05

YoonGi estaciona y baja de su motocicleta a toda velocidad, entra al edificio y sube al elevador, en el cual iban subiendo algunos de sus vecinos. Baja en su respectivo piso, importándole poco que lo siguieran con la mirada por su notoria erección. Solamente había cuatro departamentos en cada nivel y nadie más bajo en este, eso lo tranquilizo porque no podía ocultar más su gran bulto.

Al introducir su contraseña y abrir la puerta, pudo ver que su precioso novio estaba tal como le había dicho: justamente en la entrada de la puerta, posicionado en cuatro y exclusivamente con el mandil de holanes puesto.

—Minnie.— gruñe, sintiendo brincar su erección.

JiMin asoma un poco su rostro sobre su hombro para sonreírle, menea su culo alzado y se propicia a sí mismo una sonora nalgada. Se había preparado, apenas escuchó el motor de la motocicleta llegar, aunque no solo a él, sino también la comida que planeaba utilizar en unos momentos.

YoonGi jadeo al ver sus movimientos, el tatuaje que llevaba su nombre en la nalga derecha de su novio había quedado rojizo por el golpe, su hermosa piel perlada y maltratada le encantaba.

—¿Qué pasó Gi? ¿No vas a castigarme? — curiosea JiMin con voz seductora.

—Claro que sí, amor.— responde YoonGi, acercándose y tomándole por los cabellos castaños para alzarle el rostro —ponte de pie, ¿O prefieres que te arrastre? — pregunta, golpeando el interior de su mejilla con la lengua.

JiMin asiente como puede —En la sala.— pide sumisamente.

YoonGi sonríe a medias con malicia, esa maldita dualidad de su chico lo ponía mal y no había que dejarse engañar... JiMin amaba ser tratado así. Todo el que lo viera en este instante lo sabría, lo demuestra su rostro sonrojado, sus pupilas dilatadas y la forma en que muerde sus pomposos belfos por la emoción.

—¿En la sala?— duda, molestándolo un poco.

—Sí... por favor.

—¿Por favor qué cosa, precioso?— insiste.

—Arrástrame hasta la sala, como si fuese tu mascota y fóllame hasta dejarme completamente relleno de tu delicioso semen.— ruega JiMin, temblando de placer por el simple hecho de imaginárselo.

YoonGi se agacha a su altura sin soltarlo, le toma el mentón con la mano libre y le delinea su boquita con la punta de la lengua. Luego de eso, hace lo que le pidió, lo arrastra solo unos metros y lo deja en el tapete felpudo que tenían en la sala, delante del enorme ventanal que daba directo a la calle.

JiMin siente que es liberado de sus cabellos y alza su rostro para ver a YoonGi sentándose en el sillón, rápido se pone de rodillas entre sus piernas. Es divertido ver como su novio cumple sus caprichos, lo complace en todo lo que dice, aun si es una locura como el maltrato y sus gustos sexuales con comida.

Nunca había encontrado a alguien que lo complementara tan bien, tan enfermizamente correcto y eso lo volvía loco.

—Espera aquí, te serviré la comida.— pide, mirándolo fijamente a la vez que le acariciaba los muslos —quítate la ropa para cuando venga— agrega y se pone de pie para dirigirse entre saltitos a la cocina.

YoonGi no entiende muy bien qué pretende, pero conociendo a su novio algo debía estar planeando con antelación y solamente lo dejaría ser, igual disfrutaba de sus juegos. Se acomodó mejor en el sillón, abriendo más sus piernas y comenzó a desabrochar tanto su cinturón como su pantalón, se los quitó sin dificultad junto a su ropa interior y siguió con su camisa.

JiMin salió de la cocina ya sin delantal y con una bandeja de metal en sus brazos, vio a su novio desnudo esperándolo, pudo ver que su pene estaba igual de animado que el suyo y se relamió los labios. Se acercó a la mesa de madera que tenían en el centro de la sala y dejó en una orilla lo que traía para poder subirse y colocarse acostado sobre ella como si fuese un plato.

—¿Qué se supone que haces?— cuestionó YoonGi al ver lo que hacía.

