Imperio Japones x Chile


-Estos informes muestra lo que más temía, debemos hacer algo, no podemos simplemente dejar que se arruine frente a nuestros ojos- Chile no dejaba de leer con gran pesar los informes que tenía en frente, aquel navío era significativo para él, no era el original donde lucho codo a codo con un héroe, pero era parte del legado, le dio prestigio a su armada y el respeto necesario para ahuyentar posibles enemigos. Miro de reojo a la persona frente a el quien esperaba por la siguiente orden del chileno -ya puede retirarse-

-Señor ¿le informo al presidente y al ministro? -

-Yo lo hare, primero quiero ver con que opciones contamos-

-De cuerdo señor, con permiso- se retiró dejándolo solo en la oficina dejo los documentos sobre su escritorio, en es noto algunos sobres -cierto tenía correo- reviso los remitentes, pero solo uno obtuvo su total atención, lo abrió con ansias y con una sonrisa en su rostro leía aquella carta -creo que tengo una idea-

Se puso manos a la obra, primero debía preparar algunos detalles antes de ir con el gobernante de turno, debía darse prisa si quería cumplir con su cometido.

• ────── ✾────── •

Las siguientes semanas fueron bastantes ajetreadas para el chileno, pero todo parecía ir acorde a sus planes, tan solo necesitaba las respuestas finales de los otros involucrados por lo que se dirigió con prisa al correo, debían llegar hoy según sus cálculos -buenos días

-Buenos días, señor Chile-

-Dígame solo Chile, me hace sentir viejo- rio por su propio comentario, mientras se acercaba al mesón -sabe que me retan si lo hago, por cierto, es bueno que este por aquí-

-¿Me llego correo? -

-Si, como pidió me asegure de manejarlo personalmente, tome- le entrego unos sobres, al leer que eran las que esperaba le agradeció, era la persona de su completa confianza, ya que eran cartas de suma importancia.

Entro con prisa a su oficina, se acomodó en el escritorio, tomo el abrecartas pasándolo por los sobres.

Leía con atención cada línea que contenía aquellos papeles, poco a poco su sonrisa se fue ampliando, era un gran día ya que había conseguido lo último que necesitaba para plantear su plan al gobierno.

-Luego les enviare las respuestas ¿uh? - noto algo más dentro de uno de los sobres, con cuidado lo retiro, su sonrisa se suavizo y un leve sonrojo se presentó en sus mejillas -¿ya es esa época? –

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Tuvo múltiples reuniones, tanto con la gente del gobierno como también los altos mandos de la marina, escucharon todo el plan del chileno con atención.

-Es nuestra mejor forma para no desechar la esmeralda, así el dinero se podrá invertir en otro buque-

-Es fantástico señor Chile-

-Si claramente lo es estoy impresionado- chile respiraba tranquilo, el esfuerzo había valido la pena

-Hay un problema en el plan- todos giraron hacia el ministro quien leía los documentos -Imperio Japones y China están en conflicto en este momento... y nosotros tenemos un pacto de neutralidad con China, no podemos permitirnos entrar en conflicto con ellos, no luego que aun resentimos de la guerra civil de hace unos años-

Chile sonrió con suficiencia, su pecho inflo con orgullo – es por eso por lo que ya hice trato con ecuador- todos miraron confundidos, claro que chile no había contado eso a propósito -ellos lo compraran, pero será una fachada por lo que será nuestra tripulación que lo llevara a territorio de los japoneses, si el navío llevara su bandera, porque es de ellos en rigor-

Todos los miraban con asombro, tenía todo orquestado, no tuvieron más opción que aceptar, era mejor recibir el dinero a perder un navío -de acuerdo, estará a cargo de todo-

-Por cierto, yo iré con ellos- el presidente iba a objetar, pero la mirada seria de la representación, así como la postura cerrada a cualquier opción de debatir lo hizo botar un largo suspiro-... está bien, ve- asintió satisfecho, enviaría las respuestas tanto a Ecuador e Imperio Japones al menos ya tenía los puntos de encuentro, primero irían con Ecuador por su bandera, debían actuar rápido antes que el plan se infiltrara.

