era el único sintiéndose así, Beomgyu era cariñoso por su celo, nada más.
Choi trató al rubio con gentileza, le hizo el amor despacio a pesar de la desesperación del omega, recorrió todo su cuerpo de una forma lenta y tortuosa en busca de tatuarse en la mente cada imagen y sensación de ese momento.
Hubiera deseado tener una cámara para poder retratar aquellas expresiones en ese hermoso rostro, el cabello despeinado, el sonrojo de sus mejillas, los ojos vidriosos, los labios hinchados, una vista perfecta, el rostro de Beomgyu al sentir placer y al alcanzar el clímax era una obra de arte.
Una obra que ya no vería más.
Cuando el omega cayó profundamente dormido, se quedó en vela contemplando su belleza, acariciando delicadamente su rostro y pasando sus dedos por el cabello y la suave piel de su espalda.
—Como me gustaría poder estar así contigo por más tiempo, Beomgyu...
Una vez dicho eso, se rindió ante el sueño.
[...]
Unos leves toquesitos en su espalda lo regresaron del mundo de los sueños. Algo desorientado parpadeo varias veces para que sus ojos se ajustaran lentamente a la luz.
—¿Yeonjun?
Esa dulce voz lo hizo regresar a sus sentidos. Se incorporó y se encontró con la imagen de un ruborizado omega con una bandeja con el desayuno preparado.
—Yo hice esto para ti —dijo tímidamente—, debes estar cansado por cuidarme tanto tiempo.
"Jamás me cansaría de ti".
—Gracias.
Beomgyu salió y regresó con otra bandeja con un platillo igual. Ambos desayunaron en completo silencio, no era incómodo, más bien, parecía que estaban tratando de aclarar ligeros pensamientos que surgían en sus mentes. Al terminar, Beomgyu regresó a la cocina para lavar los platos mientras Yeonjun se aseaba para poder retirarse.
Choi se alistó, tomando cada una de sus pertenencias y caminó hacia la sala donde el omega ya lo esperaba.
—Supongo que ya te vas —sacó dinero de su bolsillo y se lo extendió—. Toma.
Yeonjun lo miró y negó suavemente con la cabeza.
—No es necesario.
—Pero...
—No quiero tu dinero, Beomgyu.
—¿Entonces?
—Si quieres, en tu próximo celo podríamos llegar a un arreglo —sugirió esperando que captara lo que en realidad quería decirle.
Beomgyu lo miró con sorpresa y un brillo en los ojos.
—Está bien... te llamaré la próxima vez.
Yeonjun sonrió mostrándole esa bonita expresión y no pudo resistir el darle un suave beso antes de susurrar un "adiós" y retirarse.
Beomgyu suspiró feliz y regresó a su habitación, después de su celo no le quedaban energías para nada.
Se acostó del lado en que el alfa se durmió y sonrió al darse cuenta que su varonil olor quedó impregnado. Estuvo a punto de sucumbir al sueño cuando una tarjetita llamó su atención.
Era un número de teléfono.
[...]
—¿Diga?
—Disculpa, hablo para confirmar la solicitud de sus servicios.
—Está bien, estaré ahí en un par de horas.
—¡¿Horas?! ¡Choi Yeonjun! ¿Piensas hacerme esperar tanto? —una risa se escucha del otro lado.
—Beomgyu, arruinas por completo el ambiente.
—Cállate y entra a la habitación —le colgó.
Minutos después el alfa se asomó por el marco de la puerta.
—Qué desesperado... si fue tu idea hacer este juego de rol —dijo antes de tumbarse al lado de un muy desnudo omega.
—Pensé que sería divertido recordar cómo nos conocimos —Yeonjun bufó.
Beomgyu había dejado de requerir el servicio de acompañantes una vez que Yeonjun dejó de trabajar en la empresa, de eso ya pasaban varios años. Ahora lo tenía siempre disponible para cuidar de él.
—Ni me lo recuerdes que aún me sigo sintiendo celoso de Taehyun.
—Pero si Taehyun ya tiene a su pareja, y yo también —le dio un corto beso—, aunque a mí me tocó el más testarudo de los alfas.
—¿Con que el más testarudo, eh? —lo tomó de la cintura y lo pegó a él, dando un ligero empujón simulando una embestida. Beomgyu jadeó.
—Sí, demasiado —sacó la lengua y delineó los labios del alfa, a lo que Yeonjun gruñó.
—Comprobemos cuánto te complace este alfa testarudo.
Y con esa promesa, hicieron el amor.
The end.
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