03 ⚔
Nota de la Aurora:
La historia tiene por inicio desde la cuarta temporada de la serie "Carrera al borde", por si no lo han visto se los recomiendo!.
𝙳𝚎𝚏𝚎𝚗𝚜𝚘𝚛𝚎𝚜 𝚍𝚎𝚕 𝙰𝚕𝚊
Se encontraban rodeados y en peligro.
Los jinetes de Berk habían caído de nuevo en una traba de su actual enemigo Viggo Grimborn, quien gracias a su gran inteligencia y conocimiento de cazador, habia engañado a Hiccup llevándolo directo a su trampa. Estando ahora en conflicto con los individuos que también velaban por la protección de los dragones y se hacían llamar los "Defensores del Ala" siendo comandados por su reina Mala.
Los dragones al ver a sus jinetes en peligro no dudaron en defenderlos, gruñendo y lanzó leves llamaradas de fuego en advertencia.
Más el líder de los jinetes de Berk no tenía para nada deseos de iniciar un conflicto con quienes tenía los mismos ideales, acabar con la cazada de dragones.
—¡Basta! —gritó Hiccup en medio de ambos bandos con las manos extendidas—. Viggo nos uso como distracción para poder robar su Erupciodon, sin que nosotros lo supiéramos.
Miró a la líder de los protectores del Ala, queriendo hacerla ver la verdad, él jamás estaría de lado de los cazadores de dragones, pues los consideraba sus enemigos.
—Y aún así se han llevado a nuestro dragón —dijo enojada Mala—. Nuestra aldea parecerá por la inundacion de lava, y tú nos quieres detener con tu furia nocturna —lo apuntó de nuevo con su espada, dispuesta a acabar con él.
Más Chimuelo intervino gruñendo, pero Hiccup lo detuvo, volviendo a observa a la rubia para pedir que confiara en ellos, asegurando que traería de nuevo al Erupciodon. Y también dejaría a algunos de sus camaradas para ayudar a detener la lava.
Siendo los elegidos los "mejores", los imparables gemelos Thorston y la inigualable Heather.
Y mientras Hiccup los nombraba, los demás observaban como Brutacio se tragaba un dardo y lo escupía en la frente de su hermana cayendo ambos al suelo.
Mala miro a Hiccup.
—Estoy...bien.. —murmuró Brutacio.
Hiccup solo le quedó sonreír y decir que confiaran.
Luego de pensarlo la reina de los defensores del ala aceptó, pero con una condición.
—Ire con ustedes a rescatar a nuestro dragón —dijo segura.
Pero estaba decidida en hacer lo necesario para salvar a su pueblo y al Erupciodon.
Dejando antes claro que sí Hiccup le fallaba, lo mataría, si escapaba, lo mataría, si trataba de hacer algo sospechoso en cualquier momento.
—Me matarás, lo entiendo —terminó por ella la frase, con una sutil sonrisa de ironía.
Así empezaron a moverse, pero antes la reina llamó a uno de sus generales.
—Throk —dijo la rubia—. Informa de la situación a la General Valdr cuando vuelva.
Throk asintió haciendo una reverencia, y prometiendo que no la defraudaría, yéndose junto a los demás.
Hiccup observó curioso esa interacción creyendo haber oído de alguien quien le resultaba familiar.
Pero no había tiempo para eso, debían rescatar al Erupciodon y detener a los cazadores de Viggo.
El cielo empezaba a teñirse de calidez, haciendo nacer al ocaso, con la nubes a punto de irse a dormir y que la luna reinara en su trono nocturno.
Roca tras roca, los defensores del ala no lograban detener el avance de la lava, ni con la ayuda de Heather y Cizalladura, y ni nombrar a los gemelos que en ese momento se encontraban castigados por haber empeorado las cosas en vez de ayudar.
—Nuestro plan hubiera sido genial —se quejó Brutacio.
Ambos recostados en una de las columnas de piedra que sostenían la estatua del gran dragón Erupciodon.
—¿Quién castiga a sus estrellas al final del juego? —se quejó está vez Brutilda.