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-Señor Garín, gracias por su ayuda-

-Es un honor zarpar a su lado para emprender este loco plan- se dieron un apretón de manos, reían divertidos -oiga sea más discreto-

-Tranquilo, todos estos marinos son de lo mejor y dudo que alguno se atreva a fallar con nuestra representación aquí presente-

El chileno se rasco la nuca avergonzado, no le gustaba que lo trataran de manera especial- me acompaña a la cabina aun debemos hablar de la ruta de viaje, aún quedan cosas que cargar así que tenemos algo de tiempo-

-Estoy de acuerdo, vamos-

Había personas despidiéndose en el puerto, principalmente familiares de los marinos, zarparon entre despedidas y promesas de verse pronto, para todos solo era un viaje ya que no se encontraban en conflicto alguno. Chile observaba como se alejaban del puerto haciendo ver todo tan pequeño. Seguro que su plan resultaría, aun le preocupaba algunos asuntos que Ecuador le planteo en su último mensaje, pero no había vuelta atrás, los dineros ya habían sido recibidos y el destinatario final esperaba su llegada.

Observaba las tranquilas aguas entre la oscura noche, se había quedado hacer guardia, pronto llegarían a su primer destino, estaban llegando según el día acordado, levanto su cabeza deleitándose con el manto de estrellas sobre él, acerco a su rostro una pequeña ramita que traía consigo, los pétalos de este rozaban su nariz haciendo que sonriera con algo de nostalgia -es una lástima, no podre ver florecer tu hermoso jardín de cerezos-

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Debian ser rápidos y discretos por lo que solo Chile descendió del buque, camino con prisa por el lugar, se había quitado el uniforme, llevaba ropa normal, iba con su forma humana hasta el punto de encuentro.

-Es extraño verte así-

-Lo mismo digo- se abrazaron con afecto, se consideraban familia, querían ponerse al día, contarse todo lo que no han podido en las cartas, pero no podían, al menos no ahora.

-Ten, deben irse ahora- le entrego la bandera que iría en el buque -oye, pero ¿estai bien? - aunque estaban en su forma civil distinguió algunos parches, seguro eran grietas -sí, pero ya vete, se filtró que ustedes van el barco, así que tengo algunos problemas aquí- eso preocupo al chileno, lo último que quería era causarle problemas.

-Ecu perdón es mi culpa- este negó con tranquilidad, su conflicto interno llevaba un tiempo orquestándose -esta transacción fue la justificación perfecta pero no el origen, tranquilo, ya ve... envíame una carta avisándome que legaste a salvo-

-Tú también, cuídate porfa- se abrazaron con fuerza y se susurraban palabras de aliento, cada uno se movía por su propia motivación, pero no impedía que se ayudaran mutuamente.

Se encontraba nuevamente en alta mar, se encontraba en cabina con el captan discutiendo la mejor ruta a su último destino, por suerte se habían podido abastecer lo suficiente, aunque también estaban planeando posibles rutas en caso de escases de los suministros ya que era un largo viaje atravesando el océano.

Una vez todo decidido, el capitán se marchó a dar las instrucciones dejando solo al chileno, miraba ansioso las cartas de navegación llevo una mano hasta su cuello donde llevaba un collar oculto bajo la camisa -sé que todo esto es egoísta... pero debo ver por mí mismo que se encuentra bien-

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-Señor Chile, ¿seguro es aquí? disculpe, pero no recuerdo este puerto-

-Estoy seguro por allá se encuentra el puerto de Sasebo, allí nos esperan- el contrario asintió y continúo dando instrucciones, todos se movían por el barco preparándose para la llegada al puerto.

En dicho puerto ya estaba todo listo para recibir el nuevo buque que se incorporaría a sus filas, estaban contentos, habían conocido de sus atributos, así como los logros que aquel país había conseguido.