—Sirviendo la comida, amor.— responde simple el castañito, tomando los hot cakes calientitos para ponerlos sobre su vientre.

YoonGi ladeo el rostro cuando hizo eso, se acercó y miró con más atención, como también cruzaba sus esbeltas piernas para vaciar el jarabe de maple en el huequito que se formó en su entrepierna y luego se recostó de nuevo para poner crema batida sobre sus bonitos pezones con cerezas encima.

—Ya veo.— jadeo, mirando el cuadro completo.

—Listo, puedes comer, amor.— dijo JiMin, guiñándole un ojo.

—¿No hay cubiertos?

JiMin niega —Debes usar solamente tu boca, provechito.

YoonGi asintió, pero no se acercó hasta haber terminado de admirarlo, era como una obra de arte, tan bello y provocativo. JiMin era la maldita lujuria y el pecado en persona ¿Cómo podría abstenerse de caer en la tentación si era así de hermosa y placentera?

—Todo se ve muy bien.— halagó YoonGi, subiéndose a la mesa para ponerse encima de él sin aplastarlo.

JiMin sonrió cuando vio a su novio agacharse justo delante de su torso y abrió la boca para sacar la lengua y tomar la cereza que adornaba en su pezón izquierdo. Sintió como poco a poco YoonGi le limpiaba la crema batida con la lengua, hasta dejarlo sin nada y succionar el piercing, morderle la piel y dejarle marcas de sus pequeños dientes.

YoonGi continuó con el pezón derecho, pero esta vez tomó la cereza y primero la llevó hacia la boca del precioso castañito para comerla entre un apasionado beso, donde compartieron el alimento. Después volvió por la crema batida y al acabar, bajo el rostro, deslizándose hasta el vientre para tomar un bocado de hot cake y bajar más por un poco de jarabe.

JiMin se mantenía lo más quieto posible para evitar tirar la comida, pero se arqueaba ligeramente con cada toque, su cuerpo estaba sensible y atento a cada roce. Su miembro se irguió suplicante por atención cuando su novio le dio una lamida para tomar el jarabe, pero fue ignorado y la desesperación golpeó.

—Gi~.— gimió agudo.

YoonGi sabía que lo estaba torturando y eso le gustaba muchísimo, no le prestó atención a sus lloriqueos y continúo comiendo, pues ese era su castigo. Tomaba de vez en cuando un mordisco de hot cake, lo mordía en el vientre y le lamía el ombligo, todo sin dejar de alternar su mirada con la grisácea.

JiMin para este punto no podía contener sus gritos y gemidos, sentir toda esa atención junto a la pegajosa humedad en su miembro lo estaba enloqueciendo, necesitaba más. Dirigió sus manitas en busca de la crema batida y untó más sobre sus pezones, la embarró por todo su pecho sin molestar a su novio y disfruto la sensación de estar completamente sucio.

YoonGi terminó con los hot cakes y decidió darle un poco de placer, le separó las piernas, tomándole por los muslos y el jarabe le llenó todo su bonito culo. Sin preparación ni aviso se introdujo de golpe, no había necesidad de eso porque su novio había estado tocándose durante la videollamada y sus paredes ya estaban preparadas para recibirlo.

Probablemente, no tan bien como se debería, pero ese toque de rudeza y violencia era lo que JiMin buscaba y cuando sintió la intromisión en su interior, echó su cabeza hacia atrás sin dejar de jugar con sus pezones, estimulándolos.

—Tan rico.— gruño YoonGi, enterrándose y siendo apretado por las paredes.

—¿T-te gusta~ tu comida...a~? — cuestiona JiMin entre balbuceos y espasmos, pellizcando y estirando sus botoncitos.

YoonGi sale de su interior, con la punta del glande recolecta el jarabe que hay esparcido alrededor y lo lleva al rosado anillo para rellenarlo. Vuelve a meterse, toma las caderas de JiMin y se inserta de lleno, sus testículos resonando por el choque de pieles.