Eructo y Guácara observaban a sus dueños, gruñendo por su estupidez, ambas cabezas se observaron y se pusieron de acuerdo, ignorando las quejas de los rubios empezaron a golpear con sus cabezas la estructura de la estatua.
—No es hora para jugar chicos —murmuró Brutacio, más el cremallerus siguió golpeando una de las columnas de piedra.
Pero la estructura era muy dura y resistente, además de que la lava estaba a tan solo unos metros.
Eructo y Guácara siguieron golpeando hasta cansarse, todos observaban el avance del magma, esperando lo peor.
Hasta que un inconfundible rugido se escuchó del cielo.
—Ese sonido —murmuró Heather, mirando el cielo queriendo ver a Hiccup.
Más solo vio un dragón de escamas negra caer en picada y lanzar un ataque a la estructura para destruir lo que faltaba y que la estructura cayera. Las personas huyeron a tiempo y la escultura del Erupciodon cayó, tapando la abertura por donde llegaba la lava deteniendolo.
Throk y los demás habitantes del pueblo celebraron, al ver su hogar a salvo.
Lo gemelos corrieron al ver lo sucedido y empezaron a decir que sus aplausos por su logro no era necesario.
La única sin celebrar era la pelinegra, quien observa hacia un lugar en particular.
—¿Hi.. —dijo acercándose pero sus pasos se detuvieron al notar—. ccup?.
Que si se trataba de un furia nocturna.
Más no el de su amigo.
—¿La reina Mala fue en su búsqueda?.
La jinete del nuevo furia nocturna, se encontraba hablando con Throk, quien afirmó y empezó a contarle lo sucedido como lo ordenó su reina.
Heather no había quitado sus ojos de ellos, ¿cómo hacerlo?, si frente a ella se encontraba otro dragón de la raza que todo creían que Chimuelo era el último.
—¿Hacia donde se han ido? —preguntó la pelirroja, avanzando hacia los demás, con su dragón siguiéndola de cerca.
Al notar nuevos rostros, también los observó curiosa.
—Ellos son los compañeros del jinete que te comenté —dijo Throk, apuntando a Heather y los gemelos.
La ojizul observó a los último por más tiempo, pero no dijo nada.
—Anakya Valdr —se presentó con un movimiento de cabeza en forma de saludo a Heather, quien respondió aún algo pasmada—. ¿Tienen alguna idea de hacia donde sus compañeros y la reina Mala han ido?.
Preguntó, teniendo pensando seguirlos.
—No, salieron en busca de los cazadores —murmuró la dueña del látigo afilado, negando con la cabeza.
La nielsiana suspiró y pensó una forma de encontrarlo, observó a Nox quien se encontraba gruñendo a los demás dragones que querían acercarse a él, solía ser muy reacio a socializar con otros tipo de su especie.
—¿Tienen algo con lo que podamos rastrearlos? —preguntó de nuevo.
Está vez el que contestó fue el gemelo.
—¡Yo! —gritó Brutacio levantándose del suelo, tras caerse de la roca.
Ambas lo observaron corriendo hacia ella, seguido de su hermana. Al acercarse los Thorston se quedaron sorprendidos al ver al furia de ojos azules.
—Brutilda, ¿tú lo vez? —dijo a su hermana, quien asintió sin sacar sus ojos de Nox.
—Si...¡Ha robado a Chimuelo! —dijo la rubia apuntando y acusando a Anakya, quien levantó una ceja confundida.
Heather soltó un suspiro de frustración, no podía con esos gemelos.
—Brutacio, Brutilda concéntrese —los regañó.
La vikinga volteó a verla al oír esos nombres, volvió a observar a los gemelos reconociendolos.
—¿Tienen algo que pueda usar para rastrearlo? —volvió a preguntar.
El rubio salió de su personaje de acusador y asintió.
—Oh si, que necesitas —dijo sentándose en el suelo empezando a sacar cosas de su ropa—. Tengo: un mechón del cabello de Astrid, un diente de Patán, un calcetín de Patapez —lo olfateó y jadeó asqueado—. No...no querras esto.
La mayoría observaba asqueado al vikingo.
—¡Oh y esto! —dijo sacando un pedazo de metal mal formado.
