𝓔s impresionante lo presionado que llego a sentirme por estar "quieto". No puedo estar sin hacer, a menos que quiera una dosis de silencio rica en ansiedad.

A veces lo pienso para cuestionarlo e intentar identificarlo como un problema, para así, buscar la solución que le corresponda; pero ni siquiera encuentro en ello maldad como tal, porque soy consciente de cuánto me beneficia.

Dicha ansiedad en muchos casos es uno de los impulsos, y motivaciones algunas veces, por los que busco permanentemente ser productivo. Hay varios problemas derivados de esto, y uno de ellos, es que no siempre puedo permitirme el mantenerme productivo cuando se trata de mi ámbito creativo, lo cual me genera un generalmente intenso vacío y una percepción de insatisfacción hacia mi persona. Otro de los problemas, es que muchas veces no obtengo una recompensa emocional, y ese aspecto es realmente el único que me motiva, por lo que a veces dependo únicamente de la disciplina para escribir y no alcanza el nivel de belleza (el proceso, no la obra) al que estoy acostumbrado.

Me encanta comprender que nadie me apura para actualizar, me encanta comprender que nadie me dice cómo hacerlo, me encanta ser libre y me encanta que este sea el lugar en el que mi perfeccionismo pueda darse el lujo de alcanzar lo que considere justo; pero a pesar del esfuerzo y amor que pongo en mis escritos, no estoy poniendo todo el tiempo que me gustaría poner, y supongo que eso es lo que me desespera al saber que su cantidad no depende de mí.

Pero en fin, de momento es así. Solo me queda seguir creando a este ritmo, buscar la manera de reducir mi ansiedad, y ser tan agradecido con mis resultados, como con la posibilidad de escribir. Realmente es un lujo permitirme un descargo como este.

Igualmente, escribir sobre esto logró aliviarme. Aunque por condicionamiento popular, no voy a escribir y publicar este capítulo cada vez que me sienta así.

Como sea, estoy bien y voy a estar mejor.