𝟎𝟖/𝟎𝟐/𝟐𝟎𝟐𝟏

𝓜e hago llamar dios, pero eso no me hace más ni menos especial, ni especial en sí. Hay muchos, no, muchísimos como yo. Ellos miden el éxito, y de los millones que hay, no estoy cerca de los parámetros que se necesitan alcanzar para existir ante sus ojos. No es por decir que no lo hago porque no quiero, pero de todas formas, no me interesa que me tengan en cuenta.

La distancia nos priva de la belleza de la comunicación interpersonal o grupal; el desconocernos nos hace interactuar indiferente; no creo en su moral creativa, ni coincido con sus ideales; no llama mi atención entrar en los templos que crean, simulando al Olimpo, si mi placer al crear radica cuando siento amor por lo que hago, y mi objetivo al interactuar con la gente se vuelve compartir dicho sentimiento.

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