-Párate derecho y ya deja de bostezar- miraba de manera seria un joven Japón, este se encontraba aletargado por el sueño, era demasiado temprano -si padre... pero porque también debía venir a recibir un barco- le miro cansado, su padre alzo una ceja para seguido de negar con completa desaprobación -hijo, es parte de nuestras labores, además creo que en tu caso te gustara ver a uno de los marinos que viene en el barco- el menor alzo la vista con duda, no comprendía -¡mini Japón!- volteo con brusquedad hacia el buque recién llegado, desde la cubierta un marino agitaba su mano con energía -¡señor Chile!-

Miro ansioso a su padre quien apenas asintió el más joven se echó a correr al encuentro del contrario

Imperio Japones esbozo una leve sonrisa -no eres el único feliz con su llegada-

Apenas se les permitió descender, Chile fue el primero en pisar tierra firme, fue recibido por un abrazo de parte de Japón, los demás observaban en silencio, no era habitual, pero se lo permitían por ser aun un niño y porque no llevarían la contraria a Imperio Japones.

Chile saba algo de su bolsillo, lo extendió frente al menor quien parecía muy emocionado -esto es...-

-Son tenten vilu y caicai vilu, las serpientes de la historia que te conté la última vez -era pequeña la figura, pero no exenta de detalles, como estas se entrelazaban por la base y se separaban por lo alto, ambos dispuestas atacarse. Japón lo tomo como un gran brillo en sus ojos -すばらしい!... mira padre- lo alzo sobre su cabeza enseñándoselo al mayor -impresionante... ¿que debes hacer cuando te dan un obsequio?- entre cerro los ojos, detestaba las descortesías y más si eran de parte de su hijo. Este dio un pequeño salto, se asustó al ver la expresión de su padre, volteo hacia el chileno dando una reverencia -se lo agradezco, lo cuidare bien- se levantó, no pudo evitar calmarse cuando vio sonreír y asentir al chileno.

-Perfecto, ve a darle la bienvenida a los demás, Chile no vino solo-

-Si padre-

Se marcho uniéndose a la comitiva de bienvenida. Chile se levantó sacudiendo su ropa -gusto volver a verlo mi señor- soltó por lo bajo mientras hacia una reverencia, algo se encendió en los ojos de Imperio, e l chileno mantenía una suave sonrisa, Imperio apenas hizo un movimiento de cabeza -bienvenido, espero que su estadía aquí sea provechosa y gracias por traer en buen estado a Izumi-

-Con que ahora es Izumi-

-Así es- Chile dio media vuelta con nostalgia en su mirada -es momento de despedirnos Esmeralda, sé que estas en buenas manos- observaba como comenzaban retirando la bandera de Ecuador y poner la de Imperio Japones, también a sus marinos retirando sus pertenencias y como uno bajaba con cuidado su bandera -¿tienen como volver?-

-Uhm si, otro barco en ruta pasara por nosotros, aunque tardara una semana-

-Eso suena perfecto, vamos, el hospedaje está listo y tendremos un banquete para celebrar la transacción exitosa- Chile asintió, tomo su bolso, iba ir con su gente, pero Imperio Japones impido el paso, levantando la barbilla haciendo que Chile bajara la mirada -¿dónde vas? -

-Con mi gente mi señor-

-¿De verdad crees que dejare que mi flor de cerezo se quede en un hospedaje? -

-Pues...¿si?-

-Claro que no, vendrás con nosotros a mi hogar, tenemos mucho que ponernos al corriente- un escalofrió recorrió por su columna, la voz grave y esa mirada seria hacían que el chileno perdiera el aliento.

Japón volvió rápido con ellos, tomando la mano del chileno -señor Chile, en unos días será el festival de la nieve ¿se quedará hasta entonces? Podríamos ir- miro de reojo a Imperio Japones quien parecía fruncir el ceño mientras veía al menor, el latino rodo los ojos, le hacía gracias que se pusiera celoso por su hijo -claro, vamos los tres- el menor celebro y repetía a su padre quien poso su mano sobre la cabeza del menor para calmarlo- es hora de irse, seguro Chile se encuentra cansado- asintió, volvió con el tomando su mano -mientras regresamos me puede contar de Izumi, padre dice que es un gran barco-

-Claro también te contare de la primera esmeralda y de su capitán, un verdadero héroe- a Japón le brillaban los ojos, adoraba las historias del chileno además su padre siempre lo instaba a conocer sobre otras culturas.