—¿La prótesis de Hiccup? —dijo confusa Heather, cada vez más extrañada por la situación—. ¿Por qué guardas todo eso?.
—Daa, porque son mis amigos —dijó como si fuera lo más obvio del mundo, codeando a su hermana como si se burlara de la pregunta de la pelinegra.
Anakya dejó de prestar atención cuando escucho ese nombre. Observó a los tres más su mente estaba en el dueño de ese nombre. ¿Sería posible?.
—Dame esa prótesis —dijo segura, interrumpiendo.
Al tenerlo en sus manos se dirigió a Nox.
—¿Puedes encontrarlo? —susurró acariciando su cabeza.
El furia olfateó el metal por un tiempo, y luego soltó un bajo gruñido. La pelirroja no necesito más, de un saltó montó su lomo.
—Esa estructura no soportará por mucho tiempo, sigan intentado retener la lava —ordenó mirando a Throk, quien asintió y de nuevo empezaron a acarrear piedras—. Iré a buscarlos, podrían necesitar ayuda —dijo observando está vez a Heather, y Nox despegó surcando el cielo de nuevo a gran velocidad.
Los jinetes la observaron marcharse.
—Entonces, ¿no robo a Chimuelo? —murmuró Brutacio.
Y Heather se golpeó la frente.
Hiccup estaba frustrado y empezando a desesperarse.
Los cazadores de dragones de Viggo habían tomado la Orilla del Dragón, apoderándose de sus defensas, catapultas y ballesta creada por Astrid. Sin contar que también había barcos impidiendo el paso para llegar al volcán.
—¡Vamos piensa! —se regañó a si mismo, sin saber que hacer.
Estaban completamente atrasados y si no actuaban rápidamente el Erupciodon despertaría al volcán y su base quedaría destruida por el fuego.
Viggo los observaba con dicha, orgulloso del exito de su plan.
Mientras esquivaban las flechas y piedras, Haddock tuvo una idea.
—¡Vuelen tan cerca de los barcos como puedan! —ordenó.
A pesar de la queja de Patán, todos siguieron sus palabras logrando así que las catapultas dieran a los barcos e interrumpieran el ataque de flechas, logrando frustrar y enojar a Viggo.
Pero aún quedaban las catapultas y la peligrosa ballesta.
—Voy a ir —anunció Astrid y Tormenta se lanzó hacia ellos.
Esquivando las piedras con agilidad, pero olvidando la ballesta.
—¡Astrid! —gritó Hiccup pensando en ir en su ayuda, al ver la flecha ir directo a ella.
El nadder lo esquivo apenas, pero el brusco movimiento lanzó a la rubia de su silla. Astrid no se pudo sostener y cayó al vacío directo a lo profundo del mar, similar a tono de sus ojos.
—Perdieron a un jinete —celebró Viggo sonriendo de lado.
Astrid observaba con pavor la distacia entre ella y el mar disminuyendo rápidamente.
Hasta que escucho el rugido característico del furia nocturna, y sintió que la agarraban en plena caída.
Levantó la mirada, pensando en encontrarse con unos tiernos ojos verdes.
—Gracias Chimuelo...
Corto sus palabras, al no ver el tono verde, sino una azulada mirada amenazante que la observaba.
No tuvo tiempo de pensar pues las garras del dragón la soltaron, aterrizando en la montura de Tormenta teniendo que sujetarse para no caer.
Levantó al instante la mirada al estar en su dragón, viendo cómo atacaba a uno de los barcos lanzando a los cazadores por la borda.
—Por Thor es...otro furia nocturna —susurró.
El dragón dió un giro quedando cerca del pesadilla monstruosa.
—Reina Mala.
Dijo Anakya, observándola, la nombrada sonrió a reconocerla.
—Es bueno verte general Valdr —asintió la rubia aferrándose a Patán, quien estaba con la boca abierta por lo que veía.
Los demás jinetes se acercaron a ellos, Patapez también en shock y murmurando cosas que no se entendía.
—Hiccup —murmuró Astrid mirándolo, notando que era el más sorprendido.
