𝓝o tiene sentido preocuparse por la aparente escasez de trabajo abstracto a mi alrededor, porque desde mi primera persona actual, poco se puede hacer al respecto.

La mejor jugada sigue siendo aquella en la que simplemente agradezco que todo lo interviniente en mi vida pasada y presente haya confluido en mi consciencia, la cual parece ser un tesoro inconmensurablemente único y valioso dentro del basto infinito, un tesoro que solo pocos disfrutamos a pesar de no saber en qué medida lo hacen mis semejantes, y del cual se mantienen ignorantes un aparente gran porcentaje, pasándolo por alto hasta que cruzan un punto de no retorno plagado de ceros y unos según nuestras conclusiones nacientes de nuestra limitada percepción.