-Ciertamente también me interesa así mismo saber el cómo espantaste a las tropas de USA con Izumi- Chile rio divertido, aun le cuesta creer el mismo que había conseguido hacer retroceder a USA, aun se lo recrimina, pero él debía ayudar a su amigo Colombia -oh claro, todo lo que mis personas favoritas quieran - ambos japoneses se sonrojaron salvo que Imperio desvió el rostro mientras Japón esbozaba una dulce sonrisa.

Durante todo el camino iba contándole diferentes anécdotas sobre el barco y su antecesor, Japón iba encantado, Imperio Japones lo miraba con atención, como sus ojos brillaban, el orgullo en sus palabras, así como la nostalgia y tristeza al relatar sobre el hombre considerado un héroe al entregar la vida por su nación.

Apenas entraron al hogar de los nipones fueron recibidos por la servidumbre que se encargaron de sus pertenencias. Japón quería seguir conversando con el chileno, pero Imperio se interpuso entre ambos molestos -es suficiente, no hostigues a Chile, ahora ve al salón, tu maestro llegara pronto para tus clases- bajo la vista entristecido, apretó la figura entre sus manos.

Chile tomo el hombro de Imperio japonés, paso por su lado y tomo las mejillas del menor- más tarde me enseñas otro de tus juegos, ahora tienes que estudiar, tranquilo tenemos toda la semana ¿ok? -

Con más animo sintió marchándose con prisa dejando a los mayores finalmente solos -Eres muy blando, lo conscientes demasiado-

-Usted es pesado, es un niño y uno muy lindo si me lo pregunta- sin decir nada dio media vuelta, Chile le siguió en silencio, no está molesto puesto que, aunque le dijera dejaba que lo consintiera, la razón de su silencio era simple, los temas entre ellos no debían ser escuchados por otros.

Ingresaron al cuarto del dueño de casa no sin antes haber dado órdenes estrictas para que nadie los interrumpiera, ni se acercaran al dormitorio -pudiste ser menos obvio-

-No me interesa, ahora voltéate- este obedeció, se desabotono la camisa mostrando orgulloso su collar. Imperio se acercó tomándolo por el cuello y la barbilla- mi flor de cerezo, no sabes cuanto ansió tomarte y hacer tantas cosas contigo-

-Mi señor soy todo suyo, encantado recibiré todo lo que venga de usted- estaban tan cerca al punto que sus labios se rozaban, lo tenía sujetado por la cintura, la mano descansaba por la espalda baja hasta quedar sobre su trasero.

-Claro lo hare, pero no ahora, tengo planeado algo mejor- el chileno rodeo el cuello del contrario con sus brazos, se juntaron uniendo ambos cuerpos -estaba preocupado por ti-

-No deberías, todo está bien y ahora que estas aquí estoy mucho mejor- dicho eso se unieron en un beso intenso, un juego de lenguas que no tardaron en llegar.

Lo fue empujando sin llegar a separar sus labios, se detuvo cuando el chileno soltó un quejido cuando su espalda choca con el muro. Lo tenía acorralado, los besos intensos, los toques en la cadera eran embriagadores para el chileno.

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Chile miraba de reojo como todos disfrutaban del banquete, esperaba que se comportaran ya que para ellos celebrar era diferente para los japoneses. Hizo una leve mueca al quemarse, sus labios habían quedado sensible luego de ser devorados por Imperio Japones quien lo tuvo retenido en su cuarto quien sabe cuánto tiempo y aunque no llegaron al acto eso no detuvo al contrario para que dejara marcas en su pecho y hombros.