Pues no podía dejar de ver al dragón y ni mucho menos aquella misteriosa jinete, que aún no podía ver su rostro por la tela que cubría la mitad de su rostro, como los demás defensores del ala.
—Se nos acaba el tiempo —la voz de la pelirroja lo trajo en si, viendo cómo volteaba a verlos—. El erupciodon despertará al volcán en cualquier momento.
El castaño sabía que tenía razón, no tenía tiempo para sobrepensar, sí, había otro furia nocturna justo frente a el, uno de sus más anhelados sueños. Pero ahora debía idear una forma de proteger la Orilla del Dragón.
Ahora tenían un aliado más, podían lograrlo.
—Okey, esto es lo que vamos a hacer —dijo serio.
—Hiccup es muy peligroso —se quejó Astrid al oír su plan.
Tras haber recibido la orden de volar hacia el este para distraer a las catapultas, mientras el se encargaba de la balista.
—¡Solo háganlo! —sentenció serio sin dejarla terminar.
La Hofferson no tuvo de otra más hacerlo.
—Iré contigo —dijo Anakya volando cerca del vikingo.
Más la nielsiana lo siguió sin esperar respuesta, observandolo por un momento.
Verde y azul se encontraron, luego de varios años en los que habían estado separados.
Y ni siquiera sabían..
Que se habían reencontrado...
En plan estuvo en marcha, el nadder y el gronckle volaron hacia las catapultas esquivando sus tiros, mientras la balista tenía en la mira a los furias que volaban a la par.
—¿Estás lista? —murmuró Hiccup a su nueva compañera, al detenerse ambos a una altura decididos a enfrentarse directamente a la mejor defensa de la Orilla del Dragón.
La pelirroja lo observó y sonrió, más no se notó por su máscara.
—Lo estoy —afirmó.
Y Nox se lanzó directo hacia la ballesta, acaparando la atención del tirador.
Quien estuvo por soltar el gatillo, más el furia fue cuenta abajo al llegar frente a él confundiéndolo, y logrando que Chimuelo llegará de sorpresa y lo derribara con un ataque. El cazador cayó de la plataforma en resultado y la balista fue eliminada como amenaza.
Dándole la oportunidad a Patán y Mala de acabar con el resto de los cazadores.
—¡Si! —celebró Hiccup observando a la pelirroja, quien asintió y ambos avanzaron directo al volcán, seguidos de cerca por los demás jinetes.
Al llegar notaron al erupciodon perforar con hambre el volcán.
Hiccup bajo de Chimuelo y avanzó hacia el enorme dragón, con intención de calmarlo.
—Hiccup —dijo Anakya bajando de Nox, observándolo con atención.
Durante su tiempo en la isla de los protectores del ala, había estudiado al gran dragón, más nunca había encontrado la forma de acercarse a él, ya que siempre se encontraba comiendo lava en las profundidades del volcán.
—No pasa nada grandulón —el castaño se acercaba poco a poco queriendo controlarlo.
Más la bestia rugió en amenaza haciéndolo retroceder, mientras el suelo empezaba a temblar.
—Se está muriendo de hambre —dijo Mala, llegando hasta el vikingo, observando con preocupación al protector de su pueblo.
Sabiendo que nada detendría al dragón y su insaciable apetito.
El suelo volvió a temblar y el volcán estaba a punto de despertar y arrasar con todo a su paso en la isla.
—¿Y si no podemos detenerlo? —Patapez mostró su preocupación ante la situación.
—Tenemos que hacerlo —dijo el jinete de furia nocturna.
Mala se acercó expresando que ahora podía ver la verdadera personalidad y ser Hiccup, quien nunca fué enemigo de los dragones, sino su protector.
—¿Qué puedes hacer para salvar a un dragón hambriento? —pregunto sin esperanzas la reina.
Anakya al oír a su reina levantó la mirada y se acercó igual.
—¡Eso es...solo está hambriento! —dijo mirando al erupciodon—. Hay que..
—¡Alimentarlo! —terminó Hiccup mirándola con una sonrisa, al pensar lo mismo—. ¡Albóndiga!.
Con su grito el jinete del gronckle comprendió su plan y le pidió a su dulce dragón escupir lava.