—Ahhh~.— grita el castañito, sintiendo las primeras lágrimas rodear sus mejillas, empuña sus manos y mueve sus caderas en busca de más.

Ahora es cuando YoonGi agradece haber comprado muebles resistentes porque la mesa no soportaría las descontroladas estocadas que comenzó a darle, ni mucho menos los movimientos salvajes que estaba realizando.

—Me encantas.— murmura en respuesta mordiendo su labio inferior, se alza sobre su novio y lo besa castamente —La comida que me das es la mejor porque tú eres mi comida.— asegura contra sus labios, sin dejar de follárselo.

JiMin sonríe atontado, sus ojitos se cierran con fuerza cuando siente su maltratada próstata ser golpeada una vez más. Abre su boquita y saca su lengua, intentando respirar porque es tan bueno que ya ni siquiera puede hacerlo bien.

Puede sentir el espeso jarabe dentro de él, los piercings contra sus paredes y eso se vuelve nada en segundos, abre sus ojos y ve a YoonGi esparciéndole la crema batida sobrante en su cuerpo. Las enormes manos pálidas acariciándole cada rincón con suma adoración mientras lo sigue penetrando, luego se empuja contra su cuerpo para ensuciarse al compás.

Ambos están llenos de comida y eso a JiMin lo enciende demasiado, su pequeño y gordito miembro no soporta más, se corre sin previo aviso. YoonGi es consciente de que tiene su primer orgasmo porque lo aprieta con más fuerza gracias a los espasmos, pero no se detiene y sigue enterrándose.

—¡Yoon!— grita JiMin demasiado sobre estimulado.

YoonGi lo levanta un poco y lo toma por las nalgas para separarle sus mejillas e introducirse violentamente, está cerca, solo da unas estocadas más y se viene dentro, llenándole tan bien como siempre.

—Mi delicioso Minnie~.— canturrea, dejándose caer encima del castaño y descansando en el espacio de su cuello ladeado.

JiMin jadea, su respiración desordenada y cuerpo tembloroso no lo ayudan para nada con la sensación tan placentera de estar bien cogido. Siente el aliento caliente de YoonGi contra su piel, el cómo le da besos en toda la zona para consentirlo y hacerlo sentir amado.

Alza su mano y lo toma de su largo cabello negro para atraerlo a su boca y besarse, su novio no le pone peros ni altos, le corresponde uniéndose en sus hambrientos belfos.

—Estamos llenos de comida y pegajosos, hay que bañarnos.— señala YoonGi en cuanto se apartan para respirar y ve a JiMin asentir, aunque no moverse.

—Dame unos minutos.— pide algo avergonzado al no poder pararse.

YoonGi se ríe al verlo, besa su frente con ternura, baja de la mesa y lo toma entre sus brazos para llevarlo al baño con él. Lo pone dentro de la tina, justo en medio, abre las llaves para preparar el agua y se mete en el espacio detrás de JiMin para recostarlo en su pecho.

—Nos limpiaré, puedes dormir, amor.— le asegura, acariciándole la cabeza y siendo consciente de cómo sus ojitos luchan por mantenerse abiertos.

—Te amo.— confiesa JiMin con voz adormilada.

YoonGi siente su rostro calentarse al escucharlo, es la primera vez que se lo dice y él se siente igual, eso solo lo hace mucho mejor. Abraza a su chefcito y lo llena de besos, se detiene en su oído y le lame el lóbulo con sumo deseo.

—También te amo.— corresponde con un tono lleno de amor y deseo —Descansa ahora que puedes porque esta noche no dormirás, amor— amenaza.

JiMin ríe, cierra sus ojos y se entrega a YoonGi, solo puede sentir como su cuerpo es limpiado entre sueños y los finos labios de su novio, marcándole el cuerpo con chupetones y mordidas traviesas que lo hacen gemir quedito.

¿A qué saben los besos? ¿A qué saben las caricias? ¿A qué sabe hacer el amor? Extrañamente, todo me sabe a ti y me he vuelto completamente adicto.

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Espero les haya gustado este recetario, muchísimas gracias por haber leído y cuidense bastante mis galletitas ♡

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