-Disculpe señor Chile-

-¿Si Japón? -

-¿Le gustan los samuráis? - miro divertido al menor, bajo su vaso y se ladeo para verlo mejor -en realidad no cacho mucho de ello ¿me podi explicar forma? - este asintió con energía, contándole todo sobre los guerreros de sus tierras. Imperios japones miro de reojo a su hijo, odiaba hablar mientras comía, pero se lo permitió por tratarse de un evento especial y porque hablaba con Chile que parecía tanto o más emocionado que su propio hijo.

Cerro los ojos mientras llevaba comida a la boca, se notaba en calma, pero su mente se encontraba planeando cuando sería el mejor momento para llevare al chileno.

El día iba terminando y tal parecía que la nieve comenzaba a caer, Chile alzaba la mirada maravillándose -¿en su territorio no hay nieve? -

-Sí, claro que la hay, pero no en todas partes- volvió a concentrarse en aquel extraño juego de mesa, le frustraba perder, pero si era contra el menor estaba bien para él.

-Usted es agradable-

-Tú también lo eres-

-Las otras naciones apenas si me saluda, solo les importa mi padre- el chileno alzo una ceja le daba curiosidad sobre las naciones que habían visitado a su amado imperio –mi padre dice que todo se trata de política, que tengo que actuar como el próximo a cargo, pero yo no puedo... no soy como mi padre- lucia frustrado mientras movía la ficha, el latino miro el tablero, había perdido de nuevo.

-Es cierto no lo eres- eso le dolió, le dio justo en su orgullo, tenía la vista en el piso. Chile aparto el juego acercándose, lo rodeo con sus brazos atrayéndole a el -Japón, no lo tenemos fácil, nosotros no solo representamos tierra, somos nuestra gente, cultura, política, somos más complejos que los humanos porque nos parecemos pero no somos ni cercanos a ellos y creo que tu padre quiere que lo comprendas, pero sobre todo comprendas quién eres tú- acariciaba su cabello con cariño, sabia como se sentía, también sufrió esa angustia, pero tenía una diferencia, a Japón su padre lo amaba, aunque fuera duro.

-No tienes que ser tu padre, se tú mismo, forma tu propio juicio, aun eres joven y no sabemos que depara el futuro, si tu padre es así porque quiere que seas fuerte porque no es fácil, muchos intentaran hacer menos, burlarse o ignorarte- apretó más el abrazo ante recuerdos fugaces -pero sé que lo harás bien en un futuro, recuerda que siempre seré tu amigo- el menor alzo la vista, sus ojos estaban brillantes por las lágrimas a punto de desbordarse-¿enserio será mi amigo? -

-Te lo prometo enano- soltó una carcajada, Japón le siguió sin romper el abrazo. Adoraba las visitas del latino, era la única nación que le agradaba.

-Japón ve a dormir tus clases inician temprano- imperio japones los observaba desde la puerta con las manos ocultas bajo su yukata -si padre- se separó del chileno de quien se despidió rápido -descansa enano oh, mañana cuéntame de los ninjas ¿ya?- este asintió, se despidió de su padre dejo solos a los mayores, Chile dejaba todo ordenado bajo la intensa mirada de imperio -toco un tema complicado-

-¿Nos escuchaste? -

-Si no era mi intención... gracias-

-No, tranqui yo le entiendo, aunque él tiene más suerte, porque lo tiene a usted-

Alzo la vista encontrándolo con el japones quien no pudo evitar asombrarse a ver los brillantes ojos del chileno siendo iluminados por los rayos de luna que se colaban entre las nubes.

Se levanto ganándose frente al dueño de casa, este depósito un beso en la frente y luego en los rojizos labios del chileno -ve a cambiarte, iremos a otro lado- al decirlo con voz grave y caricias en su cintura le dieron una clara idea de que harían -claro, mi señor~ ya regreso- beso su mejilla marchándose con prisa, no hacer esperar a su amado.

-¿Y esto que es? -

-Un onsen entremos que quedaremos cubiertos de nieve- le siguió el paso, cada vez se acostumbraba más al uso de kimono, aunque aún le costaba ponérselo, pero si a Imperio le gustaba, los seguiría usando.