Más Albóndiga ya no tenía reservas de lava, lo había utilizado todo en la batalla. Todos se miraron preocupados y sin más ideas, hasta que el rugido del gronckle los hizo mirarla, y notar luego de unos minutos la llegada de más dragones de su tipo, guiandolas y empezando a lanzar lava.
Aquello llamó la atención del erupciodon, quien dejó el volcán y las siguió, consumiendo el magma que dejaban en su camino y emprendiendo vuelo.
—Ok, soy el único que piensa que esto es un poco asqueroso —dijo Patán con gesto de asco.
Siendo observados por todos.
—¿Qué? —los miró sin entender.
—Este es un día que siempre recordaremos, el gran protector ha regresado y la aldea está a salvó
Hablaba la reina a su pueblo, con una sonrisa de orgullo, mientras detrás suyo estaban sus generales, Throk y Anakya.
—Y tenemos nuevos aliados en nuestra lucha contra Viggo Grimborn —observó hacia Hiccup—. Hiccup y los jinetes de dragones.
Los habitantes de la isla aplaudieron y festejaron, contentos de no perder su hogar.
Anakya sonrió bajo su máscara aplaudiendo, su mirada azulada en la espalda de aquella persona a quien no había visto en años y ahora lo tenía a solo unos pasos.
Lo había reconocido al verlo, aquella cabellera castaña como el tronco de un fuerte pino y esos ojos esmeralda como las frescas hojas.
Había encontrá de nuevo a su tierra.
Quien al parecer no la había reconocido y no lo culpaba, después de todo tuvo todo el tiempo la mitad de su rostro cubierto.
—También he elegido a un nuevo rey.
El siguiente anuncio de la reina Mala la desconcertó un poco.
—Uno que estoy segura de que lo vale y lo servirá bien, su nombre es Patán.
Y así el engreído vikingo alzo los brazos riendo con orgullo.
La vikinga de Niels observó confundida a su compañero Throk, quien se acercó e impidió que el berkiano se acercará a su reina. Diciendo que debía probar que era digno de tomar el lugar junto a la reina.
—Un nuevo rey debe caminar a través de la piscina del valor —dijo la pelirroja desde su lugar, sacándose el cubrebocas, observando al Jorgenson.
Sin notar como una mirada verdosa como el bosque se abría a la par y adquieran cierto brillo, ya sin apartarse de ella.
—Me lo demuestro a diario —dijo engreído el jinete—. Pero si eso hace feliz a mi reina.
Acercándose al lugar, donde su sonrisa se escapó al instante al ver un lago de lava ardiente, por donde debía pasar para demostrar su valía.
—Mi Patán es valiente, mi Patán es fuerte, mi Patán es...—decía segura la reina Mala.
Pero Anakya tocó su hombro apuntando hacia un lugar, mientras se aguantaba un sonrisa burlona
Y la rubia veía a su nuevo rey montar a su dragón.
—¿Está huyendo? —dijo sin creerlo.
—Es mejor que te acostumbres —respondió Astrid divertida.
Logrando así que la pelirroja riera sin poder evitarlo, ganándose una mirada se la reina.
—Hmmp...lo siento —fingió toser.
Mala suspiró decepcionada y se marchó seguida de Throk.
Anakya en cambio se quedó junto a Nox acariciándolo.
—No puedo creerlo, en serio es otro furia nocturna.
Escuchó la voz de Patapez, emocionado queriendo acercarse para verlo de cerca, más soltó un gritillo de temor al oírlo gruñirle, escondiéndose detrás de Albóndiga.
—Lo siento...Nox no es muy amigable con desconocidos —dijo apenada, regañando al dragón, quien bufo rodeando los ojos.
Anakya sonrió apenada mirando a los jinetes y pedirle ser más amable al furia, más está solo la ignoraba.
Y no notó que cierto castaño se acercó a ella.
—Disculpa —murmuró Hiccup, sin dejar de verla directamente.
Al voltear la vikinga, azul y verde volvieron a encontrarse y para el jinete ya no hubo duda.
—¿Podemos hablar un momento?..
Había encontrado a su cielo.
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