Apenas ingresaron, Chile miraba alrededor mientras Imperio Japones habla con unas personas, no prestaba mucha atención puesto que aún no dominaba del todo el idioma, sintió un peso en su espalda baja, vio a su lado a Imperio junto a el- todo está preparado, descuida nadie nos molestara-

-Em ¿ok? pero que se supone que es esto- volteo donde estaba antes pero ya no había nadie y como parecía no querer moverse Imperio lo empujaba por la espalda haciéndolo avanzar.

Fue llevado directo a un cuarto donde había algunos muebles y unas bancas.

Dio un respingo cuando Imperio Japonés poso las manos sobre sus hombros, apegándose tras él, su aliento chocaba en su cuello, así como una de las manos se posaba en dicha zona retirando el collar asustando al chileno -¡¿q-que hace?!- iba a voltearse, pero el contrario no se lo permitió, tras retirarlo beso su cuello y de paso dejándole una notoria mordida-

-Tranquilo, aunque adoro verte con el puesto, no está permitirlo tráelo en las aguas termales-

-¡A-aguas termales! - lo miro por sobre el hombro con una gran sonrisa, el contrario lucia complacido de la reacción de su pareja.

Continuo con su objetivo, iba soltando aquel kimono aflojando las prendas pudiendo deslizarlas desde los hombros hasta hacer que cayeran al piso haciendo que el chileno se avergonzara de estar totalmente desnudo.


-¿Con que sin ropa interior? buena elección- beso la parte trasera de su cuello, dejaba algunas marcar excitando, al contrario –ah~ sabía que no harían falta- se mantenía quieto dejando al japones recorrer y marcar su cuerpo a su antojo -mi amor ¿qué usare entonces? -

-Nada aquí no está permitido la ropa- lo giro dejándolo frente a el- por eso tenemos el lugar solo para nosotros- se apegó frotando su entrepierna contra a del chileno, Chile pasaba las manos sobre el cuerpo de impero ayudándolo a despojarse de sus prendas

Imperio iba guiando al chileno por el lugar mientras le explicaba cómo funcionaba, unas toallas apenas cubrían sus partes íntimas, aunque sus miembros ya estaban erectos producto de los besos y caricias previos.

-Siéntate, te ayudo-

-Déjeme ser yo quien le ayude primero, mi señor~-

Este asintió, se ubicó en la pequeña banqueta arrojándose agua en el cuerpo, Chile se ganó tras el para comenzar a tallare el cuerpo.

-Es raro, nosotros no nos bañamos antes-

-Pues deberían-

-Tampoco nos bañamos desnudos, somos más pudorosos- repetiría jabón por el cuerpo para luego pasar al largo cabello de imperio -me encanta tu cabello es tan liso-

-A mí me fascina el tuyo, ese color exótico y tan rebelde- el chileno soltó una risa, quizás ahí tener el cabello castaño claro era raro, pero no de donde venia, era común por sus mezclas.

Luego le ayudo a retirar todo con agua, para luego ser el quien se aseará, estaba feliz era primera vez que tomaba un baño junto a imperio y el que se aseguraba de tener el recinto solo para ellos le era un gran gesto

Ambos ya aseados se dirigieron a su real objetivo las aguas termales.

Chile emocionado iba a ingresar, pero imperio lo detuvo quitándole la toalla que lo cubría- te dije que no se ingresa nada- este se sintió cohibido ante la mirada del contrario, no se percató cuando este también se había quitado la toalla- tomo al chileno entre sus brazos y cargando fue ingresando a las aguas calientes

Chile soltó un suspiro al tener el cuerpo sumergido, debido a que estaban al exterior aun con la nieve cayendo estaba dándole frio

-¿Te pasa algo? -

-¿Porque lo dices? - acariciaba su cuerpo hasta dar con su trasero apretando sus glúteos -está siendo muy tierno-

-¿No te gusta? -

-No es eso, me encanta, pero- se acomodó entre sus brazos, se apoyó por los hombros dándole algunos besos -me encanta cuando es rudo y autoritario-algo en la mirada de imperio se encendió- el agua se agitaba ante los movimientos del chileno quien frotaba su trasero contra el miembro del contrario buscando provocarlo.

Imperio lo miraba con satisfacción, con una mano rodeo el cuello del latino ejerciendo algo de presión haciendo sonreír -no viniste solo en este viaje, si encuentran algo que sugiera alguna agresión causara un revuelo-

-Ah~ ¿y qué? eri mi pareja yo te dejo hacerlo-

-Sí, pero nadie lo sabe y no dejare que me alejen de ti- bajo hasta el pezón mordiendo y tirando con fuerza de este haciendo que soltada un sonoro gemido -por ahora debes conformarte con las marcas que puedas esconder ¿entendido?—alzo la vista manteniendo nuevamente el pezón en su boca, chile lo miraba con los ojos entrecerrados y la boca entreabierta –sí, si mi señor-

El agua no dejaba de agitarse y chapotear entre ambos cuerpos, el cuerpo del chileno estaba contra las húmedas rocas del borde mientras era embestido con fuerza por imperio a la vez que tiraba del cabello del chileno.

Chile no dejaba de suplicarle, su mirada estaba perdida ya que estaba tocando nieve con sus dedos, no sentía frio alguno, todo su cuerpo ardía producto del placer y se sentía algo mareado por la alta temperatura del agua.

Imperio golpeaba el interior del chileno, lo giro ahora teniéndolo de frente, penetraba con fuerza una mano fue tasta su cuello y la otra al miembro masturbándolo. Imperio se deleitaba con la expresión suplicante del contrario acompañado de los dulces gemidos, apretaba más su cuello haciendo que fuera perdiendo el aliento

Chile se sostenía del cuello del contrario, sus piernas rodeaban la cintura, sentía que pronto se vendría, solo esperaba hacerlo antes de perder el conocimiento

Imperio continuaba con su labor mientras sentía su pelvis un cosquilleo por lo que puso el pulgar en la punta del miembro del chileno haciendo que apenas lo viera

-No tienes permitido correrte antes que yo- continúo dando estocadas a un chileno quien no dejaba de jadear entre dientes aguantando hasta que le permitieran poder correrse

Finalmente, imperio había conseguido correrse, liberando toda su escancia en el interior del chileno veía como su espalda se encorvará y su abdomen se iba abultando. Solo cuando concluyo quito su pulgar permitiéndole al chileno correrse entre ambos

Ambos jadeantes y cansados, Imperio tomo entre sus brazos a su amante haciendo que ambos cuerpos se relajarán bajo las cálidas aguas.

Chile luchaba por no dormirse, pero le estaba costando trabajo conseguirlo -relájate, yo te sostengo-

-Mhm pero no puedo-

-Solo hazlo-

-Bueno me despierta pa' secarle el pelito- le deposito un beso en los labios para luego acurrucarse entre sus brazos apoyando al cabeza en el hombro.

Chile abría los ojos, estaba todo su cuerpo soltando un quejido producto de un dolor proveniente de su espalda baja.


-¿Dónde estoy? - miro de alrededor reconociendo el lugar -¿Cuando llegue aquí?- era el cuarto donde alojaba, observo bajo la manta y tenía un yukata por pijama- yo te traje luego del baño- miro a un lado imperio estaba allí leyendo en completa calma, traía yukata suelto, esbozo una sonrisa al ver que eran a juego, así como su cabello dándole un estilo relajado provocando de inmediato un sonrojo en el chileno -¿usted me trajo y me puso esto? -

-Por supuesto, nadie tiene permitido verte desnudo o tocar tu cuerpo más que yo- frunció el ceño mientras lo decía haciendo que el contrario riera

-muchas gracias, oye me fije que mi kimono era diferente a la señora de la recepción ¿Por qué? - imperio cerro su libro, se acercó a él acostándose a su lado abrazándolo por la cintura bajo la manta -oye nos puede ver Japón-

-No lo hará, está en clases de kendo, es distinto porque tu usas un kimono tomesode, indica que estas casado, ahora silencio, dormiré un momento- podía notar sus ojeras, seguro se quedó cuidándolo luego que perdiera el conocimiento, Chile lo acurruco permitiéndole el descanso, ya tendría otro momento para llenarlo de besos, no estaban casados, pero le era lindo que quisiera que los usara.


• ────── ✾────── •

-Dese prisa señor Chile-

-Ya voy... ya voy- salía del cuarto terminando de arreglarse el yukata, tomo la mano de Japón quien lo iba guiando por el pasillo hasta la entrada de esa casa -no es el que te regale- soltó por lo bajo Imperio, se notaba la frustración y enojo en el rostro -lo sé y feliz lo usaría, pero no puedo usar ese kimono en público soy hombre- el otro bufo frustrado -Japón ponte tu haori, hará frio-

-Si padre-

-Ten Chile- le coloco otra prenda sobre los hombros haciendo juego con la yukata -muchas gracias señor Imperio- se dieron miradas fugaces sin que el menor llegara a percatarse, se pusieron las getas para ir hacia el tan esperado festival.

Aunque todo estaba cubierto de nieve no impedía que gente se aglomerara en el lugar, habían figuras de nieve siendo iluminadas por linternas con diseños festivos, lugares donde poder comer, beber y música dándole el ambiente festivo -es terrible bacan- ambos japonenses miraron con duda, aun no se familiarizaban con todos los modismos del latino -disculpen quiero decir que es impresionante, este lugar es genial- el menor sonrió, se encargaba de guiarlo por el lugar bajo la atenta mirada de imperio que iba unos pasos tras ellos, al menor por el resto de la velada le permitió tener a su hijo la atención del chileno.

Estaban distraídos con alguno de los juegos en un puesto, imperio japonés los miraba sin expresión alguna -por lo menos ellos se divierten-

Tan rápido como terminaron de jugar fueron por comida, para luego buscar un lugar donde sentarse a disfrutarla

-Sus festivales son divertidos, lo he pasado bien y con su compañía ha sido aún mejor-

-Nosotros también lo hemos disfrutado ¿no es así Japón? -

Ambos mayores miraron al chico que permanecía en silencio, al verlo este mantenía la cabeza agacha -¿Japón? -

-¿Puedes quedarte? -

-¿Como dices? -

-Señor Chile por favor quédese- miraba al chileno quien se enterneció ante la expresión del menor, pero por sus ojos brillantes sabía que aguantaba las ganas de llorar. Movía una mano a la cabeza del menor dándole suaves caricias - es una idea tentadora por supuesto que me encantaría quedarme con ustedes- incluso Imperio Japones se sorprendió, con algo de suerte logro ocultar su emoción.

-Pero... no puedo-ambos japoneses dejaron caer sus hombros, Chile noto eso en ambos por lo que se acercó al menor no solo para estar más cerca, también para tomar la mano de Imperio sin que el menor lo notara.

-Los aprecio mucho, me encanta venir y pasar tiempo juntos.... Pero también tengo responsabilidades, me necesitan en mis tierras, no puedo abandonar a mi gente- Japón lo abrazo por la cintura lo entendía no quería sentirse solo -oye somos amigos ¿cierto? -

-Si...-

-Bueno nuestra amistad será por siempre... puede que en ocasiones no podamos vernos u ocurran improvistos, pero, aunque eso pase quiero que sepas que los quiero mucho- Japón se aferraba al chileno -también lo quiero- Chile sonrió por ello, miro a Imperio Japonés moviendo sus labios -te amo Imperio- este asintió respondiendo en silencio de igual forma -te amo mi flor de cerezo-

Pequeños copos de nieve comenzaron a caer, Chile reía maravillado, amaba la nieve, pero más a las dos personas que ahora estaban a su lado, deseaba poder pasas sus días junto a ellos, pero era imposible, al menos por ahora, así que debía conformarse con los viajes que realizaba y aprovechar cada uno de ellos para formar recuerdos con Japón y poder también estar al lado de su amado Imperio Japones.

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